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Cenáculo 2020 - Jesús Amigo

Natanael
Evangelio Según San Juan 1, 43-51

Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo:
«Sígueme». Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a
Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en
los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret». Natanael le preguntó: «¿Acaso puede
salir algo bueno de Nazaret?». «Ven y verás», le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael,
Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez». «¿De dónde me
conoces?», le preguntó Natanael. Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera». Natanael le respondió: «Maestro, tú eres
el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús continuó: «Porque te dije: "Te vi debajo
de la higuera", crees. Verás cosas más grandes todavía».

Reflexión

Cuando Natanael llegó a donde estaba Jesús, conversaba éste con algunos discípulos, quizá con los tres
pescadores que encontró en el Jordán. Y, antes de que llegara a él, Jesús vio a Natanael. Interrumpió su
conversación y dijo a los que le rodeaban: He aquí un verdadero israelita, en el que no hay doblez (Jn
1,47). Natanael debió de quedarse sorprendido. El elogio, naturalmente, le agradaba. Pero sin duda era
una trampa hábil para atraerlo a sí, alimentando su vanidad. Por eso se endureció en lugar de ablandarse.
Trucos tan ingenuos, pensó, no valían para él. Levantó la cabeza y preguntó con altivez: ¿De qué me
conoces? Era como un reto y Jesús lo aceptó. Por eso acentuó su sonrisa y dijo: «Antes de que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi» (Jn 1, 48).

¿De qué higuera hablaba? ¿Qué había ocurrido debajo de la higuera? Nunca lo sabremos. Tal vez allí
estaba Natanael cuando llegó Felipe y allí despotricó contra el presunto Mesías de Nazaret. Tal vez bajo
una higuera había sucedido algo muy importante —bueno o malo— a Natanael. Quizá allí había
prometido solemnemente seguir al Mesías si lo encontraba. Lo cierto es que Natanael sintió que aquellas
palabras desnudaban su alma. Era un signo. Quien conocía aquello no podía ser sino un enviado de Dios.
Por eso, sin que mediara una palabra más, prorrumpió en elogios aún más intensos de los usados por el
ingenuo Felipe: Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel (Jn 1, 49).

Creció de nuevo la sonrisa de Jesús. Pensaba, por un lado, que ni el propio Natanael se daba cuenta de
hasta qué punto era verdad lo que estaba diciendo y se maravillaba, por otro, de que Natanael se
asombrase por tan poco. Por eso añadió: ¡Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees!
Mayores cosas verás (Jn 1, 50). Giró la vista y vio que cuantos le rodeaban estaban desconcertados. Le
miraban con esa mezcla de alegría y de miedo con la que los niños inician un viaje aventurero. Creían ya
en él, empezaban a amarle, pero, al mismo tiempo, les daba un poco de miedo. Se les escapaba. No
lograban entenderle.

No hicieron preguntas. Jesús había crecido de tal modo en sus almas, que ya sabían que harían por él todo
lo que les pidiese, hasta la mayor locura. Por eso Andrés y Pedro dejaron sus redes tal y como estaban,
tendidas en el agua y expuestas a ser arrastradas por la corriente. Por eso Santiago y Juan dejaron
boquiabierto a su padre y se fueron sin despedirse de los jornaleros que, de pronto, se quedaban sin amos
y sin timonel.

Pautas e ideas para escribir el propio Evangelio.

a) Vemos el comienzo de una amistad. Jesús y Natanael. Imaginemos que alguien nos dice “Ven y
Veras”¿quiénes son esas personas que nos llamaron y nos llaman a conocer a Jesús?
Cenáculo 2020 - Jesús Amigo

b) Nosotros caminamos al encuentro de Jesús y Él, antes que digamos algo, nos dice algo:“Vos te
llamas_______ y sos así y asá.”Él nos conoce más que nadie ¿Quién nos va a concer más que
aquel que nos hizo, aquel que nos creó? Jesús, como el Amigo, nos dice todo lo bueno que
tenemos, lo valioso ¿Qué diría? Animate a escribir quién sos, lo lindo, lo hermoso, lo valioso.
¡Animate! Jesús te lo dice…

c) Natanael estaba sentado debajo de una higuera antes de que Felipe lo vaya a buscar. No sabemos
lo que estaba haciendo? Jesús, el Evangelio, nos dejan las lineas vacias para poner nuestro
propio corazón. ¿Qué estabamos pensando, diciendo? ¿Qué sentimientos? ¿dudas? ¿miedos?
Hablabamos con Dios? ¿Le pediamos un signo? ¿Qué haciamos?

d) Jesús lo sabe muy bien. Nos conoce. Y de repente nos damos cuenta de que Jesús es lo más
grande que nos puede pasar. No damos cuenta que es un Maestro y Amigo, pero más que eso. Y
nos sale decirle: “¡Sos el Hijo de Dios! Verdaderamente sos Dios que quiere camianar con
nosotros. ¿Qué le decimos a Jesús? ¿Qué le respondemos? ¿Lo seguimos?

e) “Verás cosas más grandes”Ante Dios somos niños con miedo y alegría. Sabemos que el camino
es emocionante pero con mucha incertidumbre. Lo queremos seguir a Jesús, queremos ver cosas
más grandes. Se lo decimos, charlamos con él. ¿Qué queremos?

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