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CLACSO is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to El desafío de un
pensar diferente
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el agua, los conflictos en torno a ella y las tareas que una política de
adaptación debería encarar para cuidarla y mantenerla. Reconoce-
mos que nos encontramos en una crisis hídrica de proporciones que
puede crecer aún más con la situación del cambio climático. La cues-
tión del agua pasa a ser un punto nodal en países que pueden perder
sus territorios como los insulares de Oceanía o como el Perú, en el
que por la pérdida de los glaciares tropicales se puede poner en riesgo
la vida humana, la de animales y de plantas de regiones y ciudades,
principalmente de la costa. Por ello, el desafío que enfrentamos está
vinculado a la manera como resolvamos los problemas de la cuestión
vital del agua.
1. El agua y la vida
El primer asunto que debemos plantear al referirnos al agua tiene que
ver con su importancia y su significado. Probablemente no hay en el
mundo un tema que evoque más contenidos que el tema del agua. La
humanidad tiene una especial relación con el agua, al punto de consi-
derarla sinónimo de vida.
Para todos los pueblos del mundo el agua ha sido y sigue siendo
un asunto relacionado con la sobrevivencia y la vida. Basta con un
recorrido por diferentes culturas para advertir su importancia y su
presencia. En el Perú las fiestas del agua son muchas y evocan el
significado vital de esta para los diferentes pueblos. La imagen del
mito de Manco Cápac y Mama Ocllo señala incluso, que el Estado
inca surgió del Lago Titicaca. De alguna manera todas las culturas,
no solo en el Perú sino en el mundo, reconocen el valor del agua para
su propio desarrollo.
Esta observación que hacemos de manera general tiene su asi-
dero científico en la importancia real que el agua ha tenido para el
surgimiento de la vida en el planeta. De cierta forma, no sería para
nada exagerado sostener que la vida depende del agua; por lo que
no solo podemos hacer una correlación entre el agua y la vida en
el planeta, sino que debemos ser más específicos y establecer una
correlación permanente entre el agua y el desarrollo de la vida hu-
mana en todos sus períodos. Decir que el agua es un elemento vital
implica necesariamente reconocer dos cosas: primero, su vincula-
ción con la vida y también, la importancia que siempre ha tenido
para los seres humanos.
Establecer con claridad la importancia del agua significa poner
de relieve y destacar un punto central de la condición humana: el
agua como signo de vitalidad, de renovación y de desarrollo de to-
das las formas de vida, de salud, de derecho, de pureza, de integri-
dad y de calidad de vida. Este es el motivo por el que las sociedades
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Cuadro 1
Distritos en conflicto según rango de altitud sobre el nivel del mar
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den percibir con mayor o menor profundidad los males que les puede
acarrear esta forma de producción extractiva.
Nuestra evaluación es que los conflictos sociales en torno al
agua se van a incrementar en la medida en que los efectos del cam-
bio climático se hagan más recurrentes en el país (Boelens et al.,
2006). Esta situación va a intensificar los ya existentes entre los
agricultores y la minería; entre los propios agricultores de las partes
altas y bajas por el control del agua; entre las comunidades y pue-
blos del campo con las ciudades necesitadas de agua y de energía
eléctrica, y entre las regiones del país al ser unas más dependientes
de otras en materia de agua. Todo esto sin contar, por cierto, los pro-
blemas que podemos atravesar en relación con la reducción de los
acuíferos en muchos lugares de la costa ocasionado directamente
por la reducción de la masa glaciar o por el sobreuso que se ha he-
cho del agua para garantizar la exportación de productos agrícolas.
En fin, la situación no parece nada halagüeña para el futuro de las
poblaciones del Perú.
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