LIBRO: LAS CIUDADES DE LA EDAD MEDIA otras palabras, el objetivo era el Mar Mediterráneo, sin embargo la tesis del
r Mediterráneo, sin embargo la tesis del autor
Henri Pirenne “historiador belga. Fue profesor de Historia desde 1892 y hasta
su muerte en la Universidad de Gante”
Capítulo 1. El comercio del Mediterráneo hasta finales del siglo VIII
En este capítulo, el autor inicia describiendo las características principales del
Imperio Romano, destacando su carácter mediterráneo, haciendo especial énfasis
en el mar como escenario desde el cual se garantizaba la unidad política y la unidad
económica, toda vez que el dominio de las aguas proveía vías de comunicación e
intercambio mercantil. Aduce que, con el paso del tiempo y el envejecimiento del
imperio, su carácter marítimo se acentúa dando como resultado que su capital
terrestre Roma, fuera abandonada en el sigo IV e instalada como capital
Constantinopla, reconocida por ser un puerto formidable.
Sostiene la tesis que si bien hubo dinámicas que modificaron los imperios en su
estructura interior, la navegación en el mediterráneo no corrió con la misma suerte
y por el contrario es una actividad que se extendió a lo largo de las provincias
continentales dando como resultado una oferta de bienes y redes de intercambio
que permitían la comercialización de especies raras y productos manufacturados
de diversos lugares. De igual manera, señala que diversas reformas económicas
de la época como la denominada Solidus, promovida por Constantino, favoreció
el crecimiento de un movimiento comercial en la región y desplazo al Imperio de
occidente en términos de importancia y vitalidad económica.
Este fenómeno conllevo a que a partir del siglo IV, las grandes ciudades solo
tuvieron lugar en Oriente y en ellas se concentran las industrias de exportación,
especialmente textiles, y cuyo transporte especializado lo realizan los barcos sirios,
los cuales desde la perspectiva del autor, tienen un papel preponderante en la
contribución de la orientalización y a su vez la prueba la creciente importancia del
mar en la configuración física del imperio que es acechado por los barbaros en el
norte. Por su parte, el autor advierte que no es en vano el propósito de las
invasiones a cargo de los germanos, de conquistar las regiones privilegiadas,
donde el clima y la fecundidad de la naturaleza se unen a la riqueza y la civilización.
Dicho esto, el imperio de Occidente cae en el siglo V y la totalidad de este es
invadida por los germanos así: Los Vándalos en África, los Visigodos en Aquitania
y España, los Burgundios en el valle de Ródano y los Ostrogodos en Italia. En
considera que fundamentalmente los Germanos no querían anular al Imperio
Romano, sino instalarse allí y disfrutarlo, lo que significo que parte de la
fisionómica de la civilización romana permanece intacta, en especial el carácter
marítimo. En el año 527, Justiniano restauro la unidad imperial de Roma y por lo
tanto África, España e Italia son reconquistadas, y el mediterráneo vuelvo a ser
un lago Romano. En 568 los Lombardos le arrebatan el norte de Italia y los
Visigodos en Aquitania se libran, más sin embargo sus intereses están en dominar
occidente gracias al mediterráneo.
En términos generales, el autor compara las dinámicas políticas del imperio
romano, con los rumbos que ha tomado la civilización misma, en el entendido
que el movimiento económico de Europa se revela como la continuación directa
del imperio romano, situación que indica que las invasiones y la conquista
germana de Europa, no transformo las dinámicas propias del comercio de la
región.
“(…) El mantenimiento de las ciudades que eran sus centros y el de los
mercados que eran sus instrumentos se explica por la pervivencia del trafico
mediterráneo, por lo que la cuenta del Mediterráneo no deja de constituir la
unidad económica que se había formado secularmente en el seno de la
comunidad imperial. Gracias a ella la organización económica del mundo
sobrevivió a su fragmentación política. “
Una de las pruebas que aporta el autor para explicar esta tesis, es la que se refiere
al Sistema Monetario, romano-bizantino, que adoptan los reyes Francos y que se
caracterizaba por: a) La monedas que acuñan, solidus, triesn, denarius. B) El oro que
se empleaba para la acuñación. C) Peso que se asignaba a las especies. Todo esto
resalta con fuerza la continuidad del movimiento comercial del Imperio Romano
tras las invasiones germánicas, que no acabaron con la unidad económica de la
Antigüedad. Por el contrario, esta unidad se conserva con una destacada nitidez,
gracias al mediterráneo y a las relaciones que mantiene con Occidente y Oriente.
En las costas del mediterráneo se concreta y se nutre todavía lo mejor de su
actividad.
Finalmente, el autor destaca que ese orden mundial que sobrevivió a las
invasiones Bárbaras Germánicas, no sobrevivió al proyecto del Islam, quienes
derribaron al imperio persa en 633-644, arrebata al imperio bizantino Siria en
634-646, Egipto 640-642, África 643 -708 e irrumpe en España en el 711. Estas
dinámicas acabaron con la comunidad mediterránea y así mismo el culto del
profeta Mahoma remplazaba a la fe cristiana, el derecho musulmán al derecho
 romano y en puntualmente se rompe el vinculo que unía al imperio bizantino
con los reinos germánicos del oeste2.
Cap 2. La decadencia comercial del siglo IX
Argumento central: Se genera una fuerte decadencia comercial en el siglo ix que
viene desde el siglo vii, el comercio en la época fue poco y las reformas generaron
empobrecimiento y circulación lenta del dinero.
la civilización del siglo IX tiene una ruptura muy clara con la civilización anterior.
Carlomagno rompe la tradición antigua al tomar título de emperador romano,
este antiguo imperio se convierte en ajeno al nuevo imperio (occidente) donde
sus principales colaboradores son los anglosajones o suabos y empieza a dominar
la influencia germánica.
