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LICEO BICENTENARIO ÓSCAR CASTRO ZÚÑIGA

DEPARTAMENTO: Lenguaje, Comunicación y Literatura


DOCENTE: María José Calderón, Patricia Pérez y Viviana Soto
CURSO/NIVEL: Cuarto año medio

El racismo: parte de nuestra historia y nuestra identidad


Nombre: Curso: 4° Fecha semana: 15-19 de junio
O.A: Conocen algunos de los planteamientos que se han O.C: Reflexionan acerca del origen e influencia del racismo tanto en
formulado sobre el tema de la identidad nacional y Latinoamérica como en Chile y analizan casos de violencia racista en
latinoamericana, y de la discusión actual sobre ellas otros sectores del planeta.
enfrentadas a los procesos de globalización, y se plantean
reflexiva y críticamente frente a esos planteamientos.
Instrucciones generales:
Lee con atención cada instrucción y desarrolla la guía en orden. En el material complementario encontrarás información que te
ayudará a responder la pregunta 4 del ítem I y videos que nos invitan a reflexionar sobre el racismo.
Las opciones de recepción de tu trabajo son las siguientes:
1. Una vez terminada esta guía, puedes enviarla al correo de la profesora que corresponda a tu curso:
4°A: patricia.perez@liceooscarcastro.cl
4°B: mariajose.calderon@liceooscarcastro.cl
4°C y 4°E: viviana.soto@liceooscarcastro.cl
2. Puedes guardarla en carpeta y mostrarla, junto al resto de tu trabajo, una vez retomadas las clases presenciales.
Te recordamos que sea cual sea la opción que elijas, es importante que vayas trabajando de manera progresiva (de la forma y al ritmo
que tu contexto te permita), para que, luego, no tengas tanto quehacer acumulado y puedas darle la mejor continuidad posible a tus
estudios.

Somos una especie en viaje, no tenemos pertenencias, sino equipaje.


Nunca estamos quietos, somos trashumantes, somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes. Es más mío lo que sueño que lo
que toco. Yo no soy de aquí, pero tú tampoco. De ningún lado del todo, y de todos lados un poco.

Movimiento, Jorge Drexler

I. Contexto

El pasado 25 de mayo, el asesinato de George Floyd, un ciudadano estadounidense de ascendencia afroamericana, a manos
de un policía, causó conmoción en Estados Unidos y volvió a poner fuerte en palestra el problema patente del racismo. La
respuesta fue una oleada de protestas desde la comunidad, ya que los sucesos y prácticas racistas son muy comunes en ese
país y, además, tienen una raíz histórica muy antigua. Sin embargo, no es el único país en donde estas prácticas son
habituales, están extendidas por todo el mundo y Latinoamérica no es la excepción.

1. ¿Qué es para ti la raza? Justifica

2. ¿Te has sentido discriminado o has discriminado a alguien en algún momento?

3. ¿Qué prácticas racistas crees que hay en Latinoamérica? Menciona 3

1.
2.
3.

4. ¿Conoces el caso de Joane Florvil? Si no es así, averígualo y responde


¿por qué podría clasificarse como un acto de racismo?, ¿crees que es una
práctica habitual?*

*Puedes encontrar más información del caso en el material complementario.


II. A continuación, te invitamos a leer la entrevista a la académica María Emilia Tijoux, socióloga chilena, especialista
en exclusión, xenofobia e inmigración

“El racismo es una ideología muy potente”

La académica explica los orígenes y las razones del racismo, cómo se construye y por qué el Estado lo sostiene.
En 1975 llegó a Francia empujada al exilio por la dictadura militar. Regresó a Chile a fines de 1989, “cuando salieron las listas
que autorizaban a entrar al país a las 51 mujeres que habían estado prohibidas”. En Francia estudió Educación Especializada
primero, una profesión que la mantuvo muy cerca del mundo de la exclusión, y realizó la Maestría en Ciencias Sociales
Aplicadas, en Universidad Paris XII, y el Doctorado en Sociología, en la Universidad de Paris VIII, más tarde. Trabajó con niños
y niñas sin techo y con jóvenes en situaciones de mucha indefensión. Trabajó en cárceles, donde conoció “la mayor de las
exclusiones”. En los 90, empezó a observar la llegada de inmigrantes a Chile. Le preocupó el trato de la sociedad hacia ellos.
Desde entonces, “más que preguntarles a los inmigrantes cómo están y cómo se sienten, me interesa preguntar a los chilenos
por qué los tratan como los tratan, e ir a buscar en nosotros eso que hacemos con los que denominados ‘ellos’, ‘ellas’”, cuenta.
María Emilia Tijoux investigó durante décadas la inmigración, la xenofobia, el racismo, la sexualización y racialización de los
inmigrantes y los procesos de su deshumanización. Clara en sus conceptos y argumentaciones, parte de su trabajo diario
consiste en comprender las raíces del maltrato y las vías para desterrarlo.

