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Marco Teórico Conceptual.

Dado que la mirada central de este análisis histórico estará puesto en la violencia
política, particularmente durante las instancias electorales entre los años 1969-1973 en el
Gran Concepción, donde las distintas Izquierdas y Derechas generaron distintas tensiones
y, en ciertos casos, enfrentamientos, además del cruce de diversas estrategias que sirvieron
para aprobar y/o deslegitimar al gobierno popular y democrático de Salvador Allende, es
preciso plantearnos y traer a colación el primer concepto que nos servirá para definir
distintos conceptos a la hora de entender la problematización y el enfoque teórico de la
presente investigación.

El primer concepto es el de Ideología: Un concepto portador de una larga historia y


de muchas acepciones que, si nos remontamos cronológicamente, tiene sus orígenes desde
el enciclopedismo francés del siglo XVIII hasta nuestros días, pero también tiene
variaciones y quiebres en el siglo XX. Por otro lado, hay que tener claro que la
preocupación por algunos fenómenos y problemas tomados por esta noción empezó mucho
antes, ejemplo de ello, lo tratado por Nicolo Maquiavelo (1469-1527) como un
“representante” de la burguesía temprana, o también Francis Bacon en “Novum Organon”
(1620), así como en el “Discourse de la Methode” de Descartes (1634), como también en
el sucesor de Bacon, Hobbes (1588-1679). Se pueden interpretar estos estudios como
indicios metodológicos que comienzan a dudar de los enfoques tradicionales de la ciencia,
por lo que se ocupan de plantear una “Nueva metodología que pudiera superar las
limitaciones del pensamiento aristotélico-medieval”.1 Sin embargo, para tener una
completa definición de lo que es, el primer paso para entender este concepto es desde la
simpleza a la complejidad. La primera acepción castellana que se puede encontrar de este
concepto, es en la Real academia española, la cual describe la ideología como: “1.f.
Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona,
colectividad o época, de un movimiento cultural, religiosos o político, etc. 2.f. Fil.

1
Larraín J. (2008). Cap. I Orígenes Históricos del concepto ideología. El concepto de Ideología. Vol. I.
Santiago, Chile: LOM ed.P 7. En este sentido, el autor enfatiza que, mientras Descartes se mantiene en un
nivel más filosófico y deductivo, Bacom enfatiza el rol de la ciencia positiva y su carácter observacional. Es
decir, quiere superar el Organon de Aristóteles por medio de un Nuevo Organon que ya no insiste en una
lógica formal deductiva en su acercamiento a la realidad, sino que la reemplaza por un enfoque inductivo.
Doctrina que, a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, tuvo por objetivo el
estudio de las ideas.”2

Como se planteó anteriormente, el concepto de ideología proviene desde la


Ilustración del siglo XVIII, pero que se encuentra en un estado germinal desde los siglos
anteriores. En estricto rigor, está relacionada con el surgimiento de la problemática
asociada a las luchas revolucionarias liberales de la burguesía de los yugos del antiguo
régimen y el nacimiento de una nueva actitud propia y crítica de la naciente modernidad.
Estas revoluciones burguesas, traen consigo cambios de actitudes y críticas con respecto a
la aristocracia terrateniente y su manejo del ejercicio del poder, que lo justifican desde una
postura puramente escolástica, por lo tanto, “la problemática de la ideología emergió en
estrecha relación con la práctica política como con el desarrollo de la ciencia”. 3 En este
sentido, podemos entender que el concepto de ideología, estaba siendo identificado en los
pretextos religiosos, o en el pensamiento escolástico, para ejercer poder a las masas y así,
desde ésta postura, formular un conocimiento que abarcaba desde la ciencia, la filosofía y el
derecho. Así pues, en Bacon (1561-1626) se puede encontrar esta voluntad de querer
separar el conocimiento observacional o racional, de los factores irracionales que acosan la
mente humana, estas nociones falsas o como él llama “los ídolos falsos” 4 que obstaculizan
el intelecto humano impidiendo alcanzar la verdad, seduciendo tanto las ciencias como
también la filosofía. Conjuntamente, defendió la separación entre filosofía y teología que,
en la escolástica se encontraban estos dos pensamientos unidos para dar respuestas a las
revelaciones sobrenaturales del cristianismo.

En resumidas cuentas, la valoración peyorativa de los efectos que los sentimientos y


las emociones, así como también las representaciones religiosas, llegarían —según el autor
— a manifestar supersticiones, por lo que esta postura es la antesala que germina la semilla
hacia un concepto de ideología de connotación negativa, entendiéndola como un factor

2
Real Academia Española. (2001) Diccionario de la lengua española. (22.a ed.) Consultado en línea
https://dle.rae.es/?w=ideolog%C3%ADa+
3
Larraín J. (2008). Cap. I Orígenes Históricos del concepto ideología. El concepto de Ideología. Vol. I.
Santiago, Chile: LOM ed. P5
4
Ídem p.9. Larraín nombra en este apartado los ídolos falsos de la teoría de Bacon: Los ídolos de la tribu,
los ídolos de la caverna, los ídolos del mercado y los ídolos del teatro. Para Bacon, el ser humano debía
deshacerse de esos factores irracionales que acosan la mente humana y que al querer observar la realidad
de la naturaleza, estos factores impiden ver su real aspecto.
irreflexivo de la realidad, lo cual trae consigo confusiones en la ciencia, como en las
interacciones sociales y la filosofía.

Estos factores irracionales que están en la obra de Bacon, o los llamados “ídolos
falsos”, “necesariamente subraya la oposición a la ciencia, mientras que la referencia al
5
intercambio social apunta más bien hacia la alteración de las circunstancias materiales”
en donde solo el conocimiento empírico tiene una estructura racional y es pertinente alejar
estos otros impulsos o sentimientos que provienen de un intelecto mal construido, por
apariencias, mitos, etc. Para entender mejor esta reflexión que hace Francis Bacon, hay que
dirigir la atención a los ídolos falsos, pero en especial a los ídolos del mercado, y los
ídolos de las pasiones, en donde valora las interrelaciones sociales, el uso del lenguaje, y la
influencia de las pasiones; “para Bacon el entendimiento humano no puede ser reducido a
sus componentes intelectuales —no es una “luz seca”—diría él, sino que está también
determinado por sentimientos y pasiones que lo corrompen” 6. En este sentido, y desde la
obra de este importante filósofo, busca puramente amparar el conocimiento racional de
cualquiera interferencia. La diferencia entre ideología y conocimiento racional llegará a ser
crucial, tanto así, que tuvo una fuerte influencia en el desarrollo del método científico más
próximo al positivismo. La influencia del pensador sobre los intelectuales de los siglos
XVII y XVIII, es totalmente importante y decisivo, ya que filósofos tales como; Condillac,
Diderot, Helvecio, Hobbes, Holbach, Locke y otros, llevaron consigo las ideas de Francis
Bacon, e incluso el propio Marx reconocerá más tarde a Bacon como el padre del
pensamiento de la ciencia moderna y el materialismo inglés.

