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En las grandes ciudades e incluso en las pequeñas, hay muchos niños que
crecen desamparados, al margen de lo que entendemos por "una vida normal".
A muchos de estos niños, las condiciones desfavorables de su ambiente los
lanzan a la actividad antisocial. Otros, los menos, logran abrirse paso y
alcanzan el camino del éxito, de la gloria y el poder a base de perseverancia y
de tenacidad y una vez integrados en la "sociedad normal", se desenvuelven
bien, pero no siempre logran eliminar sus recuerdos infantiles.
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Si dividimos los DFH mediante una línea que separe las figuras en dos
mitades o reas, veremos en la mayor parte de casos, que una de las dos
mitades es diferente de la otra, si el dibujo está de frente.
Una mitad puede ser diferente de la otra en su dimensión, presión, forma,
nitidez del trazado, etc. hasta el extremo, a veces, de convertirse en una
"asimetría" o desproporción más o menos importante.
Sin llegar a la total simetría, que seria un signo patológico, tiene que haber
entre la parte izquierda y derecha de las figuras cierta concordancia para que el
sujeto muestre un equilibrio normal en sus funciones psíquicas y en su
comportamiento. Todo signo de desproporción o discordancia entre un
hemisferio y otro, expresa la propensión, más o menos acusada, a que
escapen al control del sujeto, determinadas reacciones instintivas o emotivas.
Así como el área izquierda de las figuras nos refleja el modo como
registra, o ha registrado el sujeto, sus experiencias en el decurso de la vida, la
esfera de la derecha nos informa sobre el comportamiento exterior.
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Nuestras primeras estadísticas realizadas sobre unos 300 DFH, dieron los
siguientes porcentajes:
• Figuras quietas. 47 %.
• Piernas separadas. 80 %.
• Parejas desnudas: 3 %.
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Cuando solicitamos al sujeto que nos haga una historia, sea del DFH o del
" árbol" y la "casa", le forzamos a elegir entre sus imágenes y vivencias,
aquellas que mayor fuerza emocional tienen y mejor representan sus estados
interiores.
2. ¿Qué relación existe entre los dos personajes? Pueden ser amigos,
novios, matrimonio, padre e hija, hermano y hermana, desconocidos, o
personas del mismo sexo.
Tal como se indica en esta guía, conviene observar si los "héroes" de los
relatos están en buena relación con su ambiente, si dentro de su entorno se
sienten seguros o inseguros, triunfantes o fracasados, luchando o claudicando,
felices o infelices; si confían en si mismos o se ven pobres de recursos para
enfrentarse a los problemas; si son optimistas o creen que luchan inútilmente;
si son dinámicos, activos y emprendedores o dejan pasar el tiempo
pasivamente sin afán de superarse; si se sienten frustrados en sus anhelos o
tienen esperanzas de futuro; etc.
En los casos que siguen, que pueden servir de orientación, hemos omitido,
además de los nombres los ejemplos gráficos por razones de confidencialidad:
CASO Nº 1.- Fémina de 49 años, casada, con una hija también casada.
Se dedica a sus labores. Estudios elementales. Aficiones deportivas y grandes
deseos de destacar socialmente. Es la tercera de ocho hermanos, de los
cuales sólo viven cuatro. El marido se dedica a representaciones. Nos explica
lo
Siguiente:
"Son novios y están discutiendo sobre un piso que desean adquirir para
casarse. Ella es oficinista y él Jefe de Ventas. Él tiene 25 años y ella 23.
Desean casarse pronto. Son felices, pero discuten con frecuencia debido a las
posturas intransigentes y ambiciones excesivas de ella, que sueña con una
gran vida social y con grandezas. Él es más modesto y, en las horas libres le
gusta quedarse en casa y dedicarse a la investigación mecánica y perfeccionar
cosas. A ella le gusta salir. La historia terminar bien, aunque él tendrá que
hacer muchos esfuerzos para adaptarse a los caprichos y al carácter difícil de
ella".
CASO N° 4.- Varón, 21 años, estudiante. Vive con una mujer viuda de 40
años. Es el mayor de 3 hermanos (los otros hermanos son féminas). Dibuja una
pareja humana saliendo de la iglesia en la que acaban de contraer matrimonio.
