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BREVE Y SENCILLO ANALISIS ACERCA DEL CONFLICTO ENTRE ISRAEL

Y PALESTINA

Claudia Gallegos Barrera.

El conflicto entre el pueblo judío y palestino, es uno de los conflictos mas


complejos, duraderos y violentos de la historia de la humanidad.

Indagar acerca de este conflicto necesariamente hace tomar alguna posición


frente a él, pues la historia es muy distinta, dependiendo de quien la escribe.
Las fuentes de información disponibles son tan contradictorias, como lo es el
conflicto mismo. Algunas de ellas resaltan la nobleza de algunos frente a la
tiranía de los otros, indistintamente.

Para realizar este análisis he decidido entonces, tomar postura no por uno de
los estados o pueblos en conflicto, sino por la construcción de la paz,
aspiración compleja, distante y casi utópica. A continuación intentaré describir,
evitando todo juicio, una síntesis “inexperta” de lo que considero como
importante en la historia de ambos pueblos y su conflicto, para luego analizar.

Durante varios siglos el pueblo judío vivió dividido en varios países del mundo,
especialmente en Europa, en lo que se conoce como Diáspora.

A finales del siglo XIX, se hace determinante, la aparición y auge del sionismo
político, que reclamaba un estado propio para todas las comunidades judías
dispersas por el mundo.

Los sionistas reclamaban la importancia de convertir a Palestina en un centro


para el crecimiento espiritual y cultural del pueblo judío. Sin embargo, en la
época en la que se fundó el sionismo, Palestina formaba parte del Imperio
Otomano y estaba habitada por cristianos y musulmanes en su gran mayoría, y
una pequeña comunidad de judíos religiosos.

Por otro lado, así como el pueblo judío sobrevivió entre exilios y migraciones,
la historia del pueblo palestino ha estado marcada por los cambios y la
ocupación.

Palestina ha sido controlada por el imperio egipcio, asirio, persa y romano


antes de ser conquistada por los árabes en el año 643 después de Cristo.
Desde entonces y hasta el pasado siglo XX, a excepción de un corto periodo
en el siglo XII, durante las cruzadas, ha sido un país árabe y musulmán. Fue
parte del Imperio Otomano desde 1516 a 1917.

Después de la Primera Guerra Mundial, el país estuvo bajo el mandato de


Gran Bretaña y pasó a llamarse oficialmente Palestina.

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Un hecho importante, sucedió en 1917, con la llamada Declaración Balfour, la
que manifestaba el apoyo de gran Bretaña, a la formación de un hogar
nacional para el pueblo judío, en Palestina. Hasta ese entonces habitada en
95% por población árabe.

Esta declaración, mas una carta diplomática que un tratado propiamente tal,
fue enviada por el Secretario de Relaciones Exteriores británico, Arthur James
Balfour, al barón Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía en Gran
Bretaña, para su transmisión a la Federación Sionista. Es considerada como
el primer reconocimiento de una potencia mundial al pueblo judío sobre la
Tierra de Israel.

Sin embargo, a pesar de dicho reconocimiento, el texto de la declaración en cuestión,


fue interpretado como impreciso en aspectos tan relevantes como la delimitación del
hogar nacional, los derechos de ambos pueblos, judío y palestino y normas para la
convivencia de las diferentes religiones, musulmana, cristiana y judía..

Con posterioridad, el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones


Unidas, aprobó un plan para resolver el conflicto judío palestino. Este plan proponía
dividir la parte occidental en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área, que
incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional.

Casi de inmediato a dicha declaración, cinco estados árabes, Líbano, Siria, Jordania,
Irak y Egipto, al no estar de acuerdo, declararon la guerra al naciente Estado de Israel.
Guerra que tuvo una duración de quince meses, y que a su término había
transformado el plan original de la Organización de Naciones Unidas, pues Israel
conquistó un 26% de territorio adicional.

La guerra provocó miles de desplazados de todos los involucrados. Árabes de la zona


israelí fueron obligados a desplazarse a las vecinas Gaza y Cisjordania, y también a
otros países árabes más alejados, dando origen al problema de los refugiados
palestinos, que todavía hoy perdura. En forma paralela, la población judía que
habitaba en países árabes, se vio obligada a emigrar en los años siguientes.

En 1964 nació la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que


lanzaría una guerra de guerrillas contra Israel desde su base en Jordania.
Después de la guerra de 1967, la Franja de Gaza y Cisjordania cayeron bajo la
ocupación israelí. La Organización para la Liberación de Palestina se trasladó
al Líbano y finalmente fue reconocida por la Cumbre Árabe en Rabat como
representante oficial del pueblo palestino en el año 1974.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, reafirmó su compromiso de un


Estado independiente y soberano en Palestina y dieron a la Organización para
la Liberación de Palestina (OLP) el estatus de Observador ante las Naciones
Unidas. Ratificándolo, Yasser Arafat, presidente de la O. L. P. se dirigió a la
Asamblea General de las Naciones Unidas, ese mismo año.

