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Masturbación: pros y contras

Psicología de la auto
satisfacción

La masturbación comprende a
todas las actividades sexuales
realizadas por una persona
consigo misma. Como el resto
de las actividades sexuales no
se reduce a la genitalidad, pero
tiene en ésta su máxima
expresión. Es decir que por lo
general el fin es el orgasmo
genital.
A nivel orgánico y para la salud
de la persona son todos
beneficios. En realidad, la
masturbatoria, como cualquier
otra práctica sexual mejora el
estado general del individuo,
tanto física como
emocionalmente.
Los problemas pueden aparecer
cuando a esta práctica sexual se
le interponen pensamientos
conscientes o inconscientes que
le asignan una significación
pecaminosa. Por ejemplo, para
la mayoría de las religiones, las
prácticas sexuales solo por
placer son pecado, con lo cual
las personas religiosas
practicantes suelen tener
conflictos con la masturbación.
En algunos casos, cuando el
acto masturbatorio se realiza
igual, aparece el sentimiento de
culpa por haber hecho algo que
la persona considera incorrecto
de acuerdo a sus principios
religiosos.

En la ciencia también se
infiltraron ideas en distinto grado
censuradoras de la
masturbación. Sean estas del
tipo que puede causar retraso
mental o que es una etapa
infantil del desarrollo, con lo cual
si lo realiza un adulto, sería una
suerte de infantilismo psíquico.

Ahora bien, desde el punto de


vista psicológico, la
masturbación presenta
soluciones y desafía algunos
problemas.
Como se dijo, es un gran auto
regulador físico y emocional.
Mucha gente con insomnio
puede conciliar el sueño luego
de autosatisfacerse. También es
bien conocido el valor de
aprendizaje que tiene la
masturbación. En efecto, tanto
hombres como mujeres que se
masturban conscientemente
desde adolescentes conocen
mejor su cuerpo, qué zonas son
más erógenas y cuáles son las
fantasías desiderativas más
frecuentes. Todo esto sirve de
preparatoria para el encuentro
erótico con otras personas.

Otra idea equivocada que


piensa mucha gente es que
admite la masturbación en
calidad de un acto
compensatorio cuando no tiene
pareja sexual o cuando por
equis razón la pareja no está.
Pero de haber pareja
impugnaría la práctica
masturbatoria porque seria una
especie de traición al otro o
también que se gastaría el
deseo por haberlo consumido
consigo mismo. Acá hay dos
ideas subyacentes. En el primer
caso es que la masturbación
sirve sólo como reemplazo del
encuentro sexual con otro. En
cuanto ese otro está ya no tiene
sentido, e incluso genera culpa
porque masturbarse implicaría
traicionar a la pareja. En el
segundo caso es la idea
cuantitativa que la libido se
gasta y entonces impide o
mengua el encuentro con el
otro. Esto es absolutamente
falaz en las mujeres y relativo en
los varones. En la experiencia
con pacientes se observa que
las mujeres que se masturban
aumentan el deseo del
encuentro sexual con su pareja.
Y en el caso del hombre igual
una vez pasado los minutos
necesarios de recupero físico
después de la eyaculación.
Esto abre otro aspecto que en
verdad no es algo negativo de la
masturbación sino de los
prejuicios morales de las
personas. Me refiero al varón o
la mujer que compite con los
contenidos de la fantasía que
tiene su pareja al masturbarse,
sea provocada por la visión de
determinadas imágenes que
elige para estimularse o
simplemente que esas
imágenes las busque en su
constelación fantasmática. La
causa de estos actos es
múltiples. Hay quienes hacen
esto de celosos, es decir de
inseguros sobre su propia
sexualidad. Otros por prejuicios
morales y otros porque cursan el
sentimiento amoroso y el deseo
sexual de una manera
propietarista, de forma tal que la
sexualidad de su pareja la
sienten como propia y si lo
hacen solos o con videos, salen
de su radar y no tienen el
control.
Como se dijo al principio la
masturbación para que sea
implica un acto consigo mismo
mediado casi siempre por las
fantasías de deseo. Cuando se
realiza con otro en un encuentro
sexual presencial o virtual,
técnicamente, aunque parezca,
no es masturbación porque
justamente entre dos o más la
dinámica erótica no está
mutuamente condicionada y no
depende sólo de lo que le pase
a uno. Por lo tanto si es con otro
ya no es masturbación.
Como toda actividad sexual, la
masturbación puede revelar
cuestiones de personalidad. En
efecto, por sus propias
características la masturbación
es una actividad sexual
ahorrativa, es decir, que se
economiza mucha energía para
la obtención del fin placentero.
Un encuentro sexual de a dos
implica el esfuerzo de bañarse,
vestirse, salir, ir al encuentro,
vivir las contingencias que el
otro plantea, tener sies y noes,
en síntesis: aceptar las reglas
del principio de realidad donde
el otro cuenta. Esto puede ser
para el sujeto muy desafiante o
muy frustrante. Todo este rodeo
y esfuerzo se evita con la
masturbación. Y ello implica un
ahorro de energía y se va
directo al punto.
Claro, si la persona tiene esta
única vía de satisfacción sexual,
evitando las contingencias y
vicisitudes del encuentro con el
otro, a la larga provoca un
empobrecimiento del yo, que
logra satisfacción directa
conforme al principio del placer
y de forma autoerótica, pero no
progresa en la relación
interpersonal que implica el
encuentro sexual con el
semejante.
Un caso patognomónico lo
vemos en las cárceles. Más allá
del alivio de la visita higiénica
semanal, muchos presos que
recurren obligadamente sólo a la
masturbación como exutorio
sexual suelen desarrollar
nerviosismo generalizado y
desgano para todo. Es lo que en
psicopatología se llama
neurastenia y se ubica dentro de
las neurosis actuales que tiene
su causa en una única salida
sexual forzada., en este caso la
masturbatoria. También esto lo
he visto en personas cuya única
práctica sexual es la
masturbación y anhelan tener
encuentros sexuales con
personas pero no se animan a
transitar las posibles
frustraciones que trae la
realidad.

Algunos autores ubican a la


promoción de la masturbación
en occidente, como un ejemplo
más de una cultura individualista
y centrada en el yo. Esto puede
tener algún sentido, pero desde
nuestros parientes más
cercanos -los chimpancés y en
especial los bonobos- hasta los
hombres y mujeres de todas las
etapas del homo sapiens hay
registros que se han
masturbado, han creado objetos
para ello y por supuesto están
muy lejos del posmodernismo
individualista.

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