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el contador público y su responsabilidad para con la sociedad venezolana e

internacional.

Concepto

La palabra Responsabilidad proviene del término latino responsum (ser capaz de responder,
corresponder con otro). La responsabilidad es el cumplimiento de las obligaciones o
cuidado al hacer o decidir algo, o bien una forma de responder que implica el claro
conocimiento de que los resultados de cumplir o no las obligaciones, recaen sobre uno
mismo.

La responsabilidad se puede ver como la conciencia acerca de las consecuencias que tiene
todo lo que hacemos o dejamos de hacer sobre nosotros mismos o sobre los demás.

Con la responsabilidad el individuo aprende a comportarse de manera que puedan confiar


en él, ya que ésta garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera
confianza y tranquilidad entre las personas.

El ser responsable reflexiona seriamente antes de tomar cualquier decisión, pensando en los
resultados y efectos que pueda afectar la propia vida o la de otros; es capaz de sentir lo que
otros sienten y entender las necesidades de los demás; reconoce los errores cometidos y se
muestra dispuesto a repararlos.

Responsabilidad del contador.

 Revisar que se cumplan con los principios de contabilidad de aceptación general.


 Mantener y cumplir los lineamientos del Sistema de Gestión de la Calidad.
 Responsable en cumplimiento de las funciones y objetivos del área.
 Velar por la aplicación de la norma y el cumplimiento de las normas de la organización.
 Cuidar el resguardo y mantenimiento de la confidencialidad de la información suministrada por
la organización y por el cliente
 Cumplir con las normas y procedimientos de seguridad y salud en el trabajo.

Es importante destacar varios aspectos que merecen ser evaluados acerca de la


responsabilidad que le compete al Contador Público, en razón del ejercicio de sus
funciones:

ompromiso social. Significa que ante la sociedad, el Contable debe ser una persona íntegra
desde cualquier punto de vista, máxime cuando de su análisis se desprende la evaluación
minuciosa de situaciones problémicas, que inciden en actuaciones decisionales por parte los
actores empresariales que hacen del entorno contemporáneo, sociedades abiertas a las
globalizaciones, a las tecnologías de punta, a la virtualidad permanente, donde las
transacciones se hacen cada vez mas polémicas y difíciles de entender y cuya
responsabilidad depende cada vez mas de la buena fé, de la fé pública, la cual es entendida
como el buen proceder, al cual hay que dar absoluta credibilidad. Por eso es clave que los
sistemas de información permitan denotar transparencia y a su vez, que los resultados sean
los esperados, mas no los planteados de manera cuestionable que hagan de los resultados,
aseveraciones falseadas y que coloquen en grave peligro, circunstancias proyectadas con
grandes posibilidades de error y defraudación.

Compromiso empresarial. Tiene competencia con el diario transcurrir profesional, lo cual


también lo conlleva a cuestionarse si es conveniente o no compartir, discutir, plasmar e
interpretar de manera adecuada la información que debe corresponder a la realidad, pues es
claro que muchas veces este digno profesional es presionado para incluir o excluir tal o cual
información, de acuerdo a las necesidades de la Compañías. Es en este momento donde
debe primar el bienestar general sobre el bienestar particular y adicionalmente donde debe
decidirse acerca del aseguramiento ético en beneficio de la sociedad y del sector
empresarial, siempre midiendo las probables consecuencias que le sean de su competencia,
entendiendo que muy probablemente la información financiera puede generar grandes
traumas o beneficios, dependiendo a quien llegue la misma y la interpretación que se le
pueda dar. Es indudable la ejemplaridad ancestral, donde primaba en la mayoría de los
casos, la palabra empeñada de los actores de las negociaciones, sin que existiera siquiera
algún medio impreso que así lo expresara, lo cual es similar, guardada las proporciones, a
lo que actualmente se denomina estados financieros certificados y dictaminados.

Compromiso intelectual. No solo podemos hablar de las competencias de la responsabilidad


social y empresarial del Contador Público, también debemos analizar la actualización
permanente del profesional, lo que lo hace un poco diferente de las demás profesiones, este
proceso debe ser contínuo, ya que en países como el nuestro, donde la normatividad es tan
cambiante, no puede concebirse la desactualización, en el entendido que de darse tal
circunstancia, los desastres organizacionales serían de tal magnitud que seguramente
colocarían en altísimo riesgo la continuidad de los negocios y de las empresas en general,
por ello es necesaria la capacitación continuada.

En países desarrollados, es considerada la Contaduría Pública como la tercera profesión de


mayor riesgo en el ejercicio de sus funciones, lo cual la ha concebido de vital importancia
por ser fedataria de hechos económicos de gran trascendencia y que confluyen en asuntos
de interés nacional para países, donde su concepto trasciende las fronteras de lo propio,
para convertirse en identidad del orden internacional.

Por todo lo anterior, necesitamos Contadores Públicos capaces, idóneos, transparentes,


dignos, integrales y ante todo éticos, generando así confianza pública en todos sus actos y
los del sector empresarial y trayendo consigo profesionales que se ganen la
credibilidad de la sociedad, los propios, los terceros y el Estado en general, lo que hará
de Colombia un país considerado y proyectado hacia la verdad.

LA ÉTICA PROFESIONAL, ¿UN


PROBLEMA ÉTICO DEL CONTADOR
PÚBLICO?
THE PROFESSIONAL ETHICS, ¿A PUBLIC
ACCOUNTANT ETHICAL PROBLEM?
Hernández C, Janeth C.
Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE)
jhernandezc@urbe.edu

Recepción: 18/11/2009     Revisión: 29/11/2009     Aceptación: 09/12/2009

RESUMEN

El presente artículo tuvo por finalidad un análisis reflexivo de contenido, donde se expusieron
algunas consideraciones acerca de la ética profesional del contador público. La metodología
utilizada fue de carácter documental, realizándose una revisión bibliográfica. Se fundamentó en las
teorías relacionadas con las temáticas abordadas, tales como: Fuentes (2006), Cortina y Conill
(2000), Berumer, (2005), (FCCPV, 1996), (IFAC, 2004) Moncho (2003) y Beller (2006).
Actualmente, la ética profesional adquiere un importancia relevante en función de determinados
valores asumidos, aceptándose que la ética hay que pensarla en la relación dada entre la conducta
y el concepto de valor, puesto que la necesidad de la ética en la sociedad es tan importante, que
muchos valores comunes se incluyen en leyes para permitir que la sociedad funcione en forma
ordenada. De tal manera que se concluye que toda persona tiene un conjunto de valores, aún
cuando puede que hayan sido considerados o no en forma explícita, tal como lo expresan los
códigos de ética para grupos de profesionales como los Contadores Públicos y los códigos de
conducta en organizaciones individuales. Ya que los contadores públicos deben establecer
conductas éticas inviolables, en cuanto a su actuación profesional, es deber obligatorio para el
contador evitar incurrir en faltas tales como: el encubrimiento de hechos que lleven a conclusiones
equivocas ante cualquier caso o circunstancia; negligencia al emitir un juicio sin respaldo
profesional o auditoria de parámetros de aceptación general; o inducir y aconsejar el falseamiento
de estados financieros a sus clientes. Igualmente, debe guardar discreción para demostrar que es
profesionalmente confiable y responsable de todos los casos que estén bajo su tutela, así como de
cualquier información que maneje, adquiriendo un compromiso serio y leal con sus clientes de
acuerdo a lo previsto en la ley del ejercicio de la profesión.

Palabras clave: Ética, Valores, Ética Profesional, Código de Ética.

ABSTRACT

This article is intended content reflective analysis which presented some considerations about the
accountant's professional ethics. The methodology used was documentary in nature a literature
review. The basis of theories about the themes addressed, such as: Sources (2006), Cortina and
Conill (2000), Berumen, (2005), (FCCPV, 1996), (IFAC, 2004), Moncho (2003) and Beller (2006).
Today professional ethics acquires a significant importance in terms of certain assumed values,
accepting that ethics have to think given the relationship between behavior and the concept of
value, since the need for ethics in society is so important many common values are included in laws
to allow society to function in an orderly fashion. So, it is concluded that everyone has a set of
values even though they may have been considered or explicitly, as expressed in codes of ethics
for professional groups such as the Public Accountants and codes of conduct in organizations
individual. As public accountants must establish inviolable ethical conduct in their performance,
therefore, is obligatory duty for the counter to avoid infractions such as concealment of facts that
lead to wrong conclusions before any event or circumstance, neglect in issuing a trial without
professional support or audit generally accepted parameters, lead and advise the distortion of
financial statements to its customers. It must also exercise discretion to prove it is reliable and
professionally responsible for all cases under their care, as well as any information we managed to
acquire a serious and sincere commitment to their customers according to the provisions of the law
of exercise the profession.

Key Words: Ethics, Values, Professional ethics, Code of ethics.

Introducción

Las normas morales siempre han perturbado a la persona humana, desde pequeños somos
orientados por su existencia, siendo afectados con el fin de tratar de orientar e incluso determinar
la conducta humana; puesto que dichas normas existen en la conciencia de cada uno, provocando
la existencia de diferentes puntos de vista, lo que conlleva a considerar las diferentes respuestas
existenciales que ejercen las personas frente a ellas.

Algunos autores, como Moncho (2003) y Beller (2006), consideran que la ética profesional tiene un
sentido más amplio que el de la deontología, puesto que no puede sólo limitarse a los deberes y
obligaciones que se articulan en un conjunto de normas o códigos de cada profesión, para dirigirse
a las virtudes y roles profesionales. 

En ese sentido, Fuentes (2006) define la ética profesional como la parte de la ética general, de
forma particular, los deberes y los derechos de las profesiones, donde los códigos de ética sirven
de guía para la acción moral, incorporándose a los distintos ámbitos de trabajo, con intención de
respetar su profesión, de trabajar con lealtad y de cumplir con la sociedad.

Por ello, puede considerarse que la enseñanza de la ética tiene como objetivo proporcionar
instrumentos claves relevantes para tener criterios éticos y capacidad de elección, proporcionados
por cada ciudadano que participan en los asuntos públicos. 

En este sentido hay un marcado interés por la educación para la ciudadanía, cuyo objetivo es
contribuir a formar pobladores más competentes cívicamente, y que puedan comprometerse con
las responsabilidades colectivas desde su profesión. 

