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I. DE LA POTTERIE - S.

LYONNET

NUEVA ALIANZA

19

LA VIDA SEGUN
EL ESPÍRITU

EDICIONES SIGUEME
Apartado 332
SALAMANCA
1967
más importantes en la iglesia antigua que hoy. Pero desde el
punto de vista semántico no se nota síntoma alguno de evolución
en el sentido de la palabra misma «laico» 32.
Porque es importante distinguir cuidadosamente el estudio
del vocabulario y la, teología, por muy unidas que puedan estar.
Todo lo que hemos dicho dará la impresión de que el papel de
los laicos era concebido de manera negativa: son «laicos» todos
.aquéllos que no son clérigos. El sentido total de una función en
la iglesia no puede ser deducido simplemente del análisis del
término que la designa. La revalorización del laicado no debe
consistir en dar a la palabra «laico» un sentido que no tiene;
«debería más bien mostrarse cuál era el papel de la función en
sí. Teológicamente hablando es absolutamente cierto que los
laicos son los miembros del pueblo de Dios38. Nosotros hemos
querido mostrar simplemente que esta doctrina no es el conteni-
do formal de la palabra «laico». Notemos aún para terminar que
si, en el lenguaje corriente, la palabra ha tomado a veces un sen-
tido nuevo, claramente peyorativo (laico — ateo), esto no ha su-
cedido en la terminología canónica dentro de la Iglesia: «laico»
designa en ella aún hoy lo mismo que significaba en el s. ni.
Tal estabilidad en el vocabulario no se da frecuentemente; por
lo que merece la pena llamar la atención sobre ella.

32 Existe sin embargo una diferencia entre el uso judío y el


cristiano: el primero, como hemos visto, empleaba la palabra para
•cosas, el segundo casi exclusivamente para personas; además los
textos judíos relacionaban ''laico" con "profano", cosa que no sucede
en los textos cristianos. Pero el aspecto formal era el mismo en
los dos medios: la categoría de lo "no-sagrado", dentro del pueblo
de Dios.
33 La iglesia primitiva era bien consciente de esto. Desde este
2
punto de vista hay que señalar que era mucho más frecuente el uso
de λαός en sentido general, "el pueblo de Dios", que el uso res- Nacer del agua y nacer del Espíritu.
tringido, y más frecuente también que el uso de λαϊκός, derivado
de este sentido restringido. Habría que tener esto más en cuenta.
Para ilustrar esta convicción de la Iglesia primitiva de que los laicos El texfo bautismal de Jn 3, 5.
eran verdaderamente los miémbros del pueblo de Dios, léase este her-
moso texto de la Didascalia (hacia 225): "Audite ergo etiam vos, laici,
electa Dei ecclesia. Nam et prior populus ecclesia vocabatur; vos Ignace de la Potterie
autem estís catholica sacrosancta ecclesia, regale sacerdotium, mul-
titudo sancta, plebs adoptata, ecclesia magna, sponsa exornata Do-
mino Deo" (2, 26, I; ed. FUNK, 102). Sin embargo, en la misma Didas-
calia se encuentra frecuentísimamente la oposición tradicional entre
los laicos y los obispos (o los otros miembros del clero).
Η 1 versículo 5 del c. 3 de san Juan * es uno de los textos
bautismales más importantes del Nuevo Testamento Κ Es
el texto del cuarto evangelio al que más aluden los primeros es-
critores eclesiásticos2. A primera vista, el texto no ofrece difi-
cultad alguna. Sin embargo, se observa que, tanto en el pasado
como en nuestros días, se han dado de él muchas explicaciones
diferentes3; y el análisis detallado del pasaje muestra la dificul-
tad de la interpretación. Las divergencias son notables sobre
todo cuando se trata de las relaciones que deben establecerse
entre «el agua» y «el Espíritu». Antes de emprender el análisis
y la interpretación de Jn 3, 5, veamos primeramente cuáles han
sido las tendencias de la interpretación de este versículo4.

1. EXPOSICION DE LA HISTORIA DE LA EXEGESIS

1. La mayor parte de los comentaristas mantiene el texto


del versículo tal como aparece en todas las ediciones, es decir,
sin eliminar la palabra ύδατος. Algunos han pensado que esta
mención del agua debía referirse al bautismo de Juan Bautista:
Jesús habría enseñado a Nicodemo que era obligatorio someterse
a este rito penitencial, pero que se necesitaba sobre todo recibir

