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Retiro comunitario de Renovación de votos

Instituto de Adoratrices Perpetuas Guadalupanas


San Luis Potosí, 19 de septiembre de 2020

Cita bíblica: (Os. 2,16)


…voy a seducirla, la llevaré al desierto y le hablare a su corazón
Lema: Seducidas y restauradas reavivamos el fuego esponsal.
Objetivo: A la luz, del profeta Oseas, redescubramos la belleza de nuestro carisma de
modo que, desde las aptitudes y tareas de cada una, fortalezcamos la unidad institucional
para dar testimonio del reinado y amor de Dios en el mundo.
Orden del día
 11:00am Breve exposición del desarrollo del retiro
 11:05am Lectio Divina
 11:50am Descanso
 12:00md Ángelus
 12:05pm Charla “Vida Eucarística, adoración, oblación”
 12:45pm Eco interior
 1:00pm Charla “Amor entregado a los hermanos”
 1:45pm Eco interior
 2:00pm Comida
 3:00pm Descanso
 4:00pm Charla extender el conocimiento, el amor y el reinado de la
Eucaristía (ejercicio de la vida diaria)
 4:45pm Eco interior
 5:00pm Esbozo sobre María
 5:30pm Abandono final
Impartido por Pbro. Juan Francisco Rodriguez Zavala
LECTIO DIVINA con OSEAS
1. INVOCA
 Adopta una actitud adecuada para este rato de diálogo con el Señor. Él te va a
dirigir su Palabra por medio de la Palabra humanizada, que se llama Jesús.
 Evita las distracciones. Entra en el silencio y en la soledad. Es el desierto propio
para escuchar la voz del Señor.
 Ruega al Espíritu que te ilumine para comprender el deseo y la voluntad del Padre,
manifestada en la acción del Hijo Jesús.
 Únete a la invocación:
I. Ven, Espíritu Santo, y que se renueve la cara de mi vida
te abro la puerta, ante el espejo de tu Palabra.
entra en la celda pequeña Agua, fuego, viento, luz.
de mi propio corazón, Ven, Espíritu Santo. Amén. (A. Somoza)
llena de luz y de fuego mis entrañas,
como un rayo láser opérame
de cataratas,
quema la escoria de mis ojos
que no me deja ver tu luz.

II. Ven. Jesús prometió


que no nos dejaría huérfanos.
No me dejes solo en esta aventura,
por este sendero.
Quiero que tú seas mi guía y mi aliento,
mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz.
Te necesito en mi noche
como una gran tea luminosa y ardiente
que me ayude a escudriñar las
Escrituras.

III. Tú que eres viento,


sopla el rescoldo y enciende el fuego.
Que arda la lumbre sin llamas ni calor.
Tengo la vida acostumbrada y aburrida.
Tengo las respuestas rutinarias,
mecánicas, aprendidas.
IV. Tú que eres viento,
enciende la llama que engendra la luz.
Tú que eres viento, empuja mi barquilla
en esta aventura apasionante
de leer tu Palabra,
de encontrar a Dios en la Palabra,
de encontrarme a mí mismo
en la lectura.

V. Oxigena mi sangre
al ritmo de la Palabra
para que no me muera de aburrimiento.
Sopla fuerte, limpia el polvo,
llévate lejos todas las hojas secas
y todas las flores marchitas
de mi propio corazón.

