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RESUMEN PSICOLOGIA EVOLUTIVA NIÑEZ

UNIDAD 1
MAS ALLÁ DEL PRINCIPIO DE PLACER, Freud

En este texto Freud expone tres evidencias que cuestionan el imperio del principio de placer en el aparato psíquico.
Neurosis traumática: el estado en que sobreviene tras una conmoción mecánica y accidentes que aparejan un riesgo de vida.
Tienen dos características fundamentales:
-Tienen un factor sorpresa.
-Un simultáneo daño físico o herida contrarresta la producción de la neurosis.

Hace una diferencia entre:


-Angustia: cierto estado como de expectativa frente al peligro y preparación para él, aunque se trate de un peligro desconocido.
-Miedo: requiere de un objeto determinado y es con una presencia que uno experimenta el sentimiento.
-Terror: estado en que se cae cuando se corre un peligro sin estar preparado, destaca el factor sorpresa.

Para Freud las neurosis traumáticas en la vida onírica reconducía al enfermo una y otra vez a la situación del accidente por lo
cual despierta con renovado terror. Di la situación traumática lo asedia de continuo mientras duerme, ello prueba la fuerza de la
impresión que le provoco. El enfermo está fijado psíquicamente al trauma.

El juego infantil: a partir de la observación del juego de un niño de un año y medio que consistía en arrojar lejos de sí, a un
rincón o debajo de la cama, etc., todos los pequeños objetos que hallaba a su alcance, acompañado de un “ooo” (fort, se fue), y
luego lo recuperaba con un amistoso “da” (acá esta). Este juego es un logro cultural por parte del niño, es decir es una renuncia
pulsional de admitir sin protestas la partida de la madre. Freud ubica en distinto nivel estos dos fonemas (fort y da), destacando
que el juego completo consistía en desparecer y regresar. Pero la mayoría de las veces el niño ejecutaba solamente el primer
acto “repetido incansablemente en calidad de juego, aunque el mayor placer (en relación con el principio del placer)
correspondía al segundo”. Es decir, lo que se repetía como juego era el Fort.

El acto de arrojar el objeto para que “se vaya” era la satisfacción de un impulso, sofocado por el niño en su conducta, a vengarse
de la madre por su partida; así se puede interpretar como “y bien, vete pues, no te necesito, yo mismo te echo. Es imposible que
la ausencia de la madre le agradara pero la repetición en el juego le devuelve cierto placer de otra índole. El juego del fort
quedaría del lado del más allá del principio de placer ya que la repetición de la vivencia penosa no coincide con el principio de
placer.
LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. CAP 7 APARTADOS C Y E, Freud

C. El aparato se mantuvo exento de estímulos, y por eso su primera construcción adopto el esquema del aparato reflejo que
permitiría descargar, por vías motrices, una excitación sensible que le llagaba desde afuera. La excitación impuesta por la
necesidad interior busca un drenaje en la motibilidad, la alteración interna o expresión emocional.

El niño hambriento llorara. La situación permanece inmutable, solo sobreviene un cambio cuando se hace la primera vivencia de
satisfacción, que cancela el estímulo interno. Esto es posible porque un cuidado ajeno cancela la necesidad. La próxima vez que
sobrevenga merced al enlace se suscita una moción psíquica que querrá investir de nuevo la imagen mnémica de aquella
percepción y producirla otra vez. Lo llamamos deseo que apunta a la identidad perceptiva, es decir, repetir aquella percepción
que esta enlazada con la satisfacción de la necesidad.

El componente esencial: percepción, cuya imagen mnémica queda asociada a la huella que dejo en la memoria la excitación
producida por la necesidad.

E. La acumulación de excitación es percibida como displacer y pone en actividad al aparato, a fin de producir de nuevo el
resultado de la satisfacción, el aminoramiento de la excitación genera placer. A esa corriente llamamos deseo que arranque del
displacer y apunta al placer, es capaz de poner en movimiento el aparato.

El primer desear puso haber consistido en investir alucinatoriamente el recuerdo de la satisfacción. Pero esta alucinación,
cuando no podía ser mantenida hasta el agotamiento, hubo de resultar inapropiada para producir el cese de la necesidad, y por
tanto, el placer ligado con la satisfacción. Se hizo necesaria una la actividad de un segundo sistema, de un sistema que no
permitiese que la investidura mnémica avanzara hasta la percepción. Los dos sistemas son inconsciente y preconsciente en el
aparato plenamente constituido.

En el inconsciente: hay un libre desagote de las cantidades de excitación. Es incapaz de incluir algo desagradable, no hace otra
cosa que desear. En el principio de placer hay libre movimiento de cargas y es un proceso primario.
En el preconsciente: produce una inhibición de este desagote. Solo puede investir representaciones si está en condiciones de
inhibir el desarrollo del displacer que parte de ella. El principio de realidad: es consciente, la energía está ligada y es estable; es
un proceso secundario.
LA NEGACIÓN, Freud

La negación es el rechazo por proyección de una ocurrencia que acaba de aflorar. Es un contenido de representación o
pensamiento que puede irrumpir en la conciencia a condición de que se deje negar. La negación es un modo de tomar noticia de
lo reprimido. La función intelectual del juicio es afirmar o negar contenidos de pensamientos. Negar algo en el juicio quiere
decir, en el fondo, “eso es algo que preferiría reprimir”.

La función del juicio tiene dos decisiones que adoptar, debe atribuir o desatribuir una propiedad a una cosa, y debe admitir o
impugnar la existencia de una representación en la realidad. El yo-placer originario quiere introyectarse todo lo bueno, arrojar
de si todo lo malo. La otra decisión de la función del juicio, la que recae sobre la existencia real de una cosa del mundo
representada, en un interés del yo-realidad definitivo, que se desarrolla desde el yo-placer inicial (examen de realidad).

Lo subjetivo y lo objetivo: todas las representaciones provienen de percepciones, son repeticiones de estas. La oposición entre
subjetivo y objetivo no se da desde el comienzo, se establece porque el pensar posee la capacidad de volver a hacer presente,
reproduciéndolo en la representación, algo que una vez fue percibido, para lo cual no hace falta que el objeto siga estando ahí
afuera. Una condición para que se instituya el examen de realidad: tienen que haberse perdido objetos que antaño procuraron
una satisfacción objetiva (real). El juzgar es el ulterior desarrollo de la inclusión dentro del yo o la expulsión de él, que
originariamente se rigieron por el principio de placer.

La operación de la función del juicio se posibilita únicamente por esta vía: que la creación del símbolo de la negación haya
permitido al pensar un primer grado de independencia respecto de las consecuencias de la represión y por tanto, de la
compulsión del principio de placer. En el análisis no se descubre ningún “no” que provenga del inconciente, y que el
reconocimiento de lo inconciente por parte del yo se exprese en una formula negativa.

EL PSICOANALISIS DE NIÑOS HOY, Marta Eva Beisim

El juego es cosa de niños por ser una actividad inútil, que no comporta consecuencias y que produce placer. Los niños que
juegan en nuestros consultorios construyen otro juego en el juego, al cual transfieren sus conflictos. El juego es el acto por
medio del cual los niños realizan ahora sus deseos de niños, deseos no exentos de culpa y engarzados en conflictos que el juego
permite tramitar. El lugar reservado a los niños ha cambiado: la indigencia, desnutrición y muerte, el abandono, el maltrato, los
abusos sexuales y la prostitución infantil son ahora “cosas de los niños”. La autora habla de la perdida de la infancia en muchos
niños que viven realidades diferentes y de la presencia constante de la amenaza de la exclusión social como una posibilidad.

Hoy en día la diferenciación más grande entre niños y adultos es que los niños son los que no pueden tener niños y en ese
sentido no se vinculan con el acto sexual. Se trata del acto psicoanalítico en lo que hace al análisis de adultos y del acto de jugar
en el juego de transferencia en lo que hace el psicoanálisis de niños.

El objeto parlante es un restablecedor del deseo del juego y del deseo de jugar. Hay algunos objetos que aparecen como
competidores de los juegos en la medida en que suplen el accionar humano, estos objetos son los que lacan denomina gadgets,
es decir, dispositivos. Son los objetos que produce el desarrollo tecnológico.

En los juegos de los niños en general, y en los juegos que en la clínica en particular se hacen cargo de los conflictos de los niños,
hay algo que opera como faltante porque nunca estuvo y es imposible que esté, o porque está prohibido, o porque se prohíbe la
imposibilidad misma. Es esa mediación que produce el objeto faltante lo que posibilita el pasaje a distintas posiciones al modo
de actos. Ya que los gadgets se hacen solos y se ha hecho posible lo que en alguna época era impensable, las acciones de los
sujetos se han vuelto innecesarias.
LA EDAD DE LA INOCENCIA, Mario Pujó

El niño es una construcción histórica que fue inaugurada en el paso del régimen feudal al régimen capitalista.
En la edad media: había un sistema feudal y trabajo de campo. El niño no tenía lugar como tal, había un alto grado de
infanticidio por falta de cuidados incluso en la alta sociedad. El niño era un adulto en miniatura, apenas comenzaba a caminar ya
era considerado un adulto.
Edad moderna: apareció el capitalismo y junto con él, el concepto de niño. Aparece un sentimiento en torno a la infancia y el
niño como futuro, como aquel que continuara con la acumulación del capital, como el porvenir. Esta etapa está caracterizada
como el comienzo del cuidado infantil, por ser el heredero de la acumulación del capital.
Edad posmoderna: hubo un desarrollo tecnológico. El niño era utilizado como objeto de descarga de los padres, había una fuerte
creencia de poder y derechos sobre el niño.
LA FAMILIA, Lacan

La institución familiar es un grupo de individuos unidos por una doble relación: biológica, la generación (depara los miembros
del grupo), y las condiciones de ambiente que postulan el desarrollo de los jóvenes y que mantiene al grupo, siempre que los
adultos progenitores aseguren su función.

Hay una estructura cultural de la familia humana: la especie humana está caracterizada por un desarrollo en las relaciones
sociales. Sostiene capacidades de comunicación. Posee un control sobre los instintos, es decir, tienen una variedad infinita de
adaptación. Son una obra colectiva y constituyen la cultura ya que dependen de la conservación, el progreso y la comunicación.
La instancia social domina la biológica (por ejemplo la adopción).

