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CONSORCIO DE SEMINARIOS DE LATINOAMÉRICA

(CONSELA)

"LA DEMORA DE LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO DESDE

UNA PERSPECTIVA ADVENTISTA"

Asignatura: Seminario de tesis doctoral.

Profesor: Raúl Zaldivar.

Alumno: Samuel Cisternas Muñoz.

Osorno Chile, Enero del año 2015.

1  
 
INTRODUCCIÓN

OBJETO DE INVESTIGACIÓN.

El objeto de investigación de esta Tesina dice relación con el surgimiento de la Iglesia

Adventista como un movimiento escatológico, con un énfasis claro en la Segunda

Venida de Cristo, es más, la doctrina de la segunda venida de Cristo constituye un 1

eje axiomático alrededor del que la Iglesia Adventista construye su teología y su

misión. Sin 2 embargo, a más de 150 años de haber proclamado la inminente venida

de Jesús, la Iglesia Adventista sigue esperando ese acontecimiento. En tal sentido y

en espera a este acontecimiento se ha suscitado varios interrogantes entre los

adventistas: ¿Hay una demora? ¿Se puede adelantar la segunda venida?, por lo cual

el objeto principal de esta investigación es responder a estas interrogantes, para lo

cual se han ofrecido varias repuestas. Algunos creen 3 que Jesús no ha venido

todavía porque está esperando que su pueblo se consagre y testifique diligentemente;

es decir, creen que su pueblo es el responsable de la demora entre otras posturas que

serán el objeto de esta investigación.

____________________________________________________________________

1 Vide Robert W. Schwarz, Light Bearers to the Remnant (Mountain View, California: Pacific Press, 2000), 95.
2 Vide Richard P. Lehmann, “The Second Coming of Jesus”, en Handbook of Seventh-Day Adventist Theology, ed.
Raoul Dederen (Hagerstown, MD: Review and Herald Pub. Assn, 2000), 893.
3 Vide Jerry Moon, “ ‘How Long, O Lord?’ Wrestling with the timing of the Advent”, Adventist Review, 29 de marzo de
2001, 29-31; Carlos A. Steger, “La ‘demora’ de la Segunda Venida”. Logos 3, n!4 (1999-2000): 10- 15; Enrique
Espinoza, “La demora aparente, ¿cuánto aún faltará?”. Espigas 2 (1998): 4-8.

2  
 
PROPÓSITO DE LA INVESTIGACIÓN.

El propósito de esta investigación es identificar si los exponentes adventistas de las

posturas sobre la demora de la segunda venida elaboran su posición a partir de los

presupuestos bíblicos acerca de la omnisciencia y la providencia divinas y exponer de

una forma clara y resumida cada uno de sus concepciones para poder tener un cuadro

general que pueda dar respuestas a las interrogantes adventistas respecto al porqué

se ha retrasado la segunda venida de Cristo, ya que como mencioné anteriormente la

Iglesia adventista por casi 150 años ha construido una teología en relación a este tema

y proclamo en su momento la venida de Cristo en cierto periodo el cual no se cumplió.

A raíz de este acontecimiento es que desarrollaré esta tesina con el propósito de

dilucidar tan interesante dilema.

Ahora bien; Para lograr el propósito de esta investigación, (4) expondré las tres

posturas principales, para luego explicitar los presupuestos que determinan su

posición particular. Además, (5) sistematizaré los resultados de las investigaciones que

han abordado los presupuestos bíblicos con respecto al ser de Dios, la omnisciencia y

la providencia divinas, que permitieron analizar el asunto de la demora de la segunda

venida dentro del marco de los escritos de la Biblia y Elena de White. Esta elaboración

permitirá determinar si los presupuestos adoptados por los exponentes de las

principales posturas concuerdan con los presupuestos bíblicos.

____________________________________________________________________

4 Vide Ralph Neall, The Nearness and the Delay of the Parousia in the Writings of Ellen G. White (Ann Arbor, MI:
University Microfilm International, 1990).
5 Vide Marcos Blanco, “Atemporalidad, omnisciencia y providencia divinas: ¿Podemos adelantar la segunda venida?”.
DavarLogos 2, n! 2 (2003): 153-165.

3  
 
JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN.

Como ya se ha mencionado, la segunda venida de Jesús es una doctrina capital para

la Iglesia Adventista. Está en el centro de su doctrina y su enseñanza. Por lo tanto, es

crucial determinar si los presupuestos desde los que se aborda su estudio parten de la

Biblia o están permeados por filosofías e ideas humanas. La Iglesia Adventista afirma

fundamentar todas sus doctrinas en la Biblia y, por esta razón, es importante tener la

seguridad de que ningún presupuesto extrabíblico se ha filtrado a la hora de hacer

teología. Muchos teólogos han abordado la temática de la demora en la segunda

venida, pero nadie se ha tomado el trabajo de explicitar y analizar los presupuestos

filosóficos y bíblicos que fundamentan las posturas en juego. Fernando Canale ha

presentado el desafío de construir la teología adventista partiendo desde los mismos

presupuestos, que deben ser extraídos de la Biblia. Por otro lado, tomar los 6

presupuestos equivocados para abordar el tema de la demora o apresuramiento de la

segunda venida puede tener profundas implicancias para la misión de la iglesia. Si se

llega a la conclusión de que no se puede adelantar la venida de Jesús, que es una

decisión que está únicamente en las manos de Dios, se termina cayendo en la postura

de que.

“La proclamación del evangelio a todo el mundo es una


responsabilidad del Señor”.

Esto termina desmereciendo 7 los esfuerzos humanos en el cumplimiento de la

misión. Si, por otro lado, se llega a la conclusión de que el pueblo de Dios puede

acelerar la segunda venida mediante sus esfuerzos, tendrá un impacto mayor sobre la

predicación del evangelio y la misión de la iglesia.

_________________________________________________________________________________

6 Vide Canale, “Deconstrucción y teología: Una propuesta metodológica”.


7 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 105.

4  
 
LIMITACIONES DE LA INVESTIGACIÓN.

Debido a que muchas de las fuentes primarias de este estudio fueron publicadas como

materiales de divulgación, no siempre será fácil explicitar los presupuestos desde los

que parten los autores que se analizarán. En muchas casos solo dejan algunos

indicios, por lo que será necesario inferir los presupuestos. Fernando Canale reconoce

que.

“Extraer los presupuestos no es una empresa sencilla”.8

Además, no se expondrán ni analizarán todos los autores que han escrito acerca de

este tema, sino los que se consideraron más representativos por la profundidad de su

estudio o el impacto de sus posturas.

TIPO DE METODOLOGÍA.

Esta investigación será documental bibliográfica. En primer lugar, se expondrán las

tres principales posturas, para luego explicitar sus presupuestos con respecto a la

omnisciencia y la providencia divinas. También se enfatizará el concepto que estas

posturas tienen acerca del ser de Dios, que fundamenta la visión de los atributos

divinos mencionados. En este caso, se ha escogido a Wallenkampf, Douglass y Neall

como representantes de las tres grandes posturas ante la tensión en estudio.

8 Strictu sensu: Él afirma: “Esta tarea no es fácil, porque muchos autores no expresan las ideas asumidas con claridad.
El investigador se convierte, una vez más, en un detective buscando pistas que puedan orientarlo al tipo de ideas que
el autor asume en su presentación de lo que está investigando como objeto. Esta tarea requiere tiempo, paciencia y, a
menudo, la lectura de cientos de páginas hasta que se descubre la veta de oro que revela las ideas que condicionaron
la formación de la idea o ideas que forman parte del objeto específico de toda investigación filosófica. (Canale,
“Interpretación de las ideas expresadas en textos”,103).

5  
 
CAPÍTULO 1: PRINCIPALES POSTURAS ADVENTISTAS CON RESPECTO A LA

DEMORA DE LA SEGUNDA VENIDA.

En el presente capitulo abordaremos todo lo relacionado con las principales posturas

adventistas y su visión teología en relación al tema de la segunda venida de Cristo,

esto en relación estrecha a la demora de su segunda venida, para tal efecto este

capítulo lo dividiré en una primera sección donde abordaremos algunos conceptos

preliminares relacionados con la demora de la segunda venida de Cristo y luego

expondré algunos presupuestos teológicos de diversos autores adventistas que han

escrito sobre el tema.

SECCION I. ESTUDIO PRELIMINAR DE LOS PARADIGMAS ADVENTISTAS

En la presente sección expondremos los fundamentos adventistas relacionados con

los paradigmas que sustentas la teología adventista respecto al tema de la segunda

venida de Cristo y en especial la relación directa de estos en su retraso.

A. PARADIGMAS ADVENTISTAS.

Antes de abordar las principales posturas con respecto a la demora de la segunda

venida, es necesario presentar, al menos, una breve y esquemática descripción de los

dos principales paradigmas que a menudo han servido de base a los teólogos

adventistas para plantear sus posiciones. Puesto que para resolver esta tensión hay

que abordar los atributos de Dios, la posición que se ha sostenido acerca del ser de

Dios ha desempeñado un papel fundamental a la hora de definir si existe o no una

demora en la segunda venida. En particular, la manera en que Dios se relaciona con el

tiempo ha sido gravitante en la formulación de las posturas. Tal es el caso del teísmo

clásico.

6  
 
1. Primer paradigma: el teísmo clásico.

Jesús habló en arameo, no en griego, y gran parte de la Biblia fue escrita en

Jerusalén, no en Atenas. Sin embargo, la doctrina cristiana de Dios fue moldeada en

una atmósfera influenciada por el pensamiento griego. De acuerdo con H. P. Owen:

“En lo que respecta al mundo occidental, el teísmo tiene un doble


origen: la Biblia y la filosofía griega”.9

Es decir, el teísmo clásico es un producto de la síntesis entre la Biblia y la filosofía

griega.10 Así, principalmente, el entendimiento de los atributos de Dios expresados

en las Escrituras fue moldeado y elaborado bajo la influencia del pensamiento griego.

Dios pasó a ser representado como un ser absoluto, atemporal e invariable; un ser

que no puede ser condicionado, impasible, con todo bajo su control.11 De esta

manera, San Agustín llegó a decir que

“cualquier cosa que sea susceptible de cambio, no puede ser el Dios


supremo”.12

Esta comprensión de la inmutabilidad de Dios deriva en que ni el conocimiento divino

ni la voluntad divina están sujetos a cambio. Todos los pensamientos de Dios son

inamovibles desde la eternidad y nunca puede alterar su voluntad.13 Si absolutamente

nada cambia en Dios, entonces el contenido de su conocimiento y su experiencia

nunca deben variar.

_________________________________________________________

9 Vide H. P. Owen, Concepts of Deity (New York: Herder and Herder, 1971), 1. 1 Esta síntesis es defendida también
por G. L. Prestige, God in Patristic Thought (London: SPCK, 1975).
10 Vide Olson asevera que “la historia de la teología cristiana fue ampliamente influenciada por la filosofía,
especialmente la filosofía (helénica) griega” (R. E. Olson, The Story fo Christian Theology: Twenty Centuries of
Tradition and Reform [Downers Grove: InterVarsity Press, 1999], 51).
11 Inter alia ya en el segundo siglo, Justino Mártir declaró que Dios es invariable, atemporal, incomprensible, impasible
y no corpóreo (Justino Mártir, Primera apología 13, 61). Orígenes también sostuvo esta creencia, aseverando que Dios
es impasible, inmutable, todopoderoso. En realidad, esta posición fue compartida por gran parte de los Padres de la
Iglesia. Vea: J. K. Mozley, The Impassibility of God: A Survey of Christian Thought (New York: Cambridge University
Press, 1926).
12 Vide Agustin, City of God 8.6, en Augustine, Confession and Enchiridion, trad. Albert C. Outler, Library of
Christian Classics, vol. 7 (Philadelphia: Westminster, 1955).
13 Verbi Gracia también para Aquino la atemporalidad es el presupuesto primordial para interpretar el ser de Dios:
Suma teológica (ST), trad. Leonardo Castellani, (Buenos Aires: Club de Lectores, 1944), I. 10. 2

7  
 
En cuanto a la omnisciencia, dentro de esta postura, Dios percibe todo el pasado, el

presente y el futuro en una sola mirada atemporal. Para él, no existe pasado o futuro:

sólo un eterno presente atemporal.14 Es claro que esta visión de Dios presenta a un

Dios independiente del ser humano. De hecho, es tan radicalmente independiente, que

su conocimiento del mundo no es causado por el mundo.15 Esto haría a Dios

dependiente de las criaturas, algo totalmente ajeno a la visión clásica de Dios.

Este concepto de Dios, unido al de su preconocimiento y al de providencia, lleva

lógicamente a un claro concepto de predestinación:

“Debe decirse que es de Dios predestinar a los hombres: porque, como


queda demostrado, todos los seres están sometidos a la providencia, y de
esta es ordenar los seres a su fin”.16

Lo que finalmente hace Calvino, formulando su concepto de doble predestinación, es

llevar al extremo las consecuencias lógicas de adoptar la presuposición atemporal

griega para hablar acerca del ser de Dios.17 La presuposición atemporal para el ser de

Dios, unida a los conceptos de preconocimiento y providencia divinas, desemboca en

un determinismo de las

___________________________________________________________
14 De facto “Así pues todo lo que existe en el tiempo está presente a Dios desde la eternidad, no sólo en el sentido de
que tiene las razones de las cosas como presentes, según algunos pretenden, sino porque su mirada abarca ab
aeterno todas las cosas, tales como son en su actualidad presencial. Donde se ve que Dios conoce de un modo
infalible las cosas contingentes, en cuanto están siempre presentes a su vista según su presencialidad, sin que por eso
dejen de ser futuros contingentes por relación a sus causas” (Aquino, ST, 14. 13).
15 Vide Norman Kretzman, “Goodness, Knowledge and Indeterminacy in the Philosophy of Thomas Aquinas”. Journal
of Philosophy 80, n 10 (1983): 631-649.
16 Vide ST, 23.1.
17 Verbi Gracia Calvino llega a decir: “Por tanto, el que no quiera caer en esta infidelidad tenga siempre en la memoria
que la potencia, la acción, y el movimiento de las criaturas no es algo que se mueve a su placer, sino que Dios
gobierna de tal manera todas las cosas con su secreto consejo, que nada acontece en el mundo que Él no lo haya
determinado y querido a propósito” Juan Calvino, Institución de la religión cristiana 1.16.3, trad. y ed. Cipriano de
Valera (Grand Rapids, MI: Nueva Creación, 1968), 127.

8  
 
acciones futuras.18 Si el conocimiento de Dios es invariable, el objeto de su

conocimiento también debe ser invariable. Por lo tanto, la realidad es invariable. El

futuro está fijo, cerrado. Bajo el riesgo de parecer demasiado esquemático y sintético

(además de generalizador), no es errado decir que la comprensión atemporal para el

ser de Dios, proveniente de la filosofía griega, moldeó el pensamiento de la cristiandad

durante gran parte de su desarrollo.19 Es más, hay autores que reconocen que la

teología evangélica yace sobre el mismo sustrato filosófico que el de la Iglesia

Católica.20 Esto ha tenido consecuencias nefastas para la escatología. Según

Cullman, los griegos no pueden concebir que la liberación pueda derivar de un acto

divino llevado a cabo en la historia temporal. La liberación reside, para ellos, en el

hecho de que pasamos de nuestra existencia aquí abajo, ligada al ciclo del tiempo, al

más allá, sustraído al tiempo y siempre accesible. La representación griega de la

felicidad es, pues, espacial, definida por la oposición entre aquí abajo y el más allá; no

es temporal, definida por la oposición entre el presente y el futuro. No podría estar

determinada por el tiempo, puesto que este es concebido como un círculo. Esta visión

griega, como se ha visto, permeó la teología y la visión de la segunda venida durante

siglos.21

____________________________________________________________________________________

18 De facto para una discusión de las consecuencias de la adopción de la atemporalidad como 1 presuposición
fundamental, en relación con la ominisciencia divina y la libertad humana dentro de esta postura, ver: William Hasker,
God, Time and Knowledge (New York: Cornell University Press, 1989).
19 Lato sensu varios téologos han mostrado cómo el entendimiento del ser (que condiciona la concepción
epistemológica) ha desempeñado un papel primordial a la hora de hacer teología dentro del ámbito protestante y el
católico. Moltmann, por ejemplo, muestra cómo la concepción atemporal del ser de Dios ha influido sobre la percepción
de la escatología, en su libro Teología de la esperanza (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1969), 45-109. Desde una
perspectiva cristológica, Hans Küng muestra lo mismo en La encarnación de Dios (Barcelona: Editorial Herder, 1974),
667-732; Canale, dentro del ámbito adventista, también ha resaltado este hecho: A Criticism of Theological Reason:
Time and Timelessness as Primordial Presuppositions.
20 Vide Norman Geisler afirma: “Many of our great theistic apologists of the last two centuries–including, William
Paley, Joseph Butler, F. R. Tennant, Robert Flint, B. B. Warfield, Charles Hodges, y C. S. Lewis–are to a large degree
indebted to Aquinas. Let us no forget the friendly theistic hand of the saintly doctor that has led us”. (Thomas Aquinas:
An Evangelical Appraisal [Grand Rapids: Baker, 1991], 9).
21 Vide Oscar Cullman, Cristo y el tiempo (Madrid: Editorial Estela, 1967), 40

9  
 
2 Segundo paradigma: marco de la temporalidad en la Iglesia Adventista.

El movimiento milerita que dio origen a la Iglesia Adventista contenía entre sus

integrantes a un gran grupo de creyentes que provenían de distintas iglesias

evangélicas. Y si bien muchos de ellos provenían de la rama arminiana y wesleyana

con su énfasis no tanto en los atributos de Dios sino en la libertad humana,22 nuestros

pioneros en gran medida recibieron

“La influencia de la atemporalidad de los teólogos reformados”.23

Sin embargo, y a pesar de esta herencia teológica, la influencia de los escritos de

Elena de White proporcionaron un enfoque diferente para realizar tanto la teología

bíblica como la sistemática, proveyendo la dimensión histórico-temporal para pensar el

ser de Dios y su relación con el mudo.24 No obstante, en algunos casos la Iglesia

Adventista ha

“Olvidado esta dimensión temporal histórica” y ha realizado “teología


en el marco de la dimensión atemporal griega que ha recibido por
herencia a partir de la erudición teológica-protestante”.

En muchos casos, esto ha llevado a grandes inconsecuencias a la hora de pensar la

segunda venida, ya que se ha instado a “urgir por un lado a los hombres a prepararse

para la venida del Señor, a fin de que él no venga antes de que estén listos, pues en

tal caso se perderían, mientras que por otro lado les urgimos a vivir una vida ordenada

a fin de que el Señor pueda venir, porque él no puede venir hasta que la obra sea

completada”.25

22 Vide Bernard Ramm, The Evangelical Heritage: A Study in Historical 1 Theology (Grand Rapids, Michigan: Baker
Books, 2000), 46-47.
23 Vide Fernando Canale, “Hacia el fundamento teológico de la misión cristiana”, en Misión de la Iglesia Adventista, ed.
Werner Vyhmeister (Brasilia: Seminario Adventista Latinoamericano de Teología, 1980), 194.
24 In situ
25 Vide G. H. Minchin, “The Salvation of the Heathen” (monografía no publicada), citada en Canale, “Hacia el
fundamento teológico de la misión cristiana”, 195.

10  
 
A lo largo de la historia adventista, los teólogos han navegado entre estas dos

posturas divergentes atemporalidad, por un lado, y la dimensión histórico-temporal, por

el otro, con visiones también contrapuestas acerca de la inminencia o la demora de la

segunda venida.26 La presentación de estos paradigmas teológicos brindó el trasfondo

presuposicional necesario para poder abordar las principales posturas actuales con

respecto a la inminencia o demora de la segunda venida. En primer lugar, se expondrá

la posición que asumen con respecto a la demora de la segunda venida, para luego

analizar sus presupuestos. De entre la gran variedad de teólogos que ha abordado

este asunto, se han elegido, para analizar sus posturas y sus presupuestos, los

autores Arnold Wallemkampf, Herbert Douglass y Ralph Neall.

