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BENEFICIOS DEL RECICLAJE PARA EL CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático está provocando consecuencias sobre el medioambiente:


incremento de las temperaturas, que perjudican seriamente a la fauna y la flora de
nuestro planeta, y el aumento del nivel del mar, que puede ocasionar la
desaparición de ciudades, son claros ejemplos. El papel que, en ese sentido,
puede ejercer el reciclaje en el cambio climático es crucial, pues está directamente
relacionado con la reducción de las emisiones contaminantes de CO2. Como nos
explica Ecoembes, reciclar 6 latas contribuye a reducir hasta 10 minutos de
contaminación de los tubos de escape. Por ello, el reciclaje es fundamental, si
queremos mejorar la situación de nuestro entorno actual.

Verter los residuos en el contenedor adecuado.


Para reciclar adecuadamente: en el contenedor azul, el papel y el cartón; en el
amarillo: plásticos, envases ligeros, latas y bricks. Si todos reciclamos de forma
correcta, contribuiremos a mejorar el medio ambiente y con ello reducir los efectos
del cambio climático.

Reutilizar los materiales.


Las bolsas de plástico o las cajas de cartón son elementos que nos pueden servir
en más de una ocasión. ¿A quién no le ha hecho falta una bolsa de plástico en su
día a día? o ¿quién no ha precisado una caja de cartón para guardar la ropa?
Guardando estos utensilios y haciendo uso de ellos en reiteradas ocasiones,
contribuimos a preservar los recursos, y tras su uso, realizar un correcto reciclaje
es esencial para mejorar la salud medioambiental.

Priorizar el uso de objetos reciclados.


Hacer uso de objetos fabricados con materiales reciclados es una manera de
mejorar el cambio climático:

En la oficina es mejor utilizar papel reciclado, para evitar la tala indiscriminada de


árboles.
Utilizar pilas recargables es una medida beneficiosa para el medio ambiente. Las
pilas, contaminan gravemente el ecosistema y deshacernos de ellas cada vez que
se gastan, empeora la situación. Si hacemos uso de las pilas recargables no nos
hará falta comprar tantas, contribuyendo así con el medioambiente.
Son muchas las empresas que se han solidarizado con el reciclaje, mediante la
fabricación de sus productos a partir de materiales reciclados. Muchas de ellas
elaboran productos que utilizamos en nuestro día a día de forma muy habitual. Por
ejemplo, esta tumbona está fabricada a partir de plástico reciclado. Un diseño
bello, original, cómodo y lo más importante, respetuoso con nuestro entorno.

El uso de combustibles fósiles como el carbón, el gas o el petróleo inciden


negativamente en el ecosistema, provocando un aumento de la temperatura
global, el progresivo deshielo y, con ello, la subida del nivel del mar. A estos
efectos, además, se suman los impactos socioeconómicos que conlleva el cambio
climático.
En esta materia, el reciclaje se posiciona como una herramienta clave en la lucha
contra el cambio climático, que conlleva enormes beneficios ambientales en
cuanto a ahorro de materias primas, energía, agua y reducción de las emisiones
de gases de efecto invernadero.

En España, desde 1998 se han reciclado 14 millones de toneladas de envases, lo


que ha evitado la emisión a la atmósfera de 13,8 millones de toneladas de CO2, lo
que equivaldría a retirar 4,9 millones de coches de la circulación. Con estas cifras
de reciclado de envases se ha evitado el consumo de 15,8 millones de Mwh de
energía, el equivalente al consumo de 1,42 millones de personas. Además, con el
reciclaje de esos 14 millones de envases se han ahorrado 375 millones de metros
cúbicos de agua, lo que es igual al consumo anual de 6,7 millones de ciudadanos.

La forma en la que tratamos nuestros residuos tiene un fuerte impacto en el


calentamiento global. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente concluye que el vertido, seguido por la incineración, son las
actividades que provocan el mayor impacto sobre el clima.

