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Dado que la mirada central de este análisis histórico estará puesto en la violencia
política, particularmente durante las instancias electorales entre los años 1969-1973 en el
Gran Concepción, donde las distintas Izquierdas y Derechas generaron distintas tensiones
y, en ciertos casos, enfrentamientos, además del cruce de diversas estrategias que sirvieron
para aprobar y/o deslegitimar al gobierno popular y democrático de Salvador Allende, es
preciso plantearnos y traer a colación el primer concepto que nos servirá para definir
distintos conceptos a la hora de entender la problematización y el enfoque teórico de la
presente investigación.
1
Larraín J. (2008). Cap. I Orígenes Históricos del concepto ideología. El concepto de Ideología. Vol. I.
Santiago, Chile: LOM ed.P 7. En este sentido, el autor enfatiza que, mientras Descartes se mantiene en un
nivel más filosófico y deductivo, Bacom enfatiza el rol de la ciencia positiva y su carácter observacional. Es
decir, quiere superar el Organon de Aristóteles por medio de un Nuevo Organon que ya no insiste en una
lógica formal deductiva en su acercamiento a la realidad, sino que la reemplaza por un enfoque inductivo.
Doctrina que, a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, tuvo por objetivo el
estudio de las ideas.”2
2
Real Academia Española. (2001) Diccionario de la lengua española. (22.a ed.) Consultado en línea
https://dle.rae.es/?w=ideolog%C3%ADa+
3
Larraín J. (2008). Cap. I Orígenes Históricos del concepto ideología. El concepto de Ideología. Vol. I.
Santiago, Chile: LOM ed. P5
4
Ídem p.9. Larraín nombra en este apartado los ídolos falsos de la teoría de Bacon: Los ídolos de la tribu,
los ídolos de la caverna, los ídolos del mercado y los ídolos del teatro. Para Bacon, el ser humano debía
deshacerse de esos factores irracionales que acosan la mente humana y que al querer observar la realidad
de la naturaleza, estos factores impiden ver su real aspecto.
irreflexivo de la realidad, lo cual trae consigo confusiones en la ciencia, como en las
interacciones sociales y la filosofía.
Estos factores irracionales que están en la obra de Bacon, o los llamados “ídolos
falsos”, “necesariamente subraya la oposición a la ciencia, mientras que la referencia al
5
intercambio social apunta más bien hacia la alteración de las circunstancias materiales”
en donde solo el conocimiento empírico tiene una estructura racional y es pertinente alejar
estos otros impulsos o sentimientos que provienen de un intelecto mal construido, por
apariencias, mitos, etc. Para entender mejor esta reflexión que hace Francis Bacon, hay que
dirigir la atención a los ídolos falsos, pero en especial a los ídolos del mercado, y los
ídolos de las pasiones, en donde valora las interrelaciones sociales, el uso del lenguaje, y la
influencia de las pasiones; “para Bacon el entendimiento humano no puede ser reducido a
sus componentes intelectuales —no es una “luz seca”—diría él, sino que está también
determinado por sentimientos y pasiones que lo corrompen” 6. En este sentido, y desde la
obra de este importante filósofo, busca puramente amparar el conocimiento racional de
cualquiera interferencia. La diferencia entre ideología y conocimiento racional llegará a ser
crucial, tanto así, que tuvo una fuerte influencia en el desarrollo del método científico más
próximo al positivismo. La influencia del pensador sobre los intelectuales de los siglos
XVII y XVIII, es totalmente importante y decisivo, ya que filósofos tales como; Condillac,
Diderot, Helvecio, Hobbes, Holbach, Locke y otros, llevaron consigo las ideas de Francis
Bacon, e incluso el propio Marx reconocerá más tarde a Bacon como el padre del
pensamiento de la ciencia moderna y el materialismo inglés.
6
Ídem p. 9-10.
7
Ídem p.12. Con respecto a Hobbes “los hombres no pueden conocer nada acerca de la existencia de Dios”
[…] la ignorancia de las causas naturales dispone al hombre a la credulidad.
ser humano no puede estar seguro de las causas de las cosas, por lo que echa a correr su
imaginación o confía en la autoridad de los hombres para tener una “fiel interpretación de
esa realidad”, lo que en consecuencia, no genera la necesidad de investigar por su cuenta,
ya que al no conocer un fenómeno, es imaginado y/o explicado por otros hombres, es decir
“Se inclinan a suponer y a inventarse a sí mismos varias clases de poderes invisibles; y a
aterrorizarse de sus propias imaginaciones […] y este temor de las cosas invisibles es la
semilla natural de aquello que cada uno en sí mismo llama religión”.
