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PERSONAJES:
ACTO I
ESCENA I:
Una elegante estancia, con un sillón, una mesita central. Al fondo en la pared, sobre la
chimenea, se halla un espejo. Alicia está sentada en el sillón con su gata Diana en las
piernas y lee un libro.
Narrador: Era Alicia una bella joven de 18 años. Vivía en Londres con su hermana
Margaret ya que, trágicamente, sus padres murieron en un misterioso incendio. Era hoy
una soleada tarde de marzo pero Alicia la pasaba muy aburrida dentro de su casa y sin
poder salir.
ESCENA II:
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Alicia: ¿Pero por qué? Imagina una vida en la que las mujeres seamos quienes
trabajemos y tuviéramos altos puestos y podamos votar y ser elegidas y… y…
Margaret: (interrumpe) ¡Alicia por favor! Que cosas tan disparatadas dices. Estoy
comenzando a pensar que has perdido la cordura. Así que olvida todas esas tonterías y
prepárate porque será momento que conozcas a tu futuro esposo que he decidido para ti.
Margaret: ¡No discutiremos hoy! Te casaras y eso será. ¿A caso no sabes que estamos
al borde de la ruina? Mi esposo ya no tiene su empleo y vivimos gracias a la herencia de
nuestros padres. ¡Entiéndelo Alicia!
Margaret: ¡Lo es Alicia! Yo también sacrifique muchas cosas al casarme con Markus.
Margaret: (flexible y seria. Se sienta a lado de la joven) Escucha Alicia, todos tenemos
sueños en la mente, pero la vida se forja haciendo sacrificios y a veces debemos
sacrificar nuestros más preciados sueños con el fin de vivir mejor. (le frota el hombro y
se pone de pie. Con mirada seria) Bajarás al comedor en una hora.
ESCENA III:
Alicia: (acariciando a su gata y entre lágrimas que seca con una mano) ¿Por qué tienen
que ser las cosas así Diana? Si yo tuviera mi mundo, no sería de ese modo, todo sería
grandioso y muy divertido. Pero eso solo pasa en los sueños. ¡En mis sueños! Las cartas
no pueden ser reinas, ni mucho menos las piezas de ajedrez. Los sombrereros no pueden
estar locos, ni los gatos pueden sonreír, ¿o si Diana?
Narrador: Alicia levanta a su gata y la mira fija al rostro buscando una sonrisa en ella,
pero fue en vano.
Alicia: (desilusionada) Pero esos son solo unos sueños de mi infancia. Alicia tienes 18,
tú ya eres una chica madura.
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que hacían eco por toda la habitación y que despertaron a la bella joven. Eran ya las tres
de la tarde: la hora del té y de conocer al prometido electo por su hermana Margaret.
ESCENA IV:
Alicia: (sorprendida) ¿Qué hace aquí un conejo blanco con ropas y reloj?
Conejo Blanco: (corriendo y brincado por toda la habitación) ¡No hay tiempo para
explicaciones, niña! Se nos hace tarde, ¡apúrate! Tendré que tomar el tren si quiero
llegar a la hora.
Conejo Blanco: (ignorando sus palabras) ¡Rápido! ¡Rápido! O nos cortarán la cabeza.
Narrador: El Conejo Blanco ingresó sin más demora a través del espejo y Alicia sin
pensarlo lo siguió.
TELÓN
ACTO II
ESCENA I:
Una habitación oscura con una mesa, en ella hay una llave y un frasco con un líquido.
Al otro lado una pequeña puerta.
Puerta: (quejándose de dolor) ¡Ay! Ten cuidado, niña; además con ese tamaño nunca
pasarás por aquí. ¿Ves aquel frasco y la llave? Bébelo, pero no olvides la llave.
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Narrador: Atentamente la chica obedeció a las palabras de tal peculiar puerta y poco a
poco disminuyó de tamaño hasta poder abrir y pasar por la puerta.
ESCENA II:
Alicia: (mirando a todas partes) ¿Por qué un cuervo es… es…? Esto es muy familiar;
siento que ya he estado aquí no solo una, sino dos veces. ¡Piensa Alicia, piensa! No es
real.
ESCENA III:
Alicia: Lo siento Dee, pero no sé exactamente si los he visto alguna vez, aunque me
resulten muy familiares.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
ESCENA IV:
Conejo Blanco: (corriendo por todo el escenario) ¡No puede ser, es tarde, muy tarde!
