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internacional.
Concepto
La palabra Responsabilidad proviene del término latino responsum (ser capaz de responder,
corresponder con otro). La responsabilidad es el cumplimiento de las obligaciones o
cuidado al hacer o decidir algo, o bien una forma de responder que implica el claro
conocimiento de que los resultados de cumplir o no las obligaciones, recaen sobre uno
mismo.
La responsabilidad se puede ver como la conciencia acerca de las consecuencias que tiene
todo lo que hacemos o dejamos de hacer sobre nosotros mismos o sobre los demás.
El ser responsable reflexiona seriamente antes de tomar cualquier decisión, pensando en los
resultados y efectos que pueda afectar la propia vida o la de otros; es capaz de sentir lo que
otros sienten y entender las necesidades de los demás; reconoce los errores cometidos y se
muestra dispuesto a repararlos.
ompromiso social. Significa que ante la sociedad, el Contable debe ser una persona íntegra
desde cualquier punto de vista, máxime cuando de su análisis se desprende la evaluación
minuciosa de situaciones problémicas, que inciden en actuaciones decisionales por parte los
actores empresariales que hacen del entorno contemporáneo, sociedades abiertas a las
globalizaciones, a las tecnologías de punta, a la virtualidad permanente, donde las
transacciones se hacen cada vez mas polémicas y difíciles de entender y cuya
responsabilidad depende cada vez mas de la buena fé, de la fé pública, la cual es entendida
como el buen proceder, al cual hay que dar absoluta credibilidad. Por eso es clave que los
sistemas de información permitan denotar transparencia y a su vez, que los resultados sean
los esperados, mas no los planteados de manera cuestionable que hagan de los resultados,
aseveraciones falseadas y que coloquen en grave peligro, circunstancias proyectadas con
grandes posibilidades de error y defraudación.
RESUMEN
El presente artículo tuvo por finalidad un análisis reflexivo de contenido, donde se expusieron
algunas consideraciones acerca de la ética profesional del contador público. La metodología
utilizada fue de carácter documental, realizándose una revisión bibliográfica. Se fundamentó en las
teorías relacionadas con las temáticas abordadas, tales como: Fuentes (2006), Cortina y Conill
(2000), Berumer, (2005), (FCCPV, 1996), (IFAC, 2004) Moncho (2003) y Beller (2006).
Actualmente, la ética profesional adquiere un importancia relevante en función de determinados
valores asumidos, aceptándose que la ética hay que pensarla en la relación dada entre la conducta
y el concepto de valor, puesto que la necesidad de la ética en la sociedad es tan importante, que
muchos valores comunes se incluyen en leyes para permitir que la sociedad funcione en forma
ordenada. De tal manera que se concluye que toda persona tiene un conjunto de valores, aún
cuando puede que hayan sido considerados o no en forma explícita, tal como lo expresan los
códigos de ética para grupos de profesionales como los Contadores Públicos y los códigos de
conducta en organizaciones individuales. Ya que los contadores públicos deben establecer
conductas éticas inviolables, en cuanto a su actuación profesional, es deber obligatorio para el
contador evitar incurrir en faltas tales como: el encubrimiento de hechos que lleven a conclusiones
equivocas ante cualquier caso o circunstancia; negligencia al emitir un juicio sin respaldo
profesional o auditoria de parámetros de aceptación general; o inducir y aconsejar el falseamiento
de estados financieros a sus clientes. Igualmente, debe guardar discreción para demostrar que es
profesionalmente confiable y responsable de todos los casos que estén bajo su tutela, así como de
cualquier información que maneje, adquiriendo un compromiso serio y leal con sus clientes de
acuerdo a lo previsto en la ley del ejercicio de la profesión.
ABSTRACT
This article is intended content reflective analysis which presented some considerations about the
accountant's professional ethics. The methodology used was documentary in nature a literature
review. The basis of theories about the themes addressed, such as: Sources (2006), Cortina and
Conill (2000), Berumen, (2005), (FCCPV, 1996), (IFAC, 2004), Moncho (2003) and Beller (2006).
Today professional ethics acquires a significant importance in terms of certain assumed values,
accepting that ethics have to think given the relationship between behavior and the concept of
value, since the need for ethics in society is so important many common values are included in laws
to allow society to function in an orderly fashion. So, it is concluded that everyone has a set of
values even though they may have been considered or explicitly, as expressed in codes of ethics
for professional groups such as the Public Accountants and codes of conduct in organizations
individual. As public accountants must establish inviolable ethical conduct in their performance,
therefore, is obligatory duty for the counter to avoid infractions such as concealment of facts that
lead to wrong conclusions before any event or circumstance, neglect in issuing a trial without
professional support or audit generally accepted parameters, lead and advise the distortion of
financial statements to its customers. It must also exercise discretion to prove it is reliable and
professionally responsible for all cases under their care, as well as any information we managed to
acquire a serious and sincere commitment to their customers according to the provisions of the law
of exercise the profession.
Introducción
Las normas morales siempre han perturbado a la persona humana, desde pequeños somos
orientados por su existencia, siendo afectados con el fin de tratar de orientar e incluso determinar
la conducta humana; puesto que dichas normas existen en la conciencia de cada uno, provocando
la existencia de diferentes puntos de vista, lo que conlleva a considerar las diferentes respuestas
existenciales que ejercen las personas frente a ellas.
Algunos autores, como Moncho (2003) y Beller (2006), consideran que la ética profesional tiene un
sentido más amplio que el de la deontología, puesto que no puede sólo limitarse a los deberes y
obligaciones que se articulan en un conjunto de normas o códigos de cada profesión, para dirigirse
a las virtudes y roles profesionales.
En ese sentido, Fuentes (2006) define la ética profesional como la parte de la ética general, de
forma particular, los deberes y los derechos de las profesiones, donde los códigos de ética sirven
de guía para la acción moral, incorporándose a los distintos ámbitos de trabajo, con intención de
respetar su profesión, de trabajar con lealtad y de cumplir con la sociedad.
Por ello, puede considerarse que la enseñanza de la ética tiene como objetivo proporcionar
instrumentos claves relevantes para tener criterios éticos y capacidad de elección, proporcionados
por cada ciudadano que participan en los asuntos públicos.
En este sentido hay un marcado interés por la educación para la ciudadanía, cuyo objetivo es
contribuir a formar pobladores más competentes cívicamente, y que puedan comprometerse con
las responsabilidades colectivas desde su profesión.
Cortina y Conill (2000), citados por Fuentes (2006), manifiestan que la ética profesional se
caracteriza por lo siguiente:
c. Además de incluir las normas internas del colectivo, tiene en cuenta una perspectiva más amplia.
d. Su contenido ético dimana del sentido ético que proporciona su fin, el bien que aportan o
procuran.
g. Coloca el acento en lo que es bueno hacer; aquello que es propio de cada profesión en el plano
del comportamiento moral.
Por lo tanto, la ética profesional es definida por Fuentes (2006) como un conjunto de principios,
valores y normas que indican cómo debe comportarse un profesional para que su ejercicio sea
considerado digno, estableciendo los mejores criterios, conceptos y actitudes para guiar la
conducta de él mismo por razón de los más elevados fines que puedan atribuirse a la profesión que
ejerce, así como sus relaciones con los clientes, el público y otros contadores públicos, tomando en
cuenta la independencia, autodisciplina e integridad moral del profesional.
