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Resumen._Los_hombres_detrás_de_las_ideas._Una_introducción_a_la_filosofía.

_Diálogo_con
_Isaiah_Berlin_-_Bryan_Magee.AMM.pdf

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Los Hombres detrás de las ideas Una Introducción a la Filosofía. Diálogo con Isaiah Berlin.
-Bryan Magee pretende profundizar en las preguntas clásicas de la filosofía por medio de
discusiones con autores que de una manera u otra se encuentran relacionados a la disciplina. A
modo introductorio, inquiriendo en (si es posible) el sentido preciso del término, la
justificación de su importancia y el por qué debería el ciudadano común interesarse por estos
temas, inicia sus conversaciones con el Profesor Berlin. -Expresando que existen cuestiones
propiamente filosóficas ligadas a la moral y a la política, Magee llega junto a Berlin a un punto
central dentro del texto: cuáles son los distintos tipos de preguntas que las personas pueden
formularse y dónde es correcto involucrar a las preguntas filosóficas, con tal de no crear
confusiones respecto a la naturaleza de éstas. -El profesor Berlin expone que existen(a grandes
rasgos), dos tipos de preguntas que es necesario distinguir inicialmente: Las formales y las
empíricas. Las primeras, ligadas a la lógica y la matemática, apuntan a aquellos enunciados
cuyos contenidos no proporcionan información acerca del mundo (lo "real" o "empírico"), sino
más bien relaciones lógicas entre proposiciones, reglas de implicación formal, etc, que
contienen en sí mismas distintos aspectos de un conocimiento dado a partir de una sentencia
determinada. Las segundas, son llamadas preguntas empíricas puesto que su elaboración
implica para su respuesta el contraste con la realidad del mundo sensible, que permite
sostener la verdad o falsedad de una afirmación. A este tipo de preguntas pertenecen las que
surgen dentro de las ciencias biológicas o químicas, que requieren una confirmación empírica
para reafirmar y extender su conocimiento sobre sus respectivos objetos de estudio. -Existe un
tercer tipo de preguntas, concuerdan ambos autores, que no son clasificables como empíricas
ni como formales, puesto que no es posible contestarlas mediante un procedimiento
establecido con respecto a las dos anteriores ni disponen de una metodología reconocida para
solucionarlas. Dentro de esta tercera clasificación se encuentran las preguntas filosóficas,
cuestionamientos recurrentes entre los individuos que resultan molestas por la falta de
método para indagar en sus respuestas, métodos que sí presentan las preguntas formales y
empíricas. A modo de ejemplo, la interrogante "¿qué es la justicia?" no puede ser contestada
por medio de recurrir a la experiencia (pues no se trata de una cosa cuya entidad sea
perceptible sensorialmente), ni derivándola lógicamente de premisas que permitan deducir
conclusiones correctas (pues no constituye parte de un sistema que la abarque como sí ocurre
con la geometría como disciplina de la matemática). Es necesario para aspirar a encontrar una
respuesta a "¿qué es la justicia?", realizar conjeturas que prescindiendo de un método propio
de preguntas formales o empíricas, nos permitan establecer con alguna certeza a qué aludimos
cuando hablamos de lo justo. -Es preciso añadir que el desarrollo de tradiciones filosóficas en
opinión de Berlin suscita, constantemente, nuevas perspectivas asimilables a los recipientes
empírico o formal. Se trata de campos de investigación que se desprenden de la filosofía y
forman una disciplina independiente cuando logran obtener un método propio que permite
resolver dudas mediante un procedimiento intelectivo uniforme, tal como ha acontecido con
la Astronomía, Psicología, Lingüística y la Economía. Sin embargo, el interés filosófico
permea a estas disciplinas autónomas desde el momento en que los términos y concepciones
que las distinguen son estudiados, buscando su fundamento. Es así como la filosofía de la
ciencia busca determinar las justificaciones de la práctica y metodología científica cuyos
ejecutores (los científicos), suelen dejar de lado, la filosofía del derecho pretende alcanzar los
elementos que distinguen a lo propiamente jurídico de lo que no lo es, y la filosofía de la moral
somete a cuestionamiento nuestras reglas de convivencia socialmente aceptadas.
-Diferenciándose de los clásicos, los dos autores estudiados no consideran que la filosofía deba
necesariamente darnos respuestas definitivas a la pregunta sobre "cómo debemos vivir" o el
concepto de la "vida buena", sino más bien contribuir al esclarecimiento de la vida y de las
diversas vías por medio de las cuales podemos enfrentar problemas concretos, con tal de
dotar de una mayor comprensión de las variables en juego en la praxis, que nos permitan ser
plenamente responsables de nuestras acciones (ambos comparten la creencia en la libertad y
autodeterminación moral de los individuos). Lo anterior sin perjuicio de que las preguntas de
principio acerca de los valores constituyan una tarea filosófica propiamente tal, presente en la
reflexión de autores relevantes de diversas tradiciones. -Tanto Berlin como Magee se detienen
a pensar el marxismo como postura teórica, distinguiéndola como tradición de otras
concepciones omnicomprensivas de la realidad, en que busca suprimir a la filosofía en su
sentido clásico, instaurando a partir del movimiento histórico de la totalidad una ciencia que es
punto cúlmine de aquella, en tanto es capaz de explicar el desarrollo de la humanidad desde
su inicio hasta nuestros días por medio de un estudio racional de las distintas variables que
permiten comprender su desenvolvimiento. Es así como esta concepción, según Berlin,
negando la posibilidad de la objetividad (que oculta conflictos económicos y de clase), se
asume paradojalmente como científica, nublando el plano de las preguntas filosóficas que
pasarían a ser parte de las empíricas y formales por disponer ahora de un método
universalmente reconocido de solución (el marxismo como ciencia de la sociedad,
precisamente). -La entrevista concluye con la crítica a aquellos que denostan la actividad
filosófica por ser no-práctica o abstracta, distrayendo a las personas de preocupaciones
concretas. Desde la perspectiva que asumen Berlin y Magee, la filosofía, al proporcionar
modelos para entender la realidad por parte de individuos inmersos en una época histórica
determinada, establece los caminos a partir de los cuales resolverán las temáticas y
necesidades concretas de su entorno. No examinar críticamente dichos modelos (que como
vimos anteriormente, tienden a desligarse de lo propiamente filosófico asumiendo
metodologías propias de preguntas empíricas o formales), a partir de los cuales se entiende la
realidad e interactúa con otros individuos, significa vivir prisionero del propio dogma en el que
se está inmerso...¿qué otro camino aparte de la filosofía puede proporcionar la suficiente
actividad reflexiva para liberarse de las ataduras dogmáticas de un período histórico dado? Por
otro lado, la filosofía ha sido muchas veces el origen de luchas políticas que buscan realizar en
una comunidad los valores que se moldean y consolidan en un escritorio, biblioteca o centro
de discusión académico. Es en parte responsabilidad de aquellos que transmiten esas ideas no
adornarlas con excesivas figuras teorizantes, según Berlin, para que el sentido principal se
mantenga claro, comprensible para las personas no especialistas, con el fin de que puedan
captar sin mayores problemas la dimensión práctica y las respuestas a las necesidades de una
época que la filosofía contiene.

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