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J.

Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Alicia en el País de las Maravillas


Historia original: Lewis Carroll

Versión, guion y Adaptación: J. Daniel Berra Bárcena

PERSONAJES:

 Narrador  Tweedledee y Tweedledum


 Alicia  Reina Blanca
 Sombrerero Loco  Reina Roja
 Conejo Blanco  Duquesa
 Gato de Cheshire (Sonriente)  Cartas (1 y 2)
 Reina de Corazones  Sota de Corazones
 Liebre de Marzo  Margaret
 Oruga Azul  George Collins

ACTO I

ESCENA I:

Una elegante estancia, con un sillón, una mesita central. Al fondo en la pared, sobre la
chimenea, se halla un espejo. Alicia está sentada en el sillón con su gata Diana en las
piernas y lee un libro.

Narrador: Era Alicia una bella joven de 18 años. Vivía en Londres con su hermana
Margaret ya que, trágicamente, sus padres murieron en un misterioso incendio. Era hoy
una soleada tarde de marzo pero Alicia la pasaba muy aburrida dentro de su casa y sin
poder salir.

Alicia: (cerrando el libro y poniéndolo sobre la mesita, comienza a acariciar a su gata)


¡Ay Diana! Que aburridos son los libros sin imágenes, que aburridos son los días sin
salir de casa y quedarse a estudiar. (imitando voz) Pero Alicia, una mujercita de tu edad
debe comportarse y ser seria, ¡nada de tonterías!... ¿Tonterías? ¿Y cuál es la lógica de
usar vestido y los hombres pantalón? ¡Eso si es una tontería! ¿Por qué no podría ser al
revés?

ESCENA II:

Entra Margaret apresurada.

Margaret: (con seriedad) ¡Alicia! ¡Alicia! ¿Qué haces aquí?

Alicia: (se pone de pie) Estaba estudiando mi clase.

Margaret: Las mujeres no debemos estudiar tanto.

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Alicia: ¿Pero por qué? Imagina una vida en la que las mujeres seamos quienes
trabajemos y tuviéramos altos puestos y podamos votar y ser elegidas y… y…

Margaret: (interrumpe) ¡Alicia por favor! Que cosas tan disparatadas dices. Estoy
comenzando a pensar que has perdido la cordura. Así que olvida todas esas tonterías y
prepárate porque será momento que conozcas a tu futuro esposo que he decidido para ti.

Alicia: (levantando su tono de voz) ¡Pero yo no me quiero casar aun Margaret!

Margaret: ¡No discutiremos hoy! Te casaras y eso será. ¿A caso no sabes que estamos
al borde de la ruina? Mi esposo ya no tiene su empleo y vivimos gracias a la herencia de
nuestros padres. ¡Entiéndelo Alicia!

Alicia: (rencorosa se sienta en el sillón) ¡Eso no es justo!

Margaret: ¡Lo es Alicia! Yo también sacrifique muchas cosas al casarme con Markus.

Alicia se cruza de piernas y brazos aun enfadada.

Narrador: Alicia estaba en desacuerdo de muchas condiciones de la sociedad de


aquellas épocas, y casarse con un desconocido adinerado no era parte de sus planes. El
silencio se hizo por un momento y el ambiente se tensó más. Hasta que Margaret
decidió dar fin a la discusión.

Margaret: (flexible y seria. Se sienta a lado de la joven) Escucha Alicia, todos tenemos
sueños en la mente, pero la vida se forja haciendo sacrificios y a veces debemos
sacrificar nuestros más preciados sueños con el fin de vivir mejor. (le frota el hombro y
se pone de pie. Con mirada seria) Bajarás al comedor en una hora.

Margaret sale de escena.

ESCENA III:

Alicia: (acariciando a su gata y entre lágrimas que seca con una mano) ¿Por qué tienen
que ser las cosas así Diana? Si yo tuviera mi mundo, no sería de ese modo, todo sería
grandioso y muy divertido. Pero eso solo pasa en los sueños. ¡En mis sueños! Las cartas
no pueden ser reinas, ni mucho menos las piezas de ajedrez. Los sombrereros no pueden
estar locos, ni los gatos pueden sonreír, ¿o si Diana?

Narrador: Alicia levanta a su gata y la mira fija al rostro buscando una sonrisa en ella,
pero fue en vano.

Alicia: (desilusionada) Pero esos son solo unos sueños de mi infancia. Alicia tienes 18,
tú ya eres una chica madura.

Alicia bosteza y se acomoda en el sillón. Pronto se queda dormida.

Narrador: De pronto comenzó a sentirse cansada y cayó en un profundo sueño. Así


pasaron los minutos hasta que un reloj de ahí mismo comenzó a sonar con unos repiques

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que hacían eco por toda la habitación y que despertaron a la bella joven. Eran ya las tres
de la tarde: la hora del té y de conocer al prometido electo por su hermana Margaret.

Alicia: (levantándose lentamente y mirando el reloj, después se aproxima al espejo, se


arregla el cabello y se queda mirando detenidamente) ¡Que rápido pasa el tiempo!
Tengo que bajar de una vez o Margaret se molestará más. ¡Pero casarme no es lo que
quiero aún! Si pudiera ser yo tan solo el reflejo de un espejo, no tendría que
preocuparme por ser yo pues es solo una imagen de lo que en verdad soy y no soy, solo
sería una copia de lo que se pone frente a mí y si no fuera yo seguramente sería yo y no
sería yo al mismo tiempo.

ESCENA IV:

Narrador: En ese instante algo golpeó tras el librero y Alicia no resistió en ir a


averiguar que era. Se aproximó lentamente y al momento saltó un conejo blanco bien
vestido y con un reloj en mano corriendo muy apresurado.

Alicia: (sorprendida) ¿Qué hace aquí un conejo blanco con ropas y reloj?

Conejo Blanco: (corriendo y brincado por toda la habitación) ¡No hay tiempo para
explicaciones, niña! Se nos hace tarde, ¡apúrate! Tendré que tomar el tren si quiero
llegar a la hora.

Alicia: (intentando seguir al conejo) Pero espere, ¿a dónde vamos?

Conejo Blanco: (ignorando sus palabras) ¡Rápido! ¡Rápido! O nos cortarán la cabeza.

Narrador: El Conejo Blanco ingresó sin más demora a través del espejo y Alicia sin
pensarlo lo siguió.

Alicia: (ingresando al espejo) ¡Espere! ¡Señor Conejo! ¡Espere!

TELÓN

ACTO II

ESCENA I:

Una habitación oscura con una mesa, en ella hay una llave y un frasco con un líquido.
Al otro lado una pequeña puerta.

Narrador: Alicia observó la habitación en la que se encontraba pero era tanta


impresión que no mostró emoción alguna.

Alicia: (viendo a todos lados. Se aproxima y toca la puerta) ¡Curiosesco y curiosesco!


¿Qué será esto?

Puerta: (quejándose de dolor) ¡Ay! Ten cuidado, niña; además con ese tamaño nunca
pasarás por aquí. ¿Ves aquel frasco y la llave? Bébelo, pero no olvides la llave.

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Narrador: Atentamente la chica obedeció a las palabras de tal peculiar puerta y poco a
poco disminuyó de tamaño hasta poder abrir y pasar por la puerta.

ESCENA II:

El escenario es ahora un jardín extenso con flores y setas de diferentes colores y


tamaños.

Narrador: Llego al fin a un extraño jardín lleno de especies coloridas y fantásticas. De


pronto le vino a la mente un déjà vu muy inusual.

Alicia: (mirando a todas partes) ¿Por qué un cuervo es… es…? Esto es muy familiar;
siento que ya he estado aquí no solo una, sino dos veces. ¡Piensa Alicia, piensa! No es
real.

ESCENA III:

Aparecen en escena Tweedledee y Tweedledum caminando uno abrazado del otro.