La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación debe entenderse como la
disposición que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional. La
elección de una carrera profesional, sin tomar en cuenta las cualidades y preferencias, sino, por
ejemplo, exclusivamente los gustos de los padres, o los intereses de la familia, fácilmente puede
traducirse en un fracaso que, en el mejor de los casos, consistiría en un cambio de carrera en el
primero o segundo año, con la consiguiente pérdida de tiempo y esfuerzo.
Por otro lado, la finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se requiere
para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades
especializadas para el beneficio de la sociedad, de lo contrario, una profesión se convierte en un
medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradación moral del propio
sujeto.
Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; sin embargo, todo el mundo se
inclina por naturaleza a la consideración de su provecho personal; la profesión gracias a esos
mismos trabajos, deja una de las satisfacciones más hondas en el profesional.
Por otra parte, para Cortina y Sánchez (2001), citados por Fuentes (2006), un profesional debe
ofrecer una preparación especial en triple sentido: capacidad intelectual, capacidad moral y
capacidad física.
Por ello, al profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la moral establecida,
debiendo evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como instrumento de crimen y
del vicio, producir artículos o dar servicios de mala calidad, hacer presupuestos para su exclusivo
beneficio, proporcionar falsos informes, entre otros.
Cuando un profesional tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le
atraerá confianza además de prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo impulsará con más
certeza en el recto ejercicio de su carrera.
Por lo tanto, el profesional renuncia a sus intereses personales, cualesquiera que estos sean, y los
pone al servicio de los intereses de su profesión, cuyo fundamento ético impide tomar al hombre
como un medio, sino como un fin en sí mismo.
La fundamentación del sentido ético, tiene su conexión en la dignidad de la persona con su propio
ser o como un ente que trabaja, donde la exigencia ética de eficiencia es generada por ese sentido
ético que toma al hombre como un fin en sí mismo, y a la labor como algo digno de respeto.
Es por esto que la ética profesional se considera una fuerza moral en la que se apoya la profesión
que un individuo ejerce, es decir, el fundamento ético del quehacer públicamente declarado y
reconocido, ya que no depende sólo de ciertas normas o códigos de conductas de gremios
profesionales relacionados con reglas morales; por lo que en esencia, al igual que el
comportamiento moral, es libre, consciente y responsable de las consecuencias de los actos
realizados, sino también de las decisiones que el individuo toma, ya que tiene relación íntima y
directa con la calidad moral del trabajo realizado.
Al actuar bien en el trabajo se integra bien al quehacer con la propia vida del individuo, y por
consiguiente, con la de los demás; en un natural sentido comunitario, donde la ética profesional
forma un imperativo ético de la existencia del hombre, que nace como una lealtad con su propia
vocación, basado en el fundamento ético del ser y del quehacer en una determinada forma de
vida.
Por lo tanto, al no existir ética profesional en lo que se realiza, el trabajo queda convertido en un
modo de obtener dinero, pero no se ejecuta el trabajo, fallando en lo que se es, ya que como en
todo acto moral, la ética profesional hace al individuo honorable.
Es por ello que la ética en la profesión garantiza la serenidad y la tranquilidad de haber realizado lo
que se cree sinceramente se tiene que hacer, incrementa el alma, se relaciona directamente con la
calidad del quehacer, y permite vivir la experiencia del desinterés.
Exige actuar sin esperar nada a cambio más que la satisfacción de haber cumplido, ya que es un
medio del que se sirve el individuo para estar bien consigo mismo, convirtiéndose en una
permanente fuerza interior para vivir, tolerando las dificultades de la vida con la sensibilidad, la paz
y la tranquilidad para disfrutar lo que se es, con lo que se hace.
En el orden práctico, el estudio de la ética profesional estriba en que se deben conocer las
conveniencias y consecuencias que rigen las relaciones entre los profesionales y los que reciben
directa o indirectamente sus servicios.
Debe reconocer a aquellos que en sí mismos son reprobables, que atentan contra la dignidad
humana, además de que no existe justificante alguna para su realización, que lo alejan de la
búsqueda del bien común. La deontología entraña una serie de virtudes, además de actitudes que
los profesionales deben poseer y aplicar para hacer posible la moralización de la comunidad.
Para Fuentes (2006), entre las virtudes que conforman un ejercicio ético de la profesión se
encuentran: la justicia, la caridad, la virtud intelectual y la dignidad personal.
Asimismo, la importancia de la ética profesional, como parte del sistema de relación y disciplina,
que es esencial en cualquier sociedad civilizada, estriba en que permite mantener la armonía,
protegiendo a la sociedad de los actos irresponsables de una persona individual.
Igualmente, la responsabilidad ética la impone la profesión sobre sus miembros debido a que las
responsabilidades legales, por sí solas, no son suficientes, por lo tanto, una profesión debe
voluntariamente asumir responsabilidades por el interés del público.
A lo largo de su carrera, se espera que el profesional busque el desarrollo de estas virtudes que le
van a conferir su realización como persona. En el desarrollo de ellas confluyen la familia, la escuela
y la comunidad en general; sin embargo, tener conciencia de ellas no es necesariamente un hecho
que suele ocurrir, por lo cual se debe reflexionar en éstas y buscar su desarrollo.
En ocasiones se hace referencia a la ética profesional sólo como una serie de principios o códigos
de acuerdo con los cuales debe vivir y realizarse el individuo, y que establecen el tipo de relación
entre el profesional y la sociedad, pero, aún cuando en cada profesión las normas ayudan a regular
las relaciones entre los demás miembros de esa especialidad, la ética profesional no se limita a la
elaboración de códigos; el análisis de los deberes que tiene un profesional obliga a un estudio serio
y sistemático de las actividades peculiares de cada profesión.
Berumer (2005) manifiesta que toda persona al ejercer su profesión, además de contar con los
conocimientos necesarios de su campo, debe contar con valores morales que tienen como
finalidad fundamental buscar y tratar de garantizar el bien común.
Para ello, se debe poner en juego, no sólo la inteligencia, sino su voluntad; debe comprender que
su responsabilidad en la consecución del bien común es mucho mayor que la del ciudadano común
y corriente; cuenta con el conocimiento que ha recibido a través de su formación,
comprometiéndose con la confianza de la sociedad, puesto que se espera del profesional, no sólo
los servicios para los cuales se formó, sino que se convierta en la vanguardia de la cultura, se
espera de él un compromiso de carácter moral.
De lo anterior se desprende que el profesional debe tener una capacidad moral, que es su valor
como persona, lo cual da dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, de allí su trascendentalidad,
esto es, su aptitud para abarcar, así como traspasar su esfera profesional en un horizonte mucho
más amplio, que le hace valer como persona fuera y dentro de su trabajo; debe desarrollar aquellos
valores que le permitan ejercer su profesión dignamente para llegar a ser una persona íntegra que
pueden ser enumerados de la siguiente manera:
Justicia
En un sentido amplio se puede entender como la voluntad de dar a cada uno lo suyo, el deber de
justicia del profesional se contrae desde el momento de recibir el título profesional, que así se
convierte en un contrato entre el individuo y diversas instancias como el poder público, la
universidad y sus clientes. Se habla de un profesional justo cuando éste busca en su ejercicio la
equidad entre sus derechos y sus obligaciones, o cuando no hace distinción en la calidad del
servicio que ofrece a quienes lo demandan.
