Lettieri, Alberto: "Las revoluciones liberales" Cap 8 - La civilización en
debate Resulta pertinente preguntarse qué se entiende por Revolución; a la luz de las experienias históricas es posible afirmar que algunas revoluciones se han limitado a producir simples cambios de gobierno, y otras fueron el resultado de procesos de transformaciones exonómicas sociales y políticas. La revolución inglesa fue un proceso de transformaciones que concluyó con la consolidación de un modelo político característico: la monarquía parlamentaria. Se produjo en el marco del siglo XVII, momento en el cual el modelo político exitoso era el implementado en Francia por Luis XIV: la monarquía absolutista. Se trataba de un régimen político que concentraba el poder en la persona del rey Luis XIV (quien llegó a afirmar que "el Estado soy yo"). Básicamente, él era quien aglutinaba bajo su autoridad todas las funciones del Estado, y por esto es que no había posibilidad de discutir su autoridad. La revolución Inglesa, que fue contemporánea a su reinado, significó una negación del absolutismo. Esto era la traducción de nuevos grupos en la sociedad inglesa que no estaban dispuestos a soportar la acción de un soberano todopoderoso. Un grupo social que adquirió importancia en este proceso fue la gentry, integrada por empresarios burgueses que exportaban granos al continente europeo y consiguieron enriquecerse rápidamente. Para el siglo XVI, la gentry había adquirido atribuciones políticas, en el marco de un sistema político compuesto por dos cámaras legislativas (los Lores y los Comunes) que acompañaban al monarca en su gestión ejecutiva. Por un período de veinte años, la monarquía inglesa se disolvió, y los destinos de la nación fueron conducidos Oliverio Cromwell. Si bien Cromwell llevó adelante un proceso de reformas que beneficiaban a los burgueses, las objeciones que le planteó el Parlamento que lo había designado en tales funciones motivaron su enérgica respuesta: durante la mayor parte del período Cromwell prescindió de la labor parlamentaria, acusándola de dilatoria y corrupta. A la muerte de Cromwell, el dilema de cómo gobernar Inglaterra fue de difícil solución. Ante la falta de alternativas, los representantes de la aristocracia y la burguesía acordaron reinstalar en el trono a Carlos II, exigiéndole juramentar su respeto de los derechos y las atribuciones legislativas. Y, si bien accedió inmediatamente, tanto él como su heredero insistieron con el proyecto absolutista. La revolución de 1688, producto de una alianza entre la aristocracia y la burguesía inglesas, acabó con la Revolución Gloriosa, porque consiguió implementarse sin derramamiento de sangre. Y con ella nació un nuevo tipo de modelo político: la monarquía parlamentaria, donde el punto neurálgico del proceso de toma de decisiones políticas e institucionales se desplazó de la monarquía al Parlamento. En líneas generales, lo que la burguesía había estado buscando en toda Europa era acabar con la monarquía y sobre todo, con los privilegios que la sociedad nobiliaria asignaba a los aristócratas. Los modelos de la monarquía absoluta y la monarquía parlamentaria tuvieron como principales publicistas a dos filósofos políticos: Thomas Hobbes y John Locke. Hobbes fundamentó la razón y la conveniencia de contar con un monarca absoluto, afirmando que los hombres necesitaban vivir en el marco de un Estado, y que ese Estado sólo era posible en la medida en que estuviese revestido de una autoridad fuerte. Para él lo fundamental era garantizar la libertad del hombro como propietario, y pensaba que el origen de la propiedad se basaba en la existencia de un gobierno fuerte. Otro de los conceptos claves que planteaba es el de 'guerra civil', a la cual define como una situación de anarquía que se da en una sociedad y que implica la disolución de un orden previo. Es decir, una sociedad que ha salido del caos inicial, se ha organizado y ha tenido un Estado, pero que luego el Estado ha ido abandonando las funciones que tenía que cumplir. Locke, por su parte, era considerado como el padre del liberalismo político. Él planteó algunas ideas fundamentales, como la separación de poderes; le resultaba imprescindible que en una sociedad el Poder Legislativo estuviera separado del Ejecutivo. Locke planteaba que la soberanía política no residía en el monarca, sino en la sociedad, es decir, que el poder del monarca no era otorgado por Dios sino por delegación