Al iniciar la publicación de las obras inéditas que ha puesto en escena Luis
Enrique Osorio, que es sin lugar a dudas el autor colombiano que más ha movido la taquilla en nuestra época, conviene hacer un breve recuento de su labor, que abarca ya casi medio siglo de perseverancia y buen éxito. La primera obra de este escritor colombiano se estrenó en el Teatro Municipal de Bogotá en 1917, con la compañía española de Agustín Sen y Angela Torrijos, y con el título de Flor tardía. Pocos días después lanzó en el Teatro del Bosque la zarzuela La ciudad alegre y coreográfica, que produjo escándalo a causa de la intensidad de su sátira social y motivó el cierre de la sala por el gobernador de Cundinamarca. Un año después estrenó en Caracas, con la compañía de Manolo Puértolas, la comedia de enredo La sombra; y luego, en el Teatro Ideal de México, con Julio Taboada y María Teresa Montoya, Al amor de los escombros y Las raposas. En Buenos Aires escribió en 1921 para la temporada de Gran guignol que hacía Enrique de Rosas en el Teatro de. Mayo, El beso del muerto, Los celos del fantasma y El loco de moda. De nuevo en Bogotá, presentó con la compañía de Gonzalo Gobelay y Marta Fábrega Sed de justicia; y más tarde, en 1924, con la Compañía Dramática Nacional organizada por él mismo, La culpable. Viajó entonces a Francia, donde se propuso escribir en francés y presentó en el Teatro Michel de París el 12 de junio de 1926, bajo la dirección de Fernand Bastide, la comedia Les createurs, que estuvo un mes en cartel y que apareció luego en edición española de Le livre libre junto con la conferencia que dictara en Madrid sobre el teatro francés contemporáneo. De nuevo en Colombia, publicó su drama El iluminado, que no ha subido a escena todavía, y que según reza la primera página es "estrenable en el Teatro Nacional de Tartuja dentro de cincuenta años"... De los cuales van corridos ya treinta y cuatro. Después de haber abandonado el teatro por varios años fundó en 1943 la Compañía Bogotana de Comedias, cuya finalidad era presentar obras de ambiente nacional interpretadas por artistas colombianos. Esta fue, durante diez años, la culminación de su carrera; porque su empeño logró el mejor de los éxitos, y de entonces para acá siguió estrenando obras todos los años, mu- chas de las cuales llegaron a cien y doscientas representaciones consecutivas y se dieron a conocer además en cien poblaciones de Colombia y otras ciudades del exterior. Durante esa época Luis Enrique Osorio formó más de cien intérpretes nacionales, y montó, como autor, director y empresario a la vez en el Municipal y el Colón de Bogotá las siguientes piezas: En 1943 Nudo ciego y el Doctor Manzanillo. En 1944 Adentro los de corrosca, Entre cómicos te has de ver y Manzanillo en el poder. En 1945 El hombre que hacía soñar y Bombas a domicilio. En 1946 Préstame tu marido, Rancho ardiendo y Paro femenino. En 1947 Los espíritus andan sueltos, El Rajá de Pasturacha, En 1948 La imperfecta casada, Nube de abril y Toque de queda. En 1949 Ahí sos camisón rosao. En 1950 El Zar de precios. En 1951 El Cantar de la tierra y en 1952 La familia política. Como en esa época fuera demolido el Teatro Municipal de Bogotá, que era el cuartel general de sus actividades escénicas, hizo el esfuerzo de construir su propio coliseo, el Teatro de la Comedia, con capacidad para más de mil espectadores. Allí estrenó Sí mi teniente en 1953, Que tu esposa no lo sepa y De Belén al Calvario en 1954. Forzado entonces por circunstancias adversas, entre otras por la falta de apoyo de toda índole para sus entusiasmos, resolvió dedicar él Comedia a espectáculos de cine y viajó primero a México, donde Julio Taboada hijo reprisó Préstame tu marido en el Teatro Ariel; y luego fue a la Universidad de Stan-ford en calidad de catedrático de asuntos americanos. Allí fundó el grupo bilingüe de los Anglo Spanish Players y puso en inglés algunas de sus obras, que fueron representadas en dos idiomas en él Cubberly Auditorium.
De regreso a Colombia en 1960 estrenó en el Comedia su obra satírica Pájaros
grises, y organizó con damas y caballeros rotarios el grupo de La Escala. Hallándose ya en prensa este volumen, la Compañía Santa-fereña de Teatro, que dirige su sobrino Eduardo Osorio Cañón, presentó en el Teatro Colón de Bogotá la última producción de Luis Enrique Osorio, Aspasia, cortesana de Mileto, con la cual se coronó un esfuerzo de cinco generaciones de Osorios entusiasmados por el arte escénico: el prócer de la Independencia don Alejandro Osorio Uribe; su hijo Juan C. Osorio Ricaurte que fue a la vez comediógrafo y músico; la generación siguiente, que interpretó las obras de don Juan Crisóstomo y de su primo hermano don José Manuel Marroquín en la hacienda de Yerba-buena, los salones de la alta sociedad bogotana y el Palacio de San Carlos; Luis Enrique Osorio, exponente de la cuarta generación, cuya producción acabamos de detallar, y por último Eduardo Osorio Cañón, hijo de un hermano e intérprete de Luis Enrique. Este, que ha publicado además una docena de obras de carácter histórico y sociológico, tuvo sus mejores triunfos con el género de teatro festivo; aunque también haya cultivado los demás; y aunque en sus éxitos taquilleros, que atrajeron a todas las clases sociales de Bogotá y demás ciudades de Colombia, procuró siempre huir de la superficialidad y la insustancialidad y afrontó temas que calcan una época de nuestro país y encerraron siempre una enseñanza dentro del lema de que "riendo se corrigen las costumbres". En este volumen, en vez de seguir un orden cronológico, hemos procurado seleccionar cuatro obras de distinto género. Préstame tu marido, que es comedia jocosa, de enredo. El cantar de la tierra, que dentro del costumbrismo trata problemas de panorama continental. La familia política, que es una sátira simbólica a la tragedia de la violencia y acentúa el costumbrismo regional. Y Aspasia, cortesana de Mileto, alta comedia que puede considerarse como documental histórico del siglo de oro de Grecia, tallado con todos los recursos de la moderna técnica teatral. LOS EDITORES