Responsabilidad
Se puede entender la responsabilidad como la obligación de asumir las consecuencias de los actos
propios y, por tanto, la obligación de prevenir las condiciones que puedan afectar al profesional o a
los demás.
Discreción
El valor del secreto profesional es indiscutible. La relevancia de este aspecto del ejercicio se da
desde la connotación del término “secreto”, el cual se puede entender como una verdad conocida
por unos pocos, que debe mantenerse oculta a otros al menos por tres razones:
Cuando el pacto o contrato explícito o implícito procede del ejercicio de una profesión, se habla
entonces de secreto profesional. Toda profesión está obligada a guardarlo, lo que obliga a pensar
en que el manejo de información referente a ejercicio debe hacerse con discreción.
En el caso del secreto profesional, al igual que en el de la responsabilidad, como cualidades que
debe tener un profesional, no sólo se refiere a las carreras como: medicina, derecho, contaduría o
psicología, sino a cualquier profesión en la cual el manejo indiscreto o antiético de la información
puede poner en peligro proyectos, organizaciones laborales o personas, no debe ser dirigido nada
más por el aspecto jurídico, sino más bien en términos de un compromiso ético profesional.
Honestidad
Uno de los valores que debe ser pilar fundamental del quehacer profesional es la honestidad. Una
forma de definir la honestidad es a partir de su relación con la verdad, puesto que una persona
honesta no engaña, reconoce sus limitaciones, no trata de obtener beneficios personales a partir
de la necesidad del otro, actúa de acuerdo con lo que dice que piensa.
La honestidad lleva al profesional a ser una persona que, además de vivir la verdad, conduce a
otros a tratar de alcanzar la propia. Para ser honesto profesionalmente primero es necesario serlo
como persona. La honestidad, al igual que todos los valores, no es una prenda que se pueda quitar
y poner de acuerdo con el rol que se desempeña.
Tanto la corrupción como el fraude siempre han representado grandes desafíos a los auditores
independientes de una organización, motivo por el cual han desarrollado técnicas y prácticas que
han evolucionado hacia la garantía de: la credibilidad de la información financiera, la eficiencia,
economía y efectividad de las operaciones; resaltando las responsabilidades que recaen sobre una
auditoría independiente de estados financieros para identificar, investigar e informar sobre fraudes
o errores encontrados dentro de la estructura contable de una empresa.
Es por esto que el incumplimiento de las responsabilidades ha ido tomando mayor importancia en
los últimos años, ya que el fraude constituye un flagelo que está adquiriendo fuerza día a día,
ayudado, en gran parte, por una mayor complejidad en los negocios, la creciente globalización de
los movimientos de fondos, las dificultades implícitas en el trato con diferentes culturas y un mayor
uso de tecnologías.
Todo ello ha llevado a una sensación de mayor riesgo entre los empresarios de los más diversos
sectores y países, como resultado de errores y fraudes encontrados en las contabilidades de
prestigiosas organizaciones.
Tal es el caso de ENRON Corporation, compañía que en cuestión de quince años, pasó de ser una
pequeña empresa de gas en Texas, a ser el séptimo grupo empresarial de mayor valor en Estados
Unidos y la más grande corporación energética del mundo, formando parte de la lista de las
empresas de mayor prestigio.
Sin embargo, a fines del año 2001, ENRON estaba en realidad al borde de la ruina, y logró
ocultarlo manipulando la información facilitada a sus auditores Arthur Andersen, los cuales, a
través de la mala aplicación de los procedimientos de auditoría; además del descuido de la
aplicación de las normas respectivas.
Aunado a las complejas herramientas financieras orientadas a ocultar las deudas, excluyeron de
los balances consolidados de la empresa a tres sociedades que debían estar incluidas, en las que
se reflejaban enormes pasivos que afectaban las cuentas globales de la corporación, evidenciando
la verdadera y crítica situación de la misma.
Por tales motivos, el equipo de Arthur Andersen; quien fuese para ese entonces la primera firma
contable a nivel mundial, conjuntamente con los auditores de ENRON, vieron amenazada su
situación tanto económica como legal, al ser acusados de obstrucción a la justicia, por persuadir de
forma corrupta a sus empleados para destruir, mutilar y ocultar documentos relacionados con la
verdadera situación de dicha empresa, generando una serie de acusaciones que conllevaron la
pérdida de confianza del público y el cierre de la firma.
A su vez, pueden observarse otros casos de fraudes financieros como los de Xerox y WorldCom,
donde se vieron en la necesidad de manipular las cifras de sus balances para que la empresa
pareciese gozar de una mejor situación económica y financiera.
Tal situación fue puesta de manifiesto al efectuarse una auditoria de estados financieros, iniciada a
la compañía Xerox por instancias de las autoridades bursátiles estadounidenses, la cual detectó
que la empresa contabilizó equivocadamente el total de sus ingresos entre los años 1997 y 2001,
en una cifra que ascendió a los 6.000 millones de dólares.
Asimismo, vale la pena destacar el caso de Parmalat, en el cual los auditores pertenecientes a la
firma Grant Thornton, fueron acusados de un comportamiento ilícito en el ejercicio de la actividad
profesional, ya que ayudaron al grupo lácteo italiano a modificar el sistema utilizado hasta entonces
para ocultar pérdidas y sustracciones, constituyendo una filial con sede en las Islas Caimán, la
Bonlat, a quien auditaban, y hacia la cual se desviaron 500 millones de euros.
Al mismo tiempo, la firma Deloitte & Touche fue la responsable de la contabilidad del grupo en
Italia, entrelazando un complejo entramado financiero destinado a ocultar las pérdidas y constituir
sociedades en paraísos fiscales, en lugar de revelar las irregularidades presentadas en los
balances.
De todo esto se desprende que los acontecimientos acaecidos en dichas empresas, así como las
consecuencias del escándalo provocado por aquellas, pueden ser impensables, ya que van desde
el abandono de muchos clientes, el encarecimiento de nuevos financiamientos, hasta la pérdida de
confianza y credibilidad en la empresa y en sus auditores.
Durante los años 90, la contabilidad se centró cada vez menos en el principio de prudencia,
poniendo en duda la independencia de las firmas auditoras y la responsabilidad de los
profesionales de la contabilidad, quienes perdieron credibilidad.
Estas son las razones por las cuales es de gran importancia el papel que desempeña un Contador
Público dentro de una organización, además de la responsabilidad que tiene el mismo ante la
revelación de información actual y significativa que permita evaluar, dirigir a las empresas, detectar
la existencia de posibles anomalías dentro de su contabilidad, así como valorar su posición
financiera, su evolución y cambios.
Por ello se hace necesario que los contadores sean realmente independientes y, en particular,
deben eliminar la posibilidad de un conflicto entre aumentar sus propias remuneraciones a cuenta
de la protección del público inversionista, ya que su fidelidad a la causa de información clara,
completa y entendible debe ser inclaudicable.
