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SEMINARIO LA MENTE LIBERADA

TERCER DÍA: LAS FORTALEZAS DE LA MENTE

INTRODUCCIÓN
Hoy culminaremos la última parte del seminario “La mente liberada”. Repasemos un
poco, algunos conceptos con los que terminamos la reunión anterior. Habíamos hablado de
la mente perezosa: Una mente así no puede alcanzar el propósito de Dios, ni ningún otro
propósito. Uno de los objetivos del diablo es que las personas tengan una mente perezosa;
habíamos dicho que cuando una mente es perezosa, entonces la persona es perezosa,
porque la Biblia afirma que así como pensamos, somos. “Pienso, luego existo” dijo un
filósofo. Para ser una persona bien, tengo que tener control de los pensamientos que están
en mi mente, debo eliminar argumentos perezosos.
Eclesiastés 11:4 afirma: “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a
las nubes, no segará”. Este pasaje se refiere a personas que ponen argumentos para no
hacer algo: Para no emprender, para no casarse, para no buscar trabajo, etc. Pensamientos
tales como: “Hoy no lo hago, lo hago mañana”. La frase del perezoso es: “Deja para mañana
lo que no puedes hacer hoy”. El perezoso va postergando decisiones, evita los problemas,
los patea para adelante. La pereza mental lleva a la pereza física, la cultura del ocio fomenta
la pereza; llega un momento en que por argumentos X toda tarea parece pesada, entonces
alguno dice: “La casa está hecha un desastre, tengo que pintarla, pero, algún día lo haré”;
“un día de estos voy a cortar el pasto”. John Maxwell señala que “un día de estos, significa
ningún día de estos”. ¡La mente perezosa es una fortaleza que debe ser destruida!
Habíamos mencionado que la pereza es lo opuesto a la diligencia y leímos también, varios
pasajes bíblicos. Proverbios 13:4: “La ley del sabio es manantial de vida”; Proverbios
20:4: “El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no
hallará”. Eclesiastés 10:18: “Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de
las manos se llueve la casa”.

MENTE PASIVA
Ésta no es necesariamente inactiva, se trata de una mente cedida a otro, sea a una
persona o a un demonio. Una mente pasiva lleva a una voluntad pasiva; pero que una
mente y una voluntad sean pasivas no significa que sean inactivas. Hablamos de una mente
que no quiere asumir responsabilidades sino que las transfiere. Por ejemplo, un hombre al
que su mamá siempre le hizo todo, se casa y pretende que su esposa sea su madre, que
haga todo y decida por él. Una mujer que lleva los pantalones en la casa, se hace lo que ella
dice, tiene una actitud prepotente frente a su marido y le dice, “¡Inútil! ¡No servís para
nada!” Los hijos hacen lo mismo que la madre, porque el papá cedió las riendas. El hombre
dice: “¿Para qué voy a pelar, si mi señora decide mejor que yo? Yo trabajo y traigo el
sustento, ella que se encargue de la casa, de los hijos, que los lleve a la escuela, si están
enfermos que los lleve al médico”. Pero cuando el hijo anda mal le dice a la esposa: “¡Vos
tenes la culpa!”
La mente pasiva es muy peligrosa y es un paso subsiguiente a la mente perezosa;
ésta llegará a ser con el tiempo, una mente pasiva. Todo espacio vacío es un lugar
disponible; te vas de vacaciones y dejas tu casa bien cerrada, pero se enteran los ladrones
que no estarás por unos cuantos días, y planifican entrar en ella. Como señala el dicho
popular, “cuando el gato no está, los ratones están de fiesta”, o, “juguemos en el bosque,
mientras el lobo no está”. ¡Una casa vacía, invita a entrar! Del mismo modo, una mente
vacía es un territorio que invita a Satanás y sus demonios para poseerla. Efesios 4.27
afirma: “ni deis lugar al diablo”.
Leamos también 2ª Samuel 11:1-4: “1Aconteció al año siguiente, en el tiempo
que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a
todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó
en Jerusalén. 2Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho
y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer
que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 3Envió David a preguntar por
aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías

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heteo. 4Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella.
Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa”.
David era un hombre de guerra, de mucha actividad, guió al pueblo de Israel y
siempre salía a la guerra al frente de éste. Pero cuando ya estaba establecido como rey, y
su ejército estaba funcionando bien, un día decidió no ir a la guerra y se quedó en su casa;
salió a pasear al terrado, y como no había televisión, se preguntaba: “¿Qué hago hoy?” Vio
una mujer bañándose y les preguntó a sus siervos por ella. Ellos le respondieron que era la
mujer de su siervo Urías, que en ese momento estaba en la guerra. Mandó que se la trajeran
y se acostó con ella. Esta es la historia de David, que en un tiempo de ocio, tenía su mente
desocupada. “Mente desocupada, taller de Satanás” ¡Qué frase sabia! El rey David adulteró
con esta mujer, al poco tiempo ésta le manda a decir que estaba embarazada. Entonces el
rey decidió mandar a buscar al esposo de esa mujer para que durmiera con ella, así Urías
pensaría que ese hijo fue concebido por él. Pero se rehusó a hacerlo porque pensó que todo
el ejército estaba en la guerra y él no tenía derecho a quedarse en su casa; así que se quedó
afuera en la puerta, pero no tocó a su esposa. ¡David hizo todo lo que pudo para que el
hombre se acostara con la señora! Pero él se mantuvo firme y decidió que no lo haría. Así
que el rey mandó una carta al general del ejército, ordenándole que pusiera a Urías en el
frente de la batalla; la idea de David era: “¡No lo mato yo! ¡Lo mata el enemigo!” Todo esto
sucedió porque David no hizo lo que tenía que hacer.
La mente pasiva puede serlo voluntaria o involuntariamente. Voluntariamente es
cuando decido participar o practicar determinadas cosas, entonces tomo la decisión de
hacer meditación, practicar yoga, hipnosis, consumir alcohol, psicofármacos o drogas,
cuando se me hace cura de sueño, o cuando hago determinados pactos con poderes de las
tinieblas. Todas estas actividades generan mente pasiva, por ejemplo, una persona que
permite que le hagan hipnosis, entrega su mente; resulta que queda con su mente en
blanco, entrega el libre albedrío, entrega su voluntad. Entonces, ya no piensa ella sino quien
la hipnotizó, pierde autoridad sobre su mente. ¡Esto es muy peligroso! Dios detesta que una
persona domine la mente de otra, por lo tanto Él no está de acuerdo con el control mental.
En la meditación, se sienta uno ahí, calladito como un tonto, te ponen una música y te dicen
que dejes volar tu imaginación. La mente queda en blanco, aunque algunos te aseguren que
no es así. En el caso del alcohol, una persona que se emborracha, hace y dice cosas que no
se anima cuando está sobria; el alcohol produce en la mente un efecto tal que se posesiona
de esa persona un espíritu violento por ejemplo, o agresivo. ¿Por qué? Porque pierden el
dominio propio, pierden el albedrío, otro comienza a operar en lugar de esa persona.
Dijimos también que mente pasiva es cuando un esposo le delega a su esposa o viceversa,
que tome decisiones; como los psicofármacos o la droga, estas no son prácticas que ayudan
a tener una mente bajo control, y no estamos hablando aquí del control mental, sino de una
mente de la cual yo tengo las riendas. Dios quiere que yo tome las riendas de mi mente y
que le responda a Él acerca de los pensamientos que hay en ella. ¡Dios quiere que cuide mi
mente!
Ahora, hay una entrega involuntaria, por ejemplo, el médico te dice que tomes unas pastillas
tres veces por día, todos los días, y si le decís que no has visto un resultado, entonces te
manda a tomar cuatro, pero como sigues sin ver los resultados, te agrega otra de otro color,
y prueba que te prueba, cuando quieres ver estás tomando 17 pastillas, y ya eres un
drogadicto; finalmente te dice que dejes de tomarlas, pero tú le contestas: “¡Ay no, son tan
