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La arquitectura de la psiquiatría.

Autor: Manuel Valdés Miyar.


Edita: Plataforma Editorial • Barcelona, 2016 • 178 págs.
ISBN: 978-84-1662-023-4

Varios libros recientes encaran la crisis identifica- El libro que reseñamos recoge como metáfora y
da en la corriente dominante de la psiquiatría. El modelo la estructura de un edificio, y al escudri-
del psiquiatra Jeffrey Liberman (La historia de la ñar los cimientos de la psiquiatría actual, que el
psiquiatría, 2016), presidente de la APA, contiene autor considera inadecuados, defiende la nece-
un relato suave que pasa de puntillas por abusos sidad imperiosa que esta se renueve y refunde.
pasados de la psiquiatría, considerándolos erro-
res del saber limitado de la época, muestra es- Comienza proponiendo una aproximación a la
peranza para la psiquiatría actual, que considera vida psíquica del sujeto. La metáfora del edificio
injustamente criticada, aunque relata de forma ilustra que en una construcción arquitectónica
relativamente cruda los problemas en la creación cada planta se fundamenta y deriva de la ante-
del DSM-5. Tenemos también el libro del psiquia- rior, aunque tenga cualidades peculiares, a veces
tra Allen Frances (¿Somos todos enfermos menta- independientes, pero mantiene una estructura
les?, 2014) que pretende salvar la normalidad de de base. Afirma que el edificio y los componen-
la psiquiatrización generalizada de la vida coti- tes de la vida psíquica proceden de materiales,
diana, por la ciencia y práctica psiquiátrica actual. nada neutros, surgidos desde la fecundación y
El del Dr. Sanjuán trata sobre la teoría y practica sus procesos (cimientos), la gestación (sóta-
de la psiquiatría mediante el dilema que plantea no), el aprendizaje temprano y la infancia (plan-
en su título “¿Tratar la mente o tratar el cerebro?” ta baja), la adolescencia (primer piso), la edad
(2016), que aunque para algunos es una cuestión adulta (segundo piso) y la edad provecta (el áti-
clínicamente irrelevante ha absorbido a muchos co). El modelo ofrece suficiente fuerza determi-
profesionales desde el principio. Los dos últimos nista que permite incluir aspectos genéticos, el
textos realizan una crítica que podría molestar a modelo biológico de la respuesta al estrés, etc.
parte de los profesionales de la corriente prin- y también flexibilidad para recoger e integrar las
cipal. Una obra de este tipo es la del Dr. Valdés experiencias y el aprendizaje. Así, “la actividad
(La arquitectura de la psiquiatría, 2016) aunque psíquica puede ser entendida como un edificio
aporta una perspectiva crítica bien distinta. constituido por elementos biológicos que crece
de acuerdo con un proyecto (o programa) en el
El psiquiatra Manuel Valdés Miyar fue el intro- que se especifican los materiales que se emplean
ductor del DSM III en España y cuenta con nu- y se precisan en cada paso constructivo” (p. 26).
merosos libros de carácter científico, clínico y, Cada planta es muy diferente, en materiales y
también, sobre el estatus de la psiquiatría – “La funcionamiento, e influencia la construcción de
confusión de los psiquiatras” (1974). Un libro la superior. Es decir, “la infancia y el desarrollo
reciente es “El estrés: desde la biología hasta (primera planta) determinan la naturaleza de la
la clínica” (2016), donde trata uno de sus temas vida psíquica juvenil y adulta (segunda planta)
más queridos. y estas [...] la senectud y el deterioro psíquico”

Norte de salud mental, 2019, vol. XVI, nº 60: 121-128.