ESCENA V:
Alicia: (dirigiéndose a los gemelos que pelean) Escuchen, Tweedle… Tweedle… Dum
y Dee o Dee y Dum… ¡Escucheeen!
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Narrador: Alicia observa ambos caminos, pero opta irse por el izquierdo.
TELÓN
ACTO III
ESCENA I:
Es la sala de una mansión, en ella hay una elegante silla, al lado una mesita con un
florero y al fondo una cuna. La Duquesa sentada en la silla con una pierna cruzada y con
un abanico en mano.
Narrador: Alicia llegó a una elegante mansión donde se encontraba una mujer con
aspecto serio y en el suelo había un peculiar gato de Cheshire que sonreía de oreja a
oreja y jugaba con un ovillo de lana.
Alicia: (respetuosa, con los pies y manos juntas) Buen día, soy Alicia Liddell. Lamento
haber irrumpido así en vuestra morada, madame, pero quisiera saber si…
Duquesa: (interrumpe sin apartar su mirada del suelo) No hay problema, querida. Yo
soy la Duquesa de la Corte Real de Corazones. (da un suspiro) Me recuerdas tanto a mi
hija… Lástima que se convirtió en cerdo.
Duquesa: En cerdo he dicho, es que comió una sopa de tortuga falsa muy mal
preparada y se enfermó convirtiéndose en cerdo. Y mande a decapitar a la cocinera por
descuidada.
Narrador: La Duquesa se levanta y con sus pasos suaves se dirige a la cuna donde
duerme tranquilamente un cerdo.
La Duquesa levanta a una bebé con cabeza de cerdo que dormía y la toma entre sus
brazos.
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Duquesa: ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Todos los gatos sonríen! Sobre todo los de
Cheshire.
Alicia: Pues yo tengo una gatita. Se llama Diana. Y nunca la he visto sonreír.
ESCENA II:
Duquesa: (deja al bebé en la cuna) Muchas gracias, puede retirarse. Ahí estaré.
La carta hace una reverencia y se retira del mismo lugar de donde entró.
ESCENA III:
Duquesa: (nerviosa) La Reina de Corazones reúne cada fin de semana a los habitantes
del reino incluyendo a las reinas de ajedrez. Lo extraño es que nunca había dado esa
orden de hacer una invitación tan obligatoria. Estoy comenzando a sospechar algo.
Duquesa: (temerosa) No debes estar aquí, Alicia. ¡Vete y no vuelvas a esta casa! ¡Vete
lejos! Si puedes… regresa de dónde has venido.
Duquesa: (encaminándola rápidamente a la salida) Debes irte ya, Alicia, ten un buen
viaje.
Narrador: El Gato de Cheshire dejó de jugar con su ovillo de lana y se dispuso a seguir
a la pobre Alicia.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
TELÓN
ACTO IV
ESCENA I:
Alicia: (desconfiada) No creo que sea una buena idea. En todo este día me he
encontrado con solo gente loca que incluso estoy pensando que yo también lo estoy.
Gato de Cheshire: (riendo) Aquí todos estamos locos, Alicia. Y por muy loca que sea
la Oruga Azul, es todo un sabio y él te ayudará a encontrar tu pasado. Por cierto, si te
preguntas, este es el Bosque de las Sombras, donde nos vimos por primera vez.
ESCENA II:
Narrador: El Gato de Cheshire llevó a Alicia hasta donde estaba la Oruga Azul, quien
meditaba sobre una seta.
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Gato de Cheshire: (respetuoso ante la Oruga) ¡Oh, gran Oruga maestra! Lamento
haberos interrumpido en vuestro meditar.
Gato de Cheshire: Hemos venido a solicitar de vuestra ayuda. Ella tiene ciertas dudas.
El Gato encamina a Alicia hacia el frente y luego se sienta en el suelo a jugar con unas
flores.
Oruga Azul: (fuma y exhala humo frente a Alicia) ¿Quién eres tú?
Alicia: ¡Si lo estoy! Soy Alicia Liddell, de Londres, nacida en 1853, hija de Anna y
Richard Liddell, mi hermana mayor se llama Margaret y se casó con Markus Ivanov.
Oruga Azul: (segura) Son buenos referentes, pero no me dices quién eres tú ni qué
haces, ni qué esperas, ni qué piensas, ni qué sientes.
Oruga Azul: (vuelve a fumar y exhalar) Entonces no estas segura de quién eres, cabeza
hueca.