Las familias humanas tienen ciertas características comunes por ejemplo, la coacción de los adultos sobre los niños, los modos
de organización de la autoridad (leyes de parentesco, herencia, etc.) y por sobre todo está caracterizada por ser una institución
con un orden reglado. La familia es el primer contacto del niño con la cultura, por ende es a partir de la familia que el niño
aprenderá a reprimir los instintos, la lengua materna, donde se estructuraran las conductas y representaciones, etc.

Es una construcción social por factores culturales. Es el primer núcleo cultural donde el sujeto se constituye. Es como un tamiz
ya que deja pasar elementos y creencias del exterior y los incorpora. Para lacan, el lazo sanguíneo no significa que se pertenezca
a una familia. Hay una herencia psicológica, la familia desempeña un papel primordial en la transformación de la cultura.
Gobierna los procesos fundamentales del desarrollo psíquico y transmite estructuras de conducta y de representación cuyo
desempeño desborda los límites de la consciencia.

Lacan propone que la familia está organizada mediante complejos que modelan la captación de la realidad. Complejo: es
conjunto de reacciones y vivencias que determinan una conducta y atraviesan a todas las funciones orgánicas, van desde la
emoción hasta la conducta adoptada al objeto. En su contenido, el complejo representa a un objeto. Reproduce una cierta
realidad del ambiente y está dominado por factores culturales. Funciona como organizador del psiquismo infantil. Es un
formador del imago: representación inconsciente que existe de la imagen, producto de sentimientos, complejos, creencias, etc.
Al ser inconsciente es imposible conocer todos sus elementos que la conforman. Tanto la imago como el complejo funcionan
como formadores de la realidad. La imago no está de entrada.

El Complejo de destete: representa la imago del seno materno, da lugar a los sentimientos más antiguos que unen al individuo
con la familia. Es el complejo más primitivo del desarrollo psíquico que integra a todos los complejos que le siguen. Va a estar
signado por lo que la cultura demande (lactar). En este momento no hay constitución del objeto. Funciona como un trauma
psíquico, deja una huella permanente en la relación biológica. El complejo de desde es anterior a la elección de objeto por ende
dichos contenidos no pueden representarse conscientemente, sin embargo, se reproducen evocados por asociación en las
estructuras mentales de las experiencias psíquicas posteriores pero inseparables de los contenidos de ese momento.

Forma exteroceptiva: es la presencia humana, son los primeros intereses afectivos. Se muestran por la precocidad y la
afectividad de las relaciones del niño.
Satisfacción propioceptiva: es la fusión oral, no es autoerótica (no hay yo), no es narcisista (no hay imagen del yo) y no es
erotismo oral (la nostalgia del seno materno se relacionan a través del Complejo de Edipo).
Malestar interoceptivo: es la imagen pre natal. El caos de sensaciones interoceptivas provocan angustia (asfixia del nacimiento,
frio, satisfacción de ser acunado).

Es necesario que haya una ruptura de la relación orgánica (soporte primario de la relación con la madre) para que haya nuevas
relaciones con el resto del grupo familiar.

Complejo de intrusión: es la génesis de la sociabilidad. Representa la experiencia que realiza un sujeto primitivo, por lo general
cuando ve a uno o a muchos de sus semejantes participar junto a él en la relación doméstica, cuando comprueba que tiene
hermanos. Aparecen los celos infantiles como identificación mental. Depende de factores culturales, contingencias individuales y
el lugar que ocupe (heredero o usurpador). Este complejo colabora con la conformación de una identificación mental.

La imago del semejante: la imago del otro está ligado a la estructura del propio cuerpo, y más precisamente a sus funciones de
relación, por una cierta semejanza objetiva. Es la diferencia de edad reducida que equivale a la exigencia de una semejanza
entre sujetos. Esta diferencia es necesaria para la adaptación entre compañeros.

La agresividad se muestra como secundaria a la identificación: los celos, en realidad, pueden manifestarse en casos en lo que el
sujeto, sometidos desde hace ya mucho tiempo al destete, no se encuentra en una situación de competencia vital con su
hermano. Este fenómeno parece exigir como condición previa una cierta identificación con el estado del hermano. El sentido de
la agresividad primordial: la agresividad se muestra secundaria a la identificación sobre todo con la situación fraterna primitiva.
El amamantamiento constituye para el niño la neutralización temprana de las condiciones de lucha por el alimento.
UNIDAD 2
EL PRIMER AÑO DE VIDA DEL NIÑO, Spitz

Relaciones objetales: implica un sujeto y un objeto, el recién nacido viene al mundo, incapaz de realizar una actividad psíquica,
por lo tanto no hay relaciones objetales ni objeto. Ambos irán apareciendo progresivamente en el transcurso del primer año.
Presenta tres estadios:

Estadio preobjetal: coincide más o menos con el narcicismo primario. El niño es incapaz de diferenciar un objeto de otro, o
incluso lo que rodea su propia persona. El lactante no se diferencia de sí mismo de lo que lo rodea, y percibe el seno que lo
alimenta como parte integrante de su propia persona. No existe mundo exterior, ya que toda percepción ocurre en función del
sistema interceptor. Los estímulos procedentes del exterior solo se perciben cuando traspasan el umbral de percepción e
irrumpen en la quietud del bebe que reacciona a ellos con desagrado. Al finalizar los tres meses comienza a percibir rostros
humanos (0-3 meses).

Estadio objeto precursor: el niño comienza a dar una respuesta a través de la sonrisa (primera manifestación dirigida e
intencionada). Gestalt-señal: el rostro debe estar de frente para que el niño responda, ojos frente y nariz en movimiento. Desde
que la Gestalt se modifica, el objeto no es reconocido, perdió su calidad objetal. Se llama objeto precursor ya que el niño no
reconoce las cualidades del objeto sino sus atributos superficiales (3-8 meses).

Estadio del objeto propiamente dicho: él bebe registra más los estímulos externos, aparato psíquico en el bebé (conciencia,
preconciencia e inconsciente), da lugar al pensamiento. Hay principio de realidad, respuesta con intención, un yo en formación,
la barrera del umbral comienza a disminuir.

Organizadores: son estructuras que se desarrollan en un determinado momento, donde se juntan diversas líneas de desarrollo.
Son evolutivos (es necesario que se produzca uno para que se produzca el siguiente. Lo que Spitz llama organizadores es el
resultado de la integración completa. Propone tres organizadores:

Sonrisa social (preobjetal): respuesta con una sonrisa, sin embargo no percibe ni un objeto, ni una persona, sino una señal. Este
organizador coincide con el narcisismo primario, el recién nacido es incapaz de diferenciar un objeto de otro, incluso de si
mismo.

La angustia de los 8 meses (objeto precursor): el bebé esta con la madre, la ve irse y se angustia, estados de tensión permiten
que la mama tenga un registro y pueda codificar intenciones y necesidades del bebe.

No-gesto (objeto propiamente dicho): es la manifestación semántica de la negación del juicio y la primera abstracción que el
niño consigue formar. Se genera por una frustración, su objeto libidinal le produce eso, provoca un desagrado y se incorpora al
yo como vestigios de la memoria. Se instala como una consecuencia de las ordenes y las prohibiciones. El niño empieza a
responder con el no, entiende lo que significa, hay un pensamiento, vestigios de memoria, hay una constitución específica del
aparato psíquico, puede simbolizar.

Depresión anaclítica: malestar del niño por falta de afecto, un estancamiento del desarrollo psíquico. Los niños están depresivos,
llorones, en estado de insomnio. Si se restituye la relación afectiva los niños pueden recuperarse.

Marasmo: cuando hay carencia de afecto total, pueden enfermarse, no hay coordinación motriz. Puede llevarlos a la muerte.

EL ESTADIO DEL ESPEJO COMO FORMADOR DE LA FUNCION DEL YO, TAL COMO SE NOS REVELA EN LA EXPERIENCIA
PSICOANALITICA, Lacan

Lacan va tomar del texto de Narcisismo de Freud, para formular el estadio del espejo. Según Freud el yo no está dado de
antemano, sino que tiene que constituirse, lo único que está dado son las pulsiones parciales. El yo se constituye en base a una
nueva acción psíquica, la identificación primaria, es decir, una transformación producida en un sujeto cuando este asume una
imagen. Esta nueva acción psíquica es necesaria para que el yo se constituya como objeto amoroso, así uno es objeto primero
para después poder ser sujeto, en este lugar de objeto se constituye el yo como una imagen, Yo soy el otro, soy la imagen del
otro. Esta imagen le va dar la unidad al yo.

Lacan toma de la psicología comparada una experiencia que nos dice que el infans (entre 6 y 8 meses) asume con una actitud
jubilosa su imagen en el espejo. Esta experiencia le va a permitir teorizar acerca del estadio al espejo.

Debemos comprender el estadio del espejo como una identificación en su sentido pleno, es decir, como la transformación
producida en el sujeto cuando asume una imagen. El hecho de que su imagen especular sea asumida jubilosamente por el infans
sumido todavía en la impotencia motriz y la dependencia de la lactancia, manifiesta la matriz simbólica en la que yo (je) se
precipita en una forma primordial, antes de que el lenguaje le restituya su función de sujeto (castración).
Esta forma podría designarse como yo ideal, en el sentido de que será también el tronco de las identificaciones secundarias, lo
importante que esta forma es que sitúa la instancia del yo, aún antes de su determinación social, en una línea de ficción (virtual),
irreductible para siempre por el individuo solo. Lacan lo llama inaductible porque la imagen viene dada, es imposible que arme
una idea autónoma de sí mismo. Es una ficción inaductible porque es lo que el otro ve, es la madre que le dice “este sos vos”.

La forma total del cuerpo, gracias a la cual el sujeto se adelanta en un espejismo, a la maduración de su poder, le es dada como
una Gestalt, como algo exterior donde esta forma es más constituyente que constitutiva, una imagen que viene a fijar, organizar
bajo una simetría que lo invierte, “Yo soy el otro”. Así esta Gestalt simboliza la permanencia mental del yo (je), al mismo tiempo
que prefigura su destino enajenador.

