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PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

ASPECTOS EVOLUTIVOS DE LOS 3 AÑOS.

A lo largo del tercer año el niño va a conseguir un grado de autonomía motora


suficiente como para caminar por terrenos desnivelados, lanzar y atrapar una pelota
con las manos, pedalear sobre un triciclo, caminar sobre una línea, dar brincos sobre
un pie, andar sobre los talones.

En el área motriz fina será capaz de imitar algunas tareas manuales de cierta
precisión como realizar trazos sencillos en forma de cruz, círculos, uves, cortar papel con 1
las tijeras apropiadas, utilizar llaves, colorear figuras, etc.

Su capacidad de percepción-discriminación le permitirá diferenciar figuras y


formas, componer rompecabezas sencillos de hasta tres piezas, etc.

Junto a estos importantes logros en las actividades motrices y manuales, destacan


sus grandes progresos en el área de la comunicación verbal y no verbal. La amplitud de su
vocabulario se aproximará al millar de palabras, con la particularidad de que sus valores
semánticos son bien diferentes a los de los adultos. Así una sola palabra equivale para
ellos a una frase entera (palabra-frase), y poco después la prefrase que supone dos o tres
palabras. La posibilidad de integración social, el juego y sus relaciones con niños y adultos
le harán adentrarse en la fase interrogadora o de curiosidad que constantemente le hará
preguntar qué es... y poco más tarde el porqué de muchas cosas. Esto parece responder
al deseo de cubrir sus necesidades de seguridad y orientación en el ambiente en que se
encuentre.

Otros aspectos evolutivos tienen que ver con el considerable grado de autonomía
que va adquiriendo y que podrá ser potenciado con tareas cotidianas como lavarse las
manos, quitarse y ponerse prendas de vestir, recoger los juguetes, ordenar el material
escolar...

Debe prestarse una especial atención al tipo de comunicación que establecen con
su entorno más próximo, en muchos casos ambivalentes como su interés creciente por
las demás personas que le rodean y, a la vez, su tendencia a los soliloquios, las frecuentes
muestras de un claro sentido de la propiedad cuando juega con otros niños y los cambios
bruscos en su estado de ánimo. Todo esto no es otra cosa que su deseo de
autoafirmación o búsqueda de la propia identidad.

La familia sigue siendo su principal referente social y afectivo, por lo que el


pequeño, dentro de la propia familia o del grupo de compañeros de su aula, necesitará
definir su lugar, su rol. Pueden aparecer muestras de rivalidad, de celos, de disputa con
los demás, que pueden encauzarse adecuadamente de forma que el grupo pueda
tolerarlas gracias al desarrollo del lenguaje y del pensamiento.
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

ASPECTOS EVOLUTIVOS DE LOS 4 AÑOS

La niña y el niño de cuatro años tiene una personalidad compleja. A grandes


rasgos describiremos las características más peculiares y generales.

Su pensamiento, además de sincrético, es intuitivo y concreto. No se eleva a


abstracciones. Su mundo es el de las nociones concretas, no el de los conceptos
abstractos. Sin embargo, empiezan a aparecer los primeros conatos de lo que 2
pudiéramos llamar abstracciones rudimentarias.

Para favorecer la capacidad perceptiva, así como los procesos intelectuales y los
del pensamiento, es conveniente en todo momento estimular la función de los órganos
de los sentidos, procurando que en cada captación se utilicen todos los sentidos posibles.
Partiendo de una percepción global se iniciará el proceso de pensamiento analítico.

No comprende la sucesión del tiempo. La noción del pasado y del futuro casi no
existe en su mente.

Es extraordinariamente imaginativo. Su espontaneidad y originalidad confunden a


veces la realidad con la fantasía. Necesita ayuda para aprender a captar estas diferencias,
aunque debe seguir desarrollando su creatividad y amando la fantasía.

La mejoría en su atención es apenas imperceptible con respecto a su etapa


anterior. No obstante, puede permanecer atento durante períodos relativamente más
largos.

En su lenguaje aún le gusta escucharse a sí mismo y experimentar con las


palabras, por lo que suele hablar en soliloquio.

Al sentir la necesidad de descubrir el mundo en el que está inmerso, para así


poder dominarlo, interroga a los adultos sin cesar sobre las cosas que ve e imagina.

En sus manifestaciones o comentarios sobre las cosas o acciones que observa, es


sumamente crítico.

ASPECTOS EVOLUTIVOS DE LOS 5 AÑOS

A los cinco años han superado enteramente la etapa "preconceptual" para entrar
en la del "pensamiento intuitivo", en la que la inteligencia del niño está sometida a la
primacía de la percepción.

Su noción del tiempo va cambiando, siendo capaz de fusionar los distintos


momentos de un proceso en secuencias temporales cada vez más largas.
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Son más realistas, menos espontáneos y fantásticos que a los cuatro años.
Necesitan que les motivemos el desarrollo de su fantasía y favorezcamos el
desarrollo de su capacidad de expresión libre y espontánea.

Su atención ha mejorado, aunque sigue siendo poco potente. Necesita pasar de


una actividad a otra con relativa frecuencia, pudiendo, no obstante, recobrar el
interés con gran facilidad.

En sus actividades y trabajos individuales, sienten más interés por la realización


que por el producto final. Sólo se sienten orgullosos de lo realizado si se lo reconocen y 3
valoran los demás.

El progreso lingüístico es asombroso. El número de palabras en cada frase ha es


aumentado de cuatro a seis.