(p. 27). A medida que se crea cada planta, la su objeto de estudio y su práctica, lo que la alejó
previa pierde vigencia, y solo hay vida psíquica de la medicina debido a ello.
en la ya construida, pero no en las anteriores.
Esta concepción resuena a Piaget y los estadios La aparición de los psicofármacos permitió que
evolutivos, aunque éste la enunció fundamental- la psiquiatría se acercara a la medicina, dado que
mente para competencias y habilidades, que una “demostraban que los determinantes de las en-
vez establecidas permitían una nueva dimensión fermedades psíquicas había que buscarlos en el
cognitiva. Y aunque en Piaget se puede ver el ac- funcionalismo de de la circuitería cerebral”, con
ceso a la constancia de la forma, por ejemplo, en ellos “la práctica psiquiátrica [...] abandonaba su
el modelo del Dr. Valdés es más difícil apreciar condición de disciplina contemplativa” y “permi-
los cortes psíquicos y la definición de una eta- tían hacer inferencias [...] bioquímicas de la vida
pa bien diferenciada de la anterior, al menos en psíquica” normal (p. 43). Redunda indicando que
cuanto a vida psíquica se refiere. No defiende su las neuroimágenes son el “balón de oxigeno” de
metáfora como un modelo acabado y reconoce la psiquiatría clínica (p. 77), y que mediante ellas
numerosas lagunas, no tanto en el modelo sino se alcanzará la explicación neuropsiquiátrica de
en el conocimiento; así, por ejemplo, revela que las enfermedades mentales, demostrando que
“sería muy útil disponer de conocimientos sobre “no eran artefactos generados por la cultura do-
los determinantes de la experiencia psicótica y minante sino producto de disfunciones del cere-
del funcionamiento del cerebro para establecer bro” (p. 79), aunque reconoce que los avances
cogniciones en general”. Considera decisivo po- asociados a estas técnicas se han difuminado
der “intervenir sobre la circuiteria cerebral para en gran medida (p. 80). Los nootropos, la rivags-
normalizar la experiencia alienada” (p. 31). Su tigmina y el donepezilo entre ellos, pudieron ser
concepción implica realizar inferencias y explica- otra fuente de avance para la psiquiatría, ya que
ciones para un nivel desde otro, por ejemplo las no solo mejoran la calidad de vida de los en-
cogniciones sociales desde un nivel fisiológico, fermos y de sus cuidadores, sino que “también
un problema epistémico difícil de resolver, que el cambió la práctica profesional de los neurólo-
autor no dilucida. De hecho, los niveles descritos gos” que antes huían de las demencias (p.84),
son lo suficientemente difusos que solo permi- pero de este avance no supo sacar provecho la
ten intuir algunos procesos dentro de cada uno; psiquiatría.
se trata de un modelo a rellenar.
Adjudica un gran valor a la psicología, insistien-
Tras trazar la arquitectura de la vida psíquica en do en incorporarla a la práctica psiquiátrica.
clave evolutiva, se dirige mediante una metáfora Identifica que la psiquiatría clínica necesitaba
similar a analizar el “edificio psiquiátrico” como una psicología de fundamento biológico, más
campo de saber y como práctica. Considera una que una basada en la fisiología nerviosa (p. 51),
estructura arquitectónica con ocho estancias: los y que tuvo que ser recolectada “de los aledaños
psicofármacos, la búsqueda de la psicología, la extramédicos” (p. 48). La perspectiva de Paulov
antipsiquiatría, la psiquiatría biológica, la noso- era científica pero no podía satisfacer las nece-
logía psiquiátrica, la neuroimagen, los nootropos sidades de la psiquiatría, al igual que tampoco
y la genética. Sobre estas ocho áreas dirige su la perspectiva de Eysenck o Skinner. Pero la psi-
crítica a la psiquiatría actual. Se muestra indul- quiatría necesitó coaligarse con los psicólogos,
gente sobre los temas por los que la psiquiatría que era “un gremio lastrado por incongruencias
ha sido criticada (los abusos, la influencia de las epistemológicas” (p. 54), aunque ambas pers-
empresas farmacéuticas, etc.), pero muy exi- pectivas eran opuestas, por ejemplo respecto
gente sobre la práctica psiquiátrica actual y su al modelo médico de la práctica asistencial. Aún
fundamento científico, que considera carente de con todo, la psiquiatría acogió “a los psicólogos
conocimientos imprescindibles que esta discipli- que ofrecían tratamientos compatibles con las
na ni cultivó ni integró. bases biológicas de la vida psíquica” (p. 59),
aunque fue a regañadientes, pero “no había
Opina que al haber sido consignada la práctica otra cosa mejor en el mercado” (p. 60), ya que
psiquiátrica, durante tiempo, al interior de los la psiquiatría debía ofrecer salidas a “quienes
asilos, desarrolló un modelo contemplativo ante sufrían discapacidades no subsidiarias de las

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enfermedades tradicionalmente vinculadas a la prevenir la posible aparición de psicopatología


locura” (p. 60). anunciada” (p. 118).