Otro filósofo en donde se puede encontrar una definición germinal de la ideología,


preguntándose por los orígenes de la religión, es en Thomas Hobbes (1588-1679) el cual
utiliza el empirismo para manifestar que el hombre conoce solo desde la percepción de sus
sentidos, es decir, “solo las cosas materiales y finitas son inteligibles al intelecto humano;
no puede existir una idea o concepción de nada infinito […] los hombres no pueden
conocer nada acerca de la existencia de Dios”7. En este sentido, se puede entender que un
5
Ídem p.11.

6
Ídem p. 9-10.
7

Ídem p.12. Con respecto a Hobbes “los hombres no pueden conocer nada acerca de la existencia de Dios”
[…] la ignorancia de las causas naturales dispone al hombre a la credulidad.
ser humano no puede estar seguro de las causas de las cosas, por lo que echa a correr su
imaginación o confía en la autoridad de los hombres para tener una “fiel interpretación de
esa realidad”, lo que en consecuencia, no genera la necesidad de investigar por su cuenta,
ya que al no conocer un fenómeno, es imaginado y/o explicado por otros hombres, es decir
“Se inclinan a suponer y a inventarse a sí mismos varias clases de poderes invisibles; y a
aterrorizarse de sus propias imaginaciones […] y este temor de las cosas invisibles es la
semilla natural de aquello que cada uno en sí mismo llama religión”.

Sin embargo, el pensamiento de Hobbes tiene un giro inesperado, por el hecho de


que tiene una constante preocupación por la guerra civil que azotó en el año 1642 a
Inglaterra, y que culminará con la decapitación de Carlos I. Allí el filósofo vivió el miedo
de la guerra y sus consecuencias, cuestión que para impedir la guerra civil y la sedición,
buscó bases teóricas para la obediencia8, por lo que debió creer en la religión, como un
concepto que entrega estabilidad al Estado y la paz entre los vecinos. En consecuencia,
Hobbes hace necesario justificar que los seres humanos necesitan de manera enérgica la
religión y los monarcas autocráticos, es más, se esfuerza por argumentar que el poder
absoluto es razonable y justificado por las escrituras bíblicas, para que exista una paz y una
felicidad en común, independientemente que esa paz y ese bienestar sea en la ignorancia y
el miedo. Más tarde los postulados de Hobbes fueron completamente abandonados y
reemplazados por los intelectuales de la Ilustración proclamando el derecho libre de
pensamiento, dejando caer la tradición del antiguo régimen y suprimiendo del pensamiento
la carga religiosa, ya no viéndola desde una posición integradora sino por el contrario,
como acarreadora de supersticiones y mitos.

Algunos filósofos siguieron con la intención de observar ciertos fenómenos y con una
crítica fuerte hacia la religión como la causal de la ignorancia de los hombres,
interpretación del Materialismo francés; autores como Helvecio y Holbach, quienes
tuvieron una relevante formulación sobre la formación más tarde del concepto ideología y
que además influyó sobre Hegel, Bauer, Feuerbach y el propio Marx. En efecto, esta

8
Hobbes es consciente de que los legisladores desean mantener al pueblo en la obediencia introduciéndoles
en la mente la creencia de los preceptos religiosos provienen de los dioses, y haciéndolos creer que las
mismas cosas desagradables para los dioses son aquellas que prohíbe la ley.
tradición del pensamiento francés, sirvió como antecedente para Desttut de Tracy (1754-
1836) el cual es el primer autor que emplea el término ideología en Elements D´idéologie
(1801), como una ciencia que tiene como propósito el establecimiento de las ideas, donde
quién la cultive debe dejar de lado los prejuicios religiosos y metafísicos.

De Tracy enfatiza en que la ciencia de las ideas, entendida como la base de


observaciones y de libres prejuicios como el religioso, es considerada “La base de la
educación y del orden y la moral”9. Bajo este sentido, se puede connotar a la Ideología
como un sentido positivo, ya que sería una ciencia rigurosa al separar los prejuicios
religiosos y metafísicos, además considera que puede servir como una nueva estructura
basal para la educación pública, cuestión que se refleja posteriormente porque las obras que
escribieron estos filósofos y políticos de la tradición revolucionaria francesa, se escribieron
en francés y no en latín, como se acostumbraba anteriormente. Es más, gracias a estos
avances, se pudo idear la instrucción de la educación pública y la publicación de libros de
texto, diccionarios, de accesible difusión etc. Pocos años después, (1812) el concepto
ideología tuvo de vuelta sus raíces peyorativas, ya que la Ciencia Moral y la Política fue
prohibida en el instituto de Francia por Napoleón Bonaparte, al denunciar a De Tracy y
otros catedráticos por formular la oposición al gobierno bonapartista.

El concepto de Ideología en el siglo XIX.