Algunos filósofos siguieron con la intención de observar ciertos fenómenos y con una
crítica fuerte hacia la religión como la causal de la ignorancia de los hombres,
interpretación del Materialismo francés; autores como Helvecio y Holbach, quienes
tuvieron una relevante formulación sobre la formación más tarde del concepto ideología y
que además influyó sobre Hegel, Bauer, Feuerbach y el propio Marx. En efecto, esta
8
Hobbes es consciente de que los legisladores desean mantener al pueblo en la obediencia introduciéndoles
en la mente la creencia de los preceptos religiosos provienen de los dioses, y haciéndolos creer que las
mismas cosas desagradables para los dioses son aquellas que prohíbe la ley.
tradición del pensamiento francés, sirvió como antecedente para Desttut de Tracy (1754-
1836) el cual es el primer autor que emplea el término ideología en Elements D´idéologie
(1801), como una ciencia que tiene como propósito el establecimiento de las ideas, donde
quién la cultive debe dejar de lado los prejuicios religiosos y metafísicos.
Sin embargo esta crítica de la religión y la metafísica, siguió su paso e inauguró una
tradición positivista que culminará más tarde en el Empirismo lógico del Wiener Kreis
(Círculo de Viena) el cual utilizaban la filosofía para describir, qué era ciencia y qué no,
además la creación de un lenguaje común entre las ciencias.
14
Ambriz-Arévalo, G. (2015) La ideología de Marx. Más allá de la falsa conciencia. Rev. Pensamiento y
Cultura, Vol. 18, N, 107-131, p 4. https://www.redalyc.org/pdf/701/70142406005.pdf
15
Ídem. P 4.
16
Ídem, p 15.
Entre los distintos investigadores, filósofos e intelectuales que defienden esta
postura, en el siglo XX destaca Louis Althusser con su obra Ideología y aparatos
ideológicos del Estado, o también: La revolución teórica de Marx, piensa que la ideología
forma parte de una actividad con estructuras propias, y que “aun teniendo que ver con una
cierta representación de lo real, desborda muy ampliamente la simple cuestión del
conocimiento, para poner en juego una realidad y una función propiamente social”17.
Según Antonio Gramsci, una ideología orgánica debe ser capaz de “organizar” a las
masas humanas y para eso debe poder entenderse en orientaciones y enseñanzas específicas
para la acción. Así se entiende la ideología, como lo que permea extensamente la sociedad
porque es la fuente de toda acción social. Bajo esta postura los seres humanos no pueden
actuar sin ser conscientes, sin tener ciertas orientaciones sociales. La ideología vendría
17
Althusser L. (1974) Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Ed Nueva edición. Buenos Aires. p4.
* Vid. etiam. Para conocer otras definiciones del concepto ideología, consultar los siguientes autores y/ o
corrientes filosóficas: Irraciolanismo, historicismo y positivismo: Nietzsche, Mannheim y Durkheim. También
Postestructuralismo, postmodernismo y postmarxismo, Foucault, Zizek . Todas estas definiciones están
elaboradas en una obra de Jorge Larraín (2008), El concepto de Ideología. Vol. 1-2-3-4. Ed Lom. Santiago
de Chile, o también puede consultar directo a las obras de cada autor.
siendo “el terreno en el que los hombres se mueven, adquieren conciencia de su posición,
luchan”18. Esta toma de conciencia fue lo que ocurrió en la candidatura presidencial de
Salvador Allende y la Unidad Popular, como un desarrollo de la conciencia social y de las
movilizaciones de las clases más desposeídas que venían arrastrando esta tradición desde la
orgánica anarquista y socialista de fines del siglo XIX y, desde el marxismo, logrando una
mayor organización desde las primeras décadas del siglo XX; de manera que hacia 1970
existía una tradición madura para poder autodeterminar el destino de la clase obrera-
campesina del país.
18
Larraín J. Cap. IV. Ideología y hegemonía: Gramsci. El contexto específico de Europa Occidental. El
concepto de Ideología II. Santiago, Chile: 2008. LOM ed. p6.