ricas! Así que la mente se vuelve pasiva involuntariamente… ¡Muchos terminan enajenados
con psicofármacos!
En los cristianos, existe una tendencia de la mente a ser pasiva por causa de una
concepción equivocada de espiritualidad. Unos expresan: “La mente es un problema, no hay
que pensar, hay que creer, hay que tener fe; vamos a recibir revelación de Dios y a lo que Él
diga, le decimos sí y amén”. Entonces consagran la mente al Señor y dicen: “Ahora no
pienso más, lo que Dios me diga, hago”; y el diablo enseguida le tira una a ver si la agarra,
pero el cristiano piensa que fue el Señor que lo mandó, porque decidió que no iba a ejercer
dominio sobre su mente, sino que ahora lo haría el Señor. Por lo tanto se quitan de encima
su responsabilidad de discernir. Dios nos manda a entender y discernir pero ellos dicen que
no, que solamente tienen que creer y escuchar; son personas espirituales que dejan de
comer porque alegan que ni la comida ni el mundo los tiene que dominar; se cierran, no
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duermen, hacen largos ayunos. Se vuelven tan espirituales que dejan de ser seres humanos,
ellos están creyendo que es Dios quien los guía; es una tendencia de muchos cristianos, y es
muy peligrosa.
De la mente perezosa a la mente pasiva hay un paso, como lo hay de la mente pasiva
a la enajenada. Una mente pasiva te puede llevar a ser un endemoniado. ¡Tenemos que
vencer la pasividad! Primero tenemos que reconocer que no es Dios el que tiene que
manejar nuestra mente sino nosotros, los que por nuestra propia decisión y voluntad nos
sometemos a los pensamientos de Dios y a su palabra. ¡Nosotros controlamos lo que hay en
nuestra mente, decidimos si lo que estamos pensando está bien o esta mal! Somos
responsables delante de Dios, Él no es el responsable de nosotros. Dios nos ha hecho para
que, amándole y creyéndole, estemos unidos a Él. ¡Quiere que seamos inteligentes! Dios
quiere una mente activa. Debemos reconocer cuáles son las áreas en las que somos
pasivos, ya que a veces somos activos en algún área pero pasivos en otras. Por ejemplo, en
los pastores hay una tendencia a ser diligentes en cuestiones de la iglesia, y negligentes en
su hogar. Yo veo a Benny Hinn en la televisión. ¡Unas revelaciones, unas enseñanzas
extraordinarias! Y aparece su señora presentándole los papeles de divorcio. Benny Hinn se
está divorciando, para él es una sorpresa, nunca la esposa le había dado una señal de que
quería divorciarse y jamás habían discutido del tema. ¡Extraordinario, un hombre con tanta
luz! Entonces, publica en una página Web que contiene noticias cristianas, que su esposa no
tiene ningún fundamento bíblico para divorciarse de él. Casi le contesto: “¡Chocolate por la
noticia!” Él asegura que ni él ni sus hijos sabían nada. Generalmente cuando una mujer
presenta el divorcio así sorpresivamente es porque ya está cansada, ya no aguanta más; tu
creías que eras un genio, que estabas haciendo todo bien, que ella tenía que obedecerte,
seguirte, que tenía que ser sujeta, ¡pero no aguantó más! Entonces, vemos a Benny Hinn
cómo predica en todas la naciones, hace milagros, ora por la gente y se entregan a Cristo,
pero su matrimonio se está destruyendo. ¡Muy activo en determinada área y pasivo en otra!
Está el esposo que trabaja y trabaja, y dice: “Siempre le fui fiel a mi mujer, trabajo,
traigo dinero a la casa, nunca le dejé faltar nada”. ¡Pero nunca atendiste a tu esposa!
Siempre estabas cansado, tu esposa estaba esperando cariño, esperaba palabras que nunca
le dijiste, pero siempre trabajaste, y te dice: “¡Me voy con alguien que me da lo que vos no
me das!”
Colosenses 3:1 y 2 dice: “1Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en
las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Si pones la mirada en las cosas de arriba, no
tendrás una mente pasiva. Poner la mirada en las cosas de arriba te demanda, te exige, te
muestra la voluntad de Dios y te activa en sus cosas.