– ¿Qué es el racismo?
–El racismo es muchas cosas a la vez. Por un lado, el racismo es una ideología muy potente; por otro, una práctica que se
vincula a la historia. El racismo está incorporado en el cuerpo y en la sociedad. Proviene de la palabra “raza”, una palabra
que, lamentablemente, se trata de eludir. En los círculos intelectuales se ha señalado que las razas no existen, que se ha
confirmado científicamente que nunca existieron. El término “raza” comenzó a utilizarse en el siglo XVI pero tuvo su auge en
el siglo XIX en un sentido de “subespecie”. Hoy no tiene validez taxonómica, sin embargo sigue siendo un marcado de
diferencias; y es sobre esta palabra que se constituye el racismo. En el siglo XIX tuvo lugar una antropología potente de
estudios racialistas que lograron establecer el hecho de que había jerarquías en las “razas humanas”. En estas jerarquías
construidas en Chile, el hombre blanco, occidental, dominante, estaba en lo más alto de la escala social; por debajo estaban
en ese momento los africanos y las africanas, que se convierten en el polo opuesto de esta dominación como objeto del
trabajo, del objeto de deseo, como objeto de la trata, la explotación, el tráfico, la humillación, la denostación; como objeto de
todo aquello que está en el lugar del maltrato más violento que la sociedad tiene sobre los seres humanos. Lo que hoy se
despliega hay que ir a buscarlo a esa historia. No podemos pensar en el racismo como un hecho actual. Es indispensable
detenerse en los ejes de la Colonia, y entender que africanos y africanas fueron traídos a nuestro continente de la peor
manera, que llegaron incluso a Chile como servicio doméstico en un momento reemplazando a los “indígenas” que se suponía
no alcanzaban en número para atender, pero que luego fueron traídos como esclavos en las peores condiciones; traídos al fin
del mundo para trabajar en el mundo agrícola y reemplazar la mano de obra. Así, la figura, el color, la procedencia, la
condición de trabajador no remunerado, y por tanto el lugar de un esclavo, queda plasmado en la historia de una sociedad.
El lugar del “negro” o “negra” viene a ser un lugar denostado, hasta que pasa el tiempo y de pronto se dice que “en Chile no
hubo negros”.

– ¿Quiénes y por qué lo dicen?

–Durante mucho tiempo se dijo eso. Una cantidad de mitos que olvidan que hubo senegaleses en Chile que defendieron al
país, que estuvieron en primera línea en la lucha de la guerra. Senegaleses en esa época y senegaleses en Santiago hoy,
comercializando en condiciones muy precarias, perseguidos, detenidos, nos invita a buscar esta génesis o estos antecedentes
que pueden mostrar qué es lo que ocurre en la actualidad con un inmigrante haitiano o haitiana en Chile. Pero además no
solamente se ha racializado a las personas que han llegado de Haití, Colombia o Ecuador, sino que se ha racializado también
a nuestros pueblos. La operación muy bien planteada por el Estado y los distintos gobiernos contra nuestros pueblos ha
logrado que esa racialización se naturalice, se banalice, incluso se legitime contra el pueblo mapuche, por ejemplo, pero
también contra las comunidades aymara o quechuas, que reclaman su lugar en la sociedad. Y no solamente esto, sino que a
principios del siglo XX también se dieron distintos procesos de chilenización.

– ¿A qué alude el concepto de “chilenización”?

