Qué es conocimiento.
Jaime Fisher
Instituto de Filosofia
Universidad Veracruzana
jaime.fisher@gmail.com
El conocimiento tiene aspectos ontolégicos, légicos y epistemolégicos que no pueden ni
pretenden ser agotados o resueltos aqui y que, no obstante, requieren aludirse e indicarse
para acotar de qué hablamos cuando de conocimiento hablamos. Intentaré formular y
responder a esta pregunta considerando principalmente su vinculo con la correspondiente
acerca de la asi llamada sociedad del conocimiento. No discutiré con ningdn autor en
particular, y s6lo propondré un concepto naturalista de conocimiento que considero
relevante, que esta presente en diversos autores y que considero pertinente y iitil en relacién
a las tareas e intereses del proyecto.
El uso de la palabra conocimiento suele ser muy amplio y vago como para
considerarse el nombre de algo en particular. Una amiba sabe, por ejemplo, como
permanecer cerca de espacios mejores y cémo alejarse de espacios peores para su
sobrevivencia. La abeja sabe cémo hallar fuentes de alimento, 0 como. aparearse, todo ello
sin necesidad de aprendizaje. Un petro conoce a su amo a través del aprendizaje o la
familiaridad; el hombre sabe cémo hacer muchas cosas, sabe gué, sabe por qué y sabe para
qué. Parece entonces que una buena forma de aproximarse filos6ficamente al problema
deberia ser la de establecer si con la palabra conocimiento nos referimos a algo que el
organismo posee o produce, o si indica algo a fo que el organismo se enfrenta 0 con lo que
entra en contacto.
Para de‘
lo pronto el conocimiento es ambas cosas. Ontologicamente es una
relacién 0, mas exactamente, una iransaccién entre organismo y medio ambiente. En su
sentido mas bisieo y elemental con ‘conocimiento” nos referimos a una transaeciéin a
través de la cual un organismo y su medio ambiente evolucionan y se acomodan
mutuamente,
Preciso mi punto y me adelanto a posibles objeciones: afirmo que todo organismo
vivo conoce en, a través de ya su medio ambiente, y que ese conocimiento (algunos
1espiritus exquisitos, de esos a quienes James clasificd entre los fender minded, quiza
condesciendan a llamarlo proto-conocimiento), ese conocimiento, decia, esa transaccion, es
precisamente lo que permite que el organismo se mantenga alejado del equilib
termodinamico, es decir, es lo que permite y explica la continuidad de la vida, Entre las
consecuencias Iégicas aqui relevantes de esta afirmacion destaca que la presencia del
conocimiento entre el mobiliario del mundo no implica necesariamente la intencionalidad.
Esta afirmacién puede objetarse validamente pero s6lo desde posiciones no naturalistas, 0
no plenamente naturalistas, de tal manera que objetar esta concepcién basica del
conocimiento es en realidad objetar al naturalismo, cosa que se puede hacer en filosofia,
pero que seria un tema muy otro, y tal vez uno que tenga que ver en sustancia con la
‘oposicién entre los temperamentos o paladares filoséficos render minded y tough-minded.
El conocimiento es entonces basicamente una relacién transaecional de adaptacién
entre organismo y medio, Aunque filos6ficamente pueda ser interesante, dejaré de lado la
posible y previsible, y creo también que interminable (aunque posiblemente también
disfrutable) discusién acerea de la aplicabilidad del término conocimiento en organismos no
humanos. Considero simplemente que tal cuesti6n de hecho y por supuesto tiene una
respuesta afirmativa; pero en todo caso,
si tuviera una respuesta negativa, no invalidaria
sustancialmente el resto de lo que aqui propongo.
El conocimiento se entiende también como un proceso y como un resultado. En el
caso de Jos seres humanos el sistema nervioso en general y especialmente el cerebro, ese
instrumento cognoscitivo altamente complejo, es un resultado del proceso de evolucién
biol6gica. En algiin sentido que el propio conocimiento generado en las ciencias
acreditadas considera evidente, nuestras estructuras y funciones cognoscitivas se avienen
con la estructura del mundo puesto que emergen y se originan en un proceso transaceional
permanente de adaptacién con tal mundo. El sistema cognoscitivo humano, es decir, el
‘complejo constituido por sistema nervioso-cerebro-conciencia-razén resulta al menos
aproximadamente isomérfico con el mundo pues. de lo contrario, no habria podido emerger
a través suyo ni sobrevivir ahi.
Si el conocimiento que aqui importa es basicamente una relacién hombre-medio
ambiente fisico y simbélico-cultural, entonces tambien es,bésicamente un saber hacer en y
através del mundo. Aqui ha de introducirse otro concepto que tampoco se puede agotar
2pero que es imprescindible considerar, a saber, la intencionalidad plena, entendida como
la capacidad de conciencia y la capacidad de formularse fines y objetivos, es decir, de tener
intenciones respecto al mundo, Considerar Ia intencionalidad importa porque es
eventualmente esta intencionalidad la que produce un saber hacer junto a los dems, es
decir, un conocimiento moral y politico que es, segiin me parece evidente, un asunto central
en el tema de la asi llamada sociedad de! conocimiento, o de la informacién, o del riesgo, 0
postindustrial o posteapital
a, segtin gustos, preferencias y aficiones académicas.
