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Marisa Cheuquehuala
Resumen
Se plantea las diferentes aristas que envuelven la discriminación hacia los pueblos
originarios. Desde la teoría poscolonialista a hechos constitucionales se señala
cómo esta población a pesar de pertenecer a Chile, no poseen derechos
constitucionales sólidos, tienen pérdidas lingüísticas, demográficas y culturales.
Se plantea la articulación de los diferentes procesos coloniales que marcan hasta el
día de hoy la visión del Estado frente a los pueblos originarios como nativos
soberanos, libres y empoderados. La segregación ha sido un aspecto nocivo para
miles de pobladores autóctonos.
A lo largo de la historia chilena, los pueblos originarios han sido severamente
segregados. El punto de inicio fue, respectivamente el proceso de colonización
española al pueblo latinoamericano. Constituyó con una evangelización, sistema de
colonia en Chile lo cual desplazó el desarrollo de las culturas autóctonas.
Saltando en el tiempo, según Castillo, Espinoza y Campos (2007), hasta la década
de 1990, la situación de los pueblos indígenas en Chile presentaba condiciones de
aguda exclusión en el contexto de una sociedad con altos niveles de pobreza en
general. A pesar de que durante gran parte del siglo XX Chile mostró una tendencia
redistributiva importante, los altos niveles de pobreza seguían siendo un problema
hacia finales de la década de 1970, aun en contra de las políticas focalizadas al
respecto.
Se sustenta en el énfasis que la marca colonial deja en los territorios que logran
independizarse, como el caso de Chile y el resto de Latinoamérica. La teoría
poscolonialista plantea que siempre estamos marcados por la vida colonial.
Este tiene como objetivo trabajar en saber cuáles son las marcas del ordenamiento
colonial que siguen operando en la actualidad. El objeto de estudio propio de la
crítica postcolonial son: Los análisis deconstructivos, desde una perspectiva
subalterna, de discursos hegemónicos, de textos subalternos propiamente tales y
del enfoque contestatario de la historiografía indobritánica; la discusión sobre el
concepto de cultura y las prácticas de sobrevivencia a las que da lugar en una
situación colonialista y poscolonialista. (4)
Esta teoría está sujeta a los individuos que se encuentran subordinados, es decir, a
toda la población chilena. Estamos bajo una influencia donde los rasgos caucásicos
es aceptada y genera confianza en la sociedad porque eso trató de realizarse en la
época colonial. Sin embargo, cabe señalar que este es uno de los tantos conceptos
o aristas que trata de teorizar la discriminación evidenciada por pueblos indígenas.
Zapata (2018) postula que el colonialismo es una forma de articulación social que
organiza las diferencias y establece una relación en la que unos se colocan por
encima de los otros, explotándolos o derechamente despojándolos de sus bienes. El
racismo asoma aquí como un dispositivo ideológico destinado a legitimar política y
socialmente esta jerarquía a través de la inferiorización física, cultural y psicológica;
construyendo estereotipos; deshistorizando pueblos e individuos (no explica cómo
han llegado a ser de un determinado modo. En Chile, la intelectualidad mapuche ha
sido particularmente aguda en la elaboración de estas interpretaciones. Y es que el
racismo que hoy reconocemos en el país tiene su origen en la fundación del Estado,
que transformó al pueblo mapuche en el espejo que devolvía la imagen de aquello
que no se quería ser: salvajes o bárbaros, según fueron nombrados en distintos
momentos. (5)
Las asimetrías socio-económicas, de género y de culturas (incluyendo
civilizaciones) atraviesan la vida contemporánea de muchas maneras y están a
punto de producir un colapso definitivo de la vida en este planeta.