* Reproducimos sin modificaciones (salvo alguna corrección de


detalles) el estudio aparecido en S E 14 (1962) 417-443.
1 Véase una selección bibliográfica sobre este versículo al final
del capitulo.
2 TH. CALMES, L'Évangile selon saint Jean. París 1904, 183, nota 2;
W. JETTER, Die Taufe beirn jungen Luther (Beitr. zur hist. Theol., 18)
TUbingen 1954, 45.
3 S e necesita mucho optimismo para decir, con el P. Calmes
(O. c., 190), que " l a interpretación católica de este versículo se apoya
«n una tradición constante y unánime". Lo único constante en la
historia de la exégesis católica de este versículo es que "el agua"
Μ h a interpretado siempre del bautismo cristiano. (Como es sabido
•ate punto ha sido sancionado en el Concilio de Trento, contra Cal-
Vino, D. 858). L a unanimidad no pasa de ahí, como veremos.
4 E n adelante en este capítulo citaremos siempre los comentarios
del cuarto evangelio por el nombre de su autor.
el espíritu prometido por los profetas5. Otros distinguen dos nacimiento 10. Sin embargo, muchos autores intentan avanzar más
estadios en la interpretación del versículo: para Nicodemo el agua lejos en esta dirección; intentan establecer un lazo más estrecho y
no podía designar más que el bautismo de Juan; en cambio, para orgánico entre la causalidad del agua y la del Espíritu: el Espíritu,
el evangelista, se trataba evidentemente del bautismo cristiano6. afirman, actúa en o por el agua del bautismo, es decir, que
Pero ¿cuál es la relación entre el agua y el Espíritu? Para algunos la causalidad del agua es simplemente instrumental con relación
modernos el versículo indicaría que el Espíritu es dado por el a la causa principal, la acción del Espíritu. Esta explicación es
sacramento7: exégesis difícilmente sostenible, pues según nues- ciertamente la más común en todas las épocas de la historia de la
tro pasaje el efecto producido en el creyente no es el don del exégesis n . No se halla, sin embargo, libre de toda objeción: ya
Espíritu, sino el nuevo nacimiento; el agua y el Espíritu son que, con dicha interpretación, se añade algo al texto, se intro-
indicados como los dos principios de los que ( έ ξ ) procede este duce un lazo de subordinación entre los dos elementos que, en san
efecto único; por tanto, considerar el don del Espíritu como un Juan, están solamente coordinados (έξ ύδατος και πνεύματος).
resultado de la acción del agua es modificar los datos del texto, No queremos decir que tal interpretación sea ilegítima; pero para
ya que las dos palabras están unidas por un simple και 8 . justificarla habría que mostrar, analizando otros pasajes, que esa
relación entre el agua y el Espíritu está presente en el pensa-
Por esto, la mayor parte de los comentaristas coordinan con
miento del evangelista. Esta demostración no ha sido dada to-
razón la acción del bautismo y la del Espíritu: al agua debe
davía.
unirse la acción del Espíritu 9 ; las dos juntas producen el nuevo
Hay que decir, pues, que mientras no se pruebe lo contra-
5 BENGEL, Gnomon Novi Testamenti, in h. 1.; entre los moder- rio, esta interpretación no se halla realmente fundamentada en
n o s , ZAHN, TENNEY. el plano estrictamente exegético.
6 GARDNER, WESICOTT, HOSKYNS; c o m p a r a r R . E . O . WHITE, The
Biblical Doctrine of Initiation, 253-255. Estas diferentes explicaciones tienen en común el que su-
^ D o m CALMET, LIGHTFOOT; c o m p a r a r O . CULLMANN, Les sacrements brayan con mayor o menor insistencia la unidad entre la acción
dans l'ícvangile johannique. París 1951, 46: "el elemento nuevo con- del Espíritu y la del agua en el bautismo, hasta el punto de que
siste en la efusión del Espíritu"; C. H. DODD, The Interpretation o}
the Fourth Gospel. Cambridge 1953, 309; E. OSTY, Le Nouveau Tes- no constituyen más que una acción única; a veces se buscan ar-
tament. París 1955, 206: "alusión a la iniciación cristiana, bautismo y
efusión del Espíritu"; M . - E . BOISMARD, a. AGUA: VTB 47-51; para trabajos especiales de A. H. HALLER, Der Begriff der Wiedergeburt
J . HUBY, Mystiques paulinienne et johannique. París 1956, 167, y naeh der Schrift: NueKZ 11 (1900) 592-620 (cf. 6 1 4 ) ; I . M . VOSEÉ,
A. WIKENHAUSER, in h. 1., el Espíritu es a la vez agente y efecto de Studia Joannea, 129; Ε. K. LEE, The Religious Thought of St. John.
la regeneración bautismal. London 1950, 188-190; R. SCHNACKENBURG, Die Sakramente im Johan-
8 BELSER. nesevangelium, en Sacra Pagina, 2, 1958, 245; L. VILLETTE, Fot et
9 MALDONADO, TILLMANN, LAGRANGÉ, F . - M . BRAUN ( c o m e n t a r i o ) ,
Sacrement, 89; J . YSEBAERT, Greek Baptismal Terminology, 143.
WESTCOTT, MACGREGOR, BARRETT; t a m b i é n J . - E . CARPENTER, The Johan- η Algunos autores, por ejemplo Westcott, intentan dar dicha
nine Writings. London 1927, 417; J . SCHNEIDER, Der historische Jesús demostración relacionando lo que se dice del agua y del Espíritu con
und der kerygmatische Christus. Ristow und Matthiae. Berlín 1961, 542; Qen 1, 2, donde se narra que el espíritu de Dios planeaba sobre las
cf. WHITE, o. c., 255, nota 3, que cita una serie de testimonios sobre aguas. (Esta referencia del agua bautismal a las aguas primordiales
esta unión estrecha del agua y del Espíritu. es muy frecuente en la tipología bautismal de los antiguos; véase,
ω Se encuentra, con pequeñas variantes, en los comentarios u por ejemplo, CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Eclogae propheticae, 7, 1:
h o m i l í a s d e CRISOSTOMO: P G 59, 148; TEODORO DE MOPSUESTIA: C S C O
OCS, 137: por el agua y el Espíritu se produce la regeneración
(άναγέννησις), como la creación entera ( γ έ ν ε σ ι ς ) " . Pero tal ana-
116, 4 7 ; AMONIO: P G 85, 1408 D - 1 4 0 9 A ; CIRILO DE ALEJANDRÍA: P G
logia no se encuentra probablemente todavía en san Juan, ya que
73, 244 D-245 A; BASILIO, De Spiritu Sancto, 15, 35: P G 32, 129, 132,
el texto no presenta ningún contacto con la narración de la crea-
y en la tercera catequesis mistagógica de CIRILO DE JERUSALÉN : P G
ción; además es muy distinta la relación entre el πνεύμα y Οδωρ
33, 429 A. Crisóstomo emplea una comparación que aparecerá en
en ambos textos: en el Génesis, el Espíritu planea sobre las aguas, en
varias ocasiones en la historia de la exégesis: el agua es como un
u n Juan hay simplemente yuxtaposición del agua y del Espíritu.
seno materno del que nacemos, pero el principio activo es el Es-
COMP. P . ROUSTANG: N R T 78 (1956) 343, n o t a 11: " s e podría o b j e t a r
píritu Santo; comp. CORNELIO A LAPIDE: "concurrit aqua quasi mater,
J,Hitamente que en la narración del Génesis el espíritu y el agua
et Spiritus Sanctus tanquam pater". Muchos modernos repiten la
parecen oponerse mutuamente". Por otra parte, el tema de la nueva
misma explicación, aunque sin acudir a la imagen. Así BÜCHSEL, SCHICK,
creación es paulino más bien que joaneo.
CALMES, DURAND, la traducción holandesa de San Willibrordo; y los
gumentos en el hecho de que los dos sustantivos «agua y Es- cielos» (61, 4, citando Jn 3, 5). El bautismo es llamado φωτισ-
píritu» están regidos por una sola y misma preposición12. μός, «porque quienes aprenden estas cosas (μανθανόντων)
Sin embargo, existe toda una tradición exegética que, en con- tienen el espíritu iluminado» (61, 12) por la fe. Teniendo esto
tra de las explicaciones precedentes, tiende a disociar aún más en cuenta se entienden perfectamente dos pasajes del Diálogo
el agua y el Espíritu: sostiene firmemente que el agua designa con Trifón; en el primero llama a la raza de los cristianos aqué-
al bautismo cristiano; la expresión «nacer del Espíritu» la refie- lla «que ha sido regenerada (άναγεννηθέντος) por él (Cristo),
re a la fe o a la práctica de las virtudes. Esta tradición es muy por medio del agua, de la fe y del leño ( δ ι ' ύδατος και πίσ-
antigua, ya que remonta a mediados del s. n. Su primer testigo τ ε ω ς και ξύλου) que contenía el misterio de la cruz» (138,
es el Pastor de Hermas. Lo que nos dice sobre las condiciones 2) algo antes había llamado a esta misma raza cristiana «la
de entrada en el reino está formulado con tal claridad que sor- que ha nacido de la fe y del Espíritu, τον δέ έκ π ί σ τ ε ω ς και
prende en una época tan antigua. Toda la sección Sim 9, 12-16 πνεύματος γεγεννημένον» (135, 6). Estos dos textos nos au-
puede ser considerada como un comentario de Jn 3, 5. Hasta torizan a decir que para Justino la fe y el bautismo son necesarios
ocho veces se hallan citadas allí las palabras de este versículo para la regeneración; pero la fe es la que está especialmente ligada
είσελθεΐν εις την βασιλείαν του θεοϋ, en un contexto cla- con la acción del Espíritu 15.
ramente bautismal. Es curioso sin embargo que la primera parte Veamos con mayor rapidez los autores posteriores. Ireneo
del versículo, «si alguno no nace del agua y del Espíritu», no se ve en los dos sustantivos, «agua y Espíritu», de Jn 3, 5, res-
encuentra nunca: el autor la ha sustituido por diversas expre- pectivamente el bautismo y la «invocación del Señor», que la
siones metafóricas que describen, de otra manera, lo que se re- acompaña16. Orígenes distingue entre los cristianos aquéllos que
quiere para entrar en el reino. Para Hermas, estas condiciones han nacido simplemente «del agua» y los que han nacido «del
son el bautismo y una vida según el Espíritu, es decir la práctica Espíritu»: éstos últimos son los que han recibido el Espíritu de
de las virtudes cristianas: parece que estas dos condiciones sus- adopción y se han dejado penetrar profundamente del espíritu
tituyen allí a los dos términos del versículo del evangelio, el del evangelio 11. San Agustín, en la controversia antidonatista, da
agua y el Espíritu, y los explican: no basta recibir el bautismo, una interpretación muy parecida: no se necesita nacer sólo del
es necesario también «haber nacido del Espíritu», vivir y obrar agua, sino también del Espíritu, lo que quiere decir una conver-
según el Espíritu13. Otro testigo importante también es Jus- sión verdadera, una renuncia al mundo y al pecado, transforma-
tino, ya que Jn 3, 5 es casi el único versículo de san Juan citado ción que no puede efectuarse en un día y que no está ligada sólo
en sus escritos 14. En la Apología 1, 61, describe detalladamente al bautismo 18. Quien más lejos ha ido en esta dirección ha sido
la iniciación cristiana, en sus dos momentos esenciales: los ca- Escoto Erígena. Ha dado una exégesis notable de este versículo,
tecúmenos deben primeramente creer en la verdad de la enseñanza que influyó poderosamente a lo largo de toda la edad media. Para
cristiana, prometer vivir según esta doctrina y orar para la re- él, «agua» designa el sacramento visible, es decir el bautismo,
misión de los pecados; después son bautizados (61, 2-3), porque
15 Pero él relaciona también el Espíritu con el bautismo (άγίω
Cristo dijo: «si no renaciereis, no entraréis en el reino de los •πνεύματι βεδαπτισμένω, Dial 29, 1), muy probablemente bajo la
influencia de los textos evangélicos (Me 1, 8; J n 1, 33).
12 Por ejemplo, X . - M . VOSTÉ, Studia Joannea, 129: "...et quia 16 Fragm. 33 (ed. Harvey, 2, 497-498).
sub una praepositione uniuntur "aqua et Spiritus", unum etlam fór- 17 in Matth. c. 11 (comment. de Mt 23, 1-12: GCS., ORÍGENES,
male constituunt, unam activitatem habent: aqua significat et ef- 11, 23, 26-27).
flcit ablutionem a maculis, Splritu animam gratia ornante"; lo mis- 18 De baptismo contra donatistas, 6, 12, 19: GSEL, 51, 310-311:
mo Wetscott y Tillmann. "Aut sí non nascitur ex Spiritu nisi qui veraci conversione mutatur,
13 ver un excelente comentario de toda esta sección en E. MAS- omnes qui saeculo verbis et non factis renuntiant, non utique de
SATJX, Influence de l'Évangile de saint Matthieu sur la littérature Spiritu, sed ex aqua sola nascuntur...; potest quis baptizari aqua, et
chrétienne avant saint Irénée. Gembloux 1950, 293-300 (especialmente, non nasci de Spiritu...; fleri potest in ipsa intus Ecclesia, ut non ha-
295 y 299-300). beant unum Spiritum sancti per justitiam et immundi per avari-
14 E . MASSAUX, o. c . , 5 0 8 . tlam, et tamen habeant unum baptisma".
mientras que «espíritu» significa la inteligencia invisible de lo reaparece en varios autores, tanto protestantes25 como católi-
que sucede en el bautismo, la fe que se nos da por la doctrina cos 26.
cristiana, bajo la acción del Espíritu19. Esta explicación bastante Queda por mencionar un tercer grupo de autores, los que nie-
nueva será expuesta otra vez en dos obras del s. XII que gan toda referencia al bautismo en este texto. A este grupo per-
conocieron posteriormente una gran difusión, la Glossa ordina- tenecen Calvino y Grotius: «agua» sería una pura metáfora para
ria20 y la Glossa interlinearis21; parece que influyó también en designar la acción purificadora del Espíritu, que se ejercería sin
el comentario de santo Tomás sobre el cuarto evangelio22. Aná- rito exterior37. La misma explicación ha sido propuesta en nues-
loga interpretación se halla en Lutero23 y en el célebre teó- tros días por B. Weiss y M. Barth
logo luterano del s. xvn, Johan Gerhard24. En nuestro tiempo 2. Pero para muchos críticos es necesario realizar un tra-
» In h. 1.: PL 122, 316 B - C : "Ex sacramento visibili et intellectu bajo de crítica literaria antes de pasar a la interpretación teoló-