MENTE ACELERADA
Si la mente pasiva lleva a la inactividad en las cosas que convienen, la mente acelerada es
otra fortaleza, es hiperactiva. Este tipo de mentalidad está caracterizada por vivir afanada,
preocupada, en ansiedad, tiene adición a las preocupaciones. Un ejemplo claro de mente
acelerada es el relato Lucas 10; Marta vio que a María no le preocupaban los quehaceres,
ella estaba feliz que Jesús estaba en su casa; ella determinó: “¡Ésta no me la pierdo!
Mañana lavo, mañana limpio; y se puso a conversar con Jesús. ¿Cuántas veces iría Jesús a su
casa? Tal vez una vez al año. Leamos el pasaje de Lucas 10:40 y 41: “40Pero Marta se
preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da
cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
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Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas
cosas”.
El fruto del afán y de la ansiedad es la turbación. Una mente acelerada está turbada,
pierde el control de todo. ¡Es imposible preocuparse y vivir en paz al mismo tiempo! Según
el diccionario, la preocupación es “ofuscación del entendimiento”, se produce la congoja, la
fatiga física, el ánimo es devastado. Dice 1ª de Pedro 5:7: “7echando toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. ¡Dios no quiere que te
cargues con más de lo que puedes soportar! Jesús dijo: “…porque mi yugo es fácil, y
ligera mi carga” (Mateo 11:30). Una persona puede sentir paz cuado hace la voluntad de
Dios, está gozosa, no se le agotan las fuerzas. Entonces tenemos que ir al Señor, y por nada
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estar afanosos como dice Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción
de gracias”.
¿Por qué tenemos que dar gracias si estamos llenos de problemas? ¡Porque Dios cuida de
nosotros! Vamos delante del Señor, le contamos nuestras cargas y descansamos cuando
hablamos con Él, cuando le llevamos nuestras preocupaciones.
Mateo 6: 25, 27 y 31 al 33 señalan: “25Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra
vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué
habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido?”… “27¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su
estatura un codo?”… “31No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas;
pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas”.

