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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA

FACULTAD CIENCIAS DE LA EDUCACION


ESCUELA DE FILOSOFIA
SEMINARIO DE AUTOR SILGO XIX-II NIETSZCHE
PROFESOR: ALFREDO ROCHA DE LA TORRE
JUAN CARLOS CHAPRRO JIMENEZ
PROTOCOLO - LIBRO IV; PARAGRAFOS: 208-265
No?
Constructores de mundos.

En los parágrafos que se abordaron en la clase, hay temáticas o fragmentos que unifican
los aforismos, algo muy complicado en la naturaleza de la escritura de Nietzsche es
encontrar un hilo conductor. Porque existen temáticas que congregan y hacen vínculos en
esta filosofía. En este protocolo se trataran tres posibles temas fundamentales para discutir.
Primero encontramos un término que se conceptualiza como temple de ánimo, con sus
ejemplos en los fragmentos entorno a stimmungen, aquellos fragmentos que hablan sobre
el ánimo y el afecto- donde se menciona la risa y el ridículo. En Los aforismo 212, 210,
220, 228, 229, 238, 241, 242, 247, se congregan en la temática sobre el temple de ánimo,
con estos aforismos Nietzsche quiere tratar de mostrar un acercamiento a gran parte de la
afectividad humana, de la vida misma o de la vitalidad misma.
Segundo posible tema central en la discusión será la moral, es evidente que todo el libro
habla de moral, pero en ciertos fragmentos específicos como: 215, 221, 230, donde se trata
el tema del utilitarismo y la crítica que Nietzsche hace a él. Es de recordar que con este
tema es con el cual se inicia la genealogía de la moral. El tercer concepto el cual analizar,
es la concepción en general del artista, en los aforismos: 217, 218, o el 223, en los cuales se
hace referencia al ojo temido con el arte. Estos tres temas podrían ser un posible hilo
conductor de estos aforismos 208 a 265 y en general de la filosofía de Nietzsche.
El aforismo que contiene gran parte de lo que Nietzsche quiere decir en su filosofía es el
210. “Reflexionando más, se ha llegado a la conclusión de que no hay nada bueno, ni
malo, ni bello, ni sublime, sino estados del alma que nos hacen atribuir a cosas que están
fuera de nosotros estos calificativos. Hemos quitado a las cosas estos atributos, o mejor,
hemos comprendido que no habíamos hecho más que prestárselos. Procuremos que esta
convicción no nos haga perder la capacidad de prestar, y guardémonos de no volvernos, al
mismo tiempo, más ricos y más avaros.”1