–Fueron procesos que se dieron contra peruanos y bolivianos, entonces los dueños de esta tierra. El término designa un
proceso de aculturación de las zonas ocupadas, pero administradas e incorporadas por Chile, tras la Guerra del Pacífico
(1879-1883). El gobierno de la época, junto con civiles y militares, hizo un trabajo muy fino. El concepto de “chilenizar” alude
a limpiar, higienizar, castigar, expulsar, por la “Pacificación de la Araucanía (1861)”. Al tiempo que chilenizaban por el norte
y el sur pensando que había que mejorar la raza, se invitaba a inmigrantes europeos a habitar el territorio. Estas son algunas
cuestiones muy generales para que hoy podamos ver al racismo operando en la cotidianeidad del día a día con una cantidad
de hechos violentos de norte a sur contra hombres, mujeres, familias, comunidades, que han llegado a Chile con diversos
propósitos.

– ¿Por qué el ser humano es racista? ¿Hay algún componente de miedo que lo explique?

–El miedo al otro como un otro, es decir, como alguien que nunca podría estar conmigo, lleva a comportamientos racistas
porque tiene que ver con el desconocimiento, y por lo tanto, con una distancia que está elaborada a partir de estos procesos
de racialización. Ahora, ¿miedo a qué? ¿Miedo a una historia? ¿Miedo a una cultura? ¿A una forma de hablar, de pensar? Son
miedos que han sido construidos históricamente. Un miedo que está colocado en diversos objetos, como los cuentos, que
separan entre reinas y princesas, blancas y preciosas, brujas viejas y morenas, o entre estos invasores que son bárbaros. Hay
una cantidad de elementos que se enseñan a los niños en canciones, o máximas y premisas, que naturalizan a un otro como
un otro en el lugar del peligro. Por ejemplo, la idea de invasión: “nos invaden”, “invaden nuestros países”, “invaden nuestras
escuelas”, “invaden nuestros centros de salud”. El concepto de invasión llama inmediatamente al peligro y a la guerra, de ahí
que tantos discursos de candidatos y gobernantes digan que hay que declarar la guerra a la inmigración, como si la
inmigración fuera el problema. Y no, el problema es el racismo.

– ¿El miedo se construye?

–-Absolutamente, sí. En los imaginarios equívocos se construyen mitos frente al otro; cuestiones que tienen que ver con lo
que comen, con cómo hablan, con sus bailes, con lo que sea. Cuestiones muy curiosas que al mismo tiempo atraen, de lo
contrario, no se entendería que muchos elijan ir al Caribe o al Machu Picchu de vacaciones, para llenarse de esos exotismos
pero lejos de su país. El miedo del racista común y corriente, ese que anda por la calle, hay que ir a buscarlo en el Estado.

– ¿Por qué en el Estado?

–En la construcción política que el Estado ha hecho del miedo para poder gobernar. Y luego en la manera en que se funda ese
miedo desde los medios de comunicación, a partir de las imágenes que se colocan en primera plana, dando nombres y
exhibiendo a las personas. Pienso en lo que hace el actual gobierno de Sebastián Piñera cuando expulsa a los haitianos, de
una manera bastante particular, en lo que llama el Plan de Retorno Humanitario. Me preocupa el lenguaje humanitarista que
utiliza el gobierno. Es muy complejo el racismo de la amabilidad, que se observa por ejemplo cuando una persona habla por
otra, cuando piensa que ese otro no tiene palabra o que en razón de su origen no se va a hacer entender. Muchas veces, estas
situaciones tienen un trasfondo de racismo.

– ¿Qué manifestaciones cotidianas y silenciosas son muestras de racismo?