Tweedledee: (serio) Si crees que no somos reales paga por vernos…

Tweedledum: (continuando) Y si en serio existimos, deberías saludarnos.

Alicia: (estrechándoles ambas manos y ambos hermanos también se estrechan)


Perdonen pero esto es tan confuso.

Tweedledee: No te confundas, yo soy Tweedledee y él Tweedledum.

Tweedledum: O yo puedo ser Tweedledum y él Tweedledee. Como gustes.

Alicia: (dudando) Al parecer yo soy…

Tweedledee y Dum: (interrumpen) Sabemos quién posiblemente seas tú.

Alicia: (sorprendida) ¿Me conocen?

Tweedledee y Dum: Sí, y tú a nosotros.

Alicia: Pero si nunca los había visto a ustedes.

Tweedledee: ¿Oyes eso Dum?

Tweedledum: Lo escuché Dee. ¡Ya no nos recuerda!

Tweedledee: (dramático) ¡Que tragedia!

Tweedledum: (abrazando consolador a Dee) Tranquilo, no pasa nada.

Alicia: Lo siento Dee, pero no sé exactamente si los he visto alguna vez, aunque me
resulten muy familiares.

Tweedledum: Entonces sigue tu camino y quizá eso refresque tu memoria.

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Tweedledee: (llorando) ¡Tantos momentos juntos! La historia de la morsa y el


carpintero.

Tweedledum: (abofeteando a Dee) ¡Vamos Dee, supéralo!

Tweedledee: (regresa la bofetada) ¡No lo creo Dum!

Tweedledum: (vuelve a abofetearlo) ¡Ella no puede olvidarnos!

Tweedledee: (dándole un empujón con la barriga) ¡Ya lo hizo!

Tweedledum regresa el empujón de igual forma y el otro responde y así la pasan


simultáneamente mientras Alicia exclama: “¡Tranquilos Dee y Dum… o Dum y Dee!”.

ESCENA IV:

Entra rápidamente el Conejo Blanco.

Narrador: Nuevamente aparece nuestro apresurado amigo, el Conejo Blanco, mirando


constantemente su reloj.

Conejo Blanco: (corriendo por todo el escenario) ¡No puede ser, es tarde, muy tarde!

Alicia: (curiosa) ¿Tarde para qué?

Conejo Blanco: Es tarde para llegar temprano, ¡vámonos, de prisa!

Alicia: ¿A dónde debemos ir?

Conejo Blanco: (frustrado) ¿Por qué tantas preguntas niña?

Alicia: (intentando seguirlo) ¡Espere Señor Conejo!

Conejo Blanco: (corriendo en círculos alrededor de Alicia) No hay tiempo de esperar,


¡adiós! Me voy, me voy, me voy.

El Conejo sale de escena.

ESCENA V:

Alicia mareada y buscando por todas partes.

Alicia: (dirigiéndose a los gemelos que pelean) Escuchen, Tweedle… Tweedle… Dum
y Dee o Dee y Dum… ¡Escucheeen!

Los dos dejan de pelear y se paran firmes.

Tweedledee y Dum: ¿Si, Alicia?

Alicia: ¿Saben por dónde se fue el Conejo Blanco?

Tweedledee y Dum: (indicando distintos caminos) Por allá.

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Narrador: Alicia observa ambos caminos, pero opta irse por el izquierdo.

Alicia sale y Tweedledee y Tweedledum se miran, se dan una reverencia y un apretón


de manos. A continuación se despiden del público y se retiran por el camino derecho
abrazados como desde un principio.

TELÓN

ACTO III

ESCENA I:

Es la sala de una mansión, en ella hay una elegante silla, al lado una mesita con un
florero y al fondo una cuna. La Duquesa sentada en la silla con una pierna cruzada y con
un abanico en mano.

Narrador: Alicia llegó a una elegante mansión donde se encontraba una mujer con
aspecto serio y en el suelo había un peculiar gato de Cheshire que sonreía de oreja a
oreja y jugaba con un ovillo de lana.

Alicia: (respetuosa, con los pies y manos juntas) Buen día, soy Alicia Liddell. Lamento
haber irrumpido así en vuestra morada, madame, pero quisiera saber si…

Duquesa: (interrumpe sin apartar su mirada del suelo) No hay problema, querida. Yo
soy la Duquesa de la Corte Real de Corazones. (da un suspiro) Me recuerdas tanto a mi
hija… Lástima que se convirtió en cerdo.

Alicia: (confundida) ¿En qué?

Duquesa: En cerdo he dicho, es que comió una sopa de tortuga falsa muy mal
preparada y se enfermó convirtiéndose en cerdo. Y mande a decapitar a la cocinera por
descuidada.

Alicia: (curiosa) ¿Y dónde está ella?

Duquesa: ¿La cocinera?

Alicia: No, su hija.

Narrador: La Duquesa se levanta y con sus pasos suaves se dirige a la cuna donde
duerme tranquilamente un cerdo.

La Duquesa levanta a una bebé con cabeza de cerdo que dormía y la toma entre sus
brazos.

Duquesa: (descubriéndole las cobijas) Ella es mi hija.

Alicia: (impactada) Es… es… hermosa.

Duquesa: Si tan solo la vieras sana, es tan hermosa como tú.

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Alicia: (llevándose una mano al pecho) Le agradezco el cumplido, madame. ¿Puedo


hacerle otra pregunta?

Duquesa: Las que quieras, querida.

Alicia: ¿Por qué sonríe su gato?

Duquesa: ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Todos los gatos sonríen! Sobre todo los de
Cheshire.

Alicia: Pues yo tengo una gatita. Se llama Diana. Y nunca la he visto sonreír.

Duquesa: Quizá porque no has querido verle su sonrisa.

ESCENA II:

Tocan la puerta. Entra una carta de la Reina de Corazones.

Duquesa: (alterada) ¡Escóndete, Alicia! Vamos.

Narrador: Alicia obedece y se esconde detrás de la cuna.

Carta 1: (entregando una tarjeta a la Duquesa) Le traigo una invitación de Su Majestad


para su juego semanal de croquet. De no ir, la Reina ordenó cortarle la cabeza.

Duquesa: (deja al bebé en la cuna) Muchas gracias, puede retirarse. Ahí estaré.

La carta hace una reverencia y se retira del mismo lugar de donde entró.

ESCENA III:

Duquesa: (preocupada) ¡Listo Alicia! Puedes salir.

Alicia: ¿Qué fue eso?

Duquesa: (nerviosa) La Reina de Corazones reúne cada fin de semana a los habitantes
del reino incluyendo a las reinas de ajedrez. Lo extraño es que nunca había dado esa
orden de hacer una invitación tan obligatoria. Estoy comenzando a sospechar algo.

Alicia: (intrigada) ¿Qué sucede?

Duquesa: (temerosa) No debes estar aquí, Alicia. ¡Vete y no vuelvas a esta casa! ¡Vete
lejos! Si puedes… regresa de dónde has venido.

Alicia: Le juro que es lo que más quiero ahora.

Duquesa: (encaminándola rápidamente a la salida) Debes irte ya, Alicia, ten un buen
viaje.

Narrador: El Gato de Cheshire dejó de jugar con su ovillo de lana y se dispuso a seguir
a la pobre Alicia.

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Salen de escena Alicia y el Gato.

TELÓN

ACTO IV

ESCENA I:

Un bosque oscuro. Alicia camina y el Gato de Cheshire la sigue.

Narrador: Alicia caminó adentrándose a un oscuro bosque. Pero ella no se había


percatado de quién la seguía.

Gato de Cheshire: ¿Estas perdida? ¿O tan solo confundida?

Alicia da un suspiro de ahogo por la impresión y voltea a ver al Gato.

Alicia: (impactada) ¡También hablas!

El Gato suelta una pequeña risa.

Gato de Cheshire: Creo que no entendiste mi pregunta.