Características de la ética profesional

Cortina y Conill (2000), citados por Fuentes (2006), manifiestan que la ética profesional se
caracteriza por lo siguiente: 

a. Una actividad humana social, por cuanto es un bien específico indispensable.

b. Es exigida por la sociedad. 

c. Además de incluir las normas internas del colectivo, tiene en cuenta una perspectiva más amplia.

d. Su contenido ético dimana del sentido ético que proporciona su fin, el bien que aportan o
procuran.

e. Exige la utilización adecuada de la competencia: formación teórica (conocimientos-saber,


aprender-cultura, tecnológica y lenguas extranjeras). Formación práctica (destrezas, técnicas y
sociales: confianza, independencia, tolerancia, descubrimiento del otro, participación en proyectos
comunes, e enriquecimiento intercultural).
f. La pertenencia de un individuo a una profesión significa entonces, que además de la
competencia propia de dicha profesión, comparte sus principios éticos inherentes de actuación. 

g. Coloca el acento en lo que es bueno hacer; aquello que es propio de cada profesión en el plano
del comportamiento moral. 

h. Trata las diversas posibilidades de actuar bien en varias actividades profesionales.

En un sentido estricto, la ética profesional se designa solamente a las carreras universitarias. En


una expresión más amplia, abarca también los oficios y trabajos permanentes y remunerados,
aunque no requieran un título universitario. 

Por lo tanto, la ética profesional es definida por Fuentes (2006) como un conjunto de principios,
valores y normas que indican cómo debe comportarse un profesional para que su ejercicio sea
considerado digno, estableciendo los mejores criterios, conceptos y actitudes para guiar la
conducta de él mismo por razón de los más elevados fines que puedan atribuirse a la profesión que
ejerce, así como sus relaciones con los clientes, el público y otros contadores públicos, tomando en
cuenta la independencia, autodisciplina e integridad moral del profesional.

Deberes y derechos del profesional ético

La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación debe entenderse como la
disposición que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional. La
elección de una carrera profesional, sin tomar en cuenta las cualidades y preferencias, sino, por
ejemplo, exclusivamente los gustos de los padres, o los intereses de la familia, fácilmente puede
traducirse en un fracaso que, en el mejor de los casos, consistiría en un cambio de carrera en el
primero o segundo año, con la consiguiente pérdida de tiempo y esfuerzo. 

Por otro lado, la finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se requiere
para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades
especializadas para el beneficio de la sociedad, de lo contrario, una profesión se convierte en un
medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradación moral del propio
sujeto. 

Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; sin embargo, todo el mundo se
inclina por naturaleza a la consideración de su provecho personal; la profesión gracias a esos
mismos trabajos, deja una de las satisfacciones más hondas en el profesional.

Por otra parte, para Cortina y Sánchez (2001), citados por Fuentes (2006), un profesional debe
ofrecer una preparación especial en triple sentido: capacidad intelectual, capacidad moral y
capacidad física.

1. La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que, dentro de su


profesión, lo hacen apto para desarrollar trabajos especializados. Estos conocimientos se
adquieren básicamente durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar
mediante los cursos, revistas, conferencias y las consultas a bibliotecas.
2. La capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad,
seriedad y nobleza a su trabajo, merecedora del aprecio de todo el que encuentra. Abarca,
no sólo la honestidad en el trato y en los negocios, en el sentido de responsabilidad y en el
cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para traspasar su propia esfera
profesional en un horizonte mucho más amplio.
3. La capacidad física se refiere principalmente a la salud y a las cualidades corpóreas, que
siempre es necesario cultivar físicamente, como buenos instrumentos de la actividad
humana.
Es conveniente considerar ciertos deberes típicos en todo profesional. El secreto profesional es
uno de estos; el profesional no tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para
poder realizar su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar graves
daños a terceros. El profesional también debe propiciar la asociación de los miembros de su
especialidad. La solidaridad es uno de los medios más eficaces para incrementar la calidad del
nivel intelectual y moral de los asociados. 

Por ello, al profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la moral establecida,
debiendo evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como instrumento de crimen y
del vicio, producir artículos o dar servicios de mala calidad, hacer presupuestos para su exclusivo
beneficio, proporcionar falsos informes, entre otros. 

Cuando un profesional tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le
atraerá confianza además de prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo impulsará con más
certeza en el recto ejercicio de su carrera. 

Por lo tanto, el profesional renuncia a sus intereses personales, cualesquiera que estos sean, y los
pone al servicio de los intereses de su profesión, cuyo fundamento ético impide tomar al hombre
como un medio, sino como un fin en sí mismo. 

La fundamentación del sentido ético, tiene su conexión en la dignidad de la persona con su propio
ser o como un ente que trabaja, donde la exigencia ética de eficiencia es generada por ese sentido
ético que toma al hombre como un fin en sí mismo, y a la labor como algo digno de respeto.

Es por esto que la ética profesional se considera una fuerza moral en la que se apoya la profesión
que un individuo ejerce, es decir, el fundamento ético del quehacer públicamente declarado y
reconocido, ya que no depende sólo de ciertas normas o códigos de conductas de gremios
profesionales relacionados con reglas morales; por lo que en esencia, al igual que el
comportamiento moral, es libre, consciente y responsable de las consecuencias de los actos
realizados, sino también de las decisiones que el individuo toma, ya que tiene relación íntima y
directa con la calidad moral del trabajo realizado.

En un sentido profesional, la ética implica un modo de realizar el quehacer con vocación,


responsabilidad, honestidad intelectual y práctica, que se denota en el compromiso moral con el
trabajo profesional de cada ser humano, donde el saber no influye, sino hacer bien o mal ese
trabajo, es decir, es un compromiso ineludible con el propio ser, un principio inviolable que no
puede ser abandonado ni defraudado, puesto que no puede hacerse mal lo que se hace.   

Al actuar bien en el trabajo se integra bien al quehacer con la propia vida del individuo, y por
consiguiente, con la de los demás; en un natural sentido comunitario, donde la ética profesional
forma un imperativo ético de la existencia del hombre, que nace como una lealtad con su propia
vocación, basado en el fundamento ético del ser y del quehacer en una determinada forma de
vida. 

Por lo tanto, al no existir ética profesional en lo que se realiza, el trabajo queda convertido en un
modo de obtener dinero, pero no se ejecuta el trabajo, fallando en lo que se es, ya que como en
todo acto moral, la ética profesional hace al individuo honorable.

Es por ello que la ética en la profesión garantiza la serenidad y la tranquilidad de haber realizado lo
que se cree sinceramente se tiene que hacer, incrementa el alma, se relaciona directamente con la
calidad del quehacer, y permite vivir la experiencia del desinterés. 

Exige actuar sin esperar nada a cambio más que la satisfacción de haber cumplido, ya que es un
medio del que se sirve el individuo para estar bien consigo mismo, convirtiéndose en una
permanente fuerza interior para vivir, tolerando las dificultades de la vida con la sensibilidad, la paz
y la tranquilidad para disfrutar lo que se es, con lo que se hace.

Importancia de la ética profesional

El estudio de la ética profesional es importante desde dos sentidos:

En el orden especulativo, donde se tratan de analizar los principios fundamentales de la moral


individual y social, poniéndolos de relieve en el estudio de los deberes profesionales. Se busca
definir con claridad la naturaleza de la profesión y las diferentes relaciones que se dan entre
quienes las ejercen y los que son influidos por este ejercicio.

En el orden práctico, el estudio de la ética profesional estriba en que se deben conocer las
conveniencias y consecuencias que rigen las relaciones entre los profesionales y los que reciben
directa o indirectamente sus servicios.

Debe reconocer a aquellos que en sí mismos son reprobables, que atentan contra la dignidad
humana, además de que no existe justificante alguna para su realización, que lo alejan de la
búsqueda del bien común. La deontología entraña una serie de virtudes, además de actitudes que
los profesionales deben poseer y aplicar para hacer posible la moralización de la comunidad.

Para Fuentes (2006), entre las virtudes que conforman un ejercicio ético de la profesión se
encuentran: la justicia, la caridad, la virtud intelectual y la dignidad personal. 

Asimismo, la importancia de la ética profesional, como parte del sistema de relación y disciplina,
que es esencial en cualquier sociedad civilizada, estriba en que permite mantener la armonía,
protegiendo a la sociedad de los actos irresponsables de una persona individual. 

Igualmente, la responsabilidad ética la impone la profesión sobre sus miembros debido a que las
responsabilidades legales, por sí solas, no son suficientes, por lo tanto, una profesión debe
voluntariamente asumir responsabilidades por el interés del público.

A lo largo de su carrera, se espera que el profesional busque el desarrollo de estas virtudes que le
van a conferir su realización como persona. En el desarrollo de ellas confluyen la familia, la escuela
y la comunidad en general; sin embargo, tener conciencia de ellas no es necesariamente un hecho
que suele ocurrir, por lo cual se debe reflexionar en éstas y buscar su desarrollo.

En ocasiones se hace referencia a la ética profesional sólo como una serie de principios o códigos
de acuerdo con los cuales debe vivir y realizarse el individuo, y que establecen el tipo de relación
entre el profesional y la sociedad, pero, aún cuando en cada profesión las normas ayudan a regular
las relaciones entre los demás miembros de esa especialidad, la ética profesional no se limita a la
elaboración de códigos; el análisis de los deberes que tiene un profesional obliga a un estudio serio
y sistemático de las actividades peculiares de cada profesión.

Valores indispensables para un ejercicio ético de la profesión

Berumer (2005) manifiesta que toda persona al ejercer su profesión, además de contar con los
conocimientos necesarios de su campo, debe contar con valores morales que tienen como
finalidad fundamental buscar y tratar de garantizar el bien común. 

Para ello, se debe poner en juego, no sólo la inteligencia, sino su voluntad; debe comprender que
su responsabilidad en la consecución del bien común es mucho mayor que la del ciudadano común
y corriente; cuenta con el conocimiento que ha recibido a través de su formación,
comprometiéndose con la confianza de la sociedad, puesto que se espera del profesional, no sólo
los servicios para los cuales se formó, sino que se convierta en la vanguardia de la cultura, se
espera de él un compromiso de carácter moral.

De lo anterior se desprende que el profesional debe tener una capacidad moral, que es su valor
como persona, lo cual da dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, de allí su trascendentalidad,
esto es, su aptitud para abarcar, así como traspasar su esfera profesional en un horizonte mucho
más amplio, que le hace valer como persona fuera y dentro de su trabajo; debe desarrollar aquellos
valores que le permitan ejercer su profesión dignamente para llegar a ser una persona íntegra que
pueden ser enumerados de la siguiente manera:

Justicia

En un sentido amplio se puede entender como la voluntad de dar a cada uno lo suyo, el deber de
justicia del profesional se contrae desde el momento de recibir el título profesional, que así se
convierte en un contrato entre el individuo y diversas instancias como el poder público, la
universidad y sus clientes. Se habla de un profesional justo cuando éste busca en su ejercicio la
equidad entre sus derechos y sus obligaciones, o cuando no hace distinción en la calidad del
servicio que ofrece a quienes lo demandan.