La función del estadio del espejo se nos revela entonces como un caso particular de la función de la imago (fundamental: el yo),
que es establecer, una relación del organismo con su realidad o del mundo interno con el medio ambiente. A través del cual se
constituye el yo, el cuerpo y la realidad. Lacan propone que esto no es algo que se da de ante a mano, sino que es algo que se va
a construir en base a la relación con el otro, en tanto el otro está atravesado por el lenguaje. Para que se dé esta imagen tiene
que estar inscripta en el registro simbólico que preexiste al sujeto, y gracias a que preexiste lo simbólico que se puede dar esta
alineación en la imagen. El yo es una función que se nos presenta cuando el organismo se refleja en una imago.

Signos que demuestran la identificación: podemos notar que el niño al pasarse frente al espejo hay cierta identificación debido a
sus mimios iluminantes (risas, asombro, esfuerzo por fijar la mirada, etc.). Por un agente jubiloso (alegría que produce al verse)
el intento por erguirse y moverse solo.

El estadio del espejo es un drama cuyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación, y que para el sujeto,
presa de la ilusión de la identificación espacial, maquina las fantasías que se sucederán desde una imagen fragmentada del
cuerpo hasta una forma ortopédica de su totalidad, y a la armadura por fin asumida de una identidad enajenante que va a
marcar con su estructura rígida todo su desarrollo mental.

El momento en que termina el estadio del espejo inaugura, por la identificación con la imago del semejante y el drama de los
celos primordiales, la dialéctica que liga al yo (je) con situaciones socialmente elaboradas. El término narcisismo primario, con el
que se designa a la carga libidinal propia de este momento, revela el más profundo sentimiento de las latencias, de la semántica.
Pero ilumina también la relación evidente de la libido narcisista con la función en la enajenadora del yo (je) y con la agresividad
que se desprende de ella en toda relación con el otro. Desencadenamiento de la agresividad: la imago inaugurada en el estadio
del espejo desencadena la agresividad ya que la ambivalencia estructural cristalizada en la tensión conflictual interna al sujeto
que determina al despertar su deseo del otro, se desencadena una competencia agresiva.

En cuanto a las pulsiones hay un antes y un después del estadio del espejo: antes de este estadio hay un dinamismo libidinal
problemático, o sea, una anarquía pulsional, una fragmentación. En el estadio del espejo se produce una identificación en donde
la imagen se integra. Esto conlleva la unificación pulsional, un ordenamiento de las pulsiones, lo que no quiere decir que haya
una sola pulsión, sino que las pulsiones se limitan unas a las otras, lo que se domina intrincación pulsional. Decir unificación de
las pulsiones, es la construcción de un cuerpo, el cual deja de ser soma biológico, para constituirse como cuerpo endógeno, el
cual se da en el campo del significado. Llamamos narcisismo primario a la carga libidinal propia de ese momento.

LA AGRESIVIDAD EN PSICOANALISIS, Lacan

Es la tendencia correlativa de un modo de identificación que llamamos narcisista y que determina la estructura formal del yo. Es
un modo particular de relación que se establece entre el sujeto y el objeto. Es una relación erótica, la pulsión sexual (libido) es
libido sexual. Lo que permite es la tensión entre el otro y mi Yo constituyéndose. Del lado del infante permite que se diferencie
del sujeto que está constituyéndose. Tendencia que cuando se constituye a la par del narcicismo, forma parte del Yo. Relación
del yo con el semejante.

Lacan hace una diferenciación entre reacción agresiva (respuesta defensiva frente a un estímulo, algo que parte del yo, es
puramente intencional) y la tendencia agresiva (es correlativa al estadio del espejo, determina la estructura formal del yo). La
tendencia agresiva se produce entre el otro que me dice que tengo un cuerpo y la percepción interna real que esta
desorganizada en el sujeto debido a la prematurez biológica. Se produce esta tendencia agresiva porque el sujeto se ve
amenazado y el yo se constituye en esta amenaza del otro que dice que soy distinto a el. La agresividad se normaliza pero no
desaparece. El otro se puede aparecer como idéntico o como intruso.

Esta instancia de la agresividad se da en el momento en el que el Yo se constituye, Narcicismo primario, le provee al sujeto una
serie de identificaciones parentales a través de la función maternal que se encarga de la narcisizacion. El Yo tiene atribuciones
cuando encontramos al Yo constituido (por vías de la constitución a través del estadio del espejo) permite al sujeto, la
posibilidad de diferenciar en el otro, comienza a otorgar características a los objetos que existen en el mundo exterior. El Yo le
otorga a los objetos permanencia, identidad y sustancialidad.

Las identificaciones parentales le va a servir de base para las identificaciones secundarias que fundan el Yo ideal. Se relaciona
con el ideal del Yo, beses para la identificaciones secundarias que están en el complejo de Edipo y constituyen el Yo ideal.

La agresividad se va a verificar en un momento posterior de la vida y que se ve en los padre cuando estos le promueven algún
golpe (es una agresividad contenida). Esta tensión para que pase a las identificaciones secundarias tiene que estar sublimada de
manera tal que la tendencia agresiva decanta a fines sociales. Si no se da esta sublimación hay patologías. En la tendencia
agresiva se produce una ambivalencia ya que beneficia y agrede (se siente cuando se sublima).

Lo que brinda la constitución del Yo es una encrucijada estructural: determinismo biológico y psíquico que determinan otras
encrucijadas que se van dando a lo largo de la vida.

En el estadio del espejo se produce una tensión (agresiva) entre dos cosas: el otro, que me dice que tengo un cuerpo y se da la
asunción jubilosa de la imagen especular y la percepción interna (real), la cual se encuentra desorganizada en el sujeto debido a
la prematurez biológico. Entre ambas se da la tensión agresiva, que produce el narcicismo, el cual conlleva al yo. Se produce la
tensión agresiva porque el sujeto se ve amenazado y el Yo se constituye sobre esa amenaza (del otro que dice que soy distinto a
él).
SEMINARIO 11 ALIENACION, Lacan

El sujeto no está de entra sino que se va constituyendo a partir de la alienación y la separación a los otros. Partimos de la idea de
que él bebe nace de forma desorientada. Es necesaria la presencia de otro que sumerja al niño en el campo del lenguaje. Lo
primero con lo que choca el niño es con el lenguaje, el cual provoca sensaciones dichas por otro. Todas las cosas que provienen
de otro quedan marcadas para toda la vida, tanto lo placentero como lo que no lo es.

El ser humano al nacer cuenta con dos carencias, por un lado, al no ser un ser entero no hay carencias totales sino parciales, por
otro lado, hay una dependencia al significante, es decir, se necesita del significante de la palabra para poder sobrevivir. Esta
dependencia hace que el ser desorganizado comience a organizarse. El encuentro con el campo del lenguaje no elimina las
carencias pero si las organiza.

En la alienación hay una madre que responde a todas las necesidades del niño, está siempre que lo necesita, luego es necesario
que se produzca una falta o una separación, ambos procesos se dan en simultáneo.

Alienación: el sujeto entra al sentido del lenguaje mediante la alienación a la palabra, es decir, mediante la operación de unión
entre el sujeto y el otro, es. Consiste en ese vel que condena al sujeto a solo aparecer en esa división, al decir que si aparece de
un lado como sentido producido por el significante, del otro aparece como afanisis. Este vel se define por una elección, esta
elección solo consiste en saber si uno se propone conservar una de las partes, ya que la otra desaparecerá de todas formas. Es
el primer momento en que el viviente humano llega al mundo y hay otro que le da sentido. El otro es representante del
ambiente, pequeño y en general. Siempre hay algo del lenguaje que se escapa, no alcanza a nombrar todo, esto será el sin
sentido, es lo que nos mueve, que se constituye. El viviente se deja representar por el sentido que le da el otro, ese otro,
necesario, primordial y fundamental. La alienación consiste en un vel lógico distinto del ‘o’ excluyente y del ‘o’ inclusivo, tiene la
legalidad de la reunión de la teoría matemática de conjuntos y teoriza la función de la falta en la estructura.

Separación: es un corte. Cuando el sujeto entra en el sentido del lenguaje se produce un recorte de palabras-fonemas. El sujeto
está apoyado en ese sentido pero igual recorta algo. Es el momento en que el discurso del otro hay fallas, en esas fallas sumerge
el sujeto, en esa falla de interpretar la demanda, y ahí el sujeto representa al otro y se representa. Posee la lógica de la
operación conjuntista de la intersección y sirve para teorizar cómo el encuentro con la falta del Otro rescata al sujeto del efecto
letal de la articulación significante.
El sin sentido: lo tiene que producir la madre, es necesario que pierda es omnipotencia y pase a ser una madre potente. La
madre interpreta todo lo que al niño le pasa pero lo interpreta a su manera y hay algo en eso que se pierde porque hay algo en
la interpretación del otro que no va a ser lo que uno mismo está pidiendo. Lo que se pierde en la interpretación del otro es el sin
sentido, el cual permite que el sujeto surja.
REALIDAD Y JUEGO, Winnicott

Primera hipótesis: los recién nacidos tienen a usar el puto, los pulgares, para estimular la zona erógena oral, para satisfacer los
instintos en esa zona y para una tranquila unión. Al cabo de unos meses los bebes encuentran placer en jugar con los mulecos y
la mayoría de las madres les ofrecen algún objeto especial y esperan que se aficionen a ellos. Winnicott plantea que existe una
relación entre estos dos grupos de fenómenos, separados por un intervalo de tiempo.
Primera posesión: hay pautas que exhiben los bebes en su uso de su primera posesión de “no-yo” aparte de la excitación y la
satisfacción oral. La capacidad del niño para reconocer el objeto como un “no-yo”.

Introduce los términos de objetos transicionales y fenómenos transicionales para designar la zona intermedia de experiencia,
entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto, entre la actividad creadora primaria y la
proyección de lo que ya se ha introyectado, entre el desconocimiento primario de la deuda y el reconocimiento de esta.

Fenómenos transicionales: no es un objeto de desafío, no se presentan exigencias. El parloteo de un niño y la manera en que
repite una canción mientras que se prepara para dormir, junto con el uso que se hace de objetos que no forman parte del
cuerpo del niño aunque todavía no lo reconozca del todo pertenecientes a la realidad exterior. Afirma que existe un estadio
intermedio entre la incapacidad del bebe para reconocer y aceptar la realidad y su creciente capacidad para ello. Su enfoque es
la primera posesión y la zona intermedia entre lo subjetivo y lo objetivo. Fenómenos transicionales son las experiencias
funcionales que van acompañadas por la formación de pensamientos o de fantasías.

