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EL SIGLO XVII – EL CORRAL DE COMEDIAS, CAMBIOS EN EL TEATRO Y TIPOLOGÍA DE LOS GÉNEROS DRAMÁTICOS
Tema 5
EL SIGLO XVII – EL CORRAL DE COMEDIAS, CAMBIOS EN EL TEATRO
Y TIPOLOGÍA DE LOS GÉNEROS DRAMÁTICOS
Los primeros teatros estables que aparecen en Europa están estrechamente relacionados
con las cofradías, unas sociedades benéficas que ayudaban a los necesitados. En
España, las primeras cofradías aparecerán en la segunda mitad del s. XVI. En 1565 se
funda la Cofradía de la Pasión, que pide el monopolio de las actividades teatrales. No
será sin embargo hasta 1568 cuando se tenga constancia de un teatro permanente.
El corral de comedias
La aparición de los corrales de comedias, que solían ser patios interiores de edificios,
aportó dos importantes novedades:
1) Se eleva el escenario, lo que permite que el espectador se fije especialmente en
los actores.
2) Se cierra el recinto, con lo cual se consigue un control tanto de la asistencia
como de los ingresos, permitiendo una organización regular del espectáculo.
Dentro del corral de comedias había una jerarquía en cuanto a la colocación del
público. Las entradas más baratas correspondían a las zonas del PATIO, donde los
mosqueteros contemplaban la obra de pie; las GRADAS, asientos en torno al patio; los
BANCOS, en la zona anterior al patio; la CAZUELA, un pasillo en alto ocupado por
mujeres del pueblo. Este público era a quien más temía el poeta, pues sus aplausos o
silbidos determinaban el éxito o
fracaso de la obra. En cuanto a las localidades más caras, los DESVANES eran ocupados
por
clérigos, doctos y poetas; mientras que las REJAS o CELOSÍAS y los APOSENTOS los
ocupaban la nobleza y la alta burguesía. Estas localidades se distribuían asimismo según
la calidad del solicitante.
En cuanto a la puesta en escena, se empleaban todos los recursos posibles del espacio
escénico, tales como los distintos niveles de altura, el foso o las cortinas,
complementados
con el uso de la música. También podían añadirse elementos móviles a la
fachada
(barandillas, ventanas o rejas). Las puertas laterales se empleaban para la entrada y
salida de los actores. Otro elemento fundamental para la representación era la tramoya,
conjunto de mecanismos entre los que se encuentran el escotillón, el bofetón o el
pescante, y que podría ser considerado como un rudimentario sistema de "efectos
especiales".
El escenario cortesano
La llegada a España en 1622 del ingeniero mayor de Nápoles, Julio César Fontana,
tendrá gran importancia para las representaciones en escenarios cortesanos. El ingeniero
italiano creó en Aranjuez un teatro de madera portátil, que contaba con estatuas,
balaustradas, etc. Este sería un primer paso dentro del teatro cortesano barroco, que más
tarde desembocaría en los grandes espectáculos calderonianos.
Una figura clave del teatro del s. XVII era la del autor de comedias; hay que señalar
que el término autor no designaba en la época al creador del texto dramático, sino al
empresario y director de la compañía teatral, cuya función era servir de nexo entre la
creación literaria y la representación. El autor de comedias, además, tenía potestad para
adaptar el texto dramático a sus propias necesidades y a las condiciones de su compañía.
Las compañías teatrales, por su parte, fueron ambulantes hasta la aparición de los
teatros estables, momento en el que se produjo la división entre estas y las llamadas
compañías de título, estables y regidas por reglamentos legales. Los actores
pertenecientes a estas compañías tenían gran reputación profesional, lo que no
implicaba necesariamente una mejora de su imagen social.
Puede decirse que todo tipo de público acudía al teatro, aunque en ocasiones distintas y
con diferente frecuencia. La nota fundamental del corral es su papel como igualador
social. De hecho, junto a la iglesia, el corral de comedias era el único lugar en el que
individuos de los diferentes estratos sociales podían convivir: desde el rey a un simple
villano. No obstante, y como ya se ha comentado anteriormente, aunque coincidían en
un mismo sitio, no se mezclaban. Los corrales eran espacios totalmente jerarquizados,
tanto socialmente como por género.
