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Por: Marlon Andrés Jiménez Flores

Un viaje por el universo

He viajado tanto por los confines del universo que de no ser por el contabilizador
de mi muñeca no sabría ya a cuántos planetas he visitado, mucho menos las
culturas que he conocido, ya que pueden ser muchas en solo un punto en el
espacio, esto sin contar los idiomas que he tenido que aprender a la fuerza y las
cosas que he tenido que hacer para que acepten mi presencia.

Pero nada me ha sorprendido más que esos ojos amarillos que me vieron por
primera vez en unos de los planetas más peligrosos de toda la galaxia. UB45 tenía
una población de humanos que se habían alejado de nuestra línea genética hacía
ya varios milenios y por lo tanto evolucionaron de forma distinta.

Podían sobrevivir sin agua aunque no sin oxígeno, su alimentación era muy
distinta, pero sus costumbres eran muy parecidas a las nuestras en Tierra. Lo
único en lo que la apariencia nos diferenciaba era en que su color de piel era de un
amarillo mostaza increíble. Pero tanto sus mujeres como hombres, de no ser por
su piel amarilla, podrían pasar por el humano común. ​Yo era un simple
comerciante que incluso entablaba las primeras conversaciones entre planetas
vecinos y hacía que existiera comercio entre ambos.

Pero lo que tocó mi vida en UB45 lo cambió todo por completo. Cuando llegué a
UB45 hambriento y con sed, casi muriendo por quemaduras de tercer grado en
gran parte de mi cuerpo, luego de que piratas espaciales invadieran mi nave y me
lo robaran todo, unos ojos negros completos se posaron en mí para darme la
vitalidad que me hacía falta.

Entró en la nave que se incendiaba y sacó mis reservas de agua, yo había viajado
para UB45 un par de veces antes y aunque supe desde el principio que no serían
hostiles conmigo, eso podría cambiar si aterrizaba donde no era invitado, en ese
planeta no existía un gobierno mundial, cada país tenía un gobierno autónomo, así
como era antes Tierra.

Pues esta mujer de ojos negros y piel amarilla me dio agua, comida y me llevó a su
casa. Allí me cuidó hasta que me recuperé por completo. Ahora solo toca arreglar
mi nave, aquí en este planeta tengo todo lo necesario para repararla y gracias a
esos ojos negros puedo decir que tengo vida nuevamente.

Le debo la vida a esta mujer del planeta más peligroso de la galaxia, un ser
humano de Tierra no puede durar mucho tiempo aquí porque las altas
temperaturas diluirían la sangre al punto de la muerte, pero no podía dejar a mi
cuidadora sin antes despedirme como era debido.
No quiero dejar el planeta de los ojos negros que me salvaron, no quiero dejarla a
ella que con sus cuidados me salvó, pero si me quedo habrá hecho todo lo que
hizo en vano.

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