Responsabilidad

Si la sociedad reconoce al profesional como una persona capacitada en la solución de problemas


específicos, lo menos que le exige es satisfacer estas demandas, para ello, la sociedad recurre a la
normatividad legal, donde los procedimientos judiciales exigen que las responsabilidades recaigan
sobre personas físicas. Así, los ordenamientos legales exigen que existan una o más personas
físicas que asuman tal responsabilidad, que se reconozcan como autores de la actividad
profesional específica.

Al hablar de autorías profesionales, no se excluye cuando la actividad profesional se realiza en


sociedades profesionales. En este caso, la autoría reconocida legalmente es la empresa, pero aún
así, debe estar claro que las corporaciones otorgan responsabilidades específicas y conocen quién
carga con ella.

Se puede entender la responsabilidad como la obligación de asumir las consecuencias de los actos
propios y, por tanto, la obligación de prevenir las condiciones que puedan afectar al profesional o a
los demás.

Discreción

El valor del secreto profesional es indiscutible. La relevancia de este aspecto del ejercicio se da
desde la connotación del término “secreto”, el cual se puede entender como una verdad conocida
por unos pocos, que debe mantenerse oculta a otros al menos por tres razones:

1. Su revelación causa daños o disgustos a terceros.


2. Se ha hecho una promesa.
3. Porque existe un pacto o contrato en el cual, el que lo recibe, se compromete a no
revelarlo.

Cuando el pacto o contrato explícito o implícito procede del ejercicio de una profesión, se habla
entonces de secreto profesional. Toda profesión está obligada a guardarlo, lo que obliga a pensar
en que el manejo de información referente a ejercicio debe hacerse con discreción. 
En el caso del secreto profesional, al igual que en el de la responsabilidad, como cualidades que
debe tener un profesional, no sólo se refiere a las carreras como: medicina, derecho, contaduría o
psicología, sino a cualquier profesión en la cual el manejo indiscreto o antiético de la información
puede poner en peligro proyectos, organizaciones laborales o personas, no debe ser dirigido nada
más por el aspecto jurídico, sino más bien en términos de un compromiso ético profesional.

Honestidad

Uno de los valores que debe ser pilar fundamental del quehacer profesional es la honestidad. Una
forma de definir la honestidad es a partir de su relación con la verdad, puesto que una persona
honesta no engaña, reconoce sus limitaciones, no trata de obtener beneficios personales a partir
de la necesidad del otro, actúa de acuerdo con lo que dice que piensa. 

La honestidad lleva al profesional a ser una persona que, además de vivir la verdad, conduce a
otros a tratar de alcanzar la propia. Para ser honesto profesionalmente primero es necesario serlo
como persona. La honestidad, al igual que todos los valores, no es una prenda que se pueda quitar
y poner de acuerdo con el rol que se desempeña.

La ética profesional del contador público

La profesión de la Contaduría Pública ha sido y es una profesión que se autorregula, emite y


aprueba Normas de Contabilidad de Aceptación General que reglamentan todo el proceso de
cuantificación, registro, resumen en estados financieros y revelación de la información financiera.
Adicionalmente, emite y aprueba Normas de Auditoria que rigen todo el proceso de auditoría hasta
la emisión del dictamen.

Tanto la corrupción como el fraude siempre han representado grandes desafíos a los auditores
independientes de una organización, motivo por el cual han desarrollado técnicas y prácticas que
han evolucionado hacia la garantía de: la credibilidad de la información financiera, la eficiencia,
economía y efectividad de las operaciones; resaltando las responsabilidades que recaen sobre una
auditoría independiente de estados financieros para identificar, investigar e informar sobre fraudes
o errores encontrados dentro de la estructura contable de una empresa.

Es por esto que el incumplimiento de las responsabilidades ha ido tomando mayor importancia en
los últimos años, ya que el fraude constituye un flagelo que está adquiriendo fuerza día a día,
ayudado, en gran parte, por una mayor complejidad en los negocios, la creciente globalización de
los movimientos de fondos, las dificultades implícitas en el trato con diferentes culturas y un mayor
uso de tecnologías. 

Todo ello ha llevado a una sensación de mayor riesgo entre los empresarios de los más diversos
sectores y países, como resultado de errores y fraudes encontrados en las contabilidades de
prestigiosas organizaciones.

Tal es el caso de ENRON Corporation, compañía que en cuestión de quince años, pasó de ser una
pequeña empresa de gas en Texas, a ser el séptimo grupo empresarial de mayor valor en Estados
Unidos y la más grande corporación energética del mundo, formando parte de la lista de las
empresas de mayor prestigio.

Sin embargo, a fines del año 2001, ENRON estaba en realidad al borde de la ruina, y logró
ocultarlo manipulando la información facilitada a sus auditores Arthur Andersen, los cuales, a
través de la mala aplicación de los procedimientos de auditoría; además del descuido de la
aplicación de las normas respectivas.
Aunado a las complejas herramientas financieras orientadas a ocultar las deudas, excluyeron de
los balances consolidados de la empresa a tres sociedades que debían estar incluidas, en las que
se reflejaban enormes pasivos que afectaban las cuentas globales de la corporación, evidenciando
la verdadera y crítica situación de la misma.

Por tales motivos, el equipo de Arthur Andersen; quien fuese para ese entonces la primera firma
contable a nivel mundial, conjuntamente con los auditores de ENRON, vieron amenazada su
situación tanto económica como legal, al ser acusados de obstrucción a la justicia, por persuadir de
forma corrupta a sus empleados para destruir, mutilar y ocultar documentos relacionados con la
verdadera situación de dicha empresa, generando una serie de acusaciones que conllevaron la
pérdida de confianza del público y el cierre de la firma.

A su vez, pueden observarse otros casos de fraudes financieros como los de Xerox y WorldCom,
donde se vieron en la necesidad de manipular las cifras de sus balances para que la empresa
pareciese gozar de una mejor situación económica y financiera.

Tal situación fue puesta de manifiesto al efectuarse una auditoria de estados financieros, iniciada a
la compañía Xerox por instancias de las autoridades bursátiles estadounidenses, la cual detectó
que la empresa contabilizó equivocadamente el total de sus ingresos entre los años 1997 y 2001,
en una cifra que ascendió a los 6.000 millones de dólares. 

A su vez, la compañía telefónica WorldCom, reconoció un fraude de 3.800 millones de dólares al


contabilizar unos gastos operativos como gastos de capital durante el año 2001. 

Asimismo, vale la pena destacar el caso de Parmalat, en el cual los auditores pertenecientes a la
firma Grant Thornton, fueron acusados de un comportamiento ilícito en el ejercicio de la actividad
profesional, ya que ayudaron al grupo lácteo italiano a modificar el sistema utilizado hasta entonces
para ocultar pérdidas y sustracciones, constituyendo una filial con sede en las Islas Caimán, la
Bonlat, a quien auditaban, y hacia la cual se desviaron 500 millones de euros.

Al mismo tiempo, la firma Deloitte & Touche fue la responsable de la contabilidad del grupo en
Italia, entrelazando un complejo entramado financiero destinado a ocultar las pérdidas y constituir
sociedades en paraísos fiscales, en lugar de revelar las irregularidades presentadas en los
balances.

De todo esto se desprende que los acontecimientos acaecidos en dichas empresas, así como las
consecuencias del escándalo provocado por aquellas, pueden ser impensables, ya que van desde
el abandono de muchos clientes, el encarecimiento de nuevos financiamientos, hasta la pérdida de
confianza y credibilidad en la empresa y en sus auditores.

El código de ética del contador público

Durante los años 90, la contabilidad se centró cada vez menos en el principio de prudencia,
poniendo en duda la independencia de las firmas auditoras y la responsabilidad de los
profesionales de la contabilidad, quienes perdieron credibilidad. 

En este contexto, vuelve la exigibilidad de la ética, tanto en las organizaciones empresariales,


como en las firmas auditoras, ya que deben tener como principal activo la confianza;
encontrándose ésta seriamente menoscabada.

Frente a los escándalos financieros, la profesión ha sido profundamente afectada en su esencia


misma la credibilidad, siendo el desafió actual lograr recatar esa transparencia y obtener la
confianza de los grupos de interés en la actividad empresarial. 
A partir de estos hechos se ha observado que al Contador Público le incumben grandes y diversas
responsabilidades para con sus clientes, la sociedad, demás miembros de su profesión y para
consigo mismo, si desatiende cualquiera de éstas, o se da lugar a que alguna se deforme o se
desproporcione en relación con las demás. El contador público está fallando con el debido
cumplimiento de sus deberes profesionales. 

Estas son las razones por las cuales es de gran importancia el papel que desempeña un Contador
Público dentro de una organización, además de la responsabilidad que tiene el mismo ante la
revelación de información actual y significativa que permita evaluar, dirigir a las empresas, detectar
la existencia de posibles anomalías dentro de su contabilidad, así como valorar su posición
financiera, su evolución y cambios. 

Lo que conlleva a un sistema actualizado de información periódica que genere información en


forma eficiente, accesible, comprensible y que refleje apropiadamente los riesgos y beneficios que
soporta la situación de la empresa.

Por ello se hace necesario que los contadores sean realmente independientes y, en particular,
deben eliminar la posibilidad de un conflicto entre aumentar sus propias remuneraciones a cuenta
de la protección del público inversionista, ya que su fidelidad a la causa de información clara,
completa y entendible debe ser inclaudicable. 

En tal sentido, todos estos elementos constituyen la conducta ética que debe formar parte de la
actuación de todo profesional de la contaduría pública, establecidos en códigos de ética que sirven
de guía moral y conceptual para dichos profesionales. 

Por su concepción la contaduría pública constituye una profesión que posee un rico acervo de
conocimientos al mismo tiempo que logra un reconocimiento general dado a su responsabilidad de
servir y contar con la confianza del público guiada por diversas normas de admisión, por lo tanto, la
falta de ética por parte de un contador puede originar una aptitud negativa del público hacia estos
profesionales. 

En consecuencia, se han diseñado códigos de ética que contengan las directrices prácticas que
permitan a sus integrantes mantener una actitud profesional, además de garantizar a los clientes y
el público en general que se mantendrán y cumplirán normas rigurosas. 

Atendiendo a estas consideraciones, el Código de Ética Venezolano, emitido por la Federación de


Colegios de Contadores Públicos de Venezuela (FCCPV, 1996), tiene el propósito de enunciar los
principios que deben guiar, tanto la actitud como la conducta del profesional, para el logro de
elevados fines morales, científicos y técnicos, dando al cuerpo profesional un conjunto de normas
éticas, para evitar comprometer el honor y probidad del profesional, además de la imagen de la
profesión.