No se ha hecho el énfasis suficientemente del impacto de la invasión islámica en
Europa Occidental. Hasta ese entonces, occidente siempre había recibido su
civilización de oriente (fenicios, griegos y romanos) y ahora estaba obligado a vivir
de sus propios recursos. Su centro se desplaza hacia el norte y el Estado Franco
funda las bases de Europa Medieval a causa del cambio del nuevo orden
mundial generado por la invasión musulmana. Sin el islam no hubiese existido el
imperio Franco.
Divergencias entre el período: 1. Carolingio (imperio de Carlomagno es
continental, no se comunica con el exterior, aislamiento completo) y 2.
Merovingio (Galia es país marítimo lo cual permite circulación y movimiento).
Desde mediados del siglo vii hay un declive del comercio marsallés,
aproximadamente en el 766 este puerto queda abandonado porque el mar ha
cerrado sus puertas. En el siglo ix Provenza antes la región más rica y ahora la
más pobre. Por su parte, los musulmanes cada vez tienen mayor dominio en el
mar (Siglo ix toman Córcega, Cerdeña y Sicilia y en la costa del África fundan
nuevos puertos).
Los esfuerzos de Carlomagno y de sus sucesores para proteger el Imperio de la
agresión de los sarracenos fueron ineficaces como los que hicieron para
oponerse a la invasión de los normandos. Daneses y Noruegos explotaron a
Francia durante el siglo ix, a través del mar norte, canal de la mancha y del
mediterráneo. El imperio Franco tuvo incapacidad para defender sus costas de
los sarracenos y los normandos.
El comercio tuvo un papel secundario en esta época y solo en el norte de la Galia
existen rastros de esta actividad. Los puertos de Quentovic y Duurstede
continúan siendo los centros de intercambio marítimo que luego desaperecen.
Aparte de los frisones, cuyo comercio fue aniquilado por las invasiones
normandas, no se encuentran más comerciantes que los judíos. Eran todavía
numerosos y se hallaban, en cualquier parte de Francia. Los del sur de la Galia
estaban relacionados con sus correligionarios de la España musulmana, a los
cuales se les acusaba de vender niños cristianos.
El autor concluye que el comercio en la época carolingia fue poco. Monopolizado,
por los judíos extranjeros después de la desaparición de Quentovic y de
Duurstede, queda reducido al transporte de algunos toneles de vino o sal, al
tráfico prohibido de esclavos y por último a la buhonería de objetos de lujo traídos
de Oriente.
Ahora bien, luego de que se cerró el Mediterráneo por el Islam no hay actividades
comerciales y normales de circulación organizada. Es más, existen pruebas de la
decadencia económica del momento que Europa occidental dejó de pertenecer a
la comunidad mediterránea.
La reaparición en el siglo XIII, del cuño de oro con los florines de Florencia y los
ducados de Venecia caracteriza el renacimiento económico de Europa y su
abandono en el siglo IX atestigua una profunda decadencia. Pipino y Carlomagno
no pudieron solucionar el desorden monetario de los últimos tiempos del periodo
merovingio, renunciaron por la desaparición del metal amarillo en la Galia debido
a la interrupción del comercio en el Mediterráneo. La reforma monetaria del siglo
ix generó empobrecimiento y circulación lenta y sobre todo la ausencia de centros
poderosos de atracción del dinero.
El autor señala que las personas ven el reinado de Carlomagno como época de
renacimiento que inconscientemente ven progreso en todos los aspectos cultura,
religioso, costumbres, instituciones y política sin embargo no hay progreso
respecto a la circulación y comercio (siglo de regresión y organización financiera
rudimentaria). Deja de existir el impuesto público, recursos del soberano
corresponden a rentas de sus dominios, tributos pueblos vecinos y botín de la
guerra. Los missi dominici responsables de vigilar la administración son
impotentes para denunciar los abusos que comprueban porque el Estado es
incapaz de pagarles a sus agentes e imponer su autoridad. El vicio y la causa de la
gran disolución del Estado Franco fue reclutar los funcionarios entre la
aristocracia (que se enriquece). Hubiese sido diferente si la base económica
hubiese sido la propiedad territorial. La Aristocracia no desapareció, sino que
enriqueció y con mayor rapidez desaparecieron los pequeños propietarios.
Desde el periodo de las invasiones el desarrollo de la gran propiedad fue continuo.
Por todas partes se mezclaban dominios eclesiásticos y laicos que correspondían
a bosques, landas y terrenos incultos. La Galia franca organizó estas propiedades
de la misma forma que lo había hecho la Galia romana. Los Germanos eran
incapaces de buscar una organización diferente. Consistía en repartir las tierras en
dos grupos: 1. Explotado por el propietario y 2. Se repartía como tenencias entre
los campesinos.
Mientras existió vida urbana y comercio los dominios tenían un mercado para el
excedente de sus productos. En la época Merovingia el suministro y
abastecimiento de las aglomeraciones urbanas y comerciales se hizo gracias a
estos. Sin embargo, esto cambios en el dominio del Islam y los normandos en
los mares del norte porque desapareció la circulación, clase comerciante y
población urbana.
Se sustituye la economía de cambio por la de consumo. Cada dominio vivió de sí
mismo y sobre si mismo en un régimen patriarcal. Siglo ix ha sido conocido como
economía doméstica sin mercados donde la producción sirve para el consumo de
los que viven en el dominio.
Desde el siglo ix el imperio Carolingio estaba aislado por el cierre del
mediterráneo y Rusia meridional tenía salida por dos mercados. El comercio
bizantino ocupa un lugar tan esencial que, sin él, sería imposible comprender su
civilización aun cuando las formas ejercidas eran primitivas sin embargo estas le
permitieron tener un amplio campo de acción.
