Melani Gaich

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Tanto Lefebvre como Harvey, cada uno en época, llaman a dar lugar al “derecho de la
ciudad”. El primero llama al empoderamiento de la clase obrera específicamente,
entendiendo que solo esa clase puede hacer frente a la segregación capitalista. A esta
clase le propone como estrategia crear un programa político de reforma urbana que sea
creativo (entendido como no limitado a un “realismo” conformista) y osado (“todas las
audacias están permitidas” pág 134, Lefebvre).
Por su parte Harvey, entendiendo en palabras de R.Park que “el hombre se ha recreado a sí
mismo”, llama la atención de cómo la economía capitalista ha creado y recreado las clases
sociales a través de proyectos de urbanización sin ni siquiera dar el derecho a todos sus
habitantes de inventar la ciudad que quieren, que desean. Y este es la concepción de
derecho a la ciudad que Harvey entiende relacionado con la necesidad de exigir “mayor
control democrático sobre la producción y el uso del excedente” (pág 46, Harvey). Esto se
debe a que el autor explica cómo con ese excedente es que se promueven las grandes
obras de urbanización. Y a su vez, justifica la necesidad capitalista de gastar ese excedente
en , por un lado para generar mas acumulacion a futuro, pero también en inversiones (entre
ellas la urbanización).
¿Cómo ha sido el control de este excedente? En épocas neoliberalistas ha sufrido, desde el
punto de vista de Harvey, una privatización garrafal de parte de grandes empresas y unos
pocos empresarios. Aumentando así los porcentajes de ese excedente destinados a
intereses personales e individuales de grandes empresas multinacionales (“el gran capital”)
y “las clases altas” (pág 46, Harvey). Una de las estrategias para esto es la de generar
nuevas necesidades (como el alto lujo o el ocio o el turismo cultural) en pos de que los
habitantes se endeuden y queden “reducidos a la servidumbre”, y por ende
estancados/atados a su clase social. Esta estructura el autor la identifica como que “bloquea
la exploración de alternativas más productivas” (pág 45, Harvey) porque distribuye el poder
de decisión y genera “centros de decisión” en el que participan sólo aquellos que poseen el
capital económico, social y político suficiente. Y en estas esferas, y en pos de estos
intereses del gran capital y las clases altas, es donde se construye el ideal de ciudad y se
pacta la urbanización y se la lleva a cabo a costa. Por esto ambos autores llaman a
disputar estos centros de decisión en tanto que consideran que todos los habitantes tienen
un derecho a la ciudad. Una ciudad imaginada por ellos y que considere sus necesidades,
por ejemplo que no los segrega a ser una simple servidumbre endeuda y sin voz.