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Ensayo:

Tras siglos de olvido, en los últimos días medios nacionales e


internacionales se han volcado al fin hacia Buenaventura, pero
lastimosamente ha sido por cuenta de sus problemas de seguridad, por
la sangre, por los abusos, por lo aberrante de su situación. Cubrir este
tipo de noticias, tan dolorosas, es necesario para encender las alarmas y
llamar la atención del mundo entero para que los abusos no se repitan.
Sin embargo, Buenaventura no es sinónimo de muerte y pobreza, es
cuna de grandes talentos que llevan en la sangre la música, la poesía, la
danza, el folclor, el ritmo y esa poderosa fuerza ancestral que rebasa
fronteras y tiene a muchos de ellos brillando en lugares remotos del
planeta. Aquí les rendimos homenaje y resaltamos su compromiso social
con su tierra natal y, en ellos, a todos aquellos bonaverenses de bien,
los ‘buenaventurados’ que anhelan la paz.Danza de libertadEl único
bailarín colombiano que hace parte del Royal Ballet de Londres se llama
Fernando Montaño, tiene 29 años y sus pies -que pisan hoy en día los
más prestigiosos escenarios de la danza mundial- tocaron en su niñez
las calles de su Buenaventura natal.En el barrio Camilo Torres, donde
vivió sus primeros años, solía jugar entre los rieles del Ferrocarril, pero
tuvo la fortuna de que sus padres descubrieran temprano su natural
talento por la danza. Por ello se trasladaron a Cali y, pasando múltiples
dificultades, lograron que ingresara al Instituto Colombiano de Ballet,
Incolballet, donde inció su formación artística que concluyó en Cuba
gracias a una beca que obtuvo para estudiar en la Escuela Nacional de
Ballet, regentada por esa leyenda viviente de la danza mundial, Alicia
Alonso. De allí saltó a La Scala de Milán, Italia, para luego llegar al Royal
Ballet de Londres.Denominado por algunos como el ‘Billy Elliot
colombiano’ por su fascinante historia, la plasticidad de sus
movimientos ha sido admirada por grandes personalidades del mundo,
como la Reina Isabel de Inglaterra o la primera dama norteamericana
Michelle Obama y, actualmente, es candidato para ganar por segunda
vez consecutiva el Premio Lukas, otorgado por una publicación que
exalta la labor de los artistas iberoamericanos en el Reino Unido.Pero
aunque suena a cuentos de hadas, en su vida ha tenido que superar
obstáculos. Uno de ellos lo vivió recién llegó Londres, cuando luego de
una presentación recibió la triste noticia de la muerte de su madre. Sin
embargo, la danza ha sido su bálsamo. “Lo que más me gusta del ballet
es la libertad que experimento cuando estoy en el escenario. Es difícil
de explicar esa sensación pero te sientes invencible, no hay dolor, no
hay maldad. Incluso cuando murió mi madre, yo tuve que seguir
bailando y mientras lo hacía era feliz. Sólo volvía a mi realidad cuando
estaba fuera del escenario. “En la danza o en cualquier arte debes estar
enfocado en lo que quieres y persistir sin cansancio en ello. Hay
muchas personas con un gran talento, pero si se detienen ante el primer
obstáculo el sueño se acaba”, dice.Fernando quiere encender esa llama
en los niños de su Puerto natal, por eso apoya la Escuela de Artes que
promueve Findeter. “Cuando el año pasado estuve visitando las
escuelas, vi en los ojos de los niños unas ganas inmensas de salir
adelante. Lo que debemos hacer es brindarles la oportunidad para que
lo consigan. El arte tiene el poder de transformar vidas”.Una voz para el
mundoLa portentosa voz de la soprano Betty Garcés conmovió a
millares de personas de Colombia y el mundo, durante la inauguración
de los World Games el año pasado en Cali, cuando tuvo a su cargo
entonar las notas del Himno Nacional. Esta porteña, egresada del
Conservatorio de Bellas Artes, se dio el lujo de ser admitida en la Alta
Escuela de Música de Colonia, Alemania, uno de los centros académicos
más prestigiosos del mundo.Heredera de ese talento musical innato de
su tierra, su talento ha sido reconocido dentro y fuera del país. En la
actualidad reside en la ciudad alemana de Gelsenkirchen, del estado de
Renania del Norte, en Westfalia, donde hace parte del Junges Ensamble
(Ensamble Joven) de la ópera de esta ciudad y ha participado en
recitales en varias ciudades alemanas, como en el concierto de cierre
del Festival de Lied, en Hannover.Entregada de lleno a su arte, Betty
dice mantener presentes sus raíces. “Buenaventura, su música
folclórica, sus danzas, sus atardeceres, sus tardes de lluvia, incluso el
bullicio alegre  de mis vecinos, están grabados en mí.  He tenido la
oportunidad de encontrar un poco de Buenaventura en muchos lugares
donde he estado y al poder conocer a personas de África y Brasil,
puede uno reconocer las raíces, que en el fondo siguen siendo las
mismas”, aseguró la artista desde Alemania. Aunque la música que hace
es muy diferente a la de sus orígenes, la soprano afirma que siempre
busca la oportunidad de evocar sus ricas melodías. “Ya sea para mí, o en
público, me gusta interpretar canciones que de alguna forma tengan ese
espíritu, temas o sonidos que evoquen  recuerdos y momentos
dulces”.Dueña de un espíritu solidario que aprendió en el calor de su
hogar en Buenaventura, Betty trabaja con empeño en apoyar su
Fundación Yo Soy y la Academia Pitágoras, que busca educar a los