El tráfico comercial determinó la formación de la sociedad rusa de la Alta Edad
Media. Estos no conocían sobre propiedad raíz, en su riqueza solo estaban los
bienes muebles donde el esclavo era el más preciado, la tierra era de su interés
porque a través de su dominación podían apropiarse de sus productos. Esta era
la concepción de guerreros y comerciantes. Esto permite entender que una
sociedad no tiene que pasar por una fase agrícola antes de dedicarse al comercio
(fenómeno primitivo).
Diferencia entre el Imperio Carolingio: (1.Aristocracia Señorial; 2.Esclavos
sometidos a la gleba, 3.Población campesina, Economía de consumo) y los
Rusos: (1.Aristrocracia comerciante, 2. Esclavos como instrumentos de trabajo.
3. Población reunida en ciudades y 4. Economía de cambio con actividad
comercial regular). La historia demuestra que estos contrastes tan se deben a las
circunstancias que dieron salidas al comercio de Rusia, mientras que se las
negaron al del Imperio carolingio. La actividad comercial rusa se mantuvo hasta
que estuvieron abiertos los caminos a Constantinopla y Bagdad y su invasión
(costas mar caspio y negro) trajo consecuencias idénticas que las que para Europa
trajo el Islam en el S. viii.
En Rusia como en la Galia, al desaparecer el comercio, las ciudades se despueblan
y la población busca medios locales de subsistencia, el período de economía
comercial es sustituido por un período de economía agrícola y “tanto en Rusia
como en la Galia, aparece una aristocracia rural y se organiza un sistema señorial
en el que la imposibilidad de exportar o de vender reduce la producción a las
necesidades del señor y de sus campesinos… en ambas partes, las mismas causas
han producido los mismos efectos. Pero no los produjeron al mismo tiempo.
Rusia vivía del comercio, en la época en la que el Imperio carolingio sólo conocía
el régimen señorial, e inauguró este mismo régimen en el momento en que Europa
Occidental, al encontrar nuevas salidas, rompía con él”
LAS CIUDADAES DE LA EDAD MEDIA
Capítulo 8: Las cités*i y los burgos
Tesis principal: El autor afirma que existieron cités durante el siglo IX, en la
civilización agrícola de la Europa Occidental. Estas cités entendidas como un
centro de administración y como fortaleza, por lo cual se debe suponer que estas
carecían de dos atributos fundamentales de las ciudades de la Edad Media, es decir
una población y una organización municipal. No obstante junto con los burgos,
son puntos de referencia en la constitución de la ciudad de la edad media.
Argumentos centrales:
- Las cités en la época primitiva hacen referencia los cercados, es decir
lugares de reunión de la población (celebración de culto, mercados,
asambleas políticas, refugios en periodos de guerra). Con el tiempo,
presentaron un auge y se convirtieron propiamente en cités (centro
administrativo, religioso, político, económico de todo el territorio de la
tribu y sus hombres). El derecho de la cité era común a todo el pueblo del
que era la capital y con el que constituía una sola y misma república.
Cuando Roma extendió su dominio por el Mediterráneo, este sistema se
convirtió en la base del aparato administrativo del imperio. Este sistema
sobrevivió a las invasiones germánicas.
- La iglesia estableció sus circunscripciones en las cités romanas, afirmaron
su poder e influencia y confirieron una importancia a estas, salvándolas
de la ruina y desaparición. El sedentarismo de los obispos vinculaba su
permanencia en la cité por lo cual no perdieron su carácter de centros de
administración religiosa. “(…) Lo que ya no fue para el gobierno del estado, lo
siguió siendo para el gobierno de la iglesia. La cité imperial se convirtió en cité pontificia
(…)” (pág.34).
 - En los últimos tiempos del bajo imperio, el poder de los obispos de la
población de las cités siguió creciendo, aprovechando la desorganización
de la sociedad civil para aceptar una autoridad que los habitantes no
cuestionaron y de la cual el estad no tenia interés de prohibir. Se
convirtieron en le siglo VII, en una auténtica autoridad sobre sus
hombres y sobre sus tierras. El obispo ejercía un vago derecho del
control, mediante el cual administraba el mercado y se encargaba de la
conservación de puertas, puentes y murallas. “La población estaba gobernada
por su obispo”(pag.37).
- Las cités, al mismo tiempo de residencias episcopales, eran fortalezas. Al
final del imperio Romano se rodearon de murallas para protegerlas, las
cuales estaban al cuidado, mantenimiento y restauración de los obispos.
Las cités episcopales fueron refugio de las poblaciones y salvaguardaron
una sociedad invadida, saqueada y atemorizada.
- El surgimiento del Burgo es resultado de la fragmentación del Imperio
Carolingio cuyo origen corresponde a una fortaleza dispuesta defender
territorios en disputa. Estaba habitada por unos establecimientos
militares y gobernada por un “Alcaide”, al cual el príncipe le otorga la
autoridad financiera y judicial. Además de los establecimientos dedicados
a los soldados, un burgo contenía también algún modesto edificio
religioso, dependencias para las personas encargadas del mantenimiento
de la comunidad y almacenes o graneros que permitían conservar una
cantidad suficiente de provisiones
Conclusión: Las cités y los burgos no fueron sino plazas fuertes y centros
administrativos, sus habitantes o poseían derechos especiales ni
constituciones propias. No obstante, están han jugado un papel esencial
en la historia de las ciudades, es decir han sido puntos de referencia en el
origen de la ciudad medieval.
Resumen el renacimiento comercial
Idea principal: En este capítulo el autor busca abordar por medio de un recorrido histórico, entre
finales del siglo IX e inicios del siglo XII, como varias ciudades de Europa iniciaron el desarrollo
del comercio. Esta una época se considera de relativa paz después de las invasiones y continuas
guerras que vivió el continente.