del pueblo. La revolución norteamericana tuvo lugar en América del Norte, y posibilitó la independencia de las míticas "trece colonias" atlánticas producto de la colonización británica, francesa y holandesa. No fue revolucionaria en sus orígenes, sino que los norteamericanos llegaron a la revolución por la puerta de los hechos. En realidad, no buscaban en modo alguno una revolución. Los norteamericanos tenían una perspectiva conservadora: querían conservar los derechos que ya tenían y además, ganar otros. Pero no querían separarse de Inglaterra porque no querían dejar de formar parte del más importante imperio que existía en ese momento en el mundo. Y además, por una razón práctica: ellos sabían que no tenían forma de hacer frente a la flota inglesa, ni a sus ejércitos. Por esto es que pidieron que sus representantes fueran admitidos en el Parlamento. Ellos podían hacer estos pedidos porque Estados Unidos estaba gobernado de una manera muy similar a Inglaterra (a diferencia de lo que pasaba en el resto de América). Norteamérica tenía un autogobierno, es decir, cada comunidad elegía sus propias autoridades. Y esto mismo sucedía en Inglaterra. En este sentido, cuando los colonos ingleses llegaron a América continuaron manteniendo las mismas formas de organización que tenían en su territorio de origen, lo único a lo que estaban obligados era a aceptar la autoridad del rey y del Parlamento, y a pagar impuestos. Y justamente, para oponerse a estos nuevos impuestos, utilizaron argumentos basados en la teoría de Locke. Afirmaban que quienes arribaron a Estados Unidos habían dado comienzo a una nueva sociedad, habían firmado un contrato y luego habían reconocido como rey al monarca inglés. En ese sentido se había fijado una serie de condiciones. El Parlamento, en un primer momento, debatió qué debía hacer y dio un paso atrás: reconoció que la argumentación era justa y decidió anular los nuevos impuestos. Pero, posteriormente, entendieron que si daban un paso atrás no se iban a comportar como una metrópoli, respecto de una colonia. Y esto llevo a que los ingleses terminaran dando un paso al costado, dejándole el terreno libre a los norteamericanos. A partir de ese momento, los norteamericanos organizaron su propio régimen político. Este régimen político tenía una particularidad. En Estados Unidos nunca había reinado un monarca; en cambio, las colonias habían ejercido el autogobierno. De este modo, el nuevo régimen político independiente se organizó con una estructura similar a la que conocemos en la actualidad: un presidente y dos Cámaras, una de Senadores yotra de representantes o de Diputados. La revolución Francesa fue importante por el conjunto de valores que triunfaron en ella: la libertad, la igualdad y la fraternidad. La importancia de tal revolución fue la capacidad que tuvo de generar un eco en todo el mundo, y de difundir sus nuevas ideas y valores a lo largo de Occidente. Esta revolución también fue significativa, por ejemplo, por haberse producido en una sociedad que había sido emblema del absolutismo monárquico hacía poco tiempo atrás. Más allá de esto, cuando el Monarca tenía el poder absoluto, no era un tirano; a la hora de tomar decisiones debía convocar a los Estados Generales. Estos tenían una particularidad: los representantes de cada Estado eran sus miembros más presitigiosos y caracterizados. Se trataba de una forma de representación antigua, social y prepolítica, a través de la cual se ejercía una función política. La revolución contó con varios eventos importantes, entre ellos, la toma de la Bastilla. En donde el pueblo de París tomó la prisión estatal en la que estaban los opositores políticos, y los puso en libertad. Otro hecho clave fue el “Gran Miedo”. En general, los propietarios campesinos y muchos pobres comenzaron a atacar los castillos de la nobleza y a los recaudadores de impuestos, a los que acusaban de ser los causantes de su miseria. Formas de violencia primitiva producto de una situación de extrema miseria, sin ningún tipo de objetivo político detrás. Según puede advertirse, la Revolución Francesa no fue un hecho concreto que se circunscribió a un momento determinado, sino que ha sido y es todavía hoy materia de lucha yde debate para los historiadores, filósofos y cientistas políticos. Según la perspectiva ideológica y teórica con que se enfoque el proceso de la revolución, es posible presentar alternativamente como los “verdaderos” revolucionarios