19
Ídem, p6
cierto compromiso de equilibrio debe formarse, que el grupo que lidera debe hacer
sacrificios de tipo económico-corporativo”20. También es considerada hegemonía como el
ascendente cultural que tiene una clase sobre las clases aliadas, en este sentido, la cultura de
la clase obrera debía imperar sobre las otras culturas (la campesina, por citar un caso) para
que así hubiera “Unidad intelectual y moral”21. Bajo la lógica de la hegemonía y los pactos
que refiere hacer con otras clases que no tenían poder o muy poco, la clase obrera, fiel
defensora de la Unidad Popular, enfrentó la problemática de preservar la unidad ideológica,
que si bien hubo acuerdos por parte de los partidos de la centroizquierda asociados a la
pequeña burguesía, artesanos, otros oficios y profesiones, no tardó mucho en diluirse por
los constantes ataques políticos, económicos, las divisiones internas , la manipulación de la
prensa y las decisiones extraparlamentarias de algunos grupos de izquierda más radicales,
lo cual generaría confusión.
Siguiendo con los conceptos a utilizar para dar sustento teórico a la investigación,
emplearemos un concepto propuesto por Tomás Moulian, para referirse a las formas en que
la oposición entró al juego de la ilegalidad, utilizando distintas acciones para neutralizar a
la Unidad Popular: nos referimos a lo que Moulian llama: “Estrategias de Contención”22.
El autor aplica esta teoría para describir las tácticas que utilizó la elite para
desestabilizar los proyectos de hegemonía popular, y así dominar el Estado chileno. En una
mirada panorámica del siglo XX, estas estrategias de contención se crean porque las elites
pierden el poder por las constantes crisis económicas y políticas que enfrenta la democracia
burguesa, más las organizaciones obreras que sacan a flote el descontento popular por una
mala representación, y, por sus afanes de participación en las decisiones gubernamentales;
también por cuestiones netamente tácticas de los partidos obreros, sobre todo del Partido
Comunista y su orgánica internacional, la cual buscó frenar el fascismo defendiendo a la
democracia burguesa y creando pactos con los partidos de centro. Para lograr el objetivo de
frenar al fascismo se crearon los llamados Frentes Populares, que tuvieron éxito en
Francia, España y Chile. Desde esta óptica la elite genera estas estrategias de contención,
20
Ibídem, p6.
21
Ibid., p8.
22
Moulian T. Cap. I Referencias de método y conceptuales. Fracturas. De Pedro Aguirre Cerda a Salvador
Allende (1938-1973). Santiago Chile. 2006. LOM, p19.
que son los mecanismos de dominación del Estado, porque al fracasar sus intentos de
mantenerse en el poder, deben aceptar las condiciones de un Estado de compromiso que se
preocupa de incentivar las actividades económicas y subsecuentemente la de las grandes
mayorías al interior de la sociedad.
Tomás Moulian describe las tres estrategias de contención que la elite en un periodo
determinado desarrolla para frenar los avances populares, sin embargo, a la última
estrategia, le suma una letra D: “La entrada en crisis”, que corresponde al periodo
investigado.
La reacción de los agentes políticos y sociales a favor del gobierno popular, fue de
resistencia, por lo que aplican también estrategias para combatir y resistir la amenaza
fascista. Sin embargo, debemos ser conscientes de que los grupos revolucionarios como el
MIR, formado en la década de los sesenta, tras la elección de Salvador Allende, ya se
encontraba trabajando en la propaganda hacia la lucha armada, y viviendo en la
clandestinidad. Ya en el año 1970 la dirección del partido, determinó la suspensión de
cualquier tipo de acción armada, al mismo tiempo que definió una postura crítica hacia el
gobierno de Allende, por no apresurar la vía hacia el socialismo, pero siguió apoyando a las
orgánicas obreras y campesinas, sobre todo en los campos en la recuperación de tierras.
Por otro lado, se cometieron errores dentro del oficialismo, lo que causó la toma de
decisiones extraparlamentarias, lo que otorgó la oportunidad que la oposición necesitó para
operar acusaciones en contra del gobierno popular, es decir, desde desvinculaciones de
parlamentarios oficialistas, hasta el acuerdo de la cámara que declaró la ilegitimidad del
gobierno del presidente Allende.
Ya dejando un poco más claro, qué se entiende por violencia y su papel en los
procesos histórico-sociales, es preciso entregar algunas acepciones al concepto en cuestión,
y pos supuesto dar a conocer el concepto que utilizaremos para aplicarlo al estudio de la
violencia política en la Unidad Popular. Bajo este último punto, es preciso advertir que la
singularidad de acepciones y estudios relacionados en el ámbito de la violencia, no vamos a
explicar todas las formulaciones del concepto, ya que sería una empresa bastante extensa
llevar a cabo un análisis de la violencia.