El bebé toma un objeto exterior y los introduce en la boca. Ejemplo: una manta, el bebé también la acaricia y produce sonidos. Si
el bebé encuentra algún objeto blando y lo usa es un objeto transicional. Contiene significación y valor. Los fenómenos
transicionales aparecen desde los 4-6 meses hasta los 8-12 meses, a veces no existe un objeto transicional aparte de la madre
mismo o se siente perturbado en su desarrollo emocional que no goza del objeto.

Ilusión-desilusión: un niño no tiene posibilidad de pasar del principio de placer al de realidad, si no existe una madre lo bastante
buena. La madre lleva a cabo la adaptación activa, según la creciente capacidad del niño para hacer frente al fracaso y a la
frustración. Gracias a una adaptación completa la madre ofrece al bebe la ilusión de que su pecho es parte de él, lo posterior
consiste en desilusionar al bebe en forma gradual. El bebé crea el pecho una y otra vez a partir de su necesidad.

Presentación objetal: es la primera relación del niño con el mundo, está basada en la experiencia oral, es decir la madre presenta
como objeto el pecho, lo cual, el niño considera como creación a propia a partir del gesto espontaneo (primer gesto,
desordenado y sin demasiada orientación por parte del infans), el cual se presenta como la experiencia de “chocar” con algo que
le parece construcción de su propio gesto.

La madre atiende a la necesidad poniendo el pecho en el lugar y momento oportuno, la mínima falla puede perturbar la
existencia del pecho. La madre permite que él bebe viva una experiencia de continuidad existencial entre él y el mundo esta
experiencia se resume con la paradoja de “crear lo dado” (experiencia de omnipotencia, es frágil y difícil de sostener).

Los fenómenos transicionales representan las primeras etapas del uso de la ilusión, sin las cuales no tiene sentido para el ser
humano la idea de la relación con un objeto que percibe como exterior. El mundo cobra existencia por primera vez para un ser
humano en la medida en que él pueda tener la sensación de que la realidad exterior no se impone como algo ajeno y diferente a
él, sino como algo que el mismo está creando en el mismo momento en que enfrenta la realidad.

UNIDAD 3
TRES ENSAYOS DE TEORÍA SEXUAL, Freud

Freud convierte la infancia en un tiempo anterior, la prehistoria de la vida sexual adulta. Amnesia infantil: cubre los primeros
años de vida. Se nos informa que en esos años, que no conservamos en la memoria sino jirones incomprensibles, reaccionamos
frente a impresiones las cuales dejaron huellas en nuestra vida anímica y pasaron a ser determinantes para nuestro desarrollo
posterior. Estos contenidos son alejados por la conciencia (represión).

El neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales que siguen desarrollándose durante cierto lapso, pero después sufren
una progresiva sofocación. Inhibiciones sexuales: durante este periodo de amnesia infantil o latencia total se edifican los
poderes anímicos que más tarde se presentaran como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual en forma de diques
anímicos (vergüenza, moral, asco). Formación reactiva y sublimación: mediante la desviación de las fuerzas pulsionales sexuales
de sus metas y orientación hacia otras metas (sublimación) se adquieren poderosos componentes para todos los logros
culturales.

Exteriorizaciones de la sexualidad infantil: una de las exteriorizaciones observables en el niño es el chupeteo, consiste en un
contacto de succión con la boca repetido rítmicamente que no tiene por fin la nutrición. La acción de mamar lleva al
adormecimiento del niño o incluso a una reacción motriz en una suerte de orgasmo.

Características de la sexualidad infantil: es autoerótica, la pulsión se satisface en el propio cuerpo tomado como objeto, la acción
de chupetear se rife por la búsqueda de un placer ya vivenciado, los labios se comportan como una zona erógena y la
estimulación por el cálido flujo de la leche fue la causa de la sensación placentera. Apuntalada, nace a apuntalada a una función
vital. Meta sexual, bajo el imperio de una zona erógena (en el lactante es la boca).
Meta sexual infantil: producir satisfacción mediante la zona erógena que se ha escogido. Esta satisfacción tiene que haberse
vivenciado antes, y la necesidad de repetirla es por un sentimiento de tensión (displacer).

El apuntalamiento, las zonas erógenas altamente excitables son: la boca (chupetear), ano (retención-expulsión), genitales
(onanismo-masturbación).

Exteriorizaciones sexuales masturbatorias


Activación de la zona anal: los niños sacan partido de la estimulación erógena de la zona anal reteniendo las heces hasta que ello
les produce fuertes contracciones musculares y al pasar por el ano provocan un poderoso estimulo sobre la mucosa.
Activación de la zona genital: la zona relacionada con la micción (glande, clítoris) tanto en niñas como en varones están
relacionadas con las partes sexuales reales y su activación dará comienzo a la posterior vida sexual normal.

Fases del desarrollo de la organización sexual: en la vida sexual infantil las pulsiones son parciales y aspiran a conseguir cada una
placer por su cuenta, están desconectadas entre sí. En la vida adulta el placer esta puesta en función de la reproducción, las
pulsiones están estrechamente conectadas.

El tiempo donde hay una constitución psíquica, en donde se produce una asociación entre lo psíquico y orgánico. Son momentos
que se producen de la representación psíquica de lo orgánico:
Fase oral o canibalística: busca devorar al objeto, se lo internaliza, se da por medio del chupeteo. Tiene una base biológica que
es el reflejo de succión, se desprende de su función orgánica y se dirige al placer.
Fase sádica anal: es la micción y el control de esfínteres, es progresivo. Se busca la autonomía del sujeto. Se produce la retención
y la expulsión y encuentra mucho placer en esta última.
Fase fálica: la satisfacción se produce por la masturbación de los genitales, no conoce más que los genitales masculinos. Aquí se
da el complejo de Edipo y el complejo de castración.
Luego se produce el periodo de latencia donde se suspende el desarrollo sexual del niño. Por ultimo esta la fase genital donde se
retoma lo sexual.

Tres fases de la masturbación infantil: periodo de latencia; florecimiento de la práctica sexual; onanismo de la pubertad.
Disposición perversa y polimorfa: bajo la influencia de la seducción el niño puede convertirse en un perverso polimorfo, practicar
todos/as las trasgresiones posibles, las que no tropiezan con la resistencia porque aún no se han formado los diques anímicos.
Teoría sexuales infantiles: principio universal del pene; teoría de la cloaca, los niños piensan que los bebes son concebidos por la
boca y paridos por el ano; concepción sádica del coito, los niños piensan que es un acto sádico del padre hacia la madre.
La libido se apunta a una parte del cuerpo. Primero las zonas erógenas van a ser partes determinadas (boca, ano, genitales),
luego plantea que no son solo estos lugares ya que cualquier parte del cuerpo es erogenizable.

CONFERENCIA 21, DESARROLLOS LIBIDINALES Y ORFANIZACIONES SEXUALES, Freud

Freud cataloga a las perversiones como fenómenos que pertenecen a la vida sexual por la que considera que sexualidad y
reproducción no coinciden. Lo que confiere un carácter sexual a la práctica perversa, a pesar de sus metas y su objeto, es el
hecho de que el acto de la satisfacción perversa desemboca en un orgasmo. Esto es consecuencia de la madurez de las personas
(en el niño es difícil que se produzca un orgasmo).

Toda práctica sexual normal tiene un rasgo perverso, por ejemplo el beso: es un acto perverso porque no consiste en la unión de
los genitales sino en la unión de dos zonas bucales erógenas (cuando es tan intenso pueden terminar en la descarga genital y en
el orgasmo). Lo esencial en las perversiones no consiste en la transgresión de la metasexual, ni en la sustitución de los genitales
o en la variación de objeto, sino que estas desviaciones se consuman de manera exclusiva, dejan de lado el acto sexual al
servicio de la reproducción. Se alcanza el orgasmo genital aunque por otros caminos que el de la unión de los genitales (dejan de
ser tales cuando son incorporados al acto sexual normal).

Freud llama sexuales a las prácticas placenteras de la primera infancia ya que desde el tercer año de vida ya empiezan a
excitarse los genitales y quizás sobreviene un periodo de masturbación infantil. Hay elección de objeto, preferencia tierna por
determinadas personas y predilección por uno de los sexos, acompañados por los celos.

Conformación de la vida sexual del niño antes de que se instaure el primado de los genitales: se prepara en la primera época
infantil y se organiza de manera duradera a partir de la pubertad. Se sitúan en primer plano las pulsiones sádicas y anales. La
oposición masculino y femenino no desempeñan todavía papel alguno, ocupa lugar la posición activo-pasivo, la pulsión de ver y
saber se despiertan. Genitales en la vida sexual, solo papel de órganos para la excreción y de la orina. La vida sexual no emerge
como algo acabado, sino que recorre una serie de fases sucesivas que no representan el mismo aspecto. Punto de cambio de ese
desarrollo: subordinación de las pulsiones bajo el primado de los genitales y el sometimiento de la sexualidad a la función de
reproducción antes de ello.
Ví+++++nculo de las pulsiones para con el objeto: el primer objeto es el pecho materno (que satisfacerá la necesidad de
nutrición del lactante). El objeto se abandona y se sustituye por un lugar del cuerpo. La pulsión oral se vuelve autoerótica, tiene
dos metas: debe abandonar el autoerotismo y permutar el objeto situado en el cuerpo propio por un objeto ajeno. Debe unificar
los diferentes objetos de las pulsiones singulares, sustituirlas por un objeto único, se logra cuando el objeto único es un cuerpo
total.

Los procesos de hallazgo del objeto: en la infancia, antes del periodo de latencia, el proceso ha hallado un objeto que es idéntico
al primer objeto de la pulsión o el pecho materno. A la madre llamamos el primer objeto de amor a esta elección se encuentra
bajo el nombre del complejo de Edipo. Es una de las fuentes de la conciencia de culpa en los neuróticos.

LA ORGANIZACIÓN GENITAL INFANTIL, Freud

Freud plantea que la organización sexual infantil se diferencia de la organización genital definitiva del adulto, ya que para ambos
sexos solo desempeña un papel un genital, el masculino. Por lo tanto no hay un primado genital, sino un primado del falo. En la
infancia SI hay una organización genital, hay un interés dedicado a los genitales. El falo es elevado a un estatuto de FASE.