a la gran burguesía, la pequeña burguesía, los jacobinos, los girondinos, los sans-culottes, etc. Además, en general, la Revolución Francesa ha sido una matriz que fue utilizada en muchos casos para intentar explicar diversas revoluciones que se desarrollaron a partir de entonces. Desde un punto de vista político, lo que se puede ver es que la revolución fue un proceso de cambios del que, finalmente, la burguesía consiguió salir beneficiada. Sobre todo la gran burguesía que, para garantizar los derechos burgueses, no tuvo inconvenientes en sacrificar la república, el principio igualitario y las libertades políticas que había impuesto la revolución en su primera fase. Los cambios políticos El punto de encuentro entre los tres procesos vistos tiene que ver con el inicio de la creación de un poder burgués.
Segato, Rita: "La crítica de la colonialidad" en Ocho ensayos y una
antropología por demanda. Capítulo: "Aníbal Quijano y la perspectiva de la colonialidad del poder" El cambio de paradigma introducido por la formulación de la perspectiva de la colonialidad coincide en el tiempo con la liberación de la clausura del pensamiento sociológico de los '70 (bajo los dilemas y lealtades impuestos por la polaridad capitalismo-comunismo). Lo que Quijano busca hacer es invitar a responder 'Para qué Marx', y dice: la heterogeneidad de la realidad latinoamericana -económica, social y civilizatoria-, simplemente no puede ser aprehendida a partir de las categorías marxistas. Como tampoco las categorías liberales modernas y republicanas en que se asienta la construcción de los estados nacionales pueden diseñar una democracia tan abarcadora como para permitir que en ella se expresen lso intereses y proyectos de la multiplicidad de modos de existencia presentes en el continente. Y, más allá de que estos problemas son situados en base a la experiencia latinoamericana, introducen un desafío y una llamada a un cambio de perspectiva del pensamiento mundial. En los textos de ese período comienza a aparecer la crítica al "eurocentrismo". Entre lo que se menciona está, por ejemplo, que es necesario rescatar el marxismo de la larga prisión 'eurocentrista'. Quijano insiste en una heterogeneidad que debe permanecer, una heterogeneidad positiva, como un modo de existencia plural para el cual las explicaciones mono-casuales sistémicas no sirven para referir a estructuras y lógicas úniversales. De la misma forma, proletariado y burguesía no son categorías suficientes para dar cabida a toda la complejidad y multiplicidad de tantos modos de existencia como son la clase obrera, industrial y sus sindicatos; los campesinos; el polo marginal; las comunidades indígenas; los territorios negros; etc. Esta heterogeneidad representa, para Quijano, lo que propone llamar "nudo arguendiano", es decir, un entrelazamiento de las múltiples historias y proyectos que tendrán que combinarse y articularse en la producción de un nuevo tiempo. En esto no resulta raro que el trueque, basado en el valor de uso, se superponga al valor de cambio referido a un equivalente universal. En base a esta materialidad de la diferencia es que se realizará la marcha hacia el futuro, lo que Quijano prefiere llamar no "movimientos sociales", sino "el movimiento de la sociedad". Por otro lado, la idea de heterogeneidad en Quijano no debe ser confundida con la tesis del "dualismo" latinoamericano, que afirma la existencia de una América Latina capitalista y otra feudal. En esa tesis se presume una jerarquía entre ambasy una inescapable dominación y evolución necesaria de una hacia la otra. Los ejes argumentales de la perspectiva de la Colonialidad del poder son: · Reordenamiento de la historia: América y su historia no son el punto de apoyo excéntrico para la construcción de un centro, sino la propia fuente de la que emana el mundo y las categorías que permiten pensarlo modernamente. América es una epifanía de una nueva hora y, por esto, Quijano no admite subalternidad para este nuevo mundo nuestro, sino un protagonismo que resurge hoy, que se reoriginaliza. · Colonial/moderno sistema mundo: la creación de América, como una entidad geosocial, fue el acto constitutivo del moderno sistema mundial. América no se incorporó en una ya existente economía-mundo capitalista. La americanidad fue la erección de un gigantesco escudo ideológico al moderno sistema mundial. Estableció una serie de instituciones y maneras de ver el mundo que