VI. Ven, Espíritu Santo,


acompáñame en esta aventura
2. LEE LA PALABRA DE DIOS Oseas 2, 16-22
Qué dice la Palabra de Dios
Partiendo del Oráculo de Oseas, entendemos que es Dios el que está dirigiendo el mensaje,
con el texto respondamos…
 ¿A quién va a seducir?
 ¿A dónde le conducirá?
 ¿A dónde le hablará?
 ¿A quién hará puerta de esperanza?
 ¿Cómo le responderá y bajo qué recuerdo?
 ¿Ella cómo le llamará y cómo no le llamará?
 ¿Qué quitará de su boca?
 ¿Con quién hará un pacto?
 ¿Qué hará con su pueblo?
Iluminación del texto
Oseas nos habla del desierto y… de alguna manera, lo mismo que Jesús fue conducido al
desierto, nosotros somos conducidos también al desierto.
Yo querría que consideráramos el desierto como nos lo presenta aquí Oseas: no con esa
connotación negativa que solemos darle, de pura ascesis, de pura peregrinación, de puro
despojo… - ¡también el desierto es eso! - pero no sólo es eso y no siempre es eso.
El desierto lo tenemos que mirar como lo presenta Oseas. El desierto es un ideal… ¡un
ideal perdido! Así nos lo presenta la Palabra de Dios en el Éxodo.
¿Por qué es un ideal perdido? Porque Israel, cuando acaba de salir de Egipto y va
peregrinando en su éxodo por el desierto, recién recibida la Ley en el Sinaí, recién liberado
de Egipto, recién vivida la Pascua, recién atravesado el Mar Rojo… Israel era entonces
joven y aún no se había corrompido ni prostituido con los dioses extranjeros. Israel era fiel
a Yahweh durante el éxodo por el desierto, sobre todo al principio… No conocía dioses
extranjeros -aún no era adúltero- y los israelitas le seguían a través del desierto fielmente,
teniéndole siempre presente y visible en la columna de fuego o en la columna de nube.
Por eso el desierto es el ideal de vida que el pueblo ha perdido: ese caminar con Yahweh,
en la presencia de Yahweh, en la fidelidad a Yahweh, con la novedad de su Ley… recién
comida la Pascua, recién vivida la Pascua, recién estrenada la libertad.
Y Oseas, cuando nos habla aquí de cómo quiere cortejar a la mujer de la que está locamente
enamorado y que le ha sido infiel, que es adúltera, presenta ese ideal: “yo voy a seducirla,
la llevaré al desierto y hablaré a su corazón”.
Llevarnos al desierto es el lugar ideal, el lugar óptimo, donde Dios nos va encontrar, nos va
a cortejar, nos va a seducir, nos va a enamorar… ¡El desierto es el lugar donde Él nos habla
al corazón!
Hoy es un tiempo de misericordia: de que, a pesar de nuestra infidelidad, ¡Él va a volver a
cotejarnos!, ¡va a volver a enamorarnos!, ¡va a volver a llevarnos al desierto, para recobrar
el ideal de aquel amor primero, de aquel amor de antes de nuestro adulterio, anterior
a nuestra infidelidad! Y allí, en el desierto, nos va a hablar al corazón.
Oseas sigue diciendo: “allí le daré sus viñas, el valle de Acor lo haré puerta de
Esperanza”. El valle de Acor es el lugar de un acto de infidelidad duramente castigado por
Yahweh. Lo podemos leer en el libro de Josué 7, 24-26. En el valle de Acor, el pueblo fue
tremendamente infiel y duramente castigado. Y ahora nos dice que ese “valle de Acor”
-signo y símbolo de la infidelidad- va a ser transformado en “Puerta de esperanza.”
Cuando nos lleve al desierto y hable a nuestro corazón, y nos corteje como al principio,
nuestra infidelidad y nuestro pecado van a ser transformados en esperanza, en posibilidad
de volver a comenzar. “Y ella me responderá allí como en los días de su juventud, como el
día en que subía de Egipto…”
Lo más grande de la Misericordia de Dios es su capacidad de infinita regeneración. No