Alicia: (sentándose en el suelo) Lo siento. No sé si estoy perdida o confundida, o podría


ser ambos.

Gato de Cheshire: (seguro) No lo creo. Quien no conoce nada: se pierde. Quien ya


conoció, puede que se confunda la siguiente vez, pero nunca se perderá.

Alicia: Pero es que esto me es familiar y desconocido a la vez.

Gato de Cheshire: Entonces estas confundida. Acompáñame, te llevaré con la Oruga


Azul. Él te refrescará la memoria.

Alicia: (desconfiada) No creo que sea una buena idea. En todo este día me he
encontrado con solo gente loca que incluso estoy pensando que yo también lo estoy.

Gato de Cheshire: (riendo) Aquí todos estamos locos, Alicia. Y por muy loca que sea
la Oruga Azul, es todo un sabio y él te ayudará a encontrar tu pasado. Por cierto, si te
preguntas, este es el Bosque de las Sombras, donde nos vimos por primera vez.

Alicia se pone de pie y junto con el Gato sale de escena.

ESCENA II:

Es el bosque y en una seta se encuentra meditando y fumando la Oruga Azul quien


también repasaba las vocales sin el orden correcto.

Narrador: El Gato de Cheshire llevó a Alicia hasta donde estaba la Oruga Azul, quien
meditaba sobre una seta.

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Gato de Cheshire: (respetuoso ante la Oruga) ¡Oh, gran Oruga maestra! Lamento
haberos interrumpido en vuestro meditar.

Oruga Azul: (prestando atención) ¿A qué has venido Gato?

Gato de Cheshire: Hemos venido a solicitar de vuestra ayuda. Ella tiene ciertas dudas.

El Gato encamina a Alicia hacia el frente y luego se sienta en el suelo a jugar con unas
flores.

Oruga Azul: (fuma y exhala humo frente a Alicia) ¿Quién eres tú?

Alicia: (tose) Al parecer yo soy Alicia.

Oruga Azul: Entonces no estas segura de quién eres, cabeza hueca.

Alicia: ¡Si lo estoy! Soy Alicia Liddell, de Londres, nacida en 1853, hija de Anna y
Richard Liddell, mi hermana mayor se llama Margaret y se casó con Markus Ivanov.

Oruga Azul: (segura) Son buenos referentes, pero no me dices quién eres tú ni qué
haces, ni qué esperas, ni qué piensas, ni qué sientes.

Alicia: (insegura) Eso… eso… eso no lo sé.

Oruga Azul: (vuelve a fumar y exhalar) Entonces no estas segura de quién eres, cabeza
hueca.

Alicia: (molesta) ¡No soy una cabeza hueca! Y ya me voy, no soportaré más.

Alicia se da media vuelta e intenta retirarse, el Gato la sujeta trayéndola de vuelta.

Gato de Cheshire: ¡Alicia, tienes que escuchar!

Oruga Azul: Exacto niña, escucha al Gato, y a mí. Tengo algo importante que decirte.
Acércate.

Alicia obedece.

Alicia: ¡¿Qué?!

Oruga Azul: (fuma y exhala) No- te- enojes.

Alicia: (tose y vuelve a darse la espalda) ¡Mejor me voy de aquí!

Oruga Azul: Entonces no podré decirte toda la verdad y la razón de por qué no
recuerdas mucho de tu pasado.

Narrador: Alicia reaccionó a estas palabras y accedió a prestar atención.

Alicia: (se sienta a lado del Gato de Cheshire) Entonces habla por favor.

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Oruga Azul: (afina su garganta) Bien. Era Alicia Liddell una niña siempre feliz,
soñadora y muy cariñosa con quienes la rodeaban. Tenía ella siete añitos cuando, una
tarde de marzo, mientras repasaba su aburrida lección de historia vio pasar a un conejo
blanco como la nieve y de ojos rosados. La curiosa Alicia lo siguió, pasó a través de la
puerta más pequeña y llegó a un mundo nuevo, fantástico y mágico, que ningún ser
humano cuerdo pudo nunca descubrir…

Gato de Cheshire: (recostándose barriga al suelo y recargando su cabeza en sus manos)


Es una interesante historia.

Oruga Azul: (continuando con su mismo acento) Ahí conoció a criaturas como
nosotros: gatos que sonríen, sombrereros locos, flores que hablan y reinas malvadas. Sin
embargo, Alicia no le agradó ni un poco a la Reina de Corazones y ella mandó a cortarle
la cabeza, pero la pequeña escapó, quedando fugitiva y despertando de un ensueño que
pudo salvarle la vida. A los 11 años, Alicia volvió a entrar al País de las Maravillas,
como ella le llamó, tras pasar a través de un espejo. Ahí conoció a las reinas de las
Comarcas de Ajedrez de ese mismo país: la Reina Blanca y su hermana la Reina Roja…

La Oruga tose.

Gato de Cheshire: (riendo) ¡Continua, por favor! Aquí viene la mejor parte.

Oruga Azul: Pero nuestra querida Alicia fue obligada a entrar al campo de batalla del
tablero de ajedrez y fue ahí que un noble caballero blanco le ayudó a llegar hasta la
octava casilla para convertirse en reina. Lamentablemente la ya Reina Alicia no reclamó
su trono que destituiría a la maligna Reina de Corazones y haría pagar todos sus
crímenes. Y ella volvió a su mundo de origen. Dos años después, Alicia y su familia
tuvieron un devastador accidente: la residencia de sus padres se consumió en llamas y
solo ella y su hermana mayor lograron sobrevivir. Pero Alicia quedo inconsciente por
un mes y cuando despertó ya no recordaba casi nada.

Alicia: (intentando asimilar) Entonces yo…

Gato de Cheshire: Solo escucha Alicia.

Oruga Azul: La recuperación fue un poco lenta pero logró reconstruir su pasado con lo
poco que quedaba. Ahora, Alicia fue llamada contra su voluntad para volver y reclamar
el trono que se merece y así acabar con tantos años de injusticia que gobiernan el País
de las Maravillas.

Alicia: Entonces yo… ¿Yo soy reina?

Gato de Cheshire: Así es, y tú puedes acabar con la Reina de Corazones.

Alicia: Pero yo no quiero pelear.

Oruga Azul: Y no lo harás. El Sombrerero Loco ha estado planeando una conspiración


para poder llegar hacia la Reina. Gato, llévala con él y la Liebre de Marzo.

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Gato de Cheshire: (haciéndole una reverencia) Desde luego, y agradezco vuestros


servicios, gran Oruga Azul. Acompáñame Alicia.

Alicia: Pero ni siquiera sé si quiero ser reina.

Oruga Azul: Alicia; son tiempos oscuros y difíciles. Tú y tu poder pueden acabar con
la Reina. Deja que el tiempo lo decida, es tu decisión, es tu vida, es tu mundo, nuestro
mundo. Se lo que quieras ser, pero se Alicia. Se bienvenida al País de las Maravillas,
Reina Alicia.

Narrador: Con todo esto, Alicia pudo recordar sobre sus primeras visitas, recordar a
Tweedledee y a Tweedledum y a los lugares a los que había ido antes. Todo volvió a su
mente como un violento déjà vu. Al fin decidieron encaminarse a donde estaría el
Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo.

Oruga Azul: Espera… solo una última cosa. Recuerda que una mitad te hará crecer.

Alicia: ¿Una mitad?

Oruga Azul: De la seta, cabeza hueca.

La Oruga sale y Alicia toma un pedazo y lo come. Ella crece. Finalmente, junto con el
gato, se van por otro camino.

TELÓN

ACTO V

ESCENA I:

Un comedor a la intemperie del bosque con una o dos mesas largas, en ellas está todo
un banquete. El Sombrerero Loco sentado en una esquina durmiendo con los pies sobre
la mesa, la Liebre de Marzo está a uno de los lados aburrida con la cabeza recargada en
una mano y con otra menea una cuchara en su taza de té.