invisibili. Ac si aperte dixisset: Nisi quis symbolum baptismatis ac- gica del versículo. Distinguen dos estadios redaccionales en el
ceperit visibiliter, et spiritum, Id est, intellectum ipsius symboli non texto, e interpretan, por consiguiente, dicho texto, en dos niveles
perceperit, non potest introire in regnum Dei". Y añade todavía una
segunda explicación, pero que en realidad no difiere de la primera. sucesivos: las palabras ύδατος και no pertenecerían al texto
"Quoniam homo ex visibili corpore et invisibili anima constituitur, primitivo, habrían sido añadidas posteriormente para hacer con-
necessarium erat sacramentum visibile ad purificationem visibilis cor-
poris, sicut necessaria erat invisibitís fidei doctrina ad sanctificatio-
cordar el versículo con la doctrina y la práctica de la iglesia pri-
nem invisibilis animae". Lutero y de los textos medievales citados anteriormente, en J n 3, 5,
20 PL 114, 336 C: "Necessarium est visibile sacramentum aquae no hace depender directamente la fe del Espíritu Santo, sino del
ad ablutionem visibilis corporis, sicut est necessaria doctrina invisi- bautismo, en el que actúa el Espíritu. En este punto sigue la opinión
bilis fidei (et) ad sanctificationem animae invisibilis". común: el espíritu actúa "per aquam" (150b), "per illud" ( = sacra-
21 Biblia Sacra cum glossa ordinaria, 5. Antverpiae 1617, 1057-1058: mentum) fidem operatur" (152b).
"Nisi quis renatus fuerit: id est spiritualem intellectum symboli per- 25 Y a en E. A. ABBOTT, Johannine Vocabulary. London 1905, n. 1494.
cipiat". Véase sobre todo STRATHMANN, 70; STRACHAN, 134; comparar S. SMALLEY,
22 Super evang. s. Joannis lectura, c. 3, lect. 1, 2 (Marietti, Roma Liturgy and Sacrement in the Fourth Gospel: EvangQuartrly
1952, n. 432-434), donde explica "renasci ex Spiritu" de la visión espi- 29 ( 1 9 5 7 ) 165; W . GRUNDMANN, Die ΝΗΠΙΟΙ in der urchristlichen Pa-
ritual dada por el Espíritu: "Si ergo visio spiritualis non est nisi per ránese: NewTestStud 5 (1958-59) 199, nota 1; E. SCHWEIZER, a. πνεύμα:
Spiritum Sanctum, et Spiritus Sanctus infunditur nobis per lava- T W 6, 439
crum regenerationis spiritualis: ergo non possumus videre regnum 26 A decir verdad, lo hemos encontrado sólo en uno; pero en una
Dei nisi per lavacrum regenerationis". Esta última precisión no se página excelente que recuerda muy de cerca la de san Agustín,
encontraba en Escoto ni en los textos que dependían directamente citada más arriba; cf. PAUL MARIE DE LA CROIX, L'Évangile de Jeav
de él: en estos autores la acción del agua y la del Espíritu se ha- et son témoignage spirituel. Desclée de Br. 1959, 280: "Mientras
llaban coordinadas más bien que subordinadas. que nacer del agua se reduce a un acto concreto en el tiempo que
23 s e conservan varios sermones de Lutero sobre J n 3, 5. Los exige una adhesión de fe, "nacer del espíritu" es una realidad en
dos más importantes, para nuestro propósito, son los pronunciados continuo devenir, portadora de una exigencia de renovación incesante.
e n 1526 y e n 1538 ( e d . d e WEIMAR 10, 1/2, 2 9 3 - 3 0 6 , y 4 7 , 1 - 2 8 ) : e l E s p í r i t u , Gracias al Espíritu nuestra condición de "hijos de Dios" es una
dice él, se nos da en el bautismo, y actúa también en el bautismo; realidad en acto y en constante ejercicio. Por una parte y por otra
y lo que causa en nosotros es la fe (47, 13). Pero lo que es carac- hay nacimiento, pero según formas distintas. Mientras que uno es
terístico sobre todo es el que Lutero atribuye la regeneración al un hecho preciso, realizado de una vez para siempre en el tiempo,
mismo tiempo al bautismo y & la fe en la palabra de Dios. Lutero el otro está siempre in fieri, en acto de cumplirse. Esto permite des-
insiste también en otro punto, a saber en que la regeneración ver- cubrir precisamente la dimensión nueva de esta vida en espíritu del
dadera supone un desarrollo, un progreso en la fe (cf. 10, 1/2, 300; hijo de Dios".
47, 13). 27 Corpus reformatorum, 47, 56: "Spiritum et aquam pro eodem
24 Joannis Gerhardi... locorum theologicorum, tomus nonus (ed. posuit"; H. GROTIUS, Annotationes in Novum Testamentum, 1. Halae
I. F. COTIA, Tubingae 1769, Loe 21, c. 8, 236a): "Nullum datur ordi- 1768, 969.
narium médium regenerationis quam verbum et baptismi sacramen- 2β M. BARTH, Die Taufe — ein Sakrament?, 445. Y a Westcott
tum"; comparar lo que había dicho ya en el capítulo anterior sobre oriticaba tal interpretación. Volveremos más adelante sobre el ar-
la relación entre el bautismo y la fe: "Baptismus non est simpliciter gumento que M. Barth cree encontrar para su explicación, a saber
aqua sed est aqua verbo Dei conjuncta; jam vero verbum Dei est el ueo joaneo de palabras emparejadas: "agua y espíritu"; "espíritu
médium illud per quod Spiritus Sanctus fidem in cordibus hominum... y verdad", etc. Es este un detalle estilístico que tiene su importancia
accendit" (125a). Hay que notar sin embargo que, a diferencia de para la exégesis, cfr. más adelante, 65, nota 75.
mitiva29. Esta explicación, por la distinción de estadios literarios Las interpretaciones, pues, de este versículo, al parecer tan
puede entenderse aún de dos maneras diferentes. Según la in- simple, se han orientado por direcciones bien distintas. Parece
terpretación más radical, la añadidura habría sido realizada en adquirido solamente un punto: en el texto actual, ύδατος de-
la Iglesia, posteriormente a la composición del evangelio30: pero signa el bautismo cristiano. El problema a discutir está en saber
esta afirmación es a todas luces arbitraria, pues la omisión de las qué papel respectivo corresponde al agua y al Espíritu en el nue-
palabras ΰδατος και no se apoya en ningún testigo de la tra- vo nacimiento del creyente34.
dición textualS1. Para otros, en cambio, esas palabras son sim- Para responder a esta cuestión es indispensable seguir la his-
plemente secundarias en el sentido de que no remontan a la con- toria de estos dos temas en el desenvolvimiento de la tradición
versación de Jesús mismo con Nicodemo: habrían sido añadidas evangélica. Iniciaremos, pues, nuestro examen por el análisis li-
posteriormente por el evangelista, cuando redactaba el texto 32. terario del diálogo, para ver si es necesario admitir el que ΰδατος
Entre los críticos católicos existe actualmente la tendencia cada pertenece a un estadio redaccional más reciente. En el supuesto
vez más pronunciada a adoptar este punto de vista33. de que sea asi, como pensamos nosotros, deberemos interpretar
el versículo en dos momentos sucesivos de la tradición: habrá que
29 E. VON DOBSCHÜTZ, Zum Charakter des vierten Evangeliums:
precisar primeramente el sentido de la fórmula primitiva en la
ZNW 2 8 (1929) 166.
30 κ . LAKE (citado por VON DOBSCHÜTZ, 166, nota) y los comen- que se hablaba simplemente de «nacer del Espíritu»; seguida-
t a r i o s d e J . WELLHAUSEN, A . MERX, R . BULTMANN; lo m i s m o reciente- mente examinaremos el versículo en su estadio sucesivo, después
mente E. LOHSE, Wort und Sakrament itn Johannesevangelium: NTS
(1960/61) 116-125. de la inserción de ΰδατος, y nos preguntaremos qué es lo que
31 TISCHENDORF, SODEN y MERK no citan ningún testigo para esta el evangelista quería decir con esta expresión más compleja: «na-
omisión; según NESTLE (22 ed„ 1963) estaría corroborada por un m a - cer del agua y del Espíritu».
nuscrito de la Vulgata (harl. 1023), por Justino y Orígenes; por lo
que se refiere a estos dos últimos testigos, es falso; y por lo que se Este estudio de la génesis del texto y el examen atento de
refiere al manuscrito de la Vulgata es al menos impreciso: pues se- la estructura de toda la perícopa mostrarán claramente cuál de
gún la edición del códice harleyano 1023 (ed. E. S. BUCHANAN, Lon-
don 1914, folio 67) el escriba había escrito efectivamente al principio
las exégesis mencionadas anteriormente habrá que aceptar.
" e x spiritu", pero luego ha tachado él mismo estas palabras reem-
plazándolas por " e x aqua", continuando después el texto normal "et
spiritu sancto". Parece, pues, que h a sido por error el haber omitido 2. ANÁLISIS LITERARIO DEL DISCURSO
" e x aqua"; por esto no se puede invocar su testimonio en favor de
l a omisión.
32 Η . H . WENDT; J. H. BERNARD; W. P. FLEMINGTON, The New 1. Para interpretar correctamente Jn 3, 5, es necesario co-
Testament Doctrine of Baptism, 85-87. locar el versículo en su contexto, y para comprender bien és-
33 ρ. M. BRAUN, La vie d'en haut: R S P h T 40 (1956) 15: "Nada
impide en cambio suponer que ella (la palabra ύ δ α τ ο ς ) haya sido te, es preciso captar la estructura y el modo de composición
introducida en una palabra de Jesús por el mismo J u a n (véase t a m - de todo el diálogo. Casi siempre se busca un plan del capítu-
bién 16; en cambio en su articulo anterior, Le baptéme d'aprés le lo de acuerdo con la sucesión de las ideas, pero es claro que
quatriéme évangile: R T 56 (1948) 371, nota 1, el autor aún no
admitía esta suposición e incluso parecía ser desfavorable a ella); divisiones de este tipo son frecuentemente arbitrarias3S. Inten-
X. LÉON-DUFOTJR, Actualité du 4· évangile: NRT 76 (1954) 456 y
n o t a 14; H. VAN DEN BUSSCHE, Le quatriéme évangile. L a pen- 34 WHITE, The Biblical Doctrine of Initiation, 255.
sée catholique, Bruxelles 1959, 1, 62; A. FEUILLET, Les thémes 35 Varios autores dividen la sección 3, 1-21 en dos partes: a) el
bibliques majeurs du discours sur le pain de vie: N R T (1960) 1055- diálogo propiamente dicho (1-15); 6) el comentario del evangelista (16-
1056, nota 132: " J u a n h a precisado ciertamente la enseñanza origi- 2 1 ) ; a s í WESTCOTT, BERNARD, LAGRANGE, VAN DEN BUSSCHE; TILLMANN s i -
nal del salvador a partir de la práctica bautismal de la Iglesia; véase gue el mismo principio de división si bien pone el corte antes: 1-12;
ya en este sentido el a. más antiguo de H. RONGY, Le dialogue avec M*21. T a l distinción es artificial: nada indica que exista una dife-
Nicodéme: RevEcclLiége 34 (1933) 233; últimamente J . LEAL ha admi- rencia entre el "diálogo" y las "reflexiones" personales de J u a n : pa-
tido también la posibilidad de considerar la palabra " a g u a " como r a el evangelista todo el discurso es uno y representa tanto el pen-
añadida posteriormente por el evangelista; cf. Evangelio de san Juan, samiento de Jesús como su propia experiencia eclesial.
en La Sagrada Escritura. Nuevo Testamento, 1. Evangelios (BAC 207). Otros autores construyen un plan según el orden de las ideas o
Madrid 1961, 863. de los temas: Damos dos ejemplos:
temos presentar una estructura que se inspire más en los criterios velación, el más largo y el más importante de todos (3, 11-21).
literarios16. De manera que el esquema general es: primera revelación —pre-
Los dos versículos introductorios del diálogo se hallan estre- gunta— segunda revelación —pregunta— tercera revelación. Es-
chamente ligados a los tres últimos del capítulo anterior. Jesús tas parecen ser las articulaciones básicas de todo el diálogo. Au-
ni siquiera es nombrado al principio de este capítulo: ιτρός αύ- menta la probabilidad si se tiene en cuenta que cada uno de los
τόν (ν. 2), sin determinación, debe entenderse como referido a tres discursos de revelación se introduce con una fórmula idén-
ό Ί η σους de 2, 24 (al que se refiere αύτός de 2, 25c); «había tica: «en verdad, en verdad te digo» 38. Estos tres discursos junto
un hombre», del ν. 1, es como un eco de las palabras «aquello con la reacción de incomprensión por parte de Nicodemo forman
que hay en el hombre» que preceden inmediatamente; y «los tres unidades literarias menores.
signos que tú haces» del v. 2c, es como un recuerdo de 2, 23: Es necesario decir unas palabras sobre los procedimientos lite-
«los signos que él hacía». El conjunto 2, 23—3, 2, pues, hay que rarios empleados por el autor39, ya que esto nos permitirá seguir
considerarlo como un todo orgánicamente ligado que sirve de in- mejor el proceso del desarrollo, indicar el tema de cada subdivi-
troducción al diálogo. El tema de esta introducción es claro: la sión y situar exactamente el v. 5 en el conjunto del diálogo.
fe de los judíos (representados por Nicodemo) que no es todavía Acabamos de mencionar los tres puntos de apoyo indicados
más que una fe incompleta, puesto que se apoya únicamente en en el texto por la triple fórmula άμήν αμήν λ έ γ ω σοι; éstos
los σημεΐα que se ven. indican las tres subdivisiones mayores.
La sección 3, 3-21 se desarrolla según un esquema frecuente Es preciso resaltar además un empleo muy frecuente, y a
en san Juan: una primera revelación de Jesús (3, 3) se expone veces bastante sutil, de la inclusión semítica. En la introducción,
en términos enigmáticos; de ahí la incomprensión de Nicodemo como hemos notado ya, «los milagros que hacía» forma inclusión
(3, 4). La objeción que éste formula se convierte en punto de con «hacer los milagros que tú haces». Otra inclusión, en rela-
partida para una nueva revelación, más larga que la anterior, que ción estrecha con la anterior es: θεωροϋντες de 2, 23 se refiere
se apoya simultáneamente en la primera revelación de Jesús y a οΐδαμεν en 3, 2. Es verdad que esta correspondencia es menos
en la pregunta de su interlocutor (3, 5-8). Viene inmediatamente aparente, pero hay que captar bien el valor exacto de estos dos
