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UNIDAD DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR

TECNOLÓGICA AGROPECUARIA Y CIENCIAS


DEL MAR

CENTRO DE ESTUDIOS TECNOLOGICOS DEL MAR


No. 18

CICLO ESCOLAR 2020-2021

INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA
CUADERNILLO DE EJERCICIOS PARA EL ALUMNO
Primer examen parcial

Profesor: Armando Salmerón Mendoza


Alumno: ______________________Grupo: ________
SEMANA UNO

Actividad 1. Presunciones lingüísticas

Presunción de verdad. Cuando alguien habla presume que lo que se dice (lo diga él o lo digan
otros) es cierto. Si detecta que se ha dicho algo falso, se da cuenta que se ha roto la presunción de
verdad. Entonces puede iniciar una argumentación para probar que eso que se dijo es verdadero
(o es falso).

Presunción de entendimiento. Cuando dos personas hablan se presume que ambas están
empleando el lenguaje de la misma manera. Si un hablante se percata de que se está usando el
lenguaje de modo diferente, puede iniciar una argumentación para mostrar esa diferencia.

Presunción de valor. Cuando se dice algo se presume que tiene relación con lo que se está
hablando. De no haber relación, se rompe la presunción de valor. Entonces se puede iniciar una
argumentación para mostrar que lo dicho tiene o no relación con lo que se está hablando.
Una presunción se rompe

Cuando cualquiera de estas tres presunciones se rompe, comenzamos a emplear medios para
restablecerlas, es decir, comenzamos un ciclo argumental.

Un caso típico es cuando se rompe la presunción de verdad. Supongamos que quiero ir a la librería
“De la Mancha” y le pregunto a una tía cómo llegar. Ella me dice que la librería está en Andalucía,
pero al escuchar su respuesta mi tío me dice que no, que no está en Andalucía sino en Vasconia.
Mi presunción de verdad de que la librería está en Vasconia se ha roto. Ahora debo pensar en
cómo saber cuál de las dos respuestas es la verdadera.

O supongamos que mi tía me lo dice, pero yo no me quedo con su respuesta y le pregunto cómo lo
sabe, es decir, pongo en duda lo que dice. En este caso he roto mi presunción de verdad. O
pudiera ser que su respuesta choque con lo que yo he visto o me han platicado.

La argumentación o el ciclo argumental empiezan a funcionar como ataque o defensa de un


enunciado en varias situaciones: cuando se rompe la presunción de que ese enunciado se está
comprendiendo, es verdadero o es valioso, cuando se habla de que hay un mal entendido, de que
algo se dijo y es falso o cuando se advierte que lo dicho no corresponde con lo que se habla.

Ejercicio 1. Identificar cuándo se rompe una presunción del lenguaje.

Instrucciones.

Indicar el tipo de presunción al que se refiere cada situación.


Explicar la parte del enunciado o el enunciado que hace darse cuenta de que dicha presunción del
lenguaje se ha roto.
Situación
Estoy segura de que Alejandra tendrá un bebé. Todas las mañanas llega tarde al trabajo y
desde hace un tiempo su ropa ya no es tan entallada como solía serlo. Y ya no saluda ni al
jefe. Seguramente por el cambio de humor que tienen las embarazadas y el mal genio del jefe,
el prefiere evitar la confrontación. Gaby, ¿qué crees que tenga?, ¿niño o niña?
Tipo de presunción que se rompe Frase que indica la ruptura de la presunción

Ricardo y Julia son amigos desde hace años. Hoy, como en otras ocasiones, Julia se queja con
tristeza sobre el rompimiento con su última pareja.
―No entiendo a los hombres. Si una es celosa, entonces los fastidia. Si no lo es, entonces no los
quiere. Si tiene vida independiente, le teme al compromiso. Si espera que la cuiden y protejan, es
una mantenida. De verdad, Ricardo, los hombres son incomprensibles ―dice
Julia.
Ricardo solo esboza una sonrisa y la abraza.
Ricardo, tú que me conoces desde hace tanto, dime, ¿andarías conmigo o de plano soy tan insípida?
―pregunta Julia acongojada.
―Eres una mujer hermosa y maravillosa, pero por supuesto que jamás saldría contigo ―dice
Ricardo entre risas.
Julia se marcha rabiosa.
Al verla marcharse, Ricardo dice en voz baja: «Julia, lo que sucede es que a mí no me gustan las
mujeres».
Tipo de presunción que se rompe Frase que indica la ruptura de la presunción
SEMANA DOS
Actividad 1. La argumentación como práctica

Toda práctica, desde cultivar la tierra para obtener maíz, jugar en un encuentro deportivo o
diseñar un experimento de física atómica, tiene elementos internos y externos.