jóvenes de su ciudad. “A pesar de la realidad que se está viviendo, creo
que algunas vidas pueden ser transformadas por la fe convertida en
obras. Queremos implementar la educación artística en nuestra
Academia, para que los niños tengan una opción de vida, pero también
para construir y servir de instrumento e inspiración para otros, de
alguna forma dar lo que se tiene para intentar construir una realidad
diferente”.La danzaEn una casa, junto a la parroquia del barrio El Firme
está la sede de la Pastoral Afrocolombiana. Allí, a ritmo de vientos del
Pacífico, un grupo de jóvenes y niños de los barrios de bajamar tienen
dos grupos de danza. “Es un proyecto en el que buscamos que esto
cambie y lo hacemos con el rescate de nuestras tradiciones. La mayoría
de los niños y jóvenes siguen asistiendo a las clases y otros se han
convertido en líderes sociales. Pero tenemos una historia triste de una
niña de 12 años, que fue reclutada”, dice uno de los profesores. Los
grupos Arambé -“frase africana que significa con berraquera, algo que
sale desde adentro”- y Manitas de Paz, conformada por niños entre 7 y
12 años, han viajado a festivales de danza. Una de sus presentaciones
fue en la canonización de la madre Laura. Y el viernes, los jóvenes de
Arambé bailaron currulao en el parque Néstor Burbano durante la
marcha de la Legión del Afecto.Instrumentos de pazBaudilio Cuama es
un estandarte de la tradición cultural de todo el Litoral. Este constructor
de marimbas y de instrumentos de percusión, aprendió el oficio de su
padre y se ha empeñado en transmitírselo a las nuevas generaciones de
porteños. Por eso no ha querido abandonar el taller que tiene en Viento
Libre, un barrio del Puerto azotado por la violencia, un fenómeno que el
músico ha padecido en carne propia pues dos de sus nueve hijos (todos
músicos) murieron en medio de su embate. “Yo no me voy de aquí por
que yo llegué primero que esos grupos armados. Voy a seguir haciendo
sonar la marimba y el bombo, haciendo que los muchachos cambien el
fusil y la granada por un instrumento. Aquí la naturaleza nos brinda los
recursos para hacer los instrumentos, la chonta el balso o la guadua”,
dice con total convicción.Cantores del RíoDesde 1995, se realiza en
Buenaventura el Encuentro Cultural Cantores de Río, un espacio que
busca reunir a los cantores y cultores de las tradiciones
afrocolombianas e indígenas de la zona rural y la zona urbana de este
municipio. El certamen, que tiene entre sus propósitos recuperar,
fortalecer y salvaguardar la esencia de esa cultura en su calidad de
patrimonio inmaterial, es organizado por la Dirección Técnica de
Cultura de Buenaventura. La danza, como lenguaje universal del cuerpo,
se expresa aquí con todo su colorido y plasticidad para comunicar lo
vivido, lo soñado y lo anhelado por los integrantes de estas
comunidades. En el certamen, en octubre, el canto y la danza se
acompañan con instrumentos musicales de todo tipo. De esa
combinación surgen los cantos de bogas, jugas, bundes, alabaos, las
décimas, los cuentos de leyendas y mitos, pero también las
entonaciones de laboreo y de las selvas. Son los sonidos que se
construyen en medio de la vida cotidiana.Al rescate de los oficiosEn la
antigua Estación del Ferrocarril de la ciudad portuaria funciona la
Escuela Taller, la cual hace parte del Programa Nacional Escuela Taller
Herramientas de Paz del Ministerio de Cultura. Allí se forman jóvenes
entre los 17 y 26 años, provenientes de sectores vulnerables. En calidad
de becarios, ellos son certificados como técnicos laborales en áreas
como carpintería con énfasis en construcción y mantenimiento de
instrumentos musicales, construcción con énfasis en madera y cocinas
tradicionales del Pacífico. Este proceso, que se inició el 10 de julio de
2012, acaba de entregar en febrero su primera promoción y ahora
cuenta con 73 nuevos alumnos quienes, además de aprender un oficio,
redescubren la recetas de las abuelas que se estaban quedando en el
olvido, dándole así un nuevo sabor a sus vidas; elaboran los
instrumentos que dan sonido a sus tradiciones y rescatan sus formas
constructivas en medio de su biodiverso paisaje.Tablas salvadorasPocas
ciudades de la periferia colombiana se pueden dar el lujo de haber
llevado un grupo escénico al Festival Iberoamericano de Teatro de
Bogotá. Eso ocurrió hace una década cuando dentro del programa
Jóvenes Creadores del Litoral, promovido por la Universidad del Valle y
el MinCultura, un grupo de jóvenes actores fueron seleccionados para
llevar hasta la máxima fiesta del Teatro en Latinoamérica la obra
‘Lección de piano’. Esa experiencia fue la semilla para que, en 2010,
surgiera en Univalle Buenaventura el programa de Licenciatura en Artes
Dramáticas. La carrera inició con doce estudiantes y ahora tiene 38,
pero los logros son notables. Los estudiantes han girado por el país con
cuatro montajes teatrales, que retoman obras clásicas pero
enriquecidas con la esencia cultural del Pacífico. De ese proceso
salieron Cristian Advíncula y Jarlin Martínez dos de los talentos de la
película ‘Manos Sucias’, rodada en Buenaventura con la dirección del
norteamericano Josef Kubota Wladyka, producida por el reconcido
cineasta afroamericano Spike Lee y estrenada en el pasado Festival de
Cine de Cartagena.