una segunda dificultad de Nicodemo (3, 9); Jesús se sorprende verbos: θεωρεΐν, al principio del evangelio, indica un grado in-
de ella (3, 10) 3T . Esta provoca el tercero y último discurso de re-
ma parte de la enseñanza". Las palabras "tú eres maestro de Israel
HOSKYNS: introducción (2, 23—3, 2); Jesús mismo, el hombre visi- y no sabes esto" no pertenecen al tercer discurso de revelación. Se
ble e histórico (3, 3-6); la muerte del Hijo del hombre (11-15); unen más bien al tema de la incomprensión de Nicodemo: Jesús re-
juicio y salvación, la fe y las obras (16-21). procha al doctor judío su falta de inteligencia para la revelación
BULTMANN : introducción (2, 23-25); la venida del revelador y la anterior.
crisis del mundo (3, 1-21), que se divide a su vez en dos partes: 38 V. 3, 5, 11. Cf. lo que ha escrito acertadamente el P. ROUS-
el misterio del nuevo nacimiento (1-8); el misterio del Hijo del TANG: Los "en verdad, en verdad te digo" se ponen como para
hombre y el juicio del mundo (9-21). introducir pequeños discursos. Por esto sorprende más todavía el
En semejantes divisiones no se ve cómo se unen entre sí las dis- «tue él haya propuesto una estructura basada únicamente en la su-
tintas partes; como todos los temas de san Juan están estrechamente cesión de los temas teológicos.
relacionados entre sí, cualquier agrupación de ideas es subjetiva. Más La división que proponemos aquí parece coincidir con la del P. MOL-
vale apoyarse en las formas literarias del discurso: con esto se está IAT, en la Bible de Jérusalem: los tres discursos de Jesús (v. 3, 5-8
más cerca de respetar las articulaciones del pensamiento mismo del 11*21) se disponen tipográficamente en versículos con márgenes ma-
autor. yores que los textos en prosa, mientras que la introducción (v. 1-2)
36 Algunas indicaciones preciosas en el artículo de F . ROUSTANG, y las dos objeciones de Nicodemo (v. 4, 9-10) ocupan todo lo ancho
L'entretien avec Nicodéme: N R T 78 (1956) 338-340; X . LÉON-DOTOUR, de la página. El mismo P. Mollat nos ha confirmado que nuestra
Le mystére du pain de vie (Jean 6 ) : R S R 46 (1958) 481-524 (cf. 497- división del diálogo concidía con la suya.
498, y la nota 37). 3» Estos procedimientos joaneos de composición han sido estudia-
37 El P. ROUSTANG (339) ha observado con razón que el principio dos excelentemente, a propósito de otro diálogo, por C. CHARLIER,
de la tercera respuesta de Jesús (v. 10) antes del tercer "en verdad, La présence dans l'absence (Jean 13, 31 — 14, 31): BiblVieChrét 2
en verdad te digo", "se dirige personalmente a Nicodemo pero no for- <mayo-julio, 1953) 61-75.
ferior de visión corporal, una mirada muy atenta y curiosa, pero de 2, 23 y al οϊδαμεν de 3, 2 43; esta «vista» espiritual se con-
todavía superficial y sin entender las realidades espirituales vertirá en un tema principal del discurso y de la narración con
pues bien, οϊδαμεν indica aquí precisamente un «saber» basado que termina; esto se deduce de la gran inclusión que cierra todo
únicamente en la «vista» de los milagros41, como lo aseguran ex- el capítulo: «ver el reino de Dios» (v. 3), «no verá la vida» (v.
plícitamente las palabras siguientes: «pues nadie puede hacer esos 36).
milagros que tú haces si Dios no está con él». La palabra οϊδα- Estas alusiones del v. 10 a los versos 2-3 muestran que los
μεν es, por consiguiente, una alusión a θεωροΰντες. Siendo esta dos primeros discursos están estrechamente ligados entre sí: am-
«vista» de los signos aún muy humana y exterior, el «conocimien- bos tratan en efecto el mismo tema del nuevo nacimiento. Varias
to» que de ella procede lo es en el mismo grado; este término inclusiones dentro de estos v. (2) 3-10, dan un relieve más acu-
οϊδαμεν adquiere en labios de Nicodemo un matiz de suficien- sado aún a esta doble unidad literaria, una, en el primer dis-
cia y de satisfacción mal disimulada. curso: «nacer de arriba» (v. 3) y «nacer... nacer» (v. 4); otra,
en el segundo: «si no nace... del espíritu» (v. 5) y «todo nacido
Esto es lo que Jesús quiere remediar. Los dos primeros dis-
del Espíritu» (v. 8); aún hay otras entre los dos discursos: «res-
cursos toman como punto de partida este οϊδαμεν aún demasiado·
pondió Jesús y le dijo» (v. 3), se repite en el v. 10; asimismo,
humano de Nicodemo, para llevarle a descubrir su insuficiencia,
«sabemos que has venido como maestro de parte de Dios» (v.
y para invitar al maestro de Israel a un conocimiento superior.
2) corresponde a «eres maestro en Israel (y no sabes esto)... nos-
La palabra οϊδαμεν del v. 2, que era una alusión a 2, 23, implica
otros hablamos de lo que sabemos» (v. 10-11); y «nacer de arri-
al mismo tiempo un nuevo desarrollo, forma un paralelo antité-
ba» (v. 3) se repite en «nacer de arriba» (v. 7) o «nacido del
tico con el principio del tercer discurso de Jesús: al οϊδαμεν de
Espíritu» (v. 8).
Nicodemo, Jesús opone su propio οΐδανεν (ν. 11), que sigue a.
un ού γινώσκεις («¿no sabes esto»?) dirigido a su interlocutor; En el tercer discurso (v. 11-21) parece existir también una
correspondencia entre el primer versículo («vosotros no recibís
los papeles se han invertido. De la misma manera, el título διδάσ-
nuestro testimonio», v. 11) y los dos últimos «no viene a la
καλος, que Nicodemo daba a Jesús en el v. 2, con una delica-
luz» (v. 20); «viene a la luz» (v. 21). Finalmente, parece que
deza bordada de adulación, le es devuelto por Jesús en el v. 10
hay fundamento para ver también una inclusión mayor para el
no sin cierta ironía. Los dos primeros discursos son una especie-
conjunto de todo el diálogo: compárense los textos siguientes:
de corrección del tema introductorio (la vista de los milagros y
la fe imperfecta de los judíos). «vino de noche a Jesús) (v. 2) y «viene a la luz» (v. 21).
En este contexto se entiende el valor de la fórmula «ver (ίδεΐν) «has venido como maestro» y «vino la luz al mundo de
el reino de Dios» del v. 3. El verbo όράω, que designa en san parte de Dios» (v. 19).
Juan la mirada de la fe 42 , alude, corrigiéndolos, al θεωροΰντες La primera de estas dos correspondencias es antitética (noche-
luz), la segunda, sinonímica y progresiva (venida del maestro —
40 Cf. E. A. ABBOTT, Johannine Vocdbulary. London 1905, n. 1598;
comp. G. L. PHILLIPS, Faith and Vision in the Fourth Gospel, en Stu-
venida de la luz). Esta gran inclusión, si es aceptada, subraya ad-
dies in the Fourth Gospel, ed. P. L. Cross. London 1957, 83-96 (cf. 84-85). mirablemente la fuerza evocadora y simbólica del v. 2 (de noche),
41 El verbo οΐδα conserva siempre en san Juan su matiz clásico: tan bien puesta de relieve por san Agustín44.
designa un saber fundado en una visión; pero, en este caso, siendo
la "visión" que precede de una cualidad inferior, ya que no se eleva
hasta la plenitud de la fe, el "saber" que en ella se funda tiene « Esta concatenación progresiva de los tres verbos es aún más
también un matiz peyorativo; cf. nuestro articulo Οΐδα et γινώσκω. clara si se hace notar la asonancia de los dos últimos (pronunciados
Les deux modes de la connaissance dans le 4» évangile·. Bibl 40 (1959) como se pronunciaban entonces es, decir con el itacismo); la trans-
709-725, sobre todo 717-718 (y nota 2). cripción lo aclarará:
« Cf. La notion de témoignage dans saint Jean, en Sacra Pagina, — palabras de Nicodemo: idamen hoti...
2. Gembloux 1959, 193-208 (cf. 197-199): "el testigo que ha "visto" y — respuesta de Jesús: ...ou dina té idin...
el objeto de su testimonio". 44 Ver P. ROTTSTANG, a. c., 352-355.
v. 3 a) (PRIMERA REVELACIÓN) «Respondió Jesús y le
Queda por mencionar un tercer procedimiento literario, el
dijo:
más importante de todo el capítulo: se le ha llamado concate-
Έ η verdad te digo:
nación progresiva, es decir, el empleo de palabras de enlace4S.
quien no naciere (6) de arriba (7)
Estas palabras que se llaman unas a otras (las subrayamos y
no podrá (5) ver (ίδεΐν, idin, 2), el reino de
numeramos en el análisis siguiente) muestran claramente la uni-
Dios (8)'».
dad profunda del discurso: al ritmo de esta concatenación de
palabras se desenvuelve gradualmente el pensamiento. (INCOMPRENSION) «Díjole Nicodemo: '¿Cómo
Basándonos en estos diferentes procedimientos de composi- puede (5) el hombre nacer (6) siendo viejo? Aca-
ción se deduce, para el conjunto del discurso, la estructura si- so puede (5) entrar (9) en el seno de su madre
guiente: de nuevo (7) y volver a nacer (6)?'»
v. 5-8 b) (SEGUNDA REVELACIÓN) «Respondió Jesús: 'En
INTRODUCCION (2, 23-3, 2): la fe imperfecta de los judíos.
verdad, en verdad te digo:
2, 23-25 a) (Los JUDÍOS) «Al tiempo en que estuvo en Je-
quien no naciere (6) del agua y del Espíritu (10),
rusalén por la fiesta de la pascua creyeron (έτιίσ-
no puede (5) entrar (9) en el reino de Dios (8).
τευσαν, 1) muchos en su nombre, viendo (θεω-
Lo que nace (6) de la carne es carne,
ροΰντες, 2) los signos que hacía (3). Pero Jesús
pero lo que nace del Espíritu (10) es espíritu (10).
no se confiaba a ellos (ούκ έπίστευεν, 1), por-
No te maravilles de que te he dicho:
que los conocía a todos, y no tenía necesidad
Es preciso nacer (6) de arriba (7).
de que nadie diese testimonio del hombre (4):
El viento («el espíritu», πνεύμα, 10), sopla don-
pues él conocía lo que en el hombre (4) había».
de quiere;
3, 1-2 b) (NICODEMO, UNO DE LOS JUDÍOS) «Había un hom- y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene
bre (4) entre los fariseos de nombre Nicodemo, ni a dónde va.
principal entre los judíos, que vino de noche a Así es todo nacido (6) del Espíritu (10)'».
Jesús y le dijo: «Rabbí, sabemos (οΐδαμεν,
idamen, 2) que has venido como maestro de v. 9-10 (INCOMPRENSIÓN) «Respondió Nicodemo y dijo:
parte de Dios, pues nadie puede (δύναται, 5) ¿Cómo puede (5) ser eso? Jesús respondió y dijo:
hacer esos milagros que tú haces (3), si Dios no ¿Eres maestro en Israel y no sabes (2) esto?'»
está con él».
TERCER DISCURSO (3, 11-21): La fe verdadera y la vida
LOS DOS PRIMEROS DISCURSOS (3, 3-10): las condicio- eterna
nes de la fe y de la entrada en el reino.
(TERCERA REVELACIÓN)
45 Dom Charlier ha descrito el procedimiento en estos términos:
"Este procedimiento, típicamente semítico, no tiene nada de artifi- V. 11-12 «'En verdad, en verdad te digo:
cial, dígase lo que se quiera. Este "llamarse las palabras unas a que nosotros hablamos (11) de lo que sabemos (12, 2),
otras" no condiciona el desarrollo del pensamiento, sino que es y de lo que hemos visto (12) damos testimonio (11);
más bien la lógica interna de la exposición la que lo exige de modo
natural. Su repetición concatenada se debe a la afloración verbal pero vosotros no recibís
de una trama de pensamiento cuya continuidad profunda manifies- (= no creéis, 13) nuestro testimonio (11).
ta al exterior. T a n verdad es que esta afloración no tiene nada de
sistemático, que en muchas ocasiones el lazo verbal se sustituye por Si hablándoos (11) de cosas terrenas no creéis (13),
una imagen, una situación, o incluso simplemente está sobreentendido ¿cómo creeríais (13) si os hablase (11) de cosas
y sugerido por el movimiento general" (a. c., 64). Encontraremos una celestiales (12)?
aplicación de esto en el c. 3.
v. 13-15 Nadie sube (14) al cielo (12) 2, la fe cristiana verdadera y sus frutos de salvación en 3, 11-21.
sino el que bajó del cielo (12), No puede ser mera casualidad el que sólo en esta sección, en
el Hijo del hombre (15), que está en el cielo (12). todo el evangelio (excepto el prólogo, 1, 12), se encuentre la
A la manera que Moisés levantó (14) la serpiente en expresión τιιστεύειν εις τό δνομα y precisamente al principio
el desierto, dé la introducción (2, 23) y al final del tercer discurso, cuando
así es preciso que sea levantado (14) el Hijo del el verbo πιστεύει.ν aparece por última vez (3, 18c); ambas
hombre (15), fórmulas se corresponden, si bien se ha dado un gran progreso
para que todo el que creyere (13), desde 2, 23 a 3, 18. La expresión «creer en el nombre» no sig-
en él tenga la vida eterna (16). nifica solamente «creer en la persona», como si el nombre fuese
simplemente un semitismo para designar a la persona; es adhe-
v. 16-17 Porque Dios (17) amó tanto al mundo (18) rirse a la persona, pero al mismo tiempo reconocer plenamente
que le dio (19) su unigénito Hijo (15), lo que expresa ese «nombre»; es creer a la persona precisamen-
para que todo el que crea (13) en él no perezca, te en cuanto que ella es aquello que su título expresa46. En
sino que tenga la vida eterna (16). 2, 23, la fórmula aún queda vaga e indeterminada: «Muchos
Pues Dios (17) no ha enviado (19) a su Hijo (15) creyeron en su nombre» (el nombre no se precisa); pero las
al mundo (18) para condenar (20) al mundo (18), palabras siguientes del versículo muestran inmediatamente en
sino para que el mundo (18) sea salvado (16) por él. virtud de qué cualidad de Jesús creían: creían en él como en un
taumaturgo enviado de parte de Dios (cf. 3, 2: ciito θεοΰ) ;
v. 18-19 El que cree (13) en él no es juzgado (20),
era la «fe» característica de los judíos, que Jesús rechazaría más
el que no cree (13) ya está juzgado (20),
tarde (4, 48) 47 . Al fin del diálogo, en cambio, la fe que se pide
porque no creyó (13)