–Hay todo un comportamiento a través de la postura corporal: mirar de reojo, mirar por encima del hombro, formas de mirar
que humillan, jerarquizan e inferiorizan. Esta cuestión suele estar vinculada con la clase social. No perdamos de vista que un
migrante es esencialmente un trabajador. En general, la sociedad chilena habla muy bien de los migrantes haitianos, por
ejemplo, para decir que son obedientes, callados, simpáticos, “el buen migrante” para explorar y maltratar. Porque entonces
no va a enfrentarse, no va a responder si alguien lo insulta, porque si lo hace corre el riesgo de ser expulsado. Por otra parte,
el miedo hay que vincularlo a los sentidos: al olfato, al oído, a la vista, al gusto. Y es en este punto que el miedo se vincula con
el cuerpo. El cuerpo habla, actúa; todo está incorporado desde la infancia. Por eso digo que hay que buscar en las prácticas
cotidianas. Cuando llega un inmigrante se lo mira con desconfianza. Y cuando se le pregunta a una determinada persona por
qué mira de ese modo, esa persona suele responder: “porque nunca se sabe”. Y entonces habría que preguntar, ¿qué es lo que
usted no sabe? Es muy interesante eso que llamo “los racistas de lo cotidiano”, porque es muy fácil derrumbar ese racismo.
Sin embargo, no es lo mismo derrumbarlo en las políticas públicas ni en el Estado, porque el Estado necesita gobernar
dividiendo. No hay Estado que no sea racista; necesita esa disputa por abajo.

– ¿Por abajo solamente?

–Sí, principalmente entre la clase trabajadora, para que exista ese trabajador que diga que le vienen a robar el trabajo. El
maltrato opera por abajo; no es necesario que opere arriba. ¿Cuántas familias son las dueñas de Chile? ¿Ocho? No es necesario
que se dediquen a eso, ni siquiera saben lo que está pasando. Sus vacaciones suceden en otras partes del mundo; no se tocan.

–Recién decía que el cuerpo habla. ¿De qué modo responde el cuerpo del migrante al racismo?

–Claro que el cuerpo del migrante también habla. El migrante trae su forma de ser, de hablar, de vestir, su historia, trae su
cultura. Pero al llegar como migrante y al denominársele de ese modo, pierde su nombre, su apellido, porque a ese concepto
de inmigrante se le agrega el apellido de la nacionalidad: inmigrante haitiano; inmigrante colombiano. Me detengo en esto
porque es importante entender que la inmigración contiene al racismo. En Chile, cuando decimos inmigración nos referimos
solamente a siete países específicos: Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, República Dominicana, Haití, y Venezuela. Por ejemplo.
La argentina fue la primera comunidad inmigratoria que llegó en los años 90, en el momento de la crisis en Argentina. En la
actualidad hay argentinos en Chile, pero no son considerados migrantes sino extranjeros, es decir, no se los compara con un
inmigrante peruano en Santiago. Esta separación ideológica entre inmigrantes y extranjeros es una cuestión política que
coloca en un lugar negativo a muchos de nuestros vecinos inmediatos. La cuestión del cuerpo también es una cuestión
política, y en el caso del racismo se advierte muy fácilmente. Me pregunto qué nos pasa para querernos deshacer de lo
latinoamericano. Esto se advierte, por ejemplo, en las políticas del gobierno, que no tiene interés en participar de pactos
inmigratorios o de los convenios que hay en este Sur, y en cambio se preocupa por arrimarse a Europa y Estados Unidos.
Hace poco, el gobierno chileno dijo que la inmigración no es un derecho humano. Y dijo también que hay derecho a emigrar
pero no a inmigrar. La manera en que se está actuando a nivel mundial respecto a pueblos completos nos muestra todo el
drama. El año 2016 fue un drama espantoso con el Mediterráneo; recuerdo la imagen del niño sirio muerto en una playa;
imagen que dio la vuelta al mundo por el horror que representaba. Eso no ha cesado.

–Lejos de cesar, hay sobrados ejemplos de gobiernos cuyas políticas migratorias exacerban la situación.
–Así es. Por ejemplo, el tema de los muros. No podríamos hablar de muros como una cuestión simbólica, sino que es una
realidad que implica seleccionar. “Seleccionar”, una palabra extremadamente complicada; sabemos a qué nos ha llevado la
selección en la historia. Algunos tendrán el derecho a la vida, a la ciudadanía, a la frontera que se abre, tendrán el derecho a
ser considerados, versus todos aquellos que van a ser seleccionados desde arriba hacia abajo. La selección de personas se
está haciendo a nivel mundial. Entonces, ¿a qué estaría destinado todo ese mundo que queda en la parte inferior? Las posturas
contra los desplazamientos de personas o sobre la seguridad forman parte de una propaganda mundial. Tanto, que los
desplazamientos masivos, la inmigración y la seguridad, son ejes principales de gobiernos y candidatos en distintas partes
del mundo. Creo que hay que tener cuidado con muchos de los discursos actuales sobre dar vuelta la página, porque ello
impide que se piense el presente a la luz de lo que nos ha sucedido. A esto se adhieren otras cuestiones, como la locura del
consumo y el ultraindividualismo. Este deseo infinito de ser alguien por sí mismo y el alejamiento de los movimientos sociales
o de las luchas sociales hay que examinarlos muy finamente, porque efectivamente los discursos más fascistas suelen ser los
que llaman a la unidad, los que llaman a defender la nación, siempre con la figura de la familia detrás. Por eso creo que el
problema no es Bolsonaro, el problema es por qué se instaló y por qué tiene esa cantidad de gente que lo sigue. Hay que
examinar el fascismo muy cuidadosamente, porque así comenzó, con un montón de gente queriendo tener una nación pura,
limpia, de progreso, superior, una “raza superior”.

