Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Trabajo final
Resumen
Abstract
Physical and psychological violence against women has been increasing and is now
more visible to society. Currently, more than half of the women in our country have been
victims of some type of violence. Although the factor that causes this social problem does not
yet exist, the episodes that we see daily show that the macho thinking are related to the increase
in violence against women. It should be noted that this problem is not only of this time, on the
contrary, it has its beginnings from the origin of our history, since our ancestors considered
men as superior beings, which allowed them various types of abuse against women to
subjugate them. In the same way, the predominance of the male sex is manifested, which is
reflected, up to the present time, in homes with stereotypes of macho upbringing. In this way,
the present article analyzes the veracity of the hypotheses about the triggering factor of the
physical and psychological violence against women, will expose in a context of easy
understanding.
2
1. Introducción
En los últimos años se puede evidenciar que la violencia contra la mujer, a pesar de
las medidas preventivas y sancionadoras dadas por el gobierno para frenar estos hechos, ha
ido en notable incremento y cada vez estos actos son cometidos con más ensañamiento, como
se puede apreciar a diario en los medios de comunicación. Al no hallar solución a esta
problemática social, se debe iniciar analizando el causante de ello. Razón por lo cual, se
desarrolla el tema sobre el factor desencadenante de la violencia física y psicológica contra la
mujer en la ciudad de Lima, entre los años 2015 al 2020.
El presente trabajo de investigación se centra en: ¿Cuál es el factor desencadenante
de la violencia física y psicológica contra la mujer en la ciudad de Lima, entre los años 2015
al 2020? Atendiendo a nuestra interrogante buscamos dar a conocer que la cultura machista
es el factor desencadenante de la violencia física y psicológica contra la mujer.
De acuerdo con nuestra hipótesis tomamos como las palabras para realizar nuestra definición
lo siguiente: cultura machista, mediante este concepto buscamos que el lector pueda entender
de manera sencilla el enfoque hacia este contenido controversial, como es el machismo. El
mencionado tema va despertando más interés en nuestra sociedad que está enfocada en estos
últimos años a lograr la igualdad en sus derechos y lograr eliminar pensamientos machistas
con estereotipos muy marcados y adquiridos por herencias culturales. En tal sentido, se crean
diferentes definiciones, entre las más resaltante está la que afirma que la cultura machista se
refiere a que: (Tecla, 2000) El machismo es uno de los factores explicativos de la violencia
doméstica y una muestra de la complejidad de las relaciones intergéneros. […] (De Keijzer,
2002) El machismo es una forma de ser hombre que en nuestro medio aún persiste, toda vez
que no se han consolidado otros modelos de ser hombres. En la experiencia educadora con
varones que hiciera Reprosalud se evidenció en los hombres el temor al cambio. Al dejar de
ser machistas se enfrentan al riesgo de perder su papel aprendido que les da estabilidad. Los
modelos de ser hombres están asociados a la agresividad, al conjunto de atributos, valores,
funciones y conductas que se suponen esenciales al varón en una cultura. (Oblitas, 2009, pp.
302-303).
Dicha cita explica que, por la práctica de una cultura machista se incrementa los casos
de violencia intrafamiliar. Asimismo, se evidencia que el sexo masculino tiene miedo al
cambio del papel que la sociedad ha planteado actualmente con temas de igualdad.
En la actualidad podemos evidenciar que la cultura machista es una práctica que
3
viene desde los inicios de nuestra historia; con ideas, pensamientos y costumbres que aún se
practican en nuestra sociedad, donde prevalece la influencia del sexo masculino, en tal sentido
se dice que, el machismo es una conducta individual y colectiva, donde una sociedad se niega
a mirar de frente y a reconocer todas las manifestaciones e implicaciones de la desigualdad
femenina, afirmación que se ha podido corroborar tanto en varones como en mujeres, quienes
aceptan la desigualdad de género como natural. (Oblitas, 2009, p. 313).
De acuerdo con lo mencionado, parte de nuestra sociedad se niega a reconocer y
aceptar temas sobre igualdad femenina, pues estas prácticas son aceptadas por la población
que considera los actos machistas son formas de convivencia natural.
Nuestro tema de investigación será un aporte para nuestra sociedad de manera
especial para las mujeres que enfrentan situaciones de violencia física y psicológica, pues
lograremos identificar el factor que genera este flagelo de la violencia, de esta manera prevenir
nuevos casos y lograr minimizar, mejor aún erradicar este problema en nuestro distrito hasta
alcanzar a vivir en una mejor sociedad.
Finalmente, para entender la relación que tiene la cultura machista con el factor
desencadenante de la violencia contra la mujer en la ciudad de Lima, entre los años 2015 y
2020, se presentan los siguientes argumentos: La valoración superior del sexo masculino
desde nuestros antepasados hasta la actualidad, la educación recibida en los hogares basados
en la cultura machista, la representación de la mujer como el sexo débil y el predominio de
una sociedad machista, por último, una sociedad marcada con el pensamiento que el hombre
es la autoridad y proveedor económico en el hogar.