No fue hasta entrando en el siglo XIX que el término ideología y el contenido de


éste tuviese una vez más, una concepción negativa, como ya vimos anteriormente, la
primera acepción que corresponde a los postulados de De Tracy, se deduce un concepto
positivo, sin embargo, durante mucho tiempo el término Ideología permaneció teniendo
una escasa significación, ya sea como una “ciencia de las ideas” o como un mero supuesto
teorizante e irrealista. En este sentido, fue tan característico que autores como Hegel
cataloga a la ideología como “una reducción del pensamiento a la sensación”10. Bajo esta
lógica el positivismo francés y el idealismo alemán, aun no concentraban sus críticas de
forma tajante al concepto estudiado. En Auguste Comte (1798-1857) se concentró en crear
una ciencia establecida desde la observación empírica —en torno a los lineamientos de
Bacon— la cual buscaba “librar” al conocimiento empírico-científico o —llámese ciencia
9
Ídem. p18.
10
Ídem. p19.
misma— de la imaginación, y de este modo pretendía revelar las leyes naturales no
invariables, sino exactas de los fenómenos naturales y sociales. Sin embargo, hay algo más
en éste autor —y que recalcan más adelante los críticos a los postulados comtianos, entre
ellos Durkheim— según sus postulados: enfatiza en que la ciencia positiva es camarada del
orden público al instalar nuevamente el razonamiento a los hombres y frenar cualquier
intento de desorden al plantear y aplicar una serie de medidas científicas para el análisis y
estudio de temas políticos.

Prontamente se descubre el significado de estos postulados, ya que según Comte,


sus fundamentos “acerca del “inevitable” destino de la mayoría de los hombres y la
necesidad de mantener la estructura de clases con el fin de no alterar la economía” 11 no es
una verdad científicamente verificada, mucho menos acorde con sus postulados propios
acerca de su teoría positiva que buscaba alejarse de interpretaciones superfluas como lo
expuesto por Bacon y sus ídolos.

Sin embargo esta crítica de la religión y la metafísica, siguió su paso e inauguró una
tradición positivista que culminará más tarde en el Empirismo lógico del Wiener Kreis
(Círculo de Viena) el cual utilizaban la filosofía para describir, qué era ciencia y qué no,
además la creación de un lenguaje común entre las ciencias.

Siguiendo con lo expuesto en Comte, la separación o más bien, dicho la diferencia


entre la ciencia positiva y la metafísica se vuelve global y se construye un concepto de
ideología que se entiende como; “imaginación sin sentido […] especulaciones arbitrarias,
las que […] obstruyen el conocimiento de la realidad” 12. En resumidas cuentas, se puede
encontrar, tanto en la ilustración francesa, como en el positivismo, que la ideología es un
mecanismo que desvirtúa la realidad, que es perjudicial para el conocimiento científico. Sin
embargo la obra de Comte fue fuente de críticas, como por ejemplo la crítica de Durkheim;
“al enfocar la investigación en la idea de progreso de la humanidad toma como real algo
que existe solamente como idea, un producto de la subjetividad” 13. Otras críticas sacuden
las ideas de Comte, tanto en Marx como en Engels.
11
Ídem. p20.
12
Ibídem. p20.
13
Fernández S. (1998) Dos reglas del método: Las reglas del método sociológico de Emile Durkheim y las
reglas para la dirección del entendimiento de René Descartes. Revista de Epistemología de ciencias sociales.
N°4: 190-200. p6. http://www.moebio.uchile.cl/04/index.html
En el pensamiento alemán ocurre algo semejante. En el idealismo alemán se pueden
encontrar alusiones al concepto de forma negativa en Hegel y posteriormente en la
corriente de los llamados Hegelianos de Izquierda, entre ellos, Arnoldo Ruge, Bruno Bauer,
Ludwig Feuerbach; encontramos en ellos concepciones filosóficas pre-materialistas. Sin
embargo, el primero de estos filósofos en construir una definición, fue el discípulo más
conocido de Hegel, Karl Marx, en donde al construir esta definición desde la epistemología,
entendiéndose esta por la preocupación de cuestiones que tienen que ver con el conocer del
mundo, interpreta la ideología como una conciencia falsa, transpuesta, ficticia, que
distorsiona la realidad, en consecuencia, de aspecto negativo. Por otro lado, es sabido de
que algunos investigadores que no están del todo conforme con esta acepción negativa del
concepto ideología, la cual emana de los cientos de otras interpretaciones de las palabras de
Marx, y, que reafirmaron esta concepción negativa.

En este sentido, los estudiosos contrarios a la primera acepción enfatizan en que


existen indicios de una concepción neutra del concepto en cuestión. En este sentido según
lo que aclara Gerardo Ambriz Arévalo, de la Universidad Autónoma Metropolitana-
Iztapalapa en México, “dado que lejos de ser una venda en los ojos, (la Ideología) puede
servir a las clases dominadas para tomar conciencia verdadera de su propia situación e
intereses y como guía para su práctica política emancipatoria” 14. Si nos detenemos un
momento en esta concepción neutra de la palabra en los escritos de Marx, los
investigadores la llaman interpretación sociológica o neutra del concepto de ideología,
alejándose de la epistemología, y entra en una suerte de práctica revolucionaria. En efecto,
la ideología vendría siendo para esta interpretación: “una concepción del mundo, que
tienen los sujetos sobre el mundo y que los impulsa a actuar para transformar el mundo” 15.
Para justificar esta idea, la ideología vendría siendo un conglomerado de enunciados que
apuntan a una realidad y problemas de facto, y “entrañan explícitamente o implícitamente
una valoración de ese referente real […] Este contenido no es necesariamente o totalmente
falso; puede ser verdadero o contener elementos de verdad”.16

14
Ambriz-Arévalo, G. (2015) La ideología de Marx. Más allá de la falsa conciencia. Rev. Pensamiento y
Cultura, Vol. 18, N, 107-131, p 4. https://www.redalyc.org/pdf/701/70142406005.pdf
15
Ídem. P 4.
16
Ídem, p 15.
Entre los distintos investigadores, filósofos e intelectuales que defienden esta
postura, en el siglo XX destaca Louis Althusser con su obra Ideología y aparatos
ideológicos del Estado, o también: La revolución teórica de Marx, piensa que la ideología
forma parte de una actividad con estructuras propias, y que “aun teniendo que ver con una
cierta representación de lo real, desborda muy ampliamente la simple cuestión del
conocimiento, para poner en juego una realidad y una función propiamente social”17.

