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LOS TIPOS DE DOMINACIÓN

MAX WEBER

Las formas de legitimidad


La dominación es la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo
determinado para datos específicos (ejercer poder o influjo sobre otros). Un
determinado mínimo de voluntad de obediencia es esencial en toda relación autentica
de autoridad.
Para toda dominación sobre una pluralidad de hombres, requiere un cuadro
administrativo. Esto es la probabilidad en la que se puede confiar, de que se dará
una actividad, dirigida a la ejecución de sus ordenaciones generales y mandatos
concretos. Este cuadro administrativo puede estar ligado a la obediencia, por la
costumbre, de un modo afectivo, por intereses materiales o por motivos ideales. La
naturaleza de estos motivos determina el tipo de dominación. Antes de establecer una
relación de dominación, todos fomentan la creencia en su legitimidad. Según sea la
clase de legitimidad pretendida es diferente el tipo de la obediencia y el ejercicio de la
dominación. Hay distintas clases de dominación según la legitimidad.
1. La legitimidad de una dominación no es puramente ideal
2. No toda “pretensión” debe llamarse “relación de dominación”.
3. La “legitimidad” de una dominación debe considerarse solo como una
probabilidad. La propia pretensión de legitimidad la hace valida en grado
relevante, consolida su existencia y determina la naturaleza del medio de
dominación.
4. “Obediencia” significa que la acción del que obedece como si el contenido del
mandato se hubiera convertido, por sí mismo, en máxima de su conducta.
5. Psicológicamente, la cadena casual puede ser el “inspirar” o la “endopatía”.
(no es utilizable en la construcción de los tipos de dominación)
6. El ámbito de la influencia autoritaria de las relaciones sociales y de los
fenómenos culturales es mucho mayor de lo que a primera vista parece
(padres, escuela)
7. En todos los casos imaginables donde hay un mínimo poder decisivo de
mando, hay algo de “dominación”
Existen 3 tipos puros de dominación legitima. De Carácter
1. RACIONAL: descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones
estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones
a ejercer la autoridad. En la autoridad legal se obedecen las ordenaciones
impersonales (porque su autoridad emana de las leyes) y objetivas legalmente
estatuidas y las personas por ellas designadas.
2. TRADICIONAL: descansa la creencia extra cotidiana a la santidad de las
tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los
señalados por esa tradición para ejercer la autoridad. En la autoridad
tradicional se obedece a la persona del señor llamado por la tradición y
vinculado por ella por motivos de piedad.
3. CARISMATICO: es la entrega extra cotidiana a la santidad, heroísmo o
ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas
En la autoridad carismática se obedece al caudillo o carismáticamente
calificado por razones de confianza personal en la revelación, heroicidad o
ejemplaridad, dentro del circulo en que la fe en su carisma tiene validez.

 La dominación legal con administración burocrática.


El tipo más puro de dominación legal es aquel que se ejerce por medio de un cuadro
administrativo burocrático. La totalidad de éste se compone de funcionarios
individuales. Solo el dirigente de la asociación posee su posición de imperio. Las
características de los dirigentes son
1. Personalmente libres
2. En jerarquía administrativa rigurosa
3. En competencias fijadas
4. En virtud de un contrato
5. Calificación personal que fundamenta su nombramiento
6. Son retribuidos en dinero con sueldos fijos
7. Ejercen el cargo como su única o principal función
8. Tienen ante sí una carrera o perspectiva de ascensos y avances por años de
ejercicio
9. Trabajan con completa separación de los medios administrativos y sin
apropiación del cargo
10. Están sometidos a una rigurosa disciplina y vigilancia administrativa.
En la dominación burocrática se ofrece en forma más pura ya que existe el
principio del nombramiento de los funcionarios.
La administración burocrático- monocrática es la forma más racional de ejercerse
una dominación, y lo es por su precisión, continuidad, disciplina, rigor y confianza,
calculabilidad, por lo tanto, para el soberano y los interesados: hay intensidad y
extensión en el servicio, y susceptibilidad técnica de perfección para alcanzar el
óptimo de los resultados. El desarrollo de las formas “modernas” de asociaciones
en toda clase de terrenos coincide totalmente con el desarrollo e incremento
creciente de la administración burocrática. El gran instrumento de la superioridad
de la administración burocrática es el saber profesional especializado. Solo se
puede defenderse de una dominación burocrática mediante una creación de una
contra organización propia, igualmente sometida a la burocratización.

 La dominación tradicional
Una dominación es tradicional cuando su legitimidad descansa en la santidad de
ordenaciones y poderes de mandos heredados de tiempos lejanos, creyéndose en ella
en méritos de esa santidad. Las relaciones del cuadro administrativo se determinan
por la fidelidad personal del servidor. Se obedece a la persona, y los mandatos pueden
ser por la fuerza de la tradición que señala inequívocamente el contenido de os
ordenamientos o por arbitrio del señor, al cual la tradición le demarca el ámbito
correspondiente. Si se quiere incorporar una cosa nueva, tiene que estar vinculado
con lo tradicional. Es un poder personal y cotidiano.

 La dominación carismática
Descansa en la creencia en la cualidad extraordinaria de una personalidad que tiene
capacidad extranatural. En algún punto esta dominación se termina racionalizando o
tradicionalizando). El cuadro administrativo se genera en función de la relación con el
líder. No hay característica alguna del burócrata, no hay leyes ni normas establecidas.
Los seguidores hacen que el liderazgo se lleve a cabo. En general este tipo de
dominación rechaza el pasado y busca agitar las normas establecidas. Es una
dominación personal y extraordinaria.

LA CLASE POLITICA
MOSCA GATEANO
Existen dos tipos de clases:
1. Gobernantes: Desempeñan las funciones políticas, monopoliza el poder y
disfruta de las ventajas que van unidas a él.
2. Gobernados: es dirigida y regulada, y suministra los medios materiales de
subsistencia para la vitalidad del organismo publico
En todo organismo político siempre hay una persona que está por encima de la
jerarquía de toda clase política y dirige el estado. Cuando hay un descontento en la
masa de los gobernados, pueden generar un agite hacia los gobernantes.
El jefe de estado debe tener el apoyo de una clase dirigente que hiciera cumplir y
respetar sus órdenes. Cuando las masas destronen a la clase dirigente otra minoría
organizada podría desempeñar el oficio de dicha clase. El predominio de una minoría
organizada se impone frente a cada individuo de la mayoría. Y a esta mayoría le sería
mucho más difícil poder organizarse para poder actuar contra la minoría.
Las minorías gobernantes se distinguen de la masa de los gobernados por ciertas
cualidades que les otorgan cierta superioridad material e intelectual, y hasta moral; o
son herederos de los que poseían esas cualidades.
Se distinguen dos tipos de sociedades
Sociedades primitivas: Las personas que tienen acceso a la clase política es el
valor militar. La guerra es normal en este tipo de sociedades; por eso los valientes
serán los jefes. El dominio de una clase guerrera sobre una multitud pacifica se suele
atribuir a la supremacía de las razas, a la conquista de un pueblo a otro débil. Puede
suceder que también en un pueblo donde haya distinción entre agrícolas y guerreros,
donde los guerreros dominen a los agrícolas. En general esta clase dominante se
apropiaban las tierras (fuentes de la producción de la riqueza). SI BIEN LOS
PODEREOSOS SON POR LO GENERAL RICOS, BASTA SER RICO PARA
CONVERTIRSE EN PODEROSO. En todos los países del mundo, los medios de
influencia social (cultura, especialización académica, grados de jerarquía
administrativa y militar) los adquirirán más fácilmente los ricos que los pobres.
 Sociedades modernas: Ya no interesa el valor militar, ahora interesa la riqueza.
Gobiernan los ricos, no los fuertes.
Aristocracia sacerdotal: Sociedades donde las creencias religiosas obtienen una
parte de la riqueza y del poder político. Los sacerdotes presentaban conocimientos
jurídicos y científicos. En las jerarquías sacerdotales la tendencia a monopolizar los
conocimientos alcanzados y a obstaculizar la difusión de los métodos.
Cestas hereditarias: Clase gobernante limitada por un numero dado de familias, y el
nacimiento es el único criterio que determina el ingreso a dicha clase o la exclusión de
esta. Todas las clases políticas tienen la tendencia a volverse hereditarias. En general,
el hábito y todas las aptitudes para tratar los negocios de importancia se adquieren
más fácil cuando se ha tenido con ellos cierta familiaridad en la infancia.
Es natural que sobrevenga un periodo de renovación o de revolución, durante el cual
las energías individuales tienen importante participación y algunos individuos pueden
pasar de los grados inferiores de la escala social hasta los más elevados.