4
del hogar. Ello quedó demostrado en los antecedentes de la historia, donde el maltrato hacia
el sexo femenino era influenciado ya sea por aspectos políticos, religiosos, culturales y
sociales de la época. Todo ello en conjunto ha afectado el modo de percibir a la mujer, la cual
ha variado a través de los años, generando inclusive nuevas formas de discriminación hacia
ella. (Gonzales, 2017, p. 74).
Esta cita demuestra que la educación aprendida en la sociedad está dada de manera
errónea pues subestiman a las mujeres imponiendo los deseos del hombre ante cualquier
situación.
Por último, la cabeza de los hogares está representada por los varones, quienes tienen
el dominio, lo cual, evidencia la poca responsabilidad que se le da al sexo femenino, en tal
sentido Vara Horna comenta que: en 2500 años, el sistema patriarcal logró dominar a las
mujeres por medio del control de su sexualidad, del acceso restringido a la riqueza, a la
política, a la educación y por una constante desvalorización en el imaginario social, religioso
y cultural. Las historiadoras del patriarcado sostienen que hay tres momentos clave en la
formación de este sistema opresor: a) el control sexual, b) el control económico y c) el control
social, político y cultural. (Vara, 2014, p. 44).
Según esta cita existe un sistema opresor causante del dominio masculino frente a las
mujeres, este sistema patriarcal queda grabado y marcado en la vida de cada mujer desde su
niñez, sin otra alternativa que aceptar el gran dominio del sexo masculino.
5
pues esto ha sido aprendido desde la antigüedad, lamentablemente, se mantienen estas
costumbres machistas hasta la actualidad. Asimismo, la educación que se les dio a los varones
en sus hogares repercute en la crianza que dan a sus hijos, quienes repiten equivocadamente
las mismas prácticas. En consecuencia, prevalece con mayor intensidad, la superioridad del
hombre ante la mujer, quien es considerada como un objeto de menos valor reafirmando la
cultura machista en la sociedad.
6
rodea, si enfocamos esto a la violencia doméstica, se sabe que los pequeños tienen diversas
reacciones ante estas situaciones, pues crea un desorden en sus sentimientos y juicios, puesto
que los protagonistas de estos actos son las personas más cercanas de ellos. Los rasgos que
dejan estos episodios son rápidos de identificar, son marcas que suelen durar mucho tiempo.
(Romo, Anguiano, Pulido y Camacho, 2008, pp. 125-126).
Esta cita nos comenta que las diferentes reacciones que pueden adoptar los niños ante
una situación de violencia en casa y esto repercute de manera negativa en su desarrollo.
Asimismo, la sociedad cumple el rol importante de proteger y evitar que el círculo vicioso de
violencia no trascienda.
7
igualdad, para lograr una sociedad libre de estereotipos patriarcales y machistas.
4. El sexo débil
Así mismo, el machismo hace referencia al predomino del varón frente a una mujer
por ello se dice que el dominio del varón prevalece desde la comunidad y cultura, pues se ha
incluido en su sistema de vinculación un conjunto de creencias, valores y actitudes que
siguiendo sus estereotipos de predominación masculina, según esto existe un conjuntos de
creencias y mitos planteados para apoyar la socialización de los varones por ejemplo, el sexo
masculino es más apreciado en temas de género, la vulnerabilidad es solo para el sexo
femenino, el control de una relación tiene que ser estrictamente por el varón, para que el
hombre se sienta seguro en su espacio debe tener el control de todo, finalmente dicen que el
método aprobatorio para el sexo masculino es su desenvolvimiento en la sexualidad; este tipo
de situaciones que se evidencia en nuestra sociedad machista indica que las mujeres viven en
un ambiente totalmente vulnerado, ejerciendo un estereotipo que a la larga evoluciona a la
8
violencia contra la mujer. (Deza, 2011, p. 19).
De acuerdo con dicha cita, afirmamos que la sociedad plantea ciertos estereotipos
que son empleados en la actualidad, esto da indicio a que la violencia conta las mujeres sea
visto como algo normal para la sociedad.
En tal sentido, los varones vulneran los derechos de mujeres con otro tipo de
orientación sexual, pues esto se ve de manera continua en la sociedad.
Por lo mencionado, se evidencia que la mujer es vista con inferioridad en la sociedad,
ya que la población mantiene una cultura machista con actos que infringen los derechos del
sexo femenino.
5. Estereotipos influyentes
9
crianza y con dominio en lo privado (Salinas y Carvajal, 2006). Parte de ello se debe a la
organización patriarcal, en donde la mujer y los hijos aparecen subyugados. (Oblitas, 2009, p.
302).
Por otro lado, las relaciones conyugales tienen tendencia a que el hombre lleva el
control de la relación, de tal modo que se impone la cultura machista, según Vara y López
(2017) por ello, el concepto de masculinidad hegemónica también está fuertemente asociado
al control de la pareja, su subordinación y el uso de la fuerza como medio de poder y control.