Van del brazo y la mujer lleva un ramo de flores. El DFH masculino representa
a un hombre de unos 50 años, encogido y con expresión atemorizada. El DFH
femenino representa a una muchacha joven, erguida y de amplio pecho, con
expresión firme y decidida. Hace la siguiente historia de la pareja:
"Se trata de un marqués italiano que, durante la guerra, se casa con una
aldeana de un pueblo cercano a Nápoles. Presionado por la familia, abandona
a la aldeana al terminar la guerra y contrae matrimonio en Suiza con una
condesa griega, de la cual enviuda. Siete años más tarde, conoce en Paris a
una estudiante de arquitectura (la misma carrera que hacia una de sus
hermanas) y se casa con ella. Al poco tiempo, se entera que su esposa es la
hija de la aldeana abandonada en Italia".
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Decía Emilio Mira y López --uno de los psicólogos más eminentes que ha
tenido nuestro país--, que "los exámenes grafológicos exigen mucho tacto,
intuición y experiencia por parte de los interpretadores, pues estos constituyen
una especialidad en el campo psicotécnico. Puede decirse, inclusive, que la
Grafología vale lo que valen como psicólogos quienes la practican".-
"Toda intención -agrega el mismo Mira, en otro lugar -, supone una "in-
tensión", un movimiento neuro-muscular. Por tanto, todo propósito es
expresado por el movimiento de los nervios y los músculos que van a
realizarlo".
Pero, si bien es cierto que tanto las historias como los movimientos
gráficos que las describen, pueden aportar datos muy interesantes sobre la
personalidad del sujeto, incluyendo sus problemas y conflictos, también es
justo reconocer que sólo un estudio minucioso a base de baterías de tests,
morfopsicologia, técnica de la entrevista, etc. y una reflexión basada en un
estudio no precipitado, puede ponernos en disposición de emitir un
psicodiagnóstico acertado.
Augusto Vels
[1] Como hemos indicado anteriormente, en nuestras experiencias profesionales, realizadas únicamente
con sujetos normales, sólo esporádicamente nos hemos encontrado con algún caso de delincuente o de
personas muy desadaptadas. Citamos aquí tres casos de sujetos examinados por nosotros en los que no
coincidieron los signos citados más arriba con las tendencias antisociales. Se trataba de empleados
bancarios a los que se les siguió durante muchos años su tipo de comportamiento, sin que se notara nada
anormal en su conducta. En cambio, en un cuarto caso, descubrimos un delincuente habitual por
grafoanálisis, mientras que lo único que encontramos anormal en el dibujo de los DFH, fue que en la
figura del propio sexo, sólo dibujó la cabeza seguida de un cuello como "decapitado". La figura femenina
la realizó completa.
Es aconsejable, cuando se examina a sujetos que se han educado o han crecido en un ambiente
familiar normal, asegurarse mucho antes de etiquetar a alguien como "elemento antisocial". En los tests
proyectivos gráficos, es necesaria mucha prudencia. Es fácil cometer algunos errores de interpretación
[2] Todas las interpretaciones basadas en el simbolismo, aunque vienen avaladas por la observación y
la experiencia, son a veces extremadamente peligrosas debido a la pluralidad de direcciones en que cada
símbolo se manifiesta y a las diferentes vivencias que siempre hay de unos individuos a otros. Esta es la
razón por la que un mismo signo puede ser indicador, en un caso, de un complejo de culpabilidad y, en
otro, tener como causa una minusvalía o inferioridad física. Las estadísticas, en este campo, son
escasamente válidas. Por eso es aconsejable -y lo hemos repetido muchas veces- comprobar con otros
tests, o en la entrevista, cual es la interpretación correcta.
[3] Una estadística mucho más amplia y con gran cantidad de notas, nos fu, sustraída de una cartera
que quedó en nuestro coche a raíz de un accidente ocurrido en el año 1983. Después no se pudo rehacer
a causa de mi jubilación y no disponer ya de mis antiguos colaboradores.
De todos modos, las estadísticas, en el caso de los tests proyectivos, son preferentemente
orientativas y rara vez concretan las interpretaciones. Como decía uno de nuestros alumnos, estudiante
de psicología, "las estadísticas son como las minifaldas, enseñan mucho, pero ocultan lo esencial".
Por otro lado, las estadísticas sólo registran un número bastante restringido de datos psicológicos.
Hay que tener en cuenta, además, que el ser humano es un ser cada vez más cambiante y estos cambios
dejan inservibles las estadísticas en periodos de tiempo relativamente cortos.
[4] Ver Eysenck "Estructura y medición de la inteligencia"- Editorial Herder, S.A. - Barcelona.-.