LOS ALTOS CIRCULOS


WRIGHT MILLS
Plantea que los medios, tanto de información como de poder, están centralizados. Por
esta razón, hay personas que llegan a ocupar posiciones de poder en la sociedad
norteamericana, donde las decisiones que estas toman, y también las que dejan de
tomar, pueden afectar a las personas corrientes y sus respectivas vidas. A este grupo
Mills los denomina la minoría poderosa. Las decisiones que toma, o se abstiene de
tomar, tienen consecuencias de gran magnitud, ya que tienen el mando de las
organizaciones más importantes de la sociedad moderna: el Estado, las empresas y el
ejército militar.
Llevando esto a un análisis más profundo el autor expone que existen grandes
instituciones en la sociedad moderna, consideradas los medios de poder. Con una
importancia poco frecuente en el mundo. Estos máximos poderes concentrados en lo
económico, militar y político. Los hombres que forman estos círculos superiores son
quienes conforman la “elite” de estos grandes poderes. Mientras que en la elite
económica se encuentran los ricos corporativos, en el ámbito político este círculo es el
directorio político y en el orden militar se encuentran los estadistas y soldados del
Estado Mayor Unificado y círculo más alto de este orden. Estos grupos de la élite se
unen formando la llamada minoría del poder en Estados Unidos. 
Plantea a su vez dos opiniones acerca de esta minoría. Por un lado, están aquellos
que creen que esta no existe, justificando sus pensamientos en base a que los
hombres de negocios solo piensan en sí mismos, y no creen que su poder tenga una
importancia decisiva. Por otro lado, existe la opinión de aquellos que creen que esta
minoría es notoria, y se apoyan justamente en la tendencia histórica. Así estos últimos
consideran al presente como parte de la historia, donde debe haber una minoría fuerte
que tome o no las decisiones necesarias. 
En la sociedad norteamericana, las instituciones educativas, familiares y religiosas no
representan un centro de poder a nivel nacional, sino que se rigen a partir de los 3
grandes poderes, convirtiéndolas en medios para sus fines. Y los símbolos de estas
instituciones de menor influencia se usan para legitimar el poder de los grandes
poderes y respaldar sus decisiones. 
Los grandes poderes son cada vez más amplios y administrados como instituciones,
con decisiones más centralizadas; a su vez este cambio fue acompañado de un gran
avance de las tecnologías. Sus dominios son inusuales, por un lado, la economía se
encuentra bajo el dominio de las gigantes compañías vinculadas entre sí tanto en lo
político como en lo administrativo. El orden político cambió hasta convertirse en una
institución ejecutiva centralizada. Y por último el orden militar que pasó a ser el sector
más costoso y grande del gobierno, además de su notoria eficacia de un dominio
burocrático. Este triángulo de poder se pone en evidencia en todos los aspectos de la
sociedad capitalista moderna.
Aquellos que forman esta minoría tienen la característica de poseer dinero, poder y
prestigio, además del modo de vida que esto les brinda. Esto no sería posible si no
ocuparan alguna posición en los grandes poderes, porque estos son los que brindan
los medios para adquirir estas características. En el capitalismo moderno, las personas
con grandes riquezas están complementadas con las instituciones corporativas de
esta sociedad moderna. Es así como en esta última las formas modernas de
propiedad corporativa y el estado permiten obtener altos ingresos. Además, el
prestigio se concentra en las grandes instituciones, el cual también es dependiente de
los mecanismos de publicidad y se caracteriza por ser cumulativo. 
Mills comenta como esta minoría tiene una entidad clara y sentido de pertenencia.
Ellos mismos se consideran de la elite dentro de estos círculos íntimos de las clases
altas. Muestra cómo se toman en cuenta entre sí, trabajan juntos y si no lo hacen
juntos, piensan del mismo modo.  Forman relaciones íntimas dentro de estos círculos
tanto en lo personal como en los negocios.
Por otro lado, remarca una característica fundamental de la elite Norteamericana. Al
no haber pasado por una sociedad feudal, no hubo un derecho a las altas posiciones
en base al derecho hereditario, entonces no hubo una puja de poder entre la nobleza y
la burguesía capitalista como en otras naciones. Esto dio lugar a la monopolización de
la riqueza, el prestigio el poder de esta burguesía. Con un territorio extenso con
grandes riquezas naturales, mano de obra a disposición, un poder organizado, una
ideología basada en el laissez-faire e industrialismo lograron aventajarse de las demás
naciones. Además, otros acontecimientos como La Guerra de la Independencia, La
Guerra de Secesión no dieron lugar a nobleza hereditaria.
Define a esta elite desde el punto de vista psicológico como personas de alta energía.
La definición humanista los describe como personas que se quieren superar a sí
mismos y nobles sean ricos o no, mientras que los demás recurren a la mediocridad.
Desarrolla y critica al humanista, ya que la psicológica toma al estrato en su conjunto.
Las personas con ventajas se creen de elite natural y superior, y que sus pertenencias
son extensiones de sus personalidades. También existe la percepción de la contra-
elite sobre el pobre para justificar las críticas más severas de las minorías
gobernantes. Dando una imagen del pobre y explotado como el virtuoso, el justo y el
aventurado.  Estos son superiores, pero están condenados a una la pobreza.
Según el autor no se debe tomar a los miembros de la elite como dotados de ese
carácter. Generalmente tienen asesores, portavoces, consejeros, creadores de la
imagen pública y moldeando las decisiones de estos individuos en estos puestos de
mando. Esta elite fortalecida como clase social toma ciertas personalidades y rechaza
otras.  Estas personalidades son formadas por las relaciones con otros como él y de
sus grupos íntimos. De esta manera, la elite es una serie de altos círculos con
miembros seleccionados, permitiendo el acceso a los altos mandos institucionales.
Mills acude a una dicotomía tal como una omnipotente minoría cuyos poderes son un
designio secreto y a una totalmente impotente en donde solamente ocupan cargos
cada vez más presionados por otras minorías o códigos constitucionales y tienen
poder, pero no conforman una élite, lo que explica es que dentro de la minoría existe
una gradación de poder que hace que no sea un monopolio de decisiones pero que
tampoco todos compartan poder sobre estas decisiones. Define entonces a esta
minoría como una camarilla que toman parte de las decisiones.
Define todo esto para comprender la estructura y las posiciones que toman estas
personas y el poder que poseen. Mills nos presenta tres claves para entender el
funcionamiento de estas estructuras de poder, la primera hace alusión a los rasgos
psicológicos y sociales que comparten para sentirse parte de esta clase social tal sea
como las universidades a las que fueron, carreras, clubes a los que solían acudir. Con
el objetivo, de conformada la minoría, puedan intercambiar posiciones de mayor o
menor poder institucional. Las otras dos claves que enumera tienen que ver con la
estructura y los mecanismos que buscan la unión de esta élite para poder ser una
agrupación coherente y sobre todo coordinada entre los tres círculos pero que es
explicada también como una conciencia de que si trabajan juntos con intereses
distintos sus intereses personales pueden realizarse más fácilmente.
La gradación de tomar decisiones se encuentra también en esas decisiones que
marcaron acontecimientos históricos y que si bien la élite no es necesaria para hacer
historia no significa que sea totalmente algo que en lo que no puedan interferir. Todo
esto es para mostrarnos cómo a pesar de que las estructuras son muy importantes
para la minoría los integrantes de estas tienen el poder necesario para deshacer y
hacer otras estructuras en donde también pueden ocupar posiciones distintas a las
que tenían
Finalmente, a modo de conclusión, si se considera a esta minoría impotente, incapaz
de decidir sobre aspectos políticos o de inferir en la historia con consecuencias que no
pueden controlar, se la está considerando sin poder, y sin poder no se la puede
considerar responsable de hecho alguno. Como víctimas de la “fortuna” de la historia
ante una situación difícil de nuestro tiempo, habría de simpatizar con ellos por el duro
papel que les tocó.
 Por otro lado, si se considera que los fenómenos sociopolíticos ya no son producto de
la “fortuna” de la historia, sino que son controlables, quienes los controlan no son otros
sino quienes poseen los puestos de mando centralizados. La realidad de nuestra
época es que esta minoría no es impotente, y lejos de serlo, debemos comprender los
hechos y consecuencias de su poder. 
Debido al aumento y a la centralización de los medios de poder en nuestro tiempo, nos
encontramos ahora con una cúspide de las instituciones mucho más unificada y
mucho más poderosa mientras que los niveles por debajo de ellos, al contrario, están
más divididos y con menos poder de lo que se lo suele creer. Las decisiones que se
toman desde los centros de poder tienen más repercusión ahora en la población que
nunca en la historia.