No existe un verdadero diálogo intercultural, si no se plantea al mismo tiempo la
cuestión de las asimetrías económicas y neocoloniales’. La situación de ‘laboratorio’
de un diálogo en la mesa verde, entre representantes de culturas dominantes y
subalternas, entre colonizadores y colonizados, no puede prescindir de plantear la
cuestión de poder, de la subalternización y dominación, tanto en el pasado como en
el presente. (6)
Es decir, Estermann utiliza diversos métodos teóricos para presentar la
interculturalidad. En esta situación, podemos retroalimentar la teoría poscolonialista
de Bhabha, puesto que existen dos sujetos involucrados en el proceso de
discriminación. Por una parte, se tiene al colonizador, representado en Chile como
los diferentes exploradores que vinieron a Latinoamérica con la finalidad de hacer
una América Latina caucásica y dividida.
La realidad no era así, puesto que en realidad, como se mencionó al inicio, Chile
está compuesto por distintos pueblos originarios a lo largo de todo su territorio.
Morales sostiene que de acuerdo a la Encuesta Casen del Ministerio de
Planificación realizada el 2009, un 77% no habla ni entiende lenguas originarias y
solo un 12% habla y entiende, siendo la mayoría de ellos mayores de 60 años. Por
otra parte, un 20% de la población indígena en Chile vive en pobreza, y en promedio
perciben sueldos más bajos que una persona con el mismo nivel educacional no
perteneciente alguna etnia (7)
En estas cifras se ve reflejada la omisión de los pueblos indígenas en Chile. Por
ejemplo, mientras se extinguía el colla, chono o selk’nam, el español estaba más
vigente que nunca. Se promueve, enseña y promulga como la lengua predilecta,
marcando una interculturalidad.
Sin embargo, es contraproducente ignorar la relevancia de estos pueblos, puesto
que las cifras evidencian que es un tercio muy pequeño quienes hablan
mapudungún; no se logra una correcta trasmisión de cultura lingüística en esta
ocasión, puesto que se prioriza otra lengua, extinguiendo otras.
Va más allá de un aspecto del habla, puesto que afecta directamente en lo social. Si
el mapudungún es tan poco hablado, ¿qué pasará con las otras? Se teme que sea
desalentador, puesto que no se promulga la transmisión de estas lenguas y
finalmente terminan extintas. Si pasa, una cultura entera se pierde entre el
anonimato y el olvido.
Se agrega:
“La Constitución no reconoce a los pueblos indígenas. Por lo tanto, la
posibilidad que tienen de incidir como colectivos en sus derechos políticos,
territoriales y culturales, es mucho menor. Esto, porque hoy todo eso
depende de la Ley Indígena, no del derecho constitucional. Si tuvieran el
derecho constitucional, tendrían más espalda política y jurídica para hacer y
demandar sus derechos, sobre todo los colectivos”.
(Fuentes, 2019)
Esto representa la constante invisibilización por parte del Estado chileno hacia los
diferentes pueblos indígenas a lo largo de todo el territorio. No poseen un derecho
constitucional sólido, tampoco una validación cultural, lingüística y física.
Constituyen una cultura segregada y opacada por una visión occidental.
Reyes C.. (2018). Los mapuche son el pueblo originario más masivo de Chile y la
mayoría vive en Santiago. Julio 17, 2020, de Mega.cl Sitio web:
https://www.meganoticias.cl/nacional/223510-los-mapuche-son-el-pueblo-originario-
mas-masivo-de-chile-y-la-mayoria-vive-en-santiago.html
Montes C.. (2018). Discriminación a los mapuches: estudio dice que 70% de la
población los encuentra poco atractivos y 33% no votaría por ellos. Julio 17, 2020,
de La Tercera Sitio web: https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/discriminacion-
los-mapuches-estudio-dice-70-la-poblacion-los-encuentra-poco-atractivos-33-no-
votaria/413041/
Zapata C.. (2018). Pueblos indígenas y la historia del racismo en Chile. Julio 17,
2020, de Palabra Pública (Universidad de Chile) Sitio web:
https://palabrapublica.uchile.cl/2018/06/04/pueblos-indigenas-y-la-historia-del-
racismo-en-chile/