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SEMINARIOS SOBRE LA PROMOCIÓN Y EL DESARROLLO DEL

TRABAJO AUTONOMO

Hace apenas tres años, el 12 de Julio de 2007 se publicaba en el Boletín Oficial del
Estado la Ley del Estatuto del Trabajo Autónomo, que aparecía ante el colectivo como
una herramienta eficaz para la defensa y promoción del sector.

Desde entonces la circunstancias económicas han cambiado de manera notable en


nuestro país, incrementándose la tasa de paro en 12 puntos, pasando de una tasa de poco
más del 8% a algo más del 20%.

Nuestros datos de paro son notoriamente superiores a la del resto de países de la Unión
Europea, ya que excepto Irlanda y Eslovaquia todos están en torno a la mitad de tasa de
paro que España, estando nuestro país notablemente por encima de la media Europea.

Al unísono de estos datos y según el DIRCE (Directorio Nacional de Empresas) el


número de empresas de nuestro país se ha visto afectado, no en ese porcentaje tan grave,
pues hablamos de un pérdida de en torno a 150.000 empresas. Sin embargo, el DIRCE
aporta un dato curioso y significativo en el caso que nos ocupa, mientras todas las
empresas con asalariados han reducido su número desde 2007 a fecha de hoy, sólo una
tipología de empresa incrementa su número, y esta es la que carece de asalariados que
ha aumentado en 70.000 empresas, casi un 5%.

En paralelo los datos del Ministerio de Trabajo en cuanto al colectivo de autónomos


muestra un descenso de los mismos, que han caído desde 2008 en un 10%, mismo
porcentaje de caída que el sufrido por los autónomos sin asalariados, así como los
autónomos con asalariados.

Del mismo modo, desde 2007 se observa una grave caída del Índice del Comercio al por
Menor (ICM), que medidas como la retirada de dinero de la economía real por parte del
Gobierno (congelación salarios, pensiones, reducción inversión pública,…) y el
alargamiento de la tasa de paro, no tienen perspectivas de mejorar. Es más en caso de
que esta tasa de paro se mantenga y no haya volatilidad entre los parados, se acumulará
un número importante de parados de larga duración sin prestación que aún reduciría
más la renta disponible de los mismos.

Paralelamente, se ha reducido la confianza del consumidor (ICC), que se sitúa 30 puntos


por debajo de la expresada en 2007 ( casi la mitad). Aunque es cierto que en 2010 ha
crecido respecto a 2009, el índice está muy lejos de los valores de 2007.

Con este panorama ponerse a hablar de la cultura emprendedora no parece lo más


adecuado, menos aún si le sumamos las dificultades de financiación de la situación
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actual. Sin embargo, es evidente que en situaciones como la actual muchas personas se
lanzan a una aventura profesional por cuenta propia ante la difícil situación laboral por
cuenta ajena, ante la necesidad de tener que vivir, es más esta característica ha sido en
muchas ocasiones la circunstancia de generación de autónomos que llegaban al trabajo
por cuenta propia de manera obligada más que de manera consciente.

Esta situación ha provocado que históricamente el colectivo de autónomos sea un


colectivo poco preparado, atomizado y desunido, circunstancia que, es cierto, que en los
últimos años se ha modificado encontrándose personas preparadas con ganas de
emprender proyectos personales, así como una carrera profesional por cuenta propia,
circunstancia que también resulta más plausible en el entorno actual.

De este modo nos encontramos con dos principales variables o circunstancias para
acceder al trabajo por cuenta propia, por un lado la necesidad y por otro la oportunidad,
es decir, el emprendimiento por aprovechamiento de oportunidades de negocio y el
emprendimiento por necesidad ante la falta de alternativas de empleo.

En una situación de crisis como la actual, con el gran incremento del paro ya apuntado
con anterioridad es de esperar un aumento del emprendimiento por necesidad como una
consecuencia más de la recesión.

Por el momento y según los datos del GEM, (GLOBAL ENTREPEUNERSHIP


MONITOR que estudia diversos países) esta circunstancia no se ha producido en
España, auqnue probablemente tenga algo que ver las tremendas dificultades de
financiación que tienen los emprendedores en nuestro país en el momento actual. En el
caso de esta crisis, de índole marcadamente financiera, hay que tener presente que,
incluso para aquellas personas que hayan considerado esta solución, la falta de
financiación es tan acusada que se convierte en un importante obstáculo para
emprender.