Narrador: El Gato condujo a Alicia a donde el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo


suelen tomar el té de las 3:00 p.m., pero el día era tan aburrido como para no tener
ganas de cantar y bailar.

Alicia: (dirigiéndose al Gato) ¿Por qué me has traído aquí?

Gato de Cheshire: Porque el Sombrerero y la Liebre siempre suelen tomar aquí el té


exácticamente a las 3:00.

Alicia: (impresionada) ¿Aún son las tres?

Gato de Cheshire: Aquí en el País de las Maravillas siempre son las tres, así amanezca
o anochezca, truene o relampaguee; siempre serán las tres.

Alicia: ¿Y entonces por qué se le hace tarde al Conejo Blanco?

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Gato de Cheshire: Porque él siempre quiere llegar a su destino antes de las tres, y
nunca puede porque siempre le dan las tres.

Alicia: Eso es algo absurdo.

Gato de Cheshire: No para alguien que no tiene tiempo para el tiempo. Siéntate Alicia
y espera ahí, por favor.

Alicia se sienta a la otra esquina de la mesa, quedando de frente con el sombrerero.

Narrador: Entonces el Gato se acercó hacia el Sombrerero e intento despertarlo con


mucho cuidado.

Gato de Cheshire: (gritando al hombre de sombrero) ¡¡¡Sombrerero!!!

El Sombrerero se despierta dando un brinco exagerado y se acomoda el sombrero.

Sombrerero Loco: ¡Sonriente, viejo amigo! ¿Qué te trae por aquí?

Gato de Cheshire: (señalando a Alicia con el pulgar) Eh traído a alguien importante.

Narrador: El Sombrerero y la Liebre no prestaron mucha atención en quién estaba


frente a ellos y reaccionaron involuntariamente al ver a alguien sentado sobre su mesa.

El Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo se levantan y corren a quitar a Alicia de la


silla.

Sombrerero y Liebre: ¡No puedes sentarte sin ser invitada!

Liebre de Marzo: (tomándola de un brazo) ¡Eso no se hace!

Sombrerero Loco: Es de muy mala educa… ¡Espera Liebre!

Liebre de Marzo: (alterado) ¡¿Qué?!

Sombrerero Loco: (observando detenidamente a la joven) Solo mírala, su rostro, sus


facciones, su vestido azul. Es… es… nada más y nada menos que nuestra querida
Alicia.

Liebre de Marzo: ¿Alicia? ¡Si, es Alicia! ¡La misma Alicia!

Sombrerero Loco: (sentando a Alicia en su silla) Cuanto tiempo sin verte, has
crecido… que bueno que vienes; por cierto, disculpa el mal entendido, tu sabes, tanto té
hace daño, sino mira a la Liebre. (rie)

La Liebre toma una tetera y la abraza diciendo: “¡Es mi té! ¡Solo mío!”

Alicia: Ya lo note.

Sombrerero Loco: (intenta arrebatar la tetera) ¿Quieres un poco de té? ¡Liebre


comparte ese té!

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Liebre de Marzo: (sin ceder) ¡No, es mi té!

Sombrerero Loco: (logra quitarle la tetera y le sirve a Alicia) ¡No seas descortés con
nuestros invitados! ¡Ni mucho menos con una reina! A excepción de la Reina de
Corazones.

El Sombrerero, la Liebre y el Gato ríen tras el comentario.

Alicia: (se pone de pie) ¡Pero yo no quiero ser reina!

Sombrerero Loco: ¿Por qué no dejas que el tiempo lo decida Alicia?

Alicia: (se sienta) Es que no sé si pueda gobernar un país. Si todos aquí están locos.

Sombrerero Loco: Pero te diré un secreto, Alicia; las mejores personas lo están.

Liebre de Marzo: Totalmente de acuerdo, colega mío.

Sombrerero Loco: Por cierto, Alicia; ¿creíste que no me acordaría? ¡Hoy es también tu
no cumpleaños!

Alicia: ¿Mi qué?... ¡Ah, sí!… eso era.

Narrador: El Sombrerero y la Liebre hicieron poner de pie a Alicia y comenzaron a


cantar y bailar.

El Sombrerero y la Liebre se toman de los brazos de Alicia y comienzan a bailar


cantando: “Feliz, Feliz, No Cumpleaños”. Terminan y regresan a sentar a la chica.

Liebre de Marzo: (tomado del hombro del Sombrerero) Lo mejor será que sigamos
bailando, buen amigo.

Sombrerero Loco: ¿Y que nos juzguen de locos, Señor Liebre? ¡No, no, no!

Liebre de Marzo: Y dime Sombrerero, ¿tú conoces cuerdos felices?

Sombrerero Loco: Tienes razón… bailemos.

Comienzan a bailar.

Gato de Cheshire: (interrumpe) ¡Liebre! ¡Sombrerero!

Paran de bailar.

Sombrerero Loco: Perdón. Alicia nos da razones para bailar y cantar en estos tiempos
difíciles.

Ambos toman asiento, el Gato se sienta a lado de la Liebre y se sirve té.

Gato de Cheshire: Recuerda por qué estamos aquí.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Sombrerero Loco: Tienes razón. Exácticamente, te hemos traído hasta aquí, Alicia,
para que nos ayudes y para que reclames lo que te pertenece; el trono del País de las
Maravillas.

Liebre de Marzo: Esta no es una merienda cualquiera, hemos planeado esto desde hace
un año. ¡Es una conspiración en contra de la Reina de Corazones!

Gato de Cheshire: (haciendo gesto de silencio) Baja la voz, Liebre. Alguien nos puede
oír.

Sombrerero Loco: ¡Aguarden! Algo se aproxima.

ESCENA II:

Llega apresurado y jadeando el Conejo Blanco.

Conejo Blanco: (tomando aire) Disculpen la demora, caballeros.

Liebre de Marzo: (viendo su reloj) Las tres. Llegas otra vez tarde.

Sombrerero Loco: ¿Procuraste que nadie te siguiera?

Conejo Blanco: No, pero no ha de tardar en llegar la Sota de Corazones a traerles el


mensaje de la Reina.

El Conejo ve a Alicia y le dice: “Vaya, llegaste primero que yo”, Alicia le contesta con
un “Hola”.

Sombrerero Loco: Pues no demoremos más. ¡Gato! ¿Tú que tienes que decirnos?

Gato de Cheshire: Bueno pues, cuando Alicia llegó a la casa de mi ama, al recibir la
invitación, se dio cuenta de lo que sucedía.

Alicia: (estresada) ¡¿Pero qué es lo que sucede?!

Sombrerero Loco: (se sienta sobre la mesa) Verás Alicia, cuando huiste del juicio de la
Reina de Corazones, al mandarte a decapitar, ella se enfureció mucho y desde aquel
entonces te está buscando para vengarse, y cuando volviste y te convertiste en reina, ella
de una u otra forma se enteró, y como no quiere que le quites su corona, se dio a la tarea
de buscarte para destruirte antes de que tú a ella. Hoy se enteró también de que has
vuelto y aprovechará su juego semanal de croquet para poderte encontrar.

Gato de Cheshire: (riendo) Y así aniquilarte.

Liebre de Marzo: Por eso mismo, hemos preparado esta conspiración.

Sombrerero Loco: Y bien, ¿Ah quedado todo claro, Alicia?

Alicia: (insegura) Creo que sí.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Conejo Blanco: Entonces prosigamos. Yo entrare al castillo cumpliendo mi trabajo


como heraldo de la Reina, ustedes entraran junto con los invitados. La Reina
seguramente ha de estar buscando a Alicia, pero ella no podrá ser vista porque
permanecerá oculta junto con el Gato hasta que se dé la señal.

Gato de Cheshire: ¿Y cuál será la señal?

Sombrerero Loco: (pensando) Qué te parece cuando grite: ¡ALTO AHÍ


EXPERIMENTO FALLIDO DE REINA IMPOSTORA TRAIDA DESDE EL
INFRAMUNDO!, ¿qué tal?