simplemente nos cura, sino que nos regenera de tal manera que borra nuestra infidelidad y
vuelve al principio, vuelve a amarnos con la misma confianza, con la misma ilusión, con la
misma alegría… sin tener para nada en cuenta nuestra infidelidad.
¡¡Éste es Dios!! ¡¡Y esta es su Misericordia!! Y esto nos posibilita responder allí como en
los días de nuestra juventud, como en los días de nuestro amor primero, como cuando
empezamos por primera vez a seguir al Señor: sin prejuicios, sin miedos, sin el peso de
nuestra culpa, sin complejos… todo eso que a veces recordamos con nostalgia. ¡¡Está mal
recordado así!!
En la vida espiritual no cabe esa máxima de que “cualquier tiempo pasado fue mejor… que
ya aquello no puede ser como era…” Todas esas expresiones nostálgicas que utilizamos
muchas veces, en la vida espiritual no sirven; no tienen objeto, porque en la vida del
espíritu, en la historia de amor de cada una de nosotros con Dios, siempre hay un volver a
empezar… Borrón y cuenta nueva, pero… ¡literalmente!
No vale decir: “ya no puede ser como aquello, cuando yo respondía al principio, inocente,
sin culpa… Ahora eso yo ya lo he perdido…” ¡¡No!! En el amor humano sí es así, pero con
Dios no es así. ¡Cabe la inocencia primera! ¡Cabe el amor primero! ¡Cabe la ilusión
primera, porque Él hace nuevo todo! “He aquí que Yo vengo y hago nuevas todas las
cosas”.
Jesús nos renueva hasta el punto de poder empezar de nuevo, con todo nuevo, con
esperanza nueva, con ilusión nueva. Y no es un decir: ¡¡¡¡es verdad!!! ¡¡¡Es realidad!!! ¡¡¡Es
nuevo!!!… ¡Ahora empiezo! ¡Ahora me enamoro por primera vez!… ¡Sin pesos de un
pasado errado!
Si acarreamos -en nuestra vivencia de amor con el Señor- el peso de nuestros pecados
pasados y de nuestros errores pasados, sabed que el defecto es nuestro, ¡no de Él! Él me
sale al encuentro cada día. Y me sale al encuentro esta Cuaresma con amor nuevo, con
amor recién nacido, con ilusión nueva, con confianza absoluta en mí.
¡¡Él es así!! No cometamos el error de medir a Dios conforme a nuestra mezquindad.
3. MEDITA
Analizando nuestra vida, nuestro ser de consagradas, profundiza en las siguientes
preguntas… no lo hagas mecánicamente, date la oportunidad de dejar que Él hable a tu
corazón.
¿Con qué sentimientos recuerdo, a la distancia, mi llamado, mi decisión de ingresar al
instituto, mi formación, mi consagración temporal, mi consagración perpetua?
¿los sentimientos de aquél entonces, siguen siendo los mismo hoy, con los años de vida
consagrada que poseo?
¿En qué momentos de mi vida deje qué el desierto se convirtiera en un ideal perdido?
¿Cuáles son los baales (poder, tener placer) que me han desviado del amado?
¿Cuáles son esas resistencias que me impiden dejarme seducir por el Señor?
¿Cuáles son los atisbos de esperanza que descubro que puedo ofrecer en mi comunidad
religiosa, en el apostolado que realizo, en el instituto y en la Iglesia?
¿Hoy, cuáles son las idolatrías que necesito abandonar y que es aquello que se ha
avejentado en mi vida y no me permite descubrir la primavera de mi primer Amor?
5. CONTEMPLA
Te Invito a que te detengas en una frase, actitud, gesto del texto bíblico y desde allí dejes
que el Señor te hable a tu corazón descubriendo las mociones que el Espíritu te provoca.
6. ORA
A raíz de la Palabra, acción, gesto o actitud que contemplaste en el texto, realiza esa
oración que el la Sabiduría Divina infunde en tu interior.
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PUNTOS PARA REFLEXIONAR A LA LUZ DE LAS MEDITACIONES