MENTE CERRADA
Ésta es una mente prejuiciosa. Habíamos dicho que prejuicio es igual a preconcepto, o
sea, una idea previa establecida; es una fortaleza dentro de la mente. Cuando la mente
tiene una idea concebida, resiste todo pensamiento y toda idea que venga en contra de lo
que concibió. En otras palabras, si yo tengo una mente cerrada, prejuiciosa, resisto lo que
otros me dicen, pero también resisto lo que Dios me dice, porque ya hay una fortaleza
dentro de mí, tengo un concepto acerca de algo. 2ª Corintios 5:17 dice: “17De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas”. ¡Yo no puedo vivir la vida cristiana usando como referencia las
circunstancias que he vivido en el pasado! Pero yo no voy a fracasar hoy como fracasé en el
pasado; ahora tengo otra fuerza, otro poder, ahora tengo a Cristo, ya no me sirve la
experiencia del pasado. No sirve decir: “Me quemé con leche y ahora veo la vaca y lloro”.
¡Ahora tengo que enfrentar la vida con fe, con esperanza! Hebreos 11:1 afirma: “1Es, pues,
la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. ¡La fe es el
poder de Dios! No me puede detener el presente o el futuro, ni nada de lo que antes me
detenía.
Quizás vienes a Cristo y todavía piensas como tu madre o como tu padre, te acuerdas
lo que pasó, tienes miedo a los hombres porque alguna vez, alguno te trató mal; ahora estás
en Cristo pero tienes los mismos temores que antes, no puedes superar lo que te hicieron,
tienes rencores. ¡Cristo quiere limpiar todo eso, no quiere que tengas una mente prejuiciosa!
La mente cerrada resiste a Dios, la mente prejuiciosa tiene una barrera, le cuesta recibir,
aprender o creer. Según el diccionario, prejuicio es una opinión previa y tenaz. Dice la
Biblia que el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les
resplandezca la luz (2ª Corintios 4:4). ¿Cómo ciega el entendimiento? Le hace creer cosas
que van contra la voluntad de Dios, llena la mente de argumentos, de pensamientos, de
preconceptos, para que cuando vea la luz, la resista. Por ejemplo, mi mamá y mi papá nunca
me valoraron, nunca dialogaron conmigo, me dijeron que era un idiota, que no servía para
nada, o ellos nunca me cuidaron, o me regalaron. Todos estos elementos crean fortalezas
dentro de la mente. Entonces viene alguien y ama a ese chico; éste mira a la persona y no
le cree, dice: “¡El amor no existe!” No puede creer que alguien le ame y en su mente dice:
“Si mi papá no me amó, si mi mamá no me amó, ¿quién es este para amarme?” Cuando
hablo con algún chico o chica no me cuesta decirles que lo amo y que los quiero ayudar. En
una oportunidad una chica me dice: “¿Qué le pasa falso? ¡Qué me va a amar usted si ni me
conoce!” No puede creer que alguien le pueda amar aun sin conocerle, porque en su
concepto no cabe esa idea.
Las mentes cerradas resisten las verdades del evangelio; Satanás ha trabajado mucho
en ellas.
Quiero compartir un párrafo que saqué de la Web de unos ateos, y que señala: “El ser
humano no puede alcanzar su libertad plena mientras crea en la justicia divina; la libertad
moral plena sólo puede llegar a producirse cuando la persona no tiene a un ser
todopoderoso vigilando y juzgando sus acciones. Además la libertad implica independencia
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y si Dios existiera, seríamos dependientes de Él, porque nos ha creado, por lo tanto no
podríamos ser libres”. Fíjense que los ateos tienen un concepto especial acerca de la
libertad. Libertad es hacer lo que a mí se me da la gana, nadie me puede poner freno en lo
moral y en lo ético, por lo tanto para los ateos, si Dios existe, entonces no existe la libertad
ya que le tendríamos que rendir cuentas. ¡Si Dios existe pone límites a nuestra libertad!
Entonces, dicen lo ateos: “Es necesario que cada uno sepa que Dios no existe para que
realmente se de cuenta de que efectivamente puede alcanzar su libertad”. En tal caso
tendrían que poner: “Sería necesario que Dios no exista, para que lo que yo digo sea
verdad”. ¡Pero ellos sacaron la conclusión de que Dios no existe!
Pero porque ellos piensen que así se logra la libertad, Dios no deja de existir. Para
Jesucristo la libertad es el conocimiento de la verdad. Ellos aseguran que si Dios no existe
entonces puedo hacer lo que se me da la gana. Continúan diciendo: “Lo ateos odiamos lo
que la idea de Dios representa en el mundo; el control (y yo no quiero que me controle un
Dios), la esclavitud de nuestras mentes (no quiero pensar lo que Él quiere sino lo que se me
da la gana), la pérdida de la libertad moral e intelectual. ¿Por qué estar sometidos por un
ser, por una idea que ni siquiera existe? Los ateos no sólo no creemos en Dios sino que
intentamos demostrar que efectivamente no existe. Y además perseguimos y atacamos
duramente todo lo que la divinidad y la religión representan. Así pues, los objetivos y las
ideas del ateismo pueden resumirse en: acabar con Dios y con la religión sea cual fuere la
forma que estos dos conceptos adopten”.
¡Esta es la idea preconcebida de los ateos! Dios no existe porque no cuadra en su
mentalidad, en su manera de entender la libertad. Esto es una mente cerrada. De la misma
manera, una persona que odia no puede perdonar porque piensa que no puede hacerlo,
porque sostiene la idea de que no se puede perdonar. Lo mismo sucede con el ladrón, éste
piensa que no puede dejar de serlo ya que sus argumentos sostienen la idea de que nació
así. El homosexual piensa que no puede cambiar, que es una mujer aprisionada en un
cuerpo de hombre, entonces sus argumentos sostienen la idea de que es una mujer.
En una mente cerrada o prejuiciosa el diablo ha puesto una opinión contraria a la
verdad. Cuando una persona le dice a otra, “cabezón” quiere hacerle ver que tiene una
mente cerrada; hay gente que se opone a todo, por deporte, cuestionando todo, como por
ejemplo: “¿Y por qué?” “¿Para qué?” “¡No, yo no estoy de acuerdo!”, “A mí me parece…”
Con esto no demuestras nada, es que sólo te parece.
La mente cerrada no funciona ni con la gente ni con Dios. Romanos 1:21y 22 dice:
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“ Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido. 22Profesando ser sabios, se hicieron necios,…”
El hombre cerró su mente a la idea de Dios; como no le quiso dar la gloria, Él los
entrego a una mente reprobada para hacer lo que no conviene. Dios los entregó a sus
propias concupiscencias, a sus propias codicias, a sus propios deseos, para hacer todo
contra naturaleza, de tal manera que hasta sus propios cuerpos fueron usados de una
manera indebida. Cambiaron el uso natural de la mujer contra la naturaleza. Todo esto
surgió cuando el hombre se envaneció en sus razonamientos, quedó encerrado en una
fortaleza, cuestionando: “¿Por qué no puedo ser mujer?” “¿Por qué no puedo tener
relaciones sexuales antes de casarme?” “¿Quién dice que no lo puedo hacer?” y agregan:
“Estos religiosos no quieren que disfrutemos del sexo”. ¡Esta clase de personas están
constantemente opinando contra Dios y pateando contra la verdad!