Es importante el gusto que experimentan los niños de cinco años por el juego
verbal, así como por el aprendizaje de palabras nuevas y de su significado. Es
conveniente aprovechar este gusto e interés que ellos demuestran por el lenguaje
verbal, ayudándoles a enriquecer su vocabulario contribuyendo al desarrollo mental,
en general, por la última relación que guardan estos dos aspectos de la personalidad
infantil.

La percepción en ambas edades es global, ya que cualquier actividad realizada


por el niño y la niña, pone en juego mecanismos afectivos, cognitivos, psicomotores,
de creatividad..., de aquí que pensemos que el principio fundamental sea la
globalización.

ASPECTOS PSICOEVOLUTIVOS DEL NIÑO A LOS 6 AÑOS

Unas coordenadas elementales donde encajar al pequeño de seis años, podrían


ser las siguientes:

- Para Piaget, el niño de 6 años sigue inmerso en la etapa de la inteligencia verbal,


dentro del pensamiento que llama intuitivo.

- Para Wallon, los 6 años marcan el final del estadio del personalismo.

- El Psicoanalista encuadra al niño de 6 años en el comienzo del estadio o estado de


latencia .

- El razonamiento a esta edad es de naturaleza concreta, con un pensamiento ligado a


la percepción, por lo que ese niño es incapaz de abstracción en su significación más
pura .
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

Actitudes hostiles, autistas o negativas suelen ser signo de problemas


personales o de inadaptación o bien que el niño ha pasado por una experiencia
análoga no muy afortunada .

Tanto de cara a unas aplicaciones psicopedagógicas como de cara a una política


educativa más amplia, en la casa o en el aula, tendremos que apelar continuamente a
su curiosidad y a su enorme capacidad de evolución y crecimiento .

En esta etapa es vital crear hábitos, despertar actitudes, apelar a su interés,


mucho más que impartir conocimientos que por otro lado resultaría más duro y más
difícil. 4

Necesita afecto y a su vez es afectuoso. Una carencia afectiva nos dará niños, a
los 6 años, con dificultades serias de evolución. Nos dará niños tristes o bien hostiles,
niños temerosos o infelices.

Hay que tener en cuenta que a los seis años el niño interpreta, en su relación
dinámica con padres y educadores, los actos y palabras de éstos de manera bastante
subjetiva y a veces textual, por lo que una madre que exclame: I Este niño es tonto!
ante un fallo del pequeño, puede estar creando sentimientos de incapacidad y
vivencias de minusvalía, si existen predisposiciones en este sentido.

Importancia del desarrollo vital y Psicomotor: El niño lo primero que debe


hacer es jugar y desarrollar su destreza y habilidad muscular con tanta o más
importancia como pueda tener el desarrollo de sus potencialidades intelectuales.

La necesidad de relación: El niño pregunta, consulta, se relaciona...y nosotros


debemos alimentar esas actitudes estableciendo una auténtica comunicación y
diálogo con él, interesándonos por sus cosas, apoyando sus intereses...

Tremenda solidaridad intrapsíquica: El niño funciona como un todo y no por partes.

Sus resultados escolares no serán fruto sólo de su capacidad intelectual sino de


su equilibrio personal, de su motivación escolar, etc.

Procurar reforzar la autoestima del niño y la seguridad en sí mismo. A esta edad


el niño se mira en nuestra opinión (especialmente la de sus propia padres) .Si aun niño
de 6 años «le vemos» listo, bueno y capaz, sus resultados estarán siempre al máximo
de sus capacidades reales. Si por el contrario nuestra actitud educativa es crítica,
exigente y censora, viendo fácilmente los fallos y siendo tacaños en el halago, haremos
niños torpes, inseguros y ansiosos, que dudarán continuamente presentándose cada
vez como más inútiles al crearse un mecanismo de «retroalimentación» (Feed-back) de
tipo negativo.
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

Evitar los miedos y los temores gratuitos pues el niño de 6 años es


impresionable y puede experimentar miedos nocturnos con más intensidad que a los 3
años, pues a esa edad «no pensaba tanto».

Su maduración es incompleta en muchos planos; de hecho su concepción


espacio-temporal está sólo relativamente avanzada e incluso en ocasione puede existir
una tardía evolución neuromotora; por ello, una menor aptitud para el cálculo,
escritura, dibujo, lectura o manualidades no debe alarmar demasiado, especialmente a
principio de curso.

El control de los esfínteres debe haberse dado ya, por lo que un niño de 6 años 5
que presente micción nocturna de forma habitual o muy frecuente no está mostrando
un problema de «enuresis» que en el 95% de los casos alude su vez a conflictos o
dificultades en su evolución y que el psicólogo debe explorar y orientar . Otra cosa es
que el niño de 6 años se orine circunstancialmente en alguna ocasión, especialmente
en momentos de tensión o nerviosismo; esto último es normal y no constituye
enuresis.

Otros síntomas que podrían ser indicativos de problemas personales serían:


Síndrome Autista o introversión muy acusada, Onicofagia o síndromes tensionales de
todo tipo, problemas cotidianos con la comida, tics y estados de hipermotilidad,
mentira habitual o hurtos frecuentes, tristeza habitual, conducta agresiva, represión
afectiva aparente, etc.

En general los 6 años no es una edad especialmente «difícil», por ello Freud la
engloba en el período de latencia o «edad feliz»; lo normal es ver al niño
despreocupado, cariñoso, comunicativo... feliz.