B. EXPOSICIÓN DE LAS PRINCIPALES POSTURAS ADVENTISTAS EN RELACIÓN

A LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO.

En la presente sección abordaremos de una forma holística y esquematizada las

diferentes posturas teológicas de los diferentes autores adventistas que tratan la

problemática que dice relación con la tardanza en la segunda venida de Cristo.

1. Primera postura: énfasis en la providencia divina.

Varios autores han tratado de resolver esta tensión al enfatizar la soberanía y el

preconocimiento de Dios, colocando sobre él la responsabilidad del tiempo de la

segunda venida. Entre ellos, Arnold Wallemkampf es quien más ha desarrollado su

posición.27 Para responder a la cuestión de si se puede adelantar o demorar la

Segunda Venida Arnold Wallenkampf, resalta la soberanía absoluta de Dios con

respecto a la parusía. Su postura es clara:

“Ni por un momento debemos pensar que tú o yo podemos cambiar


lo que Dios ha establecido y diseñado”.28
____________________________________________________________________________________________________________

26 Vide Pease, “The Second Advent in Seventh Day Adventist History and Theology”, 173-190; ver también Branson,
“Responding to the Delay”, en Pilgrimage of Hope, 8-17.
27 Vide la reseña que se hizo de su libro: Wade, recensión de La demora aparente, 28. Además: Steger, “La ‘demora’
de la Segunda Venida”, 10; Espinoza, “La demora aparente, ¿cuánto aún faltará?”, 4.
28 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 140.

11  
 
En primer lugar, Wallenkampf intenta brindar una visión alternativa a algunos textos

bíblicos. Tal es el caso de 2 Pedro 3:12:

“Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el


cual los cielos, encendiéndose, serán desechos, y los elementos,
siendo quemados, se fundirán”.

Lo que más le preocupa a Wallenkampf de este texto es la noción de “apresurar” la

segunda venida. Al hacer el análisis, el autor menciona que tiene dos sentidos:

transitivo o intransitivo. En el primer caso, el verbo speudoo se podría traducir como

“acelerar”, y la segunda posibilidad sería “acelerar hasta” o “profundo anhelo”.29

Wallenkampf afirma que esta palabra, en el texto de 30 Pedro, tiene más bien la

connotación de algo que se anhela profundamente y no el sentido de apresurar la

venida. Es patente que la posición de Wallenkampf no deja el más mínimo lugar para

la actividad humana en la determinación de la fecha del regreso de Jesús. Es más,

llega a declarar que pensar que

“Seres humanos pecadores sean capaces de atar de manos al


Omnipotente al punto de impedirle llevar a cabo sus planes” es el
colmo de la arrogancia”.

Creer que el ser

_____________________________________________________________
29 Vide Wallenkampf, 1 La demora aparente, 110.
30,   Ipso facto Gallagher no considera que los esfuerzos del hombre pueden ayudar a acelerar la parusía ya que hacer
depender este evento de los esfuerzos humanos sería de alguna manera “limitar la omnipotencia de Dios”. Él afirma:
“We cannot say that Christ has not come because we have not worked hard enough, lest we focus on ours works and
fall into a state of frantic activity to expiate our guilt so that Jesus can come soon” (Gallager, “The delay of the Advent”,
6).

12  
 
humano puede desempeñar algún papel importante en este sentido,31 sería caer en

“la blasfemia”.32

Dios es soberano, y por eso ha determinado la hora.33 Dentro de esta postura, pensar

en una demora es ilógico. La demora es una prolongación del tiempo más allá de lo

previsto, lo que da a entender que se fracasó en cumplir con un plazo estipulado por

anticipado. Pero si Dios, en su absoluta potestad ha fijado la fecha para su segunda

venida, no es coherente pensar en una demora, ya que el momento de la segunda

venida es potestativo de Dios (Hch. 1:7). Wallenkampf dialoga con la postura opuesta

la así llamada “escatología de la cosecha” que se analizará en el siguiente apartado,

que afirma que la actividad humana puede marcar una diferencia en la fecha de la

segunda venida. En este contexto, afirma:

“Pero aun cuando hagamos lo mejor de nuestra parte, nuestros


esfuerzos no determinan el momento en que habrá de realizarse la
cosecha de este mundo ni el regreso de Cristo”.

Al igual que la cosecha del grano de este mundo, la maduración que culminará en la

cosecha espiritual de este mundo depende de las fuerzas que están fuera del control

humano.34

31 Inter alia Gallagher también plantea esta cuestión. Se observa que deja lugar para el elemento humano, pero solo
como una respuesta a la iniciativa de Dios, ya que su énfasis está en que la “segunda venida es la obra de Dios y no la
obra del hombre”. Afirma que la pobre respuesta ante el llamado de Dios no puede prevenir la segunda venida más que
la relación del antiguo Israel con Dios pudo prevenir la primera venida. Este énfasis en la soberanía divina se
desprende de sus presupuestos, que serán analizados en la siguiente sección (Gallagher, “The Delay of the Advent”,
7).
32 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 136. Sakae Kubo utiliza esta misma expresión. Para Kubo, el sentido de
demora no se genera en que Dios haya establecido una fecha y luego se haya arrepentido. Ni ha pospuesto el regreso
de Cristo en algún momento. El sentimiento de demora surge de una reacción puramente humana a las expectativas
humanas. Afirma enfáticamente que Dios vendrá sólo cuando lo establezca él, y que afirmar que “de alguna manera,
por nuestros propios esfuerzos humanos, podemos hacer bajar a Cristo” es algo “blasfemo” (Kubo, God Meets Man,
101).
33 “De facto No está en nosotros la responsabilidad de producir el escatón: el fin de todas las cosas terrenales. Dios lo
hará. No nosotros” (Wallenkampf, La demora aparente, 106).
34 In situ 101. Kubo también, al hacer referencia a la cita de Elena de White que menciona que, cuando el carácter de
Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, él vendrá, descarga en Dios toda la responsabilidad por esta y
cualquier otra tarea que debe ser realizada antes del segundo advenimiento: “However, we cannot feverishly and
franctically force ourselves to reflect Christ’s character. It is God’s work. When He has done it with our cooperation and
sees all other conditions met (such as the gospel preached in all the world), Christ will return. It is He who fashions
Christ’s character in us, and it is He who determines when Christ shall return–no we” (Kubo, God Meets Man, 102).

13  
 
Puede verse claramente que, en la postura de Wallenkampf, todo el acento está

colocado en las acciones y los planes divinos, negando rotundamente la participación

del hombre tanto en las actividades que anteceden a la segunda venida como en la

determinación de la fecha de este evento.

