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NEUROPSICOLOGIA

UNIDAD 3: PASO 5 – CREANDO POSIBILIDADES

PRESENTADO POR:

TATIANA MARTINEZ .C.C


MARTHA LILIANA RUIZ.C.C
LUZ EDITH MAMIAN. C.C
CARMEN VICTORIA MURILLO.C.C 1.006.512.638

DOCENTE:
LEIDY ROCIÓ TRIVIÑO FERNÁNDEZ

CÓDIGO:
403025_123

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA- UNAD


ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES, ARTES Y HUMANIDADES – ECSAH

PROGRAMA DE PSICOLOGÍA

2020
PLAN DE ACCIÓN PSICOSOCIAL

 El término “salud” se asocia simplemente al bienestar, ausencia de enfermedad o cuidado de la


propia integridad. La salud de una población depende de una red multicausal de factores
biológicos y sociales, los cuales necesitan ser estudiados para dar respuesta a las demandas
públicas que exigen contrarrestar padecimientos de alto grado de severidad (Maldonado, 2015).
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades no transmisibles o
crónicas se definen como padecimientos de larga duración y progresión lenta. Así mismo, este
tipo de enfermedades tienen una o más de las siguientes características: a. Son permanentes; b.
Dejan incapacidad residual; c. Son generadas por alguna alteración patológica no reversible; d.
Requieren entrenamiento especial del paciente para rehabilitación y e. Pueden necesitar de un
largo periodo de supervisión, observación o atención.
No obstante,  las enfermedades no transmisibles (ENT) son principalmente las cardiovasculares,
cáncer, diabetes y respiratorias crónicas; siendo estas la principal causa de mortalidad en el
mundo. En la actualidad, nos encontramos en una situación crítica como consecuencia de la
pandemia mundial que se está presentando; el Covid-19, el cual es una enfermedad infecciosa
causada por el coronavirus siendo este un virus ARN monocatenarios de sentido positivo, poseen
envoltura, son altamente diversos y causan trastornos respiratorios, digestivos, hepáticos y
neurológicos de severidad (Cortés, 2020).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el asma es una enfermedad crónica que se
caracteriza por ataques recurrentes de disnea y sibilancias, que varían en severidad y frecuencia
de una persona a otra. Es por esto, que las personas con enfermedades respiratorias crónicas son
más propensas y/o sus consecuencias son de mayor gravedad; dado que aumentan las dificultades
respiratorias en un mayor nivel  si son contagiados por este virus (Covid-19).
Según Mayer, Salovey  y Caruso (1999) infieren que desde la regulación emocional es necesario
comprender las emociones así como del manejo de la información necesaria  para trabajar con
ellas, en función de las demandas internas y externas. Por lo tanto, las dimensiones de la
inteligencia emocional son: la consciencia emocional y la necesaria autorregulación.
En contexto, la consciencia emocional en éste caso son: las enfermedades expuestas
anteriormente y desde  la necesaria autorregulación, es  el logro del  equilibrio que se pretende
llegar a obtener. Por consiguiente, teniendo en cuenta la pandemia y las enfermedades crónicas;
las acciones que pueden aportar al bienestar emocional, son:

 Reconocer y comprender los sentimientos, emociones, y necesidades propias, así como el