Parece descubrirse que las niñas a los 6 años muestran por lo general mayores
aptitudes para lectura y escritura, mientras los niños son más hábiles en el cálculo
simple. Más claro es que ambos sexos son sensibles a la metodología que con ellos se
utiliza y por supuesto plenamente receptivos de los sentimientos que el profesor tiene
ante la clase, o ante un alumno en particular.

El proceso de socialización se incrementa día a día, son capaces de «compartir»


mejor y empiezan a saber perder, aunque con grandes dificultades y en escasas
ocasiones.

El niño de 6 años es una maravillosa pieza muy maleable todavía y los


condicionamientos que una más o menos acertada educación va a tener en toda su
evaluación posterior es enorme.

ASPECTOS PSICOEVOLUTIVOS DEL NIÑO A LOS 7 AÑOS .

Piaget inicia con estos 7 años el subperíodo de las OPERACIONES CONCRETAS,


segunda fase del período las operaciones concretas propiamente dichas que para
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

Piaget va desde esta edad hasta los 11 años. Del niño de la etapa anterior, dominado
por la percepción y la intuición, pasamos al niño con una mente presidida ya por la
lógica basada en experiencias concretas, (lo que se puede ver y tocar), muy lejos aún
del pensamiento abstracto, pero suficiente para que podamos referirnos a su
razonamiento como razonamiento lógico, con capacidad, por ejemplo, como para
entender las transformaciones de los objetos y con un inicio de interiorización mental
de las acciones, aunque todavía resuelva la mayoría de sus problemas por medio del
método de «ensayo y error».

Una manifestación importante en estos 7 años es su gran deseo de saber.


Antes, su curiosidad sobre las cosas era sobre el «qué» y luego, sobre el «¿a qué 6
pertenecen ?»; ahora esto ya no le satisface puesto que al pensamiento de tipo
sincrético le ha sustituido el pensamiento de tipo asociativo; ya quiere saber "¿de qué
están hechas?", "¿cómo se hacen?", "¿cómo funcionan?" y "¿por qué el hacer una cosa
hace que otra suceda?"...

Pero necesita comprender las cosas de un modo bien concreto, aprende


mediante lo que hace, mediante lo que vive, lo cual su maestro debe tener muy en
cuenta para tratar de enseñarle poniendo en relación, de una u otra forma, ese tema
que está desarrollando en la clase, con el propio mundo del niño. Refiriéndonos, - por
poner un ejemplo, a las Matemáticas, este puede ser el momento para lograr que esta
materia no se convierta en un problema serio y bloqueante en las etapas superiores,
como lastimosamente nos toca observar bastante a menudo en alumnos que
intrínsecamente cuentan con unas capacidades de razonamiento normales y en
muchos casos, hasta por encima de la media. El niño de 7 años está capacitado para
poder comprender los inicios del cálculo: sabe que si tiene 4 caramelos y le dan 2 más
ya tiene 6, que si de sus 3 chicles regaló uno, se quedó con dos...

Y tenemos que tener muy presente el hecho de lo fuerte que la Memoria suele
surgir en esta edad. Esta técnica de base es de una importancia notoria, sobre todo en
la 1ª etapa de Primaria, pero se nos puede convertir en un arma de doble filo, si al no
ser bien usada se convierte en un supletorio de la inteligencia, en vez de una ayuda.

Pero aparte de necesitar comprender las cosas de forma concreta, también las
necesita comprender, tal y como necesita que se estructure su mundo, de una forma
ordenada; este hecho se proyecta en la necesidad que advertimos en él de ordenar
cosas, hacer listas y sobre todo, ese empezar a coleccionar objetos, aunque le importa
más, por el momento, la cantidad que la calidad.

Este gran deseo de saber, al que nos referíamos al principio (haciendo la


salvedad de que si el niño pasa por una etapa conflictiva puede que no sea así, pero
dando por hecho que nos estamos refiriendo al niño de 7 años típico) , viene unido a
una buena adaptación al medio escolar, donde se encuentra plenamente inmerso y a
gusto.
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

EI alumno de 2º, tranquilo y ansioso de saber, pone igualmente mucho


entusiasmo en todo lo que hace, pero no olvidemos que su atención, que ya tiene
visos de voluntaria en muchos casos, no se puede mantener mucho tiempo, por lo que
las tareas que acomete, deben ser cortas y entrar dentro de sus capacidades, ya que a
esta edad les gusta quedar bien y si algo no pueden hacerlo, les llega a producir mucha
angustia.

Otro cambio importante lo advertimos en el juego. Sigue siendo brusco y


movido, pero su creciente sociabilidad hace que busque jugar en grupo, empezando a
respetar las reglas del juego, aunque prefiere las creadas por ellos mismos que las que
les vienen dadas por otros. Los amigos, el grupo, ya tienen una importancia para él, 7
puesto que la transformación que se ha realizado en sus estructuras mentales, le pone
en condiciones de aceptar que, aunque es él mismo y único, se parece también a otros
niños con los que tiene mucho en común, y con esto empieza no sólo la preferencia
por el grupo sino también la lealtad al mismo.

Vemos cómo en los juegos, los dos sexos empiezan a separarse o al menos no
admiten en su grupo a un miembro del otro sexo con la facilidad con que lo hacían
antes.

En el aspecto familiar se advierte como más notorio, el desligamiento


progresivo de la madre. En casa suele ser un niño tranquilo y bueno, aunque mantiene
conflictos con sus hermanos, a pesar de que a los hermanos mayores los admira y
respeta, y si tiene alguno pequeño lo mima y protege, aunque de vez en cuando,
cambie su actitud a causa de los celos, que tan comunes son a esta edad. Hay un claro
acercamiento hacia su padre al que respeta y admira con entusiasmo.