2. Segunda postura: énfasis en la actividad humana.

Herbert Douglass es el abanderado de los autores adventistas que enfatizan la

actividad humana en relación con el momento de la segunda venida, que ha contado

con un fuerte apoyo dentro de la denominación.35 Herbert Douglass considera que,

verdaderamente, ha habido una demora. Esta demora en la “cosecha” de este mundo

no ha sido causada por un cambio de planes por parte de Dios.36 Por el contrario, si

fuera por Dios, la cosecha ya se habría producido décadas atrás. La demora se ha

dado porque el fruto en la vida del cristiano, el testimonio personal que reproduce el

carácter de Jesús en el pueblo de Dios, aún no ha madurado.37 Esta posición se

fundamenta en esta cita de Elena de White:

“Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su


iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su
pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos”.38

35 Ergo Debido a que un inminente retorno de Jesús es el dinamismo histórico 1 del adventismo, y ya que la venida
ahora ha sido demorada por más de un siglo, ¡los adventistas tienen un problema que desafía la misma razón para su
existencia! El Dr. Douglass enfrenta este problema y provee soluciones lógicas y bíblicas” (W. B. Quigley,
“Recommended Reading”, Ministry, febrero de 1980, 32). Es más, si bien con algunos matices, dos de los evangelistas
más renombrados de la Iglesia adventista mantienen la posición de Douglass: ver Finley, “Divine Love, the Delay of the
Advent and the Mission of the Church” y Batchelor, “Dealing with Delay”.
36 B   De facto ranson señala que la posición de Douglass podría ser categorizada como una “respuesta moral”, ya que
su enfoque, tal como Douglass lo acepta, se basa en la perfección del carácter cristiano como una de las condiciones
para que se produzca la parusía (Branson, Pilgrimage of Hope, 12).
37 Vide Douglass, “Men of Faith—The Showcase of Gods Grace”, 20.
38 Vide Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas,
1971), 69

14  
 
Esta comprensión se basa en el principio de la condicionalidad de la profecía. Según

este principio, todas las promesas están condicionadas a que se cumplan ciertas

cláusulas, aun cuando no estén explícitamente declaradas, tal como sucedió en el

incidente de la predicación de Jonás en Nínive. En este sentido, Dios esperará hasta

que se manifieste la madurez del carácter cristiano en un buen número de personas.

Esta es la gran condición que determina los eventos que desencadenarán la segunda

venida. El escatón estaría condicionado por el estado de la iglesia. Claramente, el

énfasis está puesto aquí en la acción humana:

“Dios espera la perfección de carácter en su pueblo: una


demostración de lo que alguna generación de cristianos de los
últimos días revelará antes del regreso de Cristo”.

Es más, llega a decir que “el fin del mundo, la terminación de la comisión evangélica ,

el regreso de Jesús, todo depende” de que la última generación demuestre fielmente

el carácter de Cristo en su vida.

15  
 
SECCIÓN II. TEOLOGOS ADVENTISTAS Y SUS PRESUPUESTOS TEOLOGICOS.

En esta sección intentaré extraer los presupuestos que fundamentan las posiciones

expresadas por diversos autores adventistas y sus respectivos puntos de vista en

relación al tema que estamos abordando.

A. PRINCIPALES PRESUPUESTOS ADVENTISTAS.

El tratar de exponer y explicar de una forma clara no es una tarea fácil, ya que los

teólogos adventistas no están acostumbrados a presentar los presupuestos desde los

que parten para presentar su postura y, en la mayoría de los casos, no son

conscientes de esos presupuestos que determinan su posición.

1. Primer presupuesto: Concepción acerca del ser de Dios.

Aunque Wallenkampf expresa sus presupuestos en términos simples, puede percibirse

claramente una concepción atemporal para el ser de Dios.39 Para este autor,

“Dios es mayor que el tiempo. El tiempo existe en Dios y no es que


Dios viva en el tiempo...”40 Es más, considera que, aunque el ser
humano fracciona su existencia en tiempos verbales: pasado,
presente y futuro, no ocurre lo mismo con Dios. Para Dios no hay
diferencia entre el pasado, el presente y el futuro”;41
es decir,

“El Eterno mora en un eterno presente”.42 A esto agrega: “En


realidad, el tiempo no pasa, siempre está allí. El paso del tiempo es
tan sólo una ilusión”.43

Como puede verse, Wallenkampf concibe el ser de Dios en términos de

atemporalidad. En su postura, Dios está más allá del tiempo y no experimenta el flujo

de futuro, presente, pasado.

_______________________________________________________________
39 Inter alia Gallagher también parte de una concepción atemporal del ser de Dios. Afirma que, “si realmente es el
Eterno, el gran Yo Soy, en quien ‘no hay pasado ni futuro; todas las cosas le son eternamente presentes’ (Comentario
bíblico adventista, t. 7, 634), entonces hablar de una ‘demora’ en conexión con Dios no tiene validez real” (Gallagher,
“The delay of the Advent”, 5).
40 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 53.
41 In situ 53.
42 In situ
43 In situ. 58. En este mismo sentido, Gallagher llega a afirmar que la relación de Dios con el tiempo solo es
significativa “cuando la consideramos desde el punto de vista del hombre”: somos nosotros los que vemos la “demora”,
no Dios (Gallagher, “The delay of the Advent”, 5).

16  
 
2 Segundo presupuesto: la omnisciencia y providencia divina.

En la postura de Wallenkampf, la providencia y la omnisciencia divinas parecen

desempeñar un papel fundamental.44 Lo deja en claro al afirmar que: Dios, por medio

de su providencia, preparará el momento de la segunda venida de Cristo. El Señor

conoce el tiempo, y el regreso de Cristo tendrá lugar en el instante previsto en los

concilios del cielo. Ni por un momento debemos pensar que tú o yo podemos cambiar

lo que Dios ha establecido y diseñado.45 En este sentido, se iguala la omnisciencia

divina con el control absoluto o providencia absoluta del mundo:46

“El Señor es el autor y el amo del tiempo, él lo ve todo y lo controla

todo”.47

La presuposición atemporal para el ser de Dios en Wallemkampf conduce a un

concepto de soberanía absoluta de Dios en relación con los eventos de este mundo.48