Para evitar cualquier exceso, se decidió poner una autoridad dentro del corral para
controlar al público y lo que sucedía en el recinto. Aunque en un principio esta labor la
realizaban los alcaldes, que se sentaban junto al escenario para controlar desde allí todo
el recinto, luego dicha labor la realizaron los alojeros, y finalmente, funcionarios
públicos que intervenían en los teatros ante situaciones descontroladas.
1
Fuente: OLIVA, César, «Historia básica del arte escénico», Cátedra.
2. LOS TEXTOS DRAMÁTICOS Y SU INTERPRETACIÓN : « EL ARTE NUEVO DE HACER COMEDIAS»
De las diez preceptivas del «Arte nuevo de hacer comedias» de Lope destacan:
3) División del drama: Lope prefiere la distribución en tres actos, que no siempre
corresponde con la clásica distribución en: exposición (prótasis), nudo (epítasis) y
desenlace (catástrofe). En cuanto a la estructura interna de la pieza, esta se construye
en base a cuadros o bloques de acción, entendidos como una acción escénica
ininterrumpida que tiene lugar en un espacio y tiempo determinados, de cierta unidad, y
delimitada generalmente por cambios métricos.
6) Temática: los temas son muy variados, sin embargo, destacaban los que tratan la
honra y las acciones virtuosas, ya que son las que mayor capacidad emotiva poseen.
7) Personajes:
3. LOS GÉNEROS
sacramental LA COMEDIA2
2
A continuación se amplían algunos puntos tratados en el punto 2 sobre «El Arte nuevo de hacer
comedias».
Fuente: Pedraza, B., «Manual de literatura española. Tomo IV. Barroco: Teatro».
acentual. Sin embargo, gracias a la polimetría de la lengua castellano, será posible
adecuar la estrofa a la situación dramática (aunque no siempre se haga). Por ejemplo, a
partir de Calderón, el romance se utilizará en los diálogos.
Los temas preferidos de Lope son el de la honra y las acciones virtuosas, ya que son las
que más atraen al público. Pero, a pesar de que Lope critica los anacronismos en la
comedia, tanto él como sus discípulos recurrirán a temas de la historia antigua,
medieval, a los mitos clásicos, etc. De todas formas, siempre serán los temas nacionales,
especialmente aquellos basados en historias de la tradición popular, los que mayor éxito
tengan.
La comedia lopesca sufrirá asimismo una evolución. Lope no escribió desde el primer
momento una gran comedia nueva, sino que escribió varias de estilo “prelopesco” antes
de dar con la fórmula del éxito. Esas primeras obras no estaban bien estructuradas e
incluían episodios inconexos. Poco a poco, la comedia fue tomando forma, logrando un
teatro libre, sin rígidas estructuraciones. Ese tipo de teatro es que el escribirá también
Tirso de Molina, y más adelante, Calderón de la Barca, quien además hará uso de los
nuevos escenarios (teatros a la italiana), desarrollando la puesta en escena y haciendo la
trama más compleja.
La comedia nueva de Lope trajo consigo muchos seguidores, pero también un gran
número de detractores, especialmente aquellos que achacaban a Lope una falta de
respeto por los principios clásicos del teatro (Aristóteles), pensamiento que se
recuperará de nuevo en el s. XVIII, siglo en el que se desprecia todo lo barroco,
incluyendo la comedia lopesca.
EL AUTO SACRAMENTAL
4. Empleo de la alegoría.
Asimismo tienen una gran importancia los mecanismos estéticos, sobre todo los de
carácter sensorial, destinados a reforzar la comunicación con el público y la efectividad
didáctica de la pieza. Entre estos mecanismos destaca la música, sustentada sobre las
teorías filosóficas que la definían como expresión de la armonía del universo. La música
será empleada por los dramaturgos con intenciones precisas y con conciencia de su
capacidad emotiva. Calderón, por ejemplo, distingue entre música sacra y profana, y
emplea la primera como instrumento doctrinal y como factor determinante de la forma y
la dicción. Por ello, en sus autos abundan los himnos litúrgicos, junto con el empleo de
las chirimías, recurso típico para representar a la divinidad en la apoteosis eucarística.
