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Filosofía de la Historia
Tercer año
DESCARTES
Filosofía de la historia
La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que estudia el
desarrollo y las formas en las cuales los seres humanos crean la
historia. Puede, en algunos casos, especular con la existencia de un
fin u objetivo teleológico de la historia, o sea, preguntarse si hay un
diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de
creación de la historia.
Las preguntas sobre las cuales trabaja la filosofía de la historia son
muchas, ya que se trata de una materia compleja. Algunas de estas
preguntas son, por ejemplo, ¿Cuál es el sujeto propio del estudio del
pasado humano? ¿Es el individuo? ¿Son las organizaciones sociales,
la cultura, o acaso la especie humana por entero? Como escribió
Edward Carr en su libro ¿Qué es la historia?:«Solía decirse que los
hechos hablan por sí solos. Es falso, por supuesto. Los hechos sólo
hablan cuando el historiador apela a ellos: él decide a qué hechos se
da paso, y en qué orden y contexto hacerlo» o el planteo de Nietzsche
que los hechos en la historia no existen solo existen las
interpretaciones
¿Hay algún tipo de pautas que puedan encontrarse a través del
estudio del pasado humano, por ejemplo ciclos o idea de progreso?,
¿O acaso no hay más pautas o ciclos que los que creemos ver?
¿Existe el progreso y su antítesis en la historia? ¿Cuáles son, en tal
caso, sus respectivas direcciones? ¿Y cuál es la fuerza directriz de
ese progreso, de existir?
No debe confundirse la filosofía de la historia con la historiografía, que
es el estudio de la historia en tanto disciplina académica, ni con la
historia de la filosofía, que es el estudio del desarrollo de la filosofía a
través del tiempo.
La filosofía de la historia nació en el s. XVIII. Tradicionalmente se le
atribuye a Giambattista Vico, fue el auténtico creador de la disciplina
en su principio de la ciencia nueva de la naturaleza común de las
naciones.
La respuesta a por qué no surge antes del XVIII esta disciplina es
debido a que los filósofos de otras épocas se han centrado en otras
cuestiones, en la antigua Grecia por la física, matemática, etc. En la
Edad Media por la teología y más tarde en las ciencias naturales y
finalmente los filósofos sintieron la necesidad de reflexionar sobre la
historia en el siglo XVIII y que cuyo objeto era el pasado. Esta historia
plantea una serie de problemas que se dividen en cuatro apartados:
La naturaleza de la historia: gira en torno a la posibilidad de elaborar
un método de lo que podemos llamar ciencias, es decir, es susceptible
de plantear problemas capaces de ser resueltos. El método de la
historia: es la interpretación de los testimonios, que le permite al
historiador responder y analizar en base a los signos dejados por el
pasado. Valor y sentido de la historia: el saber histórico nos permite
conocer mejor al ser humano, ya que la mejor forma de conocernos,
es estudiando nuestras obras.
La concepción de la filosofía de la historia es inseparable y depende
de la concepción de la historia, y por tanto, la comprensión del objeto
está condicionada por la interpretación que hace la filosofía de la
historia. Y esta es siempre del presente hacia el pasado. Así la
interpretación ilustrada, es el resultado de una concepción
renacentista de la historia, que a su vez es el precipitado de
fenómenos de la Antigüedad y el Medievo.
Para los griegos la historia es conocimiento que se transmite mediante
investigación, no por transmisión antiquísima, como el mito. Es
investigación, indagación, interrogatorio de un testigo ocular, y el
resultado de dicho interrogatorio.
Los romanos entendían la historia igual que los griegos, como
demuestra Tácito, que utilizó el término historiae cuando hablaba de la
época que el mismo había vivido y las que son anteriores a él, y no
puede observar personalmente. En la Edad Media, historiae serán los
hechos sagrados expuestos en la Biblia y la hagiografía (historia, o
vida de los santos).
En el Renacimiento se establecen las bases para elaborar un tipo
homogéneo de literatura histórica que se le puede llamar historia. En
esa época es cuando la historia se abra a los sucesos del pasado y
surja el germen de la historia científica.
A partir de ese momento se desarrollará un criticismo ingente de la
historia, sobre todo en el s. XVIII, donde se entenderá la historia de
dos formas: por un lado a los acontecimientos hechos por el hombre
(res gestae); y el reconocimiento mental de estos, cognitio (res
memoria). Para ellos no sólo existe la realidad histórica sino el
conocimiento o estudio de dicha realidad, es decir, la historia se
convirtió en ciencia.