1. Copiar En El Cuaderno: Todos los pueblos crean símbolos, valores,
actitudes,habilidades,conocimientos, formas de comunicación y bienes materiales.
Este conjunto de saberes y prácticas es lo que la antropología define como cultura.
Dentro de ella se hayan todas las expresiones del espíritu que comúnmente
denominamos arte. Sin embargo, el arte visual producido por la gente
afrocolombiana no ha sido honrado con el lugar que le corresponde, pues el
significado corriente de las palabras “cultura” y “arte” aún designa de manera casi
exclusiva las expresiones de las bellas artes producidas según lineamientos
académicos. Esta postura supone que la cultura y el arte son privilegios exclusivos
de las elites nacionales poseedoras de una educación especial y de destrezas
sofisticadas indispensables para la comprensión y el disfrute de lo artístico. No
obstante, es necesario comprender que, a diferencia de los artistas académicos
que han frecuentado las escuelas de bellas artes, muchos artistas afrocolombianos
han creado su propio lenguaje plástico de manera autodidacta y muchas veces al
margen de los cánones y las tendencias estilísticas del momento. El artista
afrocolombiano, al igual que el artesano, guardan una estrecha relación con el
contexto cultural tradicional. Mientras que la artesanía tiene un carácter utilitario, el
arte afrocolombiano al que nos referiremos aquí representa universos simbólicos
que se destacan por la intencionalidad estética y poética. Con intuición y reflexión
estos artistas descubren sus propias técnicas para resolver los retos que les
plantean el espacio, el color, las formas, las proporciones y demás aspectos
inherentes a la realización de sus obras. Artistas integrales, los creadores
afrocolombianos utilizan materiales tan variados como el oro, el latón, la madera, la
arcilla y las fibras vegetales. Todos las obras que estos pueblos producen hacen
parte no sólo de su propio patrimonio cultural, sino de el de toda la nación, pues
ellas representan el sueño, la imaginación, el goce y la expresión de gran parte del
pueblo colombiano. La gente afrocolombiana ha creado objetos rituales y
cotidianos, pinturas corporales, máscaras, vestuarios, tallas en madera que
representan a sus santos patronos y muchas otras producciones artísticas. El
estudio de este Arpa buiti (Gabón) talla en madera, cuero y nylon, colección
Adriana Maya, Bogotá
2. 2. • 231• universo plástico nos sumerge en mundos de color y creatividad que nos
aproximan a las transformaciones que estas sociedades han vivido a lo largo de su
historia. Los gente africana que fue traída a lo que hoy es Colombia era portadora
de destrezas artísticas y artesanales muy importantes, entre las cuales vale la
pena destacar la talla en madera y el conocimiento de la orfebrería, el trabajo en
bronce y cobre, y la sabiduría sobre las fibras vegetales. Muchas personas
africanas eran expertas en la metalurgia del hierro. Todos los oficios y artes
gozaban en África de una categoría especial y casi siempre estaban ligados a lo
sagrado. De ahí que el conocimiento de técnicas manuales otorgará al individuo un
lugar de privilegio dentro de esas sociedades. Desde la Colonia, los africanos y sus
hijos e hijas mulatas se desempeñaron en amplios sectores de la actividad
artesanal debido a que el trabajo manual era despreciado por la nobleza española.
Por esta razón, la gente africana practicó múltiples oficios. En los quehaceres
cotidianos que daban vida a las ciudades coloniales, fueron incorporando su propia
visión del mundo y de la estética. En todas las ciudades coloniales, villas y villorios,
los africanos y sus descendientes se encargaron de diversas actividades que
exigían creatividad, destreza y conocimiento de técnicas sofisticadas. Tal es el
caso de Cartagena de Indias, en donde trabajaron como talabarteros, plateros,
herreros, albañiles, carpinteros, zapateros, sastres y pintores. También eran
faroleros, confiteros, torneros, tabaqueros, panaderos, pulperos, músicos,
calafateros y aserradores de madera. Quienes sobrevivieron a las adversidades de
la trata y del cautiverio lograron recrear sus culturas e impregnar las de los
españoles y las de los indígenas, especialmente en los territorios de la estética. En
la actualidad, la expresión artística afrocolombiana puede sorprendernos al
observar una batea tallada de forma exquisita en madera de chachajillo por un
minero del río Guelmambí (Nariño). La belleza de sus creaciones también puede
aflorar en la joyería de filigrana de oro, realizada por orfebres de Quibdó, en el
departamento del Chocó. La creatividad de los grupos afrocolombianos se expresa
tanto en el campo del arte como en el “La gobernadora” Puerto Saija (Cauca),
1991 Detalle de una reja en Mompox (Bolívar) foto Germán Montes Veira, tomada
de Tesoros de Santa Cruz de Mompox, David E. Peñas y otros, Bogotá, El Sello
Editorial, 1995
3. 3. • 232• de las artesanías. Su arte representa un proceso de creación anclado en
lo colectivo, a diferencia del sentido individual que prima en las sociedad
occidental. Lo colectivo del arte afrocolombiano no sólo fluye en la narración de lo
propio, también relata las zonas de empalme e influencia con lo otro, expresando
de este modo sus contactos con otros grupos o ideologías. Su aferramiento a lo
tradicional no lo exime de su búsqueda de contemporaneidad. El arte
afrocolombiano y el arte de construir artefactos poseen los elementos básicos de
cualquier otro arte: un creador, que trabaja con diversos medios plásticos, sean
arcillas, cortezas, fibras vegetales, maderas y metales, para expresar
estéticamente un símbolo, un sentimiento, una emoción en el campo de la plástica.