El final del siglo IX es el momento en que el desorden social provocado por el
pillaje de las invasiones y por la anarquía política, llega al punto más alto
provocando la más baja evolución económica de Europa. El siglo X fue una época
de estabilización y paz relativa. Europa dejó de ser oprimida sin piedad, recuperó
la confianza en el porvenir y, con ella, el valor y el trabajo. Este siglo nos muestra
que las autoridades sociales vuelven a desempeñar el papel que les incumbe, se
puede apreciar desde entonces los primeros rastros de una organización que se
esfuerza en mejorar la condición del pueblo. La necesidad primordial de esta
época era mantener la paz.
De esta forma empiezan a aparecer empresas como las cruzadas promovidas por
la iglesia y el espíritu militar del feudalismo le hace abordar y triunfar en empresas
épicas como la del sur de Italia donde fundan allí los principados de los que
pronto surgirá el reino de Silicia. Todo esto nos dan fe no sólo de la energía y el
vigor de los temperamentos, sino que también nos hablan de la salud social.
En el siglo XI se da una abundante natalidad, los segundones abundan por
doquier, sintiéndose limitados en el suelo natal e impacientes por intentar fortuna
lejos. Por doquier se encuentran aventureros en busca de ganancias o de trabajo.
En todas las regiones de Europa se ofrecen brazos en cantidad superabundante y
esto ciertamente explica los grandes trabajos de roturación y de construcción de
diques cuyo número aumenta desde entonces. Pero la situación cambió el día en
que el aumento de la población hizo posible recuperar estos terrenos
improductivos. Aproximadamente a partir del año 1000, comienza un período de
roturación que continuará, ampliándose siempre hasta fines del siglo XII. Europa
se colonizó a sí misma merced al crecimiento de sus habitantes.
Como se ve, el aumento de población y la renovación de la actividad de la que
aquélla es a la vez causa y efecto, evolucionó en provecho de la economía agrícola.
Pero su influencia se dejó sentir también en el comercio, el cual inicia, ya antes
del siglo XI, lo que podría denominarse un período de renacimiento.
Sabemos que Venecia, que fue la primera que influyó en el comercio, ocupa en la
historia económica de Europa un lugar especial. Sus primeros habitantes huyeron
de la guerra a los islotes vírgenes de la laguna. De esta manera, el comercio se les
impuso por las mismas condiciones de su medio, y tuvieron la energía y el talento
de aprovechar las infinitas posibilidades que éste ofrece al espíritu emprendedor.
Desde el siglo VIII, el conjunto de islotes que ocupaban, estaba ya lo
suficientemente poblado como para ser la sede de una diócesis, particular
consecuencia fue que Venecia no dejó de gravitar en la órbita de Constantinopla.
A comienzos del siglo XI, el poderío de Venecia ha progresado tan increíblemente
como su riqueza. Era imposible que el poderoso movimiento económico, cuyo
centro era Venecia, no se comunicara a las regiones italianas de las que no estaba
separada nada más que por una laguna.
Obtuvo de los emperadores germánicos el derecho de comerciar libremente,
primero con las ciudades vecinas, más tarde con toda Italia, y también el
monopolio del transporte de todos los productos que llegasen a su puerto.
Es interesante constatar de qué manera al envejecer el Imperio se acentúa más su
carácter marítimo. Su capital en tierra firme, Roma, es abandonada en el siglo IV
por otra capital que es al mismo tiempo un puerto admirable: Constantinopla. La
cual entregaba, con un celo dirigido fiscalmente sin llegar a ser asfixiado, tanto al
comercio como a la industria. Era, además de una capital política, un gran puerto
y un centro de manufacturas de primer orden. Sus flotas de guerra le garantizaban
el dominio del mar sin el que no habría podido subsistir. En el siglo X, el
movimiento del puerto alcanza proporciones extraordinarias y con la extensión
del comercio, el afán de lucro se manifiesta de manera irresistible. Su religión es
una religión propia de gentes de negocios. La industria comienza a aparecer.
Desde los primeros años del siglo XI a más tardar, Luca se dedica ya a la
fabricación de telas, y sabríamos bastante más sobre los comienzos del
renacimiento económico de Lombardía si los datos que poseemos no fueran de
una escasez deplorable. Por preponderante que fuera en Italia la influencia
veneciana, no fue la única en hacerse notar. Bari, Tarento, Nápoles, pero
principalmente Amalf, conservaban con Constantinopla relaciones análogas a las
de Venecia.
Eran emplazamientos comerciales de gran actividad y que, al igual que Venecia,
no dudaban en comerciar con los puertos musulmanes Todas estas expediciones
se explican tanto por el entusiasmo religioso como por el espíritu de empresa.
Bastante diferentes a los venecianos, los genoveses y los pisanos se consideran,
frente al islam, como los soldados de Cristo y de la Iglesia. Creen ver al Arcángel
Gabriel y a San Pedro conduciéndoles en el combate contra los infieles y hasta no
haber masacrado a los «sacerdotes de Mahoma» y profanado la mezquita de
Mehdia, no firman un ventajoso tratado comercial. Así, ante el contraataque
cristiano, el islam retrocede poco a poco. El desencadenamiento de la primera
cruzada (1096) señala su retroceso definitivo. El dominio islámico sobre el
Mediterráneo ha terminado
Los celos de Venecia, que no podía aguantar el tener que compartir con estos
advenedizos un comercio cuyo monopolio pretendía conservar. A pesar de
profesar la misma fe, pertenecer al mismo pueblo y hablar la misma lengua, desde
que se convirtieron en competidores, no vio en ellos nada más que enemigos. En
la primavera del año 1100, una escuadra veneciana emboscada ante Rodas acecha
el retorno de la flota que Pisa ha enviado a Jerusalén, cae sobre ella de improviso
y hunde sin piedad muchos de sus barcos.
Capítulo 5 – LOS COMERCIANTES
Tesis principal del capítulo:
La actividad comercial genera cambios sustanciales en las sociedades medievales,
contribuye a la solución de la crisis, permite el incremento de las riquezas y genera
una ‘nueva clase social’ más cercana a la nobleza y el clérigo, todos esto producto
del intercambio de bienes principalmente de forma marítima.