Este inicio de desligamiento materno hace que su interés empiece a


manifestarse hacia su maestro, del que intentará llamar la atención en todo momento.
Para el maestro es ésta una magnífica ocasión para favorecer lo más posible una
relación interpersonal.

En esta edad podemos también empezar a hablar de una conciencia moral,


aunque todavía esté formando y ordenando sus ideas éticas, pero en general, saben
que cosas tales como hacer trampas, mentir, robar. ..son «cosas malas» , aunque esto
tenemos que interpretarlo con gran cuidado y no con nuestra mente de adultos, ya
que a veces lo que se puede considerar un pequeño hurto, para él no lo es dado su
sentido de la propiedad confuso e incipiente, o lo que para nosotros es una clara
mentira, para él es sólo un producto de su fantasía, tan desarrollada en esta etapa que,
aunque puede distinguir lo real de lo fantástico, a veces está tan inmerso en sus
fantasías y le gustan tanto, que quiere creérselas; tampoco olvidemos que la mayoría
de las veces se rige más por los castigos o reconvenciones que recibe que por su
endeble formación moral: «me han castigado, pues esto era malo», «no me han
castigado: no es malo». Pero a pesar de todo esto, su pequeña conciencia moral, o lo
que antes se llamaba «el uso de razón», empieza ya a funcionar.

Y no queremos acabar esta breve exposición sin hacer mención a algo tan
trascendental como es el lenguaje, dada la incidencia que éste tiene en el desarrollo de
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

la inteligencia y viceversa. El niño de 7 años ya puede pronunciar perfectamente todos


los vocablos que forman su idioma y construir frases gramaticalmente correctas.
Puesto que las deficiencias de lenguaje pueden traer secuelas graves en lectura,
escritura, cálculo...y sobre todo, en el desarrollo de la inteligencia en general, debemos
estar alerta para detectar esta problemática y ponerle remedio cuando aún estamos a
tiempo.

ASPECTOS PSICOEVOLUTIVOS DEL NIÑO A LOS 8 AÑOS


8

La «etapa de la expansión» llama Gesell a esta edad de los 8 años, que serla
edad reglamentaria de los niños que nos encontremos en el 3º de Primaria; y creemos
que es una denominación muy adecuada ya que esta expansividad, esta extroversión,
será el denominador común del niño de esta edad, tanto en su personalidad, como en
todas sus realizaciones.

En su mente ya empiezan a acumularse los recuerdos, afianzándose las


imágenes que su percepción le proporciona, con lo que llega a una concepción más
realista del mundo, a una cierta objetividad intelectual. Es en este curso, donde ya
puede empezarse a dar el paso del conocimiento intuitivo al deductivo, aunque muy
someramente, pero ya en su estructura mental tiene una base para ese inicio de
aventura intelectual puesto que del mundo que le rodea, puede sacar algunas
conclusiones.

Siguiendo los estudios de Piaget sobre la evolución de la inteligencia, el niño de


8 años continúa en el subperíodo de las operaciones concretas (segunda fase de las
llamadas «operaciones concretas», propiamente dichas), cuyo subperíodo comenzó a
los 7 años. Su capacidad para seguir un proceso transformativo, su reversibilidad,
descentración, interiorización mental de las acciones, en una palabra, todo lo que
apuntábamos ya en los 7 años, lo va introyectando de un modo más completo. Si a los
7 años empezó a organizar ese caos que para él era el mundo exterior, que
sincréticamente había percibido hasta los 6 años, aproximadamente, ahora ya, a los 8
años, siente que su entorno está organizado; empieza a ver conclusiones, contextos y
secuencias; realiza una elaboración de los conocimientos y los objetiviza; su capacidad
de comprensión es mayor e intuye un mundo en continuidad, lo que le ayuda a verse
también él mismo como un ser entre otros seres, por lo que, y siguiendo a Gesell
nuevamente, podemos ver al niño de 8 años gozando de su entorno y participando de
él.

Su intimidad se ha ampliado pues no la forman ya solo sus propias vivencias


sino que la ha enriquecido con las aportaciones de los demás. Quizá de todo esto que
llevamos dicho, provenga su gran ansia de participación y como su deseo de saber es
aún mayor que antes y estos conocimientos es la escuela quien se los imparte,
podemos decir que su mundo escolar se convierte en lo más importante de sus
actividades, hasta llegar a hacer todo lo demás una continuación del colegio. En la
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