A partir de esta doble concepción, la historia planteó dos problemas a
la filosofía: uno de tipo ontológico (que estudia el Ser) y otro
epistemológico. La res gestae planteó problemas ontológicos, pero si
nos referimos al segundo significado, serán de tipo epistemológico.
Los de tipo epistemológico, son los problemas planteados por la
historia en cuanto a un modo de ciencia.
Giambattista Vico
Su obra más importante es la Scienza nuova, publicada por vez
primera en 1725 y luego de ampliaciones y reestructuraciones, en
1730 y 1744, año de su muerte.
La gran originalidad de su pensamiento ha sido valorada en el siglo XX
merced a Benedetto Croce. Vico se vio colocado frente a la filosofía
cartesiana como algo que era motivo de polémica la escuela
cartesiana era marcadamente anti-histórica.
El primer ataque viene de Vico, que trabajaba en Nápoles a principios
del siglo XVIII. El interés fundamental de la obra de Vico consiste en el
hecho de que, ante todo, era un bien adiestrado y brillante historiador
que se propuso la tarea de formular los principios del método histórico,
Vico se vio colocado frente a la filosofía cartesiana como algo que era
motivo de polémica. No impugnó la validez del conocimiento
matemático; pero sí impugnó, en cambio, la teoría cartesiana del
conocimiento con su implicación de que ningún otro tipo de
conocimiento era posible. Por lo tanto, Vico atacó el principio
cartesiano que postulaba la idea clara y distinta como criterio de la
verdad. Indicó que sólo se trataba, en realidad, de un criterio subjetivo
o psicológico. El hecho de que yo piense mi idea como clara y distinta
solamente prueba que creo en ella, pero no que sea verdad. Vico, al
afirmar eso, está esencialmente de acuerdo con la idea de Hume de
que creer no es sino percibir con especial vivacidad. Cualquier idea,
dice Vico, por más falsa que sea, puede convencernos por su
aparente auto-evidencia, y nada hay más fácil que pensar que
nuestras creencias son de suyo evidentes, cuando en realidad sólo
son ficciones sin fundamento, alcanzadas por argumentos sofísticos:
una vez más, una coincidencia con Hume. Lo que necesitamos,
afirma Vico, es un principio que nos permita distinguir lo que puede
conocerse de aquello que no puede conocerse, es decir, una doctrina
de los necesarios límites del conocer humano. Esta idea, ya se habrá
advertido, pone a Vico en línea con Locke, cuyo empirícismo crítico
ofrecería el punto de partida para el otro ataque principal contra el
cartesianismo. Vico encuentra el principio que busca en la doctrina de
que es decir, que la condición para (verum ipsum factum) la verdad
como resultado del hacer que se pueda conocer algo con verdad, o
sea, para que se le pueda entender y no solamente percibir, consiste
en que el sujeto que conoce haya fabricado aquello que se conoce.
Según este principio la naturaleza sólo es inteligible para Dios; pero
las matemáticas son inteligibles para el hombre, porque los objetos del
pensamiento matemático son ficciones o hipótesis construidas por el
matemático.
Conocer las cosas no es crearlas; por lo contrario, nada puede ser
conocido si antes no ha sido creado, y el problema de si una mente
dada puede conocerlo depende del modo como ha sido creado. Se
sigue del pricipio verum-factum que la historia, que muy
marcadamente es algo hecho por la mente humana, es algo
especialmente propio para ser objeto del conocimiento humano. Vico
considera el proceso histórico como un proceso por el cual los -seres
humanos construyen sistemas de lenguajes, costumbres, leyes,
gobiernos, etc...., o sea- Vico piensa la historia como historia de la
génesis y desarrollo de las sociedades humanas y de sus
instituciones. Aquí tenemos por primera vez una idea completamente
moderna acerca de lo que constituye la materia de la ciencia histórica.
Idealismo subjetivo
La buena voluntad
El imperativo categórico
Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo
que se torne ley universal. De esta forma, obraremos moralmente
solo cuando podamos desear que nuestro deseo sea válido para
todos. Así, lo que se pretende es eliminar las excepciones, siendo
igualmente válida para todas las personas.