De este modo la materia prima utilizada, como los objetos que producen, son
espejos del ámbito geográfico y de las condiciones históricas, sociales y culturales
en que han vivido los pueblos afrocolombianos desde su llegada del África. La
artesanía aparece como una expresión estética que puede repetirse para cumplir
una función utilitaria o decorativa; representa la tradición colectiva y al mismo
tiempo es un universo de expresión individual, puesto que cada creador innova
dentro de los cánones establecidos. Esta tendencia permanente hacia la
innovación se explica por el impacto de los cambios originados en los diversos
contactos culturales de los afrocolombianos con otros grupos humanos y culturas
en todas las regiones del país. Arte y artefactos afrocolombianos están presentes
en los litorales colombianos, en los valles cálidos interandinos y, hoy en día, en
todas las grandes ciudades del país. Además de la poética de estas creaciones,
ellas encierran la memoria histórica y cultural de sus pueblos. En los poblados y
caseríos, tanto como en las urbes colombianas habitadas por la gente
afrocolombiana, su producción artística y artesanal acarrea significados que
rememoran las enseñanzas de sus ancestros. En Colombia existen muy pocos
estudios acerca del arte y de la artesanía afrocolombianos. Sin embargo, es tiempo
de comenzar a realizar investigaciones al respecto para incorporarlos de manera
digna en los repertorios del patrimonio cultural de la nación. MATERIALES Metales
El uso de metales es frecuente en las expresiones artísticas y artesanales de los
grupos afrocolombianos, circunstancia que tiene que ver con las particularidades
geográficas y del subsuelo de los lugares donde fueron llevados como
esclavizados y donde luego levantaron sus Conjunto de artesanías del litoral
Caribe Perfil de máscara bacún s.f., talla en madera y pigmentos naturales, 22 x 12
cm, colección Adriana Maya, Bogotá Falda de rafia colección Adriana Maya,
Bogotá
4. 4. • 233• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS propios poblados. En el litoral
Pacífico, el bosque tropical húmedo y aurífero ha proveído a los artistas y
artesanos de metales durante siglos. El oro, la plata y el platino son los más
utilizados y su transformación en joyas se realiza de manera artesanal de tal modo
que cada pieza creada es única. Grupo de figuras de Sudán talladas en ébano,
colección Adriana Maya, Bogotá Pilandera de Sudán talla en ébano, colección
Adriana Maya Conjunto de artesanías del litoral Pacífico
5. 5. • 234• Oro En regiones de antigua minería colonial del litoral Pacífico y en los
sistemas fluviales de los ríos Magdalena y Cauca, la gente afrocolombiana
continúa elaborando objetos en oro con diseño de filigrana. A excepción de
algunos trabajos realizados por la antropóloga Nina S. de Friedemann, el arte de la
orfebrería afrocolombiana no ha sido aún estudiado de manera comparativa con
África. Sin embargo, es claro, que los saberes acerca de la metalurgia del oro y de
la orfebrería también existían entre los pueblos africanos que fueron deportados
hacia Cartagena de Indias. El dominio de estas técnicas y el perfeccionamiento de
estéticas especiales alrededor de este metal se desarrolló en los imperios
medievales africanos de Ghana, Mali y Dalfur, donde existieron grupos de artistas
dedicados exclusivamente a este tipo de trabajos. Teniendo en cuenta esta
perspectiva, es posible sugerir que la tradición de la filigrana en joyería llegó a
América durante el periodo colonial por dos vías: a través de la cultura ibérica, que
había sido influida por los árabes, quienes ocuparon la península durante ocho
siglos, hasta 1493; y por la ruta que conduce hacia el occidente africano, cuyos
habitantes también habían intercambiado conocimientos al respecto con los árabes
que arribaron a las cabeceras de los ríos Níger y Senegal, en el Estado de
Oagadú, en el siglo III. También es muy posible que diversas técnicas artesanales
de explotación y de manipulación del oro en talleres de orfebrería hayan sido
intercambiadas entre los pobladores indígenas y los africanos recién llegados y
posteriormente con su descendencia. En particular la tradición del coloreo del oro o
mise en couleur. Esta técnica de coloración, ampliamente practicada por los
orfebres precolombinos, se logra mediante la fusión de oro puro con altas
aleaciones de cobre. Esta particular manera de dar color mediante la aleación con
cobre se conoce como tumbaga. Barbacoas, Guapi, Istmina y Quibdo (en el litoral
Pacífico); Santa Fe de Antioquia, Zaragoza, Segovia, Remedios y Mompox (en
zonas de los ríos Cauca y Magdalena) siguen siendo centros de un complejo
artesanal que preserva la tradición orfebre afrocolombiana cuya cobertura
geográfica da cuenta de sus múltiples variaciones regionales. En Mompox se
elaboran joyas en filigrana que reproducen formas curvas y complejas de la
naturaleza. Asimismo, en Cartagena de Indias viejos joyeros juntan corales,
conchas, caracoles, carey, nácar, piedras semipreciosas y oro antiguo de tonos
rojizos para crear objetos de gran belleza.