Los elementos externos son los agentes (que tienen ciertas competencias para realizar esa
práctica) y los recursos (conceptuales –lo que forma un horizonte conceptual: no se puede jugar
ajedrez en una sociedad en la que no existe ese juego ni existe ese concepto), sociales y
materiales.
Los elementos internos son tres: el propósito de la práctica, los medios para alcanzar ese
propósito y los modos para llevar a efecto esa práctica.

Los propósitos son de dos tipos. Por una parte, están los propósitos de la práctica en cuanto
práctica, es decir, los propósitos constitutivos. Por otra parte, están los propósitos que tienen los
agentes. Por ejemplo, en el futbol el propósito de la práctica es que un equipo haga el mayor
número de goles posibles al equipo con el que juegue, el propósito del ajedrez es que un jugador
haga jaque mate al otro jugador. En cambio, los jugadores pueden tener diferentes propósitos:
ganar dinero, divertir-se, encontrar amistades, mostrar superioridad...

Argumentar es una práctica. Su propósito constitutivo es resolver problemas mediante la


modificación de creencias. Si uno argumenta consigo mismo, el propósito es resolver un problema
cambiando las creencias propias. Si uno argumenta con otras personas, tratará de cambiar las
creencias propias o las de los otros (con quienes argumenta). Pero como en el caso del futbol y del
ajedrez, los propósitos constitutivos se entremezclan con quiénes son los agentes y cuáles son sus
propósitos. Así, hay quien toma parte en argumentaciones para pasar el tiempo, engañar, quedar
bien, ganar adeptos para una causa, responder una duda...

Hay conversaciones en las que se desea comunicar. Pero, además, se comunica con cierta
intención. Las intenciones argumentativas pueden clasificarse según la acción que se lleve a cabo.
Intención de investigar. Consiste en buscar y obtener información para encontrar un
conocimiento nuevo, resolver un problema o dar respuesta a una inquietud.

Intención de explicar. Consiste en dar el porqué de algo a alguien.

Intención de justificar. Consiste en probar algo con argumentos, razones, testigos o documentos.

Intención de construir acuerdos. Consiste en llegar a un trato, establecer una opinión compartida
entre dos o varias partes.

Intención de convencer o persuadir. Consiste en incitar a alguien a creer en algo o provocar que
haga algo, hacerle cambiar de opinión o comportamiento.

Ejercicio 1. - Identificar intenciones en una argumentación.

Instrucción. En el siguiente ejercicio se presentan algunos ejemplos de intenciones


argumentativas. señala de qué tipo de intención se trata.

Argumento Intención
El hecho de conocer a alguien desde hace algún tiempo no significa que estará presente el resto
de tu vida, pero una siempre vivirá consigo misma, por eso estudiaré lo que me plazca.
Aunque mi hermana se equivoque, cada quien tiene que hacer de su vida lo que más le guste y
los amigos tienen que apoyarla.
De nada le servirá pasar su vida leyendo si al final no tendrás un empleo. En Acapulco las cosas
no son sencillas, y si ha de quedarse desempleada, mejor que se case y tenga hijos. Así al
menos aprovecha el tiempo.
Imagínate, que pasan los años y tú lee y lee, y cuando quieras tener hijos ya no puedes, no
tienes trabajo, estás vieja y sola. Está mal que desaproveches la oportunidad de que te apoyen
tus padres para estudiar algo que sí vale la pena. Lo que a ti te gusta está bien para pasar el
rato, pero no para vivir. Tus padres tienen razón y, además, seguro sí podrás ir a la playa a
diario.
El día de ayer los presidentes de México y el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica
y Canadá firmaron el Tratado comercial, mediante el cual se comprometen al comercio
internacional sin tarifas arancelarias.
SEMANA TRES

Actividad 1. Actos de habla

Acto locucionario

Es el simple acto de emitir una frase que tenga sentido y que sea correcta gramaticalmente, es decir,
que pueda ser entendida por otro hablante distinto al que la emitió.