en el nombre del unigénito Hijo de Dios (15). 46 Cf. dos excelentes páginas de J . DUPONT, en el artículo "Nom
Y el juicio (20) consiste de Jesús: SDB, 6, 527-530; comparar WESTCOTT (comentario de J n
8, 3 0 ) .
en que vino la luz al mundo (11, 18) 47 Acaso alguno podría sentir la tentación de poner una doble
y los hombres amaron más las tinieblas que la luz objeción a esta exégesis: a) la fe de los judíos se expresa aquí con
{no creyeron, 13), el πίστευεiv εις con acusativo, que es la fórmula normal de Juan
para la fe auténtica; b) el ση μείον en el cuarto evangelio es una
porque sus obras (21) eran malas. auténtica preparación para la fe: ¿con qué derecho, por tanto, se
reprocha a los judíos el creer en Jesús a causa de estos signos?
v. 20-21 Porque todo el que obra (21) el mal, ¿Puede calificarse esta fe como incompleta?
aborrece la luz y no viene a la luz (11, 13) Respondemos: a) En contra de lo que pretenden ciertos autores
(BLASS - DEBRUNNER, p á r r . 187, 6; T H . CAMELOT, Credere Deo, credere
porque sus obras (21) no sean reprendidas; Deurn, credere in Deum. Pour l'histoire d'une formule traditionnelle:
Pero el que obra (21) la verdad B S c P h T 25 (1941-42) 149-155, creemos que se debe mantener que
viene a la luz (13, 11) πίστευε ιν εις en san Juan se distingue netamente de ταστεύειν τινί.
La primera construcción, desconocida del griego profano y de los
para que sus obras (21) sean manifestadas, L X X , es realmente característica del estilo joaneo (38 veces en J n
pues están hechas en Dios (17)». y 1 J n contra 8 veces en todo el resto de Nuevo Testamento): no
significa sólo que se tiene por verdadero lo que alguien declara (este
es el sentido del verbo con un dativo), sino que indica también una ver-
2. Esta estructura general del diálogo sugiere inmediata- dadera adhesión a su persona. Sin embargo, la naturaleza de esta
adhesión y por consiguiente la cualidad de la fe deben ser preci-
mente varias advertencias. sadas ulteriormente por el contexto, es decir por el motivo que ins-
A simple vista aparece una correspondencia antitética entre pira la adhesión. La fe cristiana en Jesús se designa siempre por
esta fórmula ταστεύειν εις (por ejemplo, J n 12, 44. 46; 14, 1. 12;
la introducción y el tercer discurso; ambas tienen por tema fun- 17, 20; 1 J n 5, 10. 13), y el verbo se emplea casi siempre de manera
damental la fe: la fe imperfecta aún de los judíos en 2, 23 — 3, absoluta. Para la fe inicial de los judíos se emplea también τηστεύειν
es la fe perfecta: «creer en el nombre del Hijo único de Dios» Según esto, la distancia que separa la fe de los judíos y la
(v. 18) 48 : es necesario creer que Jesús es el hijo único del Padre de los cristianos es inconmensurable. Se ha dicho que este diá-
y adherirse a él en cuanto que es el Hijo y el enviado del Padre. logo «contiene todos los elementos de una catequesis bautis-
Antes de llegar a esta fórmula de conclusión, el tercer discurso mal» 49 ; acaso habría que precisar, debido precisamente a lo
de revelación había descrito, en una síntesis poderosa, todo lo que se deduce de la comparación entre la introducción y el ter-
esencial de esa fe cristiana: Jesús es el testigo de las cosas ce- cer discurso de revelación: el conjunto del diálogo se presenta
lestiales, ha sido enviado al mundo para salvarlo, es el Hijo del como una catequesis, pero ésta trata del objeto verdadero y de
hombre «elevado» de la tierra y levantado al cielo, es el Hijo las dimensiones auténticas de la fe cristiana.
de Dios: es necesario creer en él, el enviado de Dios, Hijo del Examinemos ahora más de cerca la sección intermedia, que
hombre e Hijo de Dios, para tener la vida eterna. nos interesa directamente: la de los dos primeros discursos;
tratan éstos el tema del nuevo nacimiento (v. 3-10). No se men-
εις, pero aquí se indica siempre el motivo de tal adhesión: es la ciona para nada el verbo «creer» M. No debe sorprendernos: des-
palabra de Jesús (8, 30), y en todos los demás pasajes, los σημεία
(2, 23; 7, 31; 11, 45; 12, 11. 37; comp. 6, 2. 14); esta fe basada en los pués de mencionar la fe imperfecta, basada únicamente en los
signos no es aprobada por Jesús (4, 48). Pero en la conclusión de milagros, Jesús describe aquí las condiciones requeridas para po-
la vida pública, el evangelista escribe esta frase que sorprende des- der elevarse a la vista superior de la fe, a la vista del reino: para
pués de lo que acabamos de decir: "Aunque había hecho tan grandes
milagros en medio de ellos, no creían en E l " (12, 37), lo que parece esto se necesita un nuevo nacimiento, una renovación de todo
decir lo contrario de los textos citados anteriormente. Esto nos lleva el ser. El nuevo nacimiento, en los v. 3-8, se presenta, pues, como
directamente al segundo punto. algo absolutamente indispensable para llegar a la vida de fe
b) Los σημεία son, ciertamente, mía preparación eficaz para la
fe auténtica, pero con una condición: que no se detenga uno en el as- verdadera y para obtener la vida eterna.
pecto material y exterior del signo, en el prodigio en cuanto tal, sino Tratemos de situar con precisión el v. 5 en este movimiento
que el "signo" haga descubrir lo - significado en Cristo; es necesario
que la fe, gracias a los signos, capte en Jesús el misterio mismo de conjunto. La expresión «nacer del agua y del Espíritu», que
de su persona. La comparación de dos textos de Juan lo muestra es una explicitación de «nacer de arriba» (v. 3), indica la con-
claramente: en Caná la fe de los discípulos fue auténtica, ya que dición fundamental para «ver» el reino, para «entrar» en el reino.
el milagro Ies hizo descubrir ta gloria de Jesús (2, 11); es esto pre-
cisamente lo que ha faltado en los judíos que creyeron en Jesús; Pues bien, si consideramos el análisis de las palabras-enlace
preferían la gloria humana a la gloria de Dios (12, 42-43). Sólo la y la estructura del discurso anteriormente expuesta, se observará
fe que a través de los signos descubre la δόξα de Cristo es una fe
auténtica. En nuestro texto de 2, 23 se habla de esta fe todavía que a diferencia de lo que ocurre con las palabras «nacer» y
excesivamente humana de los judíos. Ver para todo esto las juicio- «Espíritu» de este v. 5 (palabras 6 y 10), el término «agua» no
sas observaciones de J . - P. CHARLIER, La notion de signe (σημεΐον) aparece más que esta sola vez en el diálogo; no se la puede, pues,
dans le 4· évangile: R S c P h T 43 (1959) 434-448; en él nos hemos ins-
pirado nosotros en parte. Considerar como una palabra clave, no constituye un eslabón del
18 Se puede hacer una observación semejante para el conjunto desarrollo. Si se leen los v. 3-8 sin las palabras ϋδατος καί, no
del evangelio: en el prólogo (1, 12) se anuncia de manera genérica cambia nada, considerando el texto únicamente desde el punto
la posibilidad de llegar a ser hijos de Dios para aquéllos que creen
εις τό δνομα αύτοϋ. Pero todo el evangelio es el que revela cuál de vista de la composición literaria51. Cuando el tema del v. 5
es ese nombre: es el de "Cristo" y el de "Hijo de Dios", con las cua- vuelve a repetirse y explicarse en los v. 6 y 8, no vuelve a men-
lidades que expresan. Por esto el versículo conclusivo (20, 31) es
como la culminación y el resumen de toda la cristología joanea:
"Estas fueron escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo « D. MOLLAT, L'Évangile selon saint Jean. Cerf, París 1953, 15.
de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre" (compa- so Merece ser notado este hecho: πιστεύειν se lee en la intro-
r a r el versículo de conclusión de la primera carta, 5, 13, muy pa- ducción (2, 23 24) y en el tercer discurso (3, 12-18: 7 veces), pero
recido a éste). Entre J n 1, 12 y 20, 31, hay una especie de inclusión nunca en la sección intermedia: ésta, en efecto, describe el camino
mayor, que encierra todo el evangelio, de la misma manera que tjue hay que recorrer para pasar de la fe incompleta de los judíos
existe la correspondencia entre 2, 23 y 3, 18, dentro del diálogo con a la plenitud de la fe cristiana.
Nicodemo: este diálogo nos ofrece, pues, como una síntesis real de si Desde el punto de vista teológico, en cambio, la diferencia es
todo el evangelio. grande: lo veremos en la tercera parte.
clonarse el agua52; sólo se comenta la fórmula «nacer del Espí- mitirlo Sin embargo, Jesús enseñaría más tarde que el bautismo
ritu». En resumen, las dos palabras ϋδατος καί tienen, literaria- • es necesario para la salvación. Si las dos enseñanzas aquí reunidas
1 Avienen realmente de Jesús, aunque hayan sido dadas en momentos
mente hablando, un carácter netamente secundario: se presentan
como una añadidura redaccional. Pero esta añadidura parece ha- • diferentes, Juan, reuniéndolas en este diálogo, es perfectamente
ber sido hecha a un texto cuya estructura estaba ya fijada en lo fiel a la doctrina y a las intenciones del maestro, aun cuando haya
esencial. La explicación más obvia es que en la catequesis joanea formulado esta doctrina a la luz de su propia experiencia ecle-
más antigua se hablaba únicamente de la regeneración por el eial.
Espíritu: esto debía reflejar, por otra parte, sustancialmente lo Estas conclusiones del análisis literario nos muestran el ca-
que Jesús había dicho a Nicodemo. Más tarde Cristo mismo pro- mino que nos queda por recorrer para la interpretación del versícu-
mulgaría la necesidad del bautismo cristiano; y sólo a partir de Jbi Procederemos, pues, en dos tiempos. Primeramente nos pregun-
esta enseñanza posterior del maestro y de la práctica de la igle- taremos cuál era el sentido de la fórmula de Jn 3, 5 en su tenor
sia primitiva, Juan, al componer su evangelio, habrá concentrado primitivo: «nacer del Espíritu»; en segundo lugar examinaremos
en este discurso el tema primitivo del nacimiento έκ πνεύματος lo que el evangelista ha querido decir indicando una condición
y el tema posterior, el del nuevo nacimiento έ ξ ϋδατος. compleja para la entrada en el reino de Dios: «nacer del agua
y del Espíritu».
La comparación con los otros evangelios aumenta la proba-
bilidad de lo que acabamos de decir. Muchos autores han subra-
yado, con razón, la semejanza de este versículo con los logia de 3. INTERPRETACIÓN DEL VERSÍCULO 5
los sinópticos sobre las condiciones requeridas para entrar en el
reino de los cielos53. El contacto con esta tradición anterior pa- a) El texto primitivo:
rece cierto, pues la expresión «reino de Dios» es un hapax en «Quien no naciere del Espíritu...»
san Juan, mientras que es ordinaria en los sinópticos (reino de
1. La comparación de este texto con el logion sinóptico de
Dios, reino de los cielos); lo mismo sucede con el verbo «en-
Mt 18, 3 (par. Me 10, 15 y Le 18, 17) es muy instructiva55. Se-
trar» (en el reino). Pero en los diferentes textos sinópticos que
gún el texto de Mt, Jesús dice: «En verdad os digo, si no os
hablan de esta entrada en el reino, ninguno menciona el bautis-
volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de
mo; es, pues, verosímil que el texto primitivo de Juan tampoco
los cielos»; en los otros dos sinópticos leemos: «En verdad os
hablase de él.
digo, quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará
Se comprende en seguida la importancia de esta observación: ep él». No puede negarse la profunda semejanza de este logion
suprime de un plumazo el arduo problema que acosaba a la in- con el texto primitivo de Juan 3, 5. ¿Hay que explicar este he-
terpretación según la cual Jesús mismo habría hablado ya a Ni- cho afirmando que el versículo de san Juan y el logion sinóptico
codemo del bautismo cristiano. Históricamente es muy difícil ad- remontan a una única y misma palabra de Jesús? 56. ¿O hay que
54 H. RONGY, a. c., 233, había formulado ya bien esta dificultad:
" E l bautismo es una institución positiva: no se le puede conocer
52 La aparición de τοΟ ύδατος καί en el ν. 8 en el texto occi-
Si no se conoce el hecho histórico de su institución o si se le ve
dental es evidentemente una armonización con el v. 5.
practicar. Pero en el momento del diálogo el bautismo cristiano aún
53 HOSKYNS r e m i t e a M e 1, 15 y M t 12, 1 8 ; BERNARD l o relaciona
fio se administra: Jesús no lo h a instituido todavía y ni siquiera
con Me 10,15 (y paral.); lo mismo W. GRUNDMANN, Die Geschichte Jesu fea hablado de él. Introduciría aquí una palabra no ya sobre el bau-
Christi, Berlín 31961, 196. Para una comparación más detallada véase tismo en sí mismo, sino sobre los efectos del mismo, que se supone
sobre todo, J . JEREMÍAS, Die Kindertaufe in den ersten vier Jahrhun- y a conocido. Tal palabra hubiera planteado a Nicodemo un proble-
derten. Góttingen 1958, 63-65; K . ALAND, Die Saglingstaufe im Neuen ma realmente insoluble".
Testament und in der alten Kirchen (Theolog. Exist. heute, H. 86).
Mtlnchen 1961, 67-71. Del lado católico la misma relación ha sido Κ Véase en J . JEREMÍAS, o. c., 64, un cuadro sinóptico de los di-
señalada por W. GROSSOUW, Het nieuwtestamentische mensontwerp, ferentes textos.
56 c f . K . ALAND, o. c., 7 0 ; c o m p . J . JEREMÍAS, 63.
en Theologische Week over de Mens. Nijmegen 1959, 76-88 (cf. 81-82).
afirmar que Juan ha querido reinterpretar aquí el texto de Mar- una condición de acceso parecida: la disposición que caracteriza
