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EL HOMO COMPLEXUS

“Comprender lo humano es comprender su unidad en la diversidad, su diversidad en la


unidad”.

El presente autor analiza las conductas humanas desde una perspectiva cósmica,
(Morin, pág. 48). El ser humano por su naturaleza alberga más situaciones
negativas que positivas, el cual adquiere tanto conductas apropiadas e
inapropiadas, se constituye como un ser racional e irracional.
Existe una gran diversidad de culturas y pensamientos el cual suele ser compleja
para aplicar una verdadera igualdad social y poder establecer un verdadero vínculo
de paz como seres humanos y lograr un mundo ideal, en el campo social hay una
unidad/diversidad de las lenguas (lo que hace que seamos gemelos por el lenguaje
y separados por las lenguas) de las organizaciones sociales y de las culturas,
(Morin, pág. 54). El ser humano posee una naturaleza muy compleja, se vuelve
invisible y el hombre se desvanece “como una huella en la arena” (Morin, pág. 47).
Somos seres infantiles, neuróticos, delirantes siendo también racionales. Todo ello
constituye el tejido propiamente humano.
El ser humano es un ser racional e irracional, capaz de mesura y desmesura;
sujeto de un afecto intenso e inestable; él sonríe, ríe, llora, pero sabe también
conocer objetivamente; es un ser serio y calculador, pero también ansioso,
angustiado, gozador, ebrio, estático; es un ser de violencia y de ternura, de amor y
de odio; es un ser invadido por lo imaginario y que puede reconocer lo real, que
sabe de la muerte pero que no puede creer en ella, que segrega el mito y la
magia, pero también la ciencia y la filosofía; que está poseído por los Dioses y por
las Ideas, pero que duda de los Dioses y critica las Ideas; se alimenta de
conocimientos comprobados, pero también de ilusiones y de quimeras.

Y cuando en la ruptura de los controles racionales, culturales, materiales hay


confusión entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo real y lo imaginario, cuando hay
hegemonía de ilusiones, desmesura desencadenada, entonces el “homo demens”
somete al “homo sapiens” y subordina la inteligencia racional al servicio de sus
monstruos, (Morin, pág. 56).

También la educación debería mostrar e ilustrar el Destino con las múltiples


facetas del humano: el destino de la especie humana, el destino individual, el
destino social, el destino histórico, todos los destinos entrelazados e inseparables.
Así, una de las vocaciones esenciales de la educación del futuro será el examen y
el estudio de la complejidad humana. Ella conduciría a la toma de conocimiento,
esto es, de conciencia, de la condición común a todos los humanos, y de la muy
rica y necesaria diversidad de los individuos, de los pueblos, de las culturas, sobre
nuestro arraigamiento como ciudadanos de la Tierra, (Morin, pág. 57). Morín, Edgar.
El c

(1999). "Enseñar la condición humana" en Los siete saberes necesarios para /a educación del futuro. México: Colección y
Cultura para el nuevo milenio UNESCO, pp. 46-57

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