En tal sentido, todos estos elementos constituyen la conducta ética que debe formar parte de la
actuación de todo profesional de la contaduría pública, establecidos en códigos de ética que sirven
de guía moral y conceptual para dichos profesionales.
Por su concepción la contaduría pública constituye una profesión que posee un rico acervo de
conocimientos al mismo tiempo que logra un reconocimiento general dado a su responsabilidad de
servir y contar con la confianza del público guiada por diversas normas de admisión, por lo tanto, la
falta de ética por parte de un contador puede originar una aptitud negativa del público hacia estos
profesionales.
En consecuencia, se han diseñado códigos de ética que contengan las directrices prácticas que
permitan a sus integrantes mantener una actitud profesional, además de garantizar a los clientes y
el público en general que se mantendrán y cumplirán normas rigurosas.
Por tal razón, el auditor por supletoriedad, recurre al código de ética de la IFAC, ya que
complementa todos aquellos vacíos existentes en el Código de Ética Venezolano, garantizando así
la credibilidad, además, la confiabilidad en su trabajo y en su opinión no sólo a nivel nacional sino
también a nivel internacional.
En tal sentido, en la práctica profesional es esencial que se tomen en cuenta ciertos estándares de
conducta para ejercer la profesión, ya que el comportamiento del auditor debe ser intachable en el
ejercicio profesional y el mismo no debe tener intereses ajenos a los profesionales, ni estar sujeto a
influencias susceptibles de comprometer, tanto la solución objetiva de los asuntos que le son
sometidos, como la libertad de expresar su opinión profesional.
Asimismo, debe ser honesto y sincero tanto en la realización de su trabajo como en la emisión de
su informe, manteniendo una actitud imparcial en todas sus funciones, sin ningún tipo de influencia
o perjuicio de criterios.
Además debe aceptar respetar, al igual que considerar ante sus colegas y el gremio en general
indistintamente, la posición política, religión, raza, sexo, nacionalidad, situación económica o
cualquier otra situación de discriminación que obstaculice el libre ejercicio de la profesión entre
colegas o contratantes.
Asimismo, el auditor debe considerar sus responsabilidades tanto éticas como profesionales ante
terceros y; de acuerdo a la legislación vigente en el país en que se desempeñe, la posibilidad de
denunciar las irregularidades descubiertas ante las autoridades competentes.
Ambos códigos señalan que el contador debe mantener una constante independencia de acción
además de criterio, guardando el más estricto secreto profesional, asimismo se debe esforzar
constantemente por elevar su capacidad técnica, exaltando así la dignidad, el prestigio y el honor
de la profesión.
Sin embargo, se observa que la FCCPV (1996) no estableció en el Código de Ética Venezolano
aquellas situaciones que puedan ser causales de conflictos éticos, bien sea entre colegas, o entre
contadores y clientes, mientras que, si nos remitimos al código de ética internacional, acusa una
serie de conflictos que se pueden presentar y las posibles soluciones a aplicar, en tanto que en el
de Venezuela no especifica nada.
Consideraciones finales
De lo antes expuesto se evidencia que el Contador Público reconoce una responsabilidad ante el
público, el cliente y sus colegas, ya que es de esperarse que un profesional se comporte a un nivel
superior que otros miembros de la sociedad, debido a la necesidad de confianza pública en
localidad del servicio que presta una profesión, sin importar la persona que los presta,
Es decir, el contador público tiene un papel especialmente importante en la sociedad, ya que a
través de la fe pública que se le otorga; los inversionistas, acreedores, empleadores, el gobierno y
colegas, confían en él para tener una sólida información financiera, así como un consejo
competente acerca de una variedad de materias en negocios e impuestos.
Por tanto, una actitud o comportamiento del contador al proporcionar tales servicios, tiene un
impacto en el bienestar económico de su comunidad y país, siendo un principio básico de la ética
profesional del Contador Público la responsabilidad que debe tener éste ante las empresas y la
sociedad, dando garantía de la información financiera en cuanto a:
1. Precisión.
2. Neutralidad.
3. Comparabilidad.
4. Claridad y transparencia.
5. Cumplimiento con el derecho interno.
6. La función de auditoría interna.
Se espera de un Contador Público que presente información financiera en forma completa, honesta
y profesional, de tal modo que sea comprendida en su contexto. La información financiera y no
financiera debe mantenerse de manera que describa claramente la verdadera naturaleza de las
transacciones, activos o pasivos del negocio, que clasifique y registre las partidas en una forma
apropiada y oportuna, por lo que deben hacer todo lo que esté dentro de sus posibilidades para
asegurarse que así sea.
Por tales motivos, deben estar capacitados para desarrollar sus habilidades de perspicacia y
escepticismo profesional, ya que los errores e irregularidades cometidos por los miembros de una
organización, generalmente, no son fáciles de descubrir, sobre todo en aquellos casos en los que
la administración carece de planificación, organización, dirección y control suficiente sobre cada
una de las actividades realizadas.
En este sentido, cabe destacar que la responsabilidad del profesional de la contaduría pública es la
de evaluar los riesgos y detectar en una auditoria de estados financieros los errores e
irregularidades cometidos por los integrantes de una organización; atendiendo a reglas de carácter
internacional que, por carácter de supletoriedad, rigen los procesos de auditoría realizados en
Venezuela.
Atendiendo a estas consideraciones, es deber obligatorio para el contador público evitar incurrir en
faltas, por tal razón este debe tener mucho cuidado al elaborar una auditoria y no debe dar
aprobación con su firma y numeración de colegiatura a informes que no estén elaborados bajo su
respaldo o supervisión, o que aún estos no hayan sido terminados o redactados.
Además, debe aplicar un conjunto de principios básicos para la realización de una auditoria de
estados financieros, y guardar discreción de la información recolectada con el propósito de
demostrar que es profesionalmente confiable y responsable de todos los casos que estén bajo su
tutela.
Sin embargo, tal como lo establecen las normas profesionales establecidas para el ejercicio de sus
funciones, si el auditor cumple fielmente tanto con los principios y las normas venezolanas e
internacionales, así como con las normas éticas propias de su profesión, no se le designaría como
responsable de los hechos o circunstancias que dieran lugar a errores significativos dentro de los
estados financieros, sino a la organización.
Pero es responsable de cumplir a cabalidad con las normas y principios establecidos para su
actuación profesional, así como de detectar cualquier anomalía en los estados financieros al aplicar
dichos procedimientos, ya que es la aplicación de los mismos la que le permite velar por el
cumplimiento de sus obligaciones éticas, legales y profesionales.
Referencias bibliográficas
Beller Taboada, Walter (2006) El estudio de la ética y las morales particulares. Ética actual y
Profesional. Lecturas para la convivencia global en el Siglo XXI. México. Thomson.
Cortina, A. y Conill J. (2000). Diez palabras claves en ética de las profesiones. Editorial Verbo
Divino. Madrid.
Fuentes Mora, Sara (2006) La ética profesional frente a la ética general. Ética actual y
Profesional. Lecturas para la convivencia global en el Siglo XXI. México. Thomson.
Moncho Pascual, Joseph Rafael. (2003) Teoría de los valores superiores. Valencia. Campgrafic.