clase participa con entusiasmo: le gusta salir al encerado, siempre quiere dar las
respuestas que se le piden a otro, cualquier cosa que hace quiere que inmediatamente
se le dé el visto bueno... Quiere llevar a cabo muchas cosas y lo hace deprisa,
atropelladamente, pero teniendo en cuenta que tiende a elegir más que lo que le
mandan, lo que le gusta. Este entusiasmo y ansia de aprender hace que la mayoría de
los temas que se tratan en la clase los acepte totalmente y los sepa repetir, incluso
brillantemente, pero no nos equivoquemos en que estos conocimientos hayan sido
realmente interiorizados. Posiblemente, si a una de estas exposiciones que el niño ha
captado, sigue una evaluación en el momento oportuno, esta evaluación nos puede
dar unos resultados muy positivos y posteriormente llegar a sorprendernos unos
resultados desastrosos, en otra evaluación con una temática muy parecida a la 9
anterior. Esto nos lleva a unas consideraciones importantes, sobre todo para su
trayectoria futura. A los 8 años está capacitado para captar conceptos claros sobre
muchas cosas y hay que enseñarle a pensar en lo que se dice, en lo que se lee, a que
duden de las cosas y a que aclaren esas dudas, en una palabra, a empezar a crearle
unos hábitos de aprendizaje correctos, a que sepan usar los conceptos dentro del
contexto adecuado y que no se envicie a pasar sobre ellos con superficialidad. En 3º
tenemos que asegurarnos de que los conocimientos de los dos cursos anteriores están
plenamente asentados, para poder enfrentarse con las nuevas temáticas para las que
su desarrollo intelectivo le tiene ya preparado. Podríamos casi asegurar que su
maestro se ha convertido para él en la figura más importante del mundo adulto por lo
que será de una ayuda inapreciable en el desarrollo de su escolaridad el conseguir con
el profesor una buena simpatía. Si esto no es así, nos encontraremos, lo más probable,
con serios baches en su aprendizaje, aún cuando las capacidades intelectivas del niño
fueran buenas. Si este caso se da, habría que tener un cambio de impresiones con el
maestro o tutor para tratar de obviarlo, y si no es posible tendrá el niño necesidad de
la ayuda de sus padres u otras personas, para sus realizaciones escolares, aunque en
cualquiera de los casos, ya sea en este citado de la no empatía con el profesor u otro
tipo de problema que amerite de una ayuda extraescolar en temas de estudio, siempre
tendremos en cuenta que hablamos de ayuda en el sentido de dirección u orientación,
pues el niño ya a partir de esta edad se siente «mayor» y le gusta trabajar por su
cuenta sin ser vigilado.

En el ámbito familiar su comportamiento ya no es tan bueno como podría serlo


a los 7 años pues suele ser brusco con los padres y hermanos y tener frecuentes
accesos de cólera. Fuera de casa y de su ambiente familiar, sin embargo, se comporta
mucho mejor.

De todos modos sigue teniendo bastante necesidad de sus padres y necesidad


de confiar en alguien, que en general suele ser su madre; y se siente protegido si al
tener problemas con su mundo de relación, ya sea maestro, compañeros o amigos, sus
padres lo saben aunque se disgusta mucho si se da cuenta de que intervienen
directamente en el conflicto.

Admira a los adultos pero tiene cierto retraimiento ante ellos ya que se le ha
agudizado notablemente el sentido del ridículo y tiene miedo a que se burlen de él por
no estar a la altura de las circunstancias, ya que, a pesar de que es un niño
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

extrovertido y expansivo básicamente, advertimos en él toques de timidez y


retraimiento, debido a la introyección que está realizando del mundo exterior.

Ya es capaz de advertir las incongruencias en la conducta de los adultos, los


defectos de sus padres o maestros, las injusticias... todo lo cual le provocará mucha
angustia, angustia aumentada por sus miedos (secuela que arrastra de etapas
anteriores sobre todo miedo a la oscuridad, y estos temores se ven igualmente
incrementados por su fantasía.

Su sociabilidad sigue en aumento, aunque todavía es bastante inestable en


cuanto a sus «grandes amigos», que pueden variar a lo largo del curso, pero no tanto 10
como le ocurría a los 7 años.

En el juego acepta las reglas que vienen dadas desde fuera con bastante
sentido de la responsabilidad y justicia, pasando ya del juego social al juego
organizado. En esta edad hay un rechazo grande al «niño tramposo» ya que el hacer
trampas en el juego, al contravenir las reglas que igualmente vienen de fuera y e1
grupo ha aceptado, es para él une falta muy grave. Esto implica también que es
bastante sincero y decimos bastante ya que sus verdades muchas veces se ven
distorsionadas por su fantasía.

Así como admite que las reglas del juego pueden venir de fuera, admite
también la justicia como un conjunto de normas que igualmente vienen de fuera, por
lo que su sentido de la justicia o de la moral, en general, no está aún introyectado en
su intimidad como algo personal, aunque ya es capaz, más en teoría que en la práctica,
de afrontar lo que pudiéramos llamar sus responsabilidades. Claro está que,
basándonos en todo esto, debemos entender que fácilmente encontrará
justificaciones válidas de sus propias acciones. De todos modos su sentido del bien y
del mal está clarificado así como las responsabilidades que tiene sobre lo que hace.

Su lenguaje es fluído y bastante completo y su comprensión verbal se ha


ampliado, llegando a entender palabras abstractas tales como sinceridad, justicia... Su
escritura ya tiene regularidad y su lectura aunque con algunas vacilaciones, tiene
entonación y, qué duda cabe, debe ser comprensiva.

ALGUNOS ASPECTOS PSICOEVOLUTIVOS DEL NIÑO A LOS 9-10 AÑOS:

En el aspecto de su desarrollo intelectual esta edad queda incluída en la etapa


del subperíodo de las operaciones concretas, según la división de Piaget, pero en un
estadio ya muy avanzado de este periodo. Su juicio sobre las cosas ya no depende de
su conveniencia; los conocimientos que adquiere son el trampolín para adquirir otros
nuevos conocimientos, dándose cuenta de la utilidad de los mismos y puede, con
facilidad, hacer uso de las capacidades de observación, reflexión, análisis y síntesis.

