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Universidad Veracruzana

Instituto de Investigaciones en Educación


Maestría en Investigación Educativa

El campo sociolingüístico y la intención de las élites dominantes en la


educación secundaria

Curso: Teoría Social


Dr. Bruno Baronnet

Por: Arleth Yuridia Ávila Benito

Xalapa- Enríquez, Ver. 30 de mayo de 2019


Conceptos: acción social, mercado lingüístico, sociolingüística, reproducción, lenguaje.

Introducción

Hoy en día, la lengua oficial para comunicar mundialmente es el inglés, no obstante, ¿por
qué este idioma y no otro?, ¿qué criterios se utilizan para otorgar un estatus internacional a
una lengua? De acuerdo con el Marqués de Tamarón (citado por Moreno, 2015) los criterios
de elección de un idioma de comunicación internacional son: 1) número de hablantes nativos:
2) número de países que tienen idiomas oficiales o cooficiales ya que facilitan el intercambio
internacional lingüístico y cultural; 3) índice de desarrollo humano relacionado con el grado
de alfabetización y escolarización; 4) volumen de exportaciones basadas en la economía; 5)
número de traducciones de obras que influyen en otros países en los ámbitos humanísticos,
sociales y científico-tecnológicos; y 6) oficialidad en la ONU ya que esta institución
diferencia entre lenguas oficiales y lenguas de trabajo, sin embargo, “a pesar de la oficialidad
del español, francés, árabe, ruso y chino mandarín, el inglés es la lengua de la diplomacia por
excelencia” (p.9). Es así como la interacción lingüística entre países revela “la historia total
del sometimiento económico, político y cultural” (Bourdieu, 2005, p.209) entre los países
dominantes y los dominados ya que los primeros ejercen un acto de poder que tiene como
objetivo hacer perdurar sus prácticas sociales, culturales y, primordialmente, la legitimidad
de su discurso, sea el caso de la enseñanza aprendizaje de un idioma extranjero en la
educación secundaria.
Por esto, decimos que la escuela propone e impone un proceso prolongado de educación
secundaria a los estudiantes, y uno de los objetivos primordiales de este tipo de educación es
el de socializar. De acuerdo con la definición que propone la Real Academia Española de la
Lengua (2018), la socialización consiste en “adaptar a un individuo a las normas de
comportamiento social”, es decir, los estudiantes son formados para respetar, obedecer y
reproducir reglas sociales con el fin de adaptarlos a una sociedad con diversas características
de acuerdo con sus antecedentes históricos, económicos, culturales y lingüísticos, además de
tener como propósito insertarlos al mundo laboral globalizado que solicita ser un candidato
ideal para poder ingresar a este sistema. Uno de los requerimientos de ingreso es el dominio
oral y escrito de la lengua oficial del propio país, así como una lengua extranjera cuyo
objetivo de esta última es comunicar de forma internacional con los demás. Por esto nos
preguntamos: ¿cuál es el interés por parte de las élites de las culturas dominantes en México
la enseñanza aprendizaje de una lengua extranjera? Para responder lo anterior, el presente
texto se estructura en tres partes. En la primera, nos enfocaremos en comprender cómo y para
qué el estudiante realiza reproducciones sociales de las ideologías de la élite en la escuela.
En la segunda, desarrollaremos la idea del lenguaje como medio de control social durante el
proceso de enseñanza aprendizaje de una lengua extranjera, así como su uso dentro del
mercado lingüístico. Finalmente, explicaremos cómo las élites de las culturas dominantes
influyen en nuestras acciones sociales por medio del lenguaje.

El objetivo de la reproducción ideológica de las culturas dominantes en la educación