Otros documentos
Código de ética emitido por la Federación Internacional de Contadores Públicos (IFAC) (2004).
Declaraciones sobre normas de auditoría (SAS) emitidas por el Instituto Americano de Contadores
Públicos Certificados (AICPA) (1977).
5 JUL, 2016
Por otro lado, de las obligaciones y sanciones en las que puede incurrir al
asumir un compromiso profesional, por su irresponsabilidad, ignorancia o
negligencia o simplemente por no haber realizado una evaluación de
riesgos.
Se entiende por ejercicio profesional, para los efectos de esta Ley, la realización
habitual a título oneroso o gratuito de todo acto o la prestación de cualquier
servicio propio de cada profesión, aunque sólo se trate de simple consulta o la
ostentación del carácter del profesionista por medio de tarjetas, anuncios, placas,
insignias o de cualquier otro modo. No se reputará ejercicio profesional cualquier
acto realizado en los casos graves con propósito de auxilio inmediato”.
b) Administración fraudulenta.
c) Defraudación fiscal.
*DR
Díaz, Nubia
Universidad de Pamplona, Colombia
ndiaz712@hotmail.com
Pineda, Eduardo
INEMELCA, Venezuela
epinedara@yahoo.com
Reyes, José
URBE- Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, Venezuela
Universidad Dr. Jose Gregorio Hernandez, Venezuela
jreyes@urbe.edu.ve
RESUMEN
ABSTRACT
This paper presents the study of liability in proceedings CPA professionals. The methodology used
for the research was mainly supported purely documentary theory Schlemenson (2002) and others.
In the same development existing theory on the subject studied and then an analysis which allowed
us to determine the different aspects of accountability in professional activities performed by the
CPA. Once the analysis, the findings were generated which were oriented to the importance of
public faith in the reports of accountability that holds public accountant.
INTRODUCCIÓN
En el contexto, se establece el basamento teórico que soporta el tema el cual servirá de apoyo
para el análisis que permitirá plasmar la importancia ante las organizaciones públicas y privadas de
las actuaciones realizadas por el contador público y su respondabilidad ante dichas
organizaciones, tal como lo estable el artículo 7 de la ley del ejercicio de la contaduría pública de
Venezuela.
LA NOCIÓN DE RESPONDABILIDAD
En la ciudad de Ottawa, Canadá, en 1973 tuvo sus orígenes la palabra respondabilidad, según
Rozas (1998), cuando fue propuesta por la Oficina del Auditor General de Canadá (Contraloría
General de Canadá) como un nuevo enfoque de la Auditoría que trae como novedoso la inclusión
del elemento valor por dinero significando la respuesta que deben dar tanto los gobernantes como
los funcionarios a los ciudadanos por el manejo de valorar mejor el dinero que se les ha encargado
administrar, es así como se definió inicialmente el concepto de respondabilidad como el deber de
responder de todo funcionario con relación a la gestión realizada, es decir, la obligación moral y
ética de rendir cuentas por el desempeño y el resultado.
Cabe decir que el concepto de respondabilidad tiene un sentido más amplio por cuanto tiene
aplicación no solo en los entes públicos, empresas públicas, de economía mixta con participación
del estado, del sector público, sino también se ha ido extendiendo con el tiempo al sector privado, a
las organizaciones privadas donde la figura del gerente debe responder de manera interna y
externa por los recursos o bienes de propiedad de la empresa.
Clases de responDabilidad
En razón a lo antes explicado, muchos autores han estudiado el tema de la respondabilidad, entre
ellos Wasberry, citado por Rozas (1998), quien además la plantea como uno de los grandes
desafíos para los auditores en la actualidad y a su vez presenta tres tipos de respondabilidad:
Respondabilidad por desempeño: constituida por el informe anual de desempeño con cifras y
resultados comparables, se relaciona con la respondabilidad porque es el recuento escrito de la
administración de una compañía sobre la manera como llevó a cabo su gestión durante un periodo
de tiempo que por lo general es de un año.
Por otra parte, Newell (2002) realiza una clasificación más extensa de la respondabilidad, la asimila
con la rendición de cuentas dirigiéndola hacia el área de referencia, de tal manera presenta la
siguiente categorización:
Rendición política: la rendición democrática de cuentas se caracteriza no solo por las prácticas
electorales de quienes llevarán los asuntos de la sociedad, sino también mediante la aplicación de
mecanismos que propicien la participación de las personas en la toma de decisiones públicas, con
la existencia de comités cívicos de vigilancia garantizando la efectiva aplicación de los mandatos.
Rendición Financiera de cuentas: va más allá de los balances financieros porque encierra la
administración de los recursos, con economía y eficiencia. No se queda solo con el informe se
establece el análisis e interpretación de los mismos aportando una opinión profesional de la gestión
organizacional.
Sin embargo, aunque la clasificación realizada por Newell (2002) es más extensa al compararla
con Wasberry, citado por Rozas (1998), porque incluye aspectos políticos, ambos autores
coinciden en mostrar una redición de cuentas gerencial y dentro de ella exponen la respondabilidad
financiera como una herramienta valiosa que debe apuntar hacia el resguardo de los recursos
económicos de la organización.
Wasberry, citado por Rozas (1998), aporta una clasificación propiamente de respondabilidad
integrándola al desempeño, los sistemas y la calidad total, mientras Newell (2002) realiza una
contribución en cuanto señala a los actores de la respondabilidad financiera con un status
preestablecido como ejercicio neutral permitiendo una contabilidad exacta.
Respondabilidad Financiera
Por otra parte, para Shapiro (2001) la respondabilidad financiera es la base dentro de un proceso
financiero de control, con principios básicos como la creación de un sistema contable,
establecimiento de políticas financieras, registro de libros, funciones de control financiero y
responsabilidad, terminando con la auditoría.
CONTROL FINANCIERO
Según Shapiro (2001), el control financiero hace posible a los miembros de la organización,
personal directivo, director, equipo administrativo, personal, sean estos especialistas o no en el
área control de finanzas, mediante la aplicación de un buen sistema contable ofrece las
herramientas necesarias para analizar las estructuras claves del control financiero y así verificar
que las actividades se lleven a cabo de acuerdo con los objetivos junto con las políticas financieras.
Según una publicación de Universidad complutense de Madrid (2002), el control financiero tiene
por objeto comprobar las actuaciones en el aspecto económico-financiero, de servicios,
organismos autónomos, sociedades, entes públicos estatales, cualquiera sea su designación y
forma jurídica, verificar su cumplimiento en cuanto al ordenamiento jurídico, así como de los
principios generales de buena gestión financiera. Este control comprenderá la revisión de la
eficacia y la eficiencia, el adecuado registro, contabilización de operaciones realizadas por cada
órgano o entidad; de igual manera su fiel reflejo en las cuentas y estados cumpliendo con
disposiciones aplicables.
Por otra parte, de acuerdo con el manual de procedimientos administrativos y financieros aplicados
a las mancomunidades de la United States Agency International Development (USAID, s/f), el
control financiero es el conjunto de procedimientos y registros que conciernen a la custodia, así
como la salvaguarda de los recursos, verificación, exactitud, veracidad, confiabilidad de los
registros contables, de los estados e informes financieros, entre otros.