sostenían el sistema. · Heterogeneidad histórico/estructural de la existencia social: implica las dimensiones económica, social y civilizatoria. Para Quijano la idea de que el capital es un sistema que homogeniza, es completamente nula. Porque el capital hegemoniza y se apropia de formas de trabajo y explotación completamente heterogéneas. América Latina es heterogénea no sólo porque en ella conviven temporalidades, historias y cosmologías diversas, sino también porque abriga una variedad de relaciones de producción: "la esclavitud, la servidumbre, la pequeña producción mercantil, etc (todas en girando en torno al capital). · Eurocentrismo, identidad y reoriginalización: el eurocentramiento es entendido como un modo distorsionado y distorsionante de producir sentido, explicación y conocimiento. La razón del control eurocentrado del sistema reside en la forma de explotación del trabajo. Para Quijano el eurocentrismo se originó en la clasificación social racista de la población del mundo: el hecho de que los europeos asociaron el trabajo no pagado o no asalariado con las razas dominadas, porque eran razas inferiores. La inferioridad racial de los colonizados implicaba que no eran dignos del pago de salario. · Colonialidad del saber: la retórica eurocéntrica se auto-representa persuasivamente como neutral y externa al mundo, rigiendo desde allí la producción y la evaluación de saberes. · Colonialidad y subjetividad: Quijano define a la subjetividad de los pueblos. · Racismo: desprendiendose de lo anterior, eurocéntrico no es otra cosa que racismo en el campo de jerarquización y atribución de valor desigual tanto a las personas, su trabajo y sus prodcutos, como también a los saberes, normativas y pautas de existencia propios de las sociedades que se encuentran a un lado y al otro de la frontera trazada entre Norte y Sur por el proceso colonial. El racismo es eurocentrismo porque discrimina saberes y producciones, reduce civilizaciones, valores, capacidades, creaciones y creencias. · Raza: para Quijano este término es definitivamente el eje gravitacional de toda la arquitectura de su teoría. La idea de raza es el más eficaz instrumento de dominación social inventado en los últimos 500 años. Se encarga de criticar al materialismo histórico por la imposición forzada sobre la realidad latinoamericana de una idea de clase social sin mención de la raza, aún cuando las clasificaciones étnicas y raciales son tan importantes para la remuneración del trabajo y la atribución de posiciones sociales en América Latina. · Colonialidad y Patriarcado: Quijano aplica al género la misma lógica histórica que a la raza, y sostiene que ese dualismo no afectó solamente a las relaciones raciales de dominación, sino también a las relaciones sexuales de dominación. En adelante, el lugar de las mujeres quedó estereotipado junto con el resto de los cuerpos, y cuanto más inferiores fueran sus razas, más cerca de la naturaleza o dentro de la naturaleza. · Ambivalencia de la Modernidad: racionalidad tecnocrático-instrumental y racionalidad histórica: así se distinguen dos vertientes conflictivas de la modernidad: la razón burguesa, instrumental, y la razón liberadora. Esta última tiene que ver con una promesa de libertad, de equidad, de solidaridad, de mejoramiento continuo de las condiciones materiales de esa existencia. Y esta sería la forma capaz de trascender el destino, consumando el "giro descolonial". · Poder, Estado y Burocracia en el liberalismo y el materialismo- histórico; 'Razón de Estado' y falencia democrática en América Latina: sostiene la idea de imposibilidad en cuanto a hablar de Democracia en nuestras naciones, donde el lenguaje democrático es puramente formal y enunciado por un Estado desarraigado, alienado de la sociedad, incapaz de reconocer el patrón de colonialidad que la estructura. En definitiva, el Estado de las Repúblicas latinoamericanas emerge como permanentemente colonial y colonizador. · Descolonialidad o Giro Descolonial - "el regreso del futuro": el Giro Descolonial evita el término descolonización, pues no se trata de un retorno ni de un movimiento nostálgico, sino de retomar un camino hasta el momento bloqueado por la razón tecnocrática, de izquierda y de derecha, de los estados neoliberales y real-socialistas. No se trata de un movimiento restaurador, sino una recuperación de las pistas abandonadas hacia una historia diferente, un trabajo en las brechas y fracturas