Gato de Cheshire: Está muy largo.

Conejo Blanco: Tan solo gritarás sus nombres, Sombrerero.

Sombrerero Loco: Eso suena mejor.

Conejo Blanco: Entonces, esperaremos a que termine la partida y que llegue la


premiación y entramos en acción. Gato, tú le quitaras la corona a la Reina y el
Sombrerero leerá los títulos que proclaman la independencia. Alicia deberá determinar
la sentencia y todos terminaremos bien. ¿Qué opinan?

Alicia: Suena sencillo, pero no sé si pueda hacerlo…

Liebre de Marzo: (alterada y abrazando la tetera) ¡¡¡La Sota!!! Protejan el té.

Sombrerero Loco: ¡Conejo, Gato! Oculten a Alicia.

Conejo Blanco: Bajo la mesa, Alicia.

El Conejo y Alicia se esconden debajo de la mesa y el Gato de Cheshire sale


rápidamente del escenario.

ESCENA III:

Narrador: De pronto se aproximó bien escoltado con dos cartas la Sota de Corazones
quien estaba al mando del ejército de cartas de la Armada de Corazones. El Sombrerero
y la Liebre comenzaron a disimular para no levantar sospechas.

La Liebre y el Sombrerero cantan “Feliz, Feliz No Cumpleaños” y beben té con


naturalidad.

Sota de Corazones: (menospreciativo) ¡Miren a quién tenemos aquí! Al par de locos


bebedores de té.

Sombrerero Loco: (riendo) Debo agradecer eso. Porque fue un buen cumplido.

Liebre de Marzo: (ríe) Pero no te sientas mal, ven tenemos suficiente para todos,
incluso si quieres llevarle a la Reina.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Sota de Corazones: (rodeando y observando la mesa) ¿Por qué hay más tazas servidas?

Sombrerero Loco: Verás, cada determinado tiempo cambiamos de taza y de lugar,


porque no podemos usar los mismos utensilios cada merienda y como constantemente
terminamos y empezamos otra merienda, pues no nos da tiempo de lavar los juegos de
té.

Liebre de Marzo: (viendo su reloj) A propósito, es hora de cambiar de lugar.

Los dos se levantan y corren alrededor de la mesa diciendo: “A cambiar, a cambiar de


lugar”.

Sota de Corazones: (tomando a ambos de sus sacos) ¡Quieren parar ya, par de idiotas!

Sombrerero Loco: (riendo) Te dijo idiota.

Liebre de Marzo: No, te lo dijo a ti.

Sota de Corazones: (sentándolos en las sillas) No me pondré a discutir con ustedes, así
que iré directamente al grano. Me tomé la libertad de invitarlos personalmente al partido
semanal de croquet de nuestra excelentísima Reina de Corazones.

Liebre de Marzo: Con gusto iremos.

Sombrerero Loco: Será un grandioso evento.

Sota de Corazones: Exácticamente, eso será. Y si no asisten al juego, su Majestad


ordenará decapitarlos.

Sombrerero Loco: (bromista) Oye colega, ¿quién es una vieja gorda, grosera y muy
mal educada?

Sombrerero y Liebre: (riendo) ¡Nuestra excelentísima Reina de Corazones!

Sota de Corazones: (furioso. Levanta al sombrerero tomándolo del cuello y


amenazándolo con su espada) ¡Si pudiera, en este mismo momento les cortaría la
cabeza! Pero la Reina se perdería la ejecución, y eso a ella no le gustaría.

Sombrerero Loco: No creo que le sirva nuestras dementes cabezas.

Sota de Corazones: (lo suelta) Yo tampoco. Por cierto… si llegan a ver a una pequeña
forastera… no olviden exhortarla a asistir… a la Reina le daría gusto saludarla de
nuevo.

La Sota da la orden de retirada y sale de escena junto con las cartas. El sombrerero se
despide levantando su sombrero y acomoda su moño.

ESCENA IV:

Sombrero Loco: ¡Se ha ido! Pueden salir.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Alicia, el Conejo Blanco y el Gato de Cheshire entran y todos vuelven a tomar sus
lugares.

Conejo Blanco: (ve su reloj) Pues no demoremos más. Es momento de irme. Estaré
esperando en el palacio.

Sombrerero Loco: Recuerden seguir el plan como se acordó.

Alicia: ¿Pero cómo sabré yo qué hacer si nunca estuve enterada de lo que iban a hacer?

Liebre de Marzo: Es simple, solo debes quedarte escondida hasta que todo se calme,
porque si te ve la Reina, te degollará con sus propias manos.

Sombrerero Loco: (tomando a Alicia de las hombros y llevándola a sentar)


¡Exacticamente! Tú solo llegarás a reclamar tu trono. Nosotros te protegeremos. Ahora
toma asiento y bebe más té. Todo saldrá bien, además la Reina cree que aun eres una
niña, así que si te ve, no te reconocerá fácilmente.

Conejo Blanco: (saliendo del escenario) Eso espero amigos, eso espero.

ESCENA V:

El Sombrerero y el Gato de Cheshire se sientan y continúan con el té.

Sombrerero Loco: (sirviéndose té) Ahora Alicia, ¿te gustan las adivinanzas?

Alicia: No creo que sea momento para adivinanzas.

Liebre de Marzo: ¡Oh Alicia! Vamos. La vida es una adivinanza.

Sombrerero Loco: Así es. La pregunta es: ¿De casualidad sabes en qué se parece un
cuervo a un escritorio?

Alicia: (analítica) ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio? ¿Cómo puede ser eso?

Sombrerero Loco: Te daré una pista: solo responde “no lo sé”. Así es como damos uso
de razón aquí.

Alicia: ¡Pero eso es una locura! No tiene sentido.

Sombrerero Loco: ¿Tú sabes la respuesta?

Alicia: (pensando) No, no lo sé.

Sombrerero Loco: Ahí está, al parecer estás loca.

Alicia: ¿Crees que me he vuelto loca?

Sombrerero Loco: (levantándose de la silla) No lo creo, estoy seguro. Y eso te hace


especial aquí: tu inigualable locura.

Liebre de Marzo: (interrumpe mostrándoles su reloj) ¡Ya es hora!

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Todos se ponen de pie.

Sombrerero Loco: Entonces, Alicia. Te pondrás de pie e iremos allá, reclamarás tu


corona y liberarás a esta tierra, y finalmente gritaremos ¡SALVE A LA REINA
ALICIA!... En marcha.

El Sombrerero se retira por un lado del escenario mientras el resto lo miran.

Gato de Cheshire: (indicándole el lado contrario) Sombrerero, es por el otro lado.

Sombrerero Loco: (yendo al lado opuesto) Quise decir: ¡En marcha!

TELÓN

ACTO VI

ESCENA I:

Un jardín fuera del Castillo de Corazones, con laberinto. En un pódium se encuentra el


trono de la Reina y a los lados los asientos para invitados. Está el Conejo Blanco con
traje de heraldo y hay cartas a los lados del trono.

Narrador: Comenzó el torneo de croquet, y de igual forma la búsqueda de Alicia y


poco a poco fueron llegando los invitados que se acomodaron en los asientos del jurado.

Entra la Duquesa arrullando al cerdito y toma asiento; llegan empujándose Tweedledee


y Tweedledum y se sientan; finalmente aparecen el Sombrerero Loco y la Liebre de
Marzo que abraza una tetera y se sientan.

Conejo Blanco: (soplando una trompeta) Bienvenidos al vigesimoquinto juego real de


croquet. Y como invitadas principales: de la Comarca de Ajedrez Blanco, la Reina
Blanca; y de la Comarca de Ajedrez Rojo, su hermana, la Reina Roja.

Entran y saludan al público.