LA DINAMICA DE LOS DERECHOS EN EL


PENSAMIENTO POLITICO MODERNO
GARCIA RAGGIO
Con el desmoronamiento del sistema medieval mundial, surge la
Revolución política y moderna; así también como indicar los derechos individuales
como naturales. Esto ocurre en los siglos XVI y XVII, cuando se consolidan los
estados nacionales, la disputa respecto a la soberanía, la matematización de las
ciencias… Aristóteles concebía al humano como un ser político; es decir que para la
realización de su naturaleza depende de la ciudad. El pensamiento griego lo concibe
como participación directa en los asuntos públicos, y de ahí el hombre recibe su
humanidad. De ahí es que la sociedad política no requiera legitimación.
Durante la Edad media, el rey cumple una doble función: como patriarca de su familia
y como gobernante consagrado ante dios; es el representante secular de dios ante su
pueblo y el representante secular de su pueblo ante dios. El derecho eterno reinaba
sobre el estado, se consideraba que la libertad solo se alcanzaba en la vida
contemplativa en la relación con Dios.
Con el surgimiento de la modernidad, el derecho natural se emancipa de la teología
con lo cual surge el problema de su validación. Es una aparición de una esfera social,
construida por individuos autónomos, libres e iguales y portadores de derechos como
unidad elemental. Lo natural y lo no político son los individuos, el estado y la sociedad
pasan a ser productos de la razón. Surge la doctrina iusnaturalista (Hobbes, Locke,
Rousseau) donde descubrirán las reglas que rigen la igualdad absoluta y eterna de la
naturaleza humana y desentrañar el problema de la naturaleza del estado.
Derecho natural.
Se denomina así a ciertos principios que, basados en dios, la razón o la naturaleza
son COMUNES a todos los hombres y constituyen una norma suprema de justicia.
Como ciudadanos de un estado universal todos están sujetados a la misma ley: la de
la naturaleza o razón. Es una ley moral perpetua e invariable que establece que todos
los hombres son iguales y todos tienen los mismos derechos naturales. Los
movimientos de la edad media apelaran al derecho natural como crítica social ante las
injusticias económicas, la riqueza sin límites y las posesiones adquiridas de forma
ilegal.
Revolución científica moderna.
Inicia a mediados del siglo XVI, con la obra de Copérnico indicando el inicio de una
nueva cosmovisión. El universo ya no gira entorne al hombre. Afirma que la naturaleza
está escrita en caracteres matemáticos. En el siglo XVII está la problemática científica
y filosófica; la creación de un método científico en las ciencias matemáticas-filosóficos.
Las ciencias humanas descubrirán los fenómenos sociales y políticos, entonces surge
una ciencia social basada en el modelo de las ciencias naturales. Se reemplaza la
visión de que la política habilita al ciudadano para una vida justa por una vida holgada.
La política se transforma en una ciencia experimental manipulada por especialistas. La
razón es el instrumento adecuado ara la aprehensión y manipulación del orden social
y también del optimismo ético de los filósofos.
Contexto histórico.
Tomas Hobbes y John Locke fueron pensadores ingleses del siglo XVII. Escribieron
sobre los cambios sociales ocurridos de ese siglo. Hay un nuevo orden económico,
donde el comercio inglés tiene un gran impulso, hay un desarrollo fabril y un ascenso
de desarrollo fabril más rápido. Hobbes quiere indagar cuales son las causas
profundas y verdaderas de las crisis inglesas y de sus consecuencias: la guerra civil.
Hobbes: conceptos fundamentales de su teoría política.
Fundador de “la ciencia política moderna”. Indica que los humanos son transformados
en objetos naturales, y, por lo tanto, sujetos a una conducta calculable. El hombre se
define por el deseo, ya que la única meta del hombre es sobrevivir, puesto que la
muerte es el resultado natural. La incertidumbre respecto de la propia seguridad hace
que el estadio natural de los hombres donde rige el derecho natural sea el de guerra
de todos contra todos. Cada hombre está gobernado por su propia razón, tiene
derecho a hacer cualquier cosa, incluso en el cuerpo de los demás; por lo tanto, no
puede haber seguridad para nadie. En este momento, se permite una guerra de todos
contra todos, donde nada puede ser injusto; las nociones de legalidad, ilegalidad,
justicia e injusticia están fuera de lugar donde no hay poder común.
Para poder salir de este estado de naturaleza y superar el derecho natural se necesita
de la “ley natural” que es un precepto establecida por los hombres en posesión de la
razón en su doble uso: la facultad para conservar la vida (prudencial) y de razón
calculadora (preservar los bienes). Esta ley consiste en que cada uno puede renunciar
a ese derecho natural a todas las cosas. Esta renuncia requiere un poder que haga
cumplirlo, este poder es el Estado.
El hombre para Hobbes es privado y solitario, y el estado está basado en la delegación
de todos sus derechos individuales. El único derecho al que no renuncia el hombre es
el derecho a la vida. Los fines del Estado son garantizar la seguridad de la vida y de la
propiedad. La razón del Estado absolutista construido por Hobbes es liberal, ya que
conduce las intenciones liberales del derecho natural.
Locke: conceptos fundamentales
Parte de un estado de naturaleza, anterior al orden jurídico, civil y estatal. Establece
que nadie tiene más que otro, cada cual ordena sus actos y dispone de su persona
como le parezca (los individuos son libres e iguales). Concuerda con Hobbes en que el
hombre busca naturalmente obtener el bienestar propio y en la conservación de la
vida. Buscan el placer. Para Locke, el estado natural es un estado de libertad, no es
de licencia. El estado natural tiene una ley natural por la que se gobierna (la RAZON)
y esa ley obliga a todos. Hay una armonía natural en los hombres donde colaboran por
el bien de todos (propio de Smith). A diferencia de Hobbes, la justicia es natural y no
artificial. El interés en la propia conservación y en el acrecentamiento del bienestar se
focaliza en el trabajo y no en la agresión. El trabajo se empieza a expropiar, a ser
propiedad privada. El trabajo individual es una fuente de valor y legaliza la apropiación,
tanto como en la fuerza física o en habilidades. La habilidad incluye a la calculabilidad
en la acumulación de dinero y apropiarse de los frutos del criado. La mercancía que se
vende por un salario pertenece a quien lo ha comprado, y sus frutos pasan a engrosar
la propiedad del adquiriente. Esto pertenece al estado de naturaleza, que además es
racional y regido por la ley natural impuesta por Dios a los hombres.
El pasaje al estado civil
El fundamento de la sociedad civil surge de la inseguridad respecto de que todos
escuchen a su razón. Los individuos necesitan garantía jurídica, que proteja las
propiedades ampliadas y la posesión de capital.
Para Habermas, la necesidad de una autoridad estatal surge como un modo de
producción determinado por el mercado, donde el individuo reclama una garantía para
acumular ilimitado, por eso el estado natural se retorna insostenible.
Para Locke al único derecho que el hombre renuncia es al de hacer justicia por si
mismo, entonces los derechos no quedan suspendidos, sino estatalmente
sancionados. Las leyes civiles son justas en medida que sean fundadas en la razón y
respeten los derechos individuales. Propone la división del poder, legislativo, ejecutivo
y federativo (relaciones Internacionales).
Rousseau
Marco histórico: absolutismo, monarquía establecida en fuerzas militar y policiaca.
Desprecio al trabajo: burgués y campesino; ellos pagaban muchos impuestos.
Ilustración francesa: Todos los hombres son iguales en el gobierno republicano, así
como en el despótico: en el primero porque lo son todo, en el segundo por que no son
nada.
El intento de Rousseau es fundar una república democrática a imagen de la
democracia clásica. Describe un estado de naturaleza hipotético, “un salvaje inocente
vivió en un estado de equilibro con la naturaleza”, es libre, pues no esta sometido a la
voluntad de ningún otro hombre. Indica que la necesidad de la propia
autoconservación esta atenuada por un sentimiento de piedad natural que es anterior
a la reflexión y que garantiza la cooperación social entre los hombres. Ese sentimiento
será el “Contrato social”. Sera la fuente de las virtudes sociales al posibilitar la
creación de un yo común. Describe el proceso de degradación de la especie por medio
de la división del trabajo, la propiedad, la industria, el comercio. Habrá dos estados de
naturaleza: uno primitivo y puro, otro civil y corrupto. En el contrato social establece
que el hombre está alienado por la sociedad; plantea como recuperar la naturaleza
primitiva liberándolos de la sociedad. Quiere un pacto social que restituya bajo otra
forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común a la persona y a
cada asociado. Concibe una alineación total de derechos, ya que en su pacto los
hombres renuncian a todos sus derechos naturales. La libertad individual coincide con
la general; solo es libre quien obedece a la voluntad general, puesto que se obedece a
sí mismo. La voluntad general será la base de la reconstrucción de la sociedad. Con
esto nace la soberanía, que es la autoridad suprema del Estado o poder legislativo;
donde separa los soberanos del gobierno. Los diputados son solo mandatarios.
Siempre gobierna el pequeño número sobre la mayoría (Max weber).