de la realidad social existente. · El indio, el movimiento indígena y el movimiento de la sociedad - "El regreso del Futuro": el futuro en la visión de Quijano no es restauración ni nostalgia costumbrista, ni búsqueda hacia atrás, sino la liberación de los proyectos históricos interceptados, cancelados, de los pueblos intervenidos por el patrón de la colonialidad. Sociedades dominadas que logran ver ahora el "Regreso al Futuro", pero esta vez liberado de dominación/explotación/violencia. · La economía popular y el movimiento de la sociedad: tiene que ver con una emancipación del eurocentrismo, esa forma de producir subjetividad de modo distorsionado y distorsionante, que, aparte de la violencia, es el más eficaz instrumento de control que el capitalismo colonial/moderno tiene para matener la existencia social de la especie humana dentro de este patrón de poder.
Hobsbawm, Eric: "Industria e Imperio" Capítulos Introducción, Gran Bretaña
en 1750, El origen de la Revolución Industrial, la Revolución Industrial, los resultados humanos de la Revolución Industrial Gran Bretaña en 1750 Todo el sistema inglés estaba basado, a diferencia de aquellos otros países menos adelantados y menos prósperos, en un gobierno preocupado por las necesidades de la "honesta clase media, esa parte preciosa de las naciones". El fundamento de la grandeza del Estado tiene que ver con que el comercio los ha ayudado a hacerlos libres, y esa libertad, a su vez, ha hecho crecer al comercio. De esta forma, Inglaterra impresionaba al extranjero principalmente como un país rico y ellos sobre todo por su comercio y sus empresas; como un estado poderoso y formidable. Progreso económico y técnico, empresa privada y lo que ahora llamaríamos liberalismo: todo eso era evidente. Sin embargo, nadie esperaba la inminente transformación del país por una revolución industrial, ni siquiera los viajeros que pasaron por Inglaterra en lso primeros años de la década de 1780, cuando ya sabemos que se había iniciado. Pocos esperaban su inminente explosión demográfica que iba a elevar la población de Inglaterra y Gales. Si nos remontamos a 1750 observaremos que Inglaterra era ya una economía monetaria y de mercado a escala nacional; una nación de productores para la venta en el mercado, además de una nación de clientes. Lo que alarmaba en el campo británico era la ausencia de un campesinado en el sentido continental. El uso creciente de artículos exclusivos de importación como el té, el azúcar y el tabaco nos da la pauta no sólo de la expansión del comercio ultramario, sino de la comercialización de la vida rural. Además, buena parte de las industrias y manufacturas de Gran Bretaña eran rurales, y el trabajador típico lo constituía una suerte de artesano rural o pegujalero que se iba especializando cada vez más en la elaboración de un producto determinado, con lo que se iba convirtiendo gradualmente de pequeño campesino o artesano en obrero asalariado. Esta dispersión de la industria por todo el campo tuvo dos consecuencias importantes: proporcionó a la clase de terratenientes que contaba políticamente un interés directo en las minas que se encontraban bajo sus tierras y en los centros manufactureros de sus aldeas. La segunda consecuencia fue que los intereses manufactureros podía ya determinar la política del gobierno, a diferencia de lo que sucedía en el otro gran país comercial, Holanda, donde lo que contaba era el interés de los comerciantes. Así, se calculaba que para 1760 la clase más pobre de los comerciantes ganaba tanto como la más rica de los dueños de manufacturas. Pero ni la industria ni el comercio podrían haber crecido tanto sino por las insólitas circunstancias políticas que con tanta razón impresionaban a los extranjeros: Inglaterra no era un estado "burgués". Era una oligarquía de aristócratas terratenientes, encabezada por una nobleza cerrada que se autoperpetuaba. El origen de la revolución industrial La Revolución industrial no es simplemente una aceleración del crecimiento económico, sino una aceleración del crecimiento determinada y conseguida por la transformación económica y social. Por otro lado, hay que tener en cuenta a la hora de estudiar a tal revolución, que fue la primera de la historia. No podemos referirnos a ella en términos puramente británicos, porque Inglaterra formaba parte de una economía más amplia, que podemos llamar "economía europea", formando parte de una red más extensa de