Otro estudio indica que una política europea que limitase el vertido y fomentase el
reciclaje podría reducir las emisiones de CO2 entre 145 y 235 millones de
toneladas en el 2020, lo equivalente a retirar 40 millones de vehículos de las
carreteras europeas durante un año.

Uno de los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad es lograr un desarrollo
socioeconómico compatible con un medio ambiente en buen estado de
conservación. En este sentido, todos los consumidores pueden conservar
recursos, ahorrar energía y evitar desperdicios si adquieren productos que
consuman con eficiencia, que estén fabricados con contenido reciclado o que sean
reciclables y que tengan el menor envoltorio posible.

La compra de productos y servicios respetuosos con el medio ambiente, por


ejemplo productos reciclados, es una acción concreta de mejora ambiental que se
puede desarrollar desde cualquier sector de la sociedad.

En esta línea surgió la expresión `compras verdes´, que equivale a realizar


compras de manera inteligente y adquirir productos que ayuden a conservar los
recursos naturales, ahorren energía y reduzcan la generación de desperdicios.
Para conseguir este objetivo es necesario aprender el modo en que un producto
puede afectar al medio ambiente durante su ciclo de vida: los materiales que se
usaron para su fabricación, cómo se usan y qué hacer con ellos cuando se
terminan de utilizar. En este sentido, se deben comprar productos duraderos, en
lugar de desechables, evitar los empaquetados excesivos y comprar productos
reciclados, puesto que para la fabricación de estos artículos se usan menos
recursos naturales.
as estrategias de Basura Cero tienen beneficios muy importantes para el clima, ya
que conservan recursos, ahorran energía y reducen las emisiones de gases de
efecto invernadero. Además, los programas de Basura Cero generan puestos de
trabajo y fortalecen las economías locales.

En ese sentido, el informe recientemente publicado por la Agencia de Protección


Ambiental de Estados Unidos (EPA) revela que el 42% de las emisiones de gases
de efecto invernadero en EE UU está relacionado con la manipulación de
materiales. El informe calcula reducciones significativas de estas emisiones en el
caso de aplicarse políticas destinadas a reducir la cantidad de residuos y mejorar
el diseño de los productos para facilitar su reciclaje.

El informe calcula que se podrían evitar emisiones equivalentes a 150 millones de


toneladas de dióxido de carbono (CO2) anuales si se duplicara el porcentaje de
reciclaje de residuos de construcción y demolición. Si se redujera a la mitad la
cantidad de envases, se evitaría la emisión de 105 millones de toneladas de CO2.

Los proyectos de combustión de gases de vertedero, de combustibles derivados


de residuos y otras formas de “valorización energética” son incompatibles con
opciones como la reutilización, el reciclaje y el compostaje dado que destruyen
recursos que deberían ser reutilizados, reciclados o compostados, como papel,
plásticos y restos orgánicos.

En la práctica, la inversión en vertederos e incineradoras detrae fondos que


podrían destinarse a la reducción, la recuperación y el reciclaje. El nuevo acuerdo
climático que se alcance en diciembre en Copenhague debería crear un
mecanismo financiero que apoyara los esfuerzos de Basura Cero y destinara
fondos a los proyectos de reducción, reutilización, reciclaje y recuperación de
recursos.

A pesar de que el ser humano es el responsable de producir una gran cantidad de


residuos, parece que a veces aún nos resistimos a reciclar. Así lo único que
logramos es perjudicarnos a nosotros mismos y al medio ambiente, tanto en el
corto plazo como en el futuro de los que vendrán. Este pequeño gesto, que forma
parte de practicar un consumo responsable, hará que nuestras generaciones
futuras puedan disfrutar de un planeta verde y azul.

Ahorramos energía y luchamos contra el cambio climático


Si reciclamos reducimos el trabajo de extracción, transporte y elaboración de
nuevas materias primas, lo que conlleva una disminución importante del uso de la
energía necesaria para llevar a cabo estos procesos.