LOS PODERES DE LA TEORIA: CAPITALISMO, ESTADO


Y DEMOCRACIA
ALFORD Y FRIEDLAND
Alford y Friedland nos presentan en este texto el desarrollo de un esquema mediante
el cual puede construirse una nueva teoría del estado, partiendo de las tres
perspectivas principales: pluralista, dirigencial y clasista, y generando así un concepto
más abarcativo.
El argumento central se basa en el significado que se le asigna al “estado”,
entendiendo que éste depende de que el punto de vista se centre en los individuos, las
organizaciones o las sociedades, y también de los supuestos fundamentales acerca de
las relaciones entre dichos niveles de análisis. El estado es “un concepto
esencialmente controvertido” (Gallie, 1956). Es así, que los autores no creen que las
teorías creen políticas, sino que motivan a las personas para que actúen, y después
racionalizan esas acciones. Si la teoría es correcta y las acciones son compatibles con
ella, es probable que se alcancen los resultados perseguidos. En este sentido, la
teoría tiene poderes.
Cada perspectiva tiene algo que ofrecer para la comprensión del estado. La
perspectiva pluralista contribuye a un entendimiento del aspecto democrático del
estado, la dirigencial contribuye a comprender el aspecto burocrático y la clasista
ayuda a explicar el aspecto capitalista.
El dominio propio de la perspectiva pluralista es la conducta política de los individuos y
grupos, y la influencia que tienen sus interacciones sobre la toma de decisiones por
parte del gobierno. El poder es concebido como situacional y se mide por la influencia
que ejerce en los resultados de la participación conflictiva. Es decir que el foco está en
las interacciones entre ciudadanos, representantes y funcionarios, en especial cuando
estas generan conflictos que deben resolver; y estos conflictos quedan normalmente
contenidos por las estructuras organizacionales. De esta forma, reina la “política
normal” en la que pueden observarse acciones individuales en situaciones concretas.
El análisis político se centra en los acontecimientos históricos singulares que los
individuos deben tener en cuenta para decidir cómo actuar en los mercados políticos y
económicos. Según esta concepción, los sistemas sociales están constituidos por las
interdependencias entre individuos que ocupan roles diferenciados por la función e
integrados por los valores, y estas acciones e interacciones pueden potencialmente
transformar la base normativa de este sistema.
Para esta perspectiva, la dimensión cultural de la sociedad es central ya que refleja los
valores y creencias que pautan y dan sentido a las interacciones de los individuos. Es
por eso que se presenta a la sociedad como un agregado de individuos interactuantes,
socializados por estos valores culturales y participantes en diversas comunicaciones e
intercambios. Si bien las organizaciones son vistas como asociaciones basadas en
estos valores e interacciones, no son instrumentos de dominación. La participación
democrática moderada dentro de una cultura política consensual conduce a un estado
gobernable. Pero entendiendo que la participación ciudadana y la lucha de los grupos
por obtener influencia no siempre resultan posibles, y las instituciones democráticas no
son siempre efectivas, la perspectiva pluralista presenta serias limitaciones analíticas.
El dominio propio de la perspectiva dirigencial es el de las organizaciones de estado
aislado, o de las redes interorganizacionales que constituyen del estado. Las
organizaciones tienen autonomía respecto de la sociedad y de las relaciones
individuales y grupales que la componen. Los conceptos dirigenciales son útiles si el
estado es burocrático y autónomo respecto de la economía y la cultura (ejerciendo un
control sobre ellas para racionalizar sus operaciones internas). Pero en todas las
sociedades occidentales la autonomía, el control y la racionalidad del estado son
limitados, por lo que limita la utilidad de estos conceptos. Por eso esta perspectiva
tiene más vida en Europa que en América, ya que en los países europeos hay una
intervención estatal más centralizada, y poderosos movimientos sindicales y sociales.
El nivel de análisis es la organización, esta perspectiva ve a la sociedad como un
conjunto de organizaciones capitaneadas por élites y dominada por una burocracia,
que es el estado. Los individuos son parte de las masas y son un recurso que manejan
las élites. El poder es estructural y se lo observa en la capacidad del estado y las
organizaciones corporativas para dominarse recíprocamente. El método se basa en
buscar las causas dominantes de las estructuras. Estas estructuras (incluido el estado)
reflejan las condiciones históricas y, en consecuencia, de su origen, no se adaptan
automáticamente cuando tales condiciones cambian.
Esta perspectiva se centra en su dimensión política, en las relaciones de poder dentro
y entre las redes organizacionales y las elites que las gobiernan. Un “partido” consiste
en una alianza relativamente permanente que moviliza recursos para alcanzar ciertas
metas. Ven al estado como central, y suponen que el capitalismo y la democracia son
externos, fuerzas sociales que presionan sobre él para que actúe de cierto modo. Las
concepciones clasista y pluralista enfatizan el poder del capitalismo y la democracia
para dominar la estructura del estado o influir en sus decisiones. La perspectiva
dirigencial, en cambio, acepta esa separación externa, pero con la premisa opuesta de
que el estado puede resistir o superar esas presiones.
La perspectiva clasista neomarxista cuestiona a las anteriores (pluralista y dirigencial)
y define al Estado en relación a, ve al estado determinado por su papel en la sociedad
capitalista. El dominio propio es la relación entre el capitalismo, el estado y la
democracia. Las relaciones sociales entre capital y trabajo son contradictorias y su
estabilidad depende del poder clasista para mantener límites institucionales entre
capitalismo, estado y democracia. Los autores indican que, mientras que el capitalismo
ponga límites a la eficacia de la democracia y a la racionalidad y autonomía de la
burocracia estatal, esta perspectiva es apropiada. Pero que, sin embargo, debe
adaptarse a la poderosa intervención estatal en la economía y el surgimiento de
sindicatos y partidos obreros, así como también a la aparición de factores no clasistas
en el estado y sociedad. Su nivel particular de análisis es la sociedad.
El poder es sistémico y se lo infiere de la reproducción de relaciones sociales de
explotación. Se centra en las decisiones (tomadas o no), y enfatiza el modo en que se
ejerce el poder en ausencia de conflictos políticos, para beneficiar los intereses reales
o a los diferentes elementos de la población sin ninguna participación política. Añade
el elemento crítico de mostrar cómo los deseos y percepciones mismos de la
población (es decir su conciencia política) son objeto de modelación o mutilación, de
modo que no se sirven sus intereses reales. El funcionamiento “normal” de un orden
social particular crea “sumisión y subordinación intelectual”.
El argumento fundamental de la perspectiva clasista es que las sociedades son
reproducidas por las coacciones materiales intrínsecas del modo de producción. Las
organizaciones pueden entenderse mejor del modo como agentes de los intereses de
clase (no son en sí mismas actores poderosos y autónomos), y los individuos como
propietarios, obreros u ocupantes de posiciones de clase contradictorias. No obstante,
la lucha de clases, incluso cuando se canaliza en formas que estimulan el desarrollo
de las fuerzas de producción y obligan al estado a intentar la regulación del sistema,
conserva la capacidad de revolucionar las relaciones sociales de producción. Para la
perspectiva clasista el método del materialismo dialéctico, según el cual la relación
productiva del hombre con la naturaleza y las relaciones resultantes con los otros
seres humanos, constituyen el carácter esencial de la totalidad de las sociedades, y
por lo tanto del estado.