6. 6. • 235• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS < Collar de oro en filigrana,
Barbacoas (Nariño) Collar de oro y plata en filigrana con figura de mariposa,
Mompox (Bolívar) Orfebre momposino fundiendo oro foto Jairo Higuera, El
Espectador, Bogotá, enero de 1983 Orfebre momposino (Bolívar) foto cortesía
Artesanías de Colombia Pulsera y dije de oro en filigrana, Barbacoas (Nariño)
Collar de oro y plata con figuras de pescados y dije de oro en filigrana con figura de
pavo real, Mompox (Bolívar)
7. 7. • 236• Balcón con calaos (detalle) Guapi (Cauca), 1991 Detalle de una reja en
Mompox (Bolívar) foto José Antonio Carbonell, tomada de Tesoros de Santa Cruz
de Mompox, David E. Peñas y otros, Bogotá, El Sello Editorial, 1995
8. 8. • 237• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS Hierro Las pueblos africanos
situados en la costa occidental del África se distinguieron por el dominio del trabajo
en hierro. El conocimiento de técnicas para el forjado del metal, a base de martillo,
asignaba a quien las ejerciera un lugar de preferencia en la sociedad. De ahí que
muchos africanos traídos a este territorio durante el periodo colonial fueran
expertos maestros del hierro. Los guineos, es decir, mandingas, fulos, yolofos,
branes, zapes y balantas, por ejemplo, fueron muy apreciados por los esclavistas
españoles, pues sabían de sus destrezas como herreros. Dichas sabidurías
ancestrales fueron trasmitidas de generación en generación; es por esta razón que
las poblaciones afrocolombianas de hoy mantienen la tradición de la forja del hierro
a base de martillo. Estos conocimientos están vivos en algunos lugares de la costa
Caribe, donde es posible adquirir rejas para balcones, ventanas y puertas con
profusión y variedad de adornos de hierro retorcido. Los artesanos aprovechan la
maleabilidad y ductilidad del metal para elaborar placas con motivos que imitan las
formas de los reinos de la naturaleza. En Mompox, por ejemplo, la arquitectura
exalta el profundo conocimiento del manejo de la forja que tuvieron y tienen sus
habitantes, descendientes de los antiguos esclavizados que sirvieron al marqués
de Santa Coa y de Valdehoyos. Los grandes ventanales que adornan los enormes
caserones; los escudos de las familias que vivieron en la época colonial,
sobrepuestos a ventanas y puertas; las llaves de enormes dimensiones y los
famosos cerrojos con sistema de seguridad de “rabo de alacrán”, para la seguridad
del lado interior de la puerta, son apenas algunos ejemplos de las posibilidades
creativas de los artistas del lugar. Latón El decorado exterior e interior de la iglesia
de Tadó (Chocó) se constituye en una muestra palpable de la creatividad de los
orfebres afrocolombianos de la costa Pacífica. Las torres y puertas del edificio
presentan incrustaciones de latón plateado, bellamente trabajado mediante la
técnica de la filigrana. De igual manera las cúpulas fueron adornadas en tonos
rosáceos y las cornisas de los capiteles perfilados en bermellones opacos. En
síntesis, el conjunto se constituye en una “joya jamás registrada en la historia de la
orfebrería del litoral Pacífico”, pues su esencia está cimentada en los mismos
principios estéticos con los cuales se elaboran las piezas de joyería tramadas en
oro y platino y los calaos de madera para los balcones de las casas. Maderas El
uso de la madera en la elaboración de artefactos artesanales entre las
comunidades afocolombianas de los litorales Caribe y Pacífico describe la relación
íntima que la gente mantiene con la selva. La existencia de numerosas ciénagas
en los río Magdalena y Cauca, y la presencia del bosque húmedo tropical en las
tierras bajas del Pacífico ha inspirado el uso de árboles y fibras vegetales. La
madera es utilizada en la construcción de las viviendas, en la elaboración de
objetos para la vida cotidiana y en la fabricación de máscaras e instrumentos
Calaos (detalle) Guapi, Cauca, foto cortesía Artesanías de Colombia musicales.
Las maderas se utilizan según sus cualidades, combinándose entre sí o con otro
tipo de materiales y sin que medie el uso de complejos procesos industriales para
su preservación, transformación y coloración.
