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NUTRICIÓN EN LA INFANCIA

Esta es una etapa importante en la persona para el desarrollo de las áreas


social, cognitiva y emocional.
Crecimiento y desarrollo
Patrones de crecimiento

La media de incrementos de altura es de 5 a 9 cm al año hasta que se observe


el crecimiento individual acelerado en la pubertad. El crecimiento es, en
general, regular y lento durante los años de preescolar y de educación primaria,
pero puede ser variable en algunos niños. Las proporciones corporales de los
niños pequeños cambian de manera significativa después del primer año. La
grasa disminuye gradualmente durante los primeros años de la infancia,
alcanzando un mínimo entre los 4 y los 6 años de edad. Los niños
experimentan entonces el rebote adiposo o incremento de la grasa corporal
como preparación al estirón de la pubertad. El rebote adiposo temprano se ha
asociado a incremento del índice de masa corporal.
Valoración del crecimiento

Una completa valoración nutricional incluye la obtención de datos


antropométricos. Estos son la estatura, el peso y el IMC, datos que quedan
reflejados en las gráficas de crecimiento recomendadas.
Desde el nacimiento hasta los 24 meses: percentiles de talla-edad y de
peso-edad para niños
Desde el nacimiento hasta los 24 meses: percentiles de talla-edad y de
peso-edad para niñas

La relación entre peso y altura es un elemento esencial en la valoración del


crecimiento. Las mediciones del crecimiento obtenidas a intervalos regulares
proporcionan información sobre el patrón de crecimiento del individuo. En
general, los niños mantienen su altura y peso dentro de los mismos canales de
crecimiento durante los años de educación preescolar y primaria, aunque las
velocidades de crecimiento pueden variar dentro de un determinado período.

El seguimiento regular del crecimiento permite identificar las tendencias


problemáticas de forma temprana e iniciar la intervención de manera que el
crecimiento a largo plazo no se vea comprometido. Un peso que aumenta
rápidamente y atraviesa distintos canales de crecimiento puede sugerir el
desarrollo de obesidad (fig. 17-1). La ausencia de aumento de peso a lo largo
de meses o su pérdida puede ser el resultado de desnutrición, enfermedad
aguda, enfermedad crónica no diagnosticada o importantes problemas
familiares o emocionales (fig. 17-2).
Enfermedades

Los niños enfermos suelen perder el apetito y su ingesta alimentaria suele ser
limitada. Los trastornos crónicos, como el asma, la fibrosis quística o la
enfermedad renal crónica, pueden dificultar la obtención de nutrientes
suficientes para un crecimiento óptimo. Los niños con este tipo de trastornos
son más propensos a tener problemas de conducta relacionados con los
alimentos. Los niños que requieren dietas especiales (diabetes o fenilcetonuria)
tienen que atenerse a las limitaciones de alimentos permitidos. En este sentido,
es característico cierto grado de rebeldía contra la dieta prescrita,
especialmente cuando los niños se acercan a la pubertad.
Crecimiento de recuperación

Un niño que se está recuperando de una enfermedad o de desnutrición, y cuyo


crecimiento se ha frenado o ha cesado, muestra una velocidad de
restablecimiento mayor de la esperada. Corresponde a un período durante el
cual el organismo se esfuerza por volver al canal de crecimiento normal del
niño. El grado de supresión del crecimiento depende del momento, de la
gravedad y de la duración de la causa, como una enfermedad grave o una
carencia nutricional prolongada. Los actuales parámetros de crecimiento se
utilizan para evaluar el peso del niño en relación con la edad y la estatura, y
para estimar un peso «deseable» o peso-objetivo.

Alimentación de los niños en edad preescolar

Problemas nutricionales
Sobrepeso y obesidad

El sobrepeso y la obesidad de los niños es un problema importante de salud


pública. Las tasas de obesidad en algunas poblaciones, por ejemplo, niños y
adolescentes hispanos siguen aumentando. La Encuesta Nacional de Examen
de Salud y Nutrición más reciente (2011-2012) informó de una prevalencia de
obesidad (IMC para la edad por encima del percentil 95) del 16,9% en los niños
de 2 a 19 años, y sobrepeso (IMC para la edad por encima del percentil 85), del
31,8%. Para niños de 2 a 5 años de edad, la prevalencia de la obesidad se
redujo desde el 14% en 2003-2004 hasta el 8,4% en 2011-2012.
De 2 a 20 años: percentiles de índice de masa corporal-edad para el sexo
masculino

De 2 a 20 años: percentiles de índice de masa corporal-edad para el sexo


femenino

Resulta difícil determinar si un niño en crecimiento está obeso. Hacia el final de


la infancia puede acumularse cierto exceso de peso; el niño de 1 año y el
prepuberal pueden pesar más por razones fisiológicas. El IMC tiene
limitaciones en la determinación de la obesidad debido a la variabilidad
relacionada con sexo, raza, composición corporal y etapa de maduración.