Síntesis:
El antecedente del tráfico marítimo es la piratería, el comercio se genera de forma
primitiva y espontanea en lugares como Grecia y Escandinavia, durante la
invasión germana en el siglo V realmente no se generaron cambios sustanciales
en la navegación mediterránea. En un primer momento la sociedad de la alta edad
media se caracterizaba por un fuerte vínculo con la tierra, de hecho, el autor
sostiene que no existía una razón clara para que las familias se desligaran de ese
futuro asegurado con la tierra y se aventuraran con el intercambio marítimo.
De acuerdo a lo anterior, según el autor la clase comerciante se fundó en el seno
de estas familias agrícolas, un primer momento se puede identificar en el siglo IX
con los acuerdos comerciales realizados con el imperio bizantino, y posterior a
eso el ‘ejercicio del negocio’ en Venecia del siglo X, en ese orden de ideas el
cabotaje a lo largo de las costas del Adriático es un elemento importante en
términos del desarrollo y el fortalecimiento de la actividad comercial.
El comercio proporcionó a los marinos abundantes capitales, algunos de los
ejemplos son los marinos genoveses y venecianos, ahora bien, el autor hace
énfasis en los navegantes venecianos teniendo en cuenta que son continuadores
de los navegantes sirios y su tipo de vida estaba más asociado al del oriente, que
al del occidente, de hecho, el autor hace referencia a una Venecia perteneciente al
occidente solo por si situación geográfica.
Adicionalmente se entiende que el comercio como profesión en el resto de
Europa se desarrolló de forma tardía y refuerza un poco la tesis del autor de que
a pesar de la caída del impero romano, en estricto sentido la conquista de este
territorio fue más de ocupación que de reforma.
La expansión del comercio marítimo, sugiere el autor, parte de Venecia y se
desarrolla por su influencia en las demás ciudades marítimas durante el siglo XI
(Pisa y Génova, posteriormente Marsella y Barcelona). Sin embargo, no existe una
clara relación de este hecho con la formación de la clase comerciante, él menciona
que la actividad comercial luego se difundió al interior del continente.
Una de las dinámicas de mayor importancia es transportar al extranjero los
productos que allí se requieren, en esos lugares se recogen productos que luego
se venden por precios más altos en otros lugares en donde se tiene mayor
demanda.
La actividad económica del comercio se caracteriza por dos elementos: distribuir
productos que generen los máximos beneficios, esto en contraposición con la
iglesia en donde se castiga todo tipo de especulación y se defiende la doctrina
económica del precio justo, por esta razón, dicha actividad estaba un poco
censurada. En segundo lugar, en aras de proteger este tipo de actividad se
generaban asociaciones, que además permitían a los comerciantes comprar
mercancías en una cantidad que con sus propios recursos no habría sido posible,
haciendo frente a los rivales y generando competencia.
El comercio de la época no era estrictamente local, eso implicaba que los
comerciantes estuvieran permanentemente en ruta, razón por la cual los
comerciantes eran rechazados por la nobleza de la época al tener una procedencia
desconocida y una fortuna considerable. Salvo las familias italianas quienes veían
la actividad comercial como una herramienta para aumentar la riqueza.
La crisis de la antigüedad griega y romana, que perjudicó a pueblo se evitó en la
sociedad medieval, una aparente razón era la devolución que hacían algunos
comerciantes en su lecho de muerte a las instituciones de caridad para resarcir un
poco las ganancias conseguidas de forma injusta. Ahora bien, la mala imagen de
los comerciantes se fortalecía al ser personas libres, en el marco de una sociedad
rural anclada a la tierra ellos se encontraban en una posición de libertad en donde
nadie les reclamaba. “al igual que la civilización agraria había hecho del campesino
un hombre cuyo estado habitual era la servidumbre, el comercio hizo del
mercader un hombre cuyo estado habitual era la libertad” (página 65)
Una de las modificaciones que surgió en la sociedad producto de la actividad
comercial, está representada en la protección por parte de la autoridad pública y
la monarquía, los primeros ampliaban la vigilancia sobre los caminos y procuraban
la seguridad de los viajeros y los otros buscaban atraer mercaderes hacia sus países
para fortalecer las rentas. Estos elementos contribuyeron a cambiar la imagen del
comerciante a un hombre privilegiado, libre y a la altura del clérigo y la nobleza.
Conclusiones:
1. El desarrollo del intercambio de productos como actividad económica,
surge en primera instancia por la actividad marítima en el mediterráneo
y luego se extiende al interior del territorio.
2. En un primer momento el comerciante y su actividad económica es
rechazado por las clases políticas con mayor poder como la nobleza y el
clérigo, sin embargo, la acumulación de riqueza les abre un espacio en
medio de la sociedad que los deja por encima de los campesinos.
3. La actividad económica, refuerza las dinámicas de las ciudades, a través
del intercambio de productos, pero además genera mayores rentas,
permite solucionar la crisis antigua griega y romana, y le brinda la
oportunidad a una población de figurar dentro de la sociedad producto
de la suerte y la inteligencia, dándoles además el privilegio de separarse
de los reclamos y castigos de las clases sociales más poderosas.
CAPÍTULO 6: LA FORMACIÓN DE LAS CIUDADES Y LA BURGUESÍA
Autor: Pirenne, Henri. (1927).
Argumento principal:
El comercio y la industria impulsaron el desarrollo en las ciudades, la ubicación
geográfica y las vías de comunicación eran fundamentales. Los comerciantes
poblaron los alrededores de las ciudades (estilo suburbios) y desde entonces
crecieron de forma ininterrumpida. Entre la burguesía, con doble actividad
comercial e industrial, y la población rural se estableció un intercambio de
servicios. A su vez, los artesanos, de los que se abastecía la burguesía, encontraban
también en el campesinado una clientela asegurada. De esto se produjo la
diferenciación entre el trabajo del campo y el trabajo en las ciudades. La posesión
de tierras se volvió sumamente importante.