Su principal vehículo de conocimiento es la palabra, tanto oral como escrita y


tanto en el aspecto comprensivo como expresivo, por lo que no podemos dejar de
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

insistir en la importancia que el lenguaje tiene en el niño puesto que todos los
psicolingüistas y los psicólogos en general, siempre ponen el énfasis en la incidencia
que la inteligencia tiene en el desarrollo correcto de la lengua y en cómo el uso de un
lenguaje correcto facilita la maduración intelectual.

A partir de los 7 años, con el inicio del pensamiento lógico que implica la
capacidad de reversibilidad y cuyo desarrollo se va realizando hasta los 11-12 años,
donde empezará otra forma de pensamiento, la implicación de esta evolución
intelectual no se reflejará sólo en su manera de pensar o razonar, sino que repercutirá
en toda la vida social del niño, en sus relaciones personales. La capacidad de
reversibilidad relacionándola con la socialización permite que el niño pueda ponerse 11
en el punto de vista del otro y captar sus intenciones.

Ya a los 7 años, los niños se buscan para jugar juntos, pero será en estas
edades, entre los 9-10 años, cuando el juego, el grupo, la cooperación, adquieren su
pleno significado.

Un niño de 9 años tiene por fuerza que pertenecer, aunque sea


esporádicamente, a un grupo o al menos, tener un amigo. De no ser así, puede indicar
problemas de carácter y personalidad. La amistad entre iguales, el grupo, el juego con
sus reglas, serán lo que irá desarrollando poco a poco la moral del individuo. Si un niño
sólo se relaciona con adultos, se convertirá en un ser heterónomo, dependiente,
incapaz de actuar y juzgar por sí mismo. Es entre sus iguales y a través del juego
mayormente, donde el niño adquiere su autonomía, su independencia y el sentido de
su futura libertad individual y seguridad de criterios.

En una cuidadosa observación de grupos de niños jugando, podemos advertir


cómo casi siempre se encuentra un cabecilla, un líder, sobre todo entre el sexo
masculino; en los grupitos de niñas, la líder ya no es tan frecuente. Entre los 7-9 años,
ese líder suele ser elegido por su habilidad física, basado en la ley de la fuerza y el
grupo tiene la apariencia de una pequeña sociedad dictatorial. Estos matices
cambiarán a partir de los 10 años, aproximadamente.

El paso de la heteronomía, a la conquista de la autonomía, podemos verlo en


cómo los niños aceptan las reglas del juego. En la etapa anterior a los 7 años, las reglas
venían de fuera, eran sagradas e intocables (aunque puestos ya en el juego se
olvidaban de que había reglas y no las tenían en cuenta), pero en esta edad las reglas
ya no están condicionadas por una coacción exterior y se pueden modificar si todos los
componentes del grupo consienten en ello.

Las trampas, las mentiras, las acusaciones, son severamente condenadas por
sentirlas como una deslealtad al grupo. Son inflexibles, sobre todo, ante las trampas en
el juego, adoptando una actitud de estricta vigilancia para que nadie se atreva a
cometerlas. En el fondo, sucede que cada uno de ellos tiene ganas de hacer lo que sea
lícito o ilícito para ganar, pero en el grupo está su fuerza y es la conciencia del grupo la
que ayuda a la conciencia individual.
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

Como denominación más propia de esta edad, podemos usar la de "etapa de


introyección". El niño de 9 años intenta captar todo lo que el mundo exterior le ofrece
para adaptarlo a su mismidad, por lo que su comunicabilidad y sociabilidad es
amplísima. Se da cuenta de que el valor y sentido de las cosas no son sólo lo que a él le
parecen sino que sirven también para otros.

Aunque tradicionalmente se considere esta edad de los 9 años, y en general


toda la etapa que va desde los 7 años a los 11 años, aproximadamente, como la edad
feliz o como dice el psicoanálisis "edad de latencia", no se puede tomar en su sentido
estricto. Los cambios que se están realizando en su sistema neurohumoral se traslucen
en una emotividad muy lábil; hay en su interior sentimientos, tensiones, pulsiones, a 12
veces en grados tan fuertes que llegan a culpabilizarse en gran medida. Esto se pone
de manifiesto en sus miedos, sobre todo en los sueños, una de las cosas que más
temor puede provocarle. Suelen ser sueños terroríficos, amenazantes, ya que según la
teoría psicoanalítica, todo sueño tiene un componente latente debajo de su contenido
manifiesto y es en los sueños donde aflora lo que durante el día le pudo haber
perturbado y que no había sentido gracias a la gran actividad que despliega cuando
está despierto. Aunque se pueda pensar lo contrario, el niño de esta edad tiene
fluctuaciones anímicas fuertes y su vida emocional es compleja y con bruscos cambios.
Toda esta temática provocará en él depresiones pasajeras, que en el caso de ser
frecuentes, habrá que buscar ayuda profesional, ya que será un síntoma de
perturbaciones anómalas. Dentro de su familia se siente como un miembro
importante, queriendo que se le tome en serio, aunque necesita mucho de la atención
de sus padres e incluso de los "mimos" a un nivel físico. Es el momento óptimo de la
identificación con el padre de su propio sexo y tiene una gran necesidad de diálogo con
ambos. Si los padres actúan con habilidad, el niño contará sin problemas sus vivencias,
experiencias, deseos... y también estará ansioso y atento por oir lo que sus padres
quieren contarle.

