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- Tumor seroso
- Tumor mucinoso
- Tumor endometriode
- Tumor mesonefroide (células claras)
- Tumor de brenner. Carcinoma indiferenciado
- Tarcinosarcoma y tumor mesodérmico mixto
A. Teratoma
1. Teratoma maduro
- Teratoma solido adulto
- Quiste dermoide
- Estroma de ovario
- Neoplasia maligna que aparecen secundariamente al teratoma quístico inmaduro.
2. Teratoma inmaduro (teratoma parcialmente indiferenciado)
- Disgerminoma
- Sarcoma embrionario
- Tumor del seno endodérmico
- Coriocarcinoma
- Gonadoblastoma
El cálculo RMI I se incluye en las directrices del Instituto Nacional de Salud y Excelencia
Clínica (NICE) del Reino Unido:
●El resultado del ultrasonido se puntúa 1 punto por cada una de las siguientes
características: quiste multilocular, áreas sólidas, metástasis, ascitis y masas
bilaterales. U = 0 para una puntuación de ultrasonido de 0 puntos, U = 1 para una
puntuación de ultrasonido de 1 punto, y U = 3 para una puntuación de ultrasonido de 2
a 5 puntos.
Desde entonces se han propuesto varias modificaciones al RMI (las versiones se denominan
RMI I a IV), que implican asignar diferentes valores a cada variable. Como ejemplo, en el
RMI II, el puntaje para la menopausia es 1 para el estado premenopáusico y 4 para el estado
posmenopáusico, y el puntaje del ultrasonido se expresa como 1 o 4.
Una revisión sistemática de 109 estudios evaluó RMI I a IV en comparación con otros 79
sistemas de puntuación de predicción de cáncer de ovario. RMI I y II (usando una
puntuación de corte de 200) tuvieron el mejor rendimiento diagnóstico: RMI I
(sensibilidad: 78 por ciento; especificidad: 87 por ciento) y RMI II (sensibilidad: 79 por
ciento; especificidad: 81 por ciento). Se informaron resultados similares en un metanálisis
de 66 estudios, con la única diferencia notable de que la especificidad de RMI II fue del 89
por ciento.
La ventaja del sistema RMI sobre otras pruebas de biomarcadores séricos es que combina
los tres elementos clínicos más importantes para predecir el riesgo maligno de un tumor
ovárico. Por el contrario, el desafío para el RMI es que la fórmula incluye el valor real de
CA 125 (en lugar de asignar un valor de punto a diferentes rangos de niveles de CA
125). Esto puede ser problemático en cánceres en etapa temprana y en mujeres
premenopáusicas, en quienes el nivel de CA 125 a menudo es engañoso.
Tac: Está indicada en la planeación del tratamiento en las mujeres con cáncer ovárico
avanzado. Podemos ver solo tumoraciones grandes, además puede mostrar si el tumor está
creciendo hacia las estructuras cercanas. Antes del procedimiento, permite detectar
afectación de hígado, retroperitoneo, epiplón o en otra parte del abdomen y así guiar la
citorreducción quirúrgica. Sin embargo, la CT no es muy confiable para encontrar anomalía
intraperitoneal menor de 1 a 2 cm de diámetro. Como resultado, casi siempre pueden
identificarse sitios con tumor durante la intervención quirúrgica que no se descubrieron en
la CT. Además, la exactitud de la CT es baja para diferenciar una tumoración ovárica
benigna de un tumor maligno cuando la enfermedad se limita a la pelvis. En estos casos, es
mejor la ecografía transvaginal. En general, la tomografía de contraste ayudan a delinear
mejor las estructuras.
Resonancia magnética.
La imagen por resonancia magnética (MRI) también crea imágenes transversales del
interior de su cuerpo. Pero la MRI utiliza imanes potentes para producir las imágenes, no
radiación. Para mostrar mejor los detalles, es posible que un material de contraste, llamado
gadolinio, se inyecte en una vena antes de realizar el estudio.
Las MRI no se utilizan a menudo para detectar el cáncer de ovario, pero son
particularmente útiles en la indicación de comparar entre quistes ováricos malignos y
benignos con una precisión más idónea, en casos que no se puede distinguir desde una
ecografía. Además, es útil para saber si el cáncer se ha propagado al cerebro y a la médula
espinal.