Como podemos entender, autores marxistas defienden la posición sociológica del


concepto ideología en los planteamientos de Marx, aunque a nivel personal preferimos la
acepción primera por el hecho de que otros autores marxistas ampliaron el concepto y le
dieron una dirección, un enfoque, por lo que en este sentido, entenderemos a Marx desde la
postura epistemológica, pues él estaría en desacuerdo con la ideología, ya que es engañosa,
distorsiona la realidad y es un aparato para el control social y la alienación. En
consecuencia, nos quedaremos en el Marxismo para entender y aplicar el concepto de
ideología, pero desde la óptica de un filósofo marxista italiano, llamado Antonio Gramsci.
Por otro lado, hay que aclarar que existen otras acepciones sobre el concepto ideología*
después de la crisis de los Metarrelatos surgieron otras corrientes críticas que alimentaron
aún más los conceptos con el giro lingüístico, desde las corrientes filosóficas y sociológicas
del postmarxismo y del postestructuralismo; empero, no utilizaremos esas definiciones ya
que bajo la concepción y el aporte que hace Antonio Gramsci entenderemos bien el
concepto para ser aplicado a la fundamentación del trabajo de tesis.

Según Antonio Gramsci, una ideología orgánica debe ser capaz de “organizar” a las
masas humanas y para eso debe poder entenderse en orientaciones y enseñanzas específicas
para la acción. Así se entiende la ideología, como lo que permea extensamente la sociedad
porque es la fuente de toda acción social. Bajo esta postura los seres humanos no pueden
actuar sin ser conscientes, sin tener ciertas orientaciones sociales. La ideología vendría

17
Althusser L. (1974) Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Ed Nueva edición. Buenos Aires. p4.

* Vid. etiam. Para conocer otras definiciones del concepto ideología, consultar los siguientes autores y/ o
corrientes filosóficas: Irraciolanismo, historicismo y positivismo: Nietzsche, Mannheim y Durkheim. También
Postestructuralismo, postmodernismo y postmarxismo, Foucault, Zizek . Todas estas definiciones están
elaboradas en una obra de Jorge Larraín (2008), El concepto de Ideología. Vol. 1-2-3-4. Ed Lom. Santiago
de Chile, o también puede consultar directo a las obras de cada autor.
siendo “el terreno en el que los hombres se mueven, adquieren conciencia de su posición,
luchan”18. Esta toma de conciencia fue lo que ocurrió en la candidatura presidencial de
Salvador Allende y la Unidad Popular, como un desarrollo de la conciencia social y de las
movilizaciones de las clases más desposeídas que venían arrastrando esta tradición desde la
orgánica anarquista y socialista de fines del siglo XIX y, desde el marxismo, logrando una
mayor organización desde las primeras décadas del siglo XX; de manera que hacia 1970
existía una tradición madura para poder autodeterminar el destino de la clase obrera-
campesina del país.

Sin embargo, en Gramsci, el concepto de ideología también lo relaciona con otro


concepto que debemos definir, el de Hegemonía. Este se refiere a la habilidad de una clase
para asegurar la adhesión y el consentimiento libre de las masas. Gramsci acá entiende este
concepto y lo aplica tanto a las clases menos desposeídas como a la elite. Primero habla de
hegemonía para referirse a los mecanismos usados por las clases burguesas en una nación
capitalista para mantener el control sobre la clase obrera. Sin embargo, el punto de
inflexión es que ese poder, o ese dominio se logra sobre todo mediante un liderazgo
intelectual-moral y no única ni principalmente mediante la violencia o la fuerza. La
segunda acepción se entiende, desde la óptica de la capacidad de dirección de la clase
obrera para formar alianzas con otras clases no dominantes “El proletariado puede llegar a
ser la clase dirigente y dominante en la medida que tenga éxito en crear un sistema de
alianzas que le permita movilizar a la mayoría de la población trabajadora contra el
capitalismo y el Estado Burgués”19. Desde este punto se debe aclarar que la investigación
acarrea este concepto gramsciano, ya que, en estricto rigor, fue la primera vez que un
pueblo se organiza y lucha en las urnas sacando victorioso un candidato socialista en las
elecciones de 1970, sin perjuicio de las anteriores creaciones de los frentes populares
liderados por el Partido Comunista y aprobados por el VII congreso de la tercera
Internacional (1935).

Siguiendo con Gramsci, “hegemonía presupone que se toman en cuenta los


intereses y las tendencias de los grupos sobre los cuales la hegemonía es ejercida y que un

18
Larraín J. Cap. IV. Ideología y hegemonía: Gramsci. El contexto específico de Europa Occidental. El
concepto de Ideología II. Santiago, Chile: 2008. LOM ed. p6.
19
Ídem, p6
cierto compromiso de equilibrio debe formarse, que el grupo que lidera debe hacer
sacrificios de tipo económico-corporativo”20. También es considerada hegemonía como el
ascendente cultural que tiene una clase sobre las clases aliadas, en este sentido, la cultura de
la clase obrera debía imperar sobre las otras culturas (la campesina, por citar un caso) para
que así hubiera “Unidad intelectual y moral”21. Bajo la lógica de la hegemonía y los pactos
que refiere hacer con otras clases que no tenían poder o muy poco, la clase obrera, fiel
defensora de la Unidad Popular, enfrentó la problemática de preservar la unidad ideológica,
que si bien hubo acuerdos por parte de los partidos de la centroizquierda asociados a la
pequeña burguesía, artesanos, otros oficios y profesiones, no tardó mucho en diluirse por
los constantes ataques políticos, económicos, las divisiones internas , la manipulación de la
prensa y las decisiones extraparlamentarias de algunos grupos de izquierda más radicales,
lo cual generaría confusión.

Siguiendo con los conceptos a utilizar para dar sustento teórico a la investigación,
emplearemos un concepto propuesto por Tomás Moulian, para referirse a las formas en que
la oposición entró al juego de la ilegalidad, utilizando distintas acciones para neutralizar a
la Unidad Popular: nos referimos a lo que Moulian llama: “Estrategias de Contención”22.

El autor aplica esta teoría para describir las tácticas que utilizó la elite para
desestabilizar los proyectos de hegemonía popular, y así dominar el Estado chileno. En una
mirada panorámica del siglo XX, estas estrategias de contención se crean porque las elites
pierden el poder por las constantes crisis económicas y políticas que enfrenta la democracia
burguesa, más las organizaciones obreras que sacan a flote el descontento popular por una
mala representación, y, por sus afanes de participación en las decisiones gubernamentales;
también por cuestiones netamente tácticas de los partidos obreros, sobre todo del Partido
Comunista y su orgánica internacional, la cual buscó frenar el fascismo defendiendo a la
democracia burguesa y creando pactos con los partidos de centro. Para lograr el objetivo de
frenar al fascismo se crearon los llamados Frentes Populares, que tuvieron éxito en
Francia, España y Chile. Desde esta óptica la elite genera estas estrategias de contención,
20
Ibídem, p6.
21
Ibid., p8.
22
Moulian T. Cap. I Referencias de método y conceptuales. Fracturas. De Pedro Aguirre Cerda a Salvador
Allende (1938-1973). Santiago Chile. 2006. LOM, p19.
que son los mecanismos de dominación del Estado, porque al fracasar sus intentos de
mantenerse en el poder, deben aceptar las condiciones de un Estado de compromiso que se
preocupa de incentivar las actividades económicas y subsecuentemente la de las grandes
mayorías al interior de la sociedad.