Hay una diferencia entre varones y mujeres que al comienzo no hay relación con una diversidad de sus genitales. Para el varón
es natural presuponer en todos los otros seres vivos un genital parecido al que él mismo posee, hasta en las cosas inanimadas
busca una forma parecida a su miembro. Es un momento de gran excitación y mucha curiosidad sexual por parte del niño. El
niño llega a descubrir que el pene no es un patrimonio común de todos los seres semejantes a él, es notoria su reacción frente a
las primeras impresiones de la falta del pene ya que desconocen esa falta. Hay dos reacciones a ello:
-Niega la falta, “ya va a crecer”.
-Llegan a la conclusión de que sin duda estuvo presente y luego fue removido, la falta del pene es entendida como resultado de
una castración. Asumen que la niña fue castrada por cosas inapropiadas. Por lo tanto el niño teme a una castración análoga
como la niña. La falta del pene es entendida como resultado de una castración (como castigo de la masturbación), tiene miedo
de que le pase lo mismo debido a que tiene las mismas conductas, cree que las personas respetables como como su madre
siguen conservando el pene, luego se da cuenta que la madre también perderá el pene.

Estas dos reacciones dan inicio al Complejo de Castración, es un temor a la perdida. Cuando aborda los problemas de la génesis y
el nacimiento de los niños y se da cuenta que solo mujeres pueden parir hijos, también la madre perderá el pene. Por lo tanto el
niño completa a la madre, es el falo de ella. Las consecuencias de la castración son diferentes para mujeres y hombres.

Polaridades de la vida sexual/libidinal:


Etapa oral: sujeto-objeto.
Etapa anal: activo-pasivo.
Etapa fálica: fálico-castrado.
Pubertad: masculino-femenino.
EL SEPULTAMIENTO DEL COMPLEJO DE EDIPO, Freud

El Complejo de Edipo es el fenómeno central del periodo sexual infantil. Se preguntaba cómo era posible que desaparezca si es
tan importante y después sucumbe la represión. Establece dos hipótesis:
Filogenética: es la propia de la especia. Se disuelve porque hay una decepción amorosa y ausencia de satisfacción buscada.
Fracasa como resultado de una imposibilidad interna.
Ontogenética: propio de la evolución. Desaparece porque ha llegado el tiempo de su disolución como cuando los dientes de
leche caen cuando salen los definitivos. El complejo de Edipo es también un fenómeno determinado por la herencia.
Estas dos concepciones son compatibles entre sí. Las descarta a ambas.

En esta fase los genitales son solo los masculinos, ya que los femeninos siguen sin ser descubiertos. Esta fase fálica
contemporánea a la del Complejo de Edipo, no prosigue su desarrollo hasta la organización genital definitiva, sino que se hunde
y es relevada por el periodo de latencia.

Determinativa: construye en base se sus investigación se la sexualidad infantil. La masturbación es solo la descarga genital de la
excitación sexual perteneciente al complejo. Tiene diferentes salidas para hombres y para mujeres, hay dos posibilidades de
satisfacción, una activa y una pasiva. La actitud masculina situándose en el lugar del padre y mantener comercio con la madre,
donde el padre es sentido como un obstáculo. Y la actitud femenina donde quiso sustituir a la madre y hacerse amar por el
padre, con lo cual la madre quedo sobrando.

La aceptación de la posibilidad de castración, la intelección de que la mujer es castrada, puso fin a las dos posibilidades de
satisfacción. Ambas conllevan a la pérdida del pene, la masculina en calidad de castigo y la femenina como premisa. Estallara el
conflicto entre el interés narcisista por esta parte del cuerpo (el pene) y la investidura libidinosa de los objetos parentales. En
este conflicto triunfa normalmente el primero de esos poderes: el niño conserva su pene y se aleja del Complejo de Edipo.

Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por la identificación. La carga libidinosa que estaba depositada en los
padres se sublima y queda como ley. La autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyectada en el Yo, forma ahí el núcleo
del Superyó. Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al Complejo de Edipo son en parte desexualizadas y sublimadas, lo cual
probablemente acontezca con toda trasposición en identificación, y en parte son inhibida en su meta y mudadas en mociones
tiernas. Con este proceso se inicia el periodo de latencia, que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño. La carga sexual se
transforma en carga intelectual.

Al extrañamiento del Yo respecto del complejo de Edipo es una represión que marca la frontera entre lo normal y lo patológico.
Si el yo no ha logrado efectivamente mucho más que una represión del complejo, este subsistirá inconsciente en el ello y más
tarde exteriorizara su efecto patógeno.

El complejo de Edipo del varoncito se va al fundamento a raíz de la angustia de castración. El varón sale del complejo de Edipo
por el complejo de castración y va a marcar a partir de ahí si esto se sepulta, la prohibición, lo que va a permitir es la salida
exogámica (no puedo tener a mi papa y a mi mama pero si a algo externo). La prohibición inaugura el deseo.

¿Cómo se consuma el correspondiente desarrollo en la niña pequeña?

El clítoris de la niña se comporta al comienzo como un pene, pero ella percibe que es demasiado corto, y siento este hecho
como un prejuicio y una razón de inferioridad, la niña cae presa a la envidia fálica:

Se da el complejo de masculinidad de la mujer, la niña no comprende su falta actual como un carácter sexual, sino que lo explica
mediante el supuesto de que una vez poseyó un miembro igualmente grande y después lo perdió por la castración. Se produce
una diferencia esencial: la niña acepta la castración como un hecho consumado, mientras que el varoncito tiene miedo a la
posibilidad de su consumación.

En la feminidad normal se renuncia al pene, su complejo de Edipo culmina en el deseo de recibir como regalo un hijo del padre,
parirle un hijo. La única manera de tener un falo es teniendo un hijo, tiene que mirar al padre, tomarlo como objeto de amor
para recibir un hijo. La niña tiene que hacer un cambio de zona erógena, el clítoris por la vagina, y un cambio de objeto, debe
desear al padre. La niña por el complejo de castración sale del complejo de Edipo.

LA RELACIÓN DE OBJETO, Lacan

Frustración: esta noción remite a los primeros años de vida y modela la experiencia del sujeto preparando para ciertas
inflexiones que decidirían la vertiente hacia la que el complejo de Edipo deberá inclinarse. El origen de la frustración se
encuentra en la relación primitiva del niño con su madre. Es la negación de un don (símbolos de amor). Está relacionado con la
demanda de amor del sujeto a la madre. Es un daño imaginario que hace faltar un objeto real producido por un agente simbólico
(la madre). La madre introduce el concepto de totalidad mediante la presencia y la ausencia. Esta noción articulada al registro de
la llamada ofrece al sujeto la posibilidad de conectar la relación real con la simbólica.

Existen dos vertientes sobre el origen de la frustración: por un lado el objeto real, un objeto que puede ejercer su influencia en
las relaciones del sujeto mucho antes de que haya sido percibido como objeto, hay una relación directa. El agente, el objeto no
solo le corresponde alguna instancia, solo opera en relación a la falta.

El don implica todo ciclo de intercambio en el que se introduce al sujeto primitivamente. Surge de un más allá de la relación
objetal: supone todo el orden de intercambio en el que el niño ya entro. Estos dones le sirven al niño como una transición para
atravesar la presencia-ausencia.

La llamada es fundadora del orden simbólico. Se llama cuando se nota la ausencia de la madre, es un juego con carácter
decepcionante. El niño aplasta lo que tiene de decepcionante el juego simbólico mediante la incautación oral del objeto real de
satisfacción (el pecho de la madre), y la satisfacción se adormece por la decepción o frustración que experimenta. Aunque no
sea el pecho de la madre (no tuvo la posibilidad de amamantar), no por ello pierde el lugar que le corresponde a la dialéctica
sexual. Cuyo resultado es la erotización de la zona oral. Hay una sustitución de la exigencia de amor por la satisfacción (actividad
erotizada).

Cuando el agente simbólico, la madre, no responde al llamado del sujeto, este se convierte en un ser real, en potencia. La madre
omnipotente puede dar cualquier cosa. La madre como potencia y como tal, real, de ella depende manifiestamente para el niño
su acceso a los objetos, estos que hasta entonces eran objetos de satisfacción se convierten, por intervención de esa potencia en
objetos de don. La madre se convierte en real y los objetos en simbólicos.
La llamada es fundadora del orden simbólica, ya que lo reclamado puede ser rehusado, la llamada es una una introducción a la
palabra completamente comprometida en el orden simbólico. El don se manifiesta al llamar. Cuando el niño llame va haber otro
que espera esa llamada, la función materna es la de decodificar el mensaje en el sentido del que el niño significa para la madre,
la madre le contesta según lo que ella cree que el niño necesita. Lo que el niño transmite no es la respuesta que espera recibir.
Hay una demanda de amor, la madre construye objetos de amor otorgándole significación a los objetos externos y moviéndose
del lugar de la omnipotencia. El niño comienza a notar que la madre en momentos esta y en otro no está, de omnipotencia pasa
a potencia.

Los dones simbólicos cuando están inscriptos podemos pensar que algo del orden imaginario es representable y si es
representable es simbolizado. La madre es agente simbólico porque delimita el discurso y va marcando la relación de sujeto-
objeto. El falo es un objeto imaginario que tiene representación simbólica, no tiene que ver con el pene real. Opera en la
castración

A la madre le falta algo y como le falta, desea, y solo puede estar satisfecha en la medida que se lo proporcionen. La falta aquí es
característico del orden simbólico. Si la mujer encuentra en el niño una satisfacción en medida en que haya algo en el que la
calma, más o menos bien su necesidad de falo. El falo no coincide por completo con el niño como real ya que ocupa para la
madre la función simbólica de su necesidad imaginaria, el niño (que existe) como real simbólica más o menos bien la imagen (el
falo). Esto desempeña un papel significante de primer orden. Se trata de saber cómo capta el niño que su omnipotente madre le
falta algo, ya que el yo del niño se apoya en la omnipotencia de la madre. La cuestión es ver porque vía le da eso que le falta a la
madre.