Acto ilocucionario

Está determinado por la forma en que se usa la locución: dar una orden, preguntar, hacer constar un
hecho, hacer una advertencia, prometer, acordar.
Acto perlocucionario

Está constituido por los efectos que pueden generarse en el interlocutor debidos al acto ilocucionario.
Con ciertas emisiones se puede convencer a alguien, obligarlo, atemorizarlo, alegrarlo, persuadirlo,
disuadirlo.

Ejercicio 1. Revisa los ejemplos de actos locutivos, ilocutivos y perlocutivos y concluye los
ejercicios faltantes.

Acto locutivo: “comete la sopa ”.


Acto ilocutivo: intento de que la persona se coma la sopa.
Acto perlocutivo: la persona es ordenada a que coma su sopa.

Acto locutivo: “me gusta tu camisa ”.


Acto ilocutivo: expresar emoción hacia la camisa.
Acto perlocutivo: informar al oyente que su camisa es del agrado del hablante.

Acto locutivo: “no recibirás tu pago este mes ”.


Acto ilocutivo: informar al oyente sobre el estado de su pago.
Acto perlocutivo: el oyente se informa de que no recibirá su pago.

Acto locutivo: “enciende la tv ”.


Acto ilocutivo: ordenar al oyente.
Acto perlocutivo: el oyente se siente ordenado a ejecutar la orden.

Acto locutivo: “Dáselo a ella ”.


Acto ilocutivo: Me aconsejó que se lo diera a ella.
Acto perlocutivo: Me convenció de que se lo diera a ella.

Acto locutivo: “Realiza tu tarea ”.


Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:

Acto locutivo: “huele mal”.


Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:

Acto locutivo: “ven aquí”.


Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:

Acto locutivo: “canta una canción”.


Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:

Acto locutivo: “vamos a correr”.


Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:

Ejercicio 2. Escriba los actos de habla locutivo, ilocutivo y perlocutivo de los


siguientes enunciados.
1) «Te juro que ahora si voy a cambiar, mamá.»
Acto locutivo:
Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:
2) Un transeúnte a otro: «¿Tiene hora?
Acto locutivo:
Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:
3) Juan llega corriendo al cubículo donde están reunidos sus compañeros. Uno de
ellos le dicen: «Cuándo no, siempre llegando tarde.
Acto locutivo:
Acto ilocutivo:
Acto perlocutivo:
SEMANA 4