Conejo Blanco: Y finalmente, escoltada por la Sota de Corazones, su alteza serenísima,


inigualable, su excelencia, la Reina de Corazones.

Entra la Sota acompañando a la Reina que está molesta y con un ramo de rosas pintadas
de rojo.

Reina de Corazones: ¡¿Quién pintó estas rosas así?! Rodará la cabeza del culpable.

Reina Blanca: (poniéndose de pie y haciendo una reverencia) Si me permite


majestad…

Reina de Corazones: (interrumpe) ¡¿Fuiste tú?! ¡QUE LE CORTEN LA…!

Reina Blanca: (asustada) ¡No su majestad! Yo no fui, pero quería sugerirle que mejor
dé inicio a la partida para verla ganar. Las ejecuciones pueden ser más tarde.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Reina de Corazones: (orgullosa) No estaría mal, ¡Que comience el juego!

Una carta le pasa un flamenco rosa y coloca sobre el suelo un puercoespín. La Reina lo
golpea desviando el animal a algún sitio. Todos le aplauden.

ESCENA II:

Narrador: Mientras festejaban el tiro inaugural de la Reina de Corazones, Alicia y el


Gato de Cheshire se infiltraron sigilosamente, escondiéndose detrás del trono de la
Reina. Y así pasaron las horas hasta que llegó el momento de la premiación

La Reina sentada en su trono.

Reina de Corazones: ¡Sota de Corazones, venga aquí de inmediato!

Sota de Corazones: (de rodillas) ¿Si Su Majestad?

Reina de Corazones: ¿Puedes explicar por qué no veo a Alicia en ningún lado?

Sota de corazones: Le juro, Su Majestad, que busque por todas partes y no estaba.
Estoy comenzando a sospechar que alguien la está encubriendo.

Reina de Corazones: Entonces abriremos un interrogatorio antes de la premiación.

La Sota se retira.

Reina de Corazones: (poniéndose de pie. Dirigiéndose a los invitados) ¡Escuché que


Alicia regresó esta tarde! Pero no la he visto aún. Seré prudente una sola vez: ¿De
casualidad alguien la vio vagando por ahí?

Todos contestan con un “No”.

Reina de Corazones: Bien, entonces Duquesa, ¿qué hacías exacticamente a las tres de
las tarde?

Duquesa: Pero su majestad, aquí siempre son las tres de la tarde.

Reina de Corazones: (molesta) ¡No me subestimes! Entonces dime qué hiciste en todo
el día.

Duquesa: (con seriedad) Estuve cuidando a mi pequeña hija que está enferma.

Reina de Corazones: ¡Mientes!

Duquesa: ¿Por qué su majestad?

Reina de Corazones: Porque nadie puede hacer la misma cosa todo el día. ¡PERDERÁ
LA CABEZA POR ALTA TRAICIÓN A LA CORONA!

Dos cartas sujetan a la Duquesa mientras ella lucha con su hija en brazos.

Duquesa: ¡Piedad! Tengo a mi hija.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Reina de Corazones: ¡Llévense al cerdo a un orfanato o a una pocilga, pero llévenselo!

Se llevan a la Duquesa junto con su hija.

Reina de Corazones: (dirigiéndose a los gemelos) Ahora hermanos Tweedle, ¿qué


hicieron en todo el día?

Tweedledee: Dum me robó mi almuerzo en la mañana y comenzó a abofetearme.

Tweedledum: ¡Es mentira! Ese era mi almuerzo y tú comenzaste a abofetearme.

Los Tweedle se abofetean comenzando a decir uno “Tú” y el otro “No, tú”.

Reina de Corazones: (haciéndolos parar) ¡Ya basta! Me ha quedado claro lo que


hicieron en todo el día, ¡pelear solamente! Y tú, Reina Roja, ¿qué tienes que decir a tu
favor?

Reina Roja: (soberbia) ¡Yo no tengo nada que ver y tampoco me interesa! He estado
juego tras juego de ajedrez junto con mi hermana. Y ya llevo cinco partidas ganadas.
Además, lo poco que recuerdo de esa niña es que no era muy inteligente para ser una
rei…

La Reina Blanca tose y afina su garganta para interrumpirla.

Reina de Corazones: ¿A caso quieres decir algo tú, Reina Blanca? ¡Habla!

Reina Blanca: (bostezando; somnolienta) Yo no tengo nada interesante que contar. Yo


solo me la he pasado perdiendo cinco partidas de ajedrez contra mi hermana y he
ganado solo dos.

Reina de corazones: Tienes razón, ¡no me interesa! Ahora solo falta que den su versión
el dúo de chiflados del té.

El Sombrerero y la Liebre ríen.

Liebre de Marzo: Le agradezco Su Majestad. Pero como ha dicho, solo hemos estado
tomando el té de las tres de la tarde, sin mencionar que estuvimos planeando su…

Sombrerero Loco: (interrumpe) ¡SU FIESTA DE NO CUMPLEAÑOS! Nunca se nos


olvidan sus no cumpleaños. ¿Listo Señor Liebre?

Liebre de Marzo: ¡Listo Sombrerero!

Los dos se ponen de pie y bailan rodeando a la Reina mientras cantan “Feliz, Feliz No
Cumpleaños” hasta que la Reina los interrumpe gritando “¡YA BASTA!” y corren a
sentarse.

Reina de Corazones: Entonces, si nadie tiene nada que decir sobre Alicia, ya no me
sirven. Así que ordenaré que los encierren en las mazmorras. ¡SOTA!

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

La Sota se aproxima e interviene el Conejo Blanco mientras el Sombrerero se quita su


saco y se arremanga la camisa.

Sota de Corazones: ¿Sí Su Majestad?

Reina de Corazones: ¡Encarcele a esta chusma de inmediato!

Conejo Blanco: (haciendo una reverencia) Pero espere su majestad, ¿no deberíamos
hacerles un juicio primero?

Reina de Corazones: Con lo que han dicho es suficiente.

Sota de Corazones: Aunque no sería mala idea, Su Majestad, así podríamos sacarles
más información sobre Alicia.

Reina de Corazones: Bien, ¡se suspende la premiación y procedemos a un juicio! Uno


por uno.

Conejo Blanco: (sonando su trompeta) ¡Por órdenes de Su Alteza Real! Se enjuiciará a


toda criatura que dio su testimonio el día de hoy.

La Reina de Corazones se sienta en el trono.

Reina Roja: (exigente) ¡Bien! Pues que sea lo más rápido posible. Tengo aún más
partidas que ganar.

Reina de Corazones: ¡Yo decido cuánto tardara el juicio! O la mejor opción es que me
entreguen a Alicia y la quiero viva.

Liebre de Marzo: ¡Eso nunca!

Todos voltean a ver a la Liebre y este se cubre la boca.

Reina de Corazones: ¿Así que tú sabes dónde está ella? ¡Habla!

Liebre de Marzo: ¡No lo hare!

Reina de Corazones: Entonces… ¡PERDERÁ LA CABEZA!

Una carta lo sujeta e intenta llevárselo pero la Liebre se forcejea. Todos se asustan y se
alteran.

Sombrerero Loco: (poniéndose de pie y señalando a la Reina) ¡ALTO AHÍ


EXPERIMENTO FALLIDO DE REINA IMPOSTORA TRAIDA DESDE EL
INFRAMUNDO!

Reina de Corazones: (furiosa) ¡Que insolencia! ¡ARRÉSTENLO A ÉL TAMBIÉN!

Otra carta lo sujeta.

Sombrerero Loco: (hablándose a sí mismo) No, esa no era la señal… recuerda. ¡Ah, sí!

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Conejo Blanco: (interrumpiendo alterado) ¡GATO, ALICIA, PRONTO!

ESCENA III:

Salen rápidamente Alicia y el Gato de Cheshire. La Reina se pone de pie.

Gato de Cheshire: En nombre de los habitantes del País de las Maravillas…


declaramos como nuestra legitima reina a Alicia Liddell.