En todo saber hacer se define una préetiea real o potencialmente. En el caso del
ser humano esa practi
no se reduce al simple perseverar en su ser orgdnico visto como un
mero estar, sino que es orientada por el bienestar. Si esto es cierto, entonces se sigue que el
‘conocimiento humano implica cierto conocimiento del bien y del mal. El conocimiento
humano es entonces necesariamente un conocimiento acerca de valores. Mas elaramente: la
practica humana implica précticas valorativas, selectivas, actos de valoracién pues. De esto,
y
bienvivir-, no fodo vale 0, por lo menos, no todo vale igual. Esto, por un lado, rechaza
tiea humana de sobrevi
su vez, se sigue que -desde el punto de vista de la pr
simultdneamente el relativismo epistemolégico y el moral, pues asi vistos, el acto de
conocer es inseparable del acto de valorar: los hechos y los valores no pertenecen a esferas
ontolégicamente escindidas, y ambos s6lo son determinables ¢ identificables en una técnica
(accién intencional sistemdtica); y por otro lado conduce a la necesidad préctica de su
metavaloracién, es decir, no a Ia valoracién directa de la accién ligada al saber hacer, sino a
la valoracién del conocimiento insito en esa prictica. En filosofla de la ciencia esta
metavaloracién se intenta en general con cierto grado de éxito a partir de las nociones de
verdad y objetividad.
Sin embargo, como se puede intuir de lo aqui dicho, y como es bien sabido -en
particular a partir de Ryle y Polanyi-, no todo conocimiento es susceptible de valorarse
como verdadero o falso, puesto que no todo saber es susceptible de expresarse
Proposi
bicicleta 0 saber tocar la jarana, en tanto habilidades, no son epistemolégicamente hablando
mnalmente, y, ademas, no todo saber proposicional es cientifico. Saber andar en
verdaderos ni falsos en atencion a alguna correspondencia entre enunciados y el mundo,
sino praxiolégicamente adecuados o inadecuados y atendiendo sélo a las acciones y sus
resultados observables en el mundo. Es claro que conocimientos proposicionales falsos o
3verdaderos -cuando se les ul
iza como guia de la accién intencional-, suelen conducir a
practicas inadecuadas o adecuadas, respectivamente; pero ese seria un tema en el que,
aunque es muy importante, no me puedo detener.
Por otro lado, tampoco todo conocimiento es falso o verdadero, ni adecuado 0
jadecuado, es decir, eficaz o ineficaz. El conocimiento como fami
idad (aquaintance)
con determinados aspectos del medio ambiente (conocer a una persona o un lugar. o el
conocimiento como Aiibito en el sentido de Dewey) no puede ser valorado por su verdad,
no estoy muy seguro de que pueda serlo por su eficacia y, a decir verdad, no tengo idea
como pueda ser valorado, aunque tengo la impresion de que realmente es necesaria y
crucial su valoracion en relacién a la llamada sociedad del conocimiento.
Al respecto puede aventurarse lo siguiente. El concepto de habito parece coinci
con la nocién de conocimiento tdicito en Polany
i, Dive éste que todo conocimiento es
conocimiento ticito o bien se basa en conocimiento ticito. Tal conocimiento es producido
en, por y a través de la habituacién transaccional del organismo al ambiente, es decir, es
producido como un Adbito, que es la forma que un organismo tiene para incorporar a la
articulacién de su préctica las condiciones de su medio ambiente. Una consecuencia ligica
nar en
que convendria tener presente de esto y acerca de la que quiz valga la pena refle
nuestro proyecto es que, puesto que el medio ambiente cambia como resultado de la
practica (i. de la técnica), el habito sobre el que se basa todo conocimiento tendria
también que adecuarse y cambiar, si es que ha de permitir la estructuracién de una préctica
de supervivencia y de bienvivencia, Cémo, cudindo y en qué sentido puede o debe cambiar
el habito son precisamente, segin mi punto de vista, los asuntos neokantianos que presenta
a la filosofia el problema de la ‘sociedad del conocimiento’
Desde el punto de vista transaccional aqui asumido y, sobre todo, considerando las
necesidades de aclarar el concepto en relacién al tema de la sociedad del conocimiento, no
parece posible (y creo que tampoco necesario) separar nitidamente estos tipos, puesto que
se hallan mezclados en y a través de la préctica humana en una especie de trenza de
muchos cabos: un saber qué por familiaridad o habituacién, un saber cdmo tecnoligico, un
saber hacer praxiolégico, un saber por qué cientifico, un saber para qué moral o politico.
El punto mas basico y general sobre el que cabe insistir es que la transaecion eognoscitiva
hombre medio-ambiente tiene como funcién el vivir en tanto condicién del bienvivir. Para
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