La masculinidad no es hostil de forma primaria, en general suele idealizarse como
“benevolente” por la sociedad. La subordinación de género y la masculinidad hegemónica
puede tener dos extremos. En uno está la masculinidad hostil, agresiva, impositiva que usa la
violencia como un mecanismo de castigo para las mujeres que intentan usurpar ese poder;
pero en el otro estaría la masculinidad complaciente, benevolente, paternalista, firme, pero
extremadamente controlista, que usa la violencia como un mecanismo “protector” para que
las mujeres se mantengan en sus roles tradicionales (Glick & Fiske, 2001; Glick et al., 2004).
Aunque parezcan opuestos, estos dos extremos forman parte de un mismo concepto, conocido
como sexismo ambivalente, siendo un fuerte predictor de VcM (Yamawaki, Ostenson, Brown,
2009).
Según esta cita, el dominio de una relación tiene patrones machistas, pues los varones
tienen la potestad de hacer y deshacer cualquier decisión para la relación, de esta forma
evidenciamos una desigualdad de derechos por género que fatalmente es un factor para
fomentar la violencia en contra de la mujer.
Por último, existen ciertos criterios que nacen de una sociedad machista,
involucrando en las personas de forma eficaz, por lo que, el discurso real (Ruiz, 2007) es el
que fotografía la cultura de género que da soporte a la violencia doméstica: el poder del
hombre, la sumisión de la mujer, la división entre los roles masculinos y los femeninos. Son
factores explicativos de la violencia contra ellas en todas sus expresiones y una muestra de la
complejidad de las relaciones entre géneros, como se señaló en la introducción. El origen de
la violencia contra las mujeres en el seno familiar se remonta a la histórica concepción de
10
poder y al uso tradicional de la violencia por parte del padre o marido hacia los hijos y la
esposa con el fin de mantener el equilibrio de la estructura patriarcal. Como dice Foladori
(2007), no es un problema de afectos sino un mecanismo típico de toda institución social
patriarcal. Es el poder, ese sistema de control que se da a través de las relaciones entre personas
o entre grupos de personas, como menciona Foucault (1991); el ejercicio del poder no es sólo
una relación entre miembros es también un modo de acción que ejercen unos sobre otros.
(Oblitas, 2009, p. 317)
De acuerdo con esta cita, la sociedad y el patriarcado marca ciertos roles para cada
sexo por lo que da por resultado la aceptación de mucha de las víctimas, siguiendo patrones
incorrectos, de modo que terminan aceptando y restringiendo labores que puede ejercer el
sexo femenino.
En síntesis, existe una idea estructurada en la sociedad la cual no permite que la mujer
cumpla otros roles para una sana convivencia, en consecuencia, se fomenta uno de los factores
principales causantes de violencia contra la mujer al ser marginada, en algunos casos, de ser
el sostén económico del hogar y lograr una independencia económica, vulnerando su derecho
laboral y el de desarrollo personal.
6. Conclusión
11
física y psicológica contra la mujer, en la ciudad de Lima desde el año 2015 hasta el 2020.
Referencia bibliográfica
Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán (2005). La Violencia contra la Mujer: Feminicidio
en el Perú. Lima: Amnistía Internacional. Recuperado de
http://www.flora.org.pe/pdfs/Feminicidio.pdf
Deza, S. (2011) Violencia Familiar: Programas de atención para hombres que ejercen
violencia (HEV). Lima: Temática psicológica 7(1). Recuperado de
http://revistas.unife.edu.pe/index.php/tematicapsicologica/article/view/803/715
Hernández, W. (Ed.). (2019). Violencias contra las mujeres: La necesidad de un doble plural.
Lima: Wilson Hernández. Recuperado de https://www.grade.org.pe/wp-
content/uploads/LibroGRADEViolenciaSMujereS.pdf
Vara, A. y López, D. (2017). Sí pero no: La aceptación implícita de la violencia contra las
mujeres en el Perú. Lima: Facultad de Ciencias Administrativas y Recursos
Humanos de la Universidad de San Martín de Porres. Recuperado de
https://www.administracion.usmp.edu.pe/investigacion/files/giz2017-es-si-pero-no-
17x24.5-web.pdf
Vara, A. (2014). ¿Cómo prevenir la violencia contra las mujeres en relaciones de pareja?
Nuevos argumentos para el debate. Lima: Deutsche Gesellschaft für Internationale
Zusammenarbeit (GIZ) GmbH Programa Regional Combatir la Violencia contra las
Mujeres (ComVoMujer) Recuperado de
https://www.administracion.usmp.edu.pe/investigacion/files/Como_prevenir_la-VcM-.pdf
Vásquez, R. (2015). La violencia contra las mujeres en el Perú: entre la levedad del discurso
que la condena y la persistente fuerza de los hechos Lima: Deutsche Gesellschaft für
Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH Programa Regional “Combatirr la
Violencia contra las Mujeres en Latinoamérica” (ComoVoMujer) Recuperado de
https://www.mujereslibresdeviolencia.usmp.edu.pe/wp-
content/uploads/2015/09/giz2015-es-estudio-cambios-actitudes-VF.pdf
12