En las subsecciones siguientes se presentan principios básicos para el control financiero, funciones
de control, junta directiva, director general, equipo administrativo, personal y la auditoría.
De acuerdo con Shapiro (2001), desde las distintas partes del control financiero, existen principios
básicos importantes que deberán seguirse, como:
El control de las finanzas debería estar fraccionado con el propósito de evitar que una persona
tenga demasiado control o poder sobre el dinero, asimismo debería estar claro quién es el
responsable de cada tarea o área de actividad, todas las áreas deben estar completamente
definidas en cuanto a responsabilidad, no dar lugar a superposiciones de la responsabilidad entre
los miembros. Las decisiones financieras serán tomadas en el nivel adecuado, quienes toman las
decisiones deberán estar registrados y aprobados por el cuerpo directivo.
Del mismo modo, la gente debería poseer las destrezas necesarias para realizar sus funciones con
responsabilidad, en la misma forma aplica a los miembros del nivel medio de administración,
incluyendo las estructuras directivas, deben entender los estados financieros, y estar en capacidad
de poder realizar su seguimiento. Los estados financieros serán discutidos en el cuerpo directivo,
así como también en las reuniones del personal.
Por otra parte, Gitman (2003) se refiere a las actividades del administrador financiero, quien
además de intervenir continuamente en el análisis y planeación de finanzas, también incluye entre
las actividades primarias del administrador financiero, la toma de decisiones de inversión y de
financiamiento.
En ese sentido, las decisiones de inversión establecen la combinación así como el tipo de activos
que posee la empresa, mientras las decisiones de financiamiento establecen la combinación y tipos
de financiamiento que utiliza la empresa. Los tipos de decisiones mencionadas se podrán observar
en términos del balance general de la empresa. Pero, finalmente las decisiones serán aplicadas
basadas en los resultados de sus flujos de efectivo con relación al valor global de la empresa.
De acuerdo con los autores Shapiro (2001) y Gitman (2003), en el control financiero deberán
seguirse los principios básicos, evitar que una persona tenga demasiado control o poder sobre el
dinero, debe existir claridad en la responsabilidad de las personas que realizan cada tarea, las
decisiones financieras deberán ser tomadas en el nivel adecuado. Asimismo, entre las actividades
del administrador financiero, además de intervenir en el análisis, así como en la planeación de las
finanzas, también se encuentran la toma de decisiones de inversión y de financiamiento.
JUNTA DIRECTIVA
Por otra parte, para Pavlicevic, citado por Shapiro (2001), una de las principales responsabilidades
de una junta es supervisar el control financiero y la responsabilidad de una organización, asegurar
el uso adecuado del dinero, representar a los grupos de personas a beneficiar. La junta debe
garantizar las fuentes adecuadas para llevar a cabo las funciones de la organización, el buen uso
del tiempo, supervisar la adquisición y administración de recursos. Aunque la junta delegue alguna
de sus funciones, todos sus miembros continuarán siendo los responsables de las finanzas de la
organización.
Cumpliendo con lo anterior, los miembros de la junta deben aprobar el presupuesto, la política del
presupuesto, las políticas financieras, controlar el progreso de fondos generados, revisar los
informes financieros mensuales y anuales, los estados de auditoría, estados de cuenta
periódicamente, así como también verificar la existencia de los activos registrados.
DIRECTOR GENERAL
El autor Rives (2004), se refiere a las responsabilidades y funciones del director financiero, define
la función financiera estableciendo entre los objetivos de la misma formular políticas, hacer cumplir
las políticas, así como también los procedimientos necesarios para promover y controlar el
desarrollo rentable del negocio. Entre las conclusiones de su investigación, afirma que el director
financiero surge como un miembro pleno del equipo de gestión estratégica, alineando la actuación
de la empresa con los intereses de los propietarios.
Por otra parte, Horngren, Datar y Foster (2007) mencionan al director de finanzas como el ejecutivo
responsable de supervisar las operaciones financieras de una organización. Asimismo, afirman que
las responsabilidades del director de finanzas varían entre las distintas organizaciones, pero por lo
general incluyen las áreas de contraloría, tesorería, administración de riesgos, impuestos, relación
con los inversionistas y auditoría interna, entre otras.
Los autores citados antes, también se refieren al controlador, conocido también como el director
general de contabilidad, sobre el cual recae la principal responsabilidad de las contabilidades
administrativas y financieras. En la contraloría actual, aunque los contralores no ejercen control con
relación a la autoridad de línea, salvo en sus departamentos, sin embargo la contraloría moderna
controla al presentar informes e interpretar la información aplicable, interviniendo a impulsar a
gerentes de línea a tomar decisiones con suficiente información al momento que aplican sus
estrategias.
En ese sentido, según Shapiro (2001) el director general es el responsable directo sobre la
elaboración del presupuesto, la generación de ingresos, gastos, asegurar la guarda de los registros
financieros, guarda de libros con precisión, asegurar la elaboración a tiempo de los informes
financieros, distribuirlos a las personas adecuadas, controlar la concordancia de actividades con
gastos, revisar los informes financieros, llamar la atención del personal y de la junta por cualquier
problema, Introducir políticas a niveles más bajos para tratar problemas, elegir al personal
financiero en conjunto con un miembro de junta apropiado.
Con base en lo anterior, el director general es el responsable por la elaboración del presupuesto,
verificación de los ingresos y gastos, así como de los registros de las operaciones financieras,
asegurar la generación a tiempo de los informes financieros. Sin embargo, el director general tiene
limitaciones en la toma de decisiones sobre grandes gastos, y aunque puede delegar algunas
actividades, sigue siendo el responsable.
EQUIPO ADMINISTRATIVO
Según Shapiro (2001), este equipo es definido por sus funciones y responsabilidades, los
administradores financieros, aunque los aspectos específicos varían entre organizaciones las
funciones financieras claves son la inversión, el financiamiento y las decisiones de dividendos de
una organización. Generalmente el equipo administrativo está conformado por personal
experimentado, en organizaciones pequeñas compuesto por el director general y los gerentes. La
persona con más experiencia del personal normalmente forma parte del equipo administrativo, a no
ser que se utilice un servicio financiero externo.
Los miembros del equipo administrativo deben entender los informes financieros, los cuales se
discutirán una vez al mes en las reuniones regulares de equipo. Los miembros del equipo
mencionado deben elaborar el presupuesto de su departamento o proyecto, controlar los
presupuestos según los gastos, administrar los presupuestos dentro de unos límites establecidos,
explicar los informes financieros mensuales al personal de sus departamentos, así como también
dárselos a conocer al director general, ayudar al director general con la generación de ingresos,
con referencia específica de los proyectos o departamentos.
Por otra parte, Gitman (2003) se refiere a los deberes del administrador financiero en la empresa,
administran activamente los asuntos financieros de todo tipo de empresas financieras o no
financieras, privadas, públicas, grandes, pequeñas, lucrativas y no lucrativas. Realizan una gran
variedad de tareas financieras, planeación, extensión de crédito a los clientes, evaluación de
gastos mayores, además de la obtención de dinero para financiar las operaciones de la empresa.