9. 9. • 238• Arquitectura En el litoral Pacífico las viviendas son construidas con
diversas clases de madera, lo que pone de relieve la sabiduría que tienen los
pobladores sobre sus calidades y cualidades estéticas. Para las vigas y columnas
utilizan el palomulato, y para los pisos y paredes el jiguarastrojo y el anime. Un
rasgo característico de las casas del litoral son sus balcones, que aparecen
engalanados con tejidos minuciosos y delicados, elaborados en maderas como el
jiguarastrojo y el cedro rojo. La técnica de la filigrana es aplicada a estos
materiales para producir los famosos calaos y festones labrados, que luego son
pintados en tonos celestes, verde, azul, rosa y naranja. En los inicios del siglo XX
los enormes balcones de las viviendas situadas en algunas regiones comprendidas
entre los ríos Timbiquí y Guapí simbolizaron la opulencia y el prestigio que
adquirían sus moradores gracias a la explotación del oro. Una vez terminada la
bonanza, la creatividad de los artistas dio paso al goce estético y a la afirmación de
una tradición, que hoy en día decora la selva húmeda del Pacífico colombiano.
También allí sobreviven columnas labradas en madera de exquisita ornamentación
con sabor europeo. Huellas de balcones en la pared frontal de las casas,
balaustradas con calados y paredes exteriores con estas mismas decoraciones en
las partes superiores. El arte de la filigrana en madera, cuya esencia estética está
muy próxima a la del oro, al parecer responde a una tradición que es aplicada por
gran número de talladores afrocolombianos. Detalle de un balcón tallado con
calaos Guapi (Cauca), foto cortesía Artesanías de Colombia
10. 10. • 239• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS Artefactos y vida cotidiana Las
banquetas para bogar caladas en madera de chachajo y pintadas en tonos azules,
que los hombres obsequian a las mujeres como promesa de matrimonio, y los
canaletes labrados en palo de garza son algunos de los artefactos que pueblan la
cotidianidad en el litoral Pacífico. Las banquetas son utilizadas por las mareñas –
mujeres que se desplazan en su canoa a los mercados situados en los muelles de
los poblados para vender diversidad de productos. La batea de madera es otro
objeto de uso cotidiano en el litoral Pacífico. Esta especie de canoita se fabrica en
madera de chachajillo y se usa en la cocina, en los lavaderos de ropa al borde de
los ríos y en los trabajos de minería. En la crianza de los niños se utiliza una
canoita de madera de chachajillo, artísticamente tallada en los bordes, denominada
batea de moro – término relacionado con el estado sacramental del infante y que
significa que aún no ha sido bautizado. El rallo de madera, tallado en forma de pez,
es otro de los objetos representativos del litoral Pacífico. Es utilizado en los
lavaderos, bien sea en las escalinatas de los puertos o en las piedras donde el
agua se represa, por mujeres mayores, jóvenes y niñas como base para restregar
la ropa antes de enjuagarla. Los peines tallados en madera de mangle son otro
objeto propio de las gentes de la región. Para la preparación y consumo de las
comidas típicas del litoral Pacífico fabrican bateas, cucharas y bandejas talladas
con maderas extraídas de la selva. En la preparación de las chancacas, hechas a
base de miel y coco rallado, se emplean, por ejemplo, la paila para cocinar la miel
de caña, la susunga para colocarla y la cagüinga para menearla. La susunga es
una especie de calabazo con huequitos, pegado a un mango, a la manera de una
cuchara; la cagüinga es una pala, por lo genera labrada en madera de mangle,
finamente tallada en el mango. Cornelio elaborando y exhibiendo sus tallas en
madera Puerto Merizalde (Valle del Cauca), 1991 Hombre tallando una cachimba o
pipa Puerto Merizalde (Valle del Cauca), 1991 Rallo tallado en madera de jagua en
forma de pez, usado para lavar ropa, Istmina (Chocó)
11. 11. • 240• Mujer con batea de mazamorreo en la cabeza Encuentro Regional
CREA Palmira (Valle del Cauca), 1997 Mujeres con bateas de mazamorreo
Encuentro Regional CREA Palmira (Valle del Cauca), 1997 Un joven tallando una
batea Aguacatico (Chocó), foto cortesía Artesanías de Colombia
12. 12. • 241• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS < > Batea o frutero y banqueta
tallados en madera de lirio o caimo, Aguacatico (Chocó) < Mujer bailando con
batea de mazamorreo en la cabeza Encuentro Regional CREA Palmira (Valle del
Cauca), 1997 > Una joven tallando bateas en forma de fruteros Aguacatico
(Chocó), foto cortesía Artesanías de Colombia
13. 13. • 242• Máscaras La presencia de máscaras de madera en el Carnaval de
Barranquilla encierra parte del legado del África a nuestra nacionalidad. Dentro de
los elementos del carnaval se destacan, por su gran fuerza expresiva, las
cuadrillas callejeras y los disfraces individuales ataviados con máscaras
zoomorfas. Las caretas con representaciones de tigres, jirafas, elefantes y leones
evocan la fauna africana que llegó a Cartagena de Indias desde el siglo XVI en la
memoria de los primeros esclavizados. La confección de las máscaras está a