La escuela sigue siendo un mundo agradable y está totalmente absorbido por


ello, dándole a este ámbito más importancia que a cualquier otro entorno. Goza con
los conocimientos que adquiere, se interesa por averiguarlo todo y sin sentir las
responsabilidades que luego le traerán los cursos superiores. Pero dada su enorme
emotividad y labilidad, los pequeños problemas de la escuela, las rencillas entre
compañeros e incluso la actitud de su propio maestro, pueden transformarse en cortas
pero profundas crisis. La actitud ante cualquier hecho de éstos puede sufrir en un
mínimo de tiempo enormes altibajos, que él siempre tratará de justificar con
racionalizaciones y que lograrán preocupar y desconcertar a los padres.

El maestro sigue siendo una figura muy importante para él, pero su rol como tal
pasa por un momento muy delicado. Esta es una etapa muy competitiva, el maestro lo
sabe e intenta, consciente o inconscientemente, promoverlo en beneficio de unos
mejores rendimientos, pero cada niño puede recibir este fomento de la competitividad
de formas contrarias: para unos, puede ser fuente de acicate y superación, pero para
otros, puede resultar contraproductivo y ser fuente de frustración, al creer que lo que
se le pide no podrá alcanzarlo y como íntimamente pretende ser el mejor, tomar una
postura pasiva y de derrota, ya que no llegará a ser de los primeros de la clase
PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

ASPECTOS PSICOEVOLUTIVOS DEL NIÑO DE 10 AÑOS

Nos encontramos ya en el curso final del 2º Ciclo de Primaria. Los 10 años con
su buena adaptación, su tranquila seguridad, su equilibrio, constituyen realmente la
cima de la niñez. Su desarrollo intelectual se deriva del perfeccionamiento de las
adquisiciones y realizaciones de las operaciones concretas y la organización de los
conocimientos fundamentales que hasta ahora lleva alcanzados.

Para Piaget, las operaciones concretas han llegado a un perfeccionamiento


caracterizado por la coordinación de las perspectivas y por el establecimiento de
ciertos «sistemas de conjuntos» en lo espacial y temporal. Y aunque a los 10 años la 13
evolución de su etapa de inteligencia correspondiente está ya en unos niveles muy
perfeccionados sin embargo, en ciertos aspectos del razonamiento, la sujeción a las
cualidades concretas de las situaciones le impiden darse cuenta de que las leyes que
aplica pueden extenderse a todas las estructuras, por lo que si se interfieren
operaciones diversas o se implican de modo simultáneo ámbitos diferentes, el niño
vuelve al nivel prelógico, por falta de un cuadro general que haga abstracción de los
datos concretos. Ponemos un ejemplo propuesto por el propio Piaget: Los barcos no
flotan ya «porque deben» o «porque son fuertes» ni «porque hay mucha agua en el
mar para sostenerlos», tal y como podía contestar el niño en estadios anteriores, sino
que ahora, a los 10 años, ya es capaz de saber que si flotan es a causa de la relación
que existe entre su peso y el líquido desalojado.

También el avance ha sido grande en su evolución ética. Tiene convicciones


morales que ha hecho propias; la escala de valores está organizada en su pensamiento,
entendiendo que los valores no son sólo para él sino también lo son para otros. Entra
voluntariamente en el mundo ético, él mismo conduce su actividad por lo que quizás
pueda sorprendernos el sentido de lo que se debe y no se debe hacer o la capacidad
de afrontar sus responsabilidades que tiene un niño de 10 años. Habla muy a menudo
del bien y del mal y detesta el fraude y el engaño.

Volvemos de nuevo a recurrir a las experiencias de Piaget para poder ilustrar la


evolución ética que va realizando, tomando como base el tema tan común en la
escuela como puede ser lo que los niños piensan sobre si es correcto o no «soplar» en
clase a un compañero a que le preguntan la lección o realiza un examen: alrededor de
los 7-8 años, el ({soplar» es malo porque lo dicen los adultos -en este caso el maestro- .
Alrededor de los 9, dicen que no está bien «soplar», « porque no», aunque la mayoría
confiesa que alguna vez «soplan». A partir de los 10 años, las opiniones están muy
divididas con respecto a si está bien o no esta ayuda clandestina a un compañero en
apuros y el tema se convierte en un caso de conciencia que cada uno resuelve
individualmente. Por lo tanto, ya se puede hablar de una moral autónoma, nacida de la
cooperación y fundada s6lo en el respeto mutuo y la solidaridad, igual que vimos en
capítulos anteriores como se realizaba la evoluci6n moral a través, por ejemplo, de las
reglas del juego. El grupo se amplía hasta formar pandilla y adquiere una consistencia y
estabilidad que no tenía hasta ahora. Pero si la vida de la pandilla le encanta es
justamente en la medida en que las normas y la libertad que le proporciona puede
afirmarle en sí mismo y como individuo, aunque conscientemente le interesen más las
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personas y las cosas que su propia mismidad. No olvidemos que sigue como a los 9
años en una etapa de introyección, buscando a todo trance la convivencia con sus
iguales, contrastando y apurando todas las posibilidades que se le ofrecen antes de
girar sobre sí mismo. Su intimidad busca la respuesta de sus inquietudes, curiosidades
y opiniones en los demás queriendo encontrar aquélla que puede adecuarse a sus
planteamientos con lo que aumenta su sociabilidad - hasta poderse decir que en este
período, la vida social del individuo alcanza su máxima intensidad- para, aunque
parezca un contrasentido, poder ampliar su intimidad. No es solamente el ser social y
gregario a ultranza - como dice Osterrieth - sino también el que quiere él mismo ser
con su originalidad propia. Las amistades así como el grupo suelen ser transitorias, lo
que es buena ayuda al desarrollo de su personalidad, pues tiene opción a un 14
intercambio más amplio con distintos tipos de personas, pero tendrá la necesidad de
pertenecer a un grupo, a una pandilla. Entre sus pares, sus iguales, está la fuerza que
tanto necesita. Una de las facetas más interesantes que tiene el grupo, es su carácter
de antiadulto. El chico de 10 años que presiente que deja atrás la niñez, pero sin
vivenciarse aún como adolescente, no quiere que le sigan viendo como un niño y el
adulto, con su sola presencia, le recuerda que lo es, ya que delante de él se siente
desvalorizado; es sólo dentro de su grupo, con chicos de su edad, donde se siente ese
ser que no es un niño ni adolescente pero es «alguien)); es con sus iguales, planeando
aventuras, travesuras más o menos importantes, teniendo secretos, ritos y consignas
donde únicamente se siente ubicado.