La financiación es, hoy por hoy, el mayor obstáculo con que se enfrentan los
empresarios para desarrollar sus actividades.

La falta de crédito bancario y la dificultad a su acceso son citadas reiteradamente por los
empresarios, así como la escasez de financiación pública.

Hoy, el emprendimiento en España se basa, de forma bastante generalizada, en el


aprovechamiento de oportunidades, aunque es de prever que comience a acusarse el
vaticinado incremento del emprendimiento por necesidad, que responde a la iniciativa
de parte de la población en paro, que utiliza esta fórmula para generar su propio empleo.
En cualquier caso los nuevos negocios y las altas de nuevos autónomos, necesitan más
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tiempo que el transcurrido y, por ello, cabe esperar que aún se note un aumento más
significativo de este indicador en este año 2010.

Según datos del GEM que estudia diversos países (54 en 200) en diversos estadios de
desarrollo, el informe de España configura un perfil del emprendedor del 2009 como un
varón con 36,6 años. Aunque el importe de capital medio semilla de 116.584 euros, no
es del todo real ya que esto responde a pocas iniciativas con gran inversión. En general
las propuestas son mucho más modestas, siendo el capital medio invertido 30.000 euros,
cifra que es además el valor de inversión más repetido. Existe una brecha entre el perfil
masculino y femenino en lo que respecta a participación e inversión media de estas
últimas que es notablemente menor. Del mismo modo, hay que resaltar que el 85% de
los emprendedores en nuestro país son españoles, seguidos de extranjeros
extracomunitarios (13%) y finalmente los comunitarios (2%).

El capital medio aportado por el emprendedor se sitúa en la mitad del necesario, pues la
mediana es de 15.000€. La media está, de nuevo, muy afectada por casos atípicos que
no permiten ver la situación más frecuente. Este dato evidencia las necesidades de
financiación ajena que están habiendo en estos momentos, pues en el 2008, aún en plena
recesión, el emprendedor aportaba una mediana de 30.000 €.

Del capital invertido, el emprendedor aporta de media el 67’5% de la inversión, aunque


hay muchas más ocasiones en que el emprendedor ha de aportar el 100% ( en torno al
50%) de la financiación debido a las dificultades de financiación, dato que también ha
propiciado que aumenten los inversores informales (familiares, amigos,…) y los
“Business angel”, personas prósperas individuo próspero que proveen capital para la
creación de una empresa a cambio de participación accionarial.

También es interesante señalar que el capital medio aportado por aquellos que no ponen
el 100% del capital, se sitúa en torno al 35,3%.

Finalmente, a partir de la información recabada, se observa que un 62% de los


emprendedores nacientes necesita fondos ajenos. Esta cifra es unos diez puntos
porcentuales superior a la del 2008 y advierte del peso que tiene actualmente el sistema
financiero en la creación empresarial y la importancia que va a tener en la superación de
la crisis su accesibilidad, el hallazgo de nuevas fórmulas y la propia actitud de los
emprendedores en la presentación de proyectos y en sus argumentos para convencer de
la viabilidad de sus propuestas.

El nivel de estudios de los emprendedores ha evolucionado favorablemente en los


últimos años, elevándose la proporción de universitarios y también de diplomados y
formación profesional superior, cuya incidencia comienza a notarse en el escenario
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emprendedor. A pesar de ello ha de resaltarse que el emprendedor mayoritario, sigue


siendo aquel que sólo cuenta con estudios primarios.

En cuanto a las actividades que se emprenden , son mayoría las orientadas a consumo, si
bien en este tipo de actividades se observa que ha habido mayor resistencia en el
mantenimiento de proporciones de empresas del sector servicios y también en el
extractivo.

En la próxima reactivación económica las políticas públicas deben tratar de animar y


atraer las inversiones hacia los sectores transformador y extractivo, así como hacia
recuperar el de servicios a empresas, el más castigado en la coyuntura actual, con el
ánimo de no volver a desarrollar un peso excesivo en la parte inmobiliaria.