MENTE ERRANTE
Mucha gente ha pasado años permitiendo que su mente divague, no pudiendo
enfocarse ni concentrarse. Un ejemplo: Un joven quería estudiar ingeniería, estudió un año
pero dejó porque eso no era lo suyo; piensa que lo de él es la medicina; hace un año de
medicina y se da cuenta que tampoco era lo que quería. Ahora cree que es la arquitectura,
pero pasa igual que en los otros estudios. ¡Piensa que no sirve para ninguna de las tres
cosas! Entonces dice: “¡Ya sé, voy a ser pastor! Ya que soy inútil para todo, la única que me
queda es ser pastor”. ¡Mente errática, no logra enfocarse! 1ª Pedro 1:13 señala: “13Por
tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por

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completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado…” Hay
que ajustar el entendimiento, hay que hacer que se concentre.
He llegado a la conclusión que el tema de la mente es fundamental, porque ahí se
decide el destino de nuestra vida, es allí donde yo decido qué conviene y qué no, ahí es
donde decido que me conviene ajustarme a los preceptos de Dios y a su palabra;
racionalmente entiendo que mi razón no sirve y que son mejores las razones de Dios.
La incapacidad para concentrarse tiene que ver con no haber puesto riendas o límites
a los pensamientos erráticos que habitan en la mente. Esto sucede cuando dejamos que
ésta trabaje sola: Corres detrás de cada pensamiento que viene a tu corazón. Por ejemplo,
ves un chico en la calle y piensas: “¡Este es para mí!” Y empiezas a soñar, te ves junto con
él en el altar, te imaginas en sus brazos. Tu dices, “Si me sonríe, ésta es la confirmación de
que es para mí”. Pero el chico ni te sonríe, ni te guiña el ojo, ni le importa nada de ti;
entonces al poco tiempo dices: “Estoy sintiendo que esto no era de Dios”, y buscas otro:
“Este es más petizo pero, ¡qué simpático es!” Entonces buscas palabra en la Biblia, y le
dices a Dios: “Este Señor, éste”; vas a la iglesia y ves uno alto y fortachón que camina
decidido, miras al petizo y dices: “¡Uh! ¡Es éste y no el petizo!” ¡Mente errante!
La fatiga extrema puede afectar la habilidad de concentración; cuando uno está
fatigado no puede enfocarse, entonces viene uno y otro pensamiento. La mente puede ser
errante también por falta de vitamina B; a veces la persona está mal alimentada y necesita
un complejo de vitamina B, o fósforo. Asimismo, cuando uno está enamorado es difícil
concentrarse; cuando me enamoré de Marta (mi esposa) iba a tomar la sopa y ella estaba
en los fideos, estudiaba matemática y ella estaba en medio de todas las fórmulas. ¡No podía
estudiar!
La falta de concentración dificulta la comprensión y el entendimiento. Por eso es que
el diablo ha soltado ejércitos de demonios que promueven la distracción. En estados Unidos
está la industria del Entertainment (del entretenimiento). “¿¡Viste qué linda película!?”
“¿Cuál es el argumento?” “No, no tiene argumento, ¡pero qué buena que está!” Los
demonios promueven toda clase de deportes, y no estoy hablando en vano; llega a morirse
alguien dentro de la iglesia, ¡y me hacen un lío tremendo! ¡Me llevan a declarar a la
comisaría! ¿Pero si matan a alguien cuando sale de la cancha? ¡El fútbol es pasión de
multitudes, no lo vamos a detener! ¿Y si matan gente a la salida de los boliches? ¡No vamos
a detener los boliches, es lo más normal! ¡Es la industria del Entertainment! Los muchos
entretenimientos vuelven errantes los pensamientos.
Una vez vino a mis manos un juego llamado “Tetris”; empecé a jugar, pero perdí, así
que lo intenté de nuevo, y le daba y le daba… mi señora me mandaba a dormir, y le
contestaba: “¡Ya voy!” Quería distraerme un poco y se me hacían las dos, las tres de la
madrugada y yo ahí estaba yo, con el tetris. Me iba a dormir, y mientras dormía bajaban las
figuritas... ¿Has querido solucionar algún problema del día con algún “tetris”? ¡Hay muchas
clases de entretenimiento!
Concentrarse requiere disciplina y el diablo distrae mucho, especialmente a los que quieren
orar y leer la palabra de Dios. Te propones orar, pero algo te distrae, entonces dices:
“Bueno, hoy no pude orar, pero mañana sí lo voy a hacer”.
Deuteronomio 5:1 dice: “1Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel, los
estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y
guardadlos, para ponerlos por obra”. ¡Este es nuestro más importante entretenimiento!
Deuteronomio 6:3 también dice: “3Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra,
para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como
te ha dicho Jehová el Dios de tus padres”. Deuteronomio 6:6 y 7 asimismo afirma: “6Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7y las repetirás a
tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes”.
¡Este es tu mejor entretenimiento! Ceñir los lomos del entendimiento es ajustarlos a la
palabra de Dios. No dejes que tu mente divague, no te enfoques en los entretenimientos
sino en la palabra poderosa de Dios y te irá bien.

