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Es preciso decir que una tarea importante es la conservación de los recuerdos, es aquí

donde se le puede dar a la fotografía, el carácter de "espejo" e incluso asignarle un papel


social e individual en cuanto a memoria objetiva de aquello que puede llegar a ser
observado. La fotografía tiene una función importante de captar la imagen, la
corporalidad, la expresión, los dejos que se pueden ver de sentimientos o emociones y
hacerla perdurar en el tiempo.
Pero se hace pertinente preguntarnos si: ¿La información que mantiene la fotografía y
la memoria llega a ser el mismo?
La imagen nos puede narrar muchas cosas del contexto, el espacio, pero es claro que
nuestra memoria es selectiva, no es posible atender a toda la información y cumple una
función adaptativa, selecciona y descarta, esto nos lleva a pensar que al ver una imagen,
podemos evocar el instante del suceso en la que fue tomada mas no se puede reconocer
a plenitud todo el panorama vivido en ese instante, permitiéndonos complementar la
información y descartar otra, adaptando de alguna forma el recuerdo. Por eso no será
la misma interpretación que pueda llegar a tener las dos personas que ven la misma
imagen, porque tendrán visiones distintas de la misma imagen, así se identifique sus
corporalidades en un espacio desterminado interactuando con el otro, pero las
sensaciones serán distintas. Hay que tener en cuenta, además, que el proceso de
selección y percepción de la información está mediatizado por las características
personales y la experiencia vivida por cada uno a nivel individual.
Pero es claro, que, la fotografía en sí misma no selecciona la información porque esa
es una labor de la memoria humana, la fotografía en si solo capta la imagen, toma cada
detalle puntualmente y es indiferente a todo lo que pueda ser añadido, al obturar la
cámara esta no inventa ni descarta nada, solo plasma y refleja auténticamente lo
observado por el ojo que dispara.
Es entonces, a partir de la anterior reflexión sobre la fotografía y nuestra memoria que
nos podemos cuestionar sobre los recuerdos que pueden suscitar las fotografías a quien
las observa y preguntarnos de paso ¿si es la fotografía un instrumento para evocar o
plasmar sentimientos en otros, así no hayan sido participes en las acciones de la imagen
observada? Y allí, en este panorama ¿a quién pertenece entonces ese recuerdo?
Podemos concluir diciendo que la fotografía en sí misma no tiene más memoria que la
que le asigna la persona que la mira en primera instancia. También que por medio de
ella podemos encontrar una historia del pasado, una historia que es susceptible de ser
leída e interpretada de forma subjetiva a nivel individual por cada persona independiente
de la fotografía en sí, ya que la imagen por sí sola no representa más que aquello a lo
que se parece, es una representación limitada de lo concreto o de lo que se percibe.
A continuación, expongo algunas fotografías mías y como veo a través de mi cámara,
son fotos de salidas, conciertos y participaciones laborales y de investigación.

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