Cada perspectiva tiene su punto de validez, pero la importancia se centra en el


lenguaje de la política y su forma de transmitirlo. Es el “decir” y “ver” lo que se expresa,
deben estar relacionadas y son construcciones teóricas.
En estas perspectivas, se habla de la semejanza de cosmovisión (llamada así a
“supuestos de dominio” por Alvin Gouldner) y son muy diferentes en los niveles más
superficiales.
Se concluye que los elementos más útiles de cada perspectiva son los del dominio
propio, que son las combinaciones del nivel de análisis, la cosmovisión y el aspecto
del estado. Es probable que una cosmovisión particular se asocie a un particular nivel
de análisis en un aspecto del estado y tales análisis infieren en una de la más poderosa
teorías del estado de la sociedad.

REFLEXIONES SOBRE AL FORMACION DEL ESTADO Y


LA FORAMCION DE LA SOCIEDAD ARGENTINA
CARLOS OSZLAK
Estatidad
En la construcción del Estado se pasa por un proceso en el cual se definen los planos
y componentes que estructuran la vida social organizada. Para eso hay que analizar
los procesos y actores que posee esa sociedad (fuerzas productivas, recursos
naturales, el tipo de relaciones de producción). El orden social depende su los propios
problemas y desafíos del propio proceso de construcción. La existencia del estado se
verificaría a partir del desarrollo de un conjunto de atributos que definen la
ESTATIDAD -la condición de ser Estado-; es el surgimiento de una instancia de
organización del poder y de ejercicio de la dominación política. La estatidad supone:
(estado nacional)
1. La capacidad de externalizar su poder, obteniendo reconocimiento como
unidad soberana dentro de un sistema de relaciones interestatales
2. La capacidad de institucionalizar su autoridad, imponiendo una estructura de
relaciones de poder que garantice su monopolio sobre los medios organizados
de coerción
3. La capacidad de diferenciar su control, a través de la creación de instituciones
públicas reconocidas legítimamente, con cierto grado de profesionalización de
sus funcionarios.
4. La capacidad de internalizar una identidad colectiva, mediante la emisión de
símbolos que refuerzan sentimientos de pertenencia y solidaridad social, y
permiten el control ideológico como mecanismo de dominación.
El surgimiento del Estado nacional es el resultado de un proceso de lucha por la
redefinición del marco institucional considerado apropiado para el desenvolvimiento de
la vida social organizada.
Nación y estado
Varios fueron los factores que impidieron la organización nacional una vez roto el
vínculo colonial con España. La estructura política heredada de la colonia y su aparato
burocrático continuaron proporcionando durante un tiempo un elemento aglutinante
básico. Romper con las Provincias Unidas requería tener opciones: ser viable política y
económicamente, tener ventajas comparativas en elegir la autonomía. Buenos aires
desde la Revolución de Mayo aspiro a constituir un Estado unificado bajo su
hegemonía (La coerción y el consenso hacen una dominación estable política).
Muchos intentos han fracasado por la enorme diferencia de fuerzas entre las
provincias; la constitución de la confederación argentina no pudo imponerse ante la
gran buenos aires. Los constructores del Estado argentino buscaron evitar la
disgregación existente y producir una transición estable de un estado colonial a uno
Nacional. Quisieron extender un movimiento revolucionario local a la totalidad de las
provincias del ex virreinato. El aparato administrativo colonial no llego a desarrollar un
mecanismo eficaz centralizado de control territorio; subsistieron diversos órganos
políticos administrativos coloniales que tendieron a reforzar el marco provincial para el
desenvolvimiento de las actividades sociales y políticas. La provincia fue un sustituto
del estado colonial, y el caudillismo el sustituto de la democracia asociada al
movimiento libertario, fue la modalidad de representación del pueblo, sin conocer la
practica democrática. Al tener precariedad institucional y de recursos, las provincias no
pudieron fraccionarse en estados nacionales soberanos. Existía la posibilidad de
negociar formalmente paridad, una constitución de un estado nacional por distintos
pactos federativos, que resultaban más convenientes para las provincias; también
implicaba una vinculación económica con Buenos Aires. Hubo mejoras en la
comunicación (ferrocarril) y creo un mercado interno, que antes solo lo hacía para
países limítrofes. El pueblo argentino tenía como referencia a los países que ya habían
concretado cambios -EE. UU.-.
Orden y progreso
A partir de la aparición de condiciones materiales para la estructuración de una
economía d mercado se consolidan las perspectivas de organización nacional; solo en
presencia del mercado se halla el camino para la formación de un Estado nacional. La
realidad del atraso tecnológico y el caos social era la distancia entre la constitución
formal de la nación y la efectiva existencia de un Estado nacional. Terminar con esta
distancia implicaba regularizar el funcionamiento de la sociedad de acuerdo con
parámetros dictados por las exigencias del sistema productivo que encaminaba la idea
del progreso. La intención de los hombres de la organización nacional era imponer un
nuevo marco de organización y funcionamiento social, coherente con el perfil que iban
adquiriendo el sistema productivo y las relaciones de dominación. El progreso se
efectuará de a poco, y el orden aparecerá como la condición de posibilidad del
progreso, donde la sociedad encontraría el modo de desarrollar sus fuerzas
productivas. A su vez, el progreso se constituía en condición de legitimidad del orden.
Entonces, el orden excluía a todos los elementos que pudieran obstaculizar el
progreso; también contenía una implícita definición de ciudadanía: quienes eran
considerados legítimos miembros de la nueva sociedad. La instauración del orden
permitiría obtener la confianza del extranjero en la estabilidad del poder y sus
instituciones; se atraerían capitales e inmigrantes. La instauración del orden
significaba dar vida a un estado nacional, más allá de la formalidad de un texto
constitucional. El desorden y las diferentes manifestaciones expresaban la inexistencia
de una instancia articuladora de la sociedad civil.
Dominium
El triunfo de Pavón confirmo la hegemonía de Buenos Aires sobre el resto del territorio
argentino; esto llevó al camino para la definitiva organización del estado Nacional. El
gobierno de pavón comenzó a desplegar actividades que de a poco afianzarían el
dominio institucional del Estado, sobre los recursos y organismos porteños. La
creación y expansión de las instituciones nacionales responde a los intereses
comunes de la sociedad. A medida que esto ocurre, la sociedad existente va
perdiendo competencias; el estado subroga intereses y funciones propios de los
particulares (por ej. la iglesia con el registro civil). El estado quiere adquirir el
monopolio de intervención social, en los que se encargaban los gobiernos provinciales.
La existencia del estado nacional implica:
1. Replantear los arreglos institucionales vigentes desplazando el marco de
referencia de la actividad social de un ámbito local-privado a un ámbito
nacional-publico.
2. Resolver desafíos que plantea el desarrollo de la sociedad.
El gobierno creo un ejército nacional una moneda,
Establecer el dominio implicaba apropiar instrumentos de regulación social. Empieza a
controlar el registro de las personas, la educación, los ferrocarriles, áreas de
colonización, bancos, obras públicas, entre otros. La apropiación de las actividades
representa una fuente de legitimación y de poder.
Penetración estatal.
Como las formas tradicionales de organización social y ejercicio de poder político
fueron modificándose, las provincias, con movimientos de jefes políticos, querían
cambiar estas nuevas formas de organización. La centralización del poder y recursos
no fueron suficientes, para ser efectiva necesitaban una descentralización del poder.
Maneras de penetrar el poder:
1. Represiva: organización de una fuerza militar unificad y distribuida
territorialmente, con objeto de prevenir y sofocar todo intento de alteración al
orden impuesto
2. Cooptativa: captación de apoyos entre los sectores dominantes y gobiernos del
interior. El estado intento ganar aliados entre burgueses del interior y gobiernos
provinciales.
3. Material: creación de obras, servicios y regulaciones para el progreso
económico de las provincias. Ensamblar los diferentes tipos de producción. El
estado dio los medios financieros y técnicos.
4. Ideológica: creciente capacidad de creación y difusión de valores,
conocimientos y símbolos reforzados en sentimientos de nacionalidad, que
tendían a legitimar el sistema de dominación.
La 2, 3 y 4 tienen en común el fundamento consensual. En la 1 aplica el control de la
violencia.
El estado nacional se convirtió en el núcleo irradiador de medios de comunicación,
regulación y articulación social, cuya difusión facilitaría las transacciones económicas,
la movilidad e instalación de la fuerza de trabajo, el desplazamiento de las fuerzas
represivas y la internalización de una conciencia nacional.
Estado y clases.
La vinculación entre el proceso de formación estatal y la constitución de clases
sociales.
1. La composición y transformación de la clase dominante
2. El papel del Estado en la estructuración de clases sociales.
Mosca indica que el valor militar abre acceso a la clase política/ gobernante
(civilización agraria). A medida que avanza la civilización del progreso, son los ricos,
en vez de los militares, los que gobiernan. Durante las guerras de independencia, el
liderazgo fue militar. Luego fueron los comerciantes, saladeristas, cuyo poder
económico los llevo a tener un papel en la escena política. Hacia 1862 asumió el
liderazgo una burguesía en formación (actividades mercantiles y agroexportadoras)
que se vinculaban por origen social (intelectuales y guerreros que por su control en el
aparato institucional porteño constituía una clase política) y por lazos comerciales
(burgueses del litoral fluvial y el interior)
El rol del estado en la construcción de la sociedad y el desarrollo del capitalismo
argentino: El estado con sus intervenciones articulaba y garantizaba la reproducción
de relaciones sociales capitalistas. Aspectos cualitativos para analizar:
 La apertura de oportunidades de explotación económica
 La creación del valor
 La provisión de insumos críticos
La relación social capitalista podía perfeccionarse en tantos los insumos se hallarán
disponibles, su articulación fuera facilitada y la reproducción de la relación fuera
garantizada. La intervención del estado contribuyó a la conformación estructural de la
sociedad argentina (sector de profesionales, infraestructuras, fuerzas armadas,
población, sociedades corporativas, trabajo)