La castración es una operación simbólica que opera sobre un objeto imaginario, ejecutada por un padre real. Como operación
simbólica inscribe la falta. Es el signo del drama del Edipo, toma como base la aprehensión de lo real. Para que el sujeto alcance
la madurez genital, ha de haber sido castrado. Los sujetos están castrados en la subjetividad, en lo real, en la realidad, en lo que
se invoca como experiencia real, están privados. La privación se trata del hecho que la mujer no tiene pene, esta privada de él.
La noción de privación implica la simbolización del objeto en lo real, ya que en lo real anda esta privado de nada, todo lo que es
real se basta a sí mismo, lo real es pleno.

Detrás de la madre simbólica está el padre simbólico, el padre simbólico es una necesidad de la construcción simbólica. Solo se
alcanza mediante una construcción mítica. No está representado en ningún lado. Es el significante del que nunca se puede
hablar sin tener presente al mismo tiempo su necesidad y su carácter.
El padre imaginario: es con el que siempre nos encontramos. A él se refiere toda la dialéctica, la de la agresividad, la de la
identificación, la de la idealización por la que el sujeto accede a la identificación con el padre. Constituye el soporte psicológico
de las relaciones con el semejante. No tiene relación alguna con el padre real del niño.
El padre real: es a quien le conferimos la función del complejo de castración, “la persona tal como es”, eso que no es posible de
conocer. La castración está vinculada a la incidencia con la intervención del padre real.
Juanito: quiere mucho a su padre y está muy lejos de tener de él un tratamiento tan abusivo como la castración. A partir de los 4
años hace lo que se llama una fobia, una neurosis. Juanito no está privado de nada, su madre solo le ha prohibido la
masturbación, pero el no le dio importancia, falta angustia. La castración afecta al falo imaginario, Juanito se enfrenta al punto
de encuentro de la pulsión real y el juego imaginario del señuelo y esto en relación con su madre.

Hay una neurosis, se produce una regresión, el niño es el centro, la regresión se produce cuando ya no alcanza a dar lo que tiene
que dar, y su insuficiencia le produce el más profundo desosiego con el que se satisface la frustración primitiva, que lleva al niño
a apoderarse del seno para dar por cerrado todos los problemas (ser devorado por la madre). Este es el primer aspecto que
adquiere la fobia: la fobia termina en una cura satisfactoria porque intervino el padre real (pudo intervenir porque detrás de
este se encontraba el padre simbólico que era Freud). La curación llega cuando se expresa la castración. El alumbramiento de la
castración pone término a la fobia.
UNIDAD 4
PULSIONES Y DESTINOS DE PULSION, Freud

Freud diferencia la pulsión del estímulo ya que el estímulo es externo y opera de un solo golpe, es posible una acción motora
para cancelar el estímulo. La pulsión actúa como una fuerza constante, proviene del interior del organismo y la huida en ineficaz.
La pulsión es un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, funciona como un representante psíquico de los estímulos
que provienen del interior del cuerpo. La pulsión consta de cuatro elementos:
Esfuerzo: es el factor motor de la pulsión, es un factor esforzante. Es una propiedad universal de las pulsiones.
Meta: es la satisfacción que se alcanza cancelando el estado de estimulación de la pulsión. Los caminos que llevan a ella son
diversos.
Objeto: por lo cual la pulsión puede alcanzar su meta, es variable y puede ser del propio cuerpo o ajeno.
Fuente: proceso somático, interior a un órgano o parte del cuerpo, cuyo esfuerzo es representada en la vida pulsional por la
pulsión.

Existen dos grupos primordiales de pulsión: las de autoconservación o yoicas que se apuntalan a las pulsiones de conservación y
no son autoeróticas, tienen el sostenimiento de la vida. Pulsiones sexuales, son numerosas y brotan de múltiples fuentes
orgánicas, su meta es el placer de órgano. Al haber alcanzado una síntesis cumplida entran al servicio de la función de la
reproducción.

Los destinos de la pulsión: la represión; la sublimación que es desviar la pulsión a fines más valorados; el trastorno hacia lo
contrario se trata de dos procesos diversos y tratados por separado, en cuanto a la meta de activo-pasivo: por ejemplo en el par
de opuestos sadismo-masoquismo, voyerismo-exhibicionismo. La meta activa de martirizar en el sadismo y el mirar en el
voyerismo es vuelta pasiva en ser martirizado en el masoquismo y en el ser mirado del exhibicionismo. En cuanto al contenido se
trata de la mudanza del amor al odio; la vuelta hacia la persona propia, es el cambio de vía del objeto alternándose la meta. El
masoquismo es un sadismo vuelto al yo propio y la exhibición lleva a mirarse el propio cuerpo.

INTRODUCCIÓN DEL NARCISISMO, CAP 2, Freud

Narcisismo primario: una originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos. Sería un estado precoz, en el cual
el niño deposita toda su libido sobre sí mismo. El niño que se considera a sí mismo objeto de amor antes de elegir objetos
exteriores. Corresponde a su creencia en la omnipotencia de sus pensamientos. Esta fase se ubicaría entre la del autoerotismo
primitivo y la del amor de objeto, quizás contemporánea a la aparición de una primera unificación del sujeto (un yo).

Narcisismo secundario: una vuelta de la libido sobre el yo, retirada de sus catexis objetales. Es el replegamiento de las
investiduras de objeto.

¿Qué relación guarda el narcisismo con el autoerotismo que es un estado temprano de la libido? Es un supuesto necesario que
no esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al yo; el yo tiene que ser desarrollado. Las pulsiones
autoeróticas son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica
(identificación en estadio del espejo), para que el narcisismo se constituya.

Para aproximarnos al conocimiento de narcisismo tenemos tres caminos:

Consideración de la enfermedad orgánica: la persona afligida por un dolor orgánico y por sensaciones penosas resigna su interés
por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su sufrimiento. Mientras sufre, cesa de amor. El enfermo retira
sobre su yo sus investiduras libidinales para volver a enviarlas después de curarse.

La hipocondría: el hipocondriaco retira interés y libido de los objetos del mundo exterior y los concentra sobre el órgano que le
atarea.
La vida amorosa de los sexos: las primeras satisfacciones sexuales autoeróticas son vivenciadas por las funciones vitales que
sirven a la autoconservación. Las pulsiones sexuales se apuntalan al principio en la satisfacción de las pulsiones yoicas, más tarde
se independizan de ellas. Este apuntalamiento sigue mostrándose en el hecho de que las personas encargadas de la nutrición, el
cuidado y la protección del niño devienen los primeros objetos sexuales (la madre o su sustituto). A esta fuente de elección de
objeto se la llama apuntalamiento (tipo anaclítico). Es característico del hombre, exhibe sobrestimación sexual que proviene del
narcisismo originario del niño y corresponde a la transferencia de ese narcisismo sobre el objeto sexual. Se ama a la mujer
nutricia o al padre protector.
Ciertas personas cuyo desarrollo libidinal experimento una perturbación no eligen su posterior objeto de amor según el modelo
de la madre, sino según el de su propia persona, se buscan a sí mismos como objeto de amor, exhiben el tipo de elección de
objeto narcisista. A la mujer parece sobrevenirle un acrecimiento del narcisismo originario. Su necesidad no se satisface en amar
sino en siendo amadas. Se ama a lo que uno mismo es, a lo que uno mismo fue, a lo que uno querría ser, a la persona que fue
una parte del sí-mismo propio.
Todo ser humano tiene frente a si ambos caminos para la elección de objeto, pudiendo preferir uno o el otro.

Si consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos, es un renacimiento y reproducción del narcisismo propio. Prevalece
una compulsión a atribuir al niño toda clase de perfecciones y a olvidar y encubrir todos sus defectos, His majesty the baby debe
cumplir los sueño, los irrealizados deseos de sus padres. Es el narcisismo secundario de los padres depositado en el niño.

SOBRE LAS TRASPOSICIONES DE LA PULSION, EN PARTICULAR DEL EROTISMO ANAL, Freud

La coincidencia constante de las cualidades del carácter ahorrativo, ordenado y terco, es indicio de un refuerzo de los
componentes anal-eróticos en la constitución sexual de esas personas. Freud llega a la conclusión que en el desarrollo de la
libido humana no debe suponer, antes de la fase del primado genital, una organización pregenital en que el sadismo y erotismo
anal desempeñan los papeles rectores. En las producciones de lo inconciente los conceptos de caca (dinero, regalo), hijo y pene
se distinguen con dificultad y fácilmente son permutados entre sí. Estos elementos en lo inconciente son tratados como si fueran
equivalentes entre si y se pudieran sustituir unos por otros.

Vinculo hijo y pene: ambos pueden ser sustituidos por un símbolo común tanto en el lenguaje simbólico como en el de la vida
cotidiana. Al hijo y al pene se los llama el “pequeño”, el pequeño originariamente hacía referencia al miembro masculino, puede
pasar a designar secundariamente el genital femenino. Si se investiga la neurosis de una mujer, no es raro encontrarse con el
deseo reprimido de poseer un pene como el varón. La envidia del pene lo ha hecho convertirse, por el flujo de la libido en el
principal portador de síntomas neuróticos. En otras mujeres no se registra este deseo del pene, su lugar está ocupado por el
deseo del hijo, cuya frustración en su vida puede desencadenar la neurosis, como si la naturaleza le ha brindado el hijo como
sustituto de lo que una vez se le denegó. Es solo el hijo el que produce el paso del amor narcisista de sí mismo al amor de objeto,
el hijo puede ser subrogado por el pene.

Un sector del erotismo de la fase pregenital deviene idóneo para ser aplicado en la fase del primado genital. El hijo es
considerado como un “lumpf”, como algo que se desprende del cuerpo por el intestino, así un monto de investidura libidinosa
aplicado al contenido del intestino puede extenderse al niño nacido a través de él. Un testimonio lingüístico de esta identidad
entre hijo y caca es el giro de recibir de regalo un hijo. La caca es el primer regalo, una parte de su cuerpo de la que el lactante
solo se separa a instancias de la persona amada y con la que le testimonia su ternura sin que se lo pida. En torno a la defecación
se presenta para el niño una primera decisión entre el interés narcisista y la del amor de objeto. O bien entrega la caca, la
“sacrifica” al amor, o la retiene para la satisfacción autoerótica, o más tarde para afirmar su propia voluntad. Con esta última
decisión queda constituido el desafío (terquedad) que nace de una porfía narcisista en el erotismo anal.

