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El concepto de acto mercantil es fundamental para esta área del derecho, toda vez
que alrededor suyo se configuran las demás instituciones propias del derecho
mercantil.
Como veíamos al inicio del curso, cuando en el derecho mercantil dejó de primar
el criterio subjetivo para dar paso al criterio objetivo de mercantilidad, la noción de
acto de comercio pasó a ser el eje central para determinar la aplicación o no de las
normas mercantiles.
Recordemos los artículos 10 y 11 del C. de Co. Que expresamente señalan que el
derecho mercantil se aplica a los comerciantes y a quienes esporádicamente, sin
ser comerciantes, realizan actos de comercio. Igualmente vimos en clases
anteriores que el comerciante es quién se dedica de manera profesional y habitual
a realizar actos de comercio.
La semana anterior, hablamos de empresa y señalábamos que el artículo 25 del
C. de Co. La define como toda actividad económica organizada para la
producción, transformación, circulación, administración o custodia de bienes o
para la prestación de servicios, lo que puede resumirse diciendo que existe
empresa cuando de manera organizada y sistemáticamente se llevan a cabo actos
de comercio.
A su vez, el artículo 515 del C. de Co. Define lo que se entiende por
establecimiento de comercio (concepto del que nos ocuparemos en la siguiente
clase), señalando que se entiende por establecimiento de comercio un conjunto de
bienes organizados por el empresario para realizar los fines de la empresa, lo que,
dicho en otras palabras, se entiende por establecimiento de comercio el conjunto
de bienes que el comerciante o el empresario destinan para realizar actos de
comercio.
Lo anterior, evidencia lo que hemos venido sosteniendo acerca de que la noción
de acto de comercio es el núcleo que determina la aplicación o no de este
ordenamiento.
Pese a ello, encontramos que las legislaciones, entre ellas la nuestra, no definen
lo que se entiende por acto de comercio, limitándose a efectuar una enunciación
no taxativa de cuáles son los actos que se entienden mercantiles.
Esto ocurre, en razón a que no es fácil incluir en un concepto la variedad de actos
que responden a esta concepción. Algunos doctrinantes se han aventurado a
edificar un concepto, pero los mismos siempre se quedan cortos.
Ahora, si bien, como decíamos, no es frecuente encontrar en la doctrina una
definición de acto de comercio, de lo que si se han ocupado los doctrinantes es de
ofrecer una clasificación de los mismos, partiendo de la base que son actos de
naturaleza objetiva, es decir que para recibir esta calificación no se atiende a
quien los realiza, sino la actividad en si misma considerada.
Partiendo de esta premisa, diremos que los actos de comercio se clasifican de
manera general en actos de comercio absolutos y actos de comercio relativos.
Son actos de comercio absolutos aquellos que son actos de comercio sin importar
la intención del sujeto al llevarlo a cabo, ni la forma como se realiza. Como
ejemplo de actos de esta naturaleza podemos citar el otorgamiento de títulos
valores. Es un acto mercantil absoluto por cuanto el legislador así lo ha
determinado, sin importar para qué se suscribe el título valor ni el ánimo
especulativo de quién lo hace. Así, si ustedes suscriben un pagaré para garantizar
un crédito que les otorga la universidad para el pago de la matrícula, este acto es
mercantil, así no se evidencie en el mismo un ánimo especulativo atendiendo a
que la Universidad es una corporación sin ánimo de lucro y el destino sea cancelar
por un servicio de formación profesional.
Por su parte, son actos de comercio relativos, aquellos en que sea necesario
indagar sobre la intención del sujeto al momento de llevarlos a cabo o la forma en
que se lleva a cabo.
En el primer caso, estamos hablando de los actos de comercio relativos en los
cuales su mercantilidad depende del fin especulativo que tiene la persona al
llevarlos a cabo. Así, por ejemplo, serán actos de esta naturaleza, la adquisición
de bienes con el fin de revenderlos. En consecuencia, si yo compro bienes para mi
uso personal, el acto no es mercantil, pero si los compro para revenderlos, es
evidente el ánimo especulativo que tengo al llevar a cabo la compra, y por ende
este acto es mercantil y se regirá entonces por las normas mercantiles.
En el segundo evento, hablamos de los actos de comercio relativos por la forma
de su ejercicio. Si observamos detenidamente el artículo 20 del C. de Co. Que trae
la enunciación, no taxativa, de los actos de comercio, encontramos a partir del
numeral 10 al 18 que el legislador considera mercantiles los actos que allí se
enumeran, cuando estos son realizados por una “empresa”, es decir que para que
el acto sea mercantil tiene que ser desarrollado de forma masiva y organizada, ya
que en caso contrario, cuando se trate de una operación esporádica y que no
responda a un esquema empresarial el acto no será mercantil.
Ahora bien, otra clase de actos de comercio son los llamados actos conexos a los
cuales se refiere el artículo 21 del C. de Co. Denominándolos actos mercantiles
por relación sobre los cuales señala que se tendrán así mismo como mercantiles
todos los actos de los comerciantes relacionados con actividades o empresas de
comercio, y los ejecutados por cualquier persona para asegurar el cumplimiento
de obligaciones comerciales.
Pensemos entonces el caso del dueño de un restaurante, respecto del cual
diremos que su actividad mercantil se circunscribe a la preparación y venta de
comidas preparadas. Pero, si ese comerciante adquiere un vehículo usado por
compra a un amigo, para destinarlo a repartir los domicilios que solicitan sus
clientes, tenemos que ese acto que en principio es de carácter civil, en virtud de la
norma antes señalada se convierte en mercantil por conexión, dada la relación
estrecha que tiene con su actividad comercial.
Finalmente, el legislador nos habla en el artículo 22 del C. de Co. De actos mixtos
señalando que, si el acto es mercantil para una de las partes, así para la otra no lo
sea, el acto se regirá por las disposiciones de la ley mercantil, es decir, se asimila
y se trata como un acto de comercio.
Pensemos entonces en la compra que hacemos de un televisor para nuestro uso,
en un almacén de cadena. Para nosotros el acto no es mercantil por cuanto lo
vamos a dedicar a nuestro uso personal, pero para el almacén de cadena si lo es,
ya que adquirió el televisor del fabricante para revenderlo. En ese caso, el acto por
ser mixto tiene el mismo tratamiento de los actos de comercio.
Pasemos ahora, a analizar cada uno de los numerales del artículo 20 del C. de
Co:
Son mercantiles para todos los efectos legales:
3) El recibo de dinero en mutuo a interés, con garantía o sin ella, para darlo
en préstamo, y los préstamos subsiguientes, así como dar habitualmente
dinero en mutuo a interés.
En este numeral se describen todos los negocios jurídicos que pueden celebrarse
teniendo como objeto un establecimiento de comercio. Nótese que son actos de
comercio absolutos ya que no se exige ninguna intención. Basta que en la
operación esté involucrado un establecimiento de comercio, para que el acto
automáticamente sea mercantil.
5) La intervención como asociado en la constitución de sociedades
comerciales, los actos de administración de las mismas o la negociación a
título oneroso de las partes de interés, cuotas o acciones.
ACTOS NO MERCANTILES
Por su parte, el artículo 23 del C. de Co. Relaciona los actos que no se consideran
mercantiles por el legislador. Si bien en este artículo no se incluye una cláusula
general como sucede con el numeral 19 del artículo 20, si reparamos en lo
dispuesto en el artículo 24 del mismo Código, diremos que esta enumeración
tampoco es taxativa.
Se incluye entonces como actos no mercantiles los siguientes: