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La primera impresión que algunas personas tienen sobre un político es la de “alguien que se

dedica a robar y aprovecharse del pueblo”. Esa es una de las tantas impresiones que se
pueden obtener de una leve encuesta que uno, como observador atento, puede desarrollar a
cualquiera hora del día. El sábado 22 de julio del presente año en las instalaciones de EL
HERALDO, el político y actual presidente electo del Senado de la República de Colombia,
Efraín Cepeda Sarabia, de tendencia política conservadora, se reunió con el director de
dicho medio y con el redactor de política del mismo, Juan Moreno. Era pues una cita
interesante, no solo por los temas a tratar y su reciente ascenso a la presidencia del Senado,
sino porque estarían de tribuna los estudiantes de la Escuela de redacción periodística Olga
Emiliani, de diversas tendencias políticas que iban a contrastar las palabras del presidente
Cepeda.

Me llamó mucho la atención las pifias, que el presidente electo expresó quizá sin darse
cuenta de que lo dicho, calaría de forma profunda en la tribuna que atentamente lo
escuchaba. Primero, dijo que “en la costa caribe la corrupción era una estigmatización del
centro del país”. Segundo, que “la consulta popular iniciada por la senadora Claudia López
no era viable por los gastos que esta representaba”.

Contextualicemos, la corrupción en Colombia es un mal que nos aqueja desde el momento


en que decidimos crearnos como república independiente; las diferentes provincias tenían
interés opuestos a las otras, y ganaba quien tenía la debida representación en los diversos
congresos que se realizaron para tratar de poner en orden un territorio que, debido a las
guerras por la independencia, estaba mermado en cada aspecto que hace de una nación un
poder destacado. En el segundo punto, Cepeda desdeña la estrategia que la senadora López
propone, desconociendo que estas consultas ciudadanas —amparadas bajo la ley 134 de
1994— hacen parte del accionar que el pueblo puede poner en marcha cuando las políticas
del gobierno nacional incluyen temas que nos afectan como ciudadanos.

Efraín Cepeda tocó otros temas de interés, puesto que uno de sus proyectos a desarrollar
como presidente del senado es “descentralizar al Gobierno Nacional y darles mayor
autonomía a las regiones”, colocando varios ejemplos, entre ellos el de la Ciénaga grande
del Magdalena, que debido a la desidia del Gobierno Nacional está mermando las
condiciones de vida de los habitantes que dependen de la flora y fauna de dicho cuerpo de
agua. Además, de la dependencia de los alcaldes de los municipios del país que deben dejar
constantemente sus alcaldías, para rogar dineros en la capital del país. Veremos si esto se
cumple, puesto que, en las esferas políticas de este país, el interés personal y de partido, ha
podido más que los esfuerzos por mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

En definitiva, Efraín Cepeda Sarabia es el reflejo de una clase política que ha comandado a
Colombia desde siempre, personajes con poder económico e ideales que poco reflejan la
realidad actual del colombiano promedio.

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