cos y de Lucas w ? Ambas afirmaciones son gratuitas y es impo- a los niños, la actitud de acogida, la abertura del alma, la dispo-
sible demostrarlas. Limitémonos más bien a un análisis objetivo nibilidad del corazón 6Z.
de los textos: esto solo es ya revelador; pues aun cuando los dos Pero volvamos al texto de Mateo, que es al que más se acer-
logia hayan sido pronunciados en momentos diferentes, como es ca el de san Juan. En el primer evangelio, la condición para tener
lo probable, Jesús habría indicado ciertamente las dos veces acceso al reino no es solamente presentada como una disposición
condiciones bastante semejantes, si no idénticas, para la entrada de alma; es algo mucho más radical, más fundamental: una con-
en el reino. En los sinópticos mismos se observan ya variaciones versión, un «volverse» (στραφητε), que entraña un verdadero
muy significativas en la forma del logion. El texto de Mateo es «hacerse» (γένησθε) espiritualM. El mero uso del verbo «ha-
el más primitivo58. La condición para entrar en el reino es, se- cerse» sugiere que este cambio no se hace en una sola vez; Je-
gún él, «convertirse y hacerse como niños»59. En Marcos, se- sús nos pide transformarnos progresivamente; pide que nos es-
guido por Lucas, esta condición toma ya una fórmula más evo- forcemos por hacernos pequeños ante Dios, como niños65.
lucionada: «recibir el reino de Dios como un niño». Este texto En el cuarto evangelio, la fórmula «nacer del Espíritu» ape-
es una interpretación preciosa de la tradición, para la cual la nas es diferente. Pero la exigencia de conversión es más radical
«aceptación» del mensaje evangélico era la actitud fundamental aún que en Mateo; pues la necesidad de hacerse niños es colo-
requerida para entrar en el cristianismo60; este tema es predi- cada ahora en el arranque mismo de la existencia: es necesario
lecto de Marcos, como se deduce de su manera de formular la renacer a una vida totalmente nueva. Y mientras que los sinóp-
primera promulgación del reino: «Arrepentios y creed en el evan- ticos consideraban esta transformación desde el punto de vista
gelio» (1, 16) 61 . La aceptación del reino se hace en la fe; del hombre, Juan subraya con fuerza que tal cambio no es posible
puede decirse que para Marcos la conversión requerida para en- más que por la acción de arriba, la acción del Espíritu. Pero se
trar en el reino es esencialmente la aceptación de la buena nueva, trata siempre de la misma realidad, la conversión que se opera
el acto de fe 62 . En nuestro texto, 10, 15, Marcos ha presentado
cf. 29: "El (Jesús) invita a la conversión e indica el acto funda-
57 J . JEREMÍAS, ibid. mental de la misma, aquél que suscitará todos los demás, es decir
58 C f . J . JEREMÍAS, O. C., 6 4 y n o t a 4 ; W . GRUNDMANN, Die ΝΗΠΙΟΙ: el acto de fe. Convertirse es ante todo creer en la buena nueva que
NewTestStud 5 (1958/59) 203-204, nota 5. Jesús proclama... La aproximación del reino es la venida de Jesús.
59 j . JEREMÍAS (ibid) interpreta στραφητε καϊ λένησθε como un Acoger el reino es acogerle a él, a Jesús, por la fe" (el subrayado es
semitismo; lo mismo el P. JOÜON, L'évangile de N. S. J. C. París 1930, nuestro).
112. Sin embargo, en esta construcción, el verbo subh conserva fre- 63 μ . - P. LACAN, O. C., 31 (citando Me 10, 14-15): "Esta es la dis-
cuentemente su sentido propio, cf. ZORELL, Lexicón hebraicum et posición fundamental sin la que no hay conversión posible, ni por
aramaicum V. T., 826a; el texto de Mt puede, pues, traducirse per- consiguiente, acceso al reino de Dios; es preciso ser semejante a los
fectamente como hemos hecho nosotros: "Si no os convertís y os niños, estar abierto... Existen obstáculos para esta abertura de co-
hacéis como niños..." Así lo han entendido los antiguos, a saber razón, que son los que Jesús denuncia". Comp. W. GROSSOUW, a. c.,
el autor del Mt griego, y los sirios (la siríaca antigua, Afraates y 81: "se ve claramente qué es lo que significa la expresión "recibir
la Peschita, que han distinguido claramente entre "convertirse" y el reino de Dios como niños": nada más que la disponibilidad para
"hacerse"); también los latinos "Nisi conversi fueritis et efficiamini el don de Dios, una actitud sin falsía, también la humildad que
sicut parvuli" (Vulgata; la vetus latina tiene fórmulas equivalentes). existe en el niño, al que se concede tan poca atención. Es la actitud
«o Debe darse la razón a E. LOHMEYER, Das Evangelium des Mar- que Pablo, con una terminología totalmente distinta, llama la fe que
kus. Gottingen 1959, 204-205: este versículo de Me refleja el vocabu- Justifica al pecador".
lario de la comunidad primitiva; cf. δέχεσθαι τον λόγον του θεοΟ 64 w . GROSSOUW, a. c., 81, comenta muy acertadamente: "El pri-
(Hech 8, 14; 11, 1; 17, 11; comp. Sant 1, 21; 1 Tes 1, 6; 2, 13); mer evangelista nos muestra cuál es la inmensa revolución espiritual
ver a este respecto W. GRUNDMANN, a. δέχομαι: TW 2, 53. y humana que se nos pide en este logion al parecer insignificante".
si Esta expresión και πιστεύετε τ ω ευαγ>'ελίω se añade sólo en 65 M. - F. LACAN, a. c., 39: "Conversión que no es un acto que haya
el evangelio de Marcos. que poner una vez por todas. Pues una vez convertidos en niños
62 Véase el excelente artículo de Μ. - P. LACAN, Conversión et hay que seguir siéndolo... Hacernos niños es reconocer nuestra
royaume dans les évangiles synoptiques: LumVie 47 (1960) 25-47 impotencia y, por lo mismo, abrirnos a la gracia... Se comprende
(sobre todo 27-35, acerca de la naturaleza de la conversión en Me), por qué la conversión debe ser constante".
en la fe; «la conversión para san Juan es la mirada que se eleva, primitivo de Jn 3, 5, atribuye la regeneración explícitamente al
en la fe y el arrepentimiento, hacia «aquél a quien traspasaron» Espíritu y no a la fe; esto se debe a que aquí considera este nuevo
(3, 14 s; 19, 37)6Ó. nacimiento desde el punto de vista de Dios y no del hombre: el
El examen de los paralelos sinópticos nos conduce, pues, a nuevo nacimiento se hace bajo la acción del Espíritu. El texto de
esta conclusión: «nacer del Espíritu» es esencialmente nacer a 1 Jn 5, 1-6, que acabamos de citar, muestra, por otra parte, que
la vida nueva que es la vida de la fe; esta vida de fe supone Juan pone de relieve una relación estrechísima entre la fe y el
verdaderamente un nuevo nacimiento, una nueva manera de ser Espíritu: como hemos expuesto en otra ocasión más detallada-
y de obrar; sólo el Espíritu puede suscitarla en nosotros. mente 69, la expresión «el Espíritu es el que testifica» del v. 6,
significa que el Espíritu es el que hace conocer la verdad de Cristo
2. Es altamente significativo el que los paralelos joánicos de y por ello engendra la fe. Es ésta una concepción general en
nuestra expresión nos conducen a los mismos resultados. Sorpren- san Juan: el Espíritu es para él esencialmente el espíritu de la
de que estos textos, tan claros sin embargo, nunca prácticamen- verdad, el que nos da la inteligencia sobrenatural de la revelación
te sean citados por los comentaristas a propósito de Jn 3, 5. realizada por Jesucristo y el que nos hace penetrar en la verdad
El prólogo del evangelio contiene el pasaje más explícito: los integral.
que han nacido de Dios ( έ κ θεοΰ έγεννήθησαν), son los hom-
La doctrina del texto primitivo de Jn 3, 5, como se ve, es
bres que creen en el nombre del Verbo, luz verdadera venida a
sustancialmente la misma que la del logion sinóptico, aunque sea
este mundo (Jn 1, 13). En la primera carta, el hecho de «haber formulada desde otro punto de vista y con distinto vocabulario.
nacido de Dios» (πας ό γεγεννημένος έκ τοϋ θεοΰ, 3, 9) es Así se ve el papel exacto de estos versículos 3 y 5 en la estruc-
atribuido a la acción en nosotros de la semilla divina, es decir tura general del discurso. Este, diríamos nosotros, es una catc-
de la palabra de Dios aceptada en la fe 67 . Así también al final de quesis sobre las dimensiones auténticas de la fe cristiana. Los
la misma carta: «Todo el que cree que Jesús es el mesías ése es dos primeros discursos de Jesús sobre el nacimiento «de arriba»
nacido de Dios» (5, 1); «todo el engendrado de Dios vence al y «del Espíritu» indican precisamente aquello que se requiere pa-
mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe» ra llegar a esta nueva vida: se necesita la intervención del Espíri-
(5, 4). Es, pues, evidente: siempre y en todos sus escritos san tu: sólo ella puede hacernos aptos (δύναται) para «ver» el
Juan considera el nuevo nacimiento del cristiano como el efecto reino70.
directo e inmediato de la fe en Cristo Verdad es que el texto
66 D. MOLLAT, lis regarderont vers celui qu'ils ont transpercé. La creen en su nombre...", es imposible no ver evocada aquí la primera
conversión chez saint Jean: LumVie 47 (1960) 113. alianza concluida con Abrahán, nuestro padre en la fe. Imposible
67 Cf. más adelante La impecabilidad del cristiano según 1 Jn también no constatar que tanto en una parte como en otra, esta
3, 6-9; en él mostramos que σπέρμα αύτοΰ no puede designar más generación y esta filiación son fruto de la fe".
que la palabra de Dios. El P. Boismard ha confirmado plenamente 69 Ver La notion de témoignage dans saint Jean, en Sacra pa-
esta exégesis con el estudio del fondo bautismal de este pasaje, gina, 2, 193-208 (cf. 202-206).
cf. Quatre hymnes baptismales dans la premiére épitre de Pierre 70 Este tema del nuevo nacimiento realizado por el Espíritu San-
(Lectio Divina, 30). París 1961, 22. to se vuelve a encontrar en otras ocasiones en el Nuevo Testa-
68 Como muy bien ha mostrado el Ρ. P. MARIE DE LA CROIX, o, c. mento. A este respecto el P. BOISMARD, Quatre hymnes baptisma-
309-310, para comprender bien esta doctrina hay que remontarse en les..., 22, observa que existen dos series de textos: en la tradición
definitiva a las condiciones de entrada en la primera alianza, hay que representada por 1 Pe 1, 22-23; 3, 23; Sant 1, 17-18; J n 1, 12-13;
referirse a la narración de la vocación de Abrahán y de su respuesta 1 J n 3, 9, el principio de la regeneración es la palabra de Dios; en
a la llamada divina: "En ningún otro lugar se adquiere tal concien- cambio en la linea de la teología paulina (Rom 8, 15-16; Gál 4,
cia de la fecundidad de la fe; y sobre todo del hecho de que se trata 6; Tit 3, 5) el nuevo nacimiento se atribuye al Espíritu. Pero, ¿se
de un "nacimiento". Pues por su fe en Dios el patriarca mereció {necesita disociarlas? El Espíritu actúa en nosotros precisamente
llegar a ser padre del pueblo elegido, por su fe en la promesa se por la palabra de Dios; él es el que suscita en nosotros la fe en la
realizó el nacimiento de este pueblo, que iba a ser llamado el pueblo palabra y el que da eficacia a la palabra. Nos parece que un texto
de la promesa. "Por esto ante la frase del prólogo en que con el como J n 3, 5, con los paralelos joánicos citados aquí, permite hacer
cumplimiento de la promesa se abre la nueva alianza: "a cuantos le la síntesis de ambas corrientes. Un detalle muy interesante nos con-
recibieron dioles poder de venir a ser hijos de Dios, a aquéllos que firma en esta manera de ver: en el pasaje de 1 Pe 1, 22, uno de
8, 12) 71 . San Pablo no es menos explícito: «En él también, vo-
b) El texto actual: sotros que escucháis la palabra de la verdad, el evangelio de
«quien no naciere del agua y del espíritu...» nuestra salvación, en el que habéis creído, fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa» (Ef 1, 13); «es Dios quien a no-
Una vez promulgada por Jesús la necesidad del bautismo cris- sotros y a vosotros nos confirma en Cristo, nos ha ungido, nos
tiano, y habiéndose convertido ya en una práctica ordinaria en ha sellado y ha depositado las arras del Espíritu en nuestros co-
la Iglesia, se comprende que san Juan haya añadido una palabra razones» (2 Cor 1, 21-22)
al texto primitivo para indicar de manera más completa las con-
El mismo Juan insiste también claramente otras veces, en sus
diciones de acceso al reino, tanto más cuanto que nuestro pasaje
escritos, en la estrecha unión de la fe y el bautismo para tener
forma parte de un conjunto más amplio en el que se alude en
acceso a la salvación. En la narración de la lanzada, en el calvario,
varias ocasiones al bautismo (1, 25-33; 3, 22. 23. 26; 4, 1. 2).
el evangelista da una importancia especialísima al hecho de que
Pero veremos que la interpretación que acabamos de dar de la
broten agua y sangre del costado de Jesús (19, 34-36): a sus ojos
fórmula primitiva «nacer del Espíritu» no por esto sufre modi-
simbolizan la eficacia salvífica del sacrificio de Cristo, eficacia
ficación alguna; únicamente la inserción de las palabras ύδατος
que se hace operante en la Iglesia por los dos grandes sacramen-
καί hace que en el texto actual se indiquen dos condiciones
tos del bautismo y de la eucaristía; pero para completar el al-
fundamentales de la iniciación cristiana: la fe y el bautismo.
cance eclesial y sacramentarlo de esta narración, Juan añade toda-
Todo el Nuevo Testamento expone que la fe y el bautismo vía un versículo (v. 37) y una cita escriturística (Zac 12, 10), para
son las dos exigencias fundamentales para entrar en el cristia- poner de relieve lo que se espera del hombre que recibe los bie-
nismo. Bastará recordar aquí algunos textos esenciales. Los sinóp- nes de la salvación: debe levantar su mirada de fe hacia el cru-