En cuanto al tamaño de las actividades iniciadas, son los autónomos sin asalariados y
las empresas de 1-5 empleados las principales, sumando entre ambas el 90% de las
actividades emprendidas.

Ser emprendedor

Ser emprendedor podemos definirlo como alguien que inicia su propia empresa y es
capaz de tomar decisiones que conllevan al éxito económico. Emprender es un acto del
pensamiento planificado y concebido para ser accionado hacia objetivos claros de
intencionalidad, es un acto de la acción funcional y creativa de la genialidad humana.

Emprender es la capacidad de concebir e incubar en la mente ideas creadoras,


germinadoras y multiplicadoras, capaces de generar el impulso para la acción proactiva
de esas ideas elaboradoras, es una acto de creación y procesado por el “pensamiento
proactivo.

La actividad emprendedora implica contar con personas dispuestas a tomar más riesgos
que el común de los individuos, estar atentos a nuevas oportunidades y preparados para
encontrarlas.

Para ello, partimos de la base de que un EMPRESARIO EMPRENDEDOR " no nace,


sino se hace", por lo que, una vez que tenemos desarrollada nuestra idea de empresa,
incluyendo todos los conocimientos teóricos necesarios, el siguiente paso es
preguntarnos si seremos capaces de asumir todo lo que conlleva.

Uno de los factores que más puede afectar a la persona es el miedo a "arriesgarse y
fracasar". El riesgo puede provocar situaciones de miedo. Todos hemos sentido alguna
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vez una doble sensación: atracción por el riesgo, por la emoción que comporta, y temor
a las consecuencias de una situación arriesgada.

Ejercer de empresario exige unas Condiciones y Cualidades que son importantes, ya que
de ellas depende el éxito de nuestra empresa.

Cabe señalar que el empresario emprendedor no tiene por qué ser una especialista en las
diferentes áreas que afectan a la vida de la empresa (producción, ventas, administración,
contabilidad), pero sí ha de tener un conocimiento general de las mismas.

Esas condiciones y cualidades que debe tener todo emprendedor, son, entre otras:
 Tener iniciativa para realizar cualquier trabajo o actividad sin esperar a que
nadie nos diga lo que tenemos que hacer.
 Disponer del tiempo necesario y suficiente para dedicarnos a nuestra
actividad empresarial.
 Ser capaces de responsabilizarnos del éxito o fracaso de nuestras acciones.
 Poseer afán por el trabajo bien hecho.
 Tener la fuerza y entereza suficiente para superar el desánimo producido
ante una tarea compleja o difícil, y continuar con su ejecución hasta el
final.
 Gusto por la competencia, creciéndonos si obtenemos mejores resultados.
 Competencia para asumir los riesgos controlados.
 Competencia para tomar decisiones meditadas, analizando los pros y los
contras.
 Ser capaces de soportar y aguantar perfectamente las situaciones confusas,
poco claras o indefinidas.
 Tener inquietudes y ganas de aprender cosas nuevas.
 Planificar y organizar nuestro trabajo.
 Ser capaces de establecer un orden en el trabajo según su importancia y
organizar las tareas para ganar tiempo.
 Adaptarse con facilidad a situaciones nuevas o imprevistas.
 Tener capacidad de convicción sobre los demás.
 Tener facilidad para la negociación.
 Poseer constancia, perseverancia y firmeza de propósito para ser capaces
de vencer las dificultades para lograr nuestras metas.
 Tener confianza en nosotras mismas, sabiendo hasta dónde podemos
llegar.
 Ser de espíritu independiente, aunque siempre sabiendo escuchar las
opiniones de los demás.
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Algunas motivaciones para crear una empresa

La iniciativa de emprender la vamos a plantear como una búsqueda de oportunidades o


de posibilidades nuevas.

Algunas de las motivaciones para la creación de una empresa son:

 Búsqueda de independencia.
 Toma de nuestras propias decisiones.
 Mejor alternativa al desempleo.
 Estar seguros de que la idea va a funcionar.
 Las tareas que tendremos que realizar nos gustan y las sabemos hacer.
 Tener una empresa propia y obtener beneficios económicos.

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