CONFLICTO REGIONAL Y LOS ORÍGENES DEL


FEDERALISMO ARGENTINO
GIBSON Y FALLETI

En este artículo los autores Gibson y Falleti exponen una teoría con distintos puntos
de análisis sobre el origen del federalismo argentino. Los autores no buscan
únicamente exponer el estudio puntual del caso, sino también contribuir en los
aspectos que hacen a las teorías sobre el origen del federalismo.
Para comenzar expondremos algunos de los puntos de análisis que hacen a la
diferenciación entre la teoría expuesta por los autores y las teorías generales sobre el
federalismo. Para los autores, no sólo son relevantes los conflictos entre niveles de
gobierno, intergubernamentales (nacionales y subnacionales), sino también que
existen otros conflictos que deben ser tomados en cuenta. Ellos añaden una
dimensión de análisis nueva en su teoría: el conflicto interprovincial, entre regiones,
donde particularmente ubican el aspecto central del caso argentino. Además, plantean
que esas dinámicas de poder internas a los sistemas federales, con sus disputas y
consensos, hacen que ambos conflictos tanto intergubernamentales como
interprovinciales operen al mismo tiempo y en conjunto para el origen y evolución del
federalismo.
A lo largo del texto para establecer algunas consideraciones teóricas ellos retoman a
William Riker, autor de la teoría “universal” del federalismo basada en las colonias
estadounidenses, para contrastarlo con el caso argentino. En su teoría Riker plantea
que deben existir necesariamente dos condiciones para que se comience una
negociación federal: una condición de expansión o una condición militar, lo que
significa la protección frente a una amenaza externa. De esta forma Riker pone como
aspecto central de su teoría las cuestiones externas, ya que si o si las soberanías
deben unirse para afrontar alguna de esas dos condiciones. Y es aquí donde los
autores encuentran el primer contraste con el caso argentino, que por más de que
hayan existido conflictos externos, estos no influyen de forma significativa el origen de
la federación argentina. Otro aspecto de consideración primordial según los autores es
que Riker omite diferenciar tres procesos: la unificación nacional, la decisión de
adoptar un régimen federal y la discusión sobre el grado de centralización de este.
Para Gibson y Falleti estos procesos no deben ser tratados como simultáneos y
equivalentes, sino como secuenciales y dados por causas diferentes.
Con respecto a esta diferenciación encontramos que la unificación nacional tuvo como
principal motivo las necesidades económicas de las provincias, pero este mismo
motivo no aplica a lo que dio origen al sistema federal. El origen del sistema federal se
dio luego de muchos intentos (fallidos) de las provincias poderosas de imponerse
sobre las demás con su proyecto unitario. Y por último el grado de centralización
elegido fue resultado de conflictos regionales.
El federalismo centralizado logró surgir de un escenario sumamente conflictivo, en el
cual dos tendencias completamente antagónicas se vieron involucradas en un arduo
proceso de disputa regional, en torno a la manera de modelar el sistema federal.
Mientras el grupo conformado por las provincias más poderosas abogaba por un
federalismo “Descentralizado”, es decir, un sistema federal sin la presencia de un ente
autárquico que las controle, aquellas regiones con un menor poder económico (y por lo
tanto político) volcaban su apoyo hacia la creación de un gobierno Central autónomo e
impositor (¿?) de autoridad.
Los autores a su vez agregaron para el análisis de las disputas interprovinciales, la
diferenciación entre federalismo hegemónico y federalismo plural. En el polo
hegemónico, una provincia tiene el dominio sobre el accionar del gobierno central,
mientras que en el plural el gobierno central posee un alto grado de autonomía
dirigencial, tomando sus propias decisiones sin la influencia de las provincias
poderosas. Por lo tanto, resulta esencial comprender el concepto de “Federalismo
Hegemónico” referido a la intención de establecer un dominio hegemónico dentro de la
federación por parte de las provincias más fuertes. Este se encuentra en
contraposición con el “Federalismo Plural”, en el cual se busca la autonomía del
gobierno central, actuando en representación de todas las provincias estableciendo
una condición de igualdad entre ellas.
En el análisis del desarrollo del federalismo como sistema político en nuestro país
resulta conveniente ubicar los distintos momentos en torno a estas dimensiones para
dar cuenta de dos aspectos clave: como se manejan los conflictos y las disputas de
poder entre las regiones (hegemon/plural), y como se desarrollan las disputas entre los
distintos niveles de gobierno (centralizado/descentralizado). A raíz de esto los autores
dividen el período en diferentes etapas con respecto a estas dimensiones:
En la primera etapa (1810-1831) Buenos Aires tenía dominio sobre las otras provincias
del ex Virreinato del Río de la Plata de manera política y administrativa. También tenía
total dominio de manera económica ya que contaba con el control del comercio
nacional e internacional mediante los puertos y las aduanas. Las provincias del interior
analizaban la posibilidad de algún tipo de unidad nacional federal porque necesitaban
del dinamismo económico de Buenos Aires, pero esta se veía cada vez más
incentivada a la unión unitaria debido a la creciente demanda global de productos
agrícolas. La unidad nacional tomó otro rumbo cuando, en 1829, Juan Manuel de
Rosas, un militar bonaerense que apoyaba el bando federalista, derrocó al gobierno de
Buenos Aires.
Lo que dio inicio a la segunda etapa (1831-1852) fue la firma del Pacto Federal, en
1831, que se convirtió en el marco legal de la Confederación Argentina, de esta forma
se produjo la unidad nacional posicionada en un federalismo “descentralizado”. Sin
embargo, al poco tiempo se pudo notar que la fuerte dominación de Buenos Aires
sobre las otras provincias, con Rosas a la cabeza, no desapareció. Esto demostró que
más allá de la disputa entre un régimen federal o unitario, el poder seguía girando en
torno a la provincia más próspera.
En la tercera etapa (1853-1862) fue promulgada una constitución federal que le