Al comentar el relato bíblico de Jacob y Esaú, y la historia judía, el autor realiza una

breve comparación con el tema de la parusía, destacando el pensamiento de que Dios

debe manejar

_______________________________________________________________
44 Strictu sensu un argumento clave del libro La demora aparente consiste en defender 1 la omnisciencia y el control
soberano de Dios sobre el mundo” (Espinosa, “La demora aparente, ¿cuánto aún faltará?”, 5).
45 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 140.
46 Verbi Gracia para Gallagher, que Dios tenga un preconocimiento previo de la fecha de la segunda venida no indica
necesariamente que su conocimiento sea la causa de ese evento. En otras palabra, no hace depender el evento de la
segunda venida del preconocimiento divino. Sin embargo, a la hora de definir la soberanía divina, declara que hacer a
Dios dependiente del hombre es “evidentemente inaceptable”, poniendo un énfasis claro en la soberanía divina y
disminuyendo por completo lo que puede hacer el hombre en la segunda venida (Gallagher, “The delay of the Advent”,
6). De facto en la concepción de Sakae Kubo, la idea de que, dado que Dios conoce algo, está determinado por él es
fuerte: “Cristo podría haber venido en un tiempo anterior, pero Dios conocía que no lo haría. ‘Acelerar la venida’ no
puede implicar que Dios cambia la fecha que ha establecido” (101). Es más, afirma que Dios no es como un astronauta
que debe demorar su vuelo varias veces por problemas con el tiempo o desperfectos técnicos. La fecha del regreso de
Jesús está establecida porque “Dios conoce cuándo vendrá Cristo” (102).
47 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 67.
48 “Strictu sensu Dios no ha abdicado el trono del universo, ni ha entregado a los mortales la administración de su obra
en este mundo. Él tuvo, tiene y tendrá el pleno control de este mundo y de la misión que debe realizarse en él [...] Ni
por un instante se debiera pensar que Dios no tiene el control completo del universo. ¡Dios tiene el control!” (Ibid., 121).

17  
 
los tiempos y no el ser humano:

“Esto evidencia de que Dios tiene horarios que rigen tanto los
sucesos diarios como los eventos históricos”.49

Es más, para Wallenkampf, al sostener que Dios demoró la segunda venida por causa

del hombre,

“Negamos de un golpe, tanto su presciencia, como su omnisciencia.


Y al reflexionar de este modo rebajamos a nuestro omnisciente Dios a
nuestro propio nivel”.50

Es decir, la segunda venida tiene que suceder porque Dios en su omnisciencia ya lo

previó.51 Se está aquí ante un futuro fijo, cerrado e invariable, determinado por la

omnisciencia y la providencia de un Dios atemporal.52

B. PRESUPUESTOS TEOLOGICOS CON ÉNFASIS EN LA ACTIVIDAD

HUMANA.

En este apartado abordaremos algunos presupuestos teológicos adventistas poniendo

especial énfasis en la teología de la actividad humana.

1. Primer presupuesto: concepción acerca del ser de Dios.

Si bien Douglas no expone explícitamente sus presupuestos acerca del ser de Dios, su

perspectiva pareciera evitar hablar de Dios en términos de atemporalidad, para afirmar

que

_______________________________________________________________
49 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 63.
50 In situ, 120-121.
51 De facto en esta dirección pareciera ir LeRoy Froom al afirmar que el preconocimiento divino determina las acciones
que ha previsto, siguiendo al teísmo clásico. Haciendo una comparación con la primera venida de Jesús de la que la
Biblia dice que su fecha estaba establecida desde mucho antes–, Froom afirma que, dado que Diosconoce la fecha de
la segunda venida, entonces es un evento fijo y predeterminado en el que él tiene el control final. Es más, al comentar
acerca de las profecías de Daniel, afirma que los poderes que seguirían a Babilonia debían ser cuatro –no tres o cinco–
porque así lo había previsto, en el sentido de ver por anticipado, el preconocimiento de Dios. Al referirse a las profecías
históricas de Daniel, llega a afirmar que estas sucederán porque Dios lo había previsto así en su preconocimiento:
“Estas profecías no son condicionales, provisionales, contingentes. El plan inviolable de redención estaba entretejido
en su misma textura y tiempo. Aquí existe finalidad” (Froom, Movement of Destiny, 595). En este sentido, pareciera
igualar el preconocimiento a la providencia, afirmando que, dado que lo que Dios preconoce también predetermina:
“These are the divinely allotted’, the ‘marked out’, prophecies. They constitute, according to prophetic words, ‘link after
link in the prophetic chain, from eternity in the past to eternity in the future’ (Ed 178). They comprise God’s omnipotent
outline, compassing the ages. Nothing is more fixed, more certain, more invulnerable” (Froom, Movement of Destiny,
597).
52 Ergo aludiendo a Wallenkampf, Steger dice: “Por otro lado, algunos subrayan la soberanía de Dios como el
elemento excluyente para determinar el momento de la segunda venida. Razonan que la segunda venida es un acto de
Dios y no de los hombres. Él es el único que interviene en la fijación del momento adecuado para realizarla” (Steger,
“La ‘demora’ de la Segunda Venida”, 12).

18  
 
Dios se relaciona con su creación en la dimensión histórico-temporal. En realidad, todo

el sistema teológico de Douglass está íntimamente relacionado con su antropología,

cristología y soteriología.53 Estas doctrinas llevan a elaborar el centro de su

pensamiento: la humanidad de Jesús.54 De allí desprende la idea de que el ser

humano puede llegar a ser perfecto, tal como lo fue él. En este sentido, Dios esperará

hasta que un considerable número de cristianos llegue a desarrollar un carácter igual

al de Cristo. A ese concepto se dio en llamar “la última generación”, porque será la

generación de cristianos vivos cuando se produzca la parusía. Este concepto está

basado, según él, en la Biblia y en Elena de White. Douglass lo subraya de esta

manera:

“Dios esperará la maduración del carácter cristiano en un


significativo número de personas como la principal condición
determinante de aquellos eventos que afectarán el tiempo cuando la
prueba para el mundo finalizará, y entonces el tiempo del
advenimiento vendrá”.55

Douglass, por lo tanto, al reconocer que Dios actúa en el ser humano y en la historia, y

que espera la respuesta humana para determinar la fecha de la segunda venida,

trabaja dentro de un presupuesto histórico-temporal para el ser de Dios.

2. Segundo presupuesto: omnisciencia y providencia divina.

Douglass no elabora su concepto acerca de estos dos atributos de Dios. Afirma

plenamente el preconocimiento por parte de Dios de todos los hechos futuros.56 En

cuanto al concepto de providencia, cree que el principio de la cosecha no limita en

ninguna manera la

______________________________________________________________
53 Vide Eric Claude Webster, Crosscurrents in Adventist Christology (Berrien Springs, Michigan: Andrews University
Press, 1992), 350–351.
54 Vide “Douglass found that the humanity of Jesus was the key which could unlock the doors to the whole theological
edifice” (Webster, Crosscurrents in Adventist Christology, 427).
55 Vide Douglass, The End: Unique voice for Adventists About the Return of Jesus, 65.
56 In situ, 71.

19  
 
soberanía de Dios. Sólo demuestra que Dios es un soberano paciente, misericordioso

y perdonador. Dios sólo está esperando que su pueblo revele un carácter semejante al

de su creador. Evidentemente, su énfasis aquí está colocado sobre la libertad humana

más que en la omnisciencia o providencia divinas.

