A diferencia de las narraciones históricas o documentales, el cuento es un relato
breve de carácter ficcional y no podemos juzgarlo como verdadero o falso ya que pertenece al discurso literario, a la ficción. Puede ser o no verosímil. La verosimilitud es el grado de credibilidad de la historia y está determinada por la mayor o menor aceptabilidad de acciones y personajes dentro de las condiciones creadas por este mundo de ficción.
Características generales del cuento
Carácter condensado (es decir, brevedad) Presencia de un narrador que cuenta los hechos Conflicto central (enfoque en una sola historia principal) Pocos personajes Descripciones precisas Las acciones conducen a un final o desenlace
Esquema básico del cuento
Como un texto de carácter narrativo, en líneas generales todos los cuentos respetan el siguiente esquema básico de información:
MARCO CONFLICTO DESENLACE
PERSONAJES ¿Qué obstáculo se ¿Cómo finaliza?
• ¿Quiénes? presenta? ¿Qué ¿Se resuelve el intereses entran conflicto o queda en conflicto? abierto? ESPACIO • ¿Dónde?
TIEMPO • ¿Cuándo?
Tipología de cuentos
Teniendo en cuenta el mundo imaginado, los cuentos pueden ser clasificados y
analizados en dos grandes grupos: realistas y no realistas. La literatura realista forma parte de lo que se denomina “literatura de lo posible”. Dentro de esta variante existen propuestas muy diferentes, entre las que se pueden mencionar las siguientes: Policial: se plantea un enigma que se intenta resolver por medio de una investigación. Hay dos grandes clases de relatos policiales: Policial de enigma: el personaje principal es el detective (profesional o aficionado), que tratará de descifrar el misterio a partir de indicios. Policial negro: el personaje principal, o protagonista, no es el detective, sino el criminal. Costumbrista: se detiene en acciones y personajes propios de una época y de un espacio; se caracteriza por la sátira y la exageración de las costumbres; los desenlaces suelen ser abruptos. Realista social: expone problemas sociales, preocupaciones referidas a la pobreza, la marginalidad, la explotación del hombre, la falta de dignidad, el abuso de poder, etc. Humorística: se introducen situaciones absurdas, exageraciones y personajes que se acercan a lo caricaturesco generando una atmósfera grotesca. Psicológica: el problema está relacionado con los conflictos íntimos de algún personaje en relación con su entorno o consigo mismo.
La literatura no realista responde a otra lógica, creando mundos alejados de lo
cotidiano. Entre ellos se pueden distinguir: Fantástico: introduce en el ámbito de lo posible (normal) lo inexplicable, creando dudas en el lector y/p en los personajes acerca de la naturaleza de los acontecimientos y no se halla una respuesta única frente a aquello que ha ocurrido. Extraño: el mundo de los sueños se confunde con lo real, creando situaciones irreales; se diferencia del fantástico puro porque tiene una explicación lógica (por ejemplo, un sueño del personaje). Maravilloso: los hechos sorprendentes o extraños se explican por la intervención de la magia (hechizos, pociones, brujerías) siendo sus personajes habituales dioses, hadas, duendes, que crean una atmósfera de encantamiento y transformación. Ciencia ficción: los hechos anormales e insólitos se justifican racionalmente con explicaciones o teorías científicas, intervienen robots, máquinas del tiempo, viajes intergalácticos, extraterrestres.
Por último, como se mencionó en otras ocasiones, en la práctica puede darse un
cruce de géneros o en este caso de subgéneros. Algunos cuentos, a partir de un planteo realista entran luego en los dominios de lo fantástico, es decir que la trama narrativa combina elementos de ambos tipos con el predominio de uno (realista-fantásticos o fantástico-realistas).