Tomás Moulian describe las tres estrategias de contención que la elite en un periodo
determinado desarrolla para frenar los avances populares, sin embargo, a la última
estrategia, le suma una letra D: “La entrada en crisis”, que corresponde al periodo
investigado.

a) Estrategias de contención defensiva (1938-1947)


b) Estrategias de contención coactiva (1948-1958)
c) Estrategias de contención integrativa (1958-1970)
d) La entrada en crisis (1970-1973)

Cada uno de estos periodos corresponde a un proceso de crisis y rearticulación del


desarrollo y el modelo capitalista. Sin embargo, bajo el gobierno de Frei se crean políticas
que favorecieron a las clases subalternas, pero que no afectaron de modo alguno el sistema
imperante ni el modo de producción de la hegemonía elitista criolla, por lo tanto, la clase
dominante no se involucra en tácticas radicales, más bien se genera un pacto donde se
convive bajo el alero de la institucionalidad existente. Ya para el periodo de la Unidad
Popular, se desarrolla una crisis que entra en colapso, producto de un intento de una vía
chilena al socialismo de forma democrática —de hecho— que chocan con las tácticas
radicales de contención de la elite co-financiadas por los EE.UU.

Es aquí en donde se centra la investigación, en esos modos de desestabilizar el


gobierno popular por parte de las clases dominantes, las cuales crean por medio de sus
redes comunicacionales —Periódicos, Radioemisoras— los elementos para desarticular,
crear pánico, histeria, miedo y violencia política, tanto en el comienzo de las campañas
electorales para las elecciones presidenciales de 1970, llamada como: la campaña del
terror, como también el corto periodo de la Unidad Popular (1970-1973). En el periodo
comprendido se celebran los procesos electorales de 1971 y 1973, municipales y
parlamentarias respectivamente, por lo cual, el ambiente político-social se bipolariza,
teniendo protestas, enfrentamientos y luchas en las calles del gran Concepción por parte de
los dos grupos o bandos políticos en que decanta el desenvolvimiento de la convivencia
política durante el gobierno de Allende.

Por último tenemos el concepto de violencia, un concepto trabajado por muchos


autores, ciencias y disciplinas, pero que se hace pertinente delimitarlo para su mayor
entendimiento. Como esta investigación tiene que ver con la violencia, es preciso
categorizar este concepto a la lógica de la violencia política. Sin embargo, para entender el
concepto, tenemos que tener en consideración ciertas preguntas que nos ayudarán a
entender y encajar su significado en la historiografía, y por supuesto a la triada; Poder –
Hegemonía – Estado: ¿Qué se entiende por violencia política? ¿Qué papel juega la
violencia en las relaciones políticas? ¿Qué papel juega la violencia en el cambio
histórico?

La violencia política a lo largo de la historia de la humanidad ha sido una constante


incansable, por lo que es un fenómeno universal, y por supuesto se manifiesta en todos los
rincones y en todas las formas posibles. En Chile —según lo escrito por los especialistas
del tema— se encuentra este fenómeno desde la formación de la República.

En primer lugar, la violencia política es un fenómeno que está inserto en lo político


y social, y por ende, el poder entra en este conflictivo juego. Se manifiesta en momentos de
crisis, por lo que es evidente que la magnitud y la fuerza en que es aplicada la violencia,
será también proporcional a la crisis que se vive en el periodo comprendido o la coyuntura
histórica, y quien logra poseer una ventaja o la victoria en los enfrentamientos directos o
indirectos, logra configurarse como fuerza hegemónica dentro del espectro político. Por
otro lado, es indispensable entender que toda manifestación de la violencia, tiene un origen
en algo, una guía o punto de inflexión que cambia la estructura o el lineamiento de la
sociedad —en este caso— la sociedad chilena bajo un sistema político y social capitalista,
buscó un cambio estructural en las elecciones de 1970, por las condiciones materiales
desfavorables e injusticias sociales de los sectores más desposeídos, y es electo el socialista
Salvador Allende bajo el apoyo popular, más los partidos de la coalición de Izquierda,
Izquierda Cristiana y Centro Izquierda, llamada Unidad Popular. Al ganar la UP, se trata
de instalar un sistema completamente diferente; el socialismo, de una forma democrática y
planificada, por lo que los agentes políticos y simpatizantes del bando contrario —elite
chilena, otros agentes sociales, grupos paramilitares, políticos, prensa etc. manejados por la
derecha— intentaron boicotear el proceso democrático del gobierno, utilizando estrategias
de contención, para hacer efecto en una crisis político-económica-social, ejercer presión, y
por supuesto ejercer violencia, que se manifiesta en primera instancia, y en una de sus
expresiones máximas, en el asesinato del comandante en jefe del ejército, René Schneider
el 25 de octubre de 1970, por un grupo paramilitar de extrema derecha llamado “Patria y
libertad” meses antes de que Salvador Allende asumiera la presidencia de la nación.

A este lamentable hecho, se le suman los siguientes hechos de violencia tanto a


nivel nacional, como a nivel local, incluidos hechos de muerte, luchas campales, quema de
sedes de los partidos políticos y por supuesto, desordenes en las elecciones posteriores a la
presidencial, 1971 Municipales, 1973 Parlamentarias.