ticos nos ofrecen las indicaciones más importantes; existen, pues, cificado. La misma conexión entre la fe y el bautismo encontra-
razones de peso para creer que esta doctrina procede de Jesús mos, con bastante probabilidad, en el célebre texto de los tres
mismo; pero es significativo que dicha doctrina fuera proclamada testigos (1 Jn 5, 6-8). El triple testimonio, el del Espíritu, el
sólo al final de su vida, durante las apariciones después de la re- del agua y el de la sangre, se sitúa en un contexto que trata de
surrección; esto muestra que se pecaría de anacronismo si se hi- las condiciones de entrada en la Iglesia; el testimonio del Es-
ciese remontar esta promulgación al diálogo con Nicodemo, al píritu significa la unción por la fe, el agua designa el bautismo,
principio de la vida pública. Sólo en la conclusión del evangelio la sangre, la eucaristía73. Como vemos, para Juan, como para
de Marcos, Jesús ordena a sus apóstoles: «Id por todo el mundo, Jos demás autores del Nuevo Testamento, el papel de la fe en la
y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere recepción de los sacramentos es capital; y la infusión de esta fe
bautizado se salvará, mas el que no creyere, se condenará» (Me es atribuida por él esencialmente a la acción del Espíritu.
16, 15-16; comp. con Mt 8, 19). Teniendo en cuenta estos textos paralelos, la interpretación
La misma doctrina encontramos en los Hechos: sólo después del texto de Jn 3, 5, no presenta dificultad alguna: «En verdad,
de haber creído en la predicación del evangelio es cuando los én verdad te digo, quien no naciere del agua y del Espíritu no
neófitos reciben el bautismo; así, por ejemplo, en Samaría: «Mas puede entrar en el reino de Dios». Tenemos aquí la misma doc-
cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba el reino de Dios y el trina que en Jn 19, 35 y 1 Jn 5, 6-8: para entrar en el reino se
nombre de Jesucristo, se bautizaron hombres y mujeres» (Hech
„ 71Comparar también Hech 8, 36-37 (Vulgata); 16, 14-15. 30-33:
I I , 8;19, 4-5.
los textos fundamentales para el primer tema (el de la regeneración
por la palabra), una parte importante de la tradición manuscrita , J 2 s ° b r e esta interpretación de 'έχρισεν como de la unción por
ha añadido la palabra δια ττνεύματος después de της άληθείας: 1· le, véase más adelante, La unción del cristiano por la fe, 113 s
Ι..7*, véas« a- c.: Sacra pagina, 2, 202-207. Esta exégesis ha sido
"habiendo purificado vuestras almas obedeciendo a la verdad bajo
la acción del Espíritu..."; aquí las dos líneas de interpretación se Mcptada plenamente por el P . BRAÜN en su segunda edición de las
MKas de Juan en la Bible de Jérusalem.
unifican.
necesita un nuevo nacimiento; éste se produce en nosotros por Se notará la riqueza y la profundidad de esta doctrina, tanto
el bautismo de agua y por el Espíritu que nos da la fe. desde el punto de vista teológico como espiritual76. La impor-
Un detalle sin embargo llama en seguida la atención: al revés tancia del bautismo en la exégesis expuesta no está minimizada:
de lo que observamos en los versículos de los tres testigos y el bautismo de agua continúa siendo la condición fundamental
en el conjunto de los textos del Ν. T. citados anteriormente, la para entrar en el reino de Dios. Pero el evangelista no se limi-
mención del Espíritu (o en otras ocasiones, de la fe) viene aquí ta a esta afirmación; a la necesidad del sacramento añade la de
después de la del agua74. La razón nos parece simple: se debe a una renovación por la fe: no se necesita sólo nacer del agua, se
que Juan no quiere describir, como en los otros textos, el mo- necesita también nacer del Espíritu. Pues Juan quiere insistir,
mento mismo de la iniciación cristiana, en el que la fe es condi- ante todo, como lo hace frecuentemente en su evangelio 71, en la
ción del bautismo; más bien pretende, como hemos visto en el necesidad de una profundización de esta vida de fe, de esta vida
análisis, dar una descripción completa de la vida de fe del cris- nueva dirigida por el Espíritu. Sobre este tema volverán a in-
tiano; quiere mostrar cómo se pasa de una fe aún muy humana sistir una vez más los versículos conclusivos del capítulo; son
y exterior, como la de los judíos, a una vida totalmente colocada como un resumen de todo el diálogo: «aquél a quien Dios ha
bajo la conducta del Espíritu. Aun para un cristiano está lejos enviado habla palabras de Dios, pues Dios no le dio el Espíritu
de haberse realizado esto en el momento de su primera conversión con medida... El que cree en el Hijo tiene la vida eterna; el que
y de su bautismo. Sobre lo que el evangelista quiere insistir fun- rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida» (v. 34, 36) 78 .
damentalmente es sobre la necesidad del progreso en la vida de
emparejadas: según el autor, el καί que une las palabras en esta
fe después de la conversión (comp. Mt 28, 19-20). Si esto es así, Construcción sería un καί epexegético; debería entenderse por tanto
es natural que haya colocado "πνεύματος después de ύδατος, J n 3, 5, así: "el agua, es decir el Espíritu". Pero M. BARTH exagera
ya que esta acción continua del Espíritu a partir del bautismo es evidentemente la importancia del καί epexegético en san J u a n :
en la mayor parte de los ejemplos que cita no es ése el sentido del
la que va a desempeñar en adelante el gran papel en la vida del καί (por ejemplo 3, 11; 4, 23; 5, 24; 6, 69; 17, 33).
cristiano. Esto se deduce aún más claramente de otro detalle: la Es verdad que con bastante frecuencia, en esta construcción, el
diferencia de tiempos del verbo γεννασθαι en los v. 3-8: no |egundo término es más importante y es el que se acentúa, por ejem-
plo 4, 48: σημεΐα καί τέρατα (la única vez que se emplea τέρας
carece de sentido el que el verbo se emplee primeramente en en san Juan para caracterizar la fe judía en los milagros: ella ve
aoristo, en los v. 3 (recordado en el v. 7), 4, 5; mientras que sobre todo en ellos su carácter de prodigio); 6, 45: πας δ άκούσας
en los vv. 6 (bis) y 8, se usa sólo en perfecto: τό (ό) γεγεννη- « α ρ ά τοϋ -πατρός καί μαθών. Esto vale también para 3, 5: γεννηθη
¿ 4 Οδατος καί πνεύματος, pues sólo la palabra -πνεύμα volverá a
μένον(ς). Es que san Juan no quiere hablar ya aquí del mo- repetirse en los tres versículos siguientes.
mento pasado del nuevo nacimiento recibido en el bautismo, sino 76 s e comprende que un autor espiritual, como el P. LIBERMANN,
indicar el término de un desarrollo a alcanzar, a saber la trans- cuya doctrina está tan imbuida del cuarto evangelio, haya leído
este versículo viendo en él una invitación a abrirnos a la acción del
formación progresivamente realizada del hombre carnal en el hom- Espíritu en nuestras almas; cf. su Commentaire de saint Jean. Des-
bre espiritual; sólo este último merece ser calificado con las pa- clée de Br. 1958, 133: "Después de nuestro bautismo, el Espíritu Santo
labras de Jesús al final del segundo discurso: ό γεγεννημένος habita en nosotros de una manera viva y vivificante, está en él
para convertirse en nosotros en el principio de todos los movimientos
έκ του -πνεύματος (ν. 8); este hombre es enteramente dócil a de nuestra alma, llega a ser de alguna manera como el autor de
las insinuaciones del Espíritu, ha «nacido del Espíritu», es él nuestra alma. Depende de nosotros el dejarnos impresionar e in-
mismo espíritu (v. 6) 7 5 . fluir por él, y seguir más o menos sus santas impresiones, según
la mayor o menor abundancia de gracia que haya en nosotros y se-
gún las mejores o peores disposiciones que tengamos. Cuanto más
™ El orden inverso se halla solamente en la versión siro-sinaítica: •e convierte el Espíritu Santo en el principio de nuestra alma, más
"del Espíritu y del agua". Para el sentido y el valor de este cambio influye en sus sentimientos y disposiciones, más seguido es por ella,
véase La unción del cristiano por la fe, 159 s. y más perfecta es su vida en nosotros y más santos nos hacemos".
75 Debe tenerse en cuenta también una particularidad del estilo π Véase también J n 8, 30-32; 14, 10-12; 15, 26; 16, 4, 13-15; 20, 29.
de san Juan sobre la que ha llamado la atención M. BARTH, Die ¿No es significativo que según este texto (véase también 6,
Taufe — ein Sakrament?, 443-445, a saber el empleo de palabras «3) la acción del Espíritu sea identificada con la comunicación de
la vida de fe: en la medida en que nosotros correspondamos a
CONCLUSION ella, en esa misma medida habremos «nacido del Espíritu»; la
vida del creyente es una vida según el Espíritu.
Como hemos visto, no se puede rehusar el considerar el pro- Entre las diferentes interpretaciones que la tradición exegé-
blema crítico suscitado por un cierto número de autores. Entre tica ha dado de este versículo, no es difícil averiguar cuál me-
el diálogo de Jesús con Nicodemo y la redacción del texto evan- rece nuestras preferencias.
gélico se insertan la predicación ulterior de Jesús, la práctica sa- Nos adherimos a aquella corriente importante de la tradición,
cramental de la iglesia primitiva y una larga predicación del após- representada por el Pastor de Hermas, por Justino, Ireneo, Orí-
tol Juan; con muchos modernos hay que admitir que Jn 3, genes, Agustín y los mejores representantes de la exégesis medie-
5, que narra las palabras de Jesús al maestro de Israel, refleja val, que distinguían claramente una doble causalidad sobrenatu-
muy probablemente también esta larga tradición cristiana; es ral: la del bautismo y la del Espíritu ejercida en la vida de fe.
cierto ante todo para la palabra ϋδατος, que difícilmente puede ¿Quiere esto decir que, para Juan, fe y bautismo son dos reali-
considerarse como primitiva. dades paralelas e independientes? De ninguna manera. Su rela-
El texto actual habla evidentemente del bautismo. Las opi- ción mutua la sugiere ya el mero hecho de que se mencionan
niones se separan cuando se trata de la relación a establecer en- juntas, siempre que san Juan habla del sacramento de iniciación.
tre el «agua» y el «Espíritu». En la historia de la exégesis se Pero el evangelista no ve esta relación como los teólogos poste-
observa una fuerte tendencia a subordinar el segundo término riores: no describe la fe directamente como un don recibido en
(πνεύματος) al primero (ύδατος), es decir a reducir toda el bautismo; para él, la fe precede (1 Jn 5, 6), acompaña (Jn 19,
la actividad del Espíritu a la ejercida en el sacramento del bau- 34-35) y sigue (Jn 3, 5) la recepción del bautismo cristiano, y a
tismo 79. El texto del evangelista no favorece esta interpretación. la descripción de esta vida es a la que dedica aquí toda su
Pues es cierto que Juan quiere hablar ante todo de una acción atención.
prolongada del Espíritu, ya anterior al bautismo, que continúa El interés de esta interpretación es que pone de relieve la
después, y sobre todo, durante toda la vida del cristiano; esta participación del creyente en la vida sacramental. El nuevo naci-
acción, para él, consiste esencialmente en desarrollar en nosotros miento no es solamente el efecto de un rito: además de la ac-
ción objetiva del sacramento, Jn 3, 5 subraya también la parte
las palabras de Dios por Jesús? Es que la acción del Espíritu con- subjetiva del que lo recibe, la actitud de fe. El hombre que es
siste en interiorizar estas palabras en el corazón de los creyentes llamado a convertirse en hijo de Dios debe disponerse a ello
suscitando en ellos la fe: el objeto de esta fe es la verdad revelada
por Jesús. por la fe; y sólo un desarrollo constante de esta vida de fe lo
79 Uno de los ejemplos más típicos de una interpretación casi convertirá plenamente en un hijo de Dios (Jn 1, 12), en un hom-
exclusivamente ritualista de nuestro texto se halla en las Pseudo-Cle-
mentinas. Cuando en ellas se cita J n 3, 5, sé omite siempre el "es- bre «enseñado por el Espíritu» (Jn 6, 45), en un hombre «nacido
píritu"; el acento cae sólo sobre el agua del bautismo: "Quid con- del Espíritu». Y si alguno objetase que esta insistencia en el
ferí aquae baptismus ad Dei cultum? Primo quidem, quía quod Deo papel del creyente disminuye la parte de Dios en la obra de
placuit impletur; secundo, quia regenerato ex aquis et Deo renato,
fragilitas prioris nativitatis... amputatur, et ita demum pervenire la santificación, debido a que al menos la actitud de acogida
poteris ad salutem, aliter vero impossibile est. Síc enim... verus en el hombre es una actitud propia suya, las palabras εκ πνεύ-
Propheta testatus est/ dícens: Amen dico vobis, nisi quis denuo re- ματος de Jn 3, 5 saldrían a su encuentro para recordarle que
natus fuerit ex aqua, non intrabit in regnum caelorum... Et ideo
accelerate, est enim in aquis istis misericordíae vis quaedam, quae esa misma fe es siempre, esencialmente, un don del Espíritu.
ex initio ferebatur super aquas... Confugite ergo ad aquas istas, solae
sunt enim quae possint vim futuri ignis exstinguere; ad quas qui
moratur accedere, constat in eo infidelitatis adhuc idolum permanere,
et ab ipso prohiberi ad aquas quae salutem conferunt, properare".
(Recogn. 6, 9: P G 1, 1352); comp. el texto paralelo de las Homilías
<Hom., 11, 24-26; ed. RESCH, 166-167).
BIBLIOGRAFIA ESPECIAL SOBRE J n 3, 5