De acuerdo con lo planteado por los autores citados, el equipo administrativo es definido por sus
funciones y responsabilidades, aunque los aspectos específicos varían entre organizaciones, el
equipo administrativo realiza una extensa gama de funciones, análisis, planeación de finanzas,
toma de decisiones de inversión, financiamiento, y las decisiones de dividendos de una
organización. Los cambios económicos y los entornos reguladores actuales han incrementado la
importancia, así como la complejidad de los deberes del administrador financiero.
PERSONAL DE CONTABILIDAD
Para la autora Shapiro (2001), en una organización los miembros del personal son usualmente
responsables de diferentes partes del control financiero diario. Esto cumple con uno de los
principios básicos importantes que deben seguirse, en cuanto a las funciones y responsabilidades
de las distintas partes del control financiero, el principio de la división del poder sobre el dinero. No
obstante muchas de las actividades son llevadas a cabo por el personal contable.
Entre ellas se incluye: expedir recibos de los fondos recibidos, depositar dinero, solicitud de
cheques, asegurar el pago a tiempo de las cuentas, asegurar que el libro de caja o la hoja de
cálculo electrónica estén completos a la fecha acordada, asegurar el control de los activos,
asegurar la disponibilidad de todos los documentos financieros auditables. Las tareas a distinguir
para un mayor control financiero son la elaboración de recibos, depósito de efectivo, preparación y
aprobación de cheques.
Al mismo tiempo, los miembros del personal relacionado con las finanzas deben tener claro la
importancia de su trabajo, realizarlo en el tiempo previsto. Ayuda a fomentar este tipo de
responsabilidad cuando el personal también conoce los extractos mensuales, de esta forma
entienden y conocen el aporte de su trabajo.
Por otra parte, para Rodríguez (2005) la contabilidad tiene como objetivos principales la planeación
y el control. La planeación, a través de los presupuestos, estimaciones cuantitativas, monetarias,
de las necesidades económicas actuales, así como futuras de los negocios. Después de ser
elaborados los presupuestos estos se convierten en datos permanentes.
Del mismo modo, Horngren, Datar y Foster (2007) diferencian entre las metas de la contabilidad
administrativa y la financiera. La primera mide, analiza, presenta información financiera y no
financiera que ayude a los gerentes a tomar decisiones para alcanzar las metas de la organización.
Los gerentes utilizan esta información para elegir, comunicar e implementar estrategias. Por otra
parte, la contabilidad financiera se centra en la presentación de informes a terceros, inversionistas,
entidades gubernamentales, bancos y proveedores. Mide y registra las transacciones del negocio,
también proporciona estados financieros basados en principios de contabilidad generalmente
aceptados.
Asimismo, los autores antes citados plantean que los contadores tienen obligaciones especiales
con respecto a la ética, por ser responsables de la información financiera que proporcionan a los
interesados, tanto internos como externos. Es por ello que en Estados Unidos la legislación
Sabanes-Oxley, aprobada en el año 2002, se ha enfocado en mejorar el control interno, el gobierno
corporativo, la supervisión de los gerentes, y las prácticas de revelación de información de las
organizaciones públicas. La mencionada legislación comprende estrictas normas éticas para los
gerentes y contadores; también proporcionan procedimientos para que empleados informen sobre
actos ilegales, como poco éticos.
Los mismos autores, se refieren al Institute of Management Accountants, indican que este instituto
ha promulgado normas éticas para profesionales de contabilidad administrativa y financiera, el
cumplimiento de estas normas es fundamental para lograr los objetivos de la contabilidad
administrativa. Dentro de las responsabilidades de los profesionales de la contabilidad
administrativa y de la administración financiera se encuentran, la competencia, confidencialidad,
integridad, así como la objetividad.
AUDITORÍA
En cambio, la contabilización es la obligación asumida por los que ejercitan autoridad de registrar
adecuada y razonablemente la manera en la cual han ejercido responsabilidad. Por otra parte,
según Shapiro (2001) una auditoría externa muestra los resultados en un informe conformado por:
La cantidad de dinero recibido así como el gastado por la organización en el año financiero; en qué
se ha usado el dinero, si se ha gastado el dinero según lo previsto, se cumplen las decisiones de la
Junta, se siguen los requisitos de los donantes, si las cuentas se han registrado honesta y
apropiadamente, el valor de los activos de la empresa, cómo se podría mejorar el sistema de
registro de datos financieros. También es posible realizar una auditoría interna con el propósito de
evaluar el funcionamiento de la organización partiendo del control interno.
Asimismo, el auditor externo no debe estar directamente involucrado en la organización, no debería
ser familiar o asociado cercano de nadie de sus miembros. En Venezuela, en cuanto a las
condiciones de independencia para el ejercicio de las funciones de auditor, la Ley de Ejercicio de la
Contaduría Pública (Congreso de la República de Venezuela, 1973), en su capítulo III, artículo 11,
norma ética 2, los contadores solo emitirán dictámenes sobre estados financieros de una empresa
cuando no exista relación de dependencia entre ellos, asimismo la Superintendencia de las
Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN) (2011), resolución 144.11, capítulo III, artículo 16,
exige la independencia con la institución a la cual presten sus servicios.
Generalmente, el auditor es elegido en una reunión general anual, aunque exista una junta
nominada. De otro modo, se puede hacer en una reunión de la junta. La sustitución del auditor solo
puede ser mediante una resolución formal en una reunión de la junta oficial. En muchos países
tienen directrices legales estrictas que declaran quién puede actuar como auditor, casi siempre
según el tamaño de la organización.
El Contador PÚBLICO
Bermúdez (2007) menciona que el contador público es un profesional con pertinencia social que
cuenta con los conocimientos teóricos prácticos en contabilidad general, costos, impuestos,
auditoría, finanzas, entre otros, capacitándolo para elaborar, supervisar e interpretar información
financiera administrativa, facilitando la toma de decisiones de las entidades económicas, inmersas
en un mundo globalizado exigente de respuestas oportunas y veraces a operaciones cada vez más
complejas; orientado en una sólida ética profesional con valores morales, permitiéndole a su vez
ser un ciudadano útil en la sociedad.
1. Personas con más de 7 años de ejercicio profesional como contador público en el país,
demostrando de modo fehaciente, mediante la presentación de evidencias de ese ejercicio
realizado, en forma reiterada.
2. Personas con más de 4 y menos de 7 años de ejercicio profesional, llenando los requisitos
exigidos una vez aprobado el examen de conocimientos respectivos.
De esta manera, la profesión tiene su sustento en el saber con carácter científico, lo que se justifica
dadas las implicaciones públicas de su ejercicio, particularmente la contaduría como profesión
implica un alto riesgo social; la labor del contador público implica en mayor grado, un impacto
favorable en la sociedad, lógicamente en el marco de la equidad. El profesional de la contaduría
pública debe responder a las demandas sociales, es decir, responder a las necesidades de los
actores sociales a los cuales impacta.
Al respecto, Azocar (2011) menciona que es de vital importancia que el contador público en la
dimensión del desarrollo teórico-práctico de su profesión, adquiera valores con reglas de conducta
anexos a la actividad contable, mostrándose como un individuo capaz de aportar por medio de sus
comportamientos, enseñanzas y albores de crecimiento a la par con la profesión; de esta manera
se generará un claro respeto por la contaduría.