Reina de Corazones: ¡SOTA! Quiero que me explique de inmediato que sucede.

Sombrerero Loco: (forcejeándose) Permítame a mí explicarle, mujer maligna…


¡ESTO ES UNA REVELIÓN! Y la despojaremos del trono.

Reina de Corazones: (ríe burlona) ¿Revelarse, justamente aquí en mi castillo lleno de


guardias? ¡Quiero que les corten la cabeza a todos! Excepto a Alicia, de ella yo me
encargo.

Narrador: Y así comienza una persecución por todo el castillo.

Las cartas persiguen por el escenario a los personajes mientras estos se cubren con lo
que encuentran (sillas, mesas, etc.). El Sombrerero y Alicia están al frente del escenario.

Alicia: Sombrerero, ¿esto era parte del plan?

Sombrerero Loco: No recuerdo esta parte.

Alicia: ¿Siquiera tienes algún arma para defenderte?

Sombrerero Loco: (buscando por todo su cuerpo) Solo… solo… ¡tengo un cuchillo
para untar mantequilla!

Alicia: ¿Y ahora qué haremos?

Sombrerero Loco: ¡Improvisar!

Se unen a la persecución y la Sota de Corazones amenaza con su espada a la Liebre de


Marzo quien tiene una taza de té.

Liebre de Marzo: (arrojándole el té a la cara. Sale corriendo) ¿Quieres un poco de té


caliente?

El sombrero se acerca a la Sota que tiene las manos en la cara.

Sombrerero Loco: (poniendo los puños en guardia) ¡Pelea cobarde!

La Sota saca su espada y el Sombrerero asustado se cubre detrás del Gato de Cheshire
que está a su lado. Mientras tanto dos cartas capturan a Alicia y la llevan frente a la
Reina de Corazones. El resto solo mira y dice “¡Alicia no!”

Reina de Corazones: ¡A mí nadie me arrebata la corona! ¡CORTENLE LA CABEZA!

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

ESCENA IV:

Entra la Oruga Azul, con alas de mariposa y con un papiro en la mano.

Narrador: Y entonces, en el momento más crucial, apareció la Oruga Azul, el más


sabio de todo el mundo y por así decirlo, el más cuerdo del País de las Maravillas…
Pero él ya había pasado de ser una oruga a convertirse en una majestuosa mariposa.

Oruga Azul: (haciendo que todos se queden estáticos) ¡PAREN TODOS!

Conejo Blanco: (impresionado poniéndose de rodillas) ¡La Oruga Azul! El gran


maestro ascendido a mariposa.

Todos excepto la Reina de Corazones, Alicia y la Sota, se arrodillan, incluso el


Sombrerero se quita su sombrero. Después de cinco segundos todos se ponen de pie.

Oruga Azul: Así es, Conejo, he alcanzado el límite de mis conocimientos conocidos y
habidos por conocer, es por eso que ahora se me concedió la metamorfosis para
ascender a mariposa. Pero a eso no he venido. Tengo aquí las cláusulas de que
establecen quién es la verdadera heredera al trono del País de las Maravillas.

Reina de Corazones: Eso no es posible… ¡Aquí nadie sabe más que yo! Además, esas
cláusulas fueron destruidas ante mis ojos.

Oruga Azul: Entonces tus ojos no son capaces de ver lo poderosa e indestructible que
es la magia que respalda a estos documentos de gran valor histórico. Porque nunca se
podrán destruir estas cláusulas.

Reina de Corazones: Solo esta corona me da el poder de ser reina y nadie puede
quitármela.

Reina Roja: ¡Ya cállate vieja gorda, grosera y muy mal educada!

Reina Blanca: (bostezando nuevamente) Tienes razón hermana, dejemos hablar a la


Oruga.

Oruga Azul: De ser así, comienzo a leer: Del día 5 de marzo del año de 1864, tras
abrirse una puerta en el espejo de la mansión Liddell, entró quien en aquel entonces
tenía 11 años de edad. Era la pequeña Alicia. Durante una épica partida de ajedrez,
Alicia llegó a la octava casilla, lo cual ningún otro ser que no fuera de sangre real lo
había logrado, así ella tomó el trono prometido hace ya trescientos siglos por un
legendario caballero blanco. Al salir de nuestro mundo, Alicia dejó en espera su trono.
Pero ahora puede ser reclamado por ella misma en persona. Por tanto se declara como
reina única y legitima del País de las Maravillas: Alicia Liddell.

Reina de Corazones: ¡ESO NO PUEDE SER!

Oruga Azul: Todo está escrito aquí. Tú ya no serás reina y el título solo lo llevarás en
el nombre que le corresponde a la carta que te pertenece. Arrestenlos.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Narrador: Haciéndose justicia, las cartas apresaron a la Reina de Corazones y a la Sota


de Corazones. No sin antes que el Gato de Cheshire le quitara la corona a la impostora.

El Sombrerero y la Liebre sientan a Alicia en el trono y se paran a los lados.

Oruga Azul: (tomando la espada de la Sota y poniéndola en los hombros de Alicia) Por
el poder que se me otorga, y en nombre de todas las comarcas y reinos del País de las
Maravillas, te nombro Reina Única Alicia.

El Gato de Cheshire le coloca la corona a Alicia y todos se arrodillan.

Sombrero Loco: (poniéndose de pie) Y bien, ¿cuál es tu primer decreto?

Alicia: (pensando) ¡Ordeno la aprehensión de la Reina de Corazones y la Sota de


Corazones! Por múltiples crímenes que involucran asesinato, usurpación y abuso de
autoridad.

Las cartas toman a la Reina y a la Sota.

Reina de Corazones: (forcejeándose) ¡Esto no puede ser! ¡Suéltenme canallas!


Perderán la cabeza.

Alicia: Tu ya no puedes dar órdenes aquí ni en ningún otro sitio, excepto en tu propia
celda. ¡Que te diviertas!

Se los llevan y desaparecen de escena.

ESCENA V:

Aplauden de emoción.

Alicia: También tengo otro decreto. ¿Puedo?

Oruga Azul: Ahora eres reina, puedes decretar lo que deseas.

Alicia: (se pone de pie) Lamento que no pueda ser su reina para siempre, pero tengo
otra vida en Londres y hay asuntos que resolver aún.

Sombrerero Loco: (desilusionado) Pero… ¿por qué, Alicia?

Alicia: Lo siento Sombrerero, pero no puedo dejar asuntos sin resolver.

Oruga Azul: Tiene razón. Alicia ya resolvió nuestros problemas, ahora tiene ella que
encargarse de sus asuntos pendientes. Alicia, tú puedes decidir si te quedas o te vas,
pero de ser la segunda opción, antes debes determinar quién será el que tome tu lugar.
El País de las Maravillas no puede quedarse sin un heredero.

Alicia: (observándolos a todos) Lo lamento, pero solo ustedes saben quién puede ser su
rey. Soy demasiado cuerda para encontrar a alguien mejor para ustedes.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Conejo Blanco: (dudoso) Entonces, ¿sugieres que elijamos nosotros a nuestro rey o
reina?

Alicia: Exacticamente Conejo.

Alicia se quita la corona y la deja sobre el trono.

Oruga Azul: Una vez hecho este decreto, vamos a votar como debe ser… ¿Alguien da
propuestas?

Liebre de Marzo: (levantando la mano) Pues quién puede ser nuestro rey que no sea el
más loco y generoso de aquí… yo propongo al Sombrerero Loco.

Sombrerero Loco: ¿Consideran que yo pueda ser su rey?

Oruga Azul: ¿A caso no aceptarías el cargo que Alicia te encomendaría?

Sombrerero Loco: (entusiasmado) ¡Te equivocas, Oruga! ¡Sería un honor para mí ser
mano derecha de Alicia!

Oruga Azul: Espera, amigo. Aún faltan más por votar.