efecto que estas ejercen sobre la conducta propia y sobre los demás (Trápaga, Pelayo &
Sánchez, 2018). 
 Autovaloración: Reconocer las fortalezas y debilidades, aprender a manejar y regular las
emociones e impulsos para afrontar cambios y/o situaciones de tensión (Trápaga, Pelayo
& Sánchez, 2018). 
 Diálogo (apoyo social).
 Aplicar la biología humana, promocionando la salud mental y física.
 Resiliencia: Ayuda a superar los eventos adversos, ser resiliente contribuye al
afrontamiento de la enfermedad y/o circunstancias como consecuencia de la misma
(Iglesias, 2006).
 Fortalecimiento de las relaciones sociales e interpersonales: Relacionarse con la familia,
amistades y/o personas cercanas; contribuyen al desarrollo personal, a la adaptación del
entorno y comprensión de la enfermedad.
 Consultar profesionales de la salud y/o especialistas acerca de estilos de vida saludables
para ajustarlos de acuerdo a la enfermedad; con el objetivo de ejercer control y adquirir
buenos hábitos que favorezcan la salud, como:
- Alimentación saludable. Una alimentación adecuada incrementa el coeficiente
intelectual; ya que tanto el modo de pensar y sentir dependen directamente de lo
que se come. Así mismo, mejora el estado de ánimo, la estabilidad emocional,
refuerza la memoria y la serenidad mental (Holford, 2005). 
- Ejercicio. La actividad física es fundamental para los procesos cerebrales y por
ende ayuda a sentirse mejor consigo mismo; ya que a mayor actividad física
menor degeneración neuronal (Ramírez, Vinaccia & Gustavo, 2004).
- Salir de la zona de confort. Realizar actividades diferentes a las habituales,
como: escuchar música o tocar instrumentos musicales, practicar ejercicios de
relajación, juegos de integración, manualidades, dibujar o pintar, cocinar, leer, ver
programas de educativos u otros; ayudan a distraer y relajar la mente.
- Evitar la sobre información y noticias falsas. Ayuda a tener una estabilidad y/ o
equilibrio emocional; ya que la sobrecarga informativa provoca miedo
desmesurado, pánico y por ende afecta el bienestar emocional.
 Por lo tanto, estas acciones ayudan a la regulación emocional y autocontrol para el
afrontamiento de la enfermedad. Así mismo, contribuyen a la serenidad mental y el bienestar
emocional.
Es necesario recalcar, que tanto las enfermedades crónicas como el Covid-19, afectan toda la
estructura cerebral; ya que el cuerpo humano obedece su funcionamiento a la coordinación de
tejidos especializados (sistema nervioso central -neuronas, sistema renal -  nefronas, sistema
hepático - hepatocito, sistema pulmonar -neumocitos, sistema muscular - mocitos, sistema óseo -
osteocito, etc.). Por lo tanto, para que haya salud tanto mental como físico se necesita un
adecuado funcionamiento de todos estos sistemas dada su interrelación (Bastidas, 2020)
No obstante, las funciones cerebrales superiores se encuentran integradas en grupos de regiones
que forman una red cerebral basada en interconexiones neuronales (Rodríguez, Toledo, Díaz, &
Viñas, 2006). Asís mismo, a nivel general las enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión,
asma, entre otras) y el Covi-19, afectan la conciencia, el pensamiento, la memoria, la motivación
y las emociones.
 Es por ello, que para estimular las funciones cerebrales superiores que se ven afectadas,
algunas pautas para su fortalecimiento, son:

 Memoria. Entrenamiento y ejercitación de la memoria a través de técnicas y trucos


mnemotécnicos para aumentar su eficiencia. Así mismo, se puede aplicar:
entrenamientos cognitivos básicos y de estrategias de memoria, como: asociación,
visualización, categorización, método de comprensión y lectura, recuerdo de
nombres, entrenamiento en el desarrollo de la meta memoria y olvidos cotidianos.
Además, se recomienda jugar con láminas de colores que requieran de atención y
concentración para observar el color de fondo y la imagen, para después exponerlo
con otras laminas y recordar lo que se percibió (Carrasco, Montes, & Martin, 2001).

 Atención. Ejercitar las capacidades de auto concentración, desarrollar la atención


selectiva de un texto, conversación, etc., y ejercicios de atención localizada y
escucha atenta (Carrasco, Montes, & Martin, 2001).