Existen tres posturas principales dentro del adventismo a la hora de interpretar la

tensión que existe entre la inminencia y la demora de la segunda venida: un énfasis en

la soberanía divina, un énfasis en la actividad humana y el intento de mantener la

tensión. En Wallenkampf, es claro que su postura está determinada en gran manera

por los presupuestos que adopta para interpretar el ser de Dios y la ominsciencia y la

providencia divinas. Dado que Dios es atemporal, no hay nada que el hombre pueda

hacer en relación con la segunda venida. Por otro lado, Douglass y Neall, si bien

comparten sus presupuestos acerca del ser de Dios, difieren en gran medida con

respecto a su visión de la soberanía divina, la libertad humana y la manera en que se

pueden conciliar ambas. Partiendo de su cristología, Douglass enfatiza la actividad

humana y el papel que desempeña en la fijación del momento de la segunda venida.

No niega la soberanía divina, sino sencillamente explica que Dios ha decidido

autolimitarse para depender del ser humano con respecto a esta importante decisión.

Por otro lado, Neall decide mantener la tensión al afirmar tanto la soberanía divina

como la libertad humana. Sin embargo, no explica cómo puede ejercerse una sin

interferir con la otra.

Ahora bien en siguiente capítulo vamos y analizar a Neall, al abordar el estudio de la

demora de la segunda venida haciendo un estudio de este mismo concepto en los

escritos de Elena de White, parte de una presuposición temporal para el ser de Dios.

El concepto de omnisciencia divina que rescata de Elena de White también coincide

con el concepto bíblico de este mismo presupuesto. No obstante, los problemas se

presentan a la hora de elaborar su presupuesto de la providencia divina.

20  
 
CAPITULO 2. COMPARACIÓN DE LOS PRESUPUESTOS DE AUTORES

ADVENTISTAS EN CONTRASTE CON LOS PRESUPUESTOS BÍBLICOS SOBRE LA

SOBERANIA DIVINA Y LA OMNISCIENCIA.

Hasta aquí, esta investigación ha presentado las posturas de los autores adventistas

acerca de la demora de la segunda venida, explicitando sus presupuestos (cap. 1), y

ha organizado y sistematizado los presupuestos bíblicos acerca de la soberanía divina

y la omnisciencia. En este último capítulo, se compararán los presupuestos que los

autores mencionados tienen acerca de la soberanía divina y la omnisciencia con los

que la Biblia presenta. Para determinar si los autores adventistas elaboran su postura

con respecto a si se puede adelantar o no la segunda venida a partir de estos

presupuestos bíblicos.

SECCIÓN I. AUTORES QUE ENFATIZAN LA SOBERANIA DIVINA.

En esta sección expondremos los argumentos teológicos de los autores adventistas

para determinar si elaboran su postura con respecto a si se puede adelantar o no la

segunda venida a partir de estos presupuestos bíblicos.

A. CONCEPTOS GENERALES SOBRE LAS DIFERENTES POSTURAS

TEOLOGICAS ADVENTISTAS.

Tal como se hizo en el capítulo 1, se comenzará con los autores que enfatizan la

soberanía divina, para luego pasar a los autores que enfatizan la actividad humana. A

continuación, entonces, se analizarán los representantes de la tendencia a enfatizar la

soberanía divina.

1. Postura: énfasis en la soberanía divina, y su análisis.

 
En el capítulo 1 quedó en evidencia que Wallenkampf es el autor adventista que más

ha enfatizado la soberanía divina en el contexto de la segunda venida, colocando

sobre Dios la responsabilidad del tiempo de la segunda venida. Su postura es clara:

“Ni por un momento debemos pensar que tú o yo podemos cambiar


lo que Dios ha establecido y diseñado”. 57

21  
 
Es claro que, en la posición de Wallenkampf, el único agente activo en la segunda

venida es Dios. El ser humano no desempeña ningún papel, y por lo tanto no puede

acelerar la segunda venida ni retrasarla. Para él, pensar que

“Seres humanos pecadores sean capaces de atar de manos al


Omnipotente al punto de impedirle llevar a cabo sus planes” es “el
colmo de la arrogancia”.

Creer que el ser humano puede desempeñar algún papel importante en este sentido,

sería caer en “la blasfemia” 58. Dios es soberano, y por eso ha determinado la hora.59

Además, se ha demostrado que él no es el único teólogo que sustenta esta línea de

pensamiento. Gallagher no considera que los esfuerzos del hombre pueden ayudar a

acelerar la parusía, ya que hacer depender este evento de los esfuerzos humanos

sería de alguna manera “limitar la omnipotencia de Dios”. En este mismo sentido, para

Kubo, Dios vendrá sólo 60 cuando lo establezca él, y afirmar que

“de alguna manera, por nuestros propios esfuerzos humanos,


podemos hacer bajar a Cristo es algo “blasfemo”. 61.

_____________________________________________________________________

57 Vide Wallenkampf, La demora aparente, 140.


58 In Situ, 136
59 “De facto no está en nosotros la responsabilidad de producir el escatón: el fin de todas las cosas terrenales. Dios lo
hará.
No nosotros” (Ibid., 106).
60 Inter alia se observa que deja lugar para el elemento humano, pero solo como una respuesta a la iniciativa de Dios,
ya que su énfasis está en que la “segunda venida es la obra de Dios y no la obra del hombre”. Afirma que la pobre
respuesta ante el llamado de Dios no puede prevenir la segunda venida más que la relación del antiguo Israel con Dios
pudo prevenir la primera venida (Gallagher, “The delay of the Advent”, 7).
61 Vide Kubo, God Meets Man, 101.

22  
 
2. Postura de la atemporalidad como presuposición primordial.

En el análisis de los presupuestos de Wallenkampf, se subrayó que parte de una

presuposición atemporal del ser de Dios. Para él,

“Dios es mayor que el tiempo. El tiempo existe en Dios y no es que


Dios viva en el tiempo...”

Es más, considera que, aunque el ser 62 humano fracciona su existencia en tiempos

verbales: pasado, presente y futuro,

“no ocurre lo mismo con Dios. Para Dios no hay diferencia entre el
pasado, el presente y el futuro”; es decir, 63

“el Eterno mora en un eterno presente”.

A esto agrega:

“En realidad, el tiempo no pasa, 64 siempre está allí. El paso del tiempo es tan
sólo una ilusión”.

En este mismo sentido va 65 Gallagher, al afirmar que Dios

“realmente es el Eterno, el gran YO SOY, en quien no hay pasado ni


futuro; todas las cosas le son eternamente presentes”. 66

Como puede verse, Wallenkampf concibe el ser de Dios en términos de

atemporalidad. En su postura, Dios está más allá del tiempo y no experimenta el flujo

de futuro, presente, pasado. En este sentido, es un fiel exponente del teísmo clásico,

tal como fue presentado en capítulos anteriores.