SINTESIS
Tomemos esa frase: «La crítica del cielo se transforma así en crítica
de la tierra». Es aquí, en este mundo profano, terrenal y
pavorosamente injusto donde el joven Marx propone dar la lucha. La
lucha se llama crítica. ¿Qué es la crítica? Creemos que los propósitos
del joven Marx se ciñen a instrumentar el conocimiento como de-
velador de las situaciones de ignominia. La crítica no es inocente. Es
parte de la lucha y parte sustancial .La crítica es el relevamiento de la
ignominia. Escribe Marx: La crítica no es una pasión de la cabeza sino
la cabeza de la pasión. La pasión de la cabeza se pone al frente de la
pasión. La pasión de la cabeza se transforma en cabeza de la pasión.
Hemos descubierto (desde la pasión de la cabeza) la ignominia. Ahora
esa cabeza, que sabe eso, se pone como cabeza de la pasión. ¿Qué
es esta pasión? «No es un bisturí, sino un arma.
Nos acercamos a los tramos finales del breve, intenso texto de Marx.
La crítica de la religión ya ha sido hecha. ¿Adónde conduce, qué
certeza nos entrega? Nos conduce al hombre y nos entrega la certeza
de su supremacía: «La crítica de la religión desemboca en la doctrina
de que el hombre es el ser supremo para el hombre; termina, pues, en
el imperativo categórico de derribar todas las relaciones sociales en
que el hombre es un ser rebajado, humillado, abandonado- el hombre
para Marx es el ser supremo para el hombre». La crítica es la cabeza
de una pasión, no es un bisturí sino un arma, el pathos esencial de la
indignación, hacer más opresiva la opresión real agregándole la
conciencia de la opresión, hacer la ignominia aún más ignominiosa:
publicándola, la teoría se transforma en fuerza material en cuanto se
apodera de las masas, el hombre es el ser supremo para el hombre, el
imperativo categórico de socorrer a los humillados, el proletariado es el
arma material de la filosofía, la filosofía es el arma espiritual del
proletariado, la filosofía es la cabeza de la emancipación, su corazón:
el proletariado.
El Materialismo Histórico.
El modo de producción
A cada formación social le corresponderá un determinado modo de
producir socialmente los bienes necesarios para la existencia, un
determinado modo de producción, es decir, una determinada
estructura productiva, compuesta por el conjunto de los elementos
relacionados con la producción material de la existencia, que
constituyen la base sobre la que se asientan, y de la que derivan, el
conjunto de elementos jurídico-políticos e ideológicos, que forman la
superestructura de dicha formación social. El concepto de modo de
producción se refiere, pues, siguiendo a Marta Harnecker, (en "Los
conceptos elementales del materialismo histórico"), "a la totalidad
social global, es decir, tanto a la estructura económica como a los
otros niveles de la totalidad social: jurídico-político e ideológico".
El modo de producción es el resultado de la síntesis de tres elementos
estructurales: la estructura económica, la superestructura jurídico-
política y la superestructura ideológica. En el modo de producción
podemos distinguir, pues, una estructura con dos elementos
constitutivos: las fuerzas productivas y las relaciones de producción,
entre los que se da un mutuo condicionamiento; y una superestructura
en la que se pueden distinguir dos niveles: la superestructura jurídico-
política, constituida por los instrumentos de control sociales y políticos
correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la
superestructura ideológica, por la que se justifica el orden establecido
mediante una falsa conciencia que enmascara la verdadera realidad.
Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura
económica de la sociedad.
Estructura económica
Fuerzas productivas y relaciones de producción. Por fuerzas
productivas entiende Marx, en primer lugar, la materia objeto de
transformación, (materia bruta si no ha sido previamente manipulada, y
materia prima si es artificial o ha sido previamente manipulada) a partir
de la que se espera obtener un producto determinado. En segundo
lugar, la actividad del trabajador, su capacidad de trabajo, que es
denominada fuerza de trabajo, y que alcanza un determinado grado de
desarrollo en una formación social determinada (como simple fuerza
física, o como habilidad técnica o intelectual). En tercer lugar, los
medios para realizar el trabajo (útiles, herramientas, máquinas, etc.)
necesarios para obtener los productos deseados.