La primera definición del concepto, debe ser la del diccionario de la Real Academia
española, sin embargo su significado es insuficiente, infiriendo a la acción y la cualidad de
la violencia por lo que no alcanza a dar una aclaración de qué se entiende por violencia. No
es así el caso de la lengua inglesa, la cual sí tiene una definición de violencia. Ahora,
desde el punto de vista de las ciencias sociales, tanto politólogos como sociólogos tienen
una idea de la violencia en su dimensión política, concebida por los postulados de Max
Weber, la definen como “el uso ilegítimo o ilegal de la fuerza” Esto se hizo para
diferenciarla de la llamada violencia legítima con la cual definen el uso de la fuerza por
parte del Estado.
Por otro lado, y según lo que nos aclara el académico español, Julio Aróstegui, la
primera acepción de la violencia, y los primeros pensadores en preocuparse de este
fenómeno fueron: Karl Marx y Friedrich Engels. Una construcción teórica y práctica que ha
marcado desde sus inicios la filosofía y las ciencias sociales en general. Por otro lado no
podemos dejar de lado que la violencia como concepto, se expandió entre los siglos XVIII
y XIX. Obras de autores como Sorel, Rousseau, y otros autores de la ilustración son autores
clásicos que hasta hoy influyen en nuestra manera de concebir esta problemática.
¿Cómo superar esta condición para que las clases subordinadas consigan la
abolición del sistema capitalista y así obtener una nueva sociedad? “hay que subvertir
revolucionariamente el orden establecido, fundando un nuevo orden, en el cual la
propiedad privada de los medios de producción […] sea abolida y reemplazada por la
apropiación social de los mismos”23 es decir, Marx plantea que el proletariado debe valerse
de la violencia en dos sentidos: el primero sería, para tomar el poder y del control del
Estado, desplazando a la clase dominante, y segundo, desde el posicionamiento ya en el
Estado, dar inicio al proceso revolucionario en donde los trabajadores recuperen sus
condiciones de producción. En consecuencia, la violencia en el pensamiento de Marx
23
González L. Raíces sociales de la violencia: el aporte del Marxismo. Revista AYER, vol. 13. 1994.303-324.
p.3
culminaría cuando los vestigios de las formas de dominación del orden burgués, sean
completamente erradicados, es decir, cuando se instaure el comunismo.
Sin embargo, hay algo que se debe dejar claro, ya que el pensamiento marxista ha
sido víctima de muchas malas interpretaciones. Cuando Karl Marx deja en claro la acción
de la violencia por parte de las clases subordinadas, no es un lineamiento, o un ideal a
seguir, sino más bien, dependerá de las condiciones de las organizaciones obreras y en los
países donde se practique una cultura democrática. Así se hace a entender en el congreso
de la Haya, en el año 1872. “Pero nosotros jamás hemos pretendido que para logar este
objetivo sea preciso emplear en todas partes medios idénticos. Sabemos que hay que tener
en cuenta las instituciones, las costumbres y las tradiciones de los diferentes países; y
nosotros no negamos que existan países como América, Inglaterra […] en los que los
trabajadores pueden llegar a su objetivo por medios pacíficos […] debemos reconocer que
también la mayoría de los países en el continente, será la fuerza la que deberá servir de
palanca de nuestras revoluciones; es la fuerza a la que habrá que recurrir por algún
tiempo a fin de establecer el reino del trabajo”24.
25
Blair Trujillo E. Aproximación teórica al concepto de violencia: Avatares de una definición. Rev. Política
y Cultura, 2009.32, 9-33. p 10.
26
siempre presente en la vida social”. Otro autor que propone un concepto de violencia
diferenciando algunas características es Semelin. Este autor propone diferenciar tres
categorías que ayudan a distinguir los procesos y formas de la violencia, sin embargo, igual
deja la puerta abierta ya que el concepto en sí no tiene un significado objetivo: “a)
Diferenciar entre la violencia de sangre (la de los muertos), de aquella que Galtung
llamaba violencia estructural, contenida en situaciones de miseria y opresión: b) violencia
cotidiana, integrada en la forma de vida, y c) la violencia espectáculo, que atrae la mirada
y, a su vez, la desaprobación”27.
26
Ibíd. p 17.
27
Ibíd. p14.
28
Arendt H. Sobre la violencia. Alianza Editorial. Madrid, España. 2005. p60.