Actividad 1

Te juro que te prometo


Nancy Abigail Núñez Hernández
Era la hora del descanso cuando hubo alboroto en el patio de la escuela. Se veía tumulto y barullo.
Desde lejos se oía cómo los estudiantes coreaban « ¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!». Como pudo, el profesor
Mario se abrió paso para ver qué sucedía. Al darse cuenta de que había un pleito, se apresuró a
separar a los dos involucrados. Paco y Luis habían sido muy buenos amigos, habían vivido en el
pueblo toda su vida y estudiaron juntos desde la primaria; eran casi como hermanos. Así, cuando
empezaron a pelear, se corrió la voz y muchos fueron a ver qué sucedía. Nadie entendía por qué
aquellos dos, que eran como uña y mugre, de repente parecían odiarse a muerte.
Después de que el profesor Mario logró separarlos, llevó a los dos muchachos a la dirección. Sin
embargo, intercedió por ellos ante la directora para que el castigo no fuera duro. Le pidió que no
los suspendiera porque no eran malos muchachos y le echaban muchas ganas a las clases.
—No los suspenda, mejor póngalos a hacer aseo de la escuela o algo así, algo que les sirva de
escarmiento y que sea productivo. Si se los suspende, nada más se van a quedar en sus casas y se
atrasarán en las clases, sin hacer nada de provecho.
Ella miró con preocupación a Paco y a Luis. Con un tono de voz muy severo les dijo:
—Ustedes dos nunca antes habían dado problemas, pero no crean que dejaré pasar esto así como
si nada. Saben que lo que hicieron es una falta grave. Además, estamos en una escuela, aquí vienen
a aprender, a educarse, no a pelear como si no tuvieran el mínimo de educación. Merecen ser
castigados por lo que hicieron, pero el profesor Mario tiene razón: no les va a servir de nada faltar
a clases. Así que voy a aceptar la sugerencia del profesor y durante dos semanas, a partir de hoy, se
van quedar después de clases a hacer el aseo de la escuela y labores de mantenimiento. Les voy dar
citatorios para que vengan sus padres a hablar conmigo sobre esto y mañana me los tienen que
traer firmados.
A pesar de que Paco y Luis se habían salvado de la suspensión, no se veían contentos. Por el
contrario, tenían la misma cara de rabia que cuando el profesor fue a separarlos. Esa cara les duró
hasta que llegó la hora de la salida y tuvieron que quedarse en la escuela para empezar a cumplir su
castigo. El profesor se dio cuenta de eso y les dio una escoba, un recogedor, una cubeta y un
trapeador a cada uno y los mandó a limpiar diferentes salones para evitar que volvieran a pelear. Ya
cuando estaban separados, fue con Luis y le preguntó qué había sucedido. Él respondió:
—Lo que pasa es que Paco es un canalla, un poco hombre porque no cumple sus promesas, no tiene
palabra. Por eso ya no podemos ser amigos.
—¿Por qué dices eso? ¿Qué fue lo que pasó?
—Mire, no quiero ser grosero, profe, pero no es su asunto.
—No es que yo sea entrometido. Quiero ayudar, eso es todo. Si no me dices, no puedo ayudar.
Ustedes dos eran muy buenos amigos; no puede ser que así de la nada, de un día para otro, se hayan
peleado como los peores enemigos. Yo los defendí ante la directora y hasta me tocó quedarme a mí
también, aunque yo no participé en la pelea, al menos merezco saber por qué estaban pelando, ¿no
crees? ¿Por qué dices que no cumple sus promesas?
Luis se sintió en deuda con el profesor y después de suspirar con pesar y vergüenza, tomó valor:
—Mire, no le quería contar porque mi papá dice que no es de caballeros andar hablando de los
amigos, pero ya que usted insiste, le voy a decir lo que pasó. Paco me pidió prestado un dinero y me
prometió que me lo iba a pagar en cuanto pudiera. Como somos muy amigos… o, bueno, éramos
muy amigos, yo le presté el dinero y él me dijo estas mismas palabras que yo le repito a usted: «Te
prometo que te pagaré». Ese dinero era para comprarme el uniforme del equipo de futbol en el que
iba a jugar con mis primos, y él lo sabía. Como no me pagó, no pude comprarme el uniforme y no
pude entrar al equipo. Metieron al hijo de don Lucho y ahora yo me tengo que esperar a la próxima
temporada para que se armen equipos nuevos.
—Entiendo tu indignación, pero quizá no te ha pagado porque no tiene dinero.
Luis, enfurecido, respondió:
—¡Claro que tiene dinero!, si apenas ayer lo vi comprándole un helado a Lupita.
Podría haberme pagado, aunque sea una parte.
El profesor se percató de que Luis estaba muy dolido e intentó tranquilizarlo:
—Entiendo cómo te sientes. Crees que Paco traicionó tu confianza.
Luis lo interrumpió y exclamó:
— ¡Sí! ¡Sí! Eso creo.
—Tranquilo, déjame continuar —dijo el profesor—. Esto no justifica que te agarres a golpes con
Paco, ni con nadie. Quiero que me contestes las siguientes preguntas: ¿ya le pediste que te pague?