CHARLA: VIDA EUCARÍSTICA, ADORACIÓN, OBLACIÓN.


 ¿Cómo vivo mi hora de Adoración Eucarística?
 ¿Cómo me preparo para mi hora de Adoración?
 ¿Qué sentimientos experimento ante la presencia de Jesús Eucaristía?
 ¿Siento que mi ardor Eucarístico se ha apagado, descubro que la rutina forma parte
de mi adoración?
 ¿Es la Eucaristía el centro de mi vida consagrada o se ha convertido en una
actividad más, que sentimientos me provoca esto?
 ¿La Distracción es frecuente en mi en los momentos de oración?
 A la luz de la meditación ¿Qué me nace decirle a Jesús?
CHARLA “AMOR ENTREGADO A LOS HERMANOS”
 ¿Descubro la Eucaristía como una invitación a vivirla en la vida de comunidad?
 ¿Cuál es mi actitud ante las hermanas con las que vivo mi fe?
 ¿Me falta caridad para con las hermanas, así como con el personal que labora?
 ¿Me doy cuenta que he perdido la alegría de mi vocación?
 ¿Vivo como una consagrada o como una persona frustrada ante la soledad que
implica mi consagración?
 ¿De qué tengo que pedir perdón a Dios respecto a mi vida comunitaria?
 A la luz de la meditación ¿Qué me nace decirle a Jesús?
CHARLA EXTENDER EL CONOCIMIENTO, EL AMOR Y EL REINADO DE LA
EUCARISTÍA (EJERCICIO DE LA VIDA DIARIA)
 Si mi consagración implica la Adoración perpetua y la Educación ¿de verdad les
doy el valor que se merecen como elementos de santificación en la vida
consagrada?
 ¿Veo la adoración cómo un requisito a realizar al pertenecer al Instituto de las
APG?
 ¿he visto la educación más como un trabajo que como un apostolado? ¿En qué lo
descubro?
 ¿La educación se ha convertido, para nuestro instituto, más en una empresa para la
manutención de la comunidad que en un verdadero espacio de Evangelización?
¿Qué elementos descubro de esto?
 ¿De qué manera fomento u obstaculizo la caridad y la justicia en la educación?
 ¿Qué acciones tomo para que la comunidad educativa de verdad sea una comunidad
de fe y donde el centro sea la persona de Cristo?
 ¿He permitido que otros baales se antepongan ante el Dios verdadero en la vida
educativa?
 A la luz de la meditación ¿Qué me nace decirle a Jesús?
ABANDONO FINAL
¿Por qué te confundes y agitas? Deja que Yo me encargue de tus asuntos y todo se calmará.
En verdad te digo que cada acto verdadero, ciego y pleno abandono en Mí produce el efecto
que deseas y resuelve las situaciones difíciles. Entregarse a MI no significa atormentarse,
agitarse y desesperarse, dirigiéndome luego una oración inquieta para que Yo te siga; eso es
transformar la agitación en plegaria. Entregarse significa cerrar plácidamente los ojos del
alma, alejar las preocupaciones y recurrir a Mí para que Yo te conduzca, como un niño
dormido en el regazo materno, a la otra orilla.
Lo que te desespera y te hace un Inmenso mal es tu razonamiento, tu pensamiento, tu
preocupación y tu obstinación en resolver por si mismo los problemas que te afligen.
¡Cuántas cosas puedo obrar cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como
materiales, recurre a Mí, me contempla y diciendo “Ocúpate Tú” cierra los ojos y descansa!
Obtendrás pocas gracias cuando te atormentas para producirlas; en cambio, obtendrás
muchísimas cuando, en oración, te pones plenamente en Mis manos. tu ora en el dolor para
que Yo lo alivie, pero para que lo alivie según mis deseos… Te diriges a Mí, pero quieres
que Yo me adapte a tus propósitos; sois como los enfermos que, en lugar de pedir la
curación al médico, le sugieren lo que debe hacer.
No te comportes así, ora como Yo te he enseñado en el Padre Nuestro: “SANTIFICADO
SEA TU NOMBRE” (es decir que seas glorificado en esta necesidad que tengo) “VENGA
A NOSOTROS TU REINO” (es decir que todo lo que nos sucede a nosotros y al mundo
concurra a Tu reino). “HAGASE TU VOLUNTAD” (o sea ocúpate tú). Yo intervengo con
toda Mi omnipotencia y resuelvo las situaciones más difíciles. Por ejemplo, ¿la enfermedad
se agudiza en lugar de aliviarse? No te desanimes, cierra los ojos y pídeme con fe: “Hágase
tu voluntad, ocúpate Tú”. Te digo que Yo me ocupo, intervengo como médico y realizo un
milagro cuando es necesario. ¿Ves que el enfermo empeora? No desesperes, cierra los ojos
y ora: “OCÚPATE TÚ”. Te digo que Yo me ocupo.
Al abandono se opone la preocupación, la agitación y la obstinación en prever las
consecuencias de un hecho. Es como la confusión que tienen los niños cuando pretenden