– ¿Hay racismos diferentes?

–El racismo tiene varias direcciones. Hay racismos, en plural. Pienso en cuestiones de la historia; cuestiones muy antiguas.
Muchos textos de historia hablan del interés, por razones económicas, de tener esclavos en lugar de indios. Pero también se
buscó mantenerlos separados para evitar que los esclavos se escondieran en los poblados de los indios en un momento en el
que se perseguía al cimarronaje. De cualquier modo, y aunque en ese período el vocablo no se usaba, la explotación de los
esclavos era extremadamente violenta. Luego, con la constitución del Estado-Nación, es importante ver cómo el “desarrollo”
implicaba invitar a inmigrantes europeos, preferentemente alemanes, con el objetivo de “poblar los territorios del sur y
mejorar la raza”. Hay una connotación racista en el modo de tratar, y de explotar, a los esclavos, que debe buscarse todavía
dado que se ha invisibilizado la presencia de negros en Chile; sin olvidar que la documentación jurídica es la de los blancos.

– ¿Cuál es la diferencia entre racismo y xenofobia?

–La xenofobia es el miedo al otro; es el momento anterior a la práctica racista. Claro que podría tener un miedo al otro sin
que desde allí partiera una práctica racista.

–Sostiene que el capitalismo y el patriarcado alimentan el racismo. ¿De qué modo?

–Creo que capitalismo y patriarcado van de la mano. Capitalismo y machismo también. Somos testigos de luchas feministas
actuales maravillosas, y sin embargo todavía falta mucho por hacer, porque no necesariamente todas las luchas feministas
abordan lo que ocurre con las mujeres racializadas, las mujeres de la cárcel, de la calle, con las más pobres, o con las mujeres
de los pueblos originarios. Creo que aún no se ha llegado a eso, aunque en algunos grupos hay voluntad de hacerlo. A pesar
de todas las luchas que se están dando en el mundo, el femicidio y la discriminación hacia la mujer no cesan. Al 1 de febrero,
en Chile se registraron seis femicidios consumados y doce frustrados. Hay que examinar a la luz del Estado y del gobierno de
turno qué se está haciendo. Si pensamos en patriarcado y racismo, el lugar que tiene la mujer migrante es el peor que se
puede tener. Sus sufrimientos son cotidianos y muchas veces deben callarlos por temor a la deportación, a la vigilancia de las
instituciones o a las humillaciones, de ahí que muchas veces repitan que “están bien en Chile”, que “entienden a los chilenos”
o que “cuando se emigra hay que vivir como vive la gente del país donde se llegó”.

https://www.pagina12.com.ar/184491-el-racismo-es-una-ideologia-muy-potente

1. Sintetiza qué es el racismo para la entrevistada, ¿estás de acuerdo con su visión? Justifica.

2. Elige 2 ideas u opiniones con las que estés de acuerdo o en desacuerdo dentro de la entrevista y justifica tu
postura.
3. ¿Por qué durante la entrevista se asocian constantemente los conceptos de racismo y de inmigración? Justifica
con dos razones.

4. ¿Por qué la entrevistada dice que en Chile se distinguen “extranjeros de inmigrantes”? ¿Cuáles crees que son
las causas de esa distinción? Justifica

5. ¿Por qué la autora sostiene que los gobiernos están vinculados con la propagación del racismo? Justifica.

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