Alicia: (molesta) ¡No soy una cabeza hueca! Y ya me voy, no soportaré más.
Oruga Azul: Exacto niña, escucha al Gato, y a mí. Tengo algo importante que decirte.
Acércate.
Alicia obedece.
Alicia: ¡¿Qué?!
Oruga Azul: Entonces no podré decirte toda la verdad y la razón de por qué no
recuerdas mucho de tu pasado.
Alicia: (se sienta a lado del Gato de Cheshire) Entonces habla por favor.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Oruga Azul: (afina su garganta) Bien. Era Alicia Liddell una niña siempre feliz,
soñadora y muy cariñosa con quienes la rodeaban. Tenía ella siete añitos cuando, una
tarde de marzo, mientras repasaba su aburrida lección de historia vio pasar a un conejo
blanco como la nieve y de ojos rosados. La curiosa Alicia lo siguió, pasó a través de la
puerta más pequeña y llegó a un mundo nuevo, fantástico y mágico, que ningún ser
humano cuerdo pudo nunca descubrir…
Oruga Azul: (continuando con su mismo acento) Ahí conoció a criaturas como
nosotros: gatos que sonríen, sombrereros locos, flores que hablan y reinas malvadas. Sin
embargo, Alicia no le agradó ni un poco a la Reina de Corazones y ella mandó a cortarle
la cabeza, pero la pequeña escapó, quedando fugitiva y despertando de un ensueño que
pudo salvarle la vida. A los 11 años, Alicia volvió a entrar al País de las Maravillas,
como ella le llamó, tras pasar a través de un espejo. Ahí conoció a las reinas de las
Comarcas de Ajedrez de ese mismo país: la Reina Blanca y su hermana la Reina Roja…
La Oruga tose.
Gato de Cheshire: (riendo) ¡Continua, por favor! Aquí viene la mejor parte.
Oruga Azul: Pero nuestra querida Alicia fue obligada a entrar al campo de batalla del
tablero de ajedrez y fue ahí que un noble caballero blanco le ayudó a llegar hasta la
octava casilla para convertirse en reina. Lamentablemente la ya Reina Alicia no reclamó
su trono que destituiría a la maligna Reina de Corazones y haría pagar todos sus
crímenes. Y ella volvió a su mundo de origen. Dos años después, Alicia y su familia
tuvieron un devastador accidente: la residencia de sus padres se consumió en llamas y
solo ella y su hermana mayor lograron sobrevivir. Pero Alicia quedo inconsciente por
un mes y cuando despertó ya no recordaba casi nada.
Oruga Azul: La recuperación fue un poco lenta pero logró reconstruir su pasado con lo
poco que quedaba. Ahora, Alicia fue llamada contra su voluntad para volver y reclamar
el trono que se merece y así acabar con tantos años de injusticia que gobiernan el País
de las Maravillas.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Oruga Azul: Alicia; son tiempos oscuros y difíciles. Tú y tu poder pueden acabar con
la Reina. Deja que el tiempo lo decida, es tu decisión, es tu vida, es tu mundo, nuestro
mundo. Se lo que quieras ser, pero se Alicia. Se bienvenida al País de las Maravillas,
Reina Alicia.
Narrador: Con todo esto, Alicia pudo recordar sobre sus primeras visitas, recordar a
Tweedledee y a Tweedledum y a los lugares a los que había ido antes. Todo volvió a su
mente como un violento déjà vu. Al fin decidieron encaminarse a donde estaría el
Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo.
Oruga Azul: Espera… solo una última cosa. Recuerda que una mitad te hará crecer.
La Oruga sale y Alicia toma un pedazo y lo come. Ella crece. Finalmente, junto con el
gato, se van por otro camino.
TELÓN
ACTO V
ESCENA I:
Un comedor a la intemperie del bosque con una o dos mesas largas, en ellas está todo
un banquete. El Sombrerero Loco sentado en una esquina durmiendo con los pies sobre
la mesa, la Liebre de Marzo está a uno de los lados aburrida con la cabeza recargada en
una mano y con otra menea una cuchara en su taza de té.
Gato de Cheshire: Aquí en el País de las Maravillas siempre son las tres, así amanezca
o anochezca, truene o relampaguee; siempre serán las tres.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Gato de Cheshire: Porque él siempre quiere llegar a su destino antes de las tres, y
nunca puede porque siempre le dan las tres.