La obesidad en la infancia no es un estado benigno, a pesar de la creencia


popular según la cual los niños con sobrepeso superarán con la edad dicho
estado. Cuanto más tiempo mantiene un niño el sobrepeso, más probable es
que presente sobrepeso u obesidad en la adolescencia y en la edad adulta. Las
consecuencias del sobrepeso en la infancia son dificultades psicosociales,
como discriminación, autoimagen negativa, depresión y deficiente socialización.
Muchos niños con sobrepeso presentan uno o más factores de riesgo
cardiovascular, como hiperlipidemia o hipertensión. Una consecuencia del
sobrepeso incluso más grave para la salud es el rápido incremento de la
incidencia de diabetes tipo 2 en niños y adolescentes.
Algunos niños con necesidades especiales, como los niños con síndrome de
Down, síndrome de Prader-Willi, baja estatura y movilidad limitada, corren
mayor riesgo de presentar sobrepeso.
Bajo peso y retraso del desarrollo

La pérdida de peso o el retraso del desarrollo pueden tener su causa en una


enfermedad aguda o crónica, una dieta restringida, falta de apetito (por
estreñimiento, medicación u otras cuestiones), problemas de alimentación,
negligencia o simple ausencia de comida. Una atenta valoración es esencial y
debe incluir el entorno social y emocional del niño, así como cualquier hallazgo
físico. Los esfuerzos han de ir encaminados a aumentar el apetito del niño y a
modificar el entorno para garantizar una ingesta óptima. La malnutrición grave
puede requerir intervenciones cuidadosamente planificadas y un seguimiento
cercano para prevenir el síndrome de realimentación.
Fibra

La fibra de la dieta es necesaria para que el niño presente deposiciones


normales.
Caries dental

Una ingesta óptima de nutrientes es necesaria para mantener unos dientes


fuertes y unas encías sanas. La composición de la dieta y los hábitos
alimentarios del individuo son importantes factores en el desarrollo de la caries
dental.
Alergias

Las alergias alimentarias durante la infancia y la niñez son más frecuentes


cuando el niño tiene antecedentes familiares de alergias. Los síntomas
alérgicos se observan con mayor frecuencia como respuestas respiratorias o
digestivas, así como cutáneas, pero pueden incluir fatiga, letargo y cambios de
comportamiento.
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad

El TDAH es uno de los trastornos más frecuentes de la infancia, se define


como problemas de comportamiento y síntomas de falta de atención,
hiperactividad o impulsividad que no son adecuadas para el nivel de desarrollo
del niño. Varios factores dietéticos se han sugerido como causa de este
trastorno, como saborizantes y colorantes artificiales, azúcar, alteraciones del
metabolismo de los ácidos grasos y alergias.
Trastorno del espectro autista

El TEA afecta a 1 de cada 68 niños. Si se observan retrasos o problemas


significativos en la interacción social, la comunicación y el comportamiento es
necesaria una evaluación diagnóstica. Estos problemas pueden afectar a la
ingesta de nutrientes y a la conducta alimentaria, y se traducen en que el niño
acepta solo determinados alimentos, rechaza alimentos nuevos o que le son
poco familiares, o muestra aumento de hipersensibilidades (textura,
temperatura, color y olor). Entre los consejos en nutrición para niños con TEA
se incluyen las dietas de eliminación (p. ej., sin gluten o sin caseína), los
suplementos de ácidos grasos esenciales, altas dosis de vitaminas y otras
terapias alternativas.
Prevención de enfermedades crónicas
Las enfermedades crónicas (como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes y la
obesidad) tienen a menudo sus raíces en la infancia.
Salud cardiovascular

La ateroesclerosis coronaria temprana comienza en la infancia y en la


adolescencia. Entre los factores de riesgo están los antecedentes familiares, la
lactancia materna y factores perinatales, la nutrición y la dieta, la actividad
física, la exposición al tabaco, la hipertensión, la hiperlipidemia y la
dislipidemia, el sobrepeso y la obesidad, y la diabetes. Para los niños más
sanos, se recomienda la limitación de la grasa total al 30% de la energía total,
las grasas saturadas del 7 al 10%, y el colesterol dietético a 300 mg/día.
También se recomienda un consumo aumentado de frutas y verduras. Se
indica un consumo de fibra de al menos «edad + 5 g» (p. ej., para un niño de 4
años de edad, 4 + 5 = 9 g/día) o 14 g de fibra/1.000 kcal.
El microbioma intestinal

Entre los factores que pueden afectar a la comunidad microbiana intestinal


están la fibra dietética, los prebióticos, los probióticos y el uso de antibióticos.
El perfil de las bacterias intestinales parece estar relacionado con efectos sobre
los trastornos digestivos.
Actividad física

La actividad física regular no solo ayuda a controlar el aumento excesivo de


peso, sino que también favorece la fuerza y la resistencia, promueve la
autoestima y reduce la ansiedad y el estrés Las actuales recomendaciones en
relación con la actividad física en niños entre los 6 y los 17 años de edad
sugieren 60 min o más de actividad física todos los días, siendo la mayor parte
de esta de intensidad aeróbica moderada o intensa.

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