transfería importantes poderes al gobierno central, pero Buenos Aires rehusó sumarse
a la unión. Por esto, el “federalismo hegemónico” cede lugar, poco a poco, al
“federalismo plural”. Este desplazamiento de un tipo de federalismo a otro debe ser
entendido como un producto del conflicto entre las distintas provincias.
La constitución federal de 1853 fue percibida como una solución por la mayoría de la
elite política argentina. La constitución expresó cambios fundamentales en el
pensamiento federalista argentino que había sido forjado; para el autor Botana la
constitución de 1853 fue una fusión de los ideales unitarios y federales, encarnando a
la vez el ideal unitario de un gobierno central en manos de un presidente poderoso y
los principios federales de autonomía provincial y representación en las instituciones
políticas nacionales. Lo que esta fusión también representó fue una clara
revalorización, por parte de los federales, de la utilidad funcional y estratégica de un
gobierno central. La nueva constitución estableció: un régimen federal, una legislatura
bicameral y una justicia independiente. Además, aseguraba un alto grado de
representación a las provincias en las instituciones políticas nacionales.
Por otra parte, la nueva Constitución federal también generó un alto nivel de
centralización. El poder de “intervención federal” fue una de las herramientas
institucionales más importantes diseñadas por los nuevos centralizadores del interior,
esto dejó la puerta abierta para que el ejecutivo nacional hiciera uso de las
intervenciones federales
de acuerdo con su discreción y conveniencia.
En 1862 el triunfo de Mitre en la presidencia allanó el terreno para un nuevo proyecto
de federalismo hegemónico liderado por Buenos Aires (siendo Mitre un ferviente
defensor de los intereses de Buenos Aires). Las demás provincias de la federación
aceptaron el nuevo gobierno porque estaban agitadas por el estancamiento político y
las privaciones económicas impuestas por los conflictos interregionales.
El federalismo hegemónico sería socavado no por las insurrecciones de las milicias
provinciales o por la guerra civil, sino por su propia debilidad institucional. Mitre
consolidó la autoridad central, construyó el Estado nacional y coordinó la integración
económica local e internacional y mientras todo esto sucedía las instituciones del
federalismo fueron silenciosamente modificando el balance de poder en contra de su
provincia natal. El federalismo de Mitre era un federalismo hegemónico centralizado y
como tal, sólo presentaba beneficios unilaterales. De esta forma, durante el último
periodo para superar institucionalmente a Bs.As debían unirse en el colegio Electoral
entre los distintos sectores. La negociación incluyó la vicepresidencia para la facción
de Bs. As. a cambio del apoyo electoral para un presidente del interior. De este modo,
desde la asunción de Sarmiento en 1868 (Gobernador de la provincia de San Juan),
las provincias del interior ganarían la presidencia de las siguientes elecciones. Luego
de la conquista institucional por parte de las elites provinciales, comenzó a
consolidarse su proyecto de federalismo plural centralizado. Pudiendo avanzar, entre
1868-1880, con el proyecto federal en dos frentes:
1) El de las relaciones interprovinciales, donde entre otras medidas, el gobierno
central expandió la influencia de las provincias en las instituciones políticas
nacionales y recortó el control del gobierno de la Provincia de Buenos Aires
sobre las rentas aduaneras y del comercio internacional. A su vez, se
agregaron nuevas instituciones al sistema federal que acrecentaron el control
del interior en el proceso político. Cabe destacar que la alianza electoral que
llevó a Sarmiento al poder se transformó en el PAN, donde el mismo aseguró
un control continuado de la unión dominante de las provincias del interior sobre
el proceso de selección presidencial.
2) Las relaciones entre el gobierno central y los Gobiernos provinciales. La
unión de las elites provinciales expandió la centralización del sistema federal e
impuso gradualmente la supremacía del gobierno central sobre los
provinciales. A su vez, extendieron el alcance del ejército federal a lo largo del
territorio y las armas federales fueron utilizadas sin cesar sobre los líderes
díscolos de las provincias más pobres del interior. Los triunfos del federalismo
centralizado se dieron como consecuencia de la subordinación de las
provincias más poderosas tales como Entre Ríos. De esta forma, el último
obstáculo que quedaba para la consolidación de la autoridad federal era “la
relación indefinida entre los dos centros de poder: el gobierno nacional y la
Provincia de Bs.As.”
La oportunidad de derrotar a Bs.As surgió tras una disputa de la sucesión presidencial,
siendo el último frente conflictivo para la consolidación del federalismo, Buenos Aires,
logró ser derrotada por el ejército federal luego del triunfo del candidato por el PAN
(Roca) en las elecciones de 1880. En consecuencia, el gobierno nacional disolvió la
milicia de Bs As, intervino la provincia quitándole sus privilegios económicos y prohibió
la existencia de milicias provinciales.
Gracias a la federalización de la ciudad de Bs. As. la separación entre el gobierno
nacional y la Provincia de Bs. As. se volvió indudable. Así se logró imponer un marco
institucional para la dominación interprovincial a lo largo de la unión. Y Argentina
ingresó así en la era del federalismo plural centralizado.

Conclusión
Queda demostrado entonces que la construcción del Federalismo en Argentina fue un
proceso prolongado y bañado de sangre muy diferente al escenario teórico del
Federalismo conocido como "negociación". Siendo que, en medio de esta ironía, de
una lucha de más de 70 años, las provincias que en un principio eran federalistas
descentralizadas terminaron siendo federalista centralizadas; y con Bs.As. "dominada"
se culminó con el surgimiento del Federalismo plural centralizado.
Esto no significa que en todos los países de América Latina haya sido de esta forma,
sino que es representativo de un patrón más amplio. Recordemos que en la mayor
parte del continente la formación de Estado-Nación tuvo lugar mucho antes de que
surgiese la opción entre Federalismo vs Unitarismo.

