Entre tanto todos esperaban un discurso elocuente, cuando le pidieron al Ministro Joe Wright abrir la nueva sesión del senado de Kansas. Él pronunció esta oración. “Padre Divino venimos ante Ti, buscando tu perdón, tu dirección y tu guía. Sabemos que Tu Palabra dice: ¡Ay de los que a lo malo llaman bueno!, pero eso es lo que exactamente hemos hecho, hemos perdido nuestro equilibrio espiritual e invertido nuestros valores. Hemos explotado a los pobres y lo hemos llamado suerte u oportunidad. Hemos recompensado la holgazanería y lo hemos llamado ayuda social. Hemos asesinado nuestros no nacidos y lo hemos llamado libre elección. Hemos descuidado educar disciplinando a nuestros niños y lo hemos llamado, edificar su autoestima. Hemos abusado del poder y lo hemos llamado política. Hemos codiciado las posesiones de nuestro vecino y lo hemos llamado ambición. Hemos contaminado el aire con los medios, llenándolos de grosería, blasfemia y pornografía y lo hemos llamado libertad de expresión. Hemos derribado y puesto en ridículo, los valores consagrados por nuestros antepasados y llamado retrógrados a sus sostenedores, bajo el engaño de un mal llamado progresismo. Búscanos oh Dios y conoce nuestros corazones ahora; límpianos de nuestros pecados y haznos libres. Amén” La respuesta fue inmediata. Algunos de los legisladores, en protesta, se levantaron y se fueron durante la oración… Es apelando a vuestra capacidad de reflexión, que me animo a compartir este importante aspecto de la eterna verdad de Dios, deseando contribuir a la toma de decisiones que desde la autoridad y responsabilidad que poseen, ayuden a comprender el verdadero sentido que nuestro creador, proyectó para la dignidad de la vida humana. La libertad es un precioso don que Dios ha otorgado a cada ser humano. Es un crédito que él mismo entrega a cada uno de nosotros, una oportunidad de escoger cada día, a cada instante, en cada situación; cada cosa. Es tiempo y ocasión expuestos a nuestro juicio. Dios puso a Adán y a Eva en el huerto de Edén en la más completa libertad; era tan perfecta su autonomía, que próximo a ellos, en medio del huerto, plantó un árbol del cual no debían comer. Y sin embargo ellos, haciendo mal uso de su libre albedrío, pudieron desobedecerle haciéndolo. Un llamado de atención: la libertad es perfectamente neutra, brinda a los que disfrutamos de ella, la posibilidad de toda una vida en luz, como también la alternativa de “amar más las tinieblas que la luz”. La libertad por lo tanto es frágil, tan frágil como nuestro sentido del deber la proteja o la descuide. De hecho, es precisamente por esa misma fragilidad que debemos aprender a honrar la libertad que poseemos. La libertad se puede condicionar o perder por una administración indebida. Dijo el apóstol Pedro con respecto a quienes disfrutamos de ella. “como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo”. 1º Pedro 2:16. Adán y Eva fueron los primeros en disponer de esa plena libertad, no obstante, cuando llegó el momento de utilizarla para escoger entre la obediencia a Dios o la opción alternativa, comer del árbol y decidir desde ese momento por sí mismos, lo que era bueno y que era lo malo. En vez de honrar responsablemente la libertad que su creador les había entregado, escogieron seguir su propio criterio. Me pregunto ¿Lograron alguna mejora en su situación? ¿Obtuvieron mayor libertad? ¿Consiguieron un estado mejor o más conveniente que aquel que Dios les había concedido? O se convirtieron en verdaderos esclavos de su propia decisión o logro aparente. Porque “...todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”. El humano actual, dispone de la misma libertad en un huerto superpoblado de árboles de los cuales no nos convendría comer y que aún así, consumimos habitualmente. ¿Nos va bien? Dijo el apóstol Pablo “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” Gálatas 6:7-8. Nos conviene recapacitar comprendiendo entonces, que disponemos de una agradable pero peligrosa libertad, que en su pleno ejercicio, nos posibilita tanto hacer lo que sí, como lo que no conviene, poniendo solo en nuestras manos, la decisión y la realidad de asumir inevitablemente los resultados de las propias elecciones. ¿Qué es entonces honrar la libertad? Tomar la decisión de elegir lo correcto, en lugar de aquello que nos atrae. Adoptar un más alto sentido del deber, en lugar del propio y mezquino bienestar. Rechazar la conquista de aparentes beneficios permisivos, carentes de valores con contenido y trascendencia. En tanto procuramos que por sobre el biológico y natural envejecimiento que nos impone el tiempo, quienes alcancemos la vejez, hayamos crecido también en grandeza. La vocación hedonista de la posmodernidad, ha encontrado un caldo de cultivo óptimo en el cual desarrollarse, promovida por la pérdida o relativización de los valores que otrora fueran sostén en la estructura ética de nuestra sociedad. El marco familiar subvertido, los matrimonios debilitados, insatisfechos o en crisis. Los padres distraídos de su principal rol de educadores, hoy convertidos en meros proveedores de las pretensiones de sus hijos. La permisividad generalizada. El tráfico y consumo de drogas, sean tradicionales, nuevas, o de diseño, el abuso en el consumo de alcohol, la violencia descontrolada, inseguridad, ¿Es esta la argentina que deseamos? ¿Este es el país que nos conviene? ¿Aún creemos que nuestro mayor problema es el económico? ¿O es que acaso, distraídos por las propuestas del humanismo progresista y materialista, hemos dejado de observar el derrumbe moral que ha sufrido nuestra sociedad? La evaluación acerca de si el camino escogido es el correcto, debe ajustarse a la realidad del sitio al cual nos condujo. Los ojos buenos, no solo deben distinguir con claridad la forma, el color, el tamaño y los diferentes contenidos del universo material. Hay otra forma de observar y es la que integra a la mirada otra dimensión, otorgando a aquellas cosas por las cuales luchamos, el verdadero valor que poseen para la vida. Dijo Jesús: La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; (Mateo 6: 22). ¿Qué es lo que viene? Tiempo, un año nuevo es eso, tiempo nuevo, tiempo en blanco, aún carente de errores cometidos. Es oportunidad que Dios pone en nuestras manos para reflexionar y luego… cambiar. Basta ya de permisividad, de degradación, de abolición de principios. 2011 es eso, tiempo, trescientos sesenta y cinco días como páginas en blanco. Podremos llenarlas de esfuerzo, integridad, abnegación, honestidad, servicio, fidelidad, generosidad, buenas obras y valores ceñidos a la verdad o de egoísmo displicente. Y en esto, cada uno de nosotros, deberá asumir con responsabilidad, lo realizado oportunamente dentro de su área de influencia.
Alberto Lucas DNI. 8.270.566. – e-mail: lucasa@resistemas.com