Gato de Cheshire: No para alguien que no tiene tiempo para el tiempo. Siéntate Alicia
y espera ahí, por favor.
Sombrerero Loco: (sentando a Alicia en su silla) Cuanto tiempo sin verte, has
crecido… que bueno que vienes; por cierto, disculpa el mal entendido, tu sabes, tanto té
hace daño, sino mira a la Liebre. (rie)
La Liebre toma una tetera y la abraza diciendo: “¡Es mi té! ¡Solo mío!”
Alicia: Ya lo note.
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Sombrerero Loco: (logra quitarle la tetera y le sirve a Alicia) ¡No seas descortés con
nuestros invitados! ¡Ni mucho menos con una reina! A excepción de la Reina de
Corazones.
Alicia: (se sienta) Es que no sé si pueda gobernar un país. Si todos aquí están locos.
Sombrerero Loco: Pero te diré un secreto, Alicia; las mejores personas lo están.
Sombrerero Loco: Por cierto, Alicia; ¿creíste que no me acordaría? ¡Hoy es también tu
no cumpleaños!
Liebre de Marzo: (tomado del hombro del Sombrerero) Lo mejor será que sigamos
bailando, buen amigo.
Sombrerero Loco: ¿Y que nos juzguen de locos, Señor Liebre? ¡No, no, no!
Comienzan a bailar.
Paran de bailar.
Sombrerero Loco: Perdón. Alicia nos da razones para bailar y cantar en estos tiempos
difíciles.
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Sombrerero Loco: Tienes razón. Exácticamente, te hemos traído hasta aquí, Alicia,
para que nos ayudes y para que reclames lo que te pertenece; el trono del País de las
Maravillas.
Liebre de Marzo: Esta no es una merienda cualquiera, hemos planeado esto desde hace
un año. ¡Es una conspiración en contra de la Reina de Corazones!
Gato de Cheshire: (haciendo gesto de silencio) Baja la voz, Liebre. Alguien nos puede
oír.
ESCENA II:
Liebre de Marzo: (viendo su reloj) Las tres. Llegas otra vez tarde.
El Conejo ve a Alicia y le dice: “Vaya, llegaste primero que yo”, Alicia le contesta con
un “Hola”.
Sombrerero Loco: Pues no demoremos más. ¡Gato! ¿Tú que tienes que decirnos?
Gato de Cheshire: Bueno pues, cuando Alicia llegó a la casa de mi ama, al recibir la
invitación, se dio cuenta de lo que sucedía.
Sombrerero Loco: (se sienta sobre la mesa) Verás Alicia, cuando huiste del juicio de la
Reina de Corazones, al mandarte a decapitar, ella se enfureció mucho y desde aquel
entonces te está buscando para vengarse, y cuando volviste y te convertiste en reina, ella
de una u otra forma se enteró, y como no quiere que le quites su corona, se dio a la tarea
de buscarte para destruirte antes de que tú a ella. Hoy se enteró también de que has
vuelto y aprovechará su juego semanal de croquet para poderte encontrar.
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ESCENA III:
Narrador: De pronto se aproximó bien escoltado con dos cartas la Sota de Corazones
quien estaba al mando del ejército de cartas de la Armada de Corazones. El Sombrerero
y la Liebre comenzaron a disimular para no levantar sospechas.
Sombrerero Loco: (riendo) Debo agradecer eso. Porque fue un buen cumplido.
Liebre de Marzo: (ríe) Pero no te sientas mal, ven tenemos suficiente para todos,
incluso si quieres llevarle a la Reina.
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Sota de Corazones: (rodeando y observando la mesa) ¿Por qué hay más tazas servidas?
Sota de Corazones: (tomando a ambos de sus sacos) ¡Quieren parar ya, par de idiotas!
Sota de Corazones: (sentándolos en las sillas) No me pondré a discutir con ustedes, así
que iré directamente al grano. Me tomé la libertad de invitarlos personalmente al partido
semanal de croquet de nuestra excelentísima Reina de Corazones.
Sombrerero Loco: (bromista) Oye colega, ¿quién es una vieja gorda, grosera y muy
mal educada?
Sota de Corazones: (lo suelta) Yo tampoco. Por cierto… si llegan a ver a una pequeña
forastera… no olviden exhortarla a asistir… a la Reina le daría gusto saludarla de
nuevo.
La Sota da la orden de retirada y sale de escena junto con las cartas. El sombrerero se
despide levantando su sombrero y acomoda su moño.