LA TENSA RELACION ENTRE ESTADO Y ECONOMIA


JULIO SEVARES
En el presente escrito, el economista, investigador y periodista Julio Sevares analiza,
como lo enuncia en el título, la relación entre Estado y mercado. Su investigación
comienza a comienzos 2002, unos meses después del ataque terrorista el 9 de
septiembre de 2001. En sus propias palabras, sucede una situación “paradójica” en la
cual los gobiernos formados por hombres extremadamente liberales tomaron medidas
keynesianas por miedo a una posible recesión. La intervención estatal en el mercado
era completamente opuesta a los ideales liberales de la autorregulación del mercado.
Esta idea de que la intervención estatal es perjudicial para el desarrollo de la
economía surge de la teoría de que el mercado es una entidad autorregulada. Este
pensamiento proviene del conocido economista Adam Smith, con su conocida frase
sobre “la mano invisible del mercado” la cual distribuía los recursos de la sociedad
eficientemente. Cuando Smith hablaba de la importancia del “interés individual” se
refería al creciente individualismo burgués que se revelaba contra los monopolios
estatales, donde el mercado estaba compuesto por una multitud de pequeños
productores a los cuales el Estado regulaba a un punto que les dificulta la actividad.
No obstante, Smith consideraba que el Estado debía tener un rol en la sociedad como
la construcción de caminos para comerciar, financiados por peajes a los ricos; salud;
defensa; justicia y educación de los pobres.
La idea del mercado autorregulado surge en el SXIX, cuando los pensadores
“neoclásicos” analizan a la economía en términos impersonales. De esta manera se
reemplazó a la interacción con un concepto: el mercado, el cual podía mantenerse
equilibrado y conseguir el máximo bienestar social. En los tiempos que surgía este
pensamiento, el Estado intervenía cada vez más en el mercado. El mercado libre fue
construido, pero a medida que la producción se complejizaba fueron surgiendo
regulaciones. El autor menciona también la intervención en el patrón oro y el
imperialismo de EE. UU., así como su proteccionismo, como ejemplos de la diferencia
entre discurso económico y su aplicación real.
El autor repasa algunos de los máximos exponentes del intervencionismo
durante los siglos XIX y XX haciendo hincapié en los contrastes que se daban entre
estos y las ideas de las escuelas económicas clásicas. El debate toma particular
relevancia durante la Gran Depresión, después de 1930, donde los ortodoxos
apostaban por mantener las cuentas fiscales en orden mientras que los
intervencionistas promulgaban que la reactivación de la economía se lograba a través
de planes de inversión estatal orientados a la obra pública.
Entre los economistas a favor del intervencionismo, Sevares remarca la figura de
Arthur Pigou quien postula la idea de que aquellas personas con menores ingresos
pueden obtener una mayor utilidad de cada porción extra de ingreso en comparación
con otros individuos que ya cuentan con ingresos más sustanciosos. Desde este punto
se fundamenta la idea de la redistribución del ingreso para maximizar el bienestar
social.
Sevares escribe que es en esta etapa histórica donde surge la figura de John Maynard
Keynes. Este estaba en contra de varias ideas clásicas, como la noción de que los
salarios tienden a la baja cuando hay un exceso de oferta de trabajo o el concepto de
que el excedente de producción genera una disminución de los precios ya que
considera que las restricciones de la economía no se encuentran dadas por el nivel de
oferta, sino el de demanda. A la vez diferencia entre la tasa de interés del mercado de
bonos y la de las inversiones productivas y como la primera va en desmedro de la
segunda afectando así los niveles de inversión y consumo que se encuentran
relacionados estrechamente. Finalmente agrega al modelo clásico la incertidumbre
económica que es inversamente proporcional a la inversión y al consumo. Basándose
en estos conceptos, Keynes recomienda incrementar el gasto en obra pública, reducir
las tasas de interés para volver competitivas a las inversiones productivas, reducir la
incertidumbre mediante la regulación de los impuestos y las tasas de interés y el
desarrollo de una planificación ordenada de las inversiones. Plantea que, una vez
alcanzado el pleno empleo, vuelven a aplicar las ideas clásicas económicas. Varios
gobiernos tomaron estas ideas y las aplicaron para reactivar sus economías, como es
el caso del New Deal de EE. UU.
Las tensiones entre las ideas clásicas y las intervencionistas marcaron las políticas
internacionales de liberalización y proteccionismo lideradas por EE. UU. Pese a la
primacía de un discurso liberal, el Plan Marshall buscó, a través del intervencionismo
estatal, reactivar la economía europea. En los 70´ las ideas liberales tuvieron como
contracara un conjunto de políticas intervencionistas que incluyeron medidas como la
entrega de subsidios, la protección de la industria interna y el aumento del gasto
bélico. Además, Se observó una intervención estatal en apoyo a las corporaciones
nacionales instaladas en otros países.
Sevares resalta la cuestión petrolera, en la cual la intervención estatal es clara.
Menciona que el mercado petrolero está en manos de pocas y grandes corporaciones
y al mismo tiempo, altamente regulado por el Estado. En el caso de EE. UU, es uno de
los países que más interviene en esta cuestión, adopta una conducta de vigilancia, ya
sea mediante alianzas o intervenciones militares, se mantiene al tanto del
funcionamiento del sistema tanto en países productores como en aquellos poseedores
de gasoductos.
En oposición, encontramos la cuestión financiera, en la que hay cada vez menor
influencia estatal. El aumento de los flujos financieros transfronterizos llevó a que
ganen protagonismo los operadores financieros. Muchos gobiernos e instituciones
sostienen que se debe reformar esta “arquitectura financiera” para así evitar la
inestabilidad de los organismos.
Respecto a Asia, en los 70', algunos países como Corea y Taiwán lograron llevar a
cabo un capitalismo exitoso, que luego el autor describe como opuesto al capitalismo
de libre mercado y sostiene que usaba métodos poco ortodoxos.
El Banco Mundial sostuvo que el éxito se debió a la intervención estatal sostenida por
los gobiernos autoritarios, y el autor insiste en que se trató de un fascismo de
mercado, en el que actuaron gobiernos dictatoriales, que "eligen ganadores y
domestican la mano de obra".
En cuanto a Latinoamérica, se menciona que la gran mayoría de los países adoptaron
modelos de sustitución de importaciones y Sevares destaca la intervención en
Argentina, con la creación del Banco Central y las Juntas Reguladoras en los 30', junto
al Plan de Reactivación propuesto en los 40'. Sostiene que el modelo de sustitución de
importaciones implementado se basó en la intervención y proteccionismo, y que una
de sus debilidades fue no promover el desarrollo de las exportaciones; de todas
maneras, se verían favorecidas por el Mercosur y por la demanda en Brasil.
El autor destaca la manera en la que el intervencionismo estatal perdió confianza
durante los años setenta debido al aumento de la inflación, de los déficits públicos y
también por las crisis económicas que sucedían a lo largo del mundo. Esto impulsó un
cambio de ánimo en el ámbito político y económico, y además llevó a que se
impongan formas de pensamiento económicas como la ortodoxa y conservadora.
El problema de la inflación generó esperanzas en el monetarismo, una escuela de
pensamiento que sostiene que las autoridades monetarias deben tener el control sobre
la emisión de dinero y que el mercado se debe regular por sí solo. Esta escuela
sostiene que el problema de la inflación es causado por el aumento del dinero en
circulación y argumenta que el problema se puede resolver controlando las tasas de
interés. Es un pensamiento que va en contra del keynesianismo, porque rechaza la
intervención del Estado en la economía. Esta manera de pensar ponía al mercado
como superior al Estado, haciendo que surjan políticas basadas en la liberalización
comercial y la desregulación de los mercados.
Con relación a Latinoamérica, el intervencionismo estatal fue duramente criticado
durante los años ‘90. Igualmente, la corriente estructuralista defendía al
intervencionismo y criticaba a las políticas aperturistas porque sostenía que
provocaban desarticulaciones productivas y sociales. Esta corriente argumentaba que
era necesaria la intervención del Estado para generar recursos productivos, ya que el
mercado no lo haría por sí solo.
Para finalizar, el autor destaca distintas opiniones de sociólogos y periodistas que
sostienen la corriente intervencionista. Igualmente, la opinión más importante para el
autor es la de Adam Smith, que dice que la economía política tiene dos funciones
principales. La primera es garantizar a la población de numerosos ingresos y recursos
para sobrevivir y la segunda es que el Estado disponga de ingresos suficientes para
llevar a cabo los servicios públicos de manera eficiente. De esa manera, la población y
el Estado se enriquecerían. La teoría de Smith expone que la intervención es
necesaria para perfeccionar o moderar el mercado.

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