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Para poder usar este término de “acoso”, debe existir, por tanto, un desequilibrio de
fuerzas, un abuso de poder (una relación de poder asimétrica): el alumno expuesto a las
acciones negativas tiene dificultad en defenderse, no encuentra los medios para una
confrontación de poderes ni los procedimientos para expresar su situación por la
desigualdad física o psicológica. El maltrato entre iguales supone una perversión de las
relaciones entre éstos, al desaparecer una de sus características fundamentales, el carácter
horizontal de la interacción, es decir, la relación de igualdad, que es sustituida por una
relación jerárquica de dominación sumisión entre el agresor y la víctima .
Generalmente, los “acosadores” suelen ser personas débiles y sin autoestima, que necesitan
provocar a los demás para reafirmarse a sí mismos. Así pues, “acosadores” y “acosados”
necesitarán ayuda. Los “espectadores”, suelen soslayar la información y ocultar los hechos,
mostrando falta de solidaridad, frialdad ante la injusticia, sentimiento de “a mi no me ha
pasado, mejor no meterme en líos” y pueden promover y/o participar activamente, apoyar
pasivamente, rechazar o enfrentarse activamente a las agresiones. Es la fuerza de los
compañeros la que determina en muchos casos si una agresión cesa o se incrementa.
Cuando el conflicto se intenta resolver por la fuerza, estamos hablando de violencia y de agresión.
En este sentido se habla también de la necesidad de prevenir los conflictos, cuando en realidad lo
que queremos prevenir son los comportamientos violentos (generalmente comienzan por
agresiones verbales) que, por otra parte, no ayudan a la convivencia, sino a aumentar la situación
conflictiva.
Violencia: Aquella situación o situaciones en que dos o más individuos se encuentran en una
confrontación en la cual una o más de una de las personas afectadas sale perjudicada, pudiendo
ser agredida física o psicológicamente. La violencia verbal es la que conlleva descalificaciones e
insultos. La violencia entraña agresividad y puede terminar en agresión.
- Construir y mantener, por parte de todo el profesorado, una política de centro que
favorezca un clima positivo, sobre todo en el aula, donde profesores y alumnos se
traten , mutuamente, con respeto, confianza mutua y con intención expresa de
ayudarse.
- Cuidar siempre las formas de comunicación entre profesorado, alumnado y familias,
utilizando un lenguaje positivo y de escucha en las relaciones personales y grupales.
- Dotarse de normas y compromisos que promuevan actitudes y comportamientos
responsables en el deber propio que a cada uno le corresponde.
- Facilitar canales de comunicación entre los afectados. En este sentido es muy
importante la creación de la figura de los compañeros "mediadores” que ayudan a la
resolución pacífica de los posibles conflictos, a través del “diálogo”.
- En situaciones de acoso o “bullying” no está indicada la “mediación”, porque no es
un conflicto entre iguales sino una relación de abuso, por lo que requiere una
acción externa, básicamente con la parte agresora, que ponga fin a la misma.
4.- Los acuerdos consisten en establecer las normas y límites de convivencia que se
necesitan, así como las consecuencias que ayudan a cumplir las normas que les
cuestan.
5.- En el centro escolar se debe establecer un tiempo para enseñar a los niños a
resolver sus conflictos mediante el diálogo y el acuerdo. Se les dice que les vamos a
enseñar a convivir en paz. Y se resuelve un conflicto diferente en cada sesión.