Resumen:

En ninguna civilización la vida urbana se ha desarrollado independientemente del
comercio y de la industria.
Relación permanente de servicios entre la ciudad y sus alrededores: hay una
dependencia recíproca, una aglomeración urbana sólo puede subsistir mediante la
importación de productos alimenticios que obtiene de afuera, esta debe responder
a la exportación de productos manufacturados que constituye su contrapartida o
contravalor. La economía rural y la economía urbana coexisten y se desarrollan
juntas. La organización social y económica de las ciudades y el campo igual.
Italia y Países Bajos son precisamente los países en los que el movimiento urbano
se originó y se afirmó con más rapidez y vigor; ya que la expansión comercial se
manifestó en primer lugar. La vida urbana en un principio sólo se desarrolló en
un número bastante restringido de localidades pertenecientes tanto a la Italia
septentrional como a los Países Bajos y regiones vecinas.
Las ciudades medievales presentan una variedad extraordinaria. Cada una de ellas
posee una fisonomía y un carácter propios. Se diferencian entre sí, aunque si es
posible agruparlas por familias conforme a ciertos tipos generales, que, a su vez,
se parecen entre sí por sus trazos esenciales, a grandes rasgos.
La organización comercial de la Edad Media hacía indispensable el
establecimiento en puntos fijos de viajante de comercio sobre los que descansase
esa organización. Naturalmente en un primer momento se concentraron en
aquellos lugares cuya situación facilitaba las comunicaciones y donde podían al
mismo tiempo guardar con seguridad su dinero y sus bienes. Por consiguiente, se
dirigieron hacia aquellas ciudades o burgos que mejor respondían a estas
condiciones.
La ubicación y las circunstancias naturales determinaban la dirección del comercio
y de esta manera se dirigían hacia ellas a los mercaderes. Las primeras
aglomeraciones comerciales (siglo IX) se establecieron en los lugares que la
naturaleza predisponía a ser centros de circulación económica.
Los mercados de la época tenían como único fin solucionar el aprovisionamiento
de las ciudades y de los burgos. Sólo se reunían una vez por semana y sus
transacciones estaban limitadas por las necesidades domésticas de unos habitantes
muy poco numerosos, para cuyo servicio habían sido establecidos. Estos
mercados todavía existen en pequeñas ciudades y pueblos.
A diferencia de los mercados, las ferias fueron instituidas para servir de lugares
de reunión periódicos a los comerciantes profesionales, para ponerles en contacto
entre sí y para hacer que las visitasen en determinadas épocas, fueron lugares de
intercambio donde se encontraban vendedores y compradores. Ejemplos: ferias
en Flandes, las de Thorout y Mesines y en Francia las de Bar-sur-Aube y Lagny
(en el siglo XVIII).
La situación geográfica, unida a la presencia de una ciudad o un burgo fortificado,
se muestra como condición esencial para un establecimiento comercial. Las
necesidades primordiales de la vida comercial, la facilidad de comunicaciones, y
la necesidad de seguridad dan cuenta de ello de la manera más natural.
En una época más avanzada, cuando la técnica permitió al hombre vencer a la
naturaleza e imponer su voluntad a pesar de los obstáculos del clima o del relieve,
fue posible sin lugar a dudas edificar las ciudades allí donde el espíritu de empresa
y la búsqueda de intereses determinan su emplazamiento. Pero en la Edad Media
se veían obligados a adaptarse al hábitat, la formación de las ciudades estaba
determinado por el medio geográfico y social.
En el siglo X, el renacimiento comercial de Europa, las colonias mercantiles,
instaladas en las ciudades o al pie de los burgos, creció ininterrumpidamente. Su
población se acrecentó en función de la vitalidad económica. Estos lugares atraían
a comerciales y se desarrollaban.
La historiografía del siglo X y XI se desinteresó por completo de los fenómenos
sociales y económicos. Escrita exclusivamente por clérigos y monjes, medían
naturalmente la importancia de los hechos en función de lo que éstos
representaban para la iglesia. Las relaciones en ese momento eran religiosas, no
hay mucha más información urbana de en ese entonces; las fuentes escritas y
compuestas por burgueses surgieron a finales del siglo XII.

No tenemos los detalles sobre cómo se poblaron las ciudades. No se sabe de qué
manera se instalaron los primeros comerciantes, si en medio o al lado de la
población preexistente. Aunque si se sabe que en el siglo X había poblaciones
instaladas extramuros, a las afueras de las ciudades, estilo suburbios, eran
principalmente comerciantes. En Inglaterra y Países Bajos los llamaron portus.
Los portus, mencionados tan frecuentemente durante los siglos X y XI junto a
los bourgs de Flandes y regiones vecinas, eran conglomerados de mercaderes.
En el período agrícola y señorial de la Edad Media, todos estos lugares se
distinguieron por su riqueza e influencia. Pero por no contar con grandes vías de
comunicación no fueron alcanzados por el renacimiento económico. En medio
del florecimiento que éste provocó, permanecieron estériles. Ninguna de ellas se
erigió, antes de la época moderna, por encima del rango de una simple aldea
semirural
A partir del siglo X las aglomeraciones comerciales se caracterizaron por su
crecimiento ininterrumpido. Atrajeron continuamente a nuevos habitantes, tenían
constante movimiento cubriendo un espacio cada vez mayor de forma. Se
construyeron numerosas iglesias y se desarrollaron calles.
El suburbio comercial se rodeaba de construcciones defensivas. El renacimiento
comercial evidenció la imperiosa necesidad de protegerse contra los bandidos en
todas las zonas comerciales.
