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Evaluación parcial – Unidad 1

El museo y la galería, dos plataformas que funcionan con la finalidad de conducir a la


sociedad hacían un punto de reunión con un mismo fin: introducirlos al mundo del arte.
Ambos separados por una delgada linea que los configura en el campo artístico como dos
lugares diferentes, con diferentes funciones y estrategias que los conforman como parte
esencial del contexto artístico. Este escrito tiene como intención hacer un repaso reflexivo
sobre la evolución de como se conciben desde la historia e investigaciones de campo la
situación actual de los espacios de exhibición, los que encontramos pre-modernos,
modernos y pos-modernos, partiendo de la explicación del origen de las salas de arte hasta
un breve recorrido por lo que acontece en los espacios de la actualidad, donde se lucha
principalmente consolidar en la sociedad artística un espacio libre, generador de
experiencias.

De primer momento en el siglo XVII, el acceso a la observación y conocimiento del arte


era principalmente para el público de alto rango social, la asistencia a las exhibiciones
privadas fue privilegio de las personas afortunadas de tener vínculos con la clase alta. Las
entonces galerías, tenían como propósito ser un centro de ventas para los artistas nacionales
e internacionales. Las exhibiciones se componían de una extensa muestra de obras de arte,
donde pintura y escultura predominaban. Las colecciones privadas pretendían ser solo una
muestra decorativa, donde lo que importaba era componer un muro con un montaje
simétrico y atractivo, para que se mostrara uniformidad y el buen gusto en esa época.

También existían las exhibiciones anuales, que eran accesibles para todo publico y de bajo
costo, organizadas principalmente por sociedades de arte. Se optaba por desplegar las
piezas en múltiples filas, desde el nivel del suelo hasta el techo, extendiendo la colección
por toda la sala. Desde este modo de exhibir obra surge la idea predecesora de lo que se
conoce como tienda departamental, la configuración de los bazares se vuelve común, en el
que pretendían evocar la atracción de una tienda árabe, poniendo la obra artística como un
deseo lujoso. Era una estimulación visual abundante, que esperaba cubrir llenar un deseo
impuesto de posesión.

En estas exhibiciones se encontraban obras del mismo país y las misma época. En la
National Gallery, el principal museo de arte en Londres, se pretendió que sirviera para
mostrar exclusivamente los productos artísticos de la nación: representaciones que narren la
historia del país de manera cronología y los contextos sociales de los aristócratas. Esta
nunca fue una práctica total de la galería, aun así quiso contribuir a la formación de un
sentido nacional de ciudadanía.

Ya que las muestras de arte se solían dividir en clasificaciones según su origen o escuela,
fomentaba la aparición de contraste entre los trabajos y finalmente para el espectador,
surgió una forma de comparar los estilos y los temas. En esa comparativa se hizo un
esfuerzo por establecer teorías cualitativas que establecieran objetivamente valores y
principios para juzgar y darle grados de valor al arte. Desde esto se presento un nuevo
énfasis en la observación, después de modificar los modos de exhibición con dioramas o
cosmoramas, descubriendo una nueva experiencia de ver el arte. Las galerías se
preocuparon por establecer un modo de ser espectador menos posesivo y más moral. Se
enfocaron en hacer la mejor estrategia de mostrar las obras, reconociendo la singularidad
de cada una y su efecto en la percepción individual de los visitantes. Dio como resultado a
una inquietud por entender los procesos biológicos de la visión subjetiva, particularmente la
función del color en el proceso de recepción por la retina, concluyendo que el ojo era capaz
de generar experiencias ópticas según las estimulaciones externas. Los estímulos visuales
influían en como se percibía la exhibición.

Las configuraciones técnicas de la exhibición de las obras cambio a mediados del siglo
XVIII hasta inicios del siglo XIX. Las obras de arte se reorganizan en la pared para quedar
alineadas en medio de esta, mostradas en línea a nivel del ojo humano, así como crear
espacios amplios a causa de la distribución linean de la muestra de obras, se volvieron
aspectos importantes, que prevalecen hasta la actualidad, considerados un valor subjetivo
en la contemplación de forma individual. En la cuestión del interior de la sala de exhibición
se dio un cambio en el color de pared, creyendo que se tenia un efecto en la visualización
de las piezas, y así era. El rojo y tapices varios dominaban la mirada en las colecciones
privadas. Los valores del color cambiaron radicalmente. Desde verde olivo, variantes de
este en valores de gris, creyéndolos colores neutrales.