secundaria
Bourdieu (1981) menciona que la escuela es una institución que realiza reproducciones
sociales puesto que impone e inculca las ideologías de las élites dominantes por medio de
acciones pedagógicas que ejercen violencia simbólica con miras a la creación de una
autoridad legítima e incuestionable por parte de las clases subordinadas. Es así como las
acciones pedagógicas imponen conocimientos haciéndolos pasar por válidos con el fin de
asegurar su reproducción. Asimismo, no se transmiten todos los conocimientos (lo que
Bourdieu denomina “autoridad pedagógica”), sino sólo se propagan aquellos que serán
rentables para las culturas dominantes (pp. 48- 53), dicho de otro modo, las escuelas ofrecen
una socialización mediada por intereses económicos que se encuentran implícita o
explícitamente en diversos aspectos de las esferas sociales, por ejemplo, sus estereotipos o
su lengua. Por tanto, Bourdieu afirma que toda educación es represiva ya que si las personas
subordinadas no reciben una formación secundaria con contenidos dignos de reproducir, son
excluidas del sistema, por consiguiente, estas personas, para ser incluidas, son obligadas
tácitamente a modificar sus culturas de origen.
En este tenor, Bourdieu (1990) apunta que existe un “racismo de la inteligencia”; un
racismo exclusivo de las clases dominantes que buscan imponer su cultura y difundirla como
la única que podrá estructurar y reestructurar la sociedad. Esto con el fin de controlar
socialmente los diversos grupos que no pertenecen a la élite, por lo tanto, el racismo de la
inteligencia muestra las formas de dominación social midiendo el desempeño intelectual de
cada persona. Por ejemplo, los títulos escolares o documentos que comprueban y certifican
el término de los estudios académicos. Este proceso de escolarización, como una forma de
control social, significa que entre más títulos académicos se posean, existen posibilidades de
asegurar o ascender de estatus social (Fingermann, 2016, parr. 2), en otras palabras, las
personas somos clasificadas de acuerdo con nuestro recorrido académico Por lo anterior, las
culturas legítimas justifican el racismo de la inteligencia difundiendo valores individuales
con el objetivo de alimentar pensamientos de igualdad entre las clases sociales, incluso de
superioridad y competencia entre ellas por medio de discursos legítimos.
Del mismo modo, habría que decir que la educación es una herramienta manipulable de
las culturas élite, ya que con la ayuda de las ciencias, dichas culturas predominantes justifican
la clasificación social. “La ciencia es cómplice de todo lo que piden que justifique”
(Bourdieu, 1990, p. 277). Con esto se pretende decir que las ciencias miden la inteligencia
de cada persona, por lo tanto, la escuela es un instrumento manejado por las clases sociales
dominantes con el objetivo de controlar a las masas subordinadas. Bourdieu (1990) describe
un problema social aún vigente, donde el éxito o el fracaso de los no privilegiados depende
de su origen social, de sus posibilidades económicas y de su desempeño intelectual.
De manera semejante, Gramsci (1967) remarca los intereses económicos de las élites
dominantes para formar “intelectuales” que cubran las necesidades al interior de las
producciones económicas que ellos dirigen y de las cuales obtienen beneficios. Los
intelectuales para él se vinculan a una clase social que se encuentra al interior de una
estructura regida por nuevas necesidades económicas y elementos culturales. Asimismo,
Gramsci sostiene que la escuela es un “instrumento de preparación de intelectuales de
diversas categorías” (p. 28). Dicho de otra manera, las culturas dominantes, por medio de la
escuela, quieren mantener y legitimar nuevos ideales educativos para que los dominados
cohesionen en una sociedad que cambia su cultura y su economía constantemente, por lo