Es importante hacer la salvedad de que grupos de chicos y chicas están


absolutamente separados, aún en colegios mixtos. Hasta los 6-7 años hay una gran
indiferencia respecto a los compañeros de clase: los alumnos de uno y otro sexo
trabajan y juegan juntos sin discriminación. Entre los 7-8 años la discriminación es en el
juego; chicos con chicos, chicas con chicas, aunque no tienen problemas para hacer
trabajos juntos, pero entre los 9-12 años el antagonismo es total y la ruptura llega al
máximo. Podemos encontrar una explicación bastante lógica a este fenómeno. Esta
separaci6n tan radical y este fuerte antagonismo puede deberse a que aún se sienten
demasiado inseguros de su propia masculinidad o feminidad como para ponerlo a
prueba con el otro sexo. Al jugar cada uno con su propio grupo, su identidad sexual se
consolida hasta que llega el momento en que intentan su primer acercamiento al otro
sexo. También es interesante hacer notar que esta cohesión, interés y entusiasmo por
el grupo no se da igualmente en las chicas. Ya en los sociogramas podremos advertir
como los grupos de chicas son menos organizados que los de los varones. En el grupo
de chicos habrá, por lo general, un líder que es quien imprime a la pandilla sus
objetivos y hasta su carácter; en el de chicas hay pequeños grupos de 4 6 5 como
máximo y varias líderes repartidas entre diferentes subgrupos, llenos de rencillas y
rivalidades internas. Hacia los 10 años hay una desvalorización de las figuras adultas de
su entorno, como pueden ser los padres y maestros. El maestro sobre todo, pasa por
un momento muy delicado, ya que todos sus actos serán rígidamente juzgados y
sopesados, como ocurrirá con los padres, pero la figura del maestro no lleva la fuerte
carga afectiva que tienen las figuras parentales. Y aunque la escuela sigue siendo un
centro de interés muy importante, sin embargo, la base de su vida de relaci6n está más
en su grupo de amigos y en su familia. Es muy poco respetuoso en casa, grita, da
contestaciones impertinentes, pero sigue muy ligado a la vida familiar y demuestra
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buena intención para contribuir a la armonía de la casa. Es en el ámbito del hogar


donde puede escapar de lo que el grupo tiene de coacci6n y liberarse del sentido de
anti-individualismo que reina en el clan. Según la divisi6n freudiana, sigue el niño de
esta edad en la etapa de latencia o lo que se ha venido llamando la «edad feliz», pero
como ya observábamos en el capítulo de los 9 años, esto no implica que el niño no
pase por miedos, angustias, cambios de humor bruscos, c6leras o depresiones cuando
se encuentra con tareas que considera superiores a sus fuerzas..., que nos hace
sospechar que esa felicidad no es tan exacta como parece. Estas exploraciones de
personalidad pueden preocupar mucho a los padres, pero siempre que se muevan en
los márgenes previstos, estas tensiones ocurrirán y deben ocurrir aún en el supuesto
que el niño tuviera los padres más maduros, comprensivos y expertos en educaci6n 15
que uno pudiera imaginarse. Los niños tienen dificultades originadas por sus propios
impulsos contradictorios y en conflicto y el enfrentarse con todo ello más que un freno
es, en definitiva, un motor para su desarrollo. Aparentemente, las pulsaciones sexuales
están medio dormidas, pero la curiosidad por el sexo, no. El interés que puede tener
por estos temas no es tan exhaustivo como lo será mas adelante, pero tenemos que
hacer notar lo importante que es una educación sexual progresiva y armónica -
educación cuya fuente principal debe ser la familia -. Aún en el caso de que el niño
desde pequeño haya recibido la información adecuada y oportuna - lo que se reflejará
en que entre las cosas que pregunta vendrán cuestiones relacionadas con la sexualidad
- nos puede sorprender las veces que hay que explicárselo, pues le resulta difícil
entenderlo y guardar en su mente lo que nosotros creíamos haber explicado tan bien.
A un niño siempre hay que contestarle cuando pregunta y de esta forma no se eximen
las preguntas sobre el sexo. El darle confianza e informaci6n a lo largo de toda su edad
infantil aminorará bastante toda la incertidumbre y angustia que, a pesar de todo,
estos temas van a suscitarle posteriormente. Y acabamos el capítulo de los 10 años con
un niño que está dejando de serlo pero en una situación, en cierto modo, equilibrada
en cuanto a personalidad y sociabilidad. La adolescencia, que ya está próxima, hará
que de nuevo todo lo ponga en duda y le abocará a una larga crisis que le sacudirá
hasta lo más profundo.

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