A su vez, Código de Ética de la Federación Internacional de Contadores Públicos (IFAC, 2004) se


ha propuesto el objetivo de guiar al profesional contable por medio de estándares basados en un
código de ética, formado por un conjunto de reglas o guías de conducta, que aseguren la
credibilidad, profesionalismo, al igual que la calidad de los servicios del auditor, haciendo énfasis
en principios fundamentales como: la integridad, objetividad, competencia profesional,
confidencialidad y estándares técnicos que permitan tanto prevenir como detectar fraudes, errores
o actos ilegales cometidos por sus clientes.

Se evidencia que en los lineamientos establecidos en el (IFAC, 2004), en cuanto a la actuación


profesional de los contadores públicos, se resalta la importancia de la aplicación de un código de
ética que satisfaga las necesidades de los usuarios y complemente las responsabilidades de los
profesionales en la práctica contable. 

Por tal razón, el auditor por supletoriedad, recurre al código de ética de la IFAC, ya que
complementa todos aquellos vacíos existentes en el Código de Ética Venezolano, garantizando así
la credibilidad, además, la confiabilidad en su trabajo y en su opinión no sólo a nivel nacional sino
también a nivel internacional. 

En tal sentido, en la práctica profesional es esencial que se tomen en cuenta ciertos estándares de
conducta para ejercer la profesión, ya que el comportamiento del auditor debe ser intachable en el
ejercicio profesional y el mismo no debe tener intereses ajenos a los profesionales, ni estar sujeto a
influencias susceptibles de comprometer, tanto la solución objetiva de los asuntos que le son
sometidos, como la libertad de expresar su opinión profesional. 

Asimismo, debe ser honesto y sincero tanto en la realización de su trabajo como en la emisión de
su informe, manteniendo una actitud imparcial en todas sus funciones, sin ningún tipo de influencia
o perjuicio de criterios. 

En relación a la competencia profesional requerida, el Código de Ética Venezolano establece que


el contador público debe poseer una cultura amplia, es por eso que deberá actualizar
constantemente los conocimientos necesarios para su actuación profesional, para así poseer la
capacidad y la destreza necesaria para realizarlos tanto eficaz como satisfactoriamente. 

Además debe aceptar respetar, al igual que considerar ante sus colegas y el gremio en general
indistintamente, la posición política, religión, raza, sexo, nacionalidad, situación económica o
cualquier otra situación de discriminación que obstaculice el libre ejercicio de la profesión entre
colegas o contratantes.

Asimismo, el auditor debe considerar sus responsabilidades tanto éticas como profesionales ante
terceros y; de acuerdo a la legislación vigente en el país en que se desempeñe, la posibilidad de
denunciar las irregularidades descubiertas ante las autoridades competentes. 

Esto, respetando el principio de confidencialidad, y considerando siempre la búsqueda de asesoría


legal y consulta tanto de las leyes como las normas vigentes en el país en el cual ejerce sus
funciones, de manera que pueda salvaguardar la confiabilidad de sus dictámenes, su objetividad,
integridad y la ética tan importante en su actuación profesional.

Ambos códigos señalan que el contador debe mantener una constante independencia de acción
además de criterio, guardando el más estricto secreto profesional, asimismo se debe esforzar
constantemente por elevar su capacidad técnica, exaltando así la dignidad, el prestigio y el honor
de la profesión. 

Aunque si el profesional contador es deshonesto y desmerita la profesión con conductas


inapropiadas, dichos códigos no servirían de nada; en este caso particular se debe entonces
revisar el entorno educativo en el cual se está desarrollando este tipo de “profesionales” para
analizar un cambio social. 

Sin embargo, se observa que la FCCPV (1996) no estableció en el Código de Ética Venezolano
aquellas situaciones que puedan ser causales de conflictos éticos, bien sea entre colegas, o entre
contadores y clientes, mientras que, si nos remitimos al código de ética internacional, acusa una
serie de conflictos que se pueden presentar y las posibles soluciones a aplicar, en tanto que en el
de Venezuela no especifica nada.

Consideraciones finales

De lo antes expuesto se evidencia que el Contador Público reconoce una responsabilidad ante el
público, el cliente y sus colegas, ya que es de esperarse que un profesional se comporte a un nivel
superior que otros miembros de la sociedad, debido a la necesidad de confianza pública en
localidad del servicio que presta una profesión, sin importar la persona que los presta, 
Es decir, el contador público tiene un papel especialmente importante en la sociedad, ya que a
través de la fe pública que se le otorga; los inversionistas, acreedores, empleadores, el gobierno y
colegas, confían en él para tener una sólida información financiera, así como un consejo
competente acerca de una variedad de materias en negocios e impuestos. 

Por tanto, una actitud o comportamiento del contador al proporcionar tales servicios, tiene un
impacto en el bienestar económico de su comunidad y país, siendo un principio básico de la ética
profesional del Contador Público la responsabilidad que debe tener éste ante las empresas y la
sociedad, dando garantía de la información financiera en cuanto a:

1.  Precisión.
2.  Neutralidad.
3.  Comparabilidad.
4. Claridad y transparencia.
5.  Cumplimiento con el derecho interno.
6. La función de auditoría interna.

Se espera de un Contador Público que presente información financiera en forma completa, honesta
y profesional, de tal modo que sea comprendida en su contexto. La información financiera y no
financiera debe mantenerse de manera que describa claramente la verdadera naturaleza de las
transacciones, activos o pasivos del negocio, que clasifique y registre las partidas en una forma
apropiada y oportuna, por lo que deben hacer todo lo que esté dentro de sus posibilidades para
asegurarse que así sea.

Por tales motivos, deben estar capacitados para desarrollar sus habilidades de perspicacia y
escepticismo profesional, ya que los errores e irregularidades cometidos por los miembros de una
organización, generalmente, no son fáciles de descubrir, sobre todo en aquellos casos en los que
la administración carece de planificación, organización, dirección y control suficiente sobre cada
una de las actividades realizadas.

En este sentido, cabe destacar que la responsabilidad del profesional de la contaduría pública es la
de evaluar los riesgos y detectar en una auditoria de estados financieros los errores e
irregularidades cometidos por los integrantes de una organización; atendiendo a reglas de carácter
internacional que, por carácter de supletoriedad, rigen los procesos de auditoría realizados en
Venezuela.

Atendiendo a estas consideraciones, es deber obligatorio para el contador público evitar incurrir en
faltas, por tal razón este debe tener mucho cuidado al elaborar una auditoria y no debe dar
aprobación con su firma y numeración de colegiatura a informes que no estén elaborados bajo su
respaldo o supervisión, o que aún estos no hayan sido terminados o redactados. 

Además, debe aplicar un conjunto de principios básicos para la realización de una auditoria de
estados financieros, y guardar discreción de la información recolectada con el propósito de
demostrar que es profesionalmente confiable y responsable de todos los casos que estén bajo su
tutela.

Sin embargo, tal como lo establecen las normas profesionales establecidas para el ejercicio de sus
funciones, si el auditor cumple fielmente tanto con los principios y las normas venezolanas e
internacionales, así como con las normas éticas propias de su profesión, no se le designaría como
responsable de los hechos o circunstancias que dieran lugar a errores significativos dentro de los
estados financieros, sino a la organización. 

Pero es responsable de cumplir a cabalidad con las normas y principios establecidos para su
actuación profesional, así como de detectar cualquier anomalía en los estados financieros al aplicar
dichos procedimientos, ya que es la aplicación de los mismos la que le permite velar por el
cumplimiento de sus obligaciones éticas, legales y profesionales.

Referencias bibliográficas

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Beller Taboada, Walter (2006) El estudio de la ética y las morales particulares. Ética actual y
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Bolívar, A. (2005) El lugar de la ética profesional en la formación universitaria. Revista


Mexicana de Investigación Educativa, 10(24), 93-123. Documento en línea. Disponible
en: http://www.cesu.unam.mx/rmie/num24/24-ensayo.pdf.4. Consultado en: septiembre del 2006.

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Otros documentos

Código de Ética Venezolano (1996).

Código de ética emitido por la Federación Internacional de Contadores Públicos (IFAC) (2004). 

Declaración de las normas de auditoría Nº0 de La Federación de Colegios de Contadores Públicos


(1992).

Ley del Ejercicio de la Contaduría Pública (1975).

Declaraciones sobre normas de auditoría (SAS) emitidas por el Instituto Americano de Contadores
Públicos Certificados (AICPA) (1977).

Normas Internacionales de auditoría emitidos por la Federación Internacional de Contadores


Públicos (IFAC) (2001). México, D.F. Editorial del Instituto Mexicano de Contadores Públicos.

Reforma de Normas Relativas a las auditorías Externas (2003).


La responsabilidad a la que se enfrenta un
contador al ejercer su profesión (I)
COLEGIO DE CONTADORES PÚBLICOS DE MÉXICO, A.C. 

5 JUL, 2016

Se debe entender como responsabilidad a la obligación que se tiene de asumir un


compromiso y actuar de forma correcta. Foto: Thinkstockphotos
Colegio de Contadores Públicos de México, A.C.

COLEGIO DE CONTADORES PÚBLICOS DE MÉXICO A.C.

Contribuimos en el desarrollo de la competitividad de los profesionales de la Contaduría


Pública.

El objetivo de este artículo es dar a conocer algunas disposiciones


reglamentarias en el ejercicio de la profesión de la contaduría en México,
con la intención y el propósito de crear una conciencia de  responsabilidad
hacia la sociedad,  de aplicar todos los conocimientos técnicos y científicos
en beneficio de la misma, bajo buenas prácticas éticas, legales,  en uso de la
libertad, y el ejercicio pleno de los derechos humanos.

Por otro lado,  de las obligaciones y sanciones en las que puede incurrir al
asumir un compromiso profesional, por su irresponsabilidad, ignorancia o
negligencia o simplemente por no haber realizado una evaluación de
riesgos.

Se debe entender como responsabilidad a la obligación que se tiene de


asumir un compromiso y actuar de forma correcta,  sobre todo responder
ante el hecho o la circunstancia.

Si analizamos  la obligación que tiene el estado de tutelar los derechos


básicos  y fundamentales de libertad y de justicia; veremos cómo, el artículo
1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, garantizar
los derechos Humanos.
Sin libertad y dignidad, las personas  no podrían asumir una 
responsabilidad en  la vida y en la sociedad, por lo tanto el Estado debe
actuar en consecuencia no como un acto de generosidad, ya que su
obligación es  brindar una protección efectiva de los derechos. En un estado
constitucional moderno las leyes se instruyen para beneficio del pueblo  y
precisamente “la soberanía nacional reside esencial y originalmente en el
pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio
de éste;  El Pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de gobierno”, se lee en el artículo 39 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Pero nosotros,  hemos rebasado esa libertad y no somos conscientes en


mucha ocasiones de nuestros actos, y provocamos o dañamos a terceras
personas por una actitud errónea, equivoca, o incorrecta.