LA MENTE DEBE SER CAMBIADA

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La palabra más importante del evangelio posiblemente sea la palabra
“arrepentimiento”. El apóstol Pedro dice en Hechos 2:38: “38Pedro les dijo: Arrepentíos,
y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
Toda la gracia de Dios, todo el fluir, toda revelación viene al creyente cuando se ha
arrepentido y ha recibido a Cristo en su corazón. Nadie puede recibir a Cristo en su corazón
si antes no se arrepiente. ¡Primero debe haber arrepentimiento! El apóstol Pablo dijo en
Hechos 17:30: “30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta
ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se
arrepientan…” Es el paso previo a un trato con Dios, es el paso previo a la regeneración, a
la vivificación del espíritu, al perdón de todos los pecados y a la llenura del Espíritu Santo.
¡Si no hay arrepentimiento, no hay trato con Dios!
Arrepentimiento es “cambio de mentalidad”. Si no estás dispuesto a cambiar tu mente, si no
estás dispuesto a negar lo que piensas, jamás podrás pensar lo que Dios piensa. Si no estás
dispuesto a renunciar a tus propios pensamientos, Dios nunca te entregará sus
pensamientos. Si tú eres un libre pensador, si eres independiente y haces lo que quieres, lo
que se te venga en gana, entonces, Dios no te dará lo que tiene. ¡No hay trato con Dios si no
renuncias a tus pensamientos, a tu mentalidad! ¡La gracia no podrá operar en tu vida si no
hay arrepentimiento! Mateo 4:17 dice: “17Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y
a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. En el reino de los
cielos no se hace lo que uno quiere, en el reino de los cielos hay un Soberano, y allí se hace
su voluntad; entonces, ¡tú tienes que dejar de ser el soberano para que Dios sea Soberano!
La palabra arrepentimiento proviene de la palabra griega “metanoia”. Meta: “cambio”;
noia: “modo de pensar”; o sea cambio en el modo de pensar. Otro significado es “giro de
180 grados”, o sea que arrepentimiento significa que voy en un camino, pensando de una
manera, y entiendo que ese camino no sirve, que debo dejar de pensar como lo estoy
haciendo, y por lo tanto, debo hacer un giro de 180 grados e ir en dirección contraria a la
que venía caminando. ¡Giro en mi manera de ver y de pensar! Cuando uno decide renunciar
a su propia manera de pensar aparece Dios y aparece la gracia, viene Cristo y te dice: “Yo te
doy mi mente”. El apóstol Pablo dijo: “Nosotros tenemos la mente de Cristo”. (1ª
Corintios 2:16) ¿Para qué tener nuestra manera de pensar, si podemos tener la de Cristo?
¡El evangelio es un poder extraordinario en el mundo, que comienza a operar cuando
hay un cambio de mentalidad!
Hemos enseñado muchas veces que si queremos que cambie algo en nuestra vida,
debemos dejar de pensar como lo veníamos haciendo. Cuando cambiamos nuestra manera
de pensar, cambian nuestras decisiones, cambian nuestras obras y nuestras circunstancias.
¡Para que haya cambios en la vida tiene que haber un cambio en la mentalidad! Para que
Cristo pueda entrar en tu vida, y este es el gran cambio, tú necesitas arrepentirte.
Arrepentimiento no es venir llorando, es una decisión guiada por el Espíritu Santo; Él te
convence de que no puedes seguir como estás, que estás mal, que eres un caprichoso y
quieres hacer lo que se te da la gana, que tienes la mente cerrada, obnubilada, trastornada
y necesitas cambiar tu manera de pensar.
En este momento, el Espíritu Santo te está guiando, te dice que así como vas, no hay
trato con Dios. ¡No pretendas que Dios te apoye en tu manera de pensar, en tu filosofía de
la vida, o que pase por alto tu manera de sentir y de pensar! Dios no va a ceder, porque no
hay mejor pensamiento que el suyo. Dios no sacrificará sus preceptos ni sus propósitos, Él
no se moverá ni a izquierda ni a derecha de su plan. ¡El cielo y la tierra pasarán pero su
palabra que es su pensamiento no pasará!
En efesios 2:1- 5 se nos dice que cuando hacíamos la voluntad de la carne y la de los
pensamientos, estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, ya que estábamos sujetos
a la corriente de este mundo y operaba sobre nosotros un poder que proviene del príncipe
de la potestad del aire, el espíritu que opera en los hijos de desobediencia; pero Cristo, con
el gran amor con que nos amó nos ofreció salvación y nos dio su perdón. Pero eso implica
dejar de pensar como pensaba y dejar de sentir como sentía, o sea que debo negarme a mi
mismo.

LA MENTE DEBE SER RENOVADA


7
Una vez que el creyente se ha arrepentido y tiene una nueva mentalidad, viene una
etapa de cristiano; en esa etapa la mente debe ser renovada, ya que Satanás no desiste de
su intento de seguir mandando dardos envenenados a la mente. ¡Él sigue influenciando y
sigue trabajando en tu contra!
Efesios 4:23 expresa: “23y renovaos en el espíritu de vuestra mente,…” Esto significa,
“quitar continuamente los pensamientos que pertenecen a otro espíritu, para mantener
dentro los pensamientos que pertenecen al Espíritu de Dios”. En nuestra mente debe operar
un solo espíritu, el Espíritu Santo. Así que ahora soy cristiano pero el hecho de serlo no me
garantiza que mi mente no sea contaminada. ¡Mi mente debe ser renovada! Debo leer la
palabra de Dios para entender qué pensamiento se acomodó en mi mente y no proviene de
Dios. Yo necesito la palabra de Dios porque ella es la que garantiza que pienso como Él
piensa y que veo las cosas como Él las ve. Por tal motivo, la palabra de Dios tiene que morar
en abundancia en mi vida. El apóstol Pablo dice en Romanos 12:2: “2No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”. Este pasaje dice: “transformaos”, es decir, cambien de forma,
sean otro, mueran al viejo hombre y sean transformados en nuevas personas. Yo he
descubierto que los deseos de mi alma, de mi carne, se oponen a los deseos de Dios.
Los cristianos nos acostumbramos a creer que nuestros deseos son los de Dios; la
Biblia dice que los deseos de la carne se oponen a los deseos del Espíritu y viceversa, por lo
tanto el hecho de que yo tenga un deseo no significa que sea de Dios. ¡Yo tengo que ser
renovado en el espíritu de mi mente para poder comprobar la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta! Por eso tenemos que estar listos para derribar argumentos y
fortalezas en nuestra mente. Los pensamientos de Dios establecidos en su palabra deben
ocupar el lugar de los viejos pensamientos. Debo sacar de mi vida, debo resistir los
pensamientos que yo se que no son de Dios; esto es un ejercicio de nuestro libre albedrío,
de nuestra voluntad, es algo que no lo va a hacer Dios sino que nos manda a nosotros que lo
hagamos. ¡Es nuestro deber y no el de Dios!

