Вы находитесь на странице: 1из 3

LA ONTOLOGÍA DE HUME

Hume es un filósofo empirista inglés del s. XVIII que afirma que:


● Para lograr un conocimiento fiable la experiencia debe constituir el origen y
el límite del mismo.
● La razón no puede ir más allá de la experiencia.
● Sobre muchas cuestiones sólo tenemos conocimiento probable.

Como Descartes y sus predecesores empiristas, se ocupa del mundo (sustancia


extensa), del alma (sustancia pensante) y de Dios (sustancia infinita), las tres
sustancias de las que tradicionalmente se había ocupado la metafísica, pero
llega a conclusiones muy distintas.

Considera que ​las ideas de la metafísica no tienen su origen en ninguna


impresión previa de la cual sea copia la idea y, por lo tanto, ​han de ser
rechazadas como falsas​.

En lo que se refiere al mundo considera que ​“creemos” que nuestras


percepciones están causadas por los objetos, a los que aquellas reproducen
fielmente, y que si bien las percepciones "nos pertenecen", ​los objetos están
fuera de nosotros​, perteneciéndoles un tipo de existencia continuada e
independiente de la nuestra.

Sin embargo, un análisis más crítico nos muestra que ​tal creencia es infundada​.
En realidad, estamos "encerrados" en nuestras percepciones, y no podemos ir
más allá de ellas, ya que son lo único que se muestra a nuestra mente.

Hume ha mostrado que las percepciones se dividen en impresiones e ideas y


que las segundas son siempre reproducciones menos fuertes de las primeras. Si
utilizamos el ​principio de causalidad para justificar que alguna sustancia debe
causar nuestras impresiones estaremos infringiendo el principio empirista de que
todo conocimiento debe tener su origen y su límite en la experiencia (para Hume
el uso del principio de causalidad sólo es válido entre impresiones) ya que
tenemos experiencia de nuestras impresiones pero no de los objetos que las
causan.

La Creencia en objetos externos a mi percepción se debe, según Hume, a la


imaginación​. De hecho, cuando creo percibir mi "cuerpo", lo que hago es atribuir
existencia real y corpórea a esa percepción pero, en realidad es sólo eso: una
percepción. La razón tampoco fundamenta tal creencia ya que el principio de
causalidad no permite ir más allá de las percepciones.

Todo esto muestra que cuando afirmamos que existe una realidad material
exterior a nosotros damos un ​salto ilegítimo de las impresiones a una supuesta
realidad exterior independiente de nuestro pensamiento. Nos olvidamos de que
el límite de nuestro conocimiento son las impresiones y de que más allá de ellas
no es lícito afirmar nada.

En relación con el alma​, la tradición filosófica la había entendido como una


sustancia simple​, inmaterial, subsistente, ​sujeto ​de todas las actividades
mentales (percepción, razonamiento, volición...) y ​que representa la identidad
personal​.

Hume hace frente a esta tradición. Nos muestra que tiene que haber una
impresión que de origen a cada idea real y que, si hay alguna impresión que
origine la idea del yo, esa impresión deberá seguir invariablemente idéntica
durante toda nuestra vida, pues se supone que el yo existe de ese modo. Pero
también nos muestra que ​no tenemos ninguna impresión constante e invariable
de nosotros mismos que pueda justificar la idea de un yo o alma constante a lo
largo del tiempo.

Considera Hume que es la ​memoria quien produce la idea de alma al confundir


las ideas de "identidad" y "sucesión" porque, al permitirnos recordar impresiones
pasadas, nos ofrece una sucesión de impresiones, todas ellas distintas, que
terminamos por atribuir a un "sujeto", ​confundiendo así la idea de ​sucesión con
la idea de ​identidad​.

Respecto a Dios​, Hume estudia este tema teniendo en cuenta las críticas
realizadas a la idea de sustancia y al principio de causalidad. En virtud de ello,
Hume no reconocerá validez alguna a las demostraciones metafísicas de la
existencia de Dios, considerando que dicha existencia no es demostrable
racionalmente.

Hume ha mostrado que la ​idea de sustancia ​(independientemente de que ésta


sea "extensa", "pensante" o "infinita") es una idea falsa, ya que ​no le
corresponde ninguna impresión​. Considera, por tanto, que no se puede
demostrar la existencia de una sustancia infinita, de Dios, a partir del análisis y
las determinaciones de la sustancia.

Tanto los ​argumentos "a priori"​, que van de la causa al efecto, como los “​a
posteriori​", que van del efecto a la causa, se basan en el en el ​principio de
causalidad e incurren en un claro ​uso ilegítimo de ese principio, ya que éste sólo
tiene validez en el ámbito de la experiencia y ​no tenemos experiencia alguna de
la causa, ​de Dios o sustancia infinita, por lo que no podemos asegurar que haya
conjunción necesaria alguna entre ésta y sus efectos, ya que nunca hemos
podido observar esa conjunción en la experiencia.

De aquí se deduce que ​no hay posibilidad alguna de demostrar la existencia de


Dios​, por lo que la afirmación de su existencia no es más que una hipótesis
"incierta" e "inútil".

Hume no era ateo ni agnóstico​; simplemente cumplió radicalmente los principios


del empirismo y afirmó que la idea de Dios está más allá de los límites de
nuestro conocimiento. Sobre esta cuestión ​solo cabe la creencia y nunca la
certeza racional.

El pensamiento de Hume concluye, por tanto, en el ​fenomenismo (sólo


podemos conocer el fenómeno, el objeto conocido y, desde éste, no podemos
llegar a conocer el objeto en sí o noúmeno) y en el ​escepticismo (acerca de la
cosa en sí o noúmeno no sabemos nada)

Вам также может понравиться