“¿Qué significa hacerse consciente?

“Conocimiento y Saber “, que parece ser lo mismo, pero conciencia,


significa, “conocimiento  profundo, total  y participativo, por el que
descubrimos, reconocemos o nos damos cuenta de algo inesperado o que
no era patente”[*] , En otras palabras hacerse consciente significa enterarse,
integrarse, completarse en estado de atención concentrada.

En ese exceso de libertad y en algunas ocasiones por ignorancia, o por no


tener esa conciencia y conocimiento  de las consecuencias  de nuestros
actos,  se cometen daños, por los que se tienen que responder y en este
caso en particular nos referimos a la responsabilidad que tienen los
particulares en el ejercicio de una profesión.

Sin lugar a dudas, una de las profesiones más reguladas es la Contaduría, en


sus diversas connotaciones, es por esta situación que el profesionista debe
conocer las disposiciones que le son aplicables,  que las observe y se
conduzca  apegado a los lineamientos,  sin que estos vayan en su perjuicio, 
o en contra de su dignidad o sus derechos humanos.
Hay responsabilidad, en el caso de haber inconformidad por parte de algún
cliente, por haber cometido un error u omisión, en la aplicación de las
disposiciones fiscales  o simplemente por discrepancia jurídica o ética con
nuestro cliente a vulnerabilidad y los riesgos que se tienen al asumir un
trabajo están reguladas por el artículo 5 de la Constitución Política de los
Estados unidos Mexicanos y la Ley reglamentaria de Profesiones, el código
civil, mercantil y penal, el Código Fiscal de la Federación y su reglamento
entre otros.

La Ley Reglamentaria de Profesiones para el Distrito Federal ahora Ciudad


de México, dice:

Se entiende por ejercicio profesional, para los efectos de esta Ley, la realización
habitual a título oneroso o gratuito de todo acto o la prestación de cualquier
servicio propio de cada profesión, aunque sólo se trate de simple consulta o la
ostentación del carácter del profesionista por medio de tarjetas, anuncios, placas,
insignias o de cualquier otro modo. No se reputará ejercicio profesional cualquier
acto realizado en los casos graves con propósito de auxilio inmediato”.

Es importante destacar que no todas las profesiones requieren de título


profesional para su ejercicio, como es el caso del Contador. Otros
profesionistas que si lo requieren se ven sujetos al artículo segundo
transitorio de la Ley reglamentaria para el ejercicio de las Profesiones en el
Distrito Federal, ahora Ciudad de México.

Hoy en día, en el ejercicio de cualquier profesión se tiene riesgos inherentes


que pueden causar algún perjuicio de tipo legal  si no se observan o se
tienen las medidas precautorias, las consecuencias pueden ser desastrosas,
inclusive de tipo penal.

En algunas ocasiones la responsabilidad es por infracciones administrativas


que no van más allá de una multa, pero hay prácticas que constituyen
conductas criminales.

A continuación se enlistan algunas situaciones de riesgo en que puede


incurrir el contador en el ejercicio de la profesión:
a) Faltar a la verdad, presentar información contable errónea, incompleta,
falsedad de declaraciones.

b) Administración fraudulenta.

c)  Defraudación fiscal.

d)  Divulgar información confidencial.

*Fromm Erich, Pág., 54 Del Tener al Ser

Esta colaboración es la primera de dos entregas, escritas por el C.P.C


Aurelio Salas, Integrante de la Comisión de Ética y Responsabilidad
Profesional,  del Colegio de Contadores Públicos de México. 

*DR

RESPONDABILIDAD EN LAS ACTUACIONES PROFESIONALES DEL CONTADOR PÚBLICO

RECIBIDO: Julio 2013 ACEPTADO: Septiembre 2013

Díaz, Nubia 
Universidad de Pamplona, Colombia
ndiaz712@hotmail.com

Pineda, Eduardo
INEMELCA, Venezuela
epinedara@yahoo.com

Reyes, José 
URBE- Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, Venezuela
Universidad Dr. Jose Gregorio Hernandez, Venezuela
jreyes@urbe.edu.ve

RESUMEN

El presente artículo plantea el estudio de la respondabilidad en las actuaciones profesionales del


contador público. La metodología utilizada para la investigación fue netamente documental,
apoyada principalmente en la teoría de Schlemenson (2002) y otros autores. En el mismo se
desarrolló la teoría existente sobre el tema estudiado para luego realizar un análisis, el cual
permitió determinar los diferentes aspectos relacionados con la respondabilidad en las actuaciones
profesionales ejecutadas por el contador público. Una vez realizado el análisis, se generaron las
conclusiones, las cuales fueron orientadas a la importancia de la fe pública contenida en los
informes de rendición de cuenta que posee el contador público.

Palabras clave: Respondabilidad, Rendición de cuentas, Fe pública.

THE RESPONDABILITY FOR PROFESSIONAL ACTIONS OF THE PUBLIC ACCOUNTANT

ABSTRACT

This paper presents the study of liability in proceedings CPA professionals. The methodology used
for the research was mainly supported purely documentary theory Schlemenson (2002) and others.
In the same development existing theory on the subject studied and then an analysis which allowed
us to determine the different aspects of accountability in professional activities performed by the
CPA. Once the analysis, the findings were generated which were oriented to the importance of
public faith in the reports of accountability that holds public accountant.

Keywords:Accountability, Accountability, Public faith.

INTRODUCCIÓN

El artículo pretende instruir al lector en todo lo relacionado a la respondabilidad como técnica


utilizada por los contadores públicos en sus diferentes actuaciones del libre ejercicio profesional, la
importancia de su fe pública al momento de emitir cualquier tipo de documento o informes ante
organismos públicos o privados, de igual manera las diferentes leyes, reglamentos y normativas,
las cuales exigen un profesional ético.

En el contexto, se establece el basamento teórico que soporta el tema el cual servirá de apoyo
para el análisis que permitirá plasmar la importancia ante las organizaciones públicas y privadas de
las actuaciones realizadas por el contador público y su respondabilidad ante dichas
organizaciones, tal como lo estable el artículo 7 de la ley del ejercicio de la contaduría pública de
Venezuela.

LA NOCIÓN DE RESPONDABILIDAD

En la ciudad de Ottawa, Canadá, en 1973 tuvo sus orígenes la palabra respondabilidad,  según
Rozas (1998), cuando fue propuesta por la Oficina del Auditor General de Canadá (Contraloría
General de Canadá) como un nuevo enfoque de la Auditoría que trae como novedoso la inclusión
del elemento valor por dinero significando la respuesta que deben dar tanto los gobernantes como
los funcionarios a los ciudadanos por el manejo de valorar mejor el dinero que se les ha encargado
administrar, es así como se definió inicialmente el concepto de respondabilidad como el deber de
responder de todo funcionario con relación a la gestión realizada, es decir, la obligación moral y
ética de rendir cuentas por el desempeño y el resultado.

Cabe decir que el concepto de respondabilidad tiene un sentido más amplio por cuanto tiene
aplicación no solo en los entes públicos, empresas públicas, de economía mixta con participación
del estado, del sector público, sino también se ha ido extendiendo con el tiempo al sector privado, a
las organizaciones privadas donde la figura del gerente debe responder de manera interna y
externa por los recursos o bienes de propiedad de la empresa.

Al respecto, Schlemenson (2002) perfecciona la noción de respondabilidad desde el punto de vista


organizacional, definiendo respondabilidad gerencial como la capacidad para dar cuenta a la
organización de los actos y responsabilidades asignadas, a fin de lograr los retos de crecimiento de
la empresa. Ya no se trata solamente del manejo correcto de los recursos sino de ir más allá, lograr
el desarrollo de la empresa, formar equipos de trabajo eficaces, permitiendo resultados óptimos de
su gestión. Es decir, buscar objetivos organizacionales logrados con eficiencia y economía.

Al revisar el término "accountability" en inglés traduce rendición de cuentas, carece de un concepto


o un término equivalente en la lengua española, Andrade (1999) propone el término
"respondabilidad" como el más apropiado para trasmitir los conceptos de responsabilidad ante la
comunidad, rendición de cuentas, compromiso moral, legal y contractual. Respondabilidad se
refiere a la obligación que tiene la persona encargada de rendir cuentas de responsabilizarse por
los resultados de su acción.

Recientemente la rendición de cuentas ha llamado la atención del mundo empresarial, se le pide al


gerente rendir cuentas de su gestión a los multistakeholders, se trate de los accionistas en cuanto
a los resultados financieros, hacia la sociedad donde se encuentra inmersa sobre la dimensión
social de las actividades empresariales, los efectos en el medioambiente, la sostenibilidad de la
empresa en el corto y largo plazo, todo con el objeto de saber que la empresa no se ha desviado
de su misión, visión, principios, código de ética bajo los cuales trabaja.

Clases de responDabilidad

En razón a lo antes explicado, muchos autores han estudiado el tema de la respondabilidad, entre
ellos Wasberry, citado por Rozas (1998), quien además la plantea como uno de los grandes
desafíos para los auditores en la actualidad y a su vez presenta tres tipos de respondabilidad:

Respondabilidad por desempeño: constituida por el informe anual de desempeño con cifras y
resultados comparables, se relaciona con la respondabilidad porque es el recuento escrito de la
administración de una compañía sobre la manera como llevó a cabo su gestión durante un periodo
de tiempo que por lo general es de un año.

Respondabilidad sistematizada: formada por la base de datos electrónica de la empresa y el


acceso electrónico de datos, implica respondabilidad porque incluye el registro de los datos más
importantes como financieros, económicos, laborales, entre otros, con los cuales la empresa
realiza sus actividades.

Respondabilidad de calidad total: se estructura por el mejoramiento continuo de los procesos de la


empresa en busca de la eficiencia, economía, efectividad, legalidad y prudencia. En cuanto a la
calidad total la respondabilidad se manifiesta en el hecho de la existencia de un compromiso
individual por la calidad con mejora continua de cada uno de los procesos de la organización.

Por otra parte, Newell (2002) realiza una clasificación más extensa de la respondabilidad, la asimila
con la rendición de cuentas dirigiéndola hacia el área de referencia, de tal manera presenta la
siguiente categorización: 

Rendición política: la rendición democrática de cuentas se caracteriza no solo por las prácticas
electorales de quienes llevarán los asuntos de la sociedad, sino también mediante la aplicación de
mecanismos que propicien la participación de las personas en la toma de decisiones públicas, con
la existencia de comités cívicos de vigilancia garantizando la efectiva aplicación de los mandatos. 