ESCENA IV:
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Alicia, el Conejo Blanco y el Gato de Cheshire entran y todos vuelven a tomar sus
lugares.
Conejo Blanco: (ve su reloj) Pues no demoremos más. Es momento de irme. Estaré
esperando en el palacio.
Alicia: ¿Pero cómo sabré yo qué hacer si nunca estuve enterada de lo que iban a hacer?
Liebre de Marzo: Es simple, solo debes quedarte escondida hasta que todo se calme,
porque si te ve la Reina, te degollará con sus propias manos.
Conejo Blanco: (saliendo del escenario) Eso espero amigos, eso espero.
ESCENA V:
Sombrerero Loco: (sirviéndose té) Ahora Alicia, ¿te gustan las adivinanzas?
Sombrerero Loco: Así es. La pregunta es: ¿De casualidad sabes en qué se parece un
cuervo a un escritorio?
Alicia: (analítica) ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio? ¿Cómo puede ser eso?
Sombrerero Loco: Te daré una pista: solo responde “no lo sé”. Así es como damos uso
de razón aquí.
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TELÓN
ACTO VI
ESCENA I:
Entra la Sota acompañando a la Reina que está molesta y con un ramo de rosas pintadas
de rojo.
Reina de Corazones: ¡¿Quién pintó estas rosas así?! Rodará la cabeza del culpable.
Reina Blanca: (asustada) ¡No su majestad! Yo no fui, pero quería sugerirle que mejor
dé inicio a la partida para verla ganar. Las ejecuciones pueden ser más tarde.
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Una carta le pasa un flamenco rosa y coloca sobre el suelo un puercoespín. La Reina lo
golpea desviando el animal a algún sitio. Todos le aplauden.
ESCENA II:
Reina de Corazones: ¿Puedes explicar por qué no veo a Alicia en ningún lado?
Sota de corazones: Le juro, Su Majestad, que busque por todas partes y no estaba.
Estoy comenzando a sospechar que alguien la está encubriendo.
La Sota se retira.
Reina de Corazones: Bien, entonces Duquesa, ¿qué hacías exacticamente a las tres de
las tarde?
Reina de Corazones: (molesta) ¡No me subestimes! Entonces dime qué hiciste en todo
el día.
Duquesa: (con seriedad) Estuve cuidando a mi pequeña hija que está enferma.
Reina de Corazones: Porque nadie puede hacer la misma cosa todo el día. ¡PERDERÁ
LA CABEZA POR ALTA TRAICIÓN A LA CORONA!
Dos cartas sujetan a la Duquesa mientras ella lucha con su hija en brazos.
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Los Tweedle se abofetean comenzando a decir uno “Tú” y el otro “No, tú”.
Reina Roja: (soberbia) ¡Yo no tengo nada que ver y tampoco me interesa! He estado
juego tras juego de ajedrez junto con mi hermana. Y ya llevo cinco partidas ganadas.
Además, lo poco que recuerdo de esa niña es que no era muy inteligente para ser una
rei…
Reina de Corazones: ¿A caso quieres decir algo tú, Reina Blanca? ¡Habla!
Reina de corazones: Tienes razón, ¡no me interesa! Ahora solo falta que den su versión
el dúo de chiflados del té.
Liebre de Marzo: Le agradezco Su Majestad. Pero como ha dicho, solo hemos estado
tomando el té de las tres de la tarde, sin mencionar que estuvimos planeando su…
Los dos se ponen de pie y bailan rodeando a la Reina mientras cantan “Feliz, Feliz No
Cumpleaños” hasta que la Reina los interrumpe gritando “¡YA BASTA!” y corren a
sentarse.
Reina de Corazones: Entonces, si nadie tiene nada que decir sobre Alicia, ya no me
sirven. Así que ordenaré que los encierren en las mazmorras. ¡SOTA!
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Conejo Blanco: (haciendo una reverencia) Pero espere su majestad, ¿no deberíamos
hacerles un juicio primero?
Sota de Corazones: Aunque no sería mala idea, Su Majestad, así podríamos sacarles
más información sobre Alicia.
Reina Roja: (exigente) ¡Bien! Pues que sea lo más rápido posible. Tengo aún más
partidas que ganar.
Reina de Corazones: ¡Yo decido cuánto tardara el juicio! O la mejor opción es que me
entreguen a Alicia y la quiero viva.