El consumo de arte ya no se trataba de un consumo material que partía del mundo


comercial. Se convirtió en un consumo espiritual. El tema de creación cambio de ser sobre
la historia y pasado de la nación a representar la percepción del artista, la naturaleza y
contexto en el que vivía. Originado por el surgimiento de una noción de subjetividad luego
de una búsqueda científica en la psicología de la percepción visual y reflexionando
filosóficamente sobre la naturaleza humana.

Posteriormente, a partir de la época del Renacimiento se reconfigura el rol del artista y el


del espectador. La importancia de reconocer su individualidad fue un punto crucial para
determinar un giro en la forma de concebir el arte y la producción artística. Fue re-valorada
como un vehículo de expresión que definiría la identidad y un sentido de distinción
cultural.
Esto motivo a convertir el museo en un espacio de recreación, un espacio que permanecía
lleno de gente sin la finalidad de ver solamente las obras de arte, si no para generar
momentos de convivencia y paseo por las salas de exhibición. Eventualmente con el
cuestionamiento de la individualidad, se abandono la costumbre de asistir a las exhibiciones
en grupos grandes, enfatizando la asistencia a los museos para obtener una experiencia
individual entre obra-espectador.

Después de ajustarse el quehacer artístico y consolidarse las nociones de individualidad en


la cotidianidad, la concepción de los museos cambio hasta considerarse lugares de
contemplación, separándose del mercado del arte.

Esto hace surgir una diferenciación entre lo que se concibe como museo y galería. La
función de los museos consta de seis aspectos que definen los propósitos de un museo:
educar, estudiar, preservar, exhibir, coleccionar. Entonces es definido como una institución
sin fines lucrativos, permanente, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al
público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio material e
inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines de educación, estudio y recreo
(ICOM Museum (S/A). Lo que define y distingue a una galería es la exhibición y venta de
arte. La galería, como espacio artístico, es la mediadora entre el público y el artista. En
ella se exhiben sus obras, se publicitan y se venden a los clientes (Lozano y Maldonado,
2017).
Los propósitos de cada lugar determinan una serie de estrategias, difusión e introducción al
arte de maneras diferentes. Mientras que los museos fomentan un dialogo critico sobre los
pasados y los futuros, las galerías hacen un dialogo con el pasado y el presente inmediato,
sobre todo con el presente, ya que tratan de crear una experiencia sensorial en relación a un
objeto desconocido, una experiencia objeto-espectador.

La re-configuración de los modos de exhibir en el siglo XIX se vuelve una forma


tradicional establecida o bien, predeterminada de lo que es una muestra de obras de arte hoy
en día. Las paredes de un color claro, el espacio amplio y las obras colocadas a la altura de
nuestra vista, conformado comúnmente en la mayoría de las salas de exhibición, sobre todo
en los espacios modernos, donde predominan las piezas de disciplinas artísticas en su
estado puro: pinturas colocadas en pared, la escultura en su respectiva base.

Durante el siglo XX se propone analizar el objeto de exhibición en conjunto con el espacio,


otra perspectiva desde su arquitectura, modos de percepción del objeto y de cierta forma
una revisión al comportamiento del espectador, quien después de todo es el que dialoga
corporal y sensorialmente con ese espacio, dando lugar al concepto del cubo blanco. Este
cubo es un lugar desconectado del mundo, aislado y puro, de paredes blancas y sin acceso a
la vista de afuera, por lo que solo queda en el espacio la mirada y el espectador. Pretende
desvanecer el paso del tiempo:

“Ia construcción de un espacio supuestamente inalterable, o en el que los efectos del


cambio están deliberadamente disimulados y ocultos, es un recurso de sintonía
mágica con el que se pretende propiciar la in mutabilidad del mundo real o no ritual;
un intento de proyectar una apariencia de eternidad” (O'Doherry, Brian, 2011, p.15).

La mirada, facultad incorpórea que nos permitirá ver lo que acontece en la galería,
extension con la que envolvemos las piezas artísticas, mientras nuestras funciones
sensoriales están en en total conciencia. El espectador, un cuerpo caminante que funciona
como el medio para trasladarnos por el espacio.

“Es la experiencia individual cuando se interactúa con el espacio y el objeto. El


espacio ya no es solo el lugar en el que suceden las cosas. Las cosas hacen que el
espacio suceda.” (O'Doherry, Brian, 2011, p.31).

La tradición de la galería muta, se impregna de otros intereses mas allá de la apreciación.