Rendición gerencial: se refiere a la responsabilidad de una autoridad delegada para llevar


determinadas tareas conforme a ciertos criterios. Incluye la rendición administrativa y profesional
de cuentas.

Rendición Fiscal: se expresa en la verificación de las entradas y salidas de dinero a la empresa, se


trata del estatus que se ocupa de mantener una contabilidad exacta. La confiabilidad de los
estados financieros mostrará la transparencia de la actividad empresarial a través de un control con
una auditoría permanente. 

Rendición Financiera de cuentas: va más allá de los balances financieros porque encierra la
administración de los recursos, con economía y eficiencia. No se queda solo con el informe se
establece el análisis e interpretación de los mismos aportando una opinión profesional de la gestión
organizacional.

Sin embargo, aunque la clasificación realizada por Newell (2002) es más extensa al compararla
con Wasberry, citado por Rozas (1998), porque incluye aspectos políticos, ambos autores
coinciden en mostrar una redición de cuentas gerencial y dentro de ella exponen la respondabilidad
financiera como una herramienta valiosa que debe apuntar hacia el resguardo de los recursos
económicos de la organización. 

Wasberry, citado por Rozas (1998), aporta una clasificación propiamente de respondabilidad
integrándola al desempeño, los sistemas y la calidad total, mientras Newell (2002) realiza una
contribución en cuanto señala a los actores de la respondabilidad financiera con un status
preestablecido como ejercicio neutral permitiendo una contabilidad exacta. 

Respondabilidad Financiera

De acuerdo con la Contraloría General de la República del Perú (1998) la respondabilidad


financiera es aquella obligación que asume una persona dedicada al manejo de fondos o bienes
públicos de responder ante su superior y públicamente ante otros, sobre la manera cómo
desempeñó sus funciones. Las nociones vigentes de rendición financiera de cuentas han ido más
allá de los balances financieros públicos para incluir la administración de los recursos, pasando así
de la economía a la eficiencia. 

Por otra parte, para Shapiro (2001) la respondabilidad financiera es la base dentro de un proceso
financiero de control, con principios básicos como la creación de un sistema contable,
establecimiento de políticas financieras, registro de libros, funciones de control financiero y
responsabilidad, terminando con la auditoría. 

Según Sinisterra (2011) la contabilidad constituye un sistema de información integrado a la


empresa, cuyas funciones son identificar, medir, clasificar, registrar, interpretar, analizar, evaluar e
informar las operaciones del ente económico, teniendo en cuenta todo el dinero que ingresa y sale
de la organización. Tiene dentro de sus objetivos informar regularmente a todos sus usuarios sobre
el manejo responsable del recurso económico.

En este sentido, la respondabilidad financiera es la obligación de quienes manejan fondos o bienes


de responder ante otros sobre el desempeño de sus funciones, en el marco de la transparencia de
las finanzas, tanto a los directivos, empleados públicos, así como a miembros de la sociedad civil.

CONTROL FINANCIERO

Según Shapiro (2001), el control financiero hace posible a los miembros de la organización,
personal directivo, director, equipo administrativo, personal, sean estos especialistas o no en el
área control de finanzas, mediante la aplicación de un buen sistema contable ofrece las
herramientas necesarias para analizar las estructuras claves del control financiero y así verificar
que las actividades se lleven a cabo de acuerdo con los objetivos junto con las políticas financieras.

La mencionada autora, en su trabajo sobre control financiero y responsabilidad, proporciona una


introducción enfocada en los directivos no financieros o en los que se ha encomendado el control
de las finanzas, jefe de finanzas, personal administrativo, para que estén informados, puedan
actuar en forma competente, proporcionándoles un entendimiento básico, ayudarlos a cumplir con
sus obligaciones siendo económicamente responsables. 

Según una publicación de Universidad complutense de Madrid (2002), el control financiero tiene
por objeto comprobar las actuaciones en el aspecto económico-financiero, de servicios,
organismos autónomos, sociedades, entes públicos estatales, cualquiera sea su designación y
forma jurídica, verificar su cumplimiento en cuanto al ordenamiento jurídico, así como de los
principios generales de buena gestión financiera. Este control comprenderá la revisión de la
eficacia y la eficiencia, el adecuado registro, contabilización de operaciones realizadas por cada
órgano o entidad; de igual manera su fiel reflejo en las cuentas y estados cumpliendo con
disposiciones aplicables.

Por otra parte, de acuerdo con el manual de procedimientos administrativos y financieros aplicados
a las mancomunidades de la United States Agency International Development (USAID, s/f), el
control financiero es el conjunto de procedimientos y registros que conciernen a la custodia, así
como la salvaguarda de los recursos, verificación, exactitud, veracidad, confiabilidad de los
registros contables, de los estados e informes financieros, entre otros.

De acuerdo al planteamiento de los autores antes citados, la aplicación de un buen sistema de


control financiero permite a los miembros del personal de la organización e interesados, la
verificación del cumplimiento de los procedimientos, y adecuados registros contables, así como
también de las políticas de gestión financiera aplicadas.

En las subsecciones siguientes se presentan principios básicos para el control financiero, funciones
de control, junta directiva, director general, equipo administrativo, personal y la auditoría.

FUNCIONES DEL CONTROL FINANCIERO

De acuerdo con Shapiro (2001), desde las distintas partes del control financiero, existen principios
básicos importantes que deberán seguirse, como:

El control de las finanzas debería estar fraccionado con el propósito de evitar que una persona
tenga demasiado control o poder sobre el dinero, asimismo debería estar claro quién es el
responsable de cada tarea o área de actividad, todas las áreas deben estar completamente
definidas en cuanto a responsabilidad, no dar lugar a superposiciones de la responsabilidad entre
los miembros. Las decisiones financieras serán tomadas en el nivel adecuado, quienes toman las
decisiones deberán estar registrados y aprobados por el cuerpo directivo.

Del mismo modo, la gente debería poseer las destrezas necesarias para realizar sus funciones con
responsabilidad, en la misma forma aplica a los miembros del nivel medio de administración,
incluyendo las estructuras directivas, deben entender los estados financieros, y estar en capacidad
de poder realizar su seguimiento. Los estados financieros serán discutidos en el cuerpo directivo,
así como también en las reuniones del personal.

Por otra parte, Gitman (2003) se refiere a las actividades del administrador financiero, quien
además de intervenir continuamente en el análisis y planeación de finanzas, también incluye entre
las actividades primarias del administrador financiero, la toma de decisiones de inversión y de
financiamiento. 

En ese sentido, las decisiones de inversión establecen la combinación así como el tipo de activos
que posee la empresa, mientras las decisiones de financiamiento establecen la combinación y tipos
de financiamiento que utiliza la empresa. Los tipos de decisiones mencionadas se podrán observar
en términos del balance general de la empresa. Pero, finalmente las decisiones serán aplicadas
basadas en los resultados de sus flujos de efectivo con relación al valor global de la empresa.

De acuerdo con los autores Shapiro (2001) y Gitman (2003), en el control financiero deberán
seguirse los principios básicos, evitar que una persona tenga demasiado control o poder sobre el
dinero, debe existir claridad en la responsabilidad de las personas que realizan cada tarea, las
decisiones financieras deberán ser tomadas en el nivel adecuado. Asimismo, entre las actividades
del administrador financiero, además de intervenir en el análisis, así como en la planeación de las
finanzas, también se encuentran la toma de decisiones de inversión y de financiamiento.
JUNTA DIRECTIVA 

Según el Banco Interamericano de Desarrollo y la Bolsa de Valores de Colombia (2009), la junta


directiva es el ente asignado por los accionistas para dirigir y controlar estratégicamente la
compañía, en función de los intereses de propietarios, en concordancia con intereses de grupos
interesados para asegurar el crecimiento del patrimonio junto con el mantenimiento de la empresa
en el tiempo.

Por otra parte, para Pavlicevic, citado por Shapiro (2001), una de las principales responsabilidades
de una junta es supervisar el control financiero y la responsabilidad de una organización, asegurar
el uso adecuado del dinero, representar a los grupos de personas a beneficiar. La junta debe
garantizar las fuentes adecuadas para llevar a cabo las funciones de la organización, el buen uso
del tiempo, supervisar la adquisición y administración de recursos. Aunque la junta delegue alguna
de sus funciones, todos sus miembros continuarán siendo los responsables de las finanzas de la
organización.

Cumpliendo con lo anterior, los miembros de la junta deben aprobar el presupuesto, la política del
presupuesto, las políticas financieras, controlar el progreso de fondos generados, revisar los
informes financieros mensuales y anuales, los estados de auditoría, estados de cuenta
periódicamente, así como también verificar la existencia de los activos registrados.

DIRECTOR GENERAL 

El autor Rives (2004), se refiere a las responsabilidades y funciones del director financiero, define
la función financiera estableciendo entre los objetivos de la misma formular políticas, hacer cumplir
las políticas, así como también los procedimientos necesarios para promover y controlar el
desarrollo rentable del negocio. Entre las conclusiones de su investigación, afirma que el director
financiero surge como un miembro pleno del equipo de gestión estratégica, alineando la actuación
de la empresa con los intereses de los propietarios.

Por otra parte, Horngren, Datar y Foster (2007) mencionan al director de finanzas como el ejecutivo
responsable de supervisar las operaciones financieras de una organización. Asimismo, afirman que
las responsabilidades del director de finanzas varían entre las distintas organizaciones, pero por lo
general incluyen las áreas de contraloría, tesorería, administración de riesgos, impuestos, relación
con los inversionistas y auditoría interna, entre otras.

Los autores citados antes, también se refieren al controlador, conocido también como el director
general de contabilidad, sobre el cual recae la principal responsabilidad de las contabilidades
administrativas y financieras. En la contraloría actual, aunque los contralores no ejercen control con
relación a la autoridad de línea, salvo en sus departamentos, sin embargo la contraloría moderna
controla al presentar informes e interpretar la información aplicable, interviniendo a impulsar a
gerentes de línea a tomar decisiones con suficiente información al momento que aplican sus
estrategias.

En ese sentido, según Shapiro (2001) el director general es el responsable directo sobre la
elaboración del presupuesto, la generación de ingresos, gastos, asegurar la guarda de los registros
financieros, guarda de libros con precisión, asegurar la elaboración a tiempo de los informes
financieros, distribuirlos a las personas adecuadas, controlar la concordancia de actividades con
gastos, revisar los informes financieros, llamar la atención del personal y de la junta por cualquier
problema, Introducir políticas a niveles más bajos para tratar problemas, elegir al personal
financiero en conjunto con un miembro de junta apropiado.

Con base en lo anterior, el director general es el responsable por la elaboración del presupuesto,
verificación de los ingresos y gastos, así como de los registros de las operaciones financieras,
asegurar la generación a tiempo de los informes financieros. Sin embargo, el director general tiene
limitaciones en la toma de decisiones sobre grandes gastos, y aunque puede delegar algunas
actividades, sigue siendo el responsable.