LA MENTE DEBE SER CONTROLADA


Primero dijimos que la mente debe ser renovada, esto da la idea de que todos los días
demos meter agua limpia para que se vaya el agua sucia; y esto implica también, controlar
la actividad de la mente, de los pensamientos. Y reitero: No debes esperar que Dios u otro
controle tu mente, Él no ha creado títeres. “¡Yo le dije a Dios que si no era de Él que me lo
quite!” ¡Tu abuela, dice Dios, yo no te lo saco! Ese trabajo te lo dio Dios a ti. “Yo le dije a
Dios que lo quite y no lo hizo, así que me junté con él; era casado y tenía hijos, pero como
Dios no me lo sacó…” “Yo lo tenía en mi cabeza y dije: Dios, si no es tuyo, que se vaya; pero
no se fue”. ¡No te quietes de encima tu responsabilidad! ¡No pongas tus responsabilidades
sobre Dios!
“¡Dios! ¿No te diste cuenta que yo estaba pensando mal, por qué me dejaste?” Dios te
contesta: “Te dejé porque estuviste pensando lo que quisiste, dejé que hicieras lo que
querías porque te di libre albedrío. ¿No era lo que querías?”
Dios no ejerce control sobre los pensamientos del hombre, sino que éste, en un acto
de su voluntad debe someterlos en obediencia a Cristo. Dicen algunos: “Dios, me pongo en
tus manos, mi mente es tuya, desde este momento declaro que todo pensamiento que viene
a mi mente es tuyo, así no tengo más trabajo, y me quito toda responsabilidad”. ¡No puedes
pedirle a Dios que tome el control de tu mente! Él no ha hecho títeres, quiere que lo
amemos, que le sirvamos de todo nuestro corazón.
Algunos quieren que Dios se haga cargo de su mente y oran así: “Señor, desde este instante
yo declaro por la fe, que ningún pensamiento malo u obsceno tendré en mi mente porque tú
tienes el control de ella, y todo pensamiento que venga es tuyo en el nombre de Jesús”. Esto
nos lleva a dejar nuestra responsabilidad de examinar lo que hay en nuestra mente, y nos
quita la responsabilidad que Dios nos da de oír, entender, aceptar y obedecer. Dios te ayuda
pero te presenta un filtro; Filipenses 4:8 dice: “8Por lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
8
pensad”. ¡La responsabilidad es nuestra! “¡Oh Dios no permitas que yo piense mal!” ¡Le
pateas la pelota a Él! “¡Oh Señor, te hago responsable de que yo piense solamente lo que es
honesto, lo que es digno y de buen nombre!” Y Dios te contesta: “¡No! Yo te hago
responsable a tí de lo que pienses”.

CONCLUSIÓN
Los últimos tres puntos que vimos son muy importantes: La mente de be ser
cambiada; arrepentimiento. La mente debe ser renovada y la mente debe ser controlada.
Esto sucede en la vida cristiana, no antes de ser un cristiano sino desde el momento que
uno es cristiano.
¿Quieres empezar a ser un cristiano? ¿Te has dado cuenta que tu vida no está yendo
conforme a la voluntad de Dios, sino que haces lo que se te da la gana? ¿Has entendido que
debes arrepentirte y que debes cambiar? ¿Te pesa porque sabes que de la manera que
piensas, vas mal y que si sigues así vas al infierno? Si necesitas ser de Cristo y en este
momento te arrepientes, recibe por la fe el perdón de tus pecados y dile ahora a Dios:
“Señor, nunca más voy a tener un pensamiento independiente de ti. ¡Estoy
arrepentido! Se que con mis pensamientos no voy a ningún lado, estoy caminando hacia la
oscuridad, hacia el infierno. ¡Sálvame Señor! En esta hora me vuelvo a ti, en el nombre de
Jesús. He caminado en mis propios pensamientos y no he entendido Señor, los tuyos.
¡Perdona mis pecados! Todo lo que pensé me llevó a ser lo que tú no querías. Ahora quiero
Señor, pensar lo que tú quieres para hacer lo que quieres. ¡Ábreme las puertas del reino!
¡Escribe mi nombre Señor, en el libro de la vida! Yo te abro mi corazón y te recibo, en el
nombre de Jesús, amén. ¡Gracias Señor!”

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