tanto, las contiendas entre las sociedades suscitan a la desigualdad de clases. Es así como
Gramsci tiene el propósito de ilustrar que somos un eslabón en la cadena económica sin
importar nuestra condición social y reafirma el hecho de que la educación secundaria tiene
como finalidad formar futuros trabajadores “especializados” que dependerán, de alguna
manera, del sistema privilegiado.
El lenguaje como medio de control social y el mercado lingüístico
Como se ha señalado, el proceso de enseñanza aprendizaje en la educación secundaria
respalda los contenidos a reproducir y los discursos legítimos de las élites para controlar y
someter a la sociedad. Bourdieu (1985) resalta que la familia y la escuela reproducen las
estrategias políticas a través del lenguaje puesto que existe una polisemia en las formas de
expresar los mensajes por parte del emisor, así el receptor los interpretará según su contexto
alterado por condiciones políticas, económicas y sociales (pp. 63-67). Por consiguiente,
podemos decir que la enseñanza aprendizaje de una lengua extranjera es también un medio
de control social.
Entonces, “la competencia lingüística no es una simple capacidad técnica sino una capacidad
estatutaria que suele venir acompañada de una capacidad técnica” (Bourdieu, 1985, p.43), es
decir, la lengua no sólo tiene como propósito comunicar, sino que también cada palabra posee
connotaciones sociales diferentes y llegan al receptor con la finalidad política y económica
de unificar y normalizar en una lengua oficial el poder del Estado (pp.17-21), por lo tanto,
otorgamos un estatus al lenguaje según la clase y el origen social. Por ejemplo, en México
utilizamos como lengua estándar el español que otorga un estatus de superioridad, mientras
que los hablantes de una lengua nacional son obligados a adquirir las habilidades orales y
escritas de la lengua oficial con el fin de adaptarse a la clase dominante. Esta ilustración
adaptada a la realidad social mexicana es tomada de Bourdieu (2005), quien afirma que el
dominado inicia un proceso de ruptura con su lengua nativa en la escuela, en el trabajo o en
sus círculos sociales, puesto que lo obligan a comunicar en la lengua dominante y así
modifican su habitus lingüístico. Este concepto es definido por Bourdieu como el “conjunto
de disposiciones socialmente constituidas que implican una propensión a hablar de ciertas
maneras y a declarar determinadas cosas” (p. 209-211), es decir, llevar a cabo un acto del
habla manipulado bajo los estándares y situaciones impuestas por las élites.
Por lo anterior, las situaciones de poder dentro de las estructuras sociales y sus
intercambios lingüísticos se definen como “mercado lingüístico”, ya que se cumple con la
función propia de la economía. Bourdieu (2005) lo define como “sistema de relaciones de
fuerza que se impone como sistema de sanciones específicas y censura específica,
colaborando por tanto a conformar la producción lingüística mediante la determinación del
‘precio’ de los productos lingüísticos” (p.211). Esto quiere decir que el poder de las palabras
emitidas de “forma natural” por las culturas dominantes, desea unificar política y
económicamente el intercambio lingüístico (que no solo requiere de competencias
lingüísticas, sino también de momentos clave sobre el cómo, cuándo y para quién se produce,
es decir, no sólo son palabras sin sentido y sin propósito). La elaboración de un discurso
legítimo y “natural” difundido por un representante de la cultura opresora tiene la finalidad
de posicionarlo frente a otros reflejando su influencia a través de los actos del habla que
encierran un mensaje simbólico. Para ilustrar lo anterior, las campañas electorales
demuestran la rivalidad entre los contrincantes puesto que cada candidato busca posicionarse
ante los otros con la ayuda de debates, publicidad, lenguaje inclusivo y discursos
“políticamente correcto” (AKAL, 2019).