La reacción de los agentes políticos y sociales a favor del gobierno popular, fue de
resistencia, por lo que aplican también estrategias para combatir y resistir la amenaza
fascista. Sin embargo, debemos ser conscientes de que los grupos revolucionarios como el
MIR, formado en la década de los sesenta, tras la elección de Salvador Allende, ya se
encontraba trabajando en la propaganda hacia la lucha armada, y viviendo en la
clandestinidad. Ya en el año 1970 la dirección del partido, determinó la suspensión de
cualquier tipo de acción armada, al mismo tiempo que definió una postura crítica hacia el
gobierno de Allende, por no apresurar la vía hacia el socialismo, pero siguió apoyando a las
orgánicas obreras y campesinas, sobre todo en los campos en la recuperación de tierras.

Por otro lado, se cometieron errores dentro del oficialismo, lo que causó la toma de
decisiones extraparlamentarias, lo que otorgó la oportunidad que la oposición necesitó para
operar acusaciones en contra del gobierno popular, es decir, desde desvinculaciones de
parlamentarios oficialistas, hasta el acuerdo de la cámara que declaró la ilegitimidad del
gobierno del presidente Allende.

En este sentido, el papel que juega la violencia, sería un instrumento, una


manifestación de los grupos involucrados, o bandos, que en el empeño de recuperar el
poder, o de resistir la amenaza, generan un tenso momento de crisis, de inestabilidad
política, económica y social, lo que provoca un desenlace fatal por los grupos de elite y
FF.AA; que se manifiesta en el golpe de Estado de 1973, sumergiendo a Chile en 17 años
de dictadura, represión y muerte.

Ya dejando un poco más claro, qué se entiende por violencia y su papel en los
procesos histórico-sociales, es preciso entregar algunas acepciones al concepto en cuestión,
y pos supuesto dar a conocer el concepto que utilizaremos para aplicarlo al estudio de la
violencia política en la Unidad Popular. Bajo este último punto, es preciso advertir que la
singularidad de acepciones y estudios relacionados en el ámbito de la violencia, no vamos a
explicar todas las formulaciones del concepto, ya que sería una empresa bastante extensa
llevar a cabo un análisis de la violencia.

Con respecto al término; se pueden encontrar variadas acepciones en distintos


campos de las ciencias sociales: Antropología, Sociología, Politología, Psicología y la
Historiografía. Sin querer dejar de lado a la biología o la misma filosofía, ya que el término
violencia “a secas” contiene y responde a cuestiones etológicas, Psicológicas,
Psicosociales, simbólico-culturales, políticos, éticos, e históricos. Como habíamos dicho
anteriormente, atenderemos cuestiones netamente relacionadas con las ciencias sociales, en
particular las aproximaciones Político-históricas. Socio-históricas o desde la Filosofía
política. Para esta investigación, el interés se centra netamente en el tipo de violencia que
se manifiesta en el campo de lo político-social, en donde se muestra y se diferencia de otros
tipos que derivan del fenómeno, ya que las acciones de este tipo de violencia han adquirido
mayor transcendencia histórica, por el hecho de que presenta formas diferentes y porque
conduce la atención indispensablemente hacia la relación que existe entre Poder – Estado -
Hegemonía.

La primera definición del concepto, debe ser la del diccionario de la Real Academia
española, sin embargo su significado es insuficiente, infiriendo a la acción y la cualidad de
la violencia por lo que no alcanza a dar una aclaración de qué se entiende por violencia. No
es así el caso de la lengua inglesa, la cual sí tiene una definición de violencia. Ahora,
desde el punto de vista de las ciencias sociales, tanto politólogos como sociólogos tienen
una idea de la violencia en su dimensión política, concebida por los postulados de Max
Weber, la definen como “el uso ilegítimo o ilegal de la fuerza” Esto se hizo para
diferenciarla de la llamada violencia legítima con la cual definen el uso de la fuerza por
parte del Estado.

Por otro lado, y según lo que nos aclara el académico español, Julio Aróstegui, la
primera acepción de la violencia, y los primeros pensadores en preocuparse de este
fenómeno fueron: Karl Marx y Friedrich Engels. Una construcción teórica y práctica que ha
marcado desde sus inicios la filosofía y las ciencias sociales en general. Por otro lado no
podemos dejar de lado que la violencia como concepto, se expandió entre los siglos XVIII
y XIX. Obras de autores como Sorel, Rousseau, y otros autores de la ilustración son autores
clásicos que hasta hoy influyen en nuestra manera de concebir esta problemática.

La violencia en la obra de Marx & Engels no es una condición prioritaria –como


algunos marxistas vulgares creyeron–, sino más bien una reacción ante las funciones
coercitivas del sistema capitalista. Por otro lado es imprescindible entender que en la obra
de Marx, en cuanto al concepto de violencia, lo otorga al problema de la sociedad
capitalista, ya que sus escritos sobre el concepto, están dentro del marco de la teoría de la
alienación, la fetichización de las mercancías (la privatización de los medios de
producción), y el uso de las instituciones burguesas para mantener el control de las otras
clases oprimidas, es decir, el Estado burgués y sus múltiples dimensiones (ideológicas,
jurídicas, económicas) como elementos que oprimen a las clases trabajadoras. Esta
constante en los escritos de Marx & Engels, se pueden encontrar desde los Manuscritos
filosóficos económicos hasta su obra póstuma, El Capital.

¿Cómo superar esta condición para que las clases subordinadas consigan la
abolición del sistema capitalista y así obtener una nueva sociedad? “hay que subvertir
revolucionariamente el orden establecido, fundando un nuevo orden, en el cual la
propiedad privada de los medios de producción […] sea abolida y reemplazada por la
apropiación social de los mismos”23 es decir, Marx plantea que el proletariado debe valerse
de la violencia en dos sentidos: el primero sería, para tomar el poder y del control del
Estado, desplazando a la clase dominante, y segundo, desde el posicionamiento ya en el
Estado, dar inicio al proceso revolucionario en donde los trabajadores recuperen sus
condiciones de producción. En consecuencia, la violencia en el pensamiento de Marx
23
González L. Raíces sociales de la violencia: el aporte del Marxismo. Revista AYER, vol. 13. 1994.303-324.
p.3
culminaría cuando los vestigios de las formas de dominación del orden burgués, sean
completamente erradicados, es decir, cuando se instaure el comunismo.