Los seres humanos, en cuanto agentes del proceso de producción,
entran en determinadas relaciones para poder llevar a cabo la
producción de los bienes deseados, denominadas relaciones de
producción. Estas relaciones pueden tener un carácter técnico o
social. Las relaciones técnicas de producción derivan de la relación
existente entre el agente productivo y el control que posee sobre los
medios de trabajo y sobre el proceso de trabajo en general. Las
relaciones sociales de producción derivan de la clasificación que
podemos establecer entre los agentes que participan en el proceso de
producción en cuanto a la propiedad o no de los medios de
producción, es decir, si son propietarios o no son propietarios de los
medios de producción. En este sentido, se pueden establecer
relaciones sociales de colaboración (si todos son propietarios de los
medios de producción, en cuyo caso ningún sector de la sociedad vive
de la explotación de otro), o relaciones de explotación, de exclusión,
de dominación (si unos son propietarios de los medios de producción y
otros no). En este último caso la relación de dominación es una
relación explotador-explotado, en la medida en que los propietarios de
los medios de producción viven del trabajo de los no propietarios. Para
Marx, esta relación de explotación es la típica de las sociedades
clasistas: la sociedad esclavista, la feudal y la capitalista.
Las relaciones de producción favorecen inicialmente el desarrollo de
las fuerzas productivas; pero a medida que las fuerzas productivas se
van desarrollando, terminan por entrar en contradicción con las
relaciones de producción existentes, convirtiéndose éstas en una traba
para el desarrollo de aquellas, lo que provoca una revolución social,
que concluye en la sustitución de las viejas relaciones de producción
por otras nuevas, adecuadas al grado de desarrollo de las fuerzas
productivas. Tales contradicciones, y la resolución de las mismas,
determinadas por procesos estrictamente materiales, constituyen el
elemento configurador de la sociedad y el motor de la historia.
Superestructura jurídico-política
La superestructura jurídico-política está formada por el conjunto de
normas, leyes, instituciones y formas de poder político que,
condicionadas por la estructura productiva, ordenan y controlan el
funcionamiento de la actividad productiva de los ciudadanos. Las
formas del Estado no son, pues, la realización del Espíritu Absoluto,
sino los instrumentos a través de los cuales las clases dominantes
ejercen su poder sobre las clases sometidas. Lejos de convertirse en
los garantes de la realización humana y la libertad de los individuos,
como pensaba Hegel, se convierten en agentes de represión y
sometimiento, de alineación y esclavitud, en función de las exigencias
de las relaciones de producción, de las que derivan y a las que sirven.
Superestructura ideológica
En Marx, el término es usado con el significado de "falsa conciencia", y
lo aplica a los sistemas filosóficos, jurídicos, políticos y religiosos, en la
medida en que considera que no se basan en la realidad, sino en
ilusiones sobre la realidad. Las ideologías no sólo desvirtúan la
realidad, sino que se presentan también como sistemas de
justificación de la misma realidad que desvirtúan. La superestructura
ideológica la constituyen, pues, el conjunto de las ideas, creencias,
costumbres, etc., plasmadas en las formas ideológicas de la cultura, la
religión, la filosofía, etc., con las que se justifica la "naturalidad" y
"legitimidad" del modo de producción del que derivan y cuya realidad
social enmascaran.
La superestructura jurídico-política e ideológica está condicionada por
la estructura económica. Ello se ha entendido, a veces, como un
determinismo puro en una sola dirección, que no deja ninguna opción
a la posible acción de la superestructura sobre la estructura. Si esto
fuera así, no se comprendería el papel de la lucha social y del
combate político e ideológico entablado por Marx y Engels contra el
modo de producción capitalista, ni sus reiteradas llamadas a una
revolución social: tal revolución sería inevitable, según la dialéctica de
la historia, hubiera o no movimiento obrero, por lo que la lucha social
sería innecesaria e inútil. Engels declaró al respecto que habían tenido
que subrayar el papel determinante de la estructura económica para
enfrentarse a sus adversarios, por lo que otros aspectos de la
interacción humana fueron dejados de lado. Pero tampoco fue mucho
más explícito respecto a las características de la acción de la
superestructura sobre la estructura económica.