Una parte del interés por la caca se continúa en el interés por el dinero; otra parte se transporta al deseo del hijo, en este último
coinciden una moción anal-erótica y una moción genital (envidia del pene). Caca, pene e hijo son cuerpos solidos que al penetrar
o salir excitan un tubo de mucosa.
LOS CUATRO CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL PSICOANALISIS, DESMONTAJE DE LA PULSION, Lacan

Para Lacan el cuarto concepto esencial para la experiencia analítica es la pulsión (trieb), la cual define como un carácter
irreprimible. A su vez, si allí debe actuar la represión quiere decir que hay algo más allá que presiona. La pulsión no es la presión.
Cuatro elementos que la componen:

Presión: es el esfuerzo de la pulsión, la tendencia a la descarga. Lo que se hace con la pulsión es “desmontar”, al principio la
pulsión se va apuntalando con las funciones biológicas, luego perdemos el rastro y ya no se diferencia que proviene de lo
psíquico y qué de lo orgánico. El empuje es siempre constante por eso se diferencia del aspecto orgánico. Se produce a casusa
de un estímulo que depende de la intensidad de la excitación de la pulsión. El QN permite separar lo anímico de lo somático.
Meta: es la satisfacción, no de la necesidad. Se trata de aquello imposible, la que no se adecua o no cierra bien, ningún objeto de
la necesidad puede satisfacer a la pulsión. Por ejemplo satisfacen algo que sin duda va en contra de eso con lo que podrían
satisfacerse, o quizá mejor, satisfacen a algo. No se contentan con su estado, pero a pesar de ello, estando en este estado tan
poco contentador, se contentan. Lacan nos habla de la sublimación, tiene una inhibición en su meta por eso escapa de la
represión y puede aparecer en la conciencia como algo inofensivo para el sujeto, sin embargo, genera placer porque la pulsión
sigue buscando la satisfacción. Esto genera que rompa con el principio de placer, es una satisfacción paradigmática, por un lado
se satisface a la vez que no se satisface la necesidad, y por otro, genera placer y displacer. Es la idea de goce de Lacan
(satisfacción sufriente).
Objeto: se podría decir que la pulsión hace su tour (rodeo, vuelta), por un lado es un límite (circuito) alrededor del cual gira la
satisfacción, y por otro lado es como un truco de magia ya que hace “desaparecer la cosa”. El objeto como tal no importa, sino el
movimiento que la pulsión hace con ese objeto. Ningún objeto de necesidad, puede satisfacer la pulsión.
Fuente: es la zona en la superficie del cuerpo que se diferencia por su estructura de borde. La fuente de la pulsión es un borde
que se construye, no es preexistente (no es la boca o el ano anatómico que ya viene hecho con el organismo). Es el borde por el
que circula la pulsión.
La pulsión es el conjunto de sus cuatro elementos discontinuos, es un montaje, un collage de elementos sueltos, que juntos
artificialmente funcionan como si formaran una instalación artística. Una vez armada queda “fija” y funciona, puede invertirse,
transformarse, desplegarse sobre otros representantes.

UNIDAD 5
ENTRE RIESGO Y JUEGO, Cuba
Si hablamos de riesgo, es que pensamos que algo allí está comprometido, para eso hay decisiones y actos, pero lo que está
comprometido es la apuesta que está ahí para ser perdida. Cuando los chicos toman riesgos en el campo del juego, estamos
diciendo también que el juego es el campo de lo inesperado. Uno de los modos para pensar el juego es circunscribiéndolo a la
relación de un sujeto a un saber, relación guiada por la espera, el sujeto espera su lugar en el saber. El riesgo no es lo
inesperado, busca garantizarse, en cambio el juego sí, porque lo inesperado es lo que descubre como espera ya esperada, solo al
llegar ahí. Hay algo en el juego que enmascara el riesgo.
Ingmar arma un juego y otro lo inventa, por momentos se finge enfermo, se finge en el sentido del guion del juego. Tal vez por
esta razón, tales escenas no despiertan los efectos esperados en su madre. El juego que aparece como invento: lo encierran en
el ropero y esconde una linterna con luces verdes y rojas: juega al cine. Este invento no es para atraer a otros sino que logra
vencer la desesperación de la amenaza de la cocinera. Puede soportar el castigo con calma, ese invento no elimina los castigos,
pero lo rescata de quedar indefenso frente al arbitrio del otro.
EL CREADOR LITERARIO Y EL FANTASEO, Freud
Freud plantea que en todo hombre se esconde un poeta, y que el último poeta solo desaparecerá con el último hombre. La
ocupación preferida y más intensa del niño es el juego, todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo
propio o inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada. El niño toma muy enserio su juego, emplea en él
grandes montos de afecto. Lo opuesta al juego seria la realidad efectiva. El niño diferencia muy bien de la realidad su mundo del
juego, y tiende a apuntalar sus objetos y situaciones imaginados en cosas palpables y visibles del mundo real. Ese
apuntalamiento es el que diferencia aun su jugar del fantasear.
El poeta hace lo mismo que el niño que juega, crea un mundo de fantasía al que toma muy enserio, lo dota de grandes monto de
afecto, y al tiempo que lo separa tajantemente de la realidad efectiva. Cuando el niño ha crecido y dejado de jugar, tras décadas
de empeño anímico por tomar las realidades de la vida con la debida seriedad, puede caer un día en una predisposición anímica
que vuelva a cancelar la oposición entre juego y realidad.
El adulto deja de jugar, renuncia a la ganancia de placer que extraía del juego (no hay nada más difícil que la renuncia a un
placer). En verdad, no `podemos renunciar a nada, solo permitamos una cosa por otra; lo que parece ser una renuncia es en
realidad una formación de sustituto. Cuando el adulto deja de jugar, solo resigna el apuntalamiento en objetos reales, en vez de
jugar, ahora fantasea. Crea lo que se llaman sueños diurnos.
El niño no oculta a los adultos su jugar. En cambio, el adulto se avergüenza de sus fantasías y se esconde de los otros, las cría
como a sus intimidades más personales, prefieren confesar sus faltas antes de comunicar sus fantasías. El jugar del niño estaba
dirigido por deseos: ser grande y adulto. Juega siempre a “ser grande”, imita en el juego lo que le ha devenido familiar de la vida
de los mayores. En cambio en el adulto se espera que ya no juegue ni fantasee, sino que actué en el mundo real.

El fantasear: el dichoso nunca fantasea, solo lo hace el insatisfecho. Deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las
fantasías, y cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad. Los deseos
pulsionales se agrupan siguiendo dos orientaciones: son deseos ambiciosos o son deseos eróticos.

Una fantasía oscila entre tres tiempos, tres momentos temporales de nuestro representar: el trabajo anímico se anuda a una
representación actual, a una ocasión del presente que fue capaz de despertar los grandes deseos de la persona; desde ahí se
remonta al recuerdo de una vivencia anterior, infantil, en que aquel deseo se cumplía, y entonces crea una situación referida al
futuro, que se figura como el cumplimiento de ese deseo, justamente el sueño diurno o la fantasía, en que van impresas las
huellas de su origen en la ocasión y en el recuerdo. Pasado, presente y futuro son como las cuentas de un collar engarzado por el
deseo.

Hay un nexo de las fantasías con el sueño. Nuestros sueños nocturnos son fantasías. El sentido de nuestro sueños nos parece
oscuro, ello es debido a que por la noche se ponen en movimiento en nuestro interior también unos deseos de los que tenemos
que avergonzarnos y debemos ocultar, y que por eso mismo fueros reprimidos, empujados a lo inconciente. Los sueños
nocturnos son un cumplimiento de deseo como los diurnos.
LA IMPORTANCIA DE LA FORMACION DE SIMBOLOS EN EL DESARROLLO DEL YO, Melanie Klein

Hay una fase temprana del desarrollo mental donde se activa el sadismo, en cada una de las fuentes de placer libidinal, este
sadismo es el deseo oral sádico de devorar el pecho de la madre, y tiene como fin apoderarse del contenido del cuerpo de la
madre y destruirlo. El sadismo se activa en la fase oral donde la relación con la madre va a estar marcada por las significaciones
de comer-ser comido. Hay una subdivisión de succión y mordedura (fase oral sádica) que es la incorporación como destrucción
del objeto (libido y agresión dirigida hacia el mismo objeto). El niño espera encontrar en el interior del cuerpo de la madre: el
pene del padre, excrementos y niños.
En los ataques sadismo el niño tiene por objeto a ambos padres, a quienes muerde, despedaza y tritura en sus fantasías. Estos
ataques despiertan angustia ya que teme ser castigado por los padres unidos. La angustia despierta un mecanismo de defensa
de carácter violento en relación con dos fuentes de peligro: el propio sadismo que es la expulsión, y el objeto que es atacado.
Los excrementos son transformados en armas peligrosas: orinar es lastimar, herir, quemar y ahogar. La materia fecal son armas
y proyectiles. La principal tarea del Yo es dominar la angustia. La simbolización es importante ya que es la base de la sublimación
que son actividades sostenidas por un deseo que no apunta de forma manifiesta un fin sexual, pero que encuentra su energía en
la fuerza de una pulsión sexual. El simbolismo es una forma de elaborar angustia, importa porque sobre él se construye la
relación del sujeto con el mundo externo. La ecuación simbólica son cosas, activadores, intereses y representan fantasías
libidinales. La primera relación con la realidad del niño es totalmente fantaseada ya que está rodeada de objetos que le generan
angustia mediante el proceso de simbolización, se elabora la angustia y se forma el Yo.

EL CASO DICK

Era un niño de cuatro años a el cual le faltaba adaptación de realidad y relaciones emocionales con su ambiente. Este niño
carecía de afecto y era indiferente a la presencia o ausencia de su madre o niñera. Solo rara vez manifestaba angustia. En Dick el
simbolismo no se había desarrollado. Esto se debía en parte a la falta de relación de afecto con las cosas de su ambiente, hacia
las que era casi completamente indiferente. Como no existía en su mente ninguna relación afectiva o simbólica con los objetos,
ninguno de sus actos casuales relacionados con ellos estaban coloreados por la fantasía. Su lactancia fue insatisfecha y
perturbadora ya que la madre no quería amamantarlo, y el casi muere de inanición y se recurrió a la alimentación artificial.
Recibió todo tipo de cuidados pero nunca amor verdadero.