Es así como la sociedad ha reconocido la importancia del contador en el normal desarrollo de sus
procesos, abarcando no solo la parte estructural encaminada desde lo técnico contable, sino del
ser social identificado con el contador, gracias a la visión de ayuda, mejorando oportunamente la
calidad de vida del hombre integrante de la comunidad. La respondabilidad indica todo acto exige
la obligación de responder por él, equivalente a las conductas de quienes actúan en cierto medio,
las cuales serán evaluadas conforme a las normas reguladoras de su ejercicio. El principio de
respondabilidad exige ante todo desempeño cabal y óptimo.
De igual manera, Azocar (2011) plantea a la contabilidad conformada por principios o normas
contables cuyo objetivo principal es la confiabilidad, la verificabilidad, pero realmente se muestra
todo lo contrario, la creatividad a la hora de mostrar estados financieros con el fin de dar a conocer
su gestión durante un tiempo determinado sin pensar en las posibles causas originadas.
A partir de ello la disciplina contable contrae una respondabilidad con la empresa, con los usuarios,
con las directivas y la sociedad en general. Las empresas grandes distancian la propiedad de la
gestión de las corporaciones, obteniendo así mayor confiabilidad a la hora de brindar resultados
reales.
1. Compromiso Social: dentro de este aspecto se hace referencia a que el contador público debe
ser una persona integral desde cualquier punto de vista, por cuanto su actuación incide en
decisiones tomadas por los actores empresariales, los cuales dependen de la fe pública de todo
contador público.
Partiendo de lo anterior, se puede deducir que el contador público cumple una tarea de vital
importancia, como lo es el certificar o dar fe pública sobre la información ofrecida por las
organizaciones, esta información debe ser neutral, clara, reflejando los hechos tal como
sucedieron, y el contador público debe mostrar la confianza pública proporcional a la capacidad
real del desempeño de su función social, dicha capacidad está directamente relacionada con el
nivel de conocimientos generales y específicos en su profesión.
En referencia a este aspecto, Barajas (2011) asegura que la contaduría pública ofrece información
de carácter económico financiero sobre todo tipo de empresas, organizaciones y entidades; la
información ofrecida por la contabilidad es el único medio válido de conocer la capacidad que las
organizaciones económicas tienen para resolver las necesidades reales de las mismas, de igual
manera la contaduría puede medir su eficiencia en el ejercicio de esa capacidad, su eficacia en la
administración de los recursos encomendados a su uso en el beneficio común.
Asimismo, Barajas (2011) continua planteando que el rendir cuentas es responder a toda la
comunidad por parte del gobierno, las empresas, las organizaciones bien dirigidas por ejecutivos
inteligentes, capaces y comprometidos, lo cual asegure, primero, el bienestar general, segundo,
prestación de servicios, productos buenos, útiles, económicos, oportunos, respetando el entorno y
la naturaleza.
De esta manera, según la Ley 43 (Congreso de Colombia, 1990) reguladora de la profesión del
contador público en Colombia, la contaduría pública es una profesión cuyo objetivo es satisfacer
necesidades de la sociedad, mediante la medición, evaluación, ordenamiento, análisis e
interpretación de la información financiera de las empresas o los individuos, la elaboración de
informes correspondientes a la situación financiera, en los cuales se basan las decisiones de los
empresarios, inversionistas, acreedores, demás terceros interesados y el estado acerca del futuro
de dichos entes económicos.
De esta forma el ejercicio del contador público contiene un alto grado de responsabilidad social, por
cuanto su actuación involucra intereses que van más allá de los intereses particulares, afectando
en gran manera la estabilidad económica - social de las comunidades y hasta del país.
De igual manera, de suceder el contador público será excluido del registro otorgado por la
SUDEBAN en referencia a los profesionales autorizados según la normativa vigente mediante la
cual se autoriza a dictaminar o suscribir los estados financieros de las instituciones bancarias o
financieras miembros de esta organización.
Asimismo, el contador público además de lo antes mencionado está obligado a ser un profesional
respondable, por cuanto existen diferentes normas o reglamentos los cuales regulan su actuación
exigiendo un profesional con fe pública, al respecto el artículo 8 de la Ley del ejercicio de la
contaduría pública (Congreso de la República de Venezuela, 1973) establece el dictamen, la
certificación y la firma de un contador público sobre los estados financieros de una empresa,
presume salvo lo contrario que la información en ellos presentada se encuentra ajustada a las
normas legales vigentes siendo la misma necesaria para fundamentar su opinión.
Debido a este carácter de fe pública, el contador público estará expuesto a ser demandado por
terceras personas interesadas en la información contable - financiera de sus clientes, el contador
deberá siempre efectuar su trabajo profesional de una manera eficiente, apropiada, apegadas a las
normas y principios reguladores de la profesión.
En este sentido, el código de ética profesional del contador público (Federación de Colegios de
Contadores Públicos, 1996) en su artículo 2, plantea, este deberá ofrecer a quienes preste sus
servicios sus conocimientos, actuando con diligencia, con estricto apego a la ética, no debiendo
firmar informes de auditoría no redactados por el o bajo su dirección, en todo caso deberá emitir un
informe donde exprese la naturaleza del trabajo realizado, su alcance y el grado de responsabilidad
asumida en dicha actuación.
Como se evidencia en todos los casos en los cuales el nombre del contador público está asociado
con cualquier actividad realizada, este debe expresar de una manera clara la naturaleza
relacionada con dicha actividad, donde se vea reflejada su competencia, gestación y actualización
profesional.
Dentro del marco legal venezolano existen varias leyes, normas y reglamentos los cuales asignan
responsabilidad al contador público, exigiendo de todos estos profesionales el tener un desempeño
apropiado en su ejercicio profesional, apegados a la ética con el conocimiento suficiente de los
aspectos técnicos, legales enmarcando la profesión, dentro de estas se encuentran:
Como se puede observar, las actuaciones profesionales del contador público específicamente en
Venezuela se encuentra regulada por un conjunto de leyes e instituciones, las cuales exigen de
este profesional una actuación ética que respalde la fe pública que posee todo contador público, lo
cual implica que los actores que exigen la rendición de cuentas también castigan el
comportamiento impropio o indebido de los servidores públicos.
Consideraciones Finales
De esta manera, todo contador público tiene en sus actividades profesionales un grado bastante
significativo de respondabilidad ante la nación, la comunidad, las organizaciones y ante cualquier
otra figura jurídica a la cual se le preste servicios de manera directa o indirecta, por esta razón la
respondabilidad como actividad universal enfrenta a los contadores públicos a un nuevo reto,
donde las responsabilidades ante los diferentes clientes deben ser tareas compartidas, donde el
ciudadano común debe asumir su propio papel.
Referencias Bibliográficas
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el 13 de diciembre de 1990. Colombia.
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Horngren, C.; Datar, S. y Foster, G. (2007). Contabilidad de costos. Un enfoque gerencial. México.
Ediciones Pearson Educación.
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Rives, J. (2004). El director financiero: una nueva reorientación. Gestión, Revista de Economía, No.
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Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN) (2011). Resolución número
144.11. Venezuela. Publicaciones de la SUDEBAN.