No obstante, sus referencias a la lucha de clases parecen sugerir que
es éste el terreno en el que dicha interacción puede tener lugar. Las
clases sociales derivan de la división social del trabajo impuesta por la
estructura económica, y en función de tal división participan
distintamente del conjunto de derechos, creencias y formas de
organización política de la sociedad, objetivándose en ellas, pues,
tanto la estructura económica como las superestructuras jurídico-
política e ideológica. En la lucha de clases encontraríamos, así, el
terreno propicio para tal interacción. En el capitalismo, pese a que
Marx reconoce la existencia de otras clases sociales, la lucha de
clases se da entre la burguesía y el proletariado. Ahora bien, el
proletariado está sometido a los elementos ideológicos, no teniendo,
pues, conciencia de su situación real. El desarrollo de una conciencia
de clase le librará del dominio de la ideología y le llevará a reivindicar
el fin de la alineación y de la explotación en el trabajo.
Los modos de producción históricos
Según Marx, a lo largo de la historia de la humanidad se han sucedido
varios modos de producción que, de acuerdo con las tesis del
materialismo histórico, son los auténticos determinantes de la
evolución histórica de la humanidad, por lo que la historia debería ser
explicada en función de ellos, y no de acontecimientos externos, como
la sucesión de dinastías o los dramatizados en el culto a los "héroes".
Esa evolución histórica, de la que son protagonistas los seres
humanos en su actividad cotidiana, partiría del comunismo tribal
primitivo y, pasando por el modo de producción antiguo y el feudal,
llegaría al modo de producción capitalista, (en plena expansión en la
segunda mitad del siglo XIX), por lo que respecta a la historia de
Occidente; y al modo de producción asiático, respecto a la historia de
Oriente.
Clasificación de los Modos de producción con las correspondientes
Relaciones de producción, Formas de explotación y Formas de
apropiación del trabajo ajeno.
El modo de producción tribal. La sociedad tribal primitiva era una
sociedad en la que no se daba la propiedad privada de los medios de
producción, sino la propiedad colectiva, por lo que Marx llamará a este
modo de producción "comunismo primitivo": un modo de producción en
el que las relaciones sociales establecidas eran relaciones de
colaboración, y los medios de trabajo y los productos obtenidos
pertenecían a la sociedad.
El modo de producción asiático (en Oriente). Marx consideró que el
modo de producción asiático no podía ser asimilado ni al antiguo ni al
feudal, por lo que lo calificó de "asiático" u "oriental". Al depender del
riego de las tierras, que exige un control centralizado de los recursos
hidráulicos, se provoca la creación de gobiernos centralizados que se
imponen sobre las dispersas comunidades agrícolas. Por otra parte, la
simplicidad de la organización económica la convierte prácticamente
en inmutable, de donde se explica su persistencia a través de los
siglos.
El modo de producción antiguo. La sociedad antigua es una sociedad
civilizada, pero basada en un sistema esclavista de producción. Las
relaciones sociales en el régimen esclavista son, pues, de dominio y
sometimiento. El agente propietario, el amo, ejerció dominio completo
sobre las fuerzas productivas (mano de obra - el esclavo-, y medios de
producción), de las que era propietario.
El modo de producción feudal. La sociedad feudal posee muchas
características similares a las de la sociedad antigua. Las relaciones
sociales de producción son también semejantes a las del modo de
producción esclavista. Pero, pese a que el señor feudal posee la
propiedad completa sobre los medios de producción, sólo en parte la
posee sobre el trabajador (siervo), con el que establece una relación
de servidumbre o vasallaje.
El modo de producción capitalista. Su base es la propiedad privada de
los medios de producción, aunque el trabajador es jurídicamente libre.
La fuerza de trabajo es la única propiedad que posee el trabajador. El
trabajo genera una plusvalía que no revierte sobre el salario del
trabajador, sino que es apropiada por el capitalista, generando capital,
por lo que la relación capitalista-proletario es una relación de
explotación.
El capitalismo deberá dejar paso al modo de producción socialista,
siguiendo la dialéctica de la historia, por la que la humanidad
recuperará, superándolo, el modo de producción del comunismo
primitivo. El modo de producción socialista se basa en un régimen de
propiedad colectiva, lo que supone la abolición de la propiedad privada
de los medios de producción. En consonancia con ello, las relaciones
de dominio y sometimiento se sustituyen por las de cooperación
recíproca.
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Estado Teológico:
Estado Metafísico:
Estado Positivo:
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