 Percepción. Ejercitar la capacidad de análisis y discriminación de la información


para favorecer la rapidez o agilidad perceptiva, mediante ejercicios con material
visual, (láminas) y auditivo (discriminar sonidos) (Carrasco, Montes, & Martin,
2001).

 Lenguaje. En el adulto mayor usualmente se presentan problemas de comprensión,


disminución de la fluidez verbal y pobreza en la codificación por asociación. Por lo
tanto, es necesario la realización de ejercicios para aumentar la fluidez verbal
(agilidad en el manejo del lenguaje) como: logogramas, esqueleto de palabras,
elaboración de historias, etc. (Carrasco, Montes, & Martin, 2001).

 Pensamiento. Herrero & Pinedo (s.f) infieren que: “la actividad humana está
mediada por la capacidad de pensar” (p. 38). Es decir, en la intervención al paciente
es necesario realizar un diagnóstico de la situación que está viviendo así como de las
capacidades para enfocarse en metas u objetivos. También, es fundamental la toma
de decisiones; ya que es un factor importante para la identificación de alternativas a
través de la creatividad siendo esta la capacidad de desarrollar nuevas ideas; que
forma parte importante del proceso reflexivo y en el mejoramiento de la estabilidad
mental (Herrero & Pinedo, s.f)
 Aprendizaje. Es recomendable que los pacientes aprendan a manejar las situaciones
demandantes a las que se enfrentan como consecuencia de la enfermedad,
practicando Mindfulness. Además, el Mindfulness y el programa  de reducción del
estrés basado en la atención plena (REBAP), son invitaciones que permiten
sistemáticamente una atención nueva y amorosa familiarizadas con el territorio del
cuerpo, la mente, el corazón, la vida así el descubrimiento de dimensiones
importantes que por una u otra razón habían pasado desapercibidas e ignorado
(Kabat-Zinn, 2016).  
 En cuanto, al afrontamiento de la enfermedad desde su condición de ser una “enfermedad
crónica” se pueden implementar ciertas pautas, como:

 Psicoeducación. Buscar un especialista que le brinde información pertinente, clara y


comprensiva sobre la enfermedad; con el objetivo de generar cambios a nivel de
creencias sobre la enfermedad, así como plantear sugerencias para el afrontamiento de
situaciones cotidianas debido al impacto de la enfermedad en la vida en general,
facilitando la aceptación del diagnóstico y la comprensión de los cambios surgidos
como consecuencia de la enfermedad (Pruchno et al., 2009).
 Entrevista motivacional.  Ayuda a facilitar la adquisición de compromiso para el
cambio comportamental, a través del reconocimiento y empoderamiento de los
problemas presentes debido a la enfermedad (Cudney & Weinert, 2012).
 El apoyo social (facilitador de la adaptación a la enfermedad). En la relación entre
apoyo social y afrontamiento, surge un efecto beneficioso; dado que ante situaciones
estresantes las fuentes proveedoras de apoyo consigan aumentar la autoestima, así
como ayuda a regular las respuestas emocionales y reforzar iniciativas de
afrontamiento a la enfermedad (Rodriguez, Pastor & López, 1973).

 Por último, algunas estrategias que favorecen el bienestar, son:

 Estrategias cognoscitivo-conductuales. Ayudan a mejorar las habilidades de


autogestión, autoeficacia y autocontrol de la enfermedad (McGillion et al., 2008).
 Técnica de ajuste emocional. Los ajustes emocionales corresponden a respuestas
normales ante estresores vitales importantes. Las respuestas de estrés son el reflejo
de la amenaza o daño. El aprendizaje de mecanismos de control de respuestas
emocionales como ansiedad, depresión, ira, frustración etc., será útil para la
adaptación a la enfermedad crónica (Rodriguez, Pastor & López, 1973).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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 Holford, P. (2005). Nutrición óptima para la mente. Ediciones Robinbook. Obtenido de:

 Iglesias, E. B. (2006). Resiliencia: definición, características y utilidad del concepto.


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