Al final la psiquiatría se implicó en proyectos Otro puntal son los tratamientos psiquiátricos.
multidisciplinares que beneficiaron “a los inves- Identifica tres grupos de personas a asistir: a)
tigadores de las disciplinas asociadas que, una los que siendo sobrepasado por las exigencias
vez introducidos en el ignoto mundo de la enfer- de la vida necesitan ayuda experta para gestio-
medad mental, fueron ganando conocimiento y nar las dificultades y recuperarse, b) los que en
territorios”, mientras que la psiquiatría quedaba diferentes épocas de sus vidas experimentan es-
“desmochada” (p. 93). tados disfuncionales que interfieren en su capa-
cidad para vivir, y c) quienes encaran la vida con
Por todo ello, es imperativo que la psiquiatría deficiencias en la organización y funcionamiento
realice un cambio profundo, mudándose a “un del cerebro, que experimentan distorsiones psí-
edificio más moderno y más habitable” (p. 93), quicas incompatibles con la normalidad (p. 144).
donde se responda a preguntas tan ambiciosas Cree que el psiquiatra del futuro deberá evaluar
como estas: ¿cómo se genera la vida psíquica a las características psicológicas y los síntomas
partir de la materia? ¿cómo representa el cere- psiquiátricos en términos de actividad bioeléctri-
bro la realidad que nos circunda? ¿cómo perci- ca cerebral (p. 149). Es imprescindible ampliar la
be, siente y categoriza cada individuo? ¿cómo paleta farmacológica, actualmente muy centrada
se establece la identidad personal? ¿en qué se en solo unos neuro-receptores (p. 150), e incor-
distinguen las desviaciones de la normalidad porar las psicoterapias como parte de la activi-
de las disfunciones y de la enfermedad?, entre dad de los psiquiatras (p. 152).
otras (p. 94).
El resto de los cimientos de la nueva psiquiatría
El nuevo edificio está aún sin construir, pero el son la neurociencia cognitiva, los endofenotipos,
Dr. Valdés define los materiales a usar. La psi- la psicología clínica, y la bioética, adecuadamen-
quiatría debe integrar en su disciplina la teoría te caracterizados en el libro.
de la evolución, que junto a algunas leyes ge-
nerales y otras aplicables a la desadaptación y En definitiva, el Dr. Valdés nos informa que la
la variabilidad, posibilita un “marco epistemo- actual psiquiatría se sustenta en una estructura
lógico general para entender la organización equivocada, y se necesita una mudanza en toda
biológica de la vida psíquica y de la conducta”, regla, dejando atrás la psiquiatría actual (p. 93-
y así será posible derruir el “edificio nosológico- 98). La psiquiatría actual está impedida en cien-
psiquiátrico” (p 104). El otro puntal clave para cia, conocimiento, y práctica, con enormes déficits
la nueva psiquiatría se halla en la psicobiología que la hacen inviable. La nueva debe sustentarse
del estrés, especialmente relevante ante la pers- en pilares científicos que se necesitan recoger y
pectiva de la vulnerabilidad a la enfermedad, desarrollar, y será más compleja en ciencia y técni-
que consta ya con correlatos fisiológicos relati- ca. Pero no abandona el modelo médico tradicio-
vamente conocidos en los subsistemas adapta- nal: diagnosticar y prescribir; pero exige un curri-
tivos: el simpático-adrenal, el neuroendocrino, culum de saberes muy distintos, también algunos
el inmunitario y el conductual. El neurodesarro- no propiamente médicos, como los asociados a la
llo es otro de los cimientos que puede sustentar evolución, mas propios de la biología y ciencias
la nueva psiquiatría, nos recuerda que el DSM asociadas, y los psicológicos, y otros que aún son
5 en “más del 70% de los trastornos incluidos incipientemente embrionarios, como la aspiración
se han descrito alteraciones del neurodesarrollo de que la genética, la neurología o los fármacos
de muy distintos tipos” pudiendo aumentar el resuelvan cuestiones que se vislumbran lejanas.
porcentaje hasta abarcar prácticamente a todos
los trastornos psiquiátricos “que no se deban Su crítica coloca la práctica psiquiátrica clínica
a los efectos específicos de la neurodegenera- actual fuera de juego. Su consideración más im-
ción” (p. 117), resultando un área muy prome- portante indica que la ciencia de la psiquiatría
tedora a futuros “programas de intervención está mal fundada: hay que reelaborar en profun-
para contrarrestar vulnerabilidades adquiridas y didad su curriculum de saberes e investigación.