A menor consumo de energía, generamos menos CO2 y reducimos el efecto


invernadero. Es decir, que reciclar en casa supone ayudar al planeta y contribuir a
luchar contra el cambio climático.

Usamos menos materias primas


Si reciclamos el vidrio, el papel o el plástico ya no hay necesidad de hacer uso de
tantas nuevas materias primas para fabricar productos.

De este modo ahorraremos una cantidad importante de recursos naturales y


conservaremos, entre otras cosas, nuestros bosques, los llamados pulmones del
planeta, cuyo trabajo es fundamental para descontaminar el ambiente.

Fabricamos nuevos productos


A través del reciclaje se crean nuevos productos. Aunque nunca te hayas parado a
pensarlo, hay objetos cotidianos que nacen a partir del reciclaje. Muchas cajas de
zapatos tienen su origen en los tetrabriks, una llanta de neumático se puede
fabricar con esas mismas latas de refresco que guardas en tu frigorífico, y ese
forro polar que tanto te abriga tiene su origen en las botellas de plástico PET. Ten
en cuenta que estos productos necesitan menos agua y energía, y generan menos
contaminación durante su proceso de elaboración.

Hay muchas empresas que han puesto en marcha el ecodiseño con el objetivo de
diseñar pero respetando el medio ambiente. Incluso reutilizan objetos tan diversos
como las señales de tráfico o los neumáticos y les dan un uso totalmente distinto.

Creamos puestos de trabajo


Reciclar en casa supone preservar el medio ambiente y algo tan importante como
ayudar a la creación y al mantenimiento de puestos de trabajo. Porque el proceso
de reciclaje de residuos necesita de empresas y personas trabajadoras que
recojan los distintos materiales y los clasifiquen.

En España disponemos de Ecovidrio y Ecoembes, entidades sin ánimo de lucro


que puede que conozcas por sus activas campañas de sensibilización hacia el
reciclaje. Ecovidrio se encarga de la gestión del vidrio, mientras que Ecoembes se
ocupa de los plásticos, latas y briks.

Preservamos el medio ambiente


Si reciclamos, la industria contamina menos el aire al reducir la cantidad de
emisiones de gases efecto invernadero, protegemos nuestros suelos porque los
residuos van al lugar correspondiente y no se acumulan en las aguas de nuestros
ríos y mares. Al usar los residuos orgánicos para el compostaje de nuestros
jardines o cultivos, evitamos los fertilizantes químicos.

También estamos protegiendo nuestros acuíferos y preservando el hábitat natural


de muchas especies.

El reciclaje es un proceso por el cual recuperamos total o parcialmente materia


prima reutilizable de un producto ya elaborado.

La necesidad de reciclar surge de la mano del consumismo desenfrenado del


último siglo. Los profundos cambios sociales que ha producido la Revolución
Industrial han afectado directamente al estilo de vida, sobre todo al occidental y a
la forma en que consumimos, surgiendo toda una variedad de productos
elaborados y diseñados para el consumo individual.

Paquetes, plástico, cartones, envases desechables… comer, vestirse o asearse


son procesos que generan cada vez más kilos de basura. De acuerdo a datos del
Eurostat, España es uno de los países que más basura genera, con una media de
575 kilos por habitante, frente a la media de la UE de 524 kilos. Sólo es superado
por Dinamarca, Irlanda, Chipre y Luxemburgo, todos ellos con más de 700 kg por
persona.

Los países que más tarde se han incorporado a la UE y que en muchos casos no
han alcanzado los niveles de industrialización medios de la UE, como República
Checa, Letonia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia son los que menos basura
generan, con menos de 400 kg por persona al año. Sin embargo, a no ser que se
lleven campañas intensivas de educación en el reciclaje, una adecuada gestión de
residuos y cambios culturales que desincentiven el uso de productos desechables,
esos países alcanzarán rápidamente a sus vecinos en niveles de industrialización
y de basura.

