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Al final del Arco Iris:

guía teórica para la escritura de guiones


por Paula Arella y Tate Sanguine

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1. INTRODUCCIÓN AL GUIÓN

1.1. ¿Qué es el guión?


Muchas pueden ser las respuestas a esta pregunta. Una de ellas es que el
guión es el libro en donde se narran todas aquellas cosas que van a ocurrir en
la película que se intenta filmar. Esto, en primera instancia, nos permite
diferenciarlo de ella.
El guión no es la película, sino el lugar de donde todos los integrantes de la
futura producción del filme, van a consultar una y otra y otra vez, desde el
comienzo de la preproducción hasta el final de la postproducción, todo aquello
que necesiten saber para convertir el texto escrito en material audiovisual.
Así surge otra acepción: el guión como herramienta de trabajo común al
equipo de realización del filme. Para ello, la calidad de detalle que un guión
requiere en su escritura, debe tener en cuenta su carácter de herramienta y,
por lo tanto, contener las descripciones necesarias para que cada integrante
del equipo encuentre todo lo relativo a su área laboral sin herir
susceptibilidades; es decir, sin que nadie crea que nosotros, los guionistas,
pretendemos hacer también su trabajo.
Pensemos que será leído por el director, las cabezas de equipo (director de
fotografía, director de arte, director de producción, director de sonido,
editores, utileros, postproductores de imagen y de audio, etc.) y desde ellos
todos los integrantes de cada uno de los diferentes rubros, para así lograr que
la realización del filme sea lo más similar posible a lo que pretende transmitir
el guión.

Lo que en principio parece algo sencillo -dar información detallada- se torna


relativamente complejo a la hora de la redacción, si no disponemos
correctamente de todos los elementos necesarios para ello.
Un buen guión no depende sólo de los conocimientos sobre el proceso de
escritura del autor, sino también de toda su competencia audiovisual, ya que
debe explicar con palabras lo que el realizador pondrá en imágenes sin
utilizar el lenguaje técnico (tamaños de plano, posiciones y movimientos de

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cámara, etc.) y valiéndose tan solo del tiempo verbal presente conjugado en
tercera persona y, por supuesto, de acciones.

En resumen el guionista tiene que generar, como función primera, un texto


que en su trascripción a imágenes resulte, a los ojos del espectador,
entendible y verosímil.
También debemos saber que el guión no es ni más ni menos que “una obra
literaria autónoma (no un “género” literario nuevo)”1. No debe ser leído como
un genero más de la literatura, no es drama ni comedia ni ficción, sino que es
un subgrupo literario que contiene todos los géneros de la literatura, y que,
por sus propias leyes de escritura, se diferencia de lo literario y no
pretende medirse con ello.

1.2. ¿Cuál es el trabajo del guionista?


De lo dicho anteriormente se desprende que el escritor audiovisual debe
concentrarse en una historia que va a contar a quienes realicen la película, la
que deberá ser entendida y disfrutada por un público más o menos
especificado. ¿Tarea menor?

Aunque no lo hagamos conscientemente, cada vez que entablamos una


conversación con alguien cambiamos nuestra manera de dirigirnos -las
palabras que usamos, los temas y la manera de ordenar nuestro discurso-
dependiendo de quién sea nuestro interlocutor. No solemos dirigirnos de la
misma manera a un compañero de trabajo o de estudio, que a nuestro jefe, a
nuestros padres o a nuestra pareja. Y lo hacemos así porque sabemos que de
esa manera, cada mensaje será efectivamente comprendido por cada receptor.
Siguiendo el mismo criterio, debemos establecer cuál será nuestro espectador
-tratando de ampliar el espectro al máximo si queremos hacer más rentable
nuestro trabajo-, para utilizar correctamente las competencias culturales de los
mismos en detrimento de la comprensión del mensaje.

1
Pio Baldelli, El cine y la obra literaria, ediciones ICAIC, La Habana, 1966, p. 297
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Una vez que sabemos el tipo de film que queremos o tenemos que escribir y el
público al que nos dirigimos, el primer paso es hacer una investigación que
nos permita conocer mejor los elementos de los que nos valdremos.
Búsquedas en la Web, entrevistas con profesionales o con personas con
características o historias de vida similares a las de nuestros personajes, libros,
observación silente, visitas a lugares similares o exactos, hay muchas formas
de llevar adelante una investigación.
Ya sea que nos enfrentemos a una buena historia policial con algún asesino
serial, o intentemos un filme histórico, o nos pidan escribir una ficción sobre
determinado tema, lo más conveniente antes de sentarse a tirar ideas sobre la
página en blanco, es averiguar todo lo que consideremos necesario sobre
asesinos seriales -sus modus operandi, sus formas de vida, su psicología...-, el
momento o hecho histórico que vamos a representar -personajes, paisaje,
costumbres, acontecimientos...- o el tema que nos convoca.
Si no nos tomamos un tiempo para este trabajo, es probable que en medio de
la escritura nos veamos desbordados, al menos, por la trama y sus personajes,
y tengamos, entonces, que interrumpir nuestro trabajo para realizar la
investigación que no hiciéramos al principio. También suele ocurrir que una
idea no nos entusiasma demasiado hasta que la investigación nos trae algún
dato o elemento que nos da las claves para seguir avanzando con ganas.

Una vez que recabamos toda la información, debemos jerarquizarla en


función de aquellos elementos que nos permitan un mayor rédito dramático en
el momento de estructurar el relato. Ordenamos, asociamos, desmenuzamos,
separamos, tamizamos para tener un manejo más efectivo del material
recopilado.

Ahora sí, podemos empezar a organizar nuestras ideas. Los pasos a seguir -ya
hablaremos específicamente de ellos- son: construir la idea argumental,
especificar el conflicto, diseñar a los personajes, delinear el argumento,

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definir una estructura, armar la escaleta, describir las escenas y finalmente,
hacer hablar a los personajes mediante el diálogo.

El trabajo del guionista, entonces, no se limita al acto en sí de la escritura


porque, hay que recordarlo, la mayoría de las veces, antes de sentarse a
escribir, hay que leer, consultar a profesionales de otras áreas, tomar notas,
grabar conversaciones, ordenar, jerarquizar y estructurar.

De acuerdo a nuestra propia experiencia, llevar “en la cartera de la dama o el


bolsillo del caballero” un pequeño cuaderno de notas 2, es parte importantísima
del proceso de escritura -siempre se nos ocurre la mejor idea en los peores
lugares-. Recomendamos estrenar uno diferente por cada proyecto para
asegurarnos de que en ese cuaderno, encontraremos todo lo relativo a las
ideas del proyecto en cuestión.

1.3 Glosario
Material audiovisual: Aquello que esté hecho de imágenes y sonidos: corto,
película, programa de TV...
Libro: Nombre que se le da al guión terminado.
Texto audiovisual: Todo aquello que esté en presente, tercera persona y
acciones, ya sea el guión (libro) en sí o cada una de las partes que conforman
el proceso de escritura.
Verosímil: Aquello que aparenta realidad.

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También se puede utilizar, siendo muy práctico para aquellos que están acostumbrados a escribir
directamente en formatos digitales, una Palm o Pocket PC, ya que el archivo generado en este dispositivo
luego es abierto directamente en el ordenador personal.
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