Cuando se construía un lugar fortificado la ciudad se convertía en un burgo. El
área comercial era conocida con el nombre de nuevo burgo. Los habitantes del
burgo nuevo, es decir, del burgo comercial, los que recibieron, o más
probablemente los que se dieron, la denominación de burgués. Desde comienzos
del siglo XI surgió una atracción de la población rural por la población urbana.
Los escasos artesanos de las ciudades y de los burgos no podían evidentemente
responder a las exigencias cada vez mayores de los recién llegados. Por lo que
llegaron de fuera los trabajadores de las profesiones más indispensables:
panaderos, cerveceros, carniceros, herreros, etc.
El aumento de la población favoreció evidentemente la concentración industrial.
Una industria que avanzó fue la del tejido.
Entre la burguesía, con doble actividad comercial e industrial, y la población rural
se estableció un intercambio de servicios. A su vez, los artesanos, de los que se
abastecía la burguesía, encontraban también en el campesinado una clientela
asegurada. El resultado de esto fue una división del trabajo muy diferenciada entre
las ciudades y el campo. Este se dedicó exclusivamente a la agricultura y aquéllas
a la industria y el comercio, y este estado de cosas se mantuvo durante toda la
Edad Media. Esta situación resultaba mucho más ventajosa para la burguesía que
para el campesinado.
Capítulo 7. Las instituciones urbanas
Tema Principal
Las ciudades de la edad media eran instituciones basadas en la existencia de una
estructura común fortificada (muralla), con un régimen jurídico y administrativo
especial, que junto a la ciudadanía forman una personalidad colectiva privilegiada:
Síntesis.
1. Los poblados se encontraban bajo el mando de los señores feudales y de
la iglesia, ellos eran los dueños de los medios de producción, fuentes de
alimentación, como las tierras, el ganado, los molinos en los cuales se
obtenía la harina. De alguna manera se cortaban las libertades para que
las personas pudieran circular de manera libre por las tierras. Este modelo
de ciudad era conocido como ciudad episcopal ya que los obispos en
cierto modo tenían el control. Este modelo de ciudad era defendido por
ellos ya que les permitían mantener su status quo. Los burgueses
comenzaron a revelarse a ese orden establecido a partir del siglo XI.
Fueron los comerciantes, quienes comenzaron a jalonar este proceso.
En las ciudades del norte de Italia, en donde se vivía una agitada vida
comercial, fue donde se dieron los primeros intentos de cambiar el orden
establecido por la iglesia y los señores feudales. La revolución de
Cambrai, era un movimiento liderados por los artesanos y tejedores
pobres quienes querían buscar un mejor estilo de vida, como el derecho
de desplazarse libremente por todo el territorio y lucharon por obtener
mejores condiciones. Esta unión de artesanos y tejedores, que formaron
universitas, communitas o Communio. Se les denominó COMUNA.
Esta fue una revolución que trajo sus frutos de manera que llevaron a los
obispos de la ciudad a firmar unas capitulaciones y origino replicas en
 ciudades francesas como San Quintin, Beauvais, Noyon y Laon, que
incluso llegaron a tener el apoyo del Rey Luis VI quien tenía sus
diferencias y disputas de poder con el clero. Se estaba creando un nuevo
modelo de ciudad: La ciudad Laica, principalmente las costas francesas
de la región de Normandía.
2. Estas ciudades eran administradas por cónsules o una corte comunal
cuyo poder era proferido por la población urbana (a los cuales el autor
denominó burgueses), este es un tema importante ya que los burgueses
comenzaron a tomar atribuciones como la capacidad de control y
elección de sus gobernantes. Las primeras ciudades con este modelo
fueron Luea en 1080 y Milán en 1107 y esta tendencia tuvo una expansión
hacia Francia hacia el 1128.
Varias ciudades pasaron de ser episcopales a laicas y su formación se dio
alrededor de un burgo central, un puerto o portus y un conjunto de
parcelas, lo que les permitía tener un mayor dominio de su territorio y la
implementación de redes de comunicación entre los poblados vecinos y
su burgo principal. A estas redes se les conoció como Hansas o Gildas.
3. Este modelo de ciudad comenzó a cambiar en el sentido legislativo, ya
que crearon leyes sobre la tenencia y trabajo de las tierras. Poseían una
cierta autonomía que les restaba un poco de dependencia del gobierno
del estado. Los jefes de la Gilda eran los magistrados comunes y tenían el
poder de decisión sobre aspectos como el comercio, los gastos publicos
y los impuestos.
Esta situación permitió a los burgueses ganar influencia en el poder
jurídico. Podían nombrar los magistrados a su conveniencia por lo que
legislaban a su favor. A esto el autor le llamó la Evolución del derecho Urbano.
4. El Derecho Urbano contemplaba aspectos como el derecho a disfrutar
del ambiente, a tener libertad de desplazarse por los territorios. La
libertad personal era sinónimo de libertad territorial. También llegaron a
cambiar las maneras en las cuales se impartía justicia, se salieron de los
métodos mas primitivos como las ordalías y los duelos judiciales a otros
modelos de justicia que requerían de acervos probatorios mas objetivos
y no soportados en las creencias divinas.
5. A nivel económico, Los burgueses lucharon por suprimir el impuesto de
aduana (Telonio). Este se comenzó a reemplazar por una renta anual. Se
crearon sociedades mancomunadas con solidaridad para cubrir gastos
que les asegurara un bien común. Por ejemplo, los gastos relacionados
con el mantenimiento de la armada (caballeros caballos, armas) que les
presta la seguridad y el resguardo a la ciudad.
Los impuestos se comenzaron a cobrar sin privilegios en proporción a la
fortuna de los señores. La provisión de bienes y servicios variados y la
exportación de manufacturas fue una prioridad en este modelo de ciudad.
A este aspecto el autor le dio lo denominó en el capítulo como la Economía
Urbana.