Acción social y lenguaje


Durkheim (1993) explica que cada sociedad impone culturas y pedagogías con el fin de
formar intelectual y moralmente a los estudiantes en situaciones impuestas y modificadas por
la esfera política (pp. 202-206). Se constata entonces que los sistemas educativos se adaptan
a las estructuras y necesidades económicas de las sociedades predominantes, por lo tanto, la
educación secundaria consiste en preparar física, intelectual y moralmente a las personas, es
decir, tiene como objetivo lograr que sus estudiantes sean autónomos y estén preparados para
enfrentarse a la vida social impuesta (pp. 201-203). Lo anterior, lo relacionamos con las
intenciones de las acciones de las culturas dominantes en el ámbito educativo. Según Max
Weber (2002) la teoría de la “acción social” es “donde el sentido mentado por su sujeto o
sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” (p.5).
Asimismo, “la acción social (incluyendo tolerancia u omisión) se orienta por las acciones de
otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras” (p. 18), en otras
palabras, se trata de analizar subjetivamente la conducta humana tomando como referencia
hechos o realidades sociales, así como el significado que las personas atribuyen a la
comunicación ya que toda acción social tiene un propósito y una explicación causal. Weber
(2002) explica cuatro tipos de acciones sociales. La primera es “la acción tradicional”, como
su nombre lo dice, son costumbres normalizadas sistemáticamente y las personas no se
cuestionan su repetición (pp.15-20). La segunda es “la acción afectiva” que se basa en las
emociones tanto positivas como negativas de las personas; la racionalidad está ausente como
en el caso de la primera. La tercera es “racionalidad con arreglo a fines” que utiliza como
medio las expectativas o metas individuales inspiradas en las conductas de los otros (pp.20-
25), y por último la “racionalidad con arreglo a valores”, es decir, se basa en una ideología o
creencia (p. 20).
Con la misma intención de dominación a través de las acciones sociales, retomamos a
Bernstein para plantearlo desde la perspectiva del lenguaje. El autor propone y analiza el
concepto de “código sociolingüístico” para hacer referencia al acto del habla y su impacto
dentro de la estructura sociocultural al momento de comunicar en contextos diferentes
(Bernstein, 2003, pp. 2-5), es decir, el acto del habla es el conjunto de elementos semánticos
que permiten intercambiar informaciones entre el emisor y el receptor que comparten el
mismo código lingüístico. De igual forma, remarca que la familia, la escuela y el trabajo son
los principales medios para aprender a socializar y, sobretodo, la jerarquía que existe en estos
campos socializadores depende de la clase social (“código restringido”) puesto que el
conocimiento no está al alcance de todos los sectores sociales (pp. 2-5), por tanto, enseñar
una lengua con estatus mundial también es restringida a exclusivas clases sociales. Referente
a los códigos adquiridos en la escuela, el autor remarca que todo significado universalista o
particular está ligado a contextos específicos. Los “universalistas” están al alcance de todos.
A diferencia de los significados “particularistas” que están relacionados con contextos más
reducidos donde sí es necesario tener conocimiento de la estructura social o del sistema para
comprender sus componentes (pp. 5-6).
Con estos conceptos, Bernstein hace hincapié al contexto escolar donde los códigos están
al alcance de quienes tienen una relación cercana con el sistema educativo y con las
estructuras lingüísticas que en este se utilizan. Entonces, las acciones sociales y los códigos
sociolingüísticos orales y escritos en la escuela trabajan en conjunto para influenciar las
prácticas sociales del lenguaje de las personas ya que la socialización secundaria se lleva a
cabo dentro de las instituciones educativas. La sociolingüística permite, por lo tanto, realizar
diversas interpretaciones de las realidades sociales con el fin de comprenderlas y autorregular
nuestras conductas por medio del acto del habla.
Conclusión
La escuela tiene objetivos a corto, mediano y largo plazo para insertar al mercado laboral
global a los estudiantes que cubran con los requisitos que exige el campo político-económico.
Del mismo modo el sistema educativo busca responder a las necesidades impuestas por las
esferas dominantes y, dentro de esas necesidades de reproducción legítima, los idiomas están
en lucha constante para conservar su estatus y prestigio hegemónico lingüístico-cultural. Por
tanto, las personas somos controladas socialmente por las lenguas oficiales, ya que las
diversas intencionalidades racionalizadas o no, son emitidas por las poderosas élites a fin de
que los grupos sociales subordinados continúen así.
Aprender una lengua conlleva a desarrollar las cuatro habilidades lingüísticas:
producción oral, producción escrita, así como comprensión oral y comprensión escrita, sin
embargo, no todos los sectores sociales tienen las mismas posibilidades para continuar su
formación secundaria puesto que influye significativamente su origen o procedencia social,
es decir, los códigos lingüísticos se encuentran restringidos a exclusivos grupos sociales.
La cohesión social mediante la educación secundaria y el acto del habla buscan que el
alumno piense, actúe y se exprese escrita y oralmente dentro de una determinada colectividad
que posee exigencias particulares en su estructura. Todo esto con el objetivo de servir en los
aspectos económicos, sociales y políticos de las culturas dominantes. Por consiguiente, el
interés de las élites opresoras en la enseñanza aprendizaje de una lengua extranjera es
intervenir en nuestras prácticas sociales del lenguaje, así como en nuestras acciones sociales
utilizando como instrumento la reproducción de contenidos curriculares y de discursos
legítimos exclusivos de las élites más poderosas. Se podría decir entonces que las
intencionalidades educativas antagónicas en la escuela son consideradas objetiva y
subjetivamente un aporte en potencia para conservar el desarrollo económico de las élites
dominantes.
Bibliografía

Bernstein, B. (2003). Clas, Codes and Control, Vol. I Theoretical Studies Towards a
Socioiogy of Language. London: R.K.P. Trad. Mario Díaz

Bourdieu, P. (1990) “El racismo de la inteligencia”, en Sociología y cultura. México:


Grijalbo.

Bourdieu, P. (1981). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza.
Barcelona: Laia.

Bourdieu, P. (1985). ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos.


Madrid: AKAL.

Bourdieu, P. y Wacquant, L. (2005). Una invitación a la sociología reflexiva. Buenos Aires:


Siglo XXI.

Durkheim, E. (1993[1925]) “Las bases sociales de la educación”, Escritos selectos.


Introducción y selección de Anthony Giddens. Buenos Aires: Nueva Visión.

Fingermann, H. (2016, 16 de febrero). El racismo de la inteligencia. La Guía de Educación.


Recuperado de https://educacion.laguia2000.com/general/el-racismo-de-la-
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Gramsci, A. (1967). La formación de los intelectuales. Ed. Grijalbo, México.

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simbólico. Akal. No cierres los ojos. Recuperado de
http://www.nocierreslosojos.com/bourdieu-pierre-habla-mercado-linguistico-poder-
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Moreno, F. (2015). La importancia internacional de las lenguas. Informes del Observatorio.
Instituto Cervantes.

Real Academia Española [RAE]. (2018). Socializar. Rae.es. Recuperado de


https://dle.rae.es/?id=YC13MU3

Weber, M. (2002). Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva. Madrid: Fondo


de Cultura Económica.

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