relaciones económicas que incluía varias zonas "avanzadas". Y el problema sobre los orígenes de la Revolución Industrial que nos concierne es por qué fue Gran Bretaña la que se convirtió en el primer "taller del mundo", cómo se prendió la mecha, y qué fue lo que evitó que la primera explosión abortara después del impresionante estallido inicial. La industrialización llega para modificar todo lo que venía sucediendo hasta el momento. Comienza a permitir a la producción que amplíe sus propios mercados, cuando no crearlos. Un siglo de la industrialización había demostrado que la producción masiva de productos baratos puede multiplicar sus mercados, acostumbrar a la gente a comprar mejores artículos que sus padres y descubrir necesidades en las que sus padres ni siquiera habían soñado. Ahora bien, ¿Cómo se presentaron en Gran Bretaña las condiciones que condujeron a los hombres de negocios a revolucionar la producción? Hay dos corrientes de pensamiento que refieren a esta cuestión: · El mercado Interior: podía haber crecimiento de la población que creara más consumidores, una transferencia de las gentes que recibían ingresos no monetarios a monetarios que creara más clientes, un incremento de la renta per capita que creara mejores clientes, y que los artículos producidos industrialmente sustituyeran a las formas más anticuadas de manufactura o a las importaciones. · El mercado exterior, o de exportación: estas industrias fluctuaban extraordinariamente por lo que el empresario que andaba lo bastante listo como para alcanzar las expansiones podía hacer su agosto. A la larga, estas industrias se expandieron más, y con mayor rapidez que las de los mercados interiores. Este crecimiento se debió a que las industrias de exportación no dependían del modesto índice "natural" de crecimiento de cualquier demanda interior del país. La conquista de mercados por la guerra y la colonización requería no sólo una economía capaz de explotar esos mercados, sino también un gobierno dispuesto a financiar ambos sistemas de penetración en beneficio de los manufactureros británicos. Y esto nos lleva a pensar en una tercera corriente que influyó en la génesis de la Revolución industrial: el gobierno. Y en este plano la ventaja de Gran Bretaña es notoria, ya que está dispuesta a subordinar toda la política exterior a sus fines económicos. La guerra contribuyó aún más directamente a la innovación tecnológica y a la industrialización. Las exportaciones indujeron a mejoras de importancia en el transporte marítimo. El mercado interior proporcionó la base necesaria para una economía industrial generalizada y el incentivo para mejoras fundamentales en el transporte terrestre, así como una amplia plataforma para la industria del carbón y paraciertas innovaciones tecnológicas importantes. El gobierno ofreció su apoyo sistemático al comerciante y al manufacturero y determinados incentivos para la innovación técnica y el desarrollo de las industrias de base. Volviendo a la pregunta de base, es cierto que hacia 1750 era bastante evidente que si algún estado iba a ganar la carrera de la industrialización sería Gran Bretaña. Superó a Oriente, a China, a Occidente. La Revolución industrial se forjó en las décadas posteriores a 1740, cuando este masivo pero lento crecimiento de las economías internas se combinó con la rápida expansión de la economía internacional, y en país que supo movilizar las oportunidades itnernacionales para llevarse la parte del león en los mercados de ultramar. La Revolución industrial, 1780-1840 Hablar de tal revolución, es hablar del algodón. Más allá de que no se limite únicamente a él, lo cierto es que fue el iniciador del cambio industrial y la base de las primeras regiones que no hubieran existido a no ser por la industrialización, y que determinaron una nueva forma de sociedad, el capitalismo industrial, basada en ua nueva forma de producción, la fábrica. De esta forma, el algodón fue adquiriendo una característica de vinculación con el mundo subdesarrollado, ya que fue esencialmente y de modo duradero una industria de exportación. Para esa época, la industria algodonera británica era la mejro del mundo pero, al poco tiempo, todo cada vez se tornaba más mecánico y esto llevo al desequilibro entre la eficiencia del hilado y la del tejido. El torno de hilar no daba abasto a los tejedores. Pero para los años 80 se llegó a inventar un telar mecánico que desplazó a los tejedores que