¿Hablaron de esto antes de irse a los golpes?
—No, no tengo porque andarle rogando ni cobrando. Si fuera decente, él me buscaría y me pagaría.
—¿Pusieron una fecha límite para que te pagara? Por ejemplo, ¿le explicaste que necesitabas el
dinero para tal día y así poder comprar el uniforme?
—No pusimos fecha. Tampoco le dije del uniforme; no quería que se sintiera presionado porque sé
que su familia anda mal de dinero desde que su papá se quedó sin trabajo. Además, yo creí que me
pagaría; siempre había sido muy confiable y cumplido con todo —dijo Luis con pesar.
—Ustedes no pusieron una fecha límite para que Paco te devolviera el dinero. Entonces, ¿por qué
afirmas que no cumplió su promesa? No había un plazo de tiempo para que la cumpliera, así que
todavía puede cumplirla. Además, si tú no le has pedido el dinero a Paco, ¿por qué piensas que no
te pagará?
Luis respondió un poco burlón:
—Pues, porque todavía no me ha pagado.
A pesar de que esas preguntas confundieron un poco a Luis, él intentó defender su postura alegando
que, si Paco no había pagado aún, no había razones para pensar que lo haría después; parecía que
sí tenía dinero para pagar, dado que le había comprado un helado a su novia. El profesor se le quedó
mirando y le preguntó acerca de los actos del habla y los infortunios. En clase, Luis no lo había
entendido bien, pero ahora que lo escuchaba nuevamente, en una situación que estaba viviendo,
se sintió identificado.
—¿Recuerdas los actos del habla? Decíamos que hay veces en que al decir algo también hacemos
algo. Por ejemplo, cuando amenazamos a alguien, cuando damos las gracias, cuando felicitamos a
alguien, cuando prometemos algo… ¿Lo recuerdas? Todas esas son cosas que hacemos con palabras
porque a veces lo que decimos tiene la suficiente fuerza como para que consideremos que, además
de simplemente decir algo, hemos hecho algo. Si yo digo «El pizarrón es verde», parece que sólo
estoy describiendo algo: que en verdad el pizarrón es verde. Pero es diferente si voy y le digo a don
Lucho: «Si no saca a su hijo del equipo de futbol y le regala a Luis el uniforme de su hijo, se
arrepentirá y deseará no haber llegado nunca a este pueblo». Si le digo eso, más que describir o
decir algo que sea verdadero o falso, lo estoy amenazando. No solo estoy diciendo algo, sino que
estoy haciendo algo, y eso que hago es tan grave como para que don Lucho llame a la policía y me
detengan. En cambio, nadie me detendría por decir que el pizarrón es verde. Amenazar, agradecer
y felicitar son algunos de los ejemplos de actos del habla que vimos en clase, y prometer fue otro.
Al prometer que te pagaría, Paco llevó a cabo un acto del habla, que no fue ni verdadero ni falso.
Eso sí, fue desafortunado porque todavía no te ha pagado, aunque podría hacerlo en el futuro.
Después de escuchar atentamente al profesor, Luis dijo:
—Pero siento que eso me da más razón para estar enojado: ¿para qué promete si no va a cumplir?
—Todavía no, todavía no cumple —precisó el profesor—, pero podría hacerlo. Dado que no has
hablado con él, solo supones, pero no sabes si tiene intención de pagarte. Vamos a ver si se te baja
el enojo y optas por el diálogo. ¿Recuerdas cómo analizar argumentos?
—Sí, pero yo no he dicho ningún argumento, yo solo dije lo que es. ¡Es gandaya porque no cumple
sus promesas! ¡No paga lo que debe! —exclamó Luis.
—Aunque no lo creas, sí hubo argumentación en todo lo que me dijiste —intervino el profesor—.
Esa afirmación que acabas de hacer de nuevo, y que tanto defiendes, sería la conclusión de tu
argumento. ¿Cuál es el trasfondo? Tú mismo lo dijiste: la razón que tenías para pensar que no te iba
a pagar era que todavía no te había pagado. Ese es el fundamento en que te basas para hacer tu
afirmación. ¿Pero qué garantía tienes para lo que dices? La garantía es que interpretas el hecho de
que no te ha pagado como un signo de que no lo hará. Creo que en esa argumentación hay cosas
que son cuestionables. Por ejemplo, creo que el trasfondo de tu argumento es un poco débil. El
fundamento habría sido más fuerte si me hubieras dicho que en todos los años que llevas de conocer
a Paco has visto que en numerosas ocasiones le han prestado dinero y él siempre se ha negado a
pagar, a pesar de haberlo prometido. Eso sí lo haría a uno pensar que tienes razón al concluir que
no paga lo que debe y que no cumple sus promesas, pues en ese caso, la garantía que conecta el
fundamento con la conclusión sería una generalización, como cuando decimos que todos los
cuervos son negros porque todos los que hemos visto lo son.
—Pues, sí sería muy raro que hubiera uno que no sea negro. Tan raro como que me pague el gandaya
de Paco— contestó Luis entre pensativo y exaltado.