que su madre se ocupe de sus necesidades, pero al mismo tiempo quieren imponerse,
entorpeciendo el trabajo de ella con sus ideas y caprichos infantiles.
Cierra los ojos y déjate llevar por la corriente de mi gracia, cierra los ojos y déjame obrar,
cierra los ojos y no pienses en el momento presente, aleja el pensamiento del futuro como si
fuera una tentación.
Reposa en Mí. Confiando en mi bondad y te juro por mi amor que, diciéndome con entrega:
“OCUPATE TÚ”, yo me ocupo plenamente, te consuelo, te libero y te oriento. Y cuando
debo conducirte por un camino diferente del que tu vislumbras, Yo te preparo, te llevo en
mis brazos, porque no hay medicina más potente que Mi intervención de amor. Yo me
ocupo sólo cuando cierras los ojos, pero tu permaneces insomne, quieres evaluarlo todo,
analizarlo todo, pensar en todo y así te entregas a las fuerzas humanas o, peor aún, a los
hombres, confiando en su intervención. Esto es lo que obstaculiza mis Palabras y mis
Proyectos. ¡Oh, como me duele verte agitado!
Satanás desea justamente esto: agitarte para alejarte de mi acción e impulsarte hacia las
iniciativas humanas. Por eso debes confiar sólo en Mí, descansar en Mí, entregarte
plenamente a Mí. Yo hago milagros en proporción al pleno abandono en Mí y a tu
despreocupación: ¡distribuyo tesoros de gracias cuando tú te hayas en extrema pobreza!
Si cuentas con tus recursos, aunque sean pocos, o si los persigues, los hayas en el campo
natural, siguiendo el curso natural de las cosas, que a menudo está obstaculizado por
Satanás.
Ningún pensador o analista ha obrado milagros, ni siquiera los santos.
Quien se entrega a Dios obra conforme a la voluntad Divina. Cuando veas que las cosas se
complican, ruega cerrando los ojos del alma “JESÚS, OCÚPATE TÚ”. Y distráete, porque
tu mente se agudiza… Y para ti es difícil distinguir el mal. Confía en Mí a menudo,
distrayéndote de ti mismo. Compórtate así con todas tus necesidades. Obra así todo y veras
milagros inmensos, continuos y silenciosos. te lo juro por mi Amor: yo me ocuparé, te lo
aseguro.
Ora siempre con esta predisposición de entrega y obtendrás una gran paz y grandes frutos,
incluso cuando Yo hago la gracia de la inmolación de reparación y de amor que impone el
sufrimiento. ¿Te parece imposible? Cierra los ojos y ruega con toda tu alma: “Jesús,
ocúpate TÚ”. No temas, Yo me ocupo. Y tú bendecirás tu nombre humillándote. Tus
oraciones no equivalen a un pacto de entrega plena; recuérdalo bien. No hay novena más
eficaz que ésta:
“OH JESÚS. EN TI ME ABANDONO, OCÚPATE TÚ”. ENTRÉGATE A MI CORAZÓN
Y…VERÁS.
Quiero que creas en mi omnipotencia y no en tu acción, que trates de ponerme a Mi en
acción y no a ti a través de los demás.
Busca mi intimidad, cumple mi deseo de tenerte, enriquecerte y amarte como Yo quiero.
Déjate llevar, deja que pueda reposar en ti, manifestar en ti toda mi omnipotencia. Si
permaneces cerca de Mí sin obstinarte en actuar por tu cuenta, en correr para salir o para
decir que has cumplido, me demostrarás que crees en mi omnipotencia y Yo “obraré
intensamente junto a ti cuando hables, camines, trabajes, ores o duermas, porque “a mis
amados doy todo lo necesario, incluso mientras duermen” (salmo 126).
Si estás conmigo sin tratar de afanarte, sin preocuparte por tus necesidades sino pidiéndome
con plena fe, Yo te daré todo lo que necesites, según mi Diseño eterno. Te daré los
sentimientos que quiero ver en ti, te daré una gran compasión hacia tu prójimo y te haré
decir y hacer lo que Yo quiera. Entonces tu acción provendrá de mi Amor. Yo solo, no tú
con tu actividad, podré hacer hijos nuevos, que nacen de Mí. Podré hacer más hijos en la
medida en que tú quieras ser un verdadero hijo, al igual que mi Unigénito, porque bien
sabes que “si haces mi Voluntad serás mi hermano, hermana y madre” para que yo nazca en
los demás; Yo haré nuevos hijos sirviéndome de los verdaderos hijos. Lo que tú hagas para
logrado no es nada en comparación con lo que Yo hago en la intimidad de los corazones de
aquéllos que aman.
“Permaneced en Mi amor… Si permanecéis en Mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queráis… y os será dado” (Jn 15)
De la autobiografía del Pbro. Dolindo Ruotolo (1882-1970), terciario franciscano

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