1
Nietzsche, Friedrich, Aurora; Pensamientos acerca de los prejuicios morales. Obras completas (vol. III).
Madrid: Tecnos, 2014, pp. 603 a 615.
El aforismo 219 se puede catalogar como apariencia de las acciones, por ejemplo: el
engaño de la humillación, cuando pido perdón a alguien al que le haya hecho daño, no lo
hago para redimir al otro, sino que me redimo a mí mismo, es un acto egoísta donde la
acción que creía dirigida al bienestar de otro actúa en mi propio beneficio. Algunos
aforismos plantean que toda la afectividad humana, esta fundamentalmente dirigida hacia el
objetivo que no es en apariencia el objetivo último de la acción. Ahora bien lo mismo
ocurre con la humillación, el compadecer al otro, las acciones de tipo exaltación, o el
elogio, porque explica, que quien elogia se apodera del elogiado. Nietzsche plantea que
hay que ser capaces de evitar elogios y ofensas con tal de no ser esclavos de nadie. En este
sentido, la manipulación empieza por la apariencia de la buena acción de quien elogia, pues
esta es falsa. Estos aforismos muestran que en las acciones hay una relación invertida,
encaminada hacia el bienestar de la persona a quien se dirige la acción, pero en el fondo es
para quien la ejecuta.
El autor plantea que no hay nada malo y nada bueno, no existen las cosas en sí. Por lo cual
hace sus reminiscencias críticas a filósofos como Kant y Platón, en especial a la concepción
platónica sobre el Topus Urano y que allí el alma contempla lo bueno en sí, lo malo en sí, la
belleza en sí. Afirma que en el mundo terrenal no existe nada de ello llamado en sí. No
existe lo bello en sí, o lo sublime…No existe la cosa en sí, nosotros los hombres somos
artistas creadores de todo aquello que gana significado en el quehacer cotidiano, hemos
creado la moral que nos guía y hemos tomado prestados categorías y conceptos por nuestra
incapacidad de crear metáforas y significar las acciones. Somos artistas que olvidaron el
arte de vivir y crear sentidos. Las circunstancias no significan por ellas mismas, pues sin un
hombre que les dé sentido, no son más que acciones de tipo animal. Aquella vida creadora
de metáforas se evidencia en los humanos que se encuentran y en un sentido metafórico
significan las acciones que están haciendo. Es si como alguien realmente quiere, solo
cuando es capaz de construir metáforas con esos ojos que está mirando, en esas acciones
que están viviendo.
Una palabra que significa para dos personas, ya no es una palabra sino un mundo, una
palabra que se hace metáfora en la relación vital humana, es a la cual le conferimos belleza,
algo de verdad, o algún sentido. Aunque el mundo contemporáneo no funcione de esta
manera, y las palabras que utilizamos vayan al vaivén de las circunstancias nuevas o
repetidas que se viven o caigan en una supuesta objetividad que aplaca la subjetividad
creadora, aun con este panorama contemporáneo hay que ser artistas. Nietzsche afirma que
es en la construcción de sentido en el mundo, que podemos hacer que la vida sea artística.
La construcción de un mundo propio, desde una palabra que se deforma y empieza a crear
mundos propios de metáforas sin fin. Es así como solo en la construcción del propio mundo
se es artista, porque lo sagrado puede ser los ojos, el cabello o un apareja de las manos
caminando en el atardecer, eso no es bella la acción en sí, pero construye. En el mundo
contemporáneo los hombres son incapaces de construir un propio mundo, un mundo con
mil metáforas posibles.
En la vida misma no existe el -en sí-, no existen circunstancias bellas en sí, solo existen
como construcciones hechas por los individuos que les dan sentido a esas circunstancias,
que hayan en ellas un mundo, un sentido, una significación. No existe el valor de las
circunstancias, no existe el valor de los valores en sí, porque, en este sentido, todo es una
construcción de la humanidad.
La única manera de vivir a plenitud es construir metáforas, construir vida en las acciones
que realizamos, darle significación usando nuestro genio creador. Puesto que olvidamos
cómo construir mundos y metáforas, nos vemos obligados a tomar prestadas categorías
totalizadoras, incluso de ámbitos de la economía, o del sistema capitalista y unificador, para
designar nuestras relaciones humanas, afectivas, emociónales, nuestras propias pulsiones.
Pues solo en la construcción de un sentido metafórico de la vida los lugares más feos se
tornan bellos, pero solo en relación con las metáforas que construimos con los otros. Solo
en la construcción metafórica cambia el mundo y deja de ser objetivo para convertirse en
creación artística tal como una obra musical, un lienzo, o una obra literaria, o un poema.
La vida misma esta en este mundo, no existe nada mas allá, todas las promesas
trasmundanas son falsas y sirven para crear una moral de débiles. El reto está en hacer
nuestro propio mundo en reconstruir cada acción que se vive, cuando las acciones no son
prestadas ni distribuidas por una empresa repartidora de metáforas, se empieza a ser artista.
Antes de esto el humano es incapaz de construir metáforas que sean signadas por las
circunstancias.
En el aforismo 210 se encuentra el alma de la filosofía de Nietzsche, de allí podemos
plantear que la vida misma se construye, se crea artísticamente a través de la metáfora, la
metáfora como capacidad creadora de mi propia vida. Metáfora como la capacidad que
tiene el hombre de crear obras de arte, por eso la vida es arte. Solo quien crea es capaz de
amar, es si como no existe nada bello, nada feo sin un hombre que le dé sentido, en ámbitos
que abren posibilidades de lo metafórico.
¿Nietzsche incita al lector a ser desconfiado? Claro que si, a partir del hecho que no hay
nada objetivo, pues tras lo dicho hay muchas cosas no dichas, hay que ser desconfiados
porque no hay verdades objetivas, ni presentes ante mis ojos o mis manos, hay que horadar
y socavar en lo que el mundo me ofrece para un día retirar la máscara. Hay que ser
desconfiados y dudar de la claridad y la objetividad que esta frente a nosotros. Es así como,
los buenos y los malos solo existen desde las perspectivas moralistas. Pero si se desconfía
de lo que el mundo ofrece, se puede hacer genealogía, El mundo solo será creado
socavando hasta llevar a lo subterráneo lo que está frente a nosotros, para retirar la máscara
que siempre le antecede. De esta manera, encontrar que todo es un proceso de
transvaloración, una inversión de los valores originarios, que nos convirtieron en seres
morales, por tanto, individuos culpables deudores de las acciones.
En Nietzsche siempre hay un doble sentido pues es cuestión de perspectiva.
Preguntas:

1. ¿Cómo entiende Nietzsche el término desconfiado?


¿La filosofía del autor acaso insinúa que se debe ser desconfiado?
2. ¿Si Nietzsche defiende algo no caería en el error de incurrir en el elogio? ¿Cómo
puede no caer en el elogio cuando defiende algo que él piensa?
3. ¿Cómo evitar imponerse un yugo sobre uno mismo, al hacer acciones a las que su
significado se ha invertido? Ejemplo la humillación
4. ¿Cuál es la concepción critica que tiene Nietzsche sobre los judíos que disiente de
la concepción del nacional socialismo?
5. ¿Cómo entiende el autor el trabajo y el dinero y como se evidencia en su crítica al
capitalismo y comunismo?
6. ¿Cuál es la concepción que tiene Nietzsche sobre los criminales y los enfermos mentales?

No hay conceptos en sí, todos son conceptos recibidos por la tradición permeada por el
capitalismo. Capitalismo como una vergüenza humana que nunca pasará, donde los
conceptos son trasformados por la corriente económico política que nos ha hecho
consumidores de categorías y además nos las ha prestado. Hay una negación de la
posibilidad de mi existencia propia al suprimir la subjetividad y creatividad metafórica de
mi vida.
A vivir no se nace aprendido, es más un carácter que tiene que ver con la sensibilidad, que
no se sabe dónde surge, no se sabe si se aprendió en el sentido que se ha habituado, se
dirige más hacia la ética de una habituación de la experiencia, más que a un aprendizaje.
No se aprende, y no nace con él, hay un ámbito de la experiencia humana donde el
individuo sensibiliza su propia corporalidad y empieza a sentir cosas que no sienten los
demás, es decir que se vuelve cuerpo pero no naturaleza. Volviéndose cuerpo también se
vuelve alma donde se construye en la experiencia misma. Solo unos ojos pueden generar
afectos que otros no ven, los ojos embellecen lo que ven, para romper con lo construido
social simplemente viendo bello lo que la sociedad concibe que no lo es. Es desafortunado
ver las cosas diferentes donde todos ven lo igual.

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