Una carta lo sujeta e intenta llevárselo pero la Liebre se forcejea. Todos se asustan y se
alteran.
Sombrerero Loco: (hablándose a sí mismo) No, esa no era la señal… recuerda. ¡Ah, sí!
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
ESCENA III:
Las cartas persiguen por el escenario a los personajes mientras estos se cubren con lo
que encuentran (sillas, mesas, etc.). El Sombrerero y Alicia están al frente del escenario.
Sombrerero Loco: (buscando por todo su cuerpo) Solo… solo… ¡tengo un cuchillo
para untar mantequilla!
La Sota saca su espada y el Sombrerero asustado se cubre detrás del Gato de Cheshire
que está a su lado. Mientras tanto dos cartas capturan a Alicia y la llevan frente a la
Reina de Corazones. El resto solo mira y dice “¡Alicia no!”
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ESCENA IV:
Oruga Azul: Así es, Conejo, he alcanzado el límite de mis conocimientos conocidos y
habidos por conocer, es por eso que ahora se me concedió la metamorfosis para
ascender a mariposa. Pero a eso no he venido. Tengo aquí las cláusulas de que
establecen quién es la verdadera heredera al trono del País de las Maravillas.
Reina de Corazones: Eso no es posible… ¡Aquí nadie sabe más que yo! Además, esas
cláusulas fueron destruidas ante mis ojos.
Oruga Azul: Entonces tus ojos no son capaces de ver lo poderosa e indestructible que
es la magia que respalda a estos documentos de gran valor histórico. Porque nunca se
podrán destruir estas cláusulas.
Reina de Corazones: Solo esta corona me da el poder de ser reina y nadie puede
quitármela.
Reina Roja: ¡Ya cállate vieja gorda, grosera y muy mal educada!
Oruga Azul: De ser así, comienzo a leer: Del día 5 de marzo del año de 1864, tras
abrirse una puerta en el espejo de la mansión Liddell, entró quien en aquel entonces
tenía 11 años de edad. Era la pequeña Alicia. Durante una épica partida de ajedrez,
Alicia llegó a la octava casilla, lo cual ningún otro ser que no fuera de sangre real lo
había logrado, así ella tomó el trono prometido hace ya trescientos siglos por un
legendario caballero blanco. Al salir de nuestro mundo, Alicia dejó en espera su trono.
Pero ahora puede ser reclamado por ella misma en persona. Por tanto se declara como
reina única y legitima del País de las Maravillas: Alicia Liddell.
Oruga Azul: Todo está escrito aquí. Tú ya no serás reina y el título solo lo llevarás en
el nombre que le corresponde a la carta que te pertenece. Arrestenlos.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Oruga Azul: (tomando la espada de la Sota y poniéndola en los hombros de Alicia) Por
el poder que se me otorga, y en nombre de todas las comarcas y reinos del País de las
Maravillas, te nombro Reina Única Alicia.
Alicia: Tu ya no puedes dar órdenes aquí ni en ningún otro sitio, excepto en tu propia
celda. ¡Que te diviertas!
ESCENA V:
Aplauden de emoción.
Alicia: (se pone de pie) Lamento que no pueda ser su reina para siempre, pero tengo
otra vida en Londres y hay asuntos que resolver aún.
Oruga Azul: Tiene razón. Alicia ya resolvió nuestros problemas, ahora tiene ella que
encargarse de sus asuntos pendientes. Alicia, tú puedes decidir si te quedas o te vas,
pero de ser la segunda opción, antes debes determinar quién será el que tome tu lugar.
El País de las Maravillas no puede quedarse sin un heredero.
Alicia: (observándolos a todos) Lo lamento, pero solo ustedes saben quién puede ser su
rey. Soy demasiado cuerda para encontrar a alguien mejor para ustedes.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Conejo Blanco: (dudoso) Entonces, ¿sugieres que elijamos nosotros a nuestro rey o
reina?
Oruga Azul: Una vez hecho este decreto, vamos a votar como debe ser… ¿Alguien da
propuestas?
Liebre de Marzo: (levantando la mano) Pues quién puede ser nuestro rey que no sea el
más loco y generoso de aquí… yo propongo al Sombrerero Loco.
Sombrerero Loco: (entusiasmado) ¡Te equivocas, Oruga! ¡Sería un honor para mí ser
mano derecha de Alicia!
Oruga Azul: ¡Tranquilos!... No se diga más… En nombre de todos los habitantes del
País de las Maravillas, has sido electo como encomendado de la Reina Alicia.