Se vuelve una interacción. No solo objeto-espectador, también objeto-espacio. El artista
que comienza una transición a la pos-modernidad, inicia difuminando los limites de las
piezas de arte, los marcos y bases desaparecen para fundir la arquitectura con las piezas, se
toma conciencia del espacio alrededor del cuerpo del objeto. Esta transición que menciono
esta ligada a movimientos artísticos transgresores de las disciplinas en su práctica
convencional. El espacio de la galería se volvería el mismo objeto de arte. Los cuerpos-
espectadores también formarían parte del objeto de arte, la conciencia de que existe un
cuerpo se manifestaría mediante performances o happening. Sentir de manera directa la
obra de arte es una renovada función de la galería. Esta es una constante en la fundación y
construcción de galerías contemporáneas que buscan en mayor o menor medida seguir esta
función del arte pos-moderno. Aún después de este acontecimiento en la evolución de los
espacios siguen identificándose dos tipos de galerías. Las comerciales, que se centran en la
venta y distribución de arte, por lo general decorativo y limitado al arte moderno. Por otro
lado se encuentra la galería no comercial, que tienen como prioridad difundir, exhibir y
crear talleres que fomenten el interés y goce por las artes, además de presentar y promover
en la sociedad que es lo que se produce artísticamente a nivel local hoy en día. Este tipo de
galerías es por lo general, independiente, por lo que su intención es fomentar la cultura y el
arte a la comunidad inmediata.

Así como encontramos dos tipos de galerías existen sus respectivos tipos de mercado: el
mercado de venta comercial, que esencialmente es para la sociedad de consumo y la que
principalmente produce piezas por encargo, a petición del cliente, considerado por los
artistas como un mercado limitante. El mercado opuesto, de obra autoría, esta conformado
de las piezas originales de los artistas, el ideal del galerísta por alcanzar el ideal del
mercado, siendo bien “un sueño” del que se generaría una desestabilización económica. Es
importante mencionar que esta en el deber de cada tipo de galería formarse un mercado en
primer lugar como parte de su desarrollo y venta de productos; cimentaría los inicios de la
adquisición y colección del arte que exhiban. Algunas galerías suelen recurrir a ambos tipos
de mercado, ya que recurrir solo a uno de esos mercados genera sus propias problemáticas.

Encontramos una diversificación de intenciones en las galerías de arte de nuestros días.


Varían los principios por los que se dirigen y exhiben ciertas propuestas artísticas en ciertos
espacios de arte. Estos últimos dependen de un gran porcentaje del contexto socio-histórico
en el que se fundan. Si algo tienen en común estos espacios, es que buscan el consumo de
su arte, y este consumo suele depender de las condiciones del terreno artístico donde se
encuentre, con terreno me refiero al contexto artístico en el que esta situado, complicándose
la situación si se es aun terreno en proceso de ser fértil. Esa es la situación en la que se
encuentra el estado de Baja California. Ubicado al noroeste en frontera con Estados Unidos,
Baja California sigue desarrollándose la profesionalización del campo artístico en diversos
aspectos, sobre un proceso lento, pero que ha comenzado a moldear las nociones de arte de
la actualidad. Las galerías activas en el estado varían de ser modernas a pos-modernas y el
flujo y variedad de espectadores cambia según la ubicación de los espacios de exposición.
Se encuentra que en Tijuana y Rosario son los lugares donde más frecuenta el espectador
de arte para consumo no comercial (en el caso de Tijuana), y comercial (en el caso de
Rosarito). En contraste con Mexicali que si bien posee ambos mercados de consumo, se
mantiene un grupo ya identificado que asiste y consume lo que las galerías ofrecen.

Siendo posible ver la situación de la difusión, promoción y gestión de arte en el estado, es


seguro decir que el terreno del arte aún esta en formación. La situación respecto a diversas
áreas del arte como la adquisición y coleccionismo, así como la critica de arte, es delicada,
puesto que en realidad no hay bases que desarrollar, al no existir una cultura de ejercer
aquellas acciones tan frecuentes en otras partes del mundo.
Los espacios de arte en el estado, los institucionales con los independientes y estos últimos
entre sí, están aislados, por lo que si llegara a generarse un vinculo daría pie a promover las
áreas del arte antes mencionadas para su profundo e ininterrumpido desarrollo, puesto que
se generaría un flujo de estrategias que contribuirían a conformar más redes entre artistas y
galerístas.
Bibliografía:

Klonk, Charlotte. (2009) Spaces of experiences. US: Yale University Press.

Lozano, Miguel Ángel. Maldonado, Carla. (2017) Fuera de la caja. Galerías


Independientes en Baja California. México: Inycre Editorial y Diseño.

O'Doherry, Brian. (2011) DENTRO DEL CUBO BLANCO: La ideología del


espacio expositivo. México: Centro de Documentación y Estudios Avanzados de
Arte Contemporáneo.

Referencias:

ICOM Museum. (S/A) La creación de una nueva definición de museo – la columna


vertebral del ICOM. Recuperado de: https://icom.museum/es/actividades/normas-y-
directrices/definicion-del-museo/

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