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WOJCIECH CHARCHALIS
A fines del año 1943 tuve la suerte de poder visitar el reino de Henri
Christophe - las ruinas, tan poéticas, de Sans - Souci; la mole
imponentemente intacta a pesar de rayos y terremotos, de la Ciudadela de la
Ferriere - y de conocer la todavía normanda Ciudad del Cabo - el Cabo
Français de la antigua colonia - donde una calle de larguísimos balcones
conduce al palacio de cantería habitado antaño por Paulina Bonaparte.
Después de sentir el nada mentido sortilegio de las tierras de Haití, de haber
hallado advertencias mágicas en los caminos rojos de la Meseta Central, de
haber oído los tambores del Petro y del Rada, me vi llevado a acercar la
maravillosa realidad recién vivida a la agonizante pretensión de suscitar lo
maravilloso que caracterizó cierta literaturas europeas de estos œltimos treinta
años.
A. Carpentier adopta la perspectiva europea, o más bien occidental, porque sólo bajo
este punto de vista puede llegar a la conclusión de que América es ontológicamente maravillosa.
Lo mismo, por lo menos en cierto modo, se refiere a Mia Couto. En gran medida sus
textos son escritos para el lector occidental, aunque el autor mozambicano no nos parece tan
occidentalizado. Alejo Carpentier tiende a estar mucho más orientado para el lector europeo que
Mia Couto. Este último intenta crear una perfecta amalgama de cultura occidental y culturas
africanas, no preocupándose por la explicación de los hechos inverosímiles o míticos; trata ambas
culturas como completamente comprensibles para el lector. El caso de Alejo Carpentier es
diferente, normalmente los hechos sobrenaturales de sus libros, siendo muy raros, siempre
Teniendo en cuenta los puntos claves propuestos por José Antonio Bravo podmos ver
que Mia Couto (intencionalmente o no) los está siguiendo. Su preocupación por la bœsqueda de
paisajes remotos y misteriosos que frecuentemente no poseen marcas concretas que podrían
facilitar su reconocimiento es visible en casi todos sus textos. Podemos mencionar aquí por
ejemplo el cuento Nas águas do tempo donde el lago, los pantanos descritos podrían
encontrarse en cualquier lugar del mundo y guardan características de un lugar maravilloso,
poblado por ánimas. Esto queda dicho explicitamente: “Aquele era o lugar das interditas criaturas.
Tudo o que ali se exibia, afinal, se inventava de existir”. Este procedimiento, como ya hemos
dicho, está presente a lo largo de toda la obra literaria del escritor mozambicano. Éste es
solamente un ejemplo escogido de entre muchos.
Llaman la atención las técnicas litararias de Mia Couto que permiten la introducción del
elemento de lo real maravilloso y de la verosimilitud de lo increíble en el eventual realismo mágico.
Se trata sobre todo de la “oralidad” del texto, o del narrador. El narrador - en la mayoría de los
casos anónimo - participa en los acontecimientos descritos, los comenta, empleando el mismo
lenguaje que utilizan todos los demás. Así mismo, el narrador posee los mismos valores que los
protagonistas. En fin, es un protagonista más, pero diferenciado de los otros por el hecho de
poseer también “la voz”. Por eso, el narrador no duda, no argumenta, no se admira con los
acontecimientos ni enunciaciones que tienen su raíz en la mitología o religión de los protagonistas y
que para el lector occidental resultan, como mínimo, exóticos y, frecuentemente, insólitos. No
obstante, la falta de dudas por parte del narrador (autor) hace aceptables todos los
acontecimientos mágicos, insólitos, improbables o absurdos.
El narrador siente una especie de necesidad de explicación de la realidad con las frases
de la sabiduría popular, proverbios, dichos, etc. , atribuyendo un elemento de la verosimilitud a las
cosas inverosímiles. Gracias a este procedimiento, el mito y la realidad comienzan a formar un
todo coherente, se entrecruzan, entrelazan, vuelven a ser inseparables. En este modo, el hombre
está representado como una prolongación del mito, como una natural continuación de la vida de
los dioses, de los antepasados, cuya omnipresencia es indiscutible. Existe una gran cuantidad de
los dichos populares introducidos por el autor en su obra, por ejemplo:
En todo caso, el contacto con los antepasados está mantenido tanto personalmente en
el mundo cotidiano, como también en los sueños - lo onírico forma un elemento más en común de
Conclusión
Como vemos, la prosa de Mia Couto presenta bastantes afinidades con la poética de
lo real maravilloso americano de Alejo Carpentier. A pesar del hecho de que dicha poética fue
creada como manifiesto literario para America Latina, según nuestra opinión tiene caracter
universal y puede encontrar aplicación en la crítica literaria de cualquiera de las literaturas. En este
artículo intentamos trazar unas líneas generales para el futuro análisis de la obra del autor
mozambicano, hasta hoy día practicamente no abordada por la crítica literaria. Para concluir
vamos a decir que nuestro artículo no pretende ser un estudio completo de los elementos
sobrenaturales en la creación literaria de Mia Couto y de las posibles influencias que ejerció en él
la literatura del Nuevo Continente. Pretende ser una voz en la eventual discusión sobre estos
temas. Por esto mismo nos limitamos tan sólo a mencionar una serie de problemas que surgen a la
hora de la aplicación del aparato terminológico elaborado para las literaturas hispanoamericanas a
la prosa de Mia Couto.
BIBLIOGRAFIA
Anderson-Imbert, E., El realismo mágico y otros ensayos, Monte Ávila Ed., Caracas, 1976.
Barroso VIII, J., “Realismo mágico” y “Lo real maravilloso” en “El reino de este mund”
y “El siglo de las luces”, Miami - Florida, Ediciones Universal, 1977.
Bravo, J. A., Lo real maravilloso en la narrativa latinoamericana actual, 1984.
Carpentier, A., Prólogo a El reino de este mundo, México, Companía General de
Ediciones, 1967.
Chiampi, I., El realismo maravilloso, Monte Ávila, Caracas, 1983.
González Echeverría, R., "Isla a su vuelo fugitiva - Carpentier y el realismo mágico", Revista
Iberoamericana, vol. 40, nº 86, jan.-marzo 1974.