EQUIPO ADMINISTRATIVO 

Según Shapiro (2001), este equipo es definido por sus funciones y responsabilidades, los
administradores financieros, aunque los aspectos específicos varían entre organizaciones las
funciones financieras claves son la inversión, el financiamiento y las decisiones de dividendos de
una organización. Generalmente el equipo administrativo está conformado por personal
experimentado, en organizaciones pequeñas compuesto por el director general y los gerentes. La
persona con más experiencia del personal normalmente forma parte del equipo administrativo, a no
ser que se utilice un servicio financiero externo.

Los miembros del equipo administrativo deben entender los informes financieros, los cuales se
discutirán una vez al mes en las reuniones regulares de equipo. Los miembros del equipo
mencionado deben elaborar el presupuesto de su departamento o proyecto, controlar los
presupuestos según los gastos, administrar los presupuestos dentro de unos límites establecidos,
explicar los informes financieros mensuales al personal de sus departamentos, así como también
dárselos a conocer al director general, ayudar al director general con la generación de ingresos,
con referencia específica de los proyectos o departamentos.

Por otra parte, Gitman (2003) se refiere a los deberes del administrador financiero en la empresa,
administran activamente los asuntos financieros de todo tipo de empresas financieras o no
financieras, privadas, públicas, grandes, pequeñas, lucrativas y no lucrativas. Realizan una gran
variedad de tareas financieras, planeación, extensión de crédito a los clientes, evaluación de
gastos mayores, además de la obtención de dinero para financiar las operaciones de la empresa. 

De acuerdo con lo planteado por los autores citados, el equipo administrativo es definido por sus
funciones y responsabilidades, aunque los aspectos específicos varían entre organizaciones, el
equipo administrativo realiza una extensa gama de funciones, análisis, planeación de finanzas,
toma de decisiones de inversión, financiamiento, y las decisiones de dividendos de una
organización. Los cambios económicos y los entornos reguladores actuales han incrementado la
importancia, así como la complejidad de los deberes del administrador financiero.

PERSONAL DE CONTABILIDAD 

Para la autora Shapiro (2001), en una organización los miembros del personal son usualmente
responsables de diferentes partes del control financiero diario. Esto cumple con uno de los
principios básicos importantes que deben seguirse, en cuanto a las funciones y responsabilidades
de las distintas partes del control financiero, el principio de la división del poder sobre el dinero. No
obstante muchas de las actividades son llevadas a cabo por el personal contable. 

LAS FUNCIONES DEL CONTABLE

Entre ellas se incluye: expedir recibos de los fondos recibidos, depositar dinero, solicitud de
cheques, asegurar el pago a tiempo de las cuentas, asegurar que el libro de caja o la hoja de
cálculo electrónica estén completos a la fecha acordada, asegurar el control de los activos,
asegurar la disponibilidad de todos los documentos financieros auditables. Las tareas a distinguir
para un mayor control financiero son la elaboración de recibos, depósito de efectivo, preparación y
aprobación de cheques.

Al mismo tiempo, los miembros del personal relacionado con las finanzas deben tener claro la
importancia de su trabajo, realizarlo en el tiempo previsto. Ayuda a fomentar este tipo de
responsabilidad cuando el personal también conoce los extractos mensuales, de esta forma
entienden y conocen el aporte de su trabajo.
Por otra parte, para Rodríguez (2005) la contabilidad tiene como objetivos principales la planeación
y el control. La planeación, a través de los presupuestos, estimaciones cuantitativas, monetarias,
de las necesidades económicas actuales, así como futuras de los negocios. Después de ser
elaborados los presupuestos estos se convierten en datos permanentes. 

La planeación también permite la estimación de proyectos especiales como inversiones o compra


de recursos. El control tiene como propósito establecer un medio de información que puede ser
revisado, los registros de las operaciones verificados con el fin de lograr un grado de confiabilidad y
transparencia de la información financiera que se obtiene de la contabilidad.

Del mismo modo, Horngren, Datar y Foster (2007) diferencian entre las metas de la contabilidad
administrativa y la financiera. La primera mide, analiza, presenta información financiera y no
financiera que ayude a los gerentes a tomar decisiones para alcanzar las metas de la organización.
Los gerentes utilizan esta información para elegir, comunicar e implementar estrategias. Por otra
parte, la contabilidad financiera se centra en la presentación de informes a terceros, inversionistas,
entidades gubernamentales, bancos y proveedores. Mide y registra las transacciones del negocio,
también proporciona estados financieros basados en principios de contabilidad generalmente
aceptados. 

Asimismo, los autores antes citados plantean que los contadores tienen obligaciones especiales
con respecto a la ética, por ser responsables de la información financiera que proporcionan a los
interesados, tanto internos como externos. Es por ello que en Estados Unidos la legislación
Sabanes-Oxley, aprobada en el año 2002, se ha enfocado en mejorar el control interno, el gobierno
corporativo, la supervisión de los gerentes, y las prácticas de revelación de información de las
organizaciones públicas. La mencionada legislación comprende estrictas normas éticas para los
gerentes y contadores; también proporcionan procedimientos para que empleados informen sobre
actos ilegales, como poco éticos.

Los mismos autores, se refieren al Institute of Management Accountants, indican que este instituto
ha promulgado normas éticas para profesionales de contabilidad administrativa y financiera, el
cumplimiento de estas normas es fundamental para lograr los objetivos de la contabilidad
administrativa. Dentro de las responsabilidades de los profesionales de la contabilidad
administrativa y de la administración financiera se encuentran, la competencia, confidencialidad,
integridad, así como la objetividad.

AUDITORÍA

Rozas (1998) relaciona respondabilidad, auditoría y contabilidad, se refiere a lo afirmado por La


Royal Commission on Financial Manangement and Accountability, de  Canadá, la auditoría para
determinar si un informe sobre la obligación asumida es apropiado. También incluye el elemento
valor por dinero, es decir, la demanda de la ciudadanía a gobiernos y funcionarios de valorar mejor
el dinero cuya administración se les ha encargado, asimismo argumenta el autor, esta auditoría
aplica a entidades del sector público, gobiernos, instituciones sin fines de lucro e incluso en
organizaciones privadas. 

En cambio, la contabilización es la obligación asumida por los que ejercitan autoridad de registrar
adecuada y razonablemente la manera en la cual han ejercido responsabilidad. Por otra parte,
según Shapiro (2001) una auditoría externa muestra los resultados en un informe conformado por:

La cantidad de dinero recibido así como el gastado por la organización en el año financiero; en qué
se ha usado el dinero, si se ha gastado el dinero según lo previsto, se cumplen las decisiones de la
Junta, se siguen los requisitos de los donantes, si las cuentas se han registrado honesta y
apropiadamente, el valor de los activos de la empresa, cómo se podría mejorar el sistema de
registro de datos financieros. También es posible realizar una auditoría interna con el propósito de
evaluar el funcionamiento de la organización partiendo del control interno.
Asimismo, el auditor externo no debe estar directamente involucrado en la organización, no debería
ser familiar o asociado cercano de nadie de sus miembros. En Venezuela, en cuanto a las
condiciones de independencia para el ejercicio de las funciones de auditor, la Ley de Ejercicio de la
Contaduría Pública (Congreso de la República de Venezuela, 1973), en su capítulo III, artículo 11,
norma ética 2, los contadores solo emitirán dictámenes sobre estados financieros de una empresa
cuando no exista relación de dependencia entre ellos, asimismo la Superintendencia de las
Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN) (2011), resolución 144.11, capítulo III, artículo 16,
exige la independencia con la institución a la cual presten sus servicios. 

Generalmente, el auditor es elegido en una reunión general anual, aunque exista una junta
nominada. De otro modo, se puede hacer en una reunión de la junta. La sustitución del auditor solo
puede ser mediante una resolución formal en una reunión de la junta oficial. En muchos países
tienen directrices legales estrictas que declaran quién puede actuar como auditor, casi siempre
según el tamaño de la organización.

El Contador PÚBLICO 

Bermúdez (2007) menciona que el contador público es un profesional con pertinencia social que
cuenta con los conocimientos teóricos prácticos en contabilidad general, costos, impuestos,
auditoría, finanzas, entre otros, capacitándolo para elaborar, supervisar e interpretar información
financiera administrativa, facilitando la toma de decisiones de las entidades económicas, inmersas
en un mundo globalizado exigente de respuestas oportunas y veraces a operaciones cada vez más
complejas; orientado en una sólida ética profesional con valores morales, permitiéndole a su vez
ser un ciudadano útil en la sociedad.

Al respecto, en el sitio web www.gerencie.com se menciona que universalmente se conoce como


contador público al profesional dedicado a aplicar, analizar e interpretar la información contable -
financiera de una organización, con la finalidad de diseñar e implementar instrumentos de apoyo a
las directivas de la organización en el proceso de toma de decisiones.

De igual manera, la Ley del ejercicio de la contaduría pública en Venezuela en su artículo 3


(Congreso de la República de Venezuela, 1973) menciona que el contador público es quien haya
obtenido o revalidado en Venezuela el título universitario de Licenciado en Contaduría Pública una
vez cumplido con los requisitos exigidos por la presente Ley. Igualmente lo son las personas
referidas en el artículo 29 de la ley del ejercicio, tales como:

1. Personas con más de 7 años de ejercicio profesional como contador público en el país,
demostrando de modo fehaciente, mediante la presentación de evidencias de ese ejercicio
realizado, en forma reiterada.

2. Personas con más de 4 y menos de 7 años de ejercicio profesional, llenando los requisitos
exigidos una vez aprobado el examen de conocimientos respectivos.

De esta manera, la profesión tiene su sustento en el saber con carácter científico, lo que se justifica
dadas las implicaciones públicas de su ejercicio, particularmente la contaduría como profesión
implica un alto riesgo social; la labor del contador público implica en mayor grado, un impacto
favorable en la sociedad, lógicamente en el marco de la equidad. El profesional de la contaduría
pública debe responder a las demandas sociales, es decir, responder a las necesidades de los
actores sociales a los cuales impacta.

Al respecto, Azocar (2011) menciona que es de vital importancia que el contador público en la
dimensión del desarrollo teórico-práctico de su profesión, adquiera valores con reglas de conducta
anexos a la actividad contable, mostrándose como un individuo capaz de aportar por medio de sus
comportamientos, enseñanzas y albores de crecimiento a la par con la profesión; de esta manera
se generará un claro respeto por la contaduría. 
Es así como la sociedad ha reconocido la importancia del contador en el normal desarrollo de sus
procesos, abarcando no solo la parte estructural encaminada desde lo técnico contable, sino del
ser social identificado con el contador, gracias a la visión de ayuda, mejorando oportunamente la
calidad de vida del hombre integrante de la comunidad. La respondabilidad indica todo acto exige
la obligación de responder por él, equivalente a las conductas de quienes actúan en cierto medio,
las cuales serán evaluadas conforme a las normas reguladoras de su ejercicio. El principio de
respondabilidad exige ante todo desempeño cabal y óptimo. 