En la primera visita dejo que su niñera se retirara sin mostrar emoción ni indiferencia, además no mostraba interés por los
objetos del cuarto. Solo se interesaba por los trenes y las estaciones, y también las puertas, los picaportes y abrir y cerrar
puertas. El interés hacia esos objetos y acciones tenían un origen común: se relacionaba en realidad con la penetración del pene
en el cuerpo materno. La intervención de Klein fue hacerlo jugar con trenes para que simbolice. Tomo un tren grande y lo coloco
junto a uno más pequeño y los designo como “tren papito” y “tren Dick” y “estación mamita”. Cuando Klein le explica que
estaba entrando en la mamita oscura, el pregunto por la niñera. En la sesión siguiente se comportó de la misma manera, pero en
la tercer hora analítica además de correr al vestíbulo y entre las puertas se escondió también detrás de la cómoda, entonces se
angustio por primera vez y llamo a Klein. Con la angustia había surgido un sentimiento de dependencia, primero hacia Klein y
luego hacia su niñera. Había un interés por la palabra tranquilizadora “niñera viene enseguida”.

A medida que iban aumentando sus intereses, fue enriqueciendo simultáneamente su vocabulario, porque había comenzado a
demostrar un interés cada vez mayor no solo por las cosas en sí, sino también por sus nombres. Junto con el aumento de interés
y el establecimiento de una transferencia cada vez más intensa hacia su analista, había aparecido la relación de objeto. Durante
esos meses su actitud hacia la madre y la niñera se ha tornado afectuosa y normal. Ahora desea su presencia y quiere que ellas
le presten atención y se entristece cuando lo dejan. También con su padre su relación muestra indicios cada vez más claros de
una actitud edipica normal.
EL FIN DE ANALISIS DE UN NIÑO, Marcer

Se trata de un niño que comenzó a los seis años a analizarse porque se orinada desde siempre, sus padres se habían separado
cuando él tenía dos años y medio. Por ser lindo, gracioso e inteligente se convirtió para la madre en una “fuente” de goce frente
al dolor de la separación. Había entre la madre y el hijo un juego de seducción. El niño, José María, tenía dos hombres a quien
llamaba papa: su padre y su padrastro pero la madre descalificaba a ambos para intervenir con José. Quedaban descalificados
aquellos que podían ejercer la función del agente real de la castración. Ambos padres se llamaban igual, José tenía una fantasía
de tener padres mellizos. Otro problema es que este niño tenía miedo a los ladrones. Se presentaba un sueño donde entraba un
ladrón a robar, se puede considerar al padrastro como el ladrón que viene a robar a su mamá. Los ladrones y el mearse se
convergerán en un significante “el chorro”.

La madre tuvo otro hijo y la unión entre ambos se resquebrajo. Luego el pasa a ser el ladrón que va “a robar mujeres”. Empieza
a tener una relación más cercana con su padre. El padre ocupara la función de separación del hijo de la madre, es decir, la
función de la castración. El padre también comenzara a encarnar el padre idealizado por su tener (“él tiene más dinero que mi
padrastro y mama”). El amor al padre le advino después de diferenciar al padre y al padrastro, pudiendo apropiarse de un padre
a quien amar y de quien servirse.

Ha llegado a un fin de análisis ya que ha podido reconocer la castración de la madre. Junto con esta castración han caído ciertos
ideales de omnipotencia.

EL JUEGO, HISTORIA DE CHICOS, Rozental


El padecimiento de un niño se deja escuchar en la escena lúdica. Mediante su juego, un niño nos habla de su vida, incluyendo su
padecer. También nos sirve como indicio de lo que el niño representa a los padres. Todo sujeto porta una escritura, como
plantea Rosa Montero “lo que hoy relatamos de nuestra infancia no tiene nada que ver con lo que relataremos dentro de veinte
años, nos inventaremos nuestros recuerdos y a nosotros mismos porque nuestra identidad reside en nuestra memoria”. El
relato que hacemos acerca de nuestra infancia cuando somos grandes, difiere del que contamos mientras la transcurrimos, es
diferente. El juego de los niños está destinado a relatar su propia biografía. El tiempo en el que un sujeto dispone de la
posibilidad de relatar su historia, entonces, se diferencia de un tiempo en el que esta posibilidad no está dada.

Prehistoria subjetiva: aquello que ha quedado bajo la amnesia infantil, ese tiempo que solo quedan recuerdos difusos y aislados.
Designa un tiempo sin escritura. El relato está ausente, es un tiempo que deja vestigios que serán tomados para la construcción
de un relato con posterioridad.

La historia: se liga a la idea de narración verdadera. Ubica en serie las siguientes palabras: acontecimientos, escritura, verdad,
memoria, etc. Aquellos acontecimientos que para el sujeto son dignos de memoria por el impacto que produjeron necesitan un
relato y ese relato es el que va dando cuenta de la verdad que está en juego. Se produce un rebobinado, un relato que da cuenta
de que ha habido escrito, los sucesivos relatos funcionan al modo de reescrituras. La historia de amor y sus vicisitudes dan
comienzo a la narración de la historia subjetiva. Es a partir de la adolescencia que el relato histórico se produce.

Periodo de latencia: si bien hay escritura, aun no se cuenta con los recursos ordenados que permiten el relato escrito. Se trata
del tiempo requerido para hacer admisible la verdad traumática. Durante este periodo el niño narra, al modo de la tradición, su
propia leyenda, extrae material de su tiempo prehistórico. Esta época se enlaza con la historia parental, se entrama en una
genealogía. Freud ubica al trauma en esta prehistoria y lo define como una vivencia temprana de carácter sexual que es
olvidado. La tradición permite dar cuenta del trauma. La tradición no solo cuenta, también inscribe, liga, elabora lo traumático e
incluye una verdad reprimida.

En función a estos tiempos nos proponemos pensar el juego desde la perspectiva de la tradición: mito, novela, leyenda, que
aloja, tramita una verdad arcaica que en la crónica tiende a no aparecer. El juego pensado de esta forma, es un tiempo subjetivo
elaborativo del trauma, que tiene como función inscribir la verdad que allí se juega, tiempo que posteriormente posibilitara,
repetición mediante una escritura que a su vez contribuirá a la construcción de una narración histórica.

El juego de un niño puede ser asumido como un modo de contar su historia, su genealogía, de un saber no sabido de la historia
familiar. La ficción es un acto, tiene consecuencias en el sujeto que la realiza y sobre su circunstancia. Constituye un tratamiento
de la realidad. Desde la ficción se puede atrapar la confusa vida. La condición de la eficacia de un juego es dar crédito a la ficción
como tal. Es necesario tomarlo en serio como juego, sabiendo que la actividad lúdica de un niño es una actividad seria; esto no
quiere decir que eso que se juega pase a ser considerado un aspecto de la realidad del niño. La ficción está al servicio del contar
verdades indemostrables, inverificables, pero verdades al fin y poder contarlas tiene repercusiones.

UNIDAD 6
SOBRE LOS RECUERDOS ENCUBRIDORES, Freud
Entre los recuerdos más tempranos de la infancia de una persona parecen haberse conservado los indiferentes y accesorios. No
se encuentra huella de impresiones importantes, intensas y plenas de afecto. Los recuerdos indiferentes de la infancia existen
gracias a un proceso de desplazamiento (descentramiento). Son el sustituto de impresiones de efectiva sustantividad cuya
reproducción directa esta estorbada por una resistencia. Su conservación no se debe al contenido propio sino a un vínculo
asociativo de su contenido con otro, reprimido. Se llaman recuerdos encubridores  y son desfiguraciones plasmadas de otras
figuraciones. Un recuerdo cuyo valor consiste en subrogar en la memoria unas impresiones y unos pensamientos de un tiempo
posterior y cuyo contenido se enlaza con el genuino mediante vínculos simbólicos y otros semejantes se llama un recuerdo
encubridor.
El concepto de recuerdos encubridores fue acuñado por Sigmund Freud en 1899 para referirse a los recuerdos conscientes que
recubren a otros recuerdos que no pretenden aparecer en la consciencia. Estos recuerdos encubridores no se conservan por su
contenido sino que lo hacen por la asociación que guardan con el recuerdo reprimido. Por tal motivo se los considera una
formación sustitutiva o solución de compromiso.
A diferencia de los recuerdos del adulto, los recuerdos infantiles, se caracterizan por ser nítidos, indiferentes, visuales (aún en
personas sin memoria visual) y refutables. Se dice que los recuerdos infantiles son nítidos por la vivacidad con la que se
conservan, e indiferentes, porque el criterio de selección en la infancia no es el mismo que rige en la adultez. Es por esto que las
impresiones que permanecen de los primeros años de vida suelen ser irrelevantes, mientras que en la memoria del adulto, se
guardan vestigios que al sujeto le resultan importantes, intensos y están plenamente cargados de afecto.
El aspecto visual de estos recuerdos infantiles refiere a la particularidad de que suelen ser en imágenes y de que el sujeto que
recuerda se ve como partícipe de las mismas.
A los recuerdos infantiles, también se los describe como refutables porque no existe garantía de que efectivamente hayan sido
tal como se los relata. Otra característica es que no se posee la huella mnémica real y efectiva de ellos sino que ese registro es
una elaboración posterior. Por lo mencionado previamente, se considera que todos los recuerdos infantiles son encubridores.
El mecanismo que predomina, y por el cual es posible el encubrimiento, es el desplazamiento, que provoca que un recuerdo sea
sustituido por otro. Según la relación temporal que exista entre ellos puede hablarse de recuerdos retrocedentes, adelantadores
o simultáneos. Otra nomenclatura válida es la de recuerdos atrasadores, avanzadores o contiguos, respectivamente. En los
recuerdos retrocedentes, el recuerdo encubridor pertenece a años anteriores de la vivencia que él subroga. En el caso de los
adelantadores, el recuerdo encubridor es posterior a la vivencia que encubre. Por último, en los recuerdos encubridores
simultáneos ambas vivencias son contiguas en el tiempo.
Otra forma de distinguir estos recuerdos encubridores es clasificándolos en positivos y negativos dependiendo de que su
contenido se halle o no en una relación de oposición con el contenido reprimido. 
Finalmente es importante mencionar que un análisis profundo, dentro de un contexto analítico, conduce al descubrimiento del
contenido reprimido.

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