¿Qué podemos hacer con toda esa Basura? RECICLAR!

EDUCAR
SEPARAR
REUTILIZAR
Educar en el Reciclaje

La cultura del reciclaje no es igual en todos los países, depende de muchos


factores: niveles medios de educación, niveles de industrialización, compromiso
ciudadano, políticas medioambientales, etc.

España es un caso paradigmático ya que con la Transición y el desarrollo


industrial ha pasado en un tiempo récord, menos de 30 años, de una sociedad
mayoritariamente agrícola a la actual, más enfocada hacia el sector servicios. De
la continua reutilización al consumo masivo.

Con el consumo surge el problema de la generación y almacenaje de las basuras,


donde un consumo más responsable y el reciclaje activo son las únicas soluciones
viables.

La cadena de Reciclaje empieza en casa y en la escuela, educando. Es


imprescindible conocer los peligros medioambientales y sociales que supone toda
la basura que generamos y saber los medios para atajarlos y darles solución.

El siguiente paso es aprender a identificar los diferentes materiales que llenan


nuestro contenedor para separarlos cada uno en su contenedor de reciclado.

Reciclado: Aprendiendo a Separar


La complejidad de la clasificación de residuos también es diferente de unos países
a otros. Evoluciona también en el tiempo, siendo los países con más tradición y
años de reciclaje los que incorporan sistemas más precisos de reciclado.

España empezó incorporando el reciclaje de cristal, uno de los primeros, a los que
luego se sumarían las pilas y el cartón, para ser luego completados con el reciclaje
de envases y los puntos limpios, donde se recogen aceite, teléfonos móviles,
equipos informáticos, electrodomésticos, muebles o ropa.

La efectiva separación de cada una de las materias nos permite reutilizar muchas
de ellas o destruirlas de forma más eficiente.

Reciclando reducimos nuestros niveles de basuras y conseguimos de forma


directa materias primas que habría que extraer de la naturaleza, con el coste
económico y medioambiental que eso supone.

Reutilizar el Material Reciclado

Actualmente hay muchas empresas que se dedican a la reutilización de residuos,


como es el caso de los neumáticos. Las pistas de atletismo, filtros de suelo para
los árboles urbanos y el firme de los parques infantiles se elabora con los
materiales extraídos de los neumáticos viejos. En lugar de contaminar en la
extracción del petróleo y en su transformación en la goma específica de los
neumáticos, el reciclado permite utilizar lo que considerábamos basura y
transformarlo en nuevo material útil.

Estas son algunas de las consecuencias y con estos datos negativos del
calentamiento global, está en nuestras manos si queremos que siga adelante
dicho fenómeno o queremos contribuir para reducirlo y revertirlo. Si decidimos
reducirlo, disponemos de una herramienta sencilla y que puede hacer todo el
mundo desde su casa o en su lugar de trabajo y es el reciclaje.

La acción de reciclar, que es tan fácil como separar y tirar la basura que
producimos diariamente en un contenedor u otro, tiene un gran impacto positivo,
como, por ejemplo:

Ahorrar energía y reducción de la contaminación, lo que se traduce menos


generación de CO2 para crear nuevo material y así se reducen los gases que
provocan el efecto invernadero.
Disminución del consumo de recursos naturales, por ejemplo, tanto el vidrio como
el metal se puede reciclar infinitas veces ya que no pierden sus propiedades al
reciclarse, permitiendo crear nuevos materiales disminuyendo el uso de recursos
naturales.
Reciclar evita el uso de vertederos, estos son muy contaminantes para el medio
ambiente y muy molestos para las personas.
El reciclaje permite la creación de nuevos puestos de trabajo.
Si todo el mundo reciclara de manera correcta disminuiría el coste del reciclaje.

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