6. A nivel sociopolítico, Los magistrados de los burgueses fueron llamados
Homines paci (hombres de paz) y la ciudad que tenía estas características
eran las pax ville (ciudad de paz). Se les dio la autorización para que los
burgueses usaran las fuentes de producción de bienes (molinos, viñedos,
rebaños, posadas) que antes solo podían usar los señores.
Las personas podían movilizarse libremente por el territorio, incluso con
sus casas y lo que pudieran cargar, pero no eran propietarias del terreno
aunque pudieran usufructuar su capacidad productiva y trabajar estas
tierras en la agricultura y la ganadería.
Cap 8. La influencia de las ciudades en la civilización europea
Tesis principal del capitulo
El texto plantea como la construcción y expansión de las ciudades medievales
influyeron de en la creación de las primeras burguesías. la construcción de las
ciudades también originó que la servidumbre y el monopolio de la tierra por parte
del clero y la nobleza desaparecieran y se extendiera sobre la Europa occidental
el principio de libertad incentivado por la necesidad de capitalizar los nuevos
mercados que se originaban en las ciudades y que bajo la lógica de los señores
feudales era imposible de atender.
Argumentos centrales
Con el nacimiento de las ciudades en la Europa occidental se da inicio a una nueva
era en la cual aparece una nueva clase social, la burguesía. Cabe recordar que hasta
este momento solo existían dos clases sociales, el clero y la nobleza.
La burguesía, como el clero y la nobleza, es también una clase privilegiada. Forma
un prototipo jurídico distinto y el derecho especial de que disfruta, la diferencia
de la masa del pueblo rural, a la que continúa perteneciendo la inmensa mayoría
de la población. Además, se esfuerza por conservar intacta su situación
excepcional y por reservarse exclusivamente el beneficio. A esto se sumó que la
burguesía concibió la libertad como un monopolio trata de evitar a toda costa la
liberación de otras clases. Sin embargo, de manera involuntaria su aparición
termina por generar una ola de liberación en las clases rurales.
La producción, tal y como se había practicado hasta entonces, sólo servía para
cubrir las necesidades del campesino y cumplir con las obligaciones debidas al
señor. Por otro lado, los pequeños mercaderes de las ciudades y de los burgos
eran demasiado insignificantes, y además su demanda lo suficientemente regular,
como para incitarles a salir de su rutina y aumentar su trabajo. Pero el creciente
numero de clientes en los mercados aumento exponencialmente la demanda y
con ello la explotación de la tierra y el aumento de las ganancias por el uso de la
tierra y la comercialización de los productos generados a través de esta.
Frente a esto los señores feudales se adaptan a las demandas de las ciudades y en
lugar de conservar en sus tierras la vieja organización señorial, emplean nuevas
modalidades de organización que respondan al estado de cosas. Para ello, adoptan
el principio del gran cultivo y, en cada región, se dedican a la producción más
rentable.
Mientras tanto, en todas partes, nobles o clérigos fundan “ciudades nuevas”1.
Pero estas ciudades nuevas, cuyo número no deja de aumentar a lo largo del siglo
• Si bien la burguesía medieval se encontraba en una etapa precaria y apenas se
XII, son al mismo tiempo “ciudades libres”. Porque, para atraer a los
cultivadores, el señor les promete la exención de las cargas y dominios que existían
sobre ellos salvo la jurisdicción que sigue estando presente durante el siglo XVII
y XVIII. Este crecimiento llevo a que los habitantes de las nuevas ciudades no
fuesen más ciervos, sino, burgueses rurales. En este sentido, los señores feudales
renuncian al dominio de los siervos y entregan su libertad a estos, manteniendo
solo el renombre de la jurisdicción2 sobre ellos, que ahora en este nuevo escenario
iba más allá de las murallas de los castillos y las aldeas.
conclusiones
• La circulación, cada vez más intensa, favorece necesariamente la
producción agrícola, cambia la vida en el campo y la orienta hacia las
ciudades. La modernización comienza a generar un proceso de liberación
del hombre y la tierra y elimina por el mismo peso de esta modernización
las servidumbres.
• La liberación de las clases rurales y la libertad del dominio de la tierra
permitió el surgimiento de nuevos capitales, entre ellos el capital
inmobiliario de las ciudades.
• La eliminación del precepto de propiedad que sobre la tierra ejercían el
clero y los nobles permitió el surgimiento de una clase social que eliminó
el monopolio de Dios (iglesia) y el Rey (la nobleza) sobre la producción
de productos.
• La comercialización transformo las formas de transacción, ahora la
riqueza no consistía exclusivamente sobre la posesión de la tierra, sino,
que se crearon nuevas nociones de riqueza que se orientó en la
capitalización del dinero o en productos comerciales estimables en
dinero. Ejemplo de ello es Flandes, Inglaterra, Lombardía Toscana y
Provenza que lograron sobrepasar la capitalización del dinero a través del
comercio y la burguesía artesanal y comercial, mientras los dueños de las
tierras no lograron capitalizar sus rentas.
• El enriquecimiento y el crecimiento del capital inmobiliario, también
tuvo efectos sobre el capital moral de la edad media, pues este paso de
ser el eje central de la sociedad y fue paulatinamente reemplazo por un
capital intelectual laico que se alejaba del capital moral que había logrado
capitalizar el clero durante la edad media.
veían sus primeros bosquejos, la preparación que esta tuvo en la primera
construcción de las ciudades medievales le permitió tener un papel
protagónico y crucial a desempeñar en los dos grandes movimientos de ideas
del porvenir: el Renacimiento, hijo del espíritu laico, y la Reforma, hacia la
que conducía el misticismo religioso

1
Se llama así a una aldea establecida en terreno virgen y cuyos ocupantes
2
reciben parcelas de tierra mediante el pago de una renta anual. Podría entenderse la jurisdicción como la ciudadanía de los habitantes y sobre ella
se daba la fe de la libertad.