1. Trabajos especiales sobre el texto:


1. - M. VOSTÉ, De spirituali regeneratione ex aqua et Spiritu, en
Studia Joannea. Roma 1930, 101-138; H. RONGY, Le dialogue avec
Nicodéme: RevEcclLiége 34 (1933) 227-234, 287-293; P. VAN IMSCHOOT,
De colloquio curn Nicodemo: Collationes Gandavenses 34 (1937) 181-
186; J. GRAF, Nikodemus: TheolQ 132 (1952) 62-86; Ρ.-M. BRAUN,
La vie d'en haut: R S c P h T 40 (1956) 3-24; F . ROUSTANG, L'entretien
avec Nicodéme: NRT 78 (1956) 337-358; S . MENDNER, Nikodemus:
JournBiblLit 77 ( 1 9 5 8 ) 293-323.

2. Principales estudios sobre el bautismo y los sacramentos en


el cuarto evangelio:
C. T. CRAIG, Sacramental Interest in the Fourth Gospel: JournBibl-
Lit 58 (1939) 31-41; W. MICHAELIS, Die Sakramente im Johannes
evangelium. Bern 1946; F . - M . BRAUN, Le baptéme d'aprés le 4E évan-
gile: RT 48 (1948) 347-393; W.-F. FLEMINGTON, The New Testament
Doctrine of Baptism. London 1948; H. RIESENFELD, La signification
sacramentaire du baptéme johannique: Dieu Vivant 13 (1949) 29-37;
M . BARTH, Die Taufe — ein Sakrament? Ziirich 1951, 434-453; O. CULL-
MANN, Les sacrements dans l'Évangile johannique. París 1951; H,
KÓSTER, Geschichte und Kultus im Johannesevangelium und bei Ig-
natius von Antiochien: Z T K 54 (1957) 56-69; S . SMALLEY, Liturgy
and Sacrament in the Fourth Gospel: EVQ 29 (1957) 159-170; P. NXE-
WALDA, Sakramentssymbolik im Johannesevangelium? Limburg 1958;
R. SCHNACKENBURG, Die Sakramente im Johannesevangelium, en Sacra
pagina 2. París-Gembloux 1958, 235-254; L. VILLETTE, Foi et Sacre-
ment. I. Du Nouveau Testament ά Saint Augustin. París 1959, 82-90;
R. E. O. WHITE, The Biblical Doctrine of Initiation. London 1960, pecado es la iniquidad
241-264; E. LOHSE, Wort und Sakrament im Johannesevangelium:
N e w T e s t S t u d 7 (1960/61) 110-125; J . YSEBAERT, Greek Baptismal Ter-
minology. Nijmegen 1962; G. R. BEASLEY-MURRAY, Baptism in the (1 Jn 3, 4)
New Testament. London 1963.

3. Otros estudios generales que tratan directamente de nuestro Ignace de la Potterie


texto:
P. WINDISCH, Die Sprüche vom Eingehen in das Reich Gottes:
ZNW 27 (1928) 163-192; O. BETZ, Geburt der Gemeinde durch den
Lehrer: NTS 3 (1956/57) 314-326; W. GRUNDMANN, Die ΝΗΠΙΟΙ M
der urchristlichen Paranese: N T S 5 (1958/59) 188-305.

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