Sin embargo, hay algo que se debe dejar claro, ya que el pensamiento marxista ha
sido víctima de muchas malas interpretaciones. Cuando Karl Marx deja en claro la acción
de la violencia por parte de las clases subordinadas, no es un lineamiento, o un ideal a
seguir, sino más bien, dependerá de las condiciones de las organizaciones obreras y en los
países donde se practique una cultura democrática. Así se hace a entender en el congreso
de la Haya, en el año 1872. “Pero nosotros jamás hemos pretendido que para logar este
objetivo sea preciso emplear en todas partes medios idénticos. Sabemos que hay que tener
en cuenta las instituciones, las costumbres y las tradiciones de los diferentes países; y
nosotros no negamos que existan países como América, Inglaterra […] en los que los
trabajadores pueden llegar a su objetivo por medios pacíficos […] debemos reconocer que
también la mayoría de los países en el continente, será la fuerza la que deberá servir de
palanca de nuestras revoluciones; es la fuerza a la que habrá que recurrir por algún
tiempo a fin de establecer el reino del trabajo”24.

En la antropología se puede encontrar definiciones del concepto violencia bastante


aceptables, según el juicio y la forma de violencia que uno intenta definir. Bajo este sentido
los antropólogos se concentran en las técnicas, las normas y los ritos, es el caso de Georges
Balandier que parte de la concepción hobbesiana “estos autores muestran cómo lo social
se forma (domesticando) la violencia y cómo toda forma de institución es un medio de
regularla”. 25 El origen del derecho y la creación de la legitimización de los poderes ha sido
la operación simbólica por excelencia para dominar y controlar por medio de las técnicas,
las normas y los ritos la violencia. Su estudio se dirige a la manera como se constituyen los
procesos sociales de legitimidad política y cómo los conflictos sociales se convierten en
conflictos políticos, es decir, regulados. Otros como René Girard quieren demostrar el rol
de la violencia en la historia y en la evolución de las sociedades, en este sentido muestra
“cómo la institución es un medio de domesticar, disimular y controlar la violencia,
24
Marx C.; Engels F. “El Congreso de la Haya”, En Obras Escogidas en tres tomos, t II, p.311-313, 1980ª.
También disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/ecdh72.htm

25
Blair Trujillo E. Aproximación teórica al concepto de violencia: Avatares de una definición. Rev. Política
y Cultura, 2009.32, 9-33. p 10.
26
siempre presente en la vida social”. Otro autor que propone un concepto de violencia
diferenciando algunas características es Semelin. Este autor propone diferenciar tres
categorías que ayudan a distinguir los procesos y formas de la violencia, sin embargo, igual
deja la puerta abierta ya que el concepto en sí no tiene un significado objetivo: “a)
Diferenciar entre la violencia de sangre (la de los muertos), de aquella que Galtung
llamaba violencia estructural, contenida en situaciones de miseria y opresión: b) violencia
cotidiana, integrada en la forma de vida, y c) la violencia espectáculo, que atrae la mirada
y, a su vez, la desaprobación”27.

No tan solo el tema de la violencia ha sido investigado por hombres, también


valiosas investigaciones acerca de este fenómeno lo han producido mujeres, es el caso de
Hannah Arendt en su libro; sobre la violencia, y la condición humana, la cual presenta un
giro hacia el entendimiento del Poder- Dominación – Violencia.

El lugar de la violencia en Hannah Arendt es totalmente opuesto a lo que estuvimos


explicando en las páginas anteriores, ya que ella hace una distinción entre: poder, violencia,
fortaleza, fuerza y autoridad. Para ser más precisos, la nueva postura del tratamiento del
poder y de la violencia en Arendt cambia de giro, al identificar el poder como diferente a la
dominación, y este poder es opuesto a la violencia, en donde el poder es “la capacidad
humana […] de actuar concertadamente”28 el cual se representa en un grupo mayoritario.
Arendt hace la analogía con el concepto de isonomía del ágora griego, en donde isos ἴσος
(igual) y nomos νόμος (ley) igualdad ante la ley. Si entendemos bien lo que nos propone
Arendt, es que las leyes no son concebidas desde el punto poder-dominio. Es decir, no
ejercen dominación en los hombres, sino son orientadoras, dirigentes, esto quiere decir, que
la esencia de las leyes no es la obediencia, sino más bien, que estas leyes son asentadas en
el consenso de la mayoría, por lo tanto, la ley no se puede percibir en términos de mando
(dominación) sino desde el consenso de los hombres. Sin embargo para poder seguir
avanzando en la teoría política de Arendt, es imprescindible explicar los otros conceptos
empleados por la autora, para llegar al concepto que nos interesa, la violencia.

26
Ibíd. p 17.
27
Ibíd. p14.
28
Arendt H. Sobre la violencia. Alianza Editorial. Madrid, España. 2005. p60.
Como dijimos anteriormente, Hannah Arendt hace una distinción entre los
conceptos, poder, violencia, potencia, fuerza y autoridad, pero aclara que no son
estructuras herméticas, sino más bien pueden combinarse. Como ya tenemos definido el
poder, seguiremos por la potencia; “es la propiedad inherente a un objeto o una persona y
pertenece a su carácter”29 es su naturaleza. La fuerza es “la energía liberada por
movimientos físicos o sociales”30. La autoridad puede estar relacionada en personas o
cargos, se define por “el reconocimiento indiscutido de quienes han de obedecer, no
necesita ni coerción ni persuasión”31 y por último, la violencia, muy por el contrario del
poder, “se distingue por su carácter instrumental […] está próxima a la potencia, dado
que los instrumentos de la violencia, como todas las demás herramientas, son concebidos y
empleados para multiplicar la potencia natural”32. En este sentido, el poder recae en la
opinión pública —porque necesita de la aprobación de la mayoría consensuada—, por lo
tanto, si esa isonomía en los hombres se rompe, o bien es inexistente, para hacer el ejercicio
de dominación, la violencia se utilizaría como un instrumento para llegar a ese fin, cuando
ese poder se siente amenazado la violencia aumenta, pero esa dominación es ilegítima y
carece de poder. En palabras de Hannah Arendt “no alcanza con decir que el poder y
violencia no son lo mismo. Poder y violencia son contrarios; donde uno gobierna en forma
absoluta, el otro está ausente”33.

Por último tenemos el tratamiento que hace Julio Aróstegui al fenómeno de la


violencia política, el cual utilizaremos para darle sustento a nuestra investigación.