De igual manera, Azocar (2011) plantea a la contabilidad conformada por principios o normas
contables cuyo objetivo principal es la confiabilidad, la verificabilidad, pero realmente se muestra
todo lo contrario, la creatividad a la hora de mostrar estados financieros con el fin de dar a conocer
su gestión durante un tiempo determinado sin pensar en las posibles causas originadas. 

A partir de ello la disciplina contable contrae una respondabilidad con la empresa, con los usuarios,
con las directivas y la sociedad en general. Las empresas grandes distancian la propiedad de la
gestión de las corporaciones, obteniendo así mayor confiabilidad a la hora de brindar resultados
reales.

En referencia a lo planteado, Bermúdez (2007) menciona la vigencia legal en Colombia de la


Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles, Políticos
y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, Culturales, siendo los principales
pronunciamientos internacionales acordados por las naciones unidas, relacionados con las normas
internacionales de conducta aplicadas a la actividad profesional del contador público.

De lo planteado anteriormente se puede deducir que la respondabilidad le compete a los


contadores públicos en razón del ejercicio de sus funciones públicas como privadas. Al respecto,
Correa (2008), en su condición de presidente de la junta central de contadores de Colombia,
plantea varios aspectos que deben ser tomados en cuenta al evaluar la respondabilidad del
ejercicio del contador, dentro de los cuales se menciona:

1. Compromiso Social: dentro de este aspecto se hace referencia a que el contador público debe
ser una persona integral desde cualquier punto de vista, por cuanto su actuación incide en
decisiones tomadas por los actores empresariales, los cuales dependen de la fe pública de todo
contador público.

2. Compromiso Empresarial: el compromiso empresarial guarda relación con el actuar profesional,


donde se debe cuestionar si es conveniente o no compartir, discutir, plasmar e interpretar de una
manera adecuada la información real, por cuanto en ocasiones el contador es presionado a incluir
o excluir información, de acuerdo a las necesidades o exigencias de los empresarios. Es en este
momento donde se debe sopesar los intereses colectivos de los particulares, es decir, entra en
juego la ética del profesional contable en beneficio de la colectividad.

3. Compromiso Intelectual: este aspecto hace mención a la profesionalización y preparación del


contador público, la profesionalización hace referencia a la actualización permanente de todo
contador público más aún en países donde las normativas fiscales, laborales - financieras son tan
cambiantes, por esta razón no es permitida la desactualización de este profesional, la cual podría
generar alto riesgo en la toma de decisiones en las organizaciones.

Partiendo de lo anterior, se puede deducir que el contador público cumple una tarea de vital
importancia, como lo es el certificar o dar fe pública sobre la información ofrecida por las
organizaciones, esta información debe ser neutral, clara, reflejando los hechos tal como
sucedieron, y el contador público debe mostrar la confianza pública proporcional a la capacidad
real del desempeño de su función social, dicha capacidad está directamente relacionada con el
nivel de conocimientos generales y específicos en su profesión.
En referencia a este aspecto, Barajas (2011) asegura que la contaduría pública ofrece información
de carácter económico financiero sobre todo tipo de empresas, organizaciones y entidades; la
información ofrecida por la contabilidad es el único medio válido de conocer la capacidad que las
organizaciones económicas tienen para resolver las necesidades reales de las mismas, de igual
manera la contaduría puede medir su eficiencia en el ejercicio de esa capacidad, su eficacia en la
administración de los recursos encomendados a su uso en el beneficio común.

Asimismo, Barajas (2011) continua planteando que el rendir cuentas es responder a toda la
comunidad por parte del gobierno, las empresas, las organizaciones bien dirigidas por ejecutivos
inteligentes, capaces y comprometidos, lo cual asegure, primero, el bienestar general, segundo,
prestación de servicios, productos buenos, útiles, económicos, oportunos, respetando el entorno y
la naturaleza.

De esta manera, según la Ley 43 (Congreso de Colombia, 1990) reguladora de la profesión del
contador público en Colombia, la contaduría pública es una profesión cuyo objetivo es satisfacer
necesidades de la sociedad, mediante la medición, evaluación, ordenamiento, análisis e
interpretación de la información financiera de las empresas o los individuos, la elaboración de
informes correspondientes a la situación financiera, en los cuales se basan las decisiones de los
empresarios, inversionistas, acreedores, demás terceros interesados y el estado acerca del futuro
de dichos entes económicos. 

De esta forma el ejercicio del contador público contiene un alto grado de responsabilidad social, por
cuanto su actuación involucra intereses que van más allá de los intereses particulares, afectando
en gran manera la estabilidad económica - social de las comunidades y hasta del país.

Partiendo de lo anteriormente mencionado, se podría decir que la respondabilidad del contador


público no llega solamente hasta la elaboración de los estados financieros o la emisión de una
simple opinión sobre la razonabilidad de las cifras presentadas en dichos estados financieros, sino
va más allá, por cuanto el contador público está autorizado para dar fe pública de sus actuaciones
donde se ven involucrados asociaciones, empresas y organismos a nivel nacional e internacional.

En el caso venezolano, al contador público le corresponde cumplir con su respondabilidad ante


diferentes organismos, empresas y entes gubernamentales, al respecto el caso reciente es la
reglamentación publicada por el Ministerio del Poder Popular de Planificación y Finanzas (2012),
resolución mediante la cual se dictan las normas relativas al registro de los contadores públicos en
el ejercicio independiente de la profesión. Dentro de su articulado se plantea que el contador
público no podrá certificar o suscribir dictámenes u opiniones sobre los estados financieros de
organizaciones bajo régimen de supervisión sin que antes se normalice su situación.

De igual manera, de suceder el contador público será excluido del registro otorgado por la
SUDEBAN en referencia a los profesionales autorizados según la normativa vigente mediante la
cual se autoriza a dictaminar o suscribir los estados financieros de las instituciones bancarias o
financieras miembros de esta organización.

Asimismo, el contador público además de lo antes mencionado está obligado a ser un profesional
respondable, por cuanto existen diferentes normas o reglamentos los cuales regulan su actuación
exigiendo un profesional con fe pública, al respecto el artículo 8 de la Ley del ejercicio de la
contaduría pública (Congreso de la República de Venezuela, 1973) establece el dictamen, la
certificación y la firma de un contador público sobre los estados financieros de una empresa,
presume salvo lo contrario que la información en ellos presentada se encuentra ajustada a las
normas legales vigentes siendo la misma necesaria para fundamentar su opinión.

De igual manera, la Federación de Colegios de Contadores Públicos (2001), en la Declaración de


Normas de Auditoría 0 (DNA-0) establece que la actuación debe llevarse a cabo de una forma
imparcial, las evidencias obtenidas durante el desarrollo del examen deben ser evaluadas honesta
y objetivamente, por cuanto este tiene una responsabilidad ante cualquier usuario de los estados
financieros.

Debido a este carácter de fe pública, el contador público estará expuesto a ser demandado por
terceras personas interesadas en la información contable - financiera de sus clientes, el contador
deberá siempre efectuar su trabajo profesional de una manera eficiente, apropiada, apegadas a las
normas y principios reguladores de la profesión. 

Al respecto, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (Asamblea Nacional


Constituyente, 1999), en su artículo 135, menciona: quienes aspiran el ejercicio de cualquier
profesión, tienen el deber de la prestación de servicios a la comunidad durante el tiempo, lugar y
condiciones, según lo establecido en la ley. 

En este sentido, el código de ética profesional del contador público (Federación de Colegios de
Contadores Públicos, 1996) en su artículo 2, plantea, este deberá ofrecer a quienes preste sus
servicios sus conocimientos, actuando con diligencia, con estricto apego a la ética, no debiendo
firmar informes de auditoría no redactados por el o bajo su dirección, en todo caso deberá emitir un
informe donde exprese la naturaleza del trabajo realizado, su alcance y el grado de responsabilidad
asumida en dicha actuación. 

Como se evidencia en todos los casos en los cuales el nombre del contador público está asociado
con cualquier actividad realizada, este debe expresar de una manera clara la naturaleza
relacionada con dicha actividad, donde se vea reflejada su competencia, gestación y actualización
profesional.

Dentro del marco legal venezolano existen varias leyes, normas y reglamentos los cuales asignan
responsabilidad al contador público, exigiendo de todos estos profesionales el tener un desempeño
apropiado en su ejercicio profesional, apegados a la ética con el conocimiento suficiente de los
aspectos técnicos, legales enmarcando la profesión, dentro de estas se encuentran:

1. Ley de Instituciones del Sector Bancario (Asamblea Nacional de la República Bolivariana de


Venezuela, 2010a)

2. Ley de la actividad aseguradora (Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela,


2010b)

3. Ley de mercado de valores (Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela,


2010c)

4. Ley de cajas de ahorros, fondos de ahorros y asociaciones similares (Asamblea Nacional de la


República Bolivariana de Venezuela, 2010d)

5. Código de comercio (Congreso de la República de Venezuela, 1955)

Como se puede observar, las actuaciones profesionales del contador público específicamente en
Venezuela se encuentra regulada por un conjunto de leyes e instituciones, las cuales exigen de
este profesional una actuación ética que respalde la fe pública que posee todo contador público, lo
cual implica que los actores que exigen la rendición de cuentas también castigan el
comportamiento impropio o indebido de los servidores públicos.

Consideraciones Finales

A manera de conclusión, en el presente artículo se planteó la respondabilidad como una actividad


en la cual no se puede actuar de una manera anónima, ni ocultarse en la inmunidad, ni acogerse a
las prescripciones de ley, por cuanto no pudiese ser juzgado ante tribunales, sí deberá ser
expuesto al juicio de sus pares, de su comunidad, o de la opinión pública bien informada, de igual
manera se mencionaron las diferentes actuaciones profesionales en las cuales el contador público
se desenvuelve.

De esta manera, todo contador público tiene en sus actividades profesionales un grado bastante
significativo de respondabilidad ante la nación, la comunidad, las organizaciones y ante cualquier
otra figura jurídica a la cual se le preste servicios de manera directa o indirecta, por esta razón la
respondabilidad como actividad universal enfrenta a los contadores públicos a un nuevo reto,
donde las responsabilidades ante los diferentes clientes deben ser tareas compartidas, donde el
ciudadano común debe asumir su propio papel.

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