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Pero su propuesta se mantiene fiel a los ideales pugnando que los psicólogos sean retirados del
y el relato de la psiquiatría biologicista actual. tratamiento de los trastornos mentales, donde
Por ejemplo, reclama la realización del sueño, no serán necesarios. Señala que “los psicólogos
que considera no alcanzado, de que la psiquia- clínicos no deben temer que esta segregación los
tría sea una rama más de la medicina, próxima condene al paro y a la indigencia porque su mi-
a la neurología. La medicación la acerca a ese sión profesional consiste en aliviar el sufrimiento
estatus, pero lo hará más aún los saberes que de las personas normales, que son mucho más
propugna como necesarios, en su mayoría de ín- numerosas que los enfermos psíquicos” (p 152).
dole biológica, y con estos podrían surjan los tan El argumento es diáfano: defiende el fracaso ex-
ansiados marcadores biológicos. tenso de la psiquiatría, pero en su refundación
debe desterrarse al psicólogo clínico, considera-
Opina que esos marcadores deben estar ahí, do un advenedizo intruso. Esto no resulta nuevo,
para explicar tanto la patología como la norma- de hecho el DSM III, cuyo embajador en España
lidad: dado que ambos son el producto de un fue el Dr. Valdés, también tuvo como objetivo se-
estado cerebral. Si aún no son visibles se debe cundario desterrar del campo a los psiquiatras
a la mala orientación de la investigación previa. más psicologicistas, algo que se opone a lo que
ahora reivindica: una psiquiatría más psicológica
La posibilidad de que el sufrimiento mental ten- sin psicólogos.
ga una naturaleza alternativa o se sitúe en otro
contexto está fuera de consideración del autor. Podemos intuir si su modelo será más respe-
No recoge ningún dato sobre los mecanismos tuoso con los derechos humanos ya que inclu-
psicológicos implicados en los trastornos psicó- ye un apartado sobre bioética. Defiende que la
ticos. Los estudios de vulnerabilidad que hablan incapacitación civil no tiene mucha cabida en
de personas que sufrieron adversidades no tie- el campo de psiquiátrico (p. 159), lo que marca
nen cabida en su relato y tampoco la eficacia de una diferencia con la práctica actual tan proclive
los tratamientos psicosociales. a esa medida. En cambio ante quien rechaza el
tratamiento afirma que “cuando los pacientes se
El Dr. Valdés considera que la farmacología avan- normalizan y recuperan el juicio, son más los que
zará ampliando el número de familias farmaco- acusan a sus familiares de negligencia por no ha-
lógicas junto con sus dianas cerebrales, aunque berlos hospitalizado a la fuerza cuando estaban
los actuales han aportado enormes beneficios, mal” que los que defienden lo opuesto (p. 158).
tanto a la psiquiatría como actividad médica No se apoya en estudio alguno, quedando, como
como a los propios pacientes. Cuando reconoce buena parte del libro, como la expresión de una
los malos resultados existentes señala que la opinión personal. Tampoco aporta luz alguna so-
“conducta del paciente es la primera causa del bre como gestionar las situaciones de las crisis.
fracaso” al no adherirse a la pauta farmacológica Por lo que su modelo no aporta de forma clara
(p. 20). Soslaya que los mismos ensayos indican cambios a la tradición del tratamiento coercitivo,
que los resultados no son mejores para los bue- que hoy es un elemento central en la asistencia
nos cumplidores a largo plazo y que la aceptabi- en salud mental.
lidad de los fármacos es baja.
En definitiva, se trata de un libro realmente inte-
Nos presenta a la psiquiatría como hija de la resante, con una crítica radical a la psiquiatría,
medicina, pero a su vez huérfana de madre (la desde una perspectiva basada en el déficit de
psicología), debido a que no consideró la vida conocimientos y de técnicas, aunque la deja en
psíquica normal, es decir empezó a construir el la misma posición ante sus pacientes de carne
edificio desde el tejado (p. 47). Resulta lógico y hueso, sin que se vislumbre un avance tanto
que afirme que la psiquiatría debe recuperar a en los resultados como en los cuidados asisten-
su madre, la psicología y la psicoterapia, y que ciales, sin una mirada distinta sobre los aspectos
los psiquiatras deben aplicar las terapias psico- básicos del sufrimiento mental y aquello que los
lógicas basadas en la ciencia biológica, que no pacientes consideran de ayuda y, de este modo,
deben ser especulativas, y defiende este rol para las criticas habituales a la psiquiatría (1,2) se sos-
la psiquiatría futura con verdadero ahínco, pro- layan. Escuchar al paciente sigue estando fuera