Alicia: (sonriente) Estoy segura de que han hecho una buena elección al pensar en ti.
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Sombrerero Loco: No te decepcionaré. ¡Lo juro por la cordura que me queda! Esta es y
será tu corona las veces que vuelvas.
Oruga Azul: Pero Alicia ya no volverá más… Ella ya tiene 18. Se irá para siempre.
Alicia: Lo siento amigos. Pero les prometo que nunca los olvidaré.
Alicia: Porque toda mi vida he soñado con ustedes, y no me di cuenta hasta ahora. Y tú
serás la primer persona que recuerde cada vez que esté feliz.
Alicia: (se acerca a la Liebre de Marzo) Creo que es tiempo de partir. Y deberás dejar
de tomar tanto té.
Reina Roja: (seria) ¡No me gustan los sentimentalismos ni las despedidas! Buen viaje,
Alicia. Y no te encorves al andar.
Narrador: Alicia se acerca con los hermanos Tweedle y estos no resisten en rodearla en
un abrazo.
Conejo Blanco: Sé que algún día volveré a verte. El tiempo no es impedimento para
mí, “para siempre” puede ser un lapso muy corto.
Alicia: No lo sé.
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J. Daniel Berra Bárcena Alicia en el País de las Maravillas
Gato de Cheshire: Entonces no importa que camino tomes. Solo haz de ese el mejor
camino de todos… Y por cierto, trata de verle la sonrisa a los gatos, es la mejor que
podrás encontrar.
Alicia: De eso estoy segura. Pero debo partir, hay una decisión muy importante que
tomar y aún sigue pendiente.
Oruga Azul: Alicia… mi buena amiga Alicia. Tu locura no conoce límites. Ahora
tienes que adentrarte al Bosque de las Sombras y cuando menos lo esperes, ya estarás en
casa… Hasta pronto, cabeza hueca.
TELÓN
ACTO V
ESCENA I:
Narrador: Alicia se había llevado muchas cosas buenas de todos los amigos con los
que se reencontró, pero ya era tiempo de volver a casa… Acababan de dar las tres de la
tarde y la joven debía bajar ya al comedor. Quizá aún no estaba bien segura de qué
camino era el mejor pero recordó las palabras que el Gato de Cheshire le había dicho
antes de partir.
Narrador: Alicia, nerviosa y distraída, llegó hojeando el libro de historia que leía desde
un comienzo y no notó quién estaba justo en frente.
George Collins se da la vuelta al oírla llegar y al momento Alicia choca con él y cae al
suelo soltando el libro. El joven le ayuda levantándola a ella y a su libro y le pide
disculpas.
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Narrador: Ambos se ven fijamente a los ojos y Alicia se percata de que tenía en frente
a un joven apuesto, elegante y sobre todo educado. Pero él también se quedó asombrado
con la belleza de la chica.
George Collins: (aparta su mirada rápidamente y se rasca nervioso la nuca. Hace una
reverencia) ¡Pero que descortés fui! Soy George Collins.
ESCENA II:
Margaret: (poniendo la bandeja sobre la mesa) ¡Oh! Alicia, veo que ya conociste al
caballero Collins, al parecer ya no es necesario presentarlos.
Margaret: Bien jóvenes, seré directa: la familia Collins y nosotros hemos hecho un
trato. Recuerden que esto es por el bien de todos. Hemos optado por unirlos en sagrado
matrimonio.
Alicia: ¡Escúchame por favor, hermana! No sé si sea lo que en verdad quiera yo… o tú,
supongo. Me gustaría que lo entiendas, que aún no estoy lista para casarme.
George Collins: Mira Alicia, yo también estoy en desacuerdo de esto, pero quizá aún
no casarnos, ¿por qué no conocernos primero? ¿Por qué no dejas que el tiempo lo
decida?
Narrador: Ambos se miraron fijos y sonrieron como si tuvieran la misma idea en esa
loca mente… ¿Habrá tomado Alicia el camino correcto?
TELÓN
Se reúne todo el elenco. El sombrerero y Alicia en medio. Dan todos tres pasos al frente
y el sombrerero los detiene exageradamente.
Sombrerero Loco: (con ademanes) Que la vida es un sueño es un mito o realidad. Pero
lo que sí es seguro es que la función va a acabar.
Todos le abuchean y reprochan con gracia y finalmente hacen una reverencia al público.
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