Aróstegui parte en sus artículos publicados, con esta premisa bastante peculiar, que le trae
curiosidad por emplear el tema de la violencia a la explicación en una sola disciplina social
—la historiografía— Sin embargo, lo que quiere generar Aróstegui no es una historia de la
violencia, sino más bien, “entender y describir y, supuesto esto, explicar, la presencia
histórica de actos de violencia”34. Esto quiere decir que solo nos enfocaremos a las
manifestaciones de la violencia política, ni mucho menos explicar el problema filosófico o

29
Ibíd. p61.
30
Ibídem.
31
Ibíd. p 62.
32
Ibíd. p 63.
33
Ibíd. p 77.
34
Aróstegui J. “La especificación de lo genérico”: la violencia política en perspectiva histórica. Hispania
Nova Revista de historia contemporánea. N° 132-133, 1996. 9-39. P3. http://hispanianova.rediris.es
sociológico de la violencia y su relación con la sociedad, se refiere netamente al problema
de la violencia política, a los conflictos colectivos, en donde el poder y la decisión política
sea el tema de indagación. Es por esto que se plantea la interrogante ¿Es la violencia un
tema apto y, por lo tanto, digno, como objetivo de una historiografía conceptualizadora,
con categorizaciones rigurosas y suficientes como para que una historia de la violencia y,
de manera más específica, una historia de la violencia política, tenga suficiente
justificación?35 En este sentido entiende que escribir una reflexión, una historia de la
violencia, es bastante complejo, por el hecho de que este fenómeno puede acarrear otras
dimensiones, también al poseer —la violencia— una dimensión antropológica, es
inevitable en caer en otras reflexiones que si bien, intentan ser históricas, no son el caso.
Por eso Aróstegui intenta dar las pautas necesarias antes de definir cuál o cuáles serían las
estrategias correctas a la hora de escribir una historia de la violencia. Por eso el primer
enunciado que trae a colación, es la de tener claro la delimitación a la hora de plantearse el
fenómeno de la violencia, una historia de la violencia tiene que “delimitar claramente de
qué violencia se habla, o en qué ámbitos de la actividad social va a situar su campo y su
objeto”36. Por ejemplo, el caso de autores como Hobsbawm o Tilly, en donde estos autores
hablan de un tipo de violencia en el ámbito guerrillero en Latinoamérica, o en las
sociedades pre-industriales en Inglaterra, es por eso que Aróstegui aclara que una historia
general de la violencia no tendría sentido a la hora de emplear justificaciones. La violencia
es cambiante, no se puede predecir, ni menos medir, por lo que “Toda historia de o sobre
la violencia tiene que organizar su desarrollo en torno a alguna de las manifestaciones
distinguibles de ella”37. Estas pueden ser, violencia política, de género, terrorismo de
Estado, etc.

También Aróstegui apunta al orden, en el sentido que para analizar las


manifestaciones de violencia política, es necesario valerse de tres criterios, o tres
perspectivas de análisis: primero un orden tanto cronológico como temático, esto serviría
para establecer el corte esencial para la definición y clasificación de los hechos de
violencia. El segundo sería —en el caso de la violencia política— “entenderla como una
forma particular de ella que es la […] manifestación más aguda de aquel conflicto […]
35
Ibíd. p4.
36
Ibíd. P8.
37
Ibídem. p8.
entre gobernantes y gobernados”38. Y el tercer criterio, la distinción entre conflicto-
violencia como eje de la historia de los movimientos y los cambios sociales, relacionados
—en nuestro caso— con la permanencia de un orden capitalista y el conflictivo proceso de
la guerra fría. Es decir, no confundir entre el proceso social que lleva a la violencia, y la
instrumentación de ésta, para la imposición de la posición de una de las partes en conflicto.
Esto lo deja claro, ya que diversos autores norteamericanos, cualquier movimiento
subversivo que consiga el poder, es tratado como un mero acto de violencia, cuestión que
cae en un error conceptual en connotar una revolución como vil terrorismo y cualquier
especie de protesta social como insurgente.

Teniendo estos planteamientos claros para definir, qué es violencia política, en


palabras de Aróstegui, vamos a definir la violencia política, Primero: la violencia se
entiende como una etapa final y no es necesaria del movimiento social de protesta, por
consiguiente, siguiendo los planteamientos de Karl Marx, no existe una violencia necesaria,
esto dependerá de las condiciones socio-históricas previas — o como dice Aróstegui—
“condiciones históricas previas, perfectamente previsibles y analizables” 39. Segundo: Para
construir una historia de la violencia política, se encuentra en relación a los movimientos de
lucha y de cambio social, esto quiere decir que, es una lucha entre dominantes y
dominados, y sus vicisitudes, por lo que la violencia se encasilla como un uso instrumental.
En consecuencia, la violencia política se relaciona con los conflictos de poder cuando las
partes buscan imponerse sobre la otra, en este sentido, la violencia se desenvuelve dentro
del ámbito de los conflictos políticos, y la conceptualización de esta violencia política,
depende de los actores, de cómo se definan, y cuáles son sus propósitos, y esta violencia va
siempre en un sentido vertical, esto quiere decir que va desde abajo hacia arriba, o desde
arriba hacia abajo.

Esta definición utilizaremos para contextualizar la época de la Unidad Popular, el


conflicto del poder con los adversarios que estaban en contra de una vía chilena al
socialismo, ya que perderían la hegemonía y el control del Estado, por lo que su reacción
fue utilizar tácticas de contención violentas y otras tácticas comunicacionales para suprimir
los procesos, tanto gubernamentales como revolucionarios de otros grupos que, no dentro

38
Ibíd. p9.
39
Ibíd. p11.
del oficialismo ni de la coalición política, pero sí apoyaron el proceso desde una postura
crítica, por no acelerar el proceso hacia el socialismo. Los grupos y movimientos sociales
adherentes al gobierno de Allende, por su parte, también utilizaron la violencia para resistir
el ataque comunicacional, y violentista de los grupos paramilitares de extrema derecha,
entendiendo e identificando también, los actos de violencia en los procesos electorales de
1971, y 1973 respectivamente. Todo este proceso de violencias políticas se observarán en
las calles del gran Concepción, en particular, la urbe de Concepción, por ser la ciudad con
mayor población, y la que concentraba las fuerzas políticas, intelectuales y sociales de
ambos bandos.

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