3.2 Los géneros breves: comedia burlesca, entremés, loa, baile, jácara y mojiganga
LA COMEDIA BURLESCA
- Función paródica: se parodia tanto los motivos líricos, como los dramáticos.
Por ejemplo, un galán que se esconde, un galán que se enamora palpando porque
por la noche no puede ver nada, etc.
- Inversión de los valores serios y el decoro: los personajes de estas obras se
alegran de las deshonras. Caballeros cobardes, reyes que cantan y bailan…
- Comicidad escénica: este tipo de comedias hacen uso del vestido ridículo y la
gestualidad exagerada y grotesca, incluyendo accesorios y movimientos.
- Comicidad verbal: utiliza toda clase de recursos verbales jocosos: refranes,
cuentecillos, juegos de palabras, disparates, alusiones escatológicas y obscenas,
etc.
Entre las diversas comedias burlescas destaca «El caballero de Olmedo», de Francisco
Antonio de Monteser, que es una parodia del drama lopiano homónimo. La pieza se
mueve constantemente sobre el esquema de un juego al escondite, en el que destaca la
burla de los comportamientos convencionales de galanes y damas. Los diálogos se
someten asimismo a la manipulación absurda, a la imposibilidad racional o al juego con
las leyes de la lógica.
EL ENTREMÉS
Los entremeses son piezas breves de carácter cómico, que en el Siglo de Oro, se
introducían en las comedias y autos sacramentales. Puede decirse que el origen de los
entremeses está en los «pasos» que se insertaban en las comedias renacentistas.
Estos
«pasos», que tenían poco o nada que ver con la trama principal, se independizaron de la
obra contenedora, pasando a denominarse, ya como piezas independientes,
«entremeses».
Las principales características del género son el empleo del esquema de la burla para
la construcción de la pieza y su relación con la cultura popular carnavalesca. Los
personajes suelen pertenecer a las clases sociales bajas o a colectivos marginales, o ser
miembros degenerados de las clases altas. La lengua explota los recursos de la
comicidad grotesca: dialectos, cultismos ridículos o coloquialismos. Elemento
fundamental del entremés es el actor, el cual debía poseer una gran habilidad histriónica
de la que dependía en gran manera el éxito de la pieza.
En cuanto a los autores, no cabe duda de que el más destacado es Cervantes, ya que
introdujo materiales novelescos, además de aportar nuevas ideas, temas y técnicas. Ya
en el periodo barroco, destacan:
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EL SIGLO XVII – EL CORRAL DE COMEDIAS, CAMBIOS EN EL TEATRO Y TIPOLOGÍA DE LOS GÉNEROS
DRAMÁTICOS
Francisco de Quevedo: su principal aportación al entremés radica
especialmente en su inventiva verbal. Algunos de sus entremeses son:
«Bárbara», «La ropavejera»,
«La vieja Muñatones» (sobre el tema de la alcahueta) o «Diego Moreno».
1. La Loa
2. El baile
3. La jácara
La jácara es un poema cantado (un romance) que trata normalmente sobre la vida de
algún rufián (jaque) y que sirve de complemento a los géneros esencialmente teatrales. A
pesar de
que existe alguna jácara cortesana, suelen ambientarse sobre todo en el mundo de
la
germanía. Las más famosas jácaras son las de Quevedo, considerado creador del género,
con su «Jácara de Escarramán».
4. La mojiganga
La mojiganga es una mascarada grotesca, que aparece en las fiestas callejeras, y que
consiste en danzas descompuestas y movimientos ridículos. Los personajes llevan
disfraces de animales y tocan instrumentos ridículos de sonido extravagante
(«pandorga»). Algunas mojigangas poseen una trama de cierta elaboración, como «La
mojiganga de las visiones de la muerte», de Calderón, considerada como la mejor del
género durante el Siglo de Oro.