cargo de unos pocos artistas depositarios de esta tradición. En el litoral Pacífico se
ha reportado la existencia de un tipo de máscara elaborada en calabazo que aún
hoy aparece con timidez en algunas celebraciones. De igual forma, durante la
Semana Santa en Calle Larga, sobre el río Napí, los actores que representan a
Poncio Pilatos usan una máscara de madera elaborada en balso, pintada con
colores amarillo, rosado y arena. Máscara de caimán tallada en madera de ceiba,
Barranquilla (Atlántico) Máscaras de tigres y cebra talladas en madera de ceiba,
Barranquilla (Atlántico)
14. 14. • 243• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS Máscara de tigre blanco tallada en
madera de ceiba, Barranquilla (Atlántico) Máscara de toro tallada en madera de
ceiba y cuerno, Barranquilla (Atlántico)
15. 15. • 244• Instrumentos musicales La construcción de instrumentos musicales en
América sufrió procesos de transformación y ajuste desde el instante mismo en
que arribaron los primeros esclavizados africanos. En Colombia, por ejemplo, el
uso del calabazo como resonante de la marimba no aparece reportado. Éste fue
reemplazada por los tubos de bambú que realizan la labor de resonancia. Los
tambores, por su parte, se construyeron de acuerdo con la diversidad de
materiales existentes en las distintas regiones a donde fue trasladada la gente
africana. Materiales que no eran necesariamente idénticos a los que tenían en
África, pero cuyo ensamblaje permitió recrear objetos e instrumentos de clara
raigambre africana. La elaboración de instrumentos musicales en el litoral Pacífico
es netamente artesanal, la efectúan en rústicos talleres los viejos artesanos que
van encontrándole a los materiales su ritmo característico. En las orillas del río
Guapí la confección de las marimbas hace parte de un ejercicio de sabiduría y, a
su vez, constituye un “ritual mágico de interpretación rítmica y poética”, que
convierte a los fabricantes del instrumento en artistas. Los artesanos y artistas
afrocolombianos que actualmente fabrican y ejecutan instrumentos musicales
exploran posibilidades creativas para preservar la esencia africana de sus
producciones. En la elaboración de las marimbas y los tambores predomina la
combinación de maderas, fibras vegetales y pieles de diversos animales. Troncos
ahuecados de anime y jiguarastrojo son empleados en la confección de cununos,
tamboras y cajas. Los aros para los tambores se construyen con fibras de chípero
y galve infernal. La madera de chonta y los tubos del bambú sirven para los
cuerpos de las marimbas. Los canutos de guadua, los pitos hechos en palma de
totora y la matraca en forma de pez, tallada en madera, son los instrumentos que
ejecutan los niños en las celebraciones de Semana Santa. Los guasás,
instrumentos interpretados por las mujeres en los arrullos a la Virgen y en otros
ritos del litoral, como el currulao, son tallados magníficamente con triángulos y con
dibujos semejantes a los empleados en los calaos de los balcones y en la filigrana
de oro. Fibras vegetales Las fibras vegetales son aprovechadas por los artesanos
afrocolombianos de ambos litorales. En el palenque de San Basilio, en la costa
Caribe, la gente fabrica esteras para dormir con las fibras extraídas de la palma de
iraca. Las esteras son tejidas con la técnica del escalonado doble, que también se
emplea en la confección de abanicos. Además, con esterillas enjalman los
animales de carga, elaboran jolones para transportar mercancías y canastos para
pescar, sembrar y ventear arroz. Con las fibras obtenidas del árbol de majagua
producen mochilas y cuerdas. En otros lugares del litoral Caribe se tejen atarrayas
que se emplean en las labores de la pesca y chinchorros para dormir. Fibras
vegetales, como la palma de vino, la cepa de plátano, los juncos y las eneas,
sirven para hacer esteras, canastos y sombreros. En el litoral Pacífico la cestería
es labor de las mujeres y de los niños. La fabricación de bolsas, cestas y
sombreros trabajados en pajilla de calceta de plátano es un renglón importante de
la artesanía chocoana. También se tejen sombreros con la fibra de la tetera y
esteras con la de la totora. Algunas mujeres conocen el arte de la cestería y
diseñan nuevos objetos con las pajillas obtenidas de la vena del chocolatillo y del
amargo, basándose en la técnica tradicional empleada para la elaboración de
sombreros. En tiempos pasados las mujeres acostumbraban hacer los sombreros
con hojas de castaño o pajillas de palmas que tejían y luego cosían con bejucos o
con la misma palma. Existen distintos tipos de tejidos utilizados para la ejecución
de las artesanías con fibra vegetal. En el Chocó, por ejemplo, se denomina esterilla
el que consiste en pasar las pajas una por encima y otra por debajo. Éste se
vuelve esterillado cuando el entramado se hace con tiras previamente trenzadas
de tres pajas. Asimismo, las trenzas se conocen con diversos nombres de acuerdo
con la técnica que se emplee en su composición: las hay de tres, cuatro (trenza
pico), seis (calada o enrejada), siete, nueve y once palos (trenza lisa), y aquella
que se denomina trenza crespa o bordera. El calabazo es utilizado por las gentes