Como dijimos anteriormente, Hannah Arendt hace una distinción entre los
conceptos, poder, violencia, potencia, fuerza y autoridad, pero aclara que no son
estructuras herméticas, sino más bien pueden combinarse. Como ya tenemos definido el
poder, seguiremos por la potencia; “es la propiedad inherente a un objeto o una persona y
pertenece a su carácter”29 es su naturaleza. La fuerza es “la energía liberada por
movimientos físicos o sociales”30. La autoridad puede estar relacionada en personas o
cargos, se define por “el reconocimiento indiscutido de quienes han de obedecer, no
necesita ni coerción ni persuasión”31 y por último, la violencia, muy por el contrario del
poder, “se distingue por su carácter instrumental […] está próxima a la potencia, dado
que los instrumentos de la violencia, como todas las demás herramientas, son concebidos y
empleados para multiplicar la potencia natural”32. En este sentido, el poder recae en la
opinión pública —porque necesita de la aprobación de la mayoría consensuada—, por lo
tanto, si esa isonomía en los hombres se rompe, o bien es inexistente, para hacer el ejercicio
de dominación, la violencia se utilizaría como un instrumento para llegar a ese fin, cuando
ese poder se siente amenazado la violencia aumenta, pero esa dominación es ilegítima y
carece de poder. En palabras de Hannah Arendt “no alcanza con decir que el poder y
violencia no son lo mismo. Poder y violencia son contrarios; donde uno gobierna en forma
absoluta, el otro está ausente”33.
Aróstegui parte en sus artículos publicados, con esta premisa bastante peculiar, que le trae
curiosidad por emplear el tema de la violencia a la explicación en una sola disciplina social
—la historiografía— Sin embargo, lo que quiere generar Aróstegui no es una historia de la
violencia, sino más bien, “entender y describir y, supuesto esto, explicar, la presencia
histórica de actos de violencia”34. Esto quiere decir que solo nos enfocaremos a las
manifestaciones de la violencia política, ni mucho menos explicar el problema filosófico o
29
Ibíd. p61.
30
Ibídem.
31
Ibíd. p 62.
32
Ibíd. p 63.
33
Ibíd. p 77.
34
Aróstegui J. “La especificación de lo genérico”: la violencia política en perspectiva histórica. Hispania
Nova Revista de historia contemporánea. N° 132-133, 1996. 9-39. P3. http://hispanianova.rediris.es
sociológico de la violencia y su relación con la sociedad, se refiere netamente al problema
de la violencia política, a los conflictos colectivos, en donde el poder y la decisión política
sea el tema de indagación. Es por esto que se plantea la interrogante ¿Es la violencia un
tema apto y, por lo tanto, digno, como objetivo de una historiografía conceptualizadora,
con categorizaciones rigurosas y suficientes como para que una historia de la violencia y,
de manera más específica, una historia de la violencia política, tenga suficiente
justificación?35 En este sentido entiende que escribir una reflexión, una historia de la
violencia, es bastante complejo, por el hecho de que este fenómeno puede acarrear otras
dimensiones, también al poseer —la violencia— una dimensión antropológica, es
inevitable en caer en otras reflexiones que si bien, intentan ser históricas, no son el caso.
Por eso Aróstegui intenta dar las pautas necesarias antes de definir cuál o cuáles serían las
estrategias correctas a la hora de escribir una historia de la violencia. Por eso el primer
enunciado que trae a colación, es la de tener claro la delimitación a la hora de plantearse el
fenómeno de la violencia, una historia de la violencia tiene que “delimitar claramente de
qué violencia se habla, o en qué ámbitos de la actividad social va a situar su campo y su
objeto”36. Por ejemplo, el caso de autores como Hobsbawm o Tilly, en donde estos autores
hablan de un tipo de violencia en el ámbito guerrillero en Latinoamérica, o en las
sociedades pre-industriales en Inglaterra, es por eso que Aróstegui aclara que una historia
general de la violencia no tendría sentido a la hora de emplear justificaciones. La violencia
es cambiante, no se puede predecir, ni menos medir, por lo que “Toda historia de o sobre
la violencia tiene que organizar su desarrollo en torno a alguna de las manifestaciones
distinguibles de ella”37. Estas pueden ser, violencia política, de género, terrorismo de
Estado, etc.
38
Ibíd. p9.
39
Ibíd. p11.
del oficialismo ni de la coalición política, pero sí apoyaron el proceso desde una postura
crítica, por no acelerar el proceso hacia el socialismo. Los grupos y movimientos sociales
adherentes al gobierno de Allende, por su parte, también utilizaron la violencia para resistir
el ataque comunicacional, y violentista de los grupos paramilitares de extrema derecha,
entendiendo e identificando también, los actos de violencia en los procesos electorales de
1971, y 1973 respectivamente. Todo este proceso de violencias políticas se observarán en
las calles del gran Concepción, en particular, la urbe de Concepción, por ser la ciudad con
mayor población, y la que concentraba las fuerzas políticas, intelectuales y sociales de
ambos bandos.