habían sido atraídos a tal industria. Esto logró un mayor nivel de perfección en la producción. La primera etapa de la Revolución industrial fue técnicamente un tanto primitiva porque la aplicación de ideas y recursos sencillos podían producir resultados sorprendentes. En este sentido, la novedad no estaba en las innovaciones, sino en la disposición mental de la gente para utilizar la ciencia y la tecnología que durante tanto tiempo habían estado al alcance y en el amplio mercado que se abría en los productos. Entre 1778 y 1830 se produjeron grandes conflictos en torno a la expansión de la maquinaria. La "fábrica", con su lógica dinámica de procesos, iluminada por gas, rodeada de hierros y humeante, era una forma revolucionaria de trabajar. Más allá de que los salarios de las fábricas tendían a ser más altos que lso que se conseguían con las industrias domésticas, los obreros recelaban por trabajar en ellas, ya que al hacerlo perderían su más caro patrimonio: la independencia. Y esto explica la razón por lo cual para 1838 el mayor porcentaje de gente que se encontraba en fábricas era de mujeres y niños. Ninguna otra industria podía compararse con la del algodón en esta primera fase de la industrialización británica. La industria algodonera comenzó su expansión y siguió creciendo más rápidamente que el resto, y en cierto sentido su andadura midió la de la economía. Y más allá de que fuera evidente el crecimiento económico generalizado y ciertas transformaciones industriales, todavía no se hablaba de una revolución industrial. Una industrialización tan limitada, y basada esencialmente en un sector de la industria textil, no era ni estable ni segura. Nosotros, que podemos contemplar el período que va de 1780 a 1840 a la luz de evoluciones posteriores, la vemos simplemente como fase inicial del capitalismo industrial. La pobreza de los ingleses fue un factor importante en las dificultades económicas del capitalismo, ya que fijó límites reducidos en el tamaño y expansión del mercado interior para los productos británicos. Ningún período de la historia británica ha sido tan tenso ni ha ex- perimentado tantas conmociones políticas y sociales como los años 30 y principios del 40 del siglo pasado, cuando tanto la clase obrera como la clase media, por separado o unidas, exigieron la realización de cambios fundamentales: descontentos en la demanda de la reforma parlamentaria, luchas solitarias por parte del movimiento obrero, tensiones entre las clases obreras porque no tenían lo suficiente para comer, y porque pensaban que las decisiones políticas poco a poco estaban asfixiando a la economía. Los resultados humanos de la Revolución industrial, 1750-1850 La Revolución industrial, ¿mejoró o empeoró las condiciones de la gente? Y, si fue así, ¿en qué medida? Lo cierto es que la industrialización británica afectó escasamente a la aristocracia y pequeña nobleza. Aún en los peores tiempos para la agricultura, difícilmente podían verse reducidos a la penuria. Su predominio social permaneció intacto, su poder político en el campo completo, e incluso su poder a escala nacional no sufrió alteraciones sensibles. Sus casas de campo se multiplicaban como no lo habían hecho nunca desde la época isabelina ni volverían a hacerlo. Los funcionarios y profesionales vinculados con esa aristocracia rural también continuaron con su vida plácida y próspera. El éxito social no era ninguna incógnita, a través de él cualquiera podía elevarse a las filas de la clase superior. Podía convertirse en un caballero con su correspondiente casa de campo, quizá con el tiempo ingresaría en las filas de la nobleza, tendría un escaño en el Parlamento para él o para su hijo y un papel social firme y establecido. La clase media triunfante y aquellos que aspiraban a emularla estaban satisfechos. No así el trabajador pobre, cuyo mundo y formas de vida tradicionales destruyó la Revolución Industrial sin ofrecerle nada a cambio. Esta ruptura es lo esencial al plantearnos cuáles fueron los efectos sociales de la industrialización. Por supuesto que no hay duda en el hecho de que el pobre se hizo más pobre, simplemente porque el país, y sus clases rica y media, se iba haciendo cada vez más rico. No hay duda tampoco, de que las condiciones de vida de determinadas clases de población, se deterioraron. Estas clases estaban compuestas básicamente por los jornaleros agrícolas en general y los pequeños propietarios y granjeros.