Recuperado de:
http://humanidades.cosdac.sems.gob.mx/logica/
Actividad 2
De acuerdo con el glosario de los Acuerdo Secretarial
653 de la COSDAC (Coordinación de Sectorial de
Desarrollo Académico) de la SEMS (Subsecretaria de
Educación Media Superior) de la SEP (Secretaria de
Educación Pública), la emisiones realizativas “Son
aquellas que no afirman o niegan algo (aunque parezca
que lo hacen), sino que con ellas se realiza una
acción,”[1] como preguntar, ordenar, pedir, sugerir,
rogar, prometer, etc. No sólo usamos el lenguaje para
describir el mundo, sino que a veces hacemos algo

cuando hablamos o escribimos y en ese caso lo


que decimos no es ni verdadero ni falso, pues
más bien estamos “haciendo” algo, por eso
estas emisiones se denomina realizativas. Así
que, además de decir cosas que pueden ser
verdaderas o falsas, con el lenguaje también
podemos hacer cosas, y éstas no son
propiamente hablando ni verdaderas ni falsas.
Dado que las emisiones realizativas hacen algo, no son ni verdaderas ni falsas, sino que son
afortunadas o desafortunadas, dependiendo de si el acto del habla que realizamos con ellas se
lleva a cabo exitosamente o no. Por ejemplo, si una persona promete algo, pero no lo cumple, la
emisión realizativa constituida por su promesa es desafortunada; en cambio, si esa persona
cumple su promesa, su emisión realizativa fue afortunada.
Las amenazas, las promesas, las felicitaciones, los agradecimientos, las órdenes, las disculpas, las
solicitudes, los ruegos, las plegarias, las maldiciones, las bendiciones, los retos, las apuestas, los
saludos, las despedidas, son ejemplos de actos del habla en los que además de decir algo con las
palabras que usamos, también hacemos algo.
Ejemplos de Enunciados Constatativos: - Está lloviendo- Niego haberlo visto- Prometí ser puntual-
Juan prometió que pagaría mañana-Está soleado-El salón es pequeño-La maestra es buena
persona-Los alumnos son traviesos-Mi mamá es bonita-No aprobé un examen

Ejemplos de Enunciados Realizativos: – Declaro


inaugurado el seminario-

Yo los declaro buenos hombres-Me niego a llevar


gafas-Prometo que voy a llamar a tu profesor-Le doy
la bienvenida-Prometo que mañana iré-Me niego a
comer esa sopa-Prometo que iré al baile contigo-Te
prometo que al rato nos vemos-Los declaro, marido
y mujer.
Ejercicio 1. Distinguir emisiones constatativas de realizativas.
En la siguiente lista encontrarán varias oraciones y después una tabla para clasificarlas como
constatativas o realizativas. Para saber en qué columna colocarlas, puede ser de utilidad
preguntarse si parece correcto evaluarlas como verdaderas o falsas, o si sería mejor evaluarlas
como afortunadas o desafortunadas.

Enunciados Constatativos Enunciados Realizativos


- Está lloviendo - Declaro inaugurado el seminario

- Niego haberlo visto -Yo los declaro buenos hombres

- Prometí ser puntual -Prometo que voy a llamar a tu profesor

-Juan prometió que pagaría mañana -Le doy la bienvenida

-Está soleado -Le doy la bienvenida

-El salón es pequeño -Prometo que mañana iré

-La maestra es buena persona -Me niego a comer esa sopa

-Los alumnos son traviesos -Prometo que iré al baile contigo

-Mi mamá es bonita -Prometo que iré al baile contigo

-No aprobé un examen -Los declaro, marido y mujer


Ejercicio 2. Identificar los Enunciados constatativos y realizativos.

En la siguiente lista encontrarán varias oraciones y después una tabla para clasificarlas como
constatativas o realizativas. Para saber en qué columna colocarlas, puede ser de utilidad
preguntarse si parece correcto evaluarlas como verdaderas o falsas, o si sería mejor evaluarlas
como afortunadas o desafortunadas.

• Mi perro no tiene raza, es cruza de todo, igual que muchos otros perros callejeros.
• Hoy es miércoles.
• Te apuesto cien pesos a que nadie querrá besarte después de comer tacos.
• El próximo semestre llevamos la materia de Ética.
• Hazme el favor de no entrar con los zapatos enlodados a la casa.
• Doña Juana pone su puesto de quesadillas después de las 6:00 de la tarde.
• Ya no hay tortillas.
• ¡Adiós, preciosa!
• Prohibido estacionarse.
• Parece que en la noche lloverá.
• Mis papás y todos mis tíos se casaron muy jóvenes, pero yo no quiero casarme tan
joven.
• Más vale pájaro en mano que ciento volando
• No me gusta levantarme temprano.
• Si repruebas, no te darán permiso de salir.
• Te prometo que te pagaré.
• Ten cuidado cuando pases por esa calle.
• Ramón es el más alto del salón.
• Te juro que no la estaba viendo.
• Los declaro marido y mujer.

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