Conejo Blanco: Yo elijo al Sombrerero Loco.

Gato de Cheshire: (despreocupado) ¡Bah! Qué más da si yo simplemente puedo


aparecer y desaparecer aquí y allá… Elijo al Sombrerero.

Reina Roja: (modesta) La Reina Roja elige a la Reina Roja.

Reina Blanca: (bostezando con pereza) Voto por mi hermana.

Reina Roja: (sonriendo. Le da palmaditas en la cabeza) ¡Bien hecho, querida!

Tweedledee y Tweedledum: ¡Sombrerero Loco!

Tweedledee: (empujando a Dum) Oye, yo iba a decir eso.

Tweedledum: (regresa el empujón) No, yo lo iba a decir.

Oruga Azul: ¡Tranquilos!... No se diga más… En nombre de todos los habitantes del
País de las Maravillas, has sido electo como encomendado de la Reina Alicia.

Alicia: (indicándole al Sombrerero el trono) Toma asiento si deseas… Ahora te


pertenece.

Sombrerero Loco: No, Alicia. No necesito un trono ni un palacio… Todo lo puedo


encontrar en mi mesa de té. (abrazando del hombro a la Liebre) Incluso mi colega puede
pertenecer a la Corte Real de los Chiflados. Trataré de ser el mejor líder… y estar
encerrado en un castillo, no me ayudará en nada.

Alicia: (sonriente) Estoy segura de que han hecho una buena elección al pensar en ti.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Sombrerero Loco: No te decepcionaré. ¡Lo juro por la cordura que me queda! Esta es y
será tu corona las veces que vuelvas.

Oruga Azul: Pero Alicia ya no volverá más… Ella ya tiene 18. Se irá para siempre.

Todos agachan las miradas desilusionados.

Alicia: Lo siento amigos. Pero les prometo que nunca los olvidaré.

Tweedledee: (dándole la espalda indignado) ¿Y cómo sabremos que no lo harás, otra


vez?

Alicia: Porque toda mi vida he soñado con ustedes, y no me di cuenta hasta ahora. Y tú
serás la primer persona que recuerde cada vez que esté feliz.

Tweedledee: (llorando abrazándose de Dum) ¡Nuestra Alicia ha crecido!

Alicia: (se acerca a la Liebre de Marzo) Creo que es tiempo de partir. Y deberás dejar
de tomar tanto té.

Liebre de Marzo: No creo poder, Alicia, pero lo intentaré.

Se acerca con la Reina Blanca y le da una reverencia y luego un abrazo. Luego se


aproxima con la Reina Roja.

Reina Roja: (seria) ¡No me gustan los sentimentalismos ni las despedidas! Buen viaje,
Alicia. Y no te encorves al andar.

Narrador: Alicia se acerca con los hermanos Tweedle y estos no resisten en rodearla en
un abrazo.

Dum y Dee lloran y dicen “Te extrañaremos Alicia”. La joven responde “Y yo a


ustedes”. Inmediatamente llega con el Conejo Blanco.

Conejo Blanco: Sé que algún día volveré a verte. El tiempo no es impedimento para
mí, “para siempre” puede ser un lapso muy corto.

Alicia: ¿Cuánto tiempo es “para siempre”?

Conejo Blanco: A veces, solo un segundo.

Alicia: ¿Cuánto es un segundo?

Conejo Blanco: Cuando amas una eternidad, Alicia.

Alicia abraza al conejo y luego se dirige con el Gato de Cheshire.

Alicia: Dime tú, Gato, ¿qué camino debo tomar?

Gato de Cheshire: Eso depende a dónde quieras ir.

Alicia: No lo sé.

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Gato de Cheshire: Entonces no importa que camino tomes. Solo haz de ese el mejor
camino de todos… Y por cierto, trata de verle la sonrisa a los gatos, es la mejor que
podrás encontrar.

Alicia llega con el Sombrerero y este se quita el sombrero.

Sombrerero Loco: ¿Por qué un cuervo es igual a un escritorio?

Alicia: No lo sé y nunca buscaré la solución.

Sombrerero Loco: Te echaremos de menos, Alicia.

Alicia: De eso estoy segura. Pero debo partir, hay una decisión muy importante que
tomar y aún sigue pendiente.

Sombrerero Loco: ¿Por qué no dejas que el tiempo lo decida?

Oruga Azul: Alicia… mi buena amiga Alicia. Tu locura no conoce límites. Ahora
tienes que adentrarte al Bosque de las Sombras y cuando menos lo esperes, ya estarás en
casa… Hasta pronto, cabeza hueca.

Alicia sale corriendo del escenario.

TELÓN

ACTO V

ESCENA I:

El telón aún está cerrado. Suena un reloj.

Narrador: Alicia se había llevado muchas cosas buenas de todos los amigos con los
que se reencontró, pero ya era tiempo de volver a casa… Acababan de dar las tres de la
tarde y la joven debía bajar ya al comedor. Quizá aún no estaba bien segura de qué
camino era el mejor pero recordó las palabras que el Gato de Cheshire le había dicho
antes de partir.

Deja de sonar el reloj y se abre el telón. El escenario es un elegante comedor. Ahí


espera George Collins mirando distraído a un sitio.

Narrador: Alicia, nerviosa y distraída, llegó hojeando el libro de historia que leía desde
un comienzo y no notó quién estaba justo en frente.

George Collins se da la vuelta al oírla llegar y al momento Alicia choca con él y cae al
suelo soltando el libro. El joven le ayuda levantándola a ella y a su libro y le pide
disculpas.

George Collins: Discúlpeme señorita, no era mi intención, yo…

Alicia: (sacudiendo su vestido) No se preocupe, estoy bien, fue mi culpa, yo…

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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas

Narrador: Ambos se ven fijamente a los ojos y Alicia se percata de que tenía en frente
a un joven apuesto, elegante y sobre todo educado. Pero él también se quedó asombrado
con la belleza de la chica.

George Collins: (aparta su mirada rápidamente y se rasca nervioso la nuca. Hace una
reverencia) ¡Pero que descortés fui! Soy George Collins.

Alicia: (dejando su libro sobre la mesa. Contesta la reverencia) Encantada, caballero


Collins. Soy Alicia, Alicia Liddell.

George Collins: (le besa cuidadosamente la mano) Es un placer, señorita Liddell.

Alicia: Por favor, dime Alicia.

ESCENA II:

Entra Margaret con una bandeja y en ella, el té.

Margaret: (poniendo la bandeja sobre la mesa) ¡Oh! Alicia, veo que ya conociste al
caballero Collins, al parecer ya no es necesario presentarlos.

George Collins: En efecto, madame. Es usted muy gentil.

Margaret: Bien jóvenes, seré directa: la familia Collins y nosotros hemos hecho un
trato. Recuerden que esto es por el bien de todos. Hemos optado por unirlos en sagrado
matrimonio.

Alicia: Escucha Margaret.

Margaret: Alicia, por favor.

Alicia: ¡Escúchame por favor, hermana! No sé si sea lo que en verdad quiera yo… o tú,
supongo. Me gustaría que lo entiendas, que aún no estoy lista para casarme.

George Collins: Mira Alicia, yo también estoy en desacuerdo de esto, pero quizá aún
no casarnos, ¿por qué no conocernos primero? ¿Por qué no dejas que el tiempo lo
decida?

Narrador: Ambos se miraron fijos y sonrieron como si tuvieran la misma idea en esa
loca mente… ¿Habrá tomado Alicia el camino correcto?

TELÓN

Se reúne todo el elenco. El sombrerero y Alicia en medio. Dan todos tres pasos al frente
y el sombrerero los detiene exageradamente.

Sombrerero Loco: (con ademanes) Que la vida es un sueño es un mito o realidad. Pero
lo que sí es seguro es que la función va a acabar.

Todos le abuchean y reprochan con gracia y finalmente hacen una reverencia al público.

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