____________________________________________________________________

62Vide    Wallenkampf,  La  demora  aparente,  53.  


63  In  Situ.,  53.  
64  In  situ.  
65  In  sutu  58.  
66  Vide  Gallagher,  “The  delay  of  the  Advent”,  5.  
 

23  
 
 
 
 
 
B. FUNDAMENTOS TEOLOGICOS DE LAS DIFERENTES POSTURAS

RELACIONADAS CON LA OMNISCIENCIA.

El concepto de omnisciencia y providencia divinas del que parte Wallenkampf para

desarrollar su posición acerca de la demora en la segunda venida está fuertemente

determinado por su visión atemporal de Dios. En primer lugar se comparará el

concepto que Wallenkampf tiene de la omnisciencia divina con el presupuesto que la

Biblia tiene acerca de este atributo de Dios, para luego pasar a hacer lo mismo con el

presupuesto de la providencia divina.

1. Postura de la omnisciencia divina y su análisis.

En la postura de Wallenkampf, la omnisciencia particularmente su concepto de

preconocimiento desempeña un papel fundamental. Dado que parte de una

concepción atemporal para el ser de Dios, concibe el preconocimiento divino en

términos de visión y atemporalidad. En este sentido, comparte la misma postura con

respecto a la omnisciencia 67 divina que el teísmo clásico, puesto que parte de los

mismos presupuestos.68 El resultado de adoptar la presuposición atemporal para el

ser de Dios, junto con una concepción de la omnisciencia divina que tiene como

elementos constitutivos del preconocimiento la visión y la atemporalidad, es una

concepción determinista del futuro. Esto es claro en las siguientes declaraciones:

“El Señor es el autor y el amo del tiempo, él lo ve todo y [por lo tanto]


lo controla todo”.

“El Señor conoce el tiempo, y [por lo tanto] el regreso de Cristo 69


tendrá lugar en el instante previsto en los concilios del cielo”.

En este sentido, de su visión de 70 la omnisciencia divina atemporal se desprende la

idea de un futuro fijo y absolutamente determinado.

67  Vide  26.
68  Vide  el  capítulo  4,  88,  89.  
69  Vide  Wallenkampf,  La  demora  aparente,  67.  
70  In  situ.,  140.  
 
 

24  
 
 
2. Postura de la providencia divina y su análisis.

La presuposición atemporal para el ser de Dios en Wallemkampf conduce a un

concepto de soberanía absoluta de Dios en relación con los eventos de este mundo.

Esta visión de la soberanía absoluta en Wallenkampf se hace evidente en

afirmaciones como la siguiente:

“Dios no ha abdicado el trono del universo, ni ha entregado a los


mortales la administración de su obra en este mundo. Él tuvo, tiene y
tendrá el pleno control de este mundo y de la misión que debe
realizarse en él [...] Ni por un instante se debiera pensar que Dios no
tiene el control completo del universo. ¡Dios tiene el control!” 71

En el capítulo de La demora aparente dedicado a abordar el concepto de providencia

divina, Wallenkampf hace un breve repaso de la manera en que Dios dirigió

providencialmente al pueblo de Israel. Sistemáticamente, Wallenkampf escoge

mencionar los hechos en los que Dios pareciera ser el único actor activo en el plan de

salvación, como los 70 años de cautiverio 72 en Babilonia o la profecía de las 70

semanas para el nacimiento, el ministerio y la muerte de Jesús. Al comentar el relato

bíblico de Jacob y Esaú, y la historia judía, el autor realiza una breve comparación con

el tema de la parusía, destacando el pensamiento de que Dios, y no el ser humano,

debe manejar los tiempos:

“Esto evidencia de que Dios tiene horarios que rigen tanto los
sucesos diarios como los eventos históricos”. 73

____________________________________________________________________________  

71  Vide  Wallenkampf,  La  demora  aparente,  121.  


72  In  situ.,  61-­‐64  
73  In  situ.,  63.  
 
 
 
 
 
 

25  
 
Conclusiones

Después de haber comparado los presupuestos de la omnisciencia y la providencia

divina que tienen los tres principales exponentes de las posturas adventistas acerca de

la demora de la segunda venida con la Biblia, el análisis dejó en evidencia que, por

distintas razones, ninguno de ellos elabora su postura a partir de los presupuestos

bíblicos de estos atributos divinos. En el caso de Arnold Wallenkampf, es patente que

partió de presupuestos filosóficos

griegos para pensar el ser de Dios, lo que causó que su concepto acerca de la

omnisciencia y la providencia divinas se apartara de la visión que la Biblia tiene de

estos dos atributos. Así, su visión de omnisciencia lo lleva a sostener que Dios

determina lo que preconoce, puesto que el futuro está cerrado desde el punto de vista

de un conocedor atemporal de los hechos futuros. Su posición, muy afín al teísmo

clásico, termina cayendo en una posición determinista de la historia y de la

providencia, y por lo tanto enfatizando que únicamente Dios desempeña el papel

principal en la segunda venida. Por otro lado, Herbert Douglass sí parte de una visión

bíblica para el ser de Dios, en la que Dios experimenta el flujo del tiempo y actúa

históricamente para llevar a cabo sus planes. Su concepto de omnisciencia divina

también concuerda con los presupuestos bíblicos de este atributo divino. No obstante,

los problemas se presentan a la hora definir el concepto de providencia divina. Dado

que Douglass no construye su escatología partiendo de las bases, construyendo su

posición a partir del concepto bíblico de providencia, sino a través de su soteriología,

cristología y antropología, su posición acerca de la segunda venida termina señalando

la condición del carácter del pueblo de Dios como el único elemento determinante para

que ocurra la segunda venida. De esta manera, queda en evidencia que su posición

acerca de la demora de la segunda venida no parte del presupuesto bíblico de la

providencia divina –puesto que deja de lado el concepto de actividad providencial

directa de Dios–, sino que construye a partir de otros presupuestos bíblicos. Su

metodología revela que no sigue el carácter sistemático del conocimiento, apartándose

26  
 
así de una visión sistemática y enfatizando únicamente el papel del hombre en el

tiempo del fin.

Finalmente, Ralph Neall, si bien elabora su posición a partir de los escritos de Elena

de White, no construye su posición teniendo en mente el concepto abarcante bíblico

de la omnisciencia y la providencia divinas. Si bien llega a una posición equilibrada,

manteniendo la tensión entre la actividad divina y la actividad humana, los problemas

se presentan a la hora de definir sistemáticamente su concepto de providencia. Dado

que “toma prestada” la concepción de Elena de White acerca de la demora de la

segunda venida, no elabora él mismo esta posición a partir de los presupuestos

bíblicos de la omnisciencia y la providencia divinas, y fracasa en ver la manera en que

Elena de White elabora su posición a partir de estos presupuestos bíblicos.

27  
 
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30  
 

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