de Coteje y los Brazos, como recipiente para cargar agua del río. Se usa, además,
como mate para empacar las conservas. En este caso, la fruta del calabazo se
abre, se vacía su interior y se deja secar al sol. A continuación se corta en formas
redondas, imitando platos, con un diámetro pequeño, como de tres centímetros. En
estos recipientes se vierten las conservas de sidra y de guayaba, y se cubren con
un pedazo de hoja de plátano seca, que es ajustada, por los niños, con una pajilla
muy delgada de tetera que se saca de Manufactura de maracas en totumo
policromado Pontezuela (Atlántico), foto cortesía Artesanías de Colombia
16. 16. • 245• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS Mujer tejiendo un sombrero Puerto
Merizalde (Valle del Cauca), 1991 Mujeres portando canastas Encuentro Regional
CREA Magangué (Bolívar), 1997 Totumas labradas con figuras de pagoda y de
felino atacando a un cuadrúpedo Pivijay (Sucre), Encuentro Regional CREA
Magangué (Bolívar), 1997 Cuchara y joyero en tagua El Valle (Chocó)
17. 17. • 246• Un artesano elaborando una bandeja en fibra de tetera Guapi (Cauca),
foto cortesía Artesanías de Colombia Cachimbas en tagua y madera El Valle
(Chocó) Delfines, ballena y marlin en madera de oquendo El Valle (Chocó) Una
mujer lava en el río la fibra del cabecinegro Pie de Pepé (Chocó), foto cortesía
Artesanías de Colombia
18. 18. • 247• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS Canastos en fibra de platanillo Turbo
(Antioquia) Panera en fibra de palma Archipiélago de San Andrés, Providencia y
Santa Catalina Muñecos en tela de algodón Barranquilla (Atlántico) Totumo
cortado y tallado con figuras vegetales
19. 19. • 248• una palma. El calabazo también es utilizado para construir el cuerpo de
las susungas, empleadas como filtro en la preparación de las chancacas y para el
diseño de máscaras. Arcillas En el palenque de San Basilio, en el litoral Caribe, se
reportó la manufactura de cerámica mediante el uso de técnicas antiguas. La
cerámica es fabricaba con una arcilla de color parduzco, obtenida en los
alrededores del poblado. La elaboraban mujeres alfareras que humedecían la
arcilla con agua hasta obtener la plasticidad necesaria, a la que agregaban arena
colada como desgrasante. La construcción del cuerpo de las vasijas era lograda
por la adición manual y sucesiva de trozos de arcilla sobre una base previamente
fabricada. Una vez terminado el proceso anterior, alisaban las paredes del
recipiente, en su cara interna y externa, con ayuda de los dedos de la mano. Un
día después realizaban la inclinación del borde superior hacia afuera hasta
conseguir la caída necesaria para la boca del recipiente. Colocaban las asas en
forma de mamelones y aplicaban la decoración, cuyos únicos motivos consistían
en incisiones hechas con la punta de una cuchara de totumo. No utilizaban
técnicas de englobe (¿engobe?), por lo cual todos los recipientes presentaban la
coloración natural de la arcilla empleada. Por último, realizaban la cocción en
atmósfera oxidante. Fabricaban ollas y cazuelas, que eran recipientes cuyo tercio
se inclinaba hacia dentro y a las cuales acostumbraban adicionar, en el borde
superior, cuatro mamelones diametralmente opuestos. Los recipientes eran
destinados únicamente a usos domésticos y no desempeñaban ningún papel en la
economía local. En Mompox las piezas de cerámica son el resultado de una fina
tradición de artes manuales y sirven para decorar iglesias y altares. Sombrero
tejido en fibra de tetera Guapi (Cauca), foto cortesía Artesanías de Colombia
Objetos tallados en coco Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina
20. 20. • 249• 1 HISTORIA AFROCOLOMBIANA1 HISTORIA
AFROCOLOMBIANAARTE Y ARTEFACTOS FUENTES Artesanías de Colombia.
Colombia artesanal. Bogotá, Editorial Lerner, 1987. Bonfil Batalla, Guillermo.
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de México, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1997. De Juan,
Adelaida. “Las artes plásticas en las Antillas, México y América Central”, en: África
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Barranquilla, Editorial Mejoras, 1979. —. “Las máscaras de madera en el África y
en el Carnaval de Barranquilla”, en: Divulgaciones Etnológicas, Barranquilla,
Universidad del Atlántico, 1980. Navarrete, María Cristina. “Los artesanos negros
en la sociedad cartagenera del siglo XVII”, en: Historia y Espacio, nº 15, Cali,
Universidad del Valle, 1994. Ramírez Martínez, Miguel. “Artesanías momposinas”,
en: Nueva Revista Colombiana del Folclor, vol. 1, nº 4, Bogotá, Patronato
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Gran Enciclopedia de Colombia, Bogotá, Círculo de Lectores, 1993. —. Criele,
criele son: del Pacífico negro. Bogotá, Editorial Planeta, 1989. Canasta e
individuales en fibra de tetera Guapi (Cauca) En tagua, material conocido como “el
marfil vegetal”, los habitantes de El Valle (Chocó) suelen tallar miniaturas en las
que recrean los animales de su entorno, como delfines, pelícanos, armadillos,
tortugas, ballenas, mariposas y peces

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