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del objetivo de la psiquiatría, aunque se debe re- licitando unos saberes a los psiquiatras que en
conocer el deseo de ampliar la ayuda psicológica, parte ni siquiera existen aún.
propiciando quizás una mayor comprensión para
algunos casos, pero no para los mas graves que Miguel A Valverde. Psicólogo Clínico
serán tratados contra su voluntad, a la espera de
su agradecimiento posterior. En cierto sentido es
también una obra de psiquiatría ficción, no solo Bibliografía
por el sueño perseguido de una ubicación cien- 1) Bentall R. Medicalizar la mente. Barcelona:
tífica y médica, sino en especial porque inicia la Herder, 2011.
construcción del edifico psiquiátrico dando por
hecho algunos dogmas psiquiátricos, que son al 2) Davies J. Cracked: Why Psychiatry is Doing
día de hoy poco más que especulaciones, y so- More Harm Than Good. UK: Icon Books, 2013.

Sonríe o muere. La trampa del pensamiento


positivo.
Autora: Barbara Ehrenreich.
Edita: Turner Noema, 2018 • 272 págs.
ISBN: 978-84-7506-938-8

Pongamos en el lugar que le corresponde al pen- sin fundamento ha entronado lo positivo a lo


samiento positivo: sabemos que cuando uno es más alto.
demasiado optimista es fácil que tome peores
decisiones, te hace analizar la realidad solo des- Una obra que nos recuerda los excesos de una
de una perspectiva, y ese exceso de confianza se psicología (si se puede llamar así) mal entendida
puede tornar en falsas esperanzas. En buena ló- y aplicada, e infectada de gurús motivadores que
gica, ser optimista no garantiza que consigamos usan frases lapidarias semi religiosas que llegan
las cosas. Fantasear, visualizar constantemente a ser un insulto a la inteligencia, listas de reco-
sobre conseguir “algo” incluso puede ser un fre- mendaciones donde la actitud del pensamiento
no para lograrlo. positivo llega a ser un mandato. La tiranía de ta-
tuarse una sonrisa.
La autora, de formación biología, no escatima
críticas a las investigaciones estadísticas sobre Encontramos una legión de libros de autoayuda
lo positivo, pone seriamente en solfa ese método que nos proponen positividad, metas cegadoras
que según ella, ni de lejos es tan científico que, para llegar a otro nivel superior de persona. Y si

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