A finales de los ochenta (1987), la tensión aumentó rápidamente con la


elección de un gobierno de extrema derecha en Israel. Fue el comienzo de la
primera Intifada (rebelión) en la Franja de Gaza y en Cisjordania, donde
después de veinte años de ocupación israelí, los palestinos comenzaron a
desafiar con piedras a las tropas israelíes que poseían armamento pesado.

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El mundo ya en ese entonces, pudo asombrarse con las imágenes de los
jóvenes palestinos tirando piedras a los tanques y tropas israelíes lo que de
alguna manera colaboró en aumentar la conciencia internacional sobre el
conflicto.

La Intifada organizó la agrupación de todos los sectores palestinos bajo un


liderazgo central, politizando a toda la sociedad, que se preparaba para
defenderse.

En el año 1991 se realizó la Conferencia de la Paz en Madrid, con la


participación de Líbano, Siria, Israel, Egipto y una delegación palestino-jordana.
En esta conferencia se consiguió acordar la realización de algunas
negociaciones, las que dieron pie para que en septiembre de 1993 los
palestinos reconocieran el Estado de Israel y a su vez los israelíes
reconocieron la Autoridad Nacional Palestina firmando los tratados de Oslo
que preveían un repliegue de Israel y el establecimiento de un Estado
Palestino.

Estos acuerdos presentaron el principio de “tierra a cambio de paz” y se


consiguió que Israel traspasara algunos poderes y responsabilidades a las
autoridades palestinas como parte de un autogobierno interino en la Franja de
Gaza y en Cisjordania. Los palestinos controlaban la seguridad en algunas de
las principales ciudades. Seguían negociándose temas de importancia como el
establecimiento de un Estado palestino y sus fronteras, el estatuto de
Jerusalén, los asentamientos judíos en los territorios ocupados y el destino de
los tres millones y medio de refugiados palestinos a causa de las guerras de
1948 y 1967.

En el año 2000 comenzó la segunda intifada después de la controvertida visita


del primer ministro Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.
La reacción de los jóvenes musulmanes, luego de la oración, fue atacar con
piedras a los visitantes, por considerarlos una provocación, ataque que el
ejército israelí respondió con armas.

Este grave incidente provocó que Israel ocupara nuevamente algunos de los
territorios que había liberado durante horas o semanas. En esta intifada, se
comenzó a generalizar el uso de las bombas suicidas en lugares frecuentados
por civiles israelíes, tales como, centros comerciales, restaurantes, transporte
publico, etc.

Las respuesta de Israel a estos ataques, ha sido los denominados asesinatos


selectivos, cuyos blancos corresponden a dirigentes palestinos vinculados a
actividades llamadas terroristas, familiares de los mismos y civiles próximos.

En la última década las hostilidades por ambas partes han continuado, con los
intentos de intervención y/o mediación de potencias como Estados Unidos y la
Organización de Naciones Unidas, sin embargo pareciera ser que la historia

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entre ambos pueblos, es tan compleja, que la paz se convierte en una
aspiración cada vez más lejana.

Como se puede observar a lo largo de la historia de ambos pueblos, se han ido


generando una serie de trabas para llegar a establecer la tan anhelada paz. Es
muy difícil poder determinar cuál es el origen de este conflicto, así como es
difícil determinar culpas, pues en algún momento podrían recaer sobre algunos,
y luego sobre los otros.

Sin embargo, es muy claro que la principal consecuencia de todo lo sucedido


es la violencia pues independientemente de los motivos, que pueden ser muy
loables, la violencia, sólo desencadena más violencia.

En este caso se puede observar tanto violencia directa como estructural, pues
afecta a las personas de ambos bandos de manera individual, así como
también a los grupos sociales y pueblos como tal, acarreando consigo pobreza,
desplazamiento, pérdida del origen, miedo, frustración, impotencia e injusticia.
Sin importar que nivel de desarrollo puedan alcanzar algunas de esas
naciones. En este caso el desarrollo sólo ha servido para sofisticar el
armamento y en consecuencia continuar con la escalada de violencia.

Sin duda que parte importante del conflicto, es el resentimiento acumulado, el


cual se explica por lo descrito hasta aquí. Resentimiento colectivo que se ha
transmitido de generación en generación en el seno de las más intimas
relaciones humanas. Este resentimiento, justificado o no, ha sido el principal
alimento del conflicto, acumulando angustias, rabias, frustraciones, que derivan
en acciones que dañen a los adversarios.

En este sentido, por inconveniente que parezca, no podría tomar partido de


ninguna de los bandos, pues si en algún momento unos son mas fuertes que
otros, es sólo por la posibilidad que han tenido de acceder a mejores armas,
pero no me cabe ninguna duda que si los otros tuvieran esa posibilidad,
también lo harían, no por que sea una experta en el conflicto israelí palestino,
por el contrario, si no porque así funciona el espiral de violencia y el
resentimiento, cobrando a su paso un costo humano demasiado alto.

La construcción de la paz en una situación como la descrita se hace cada vez


más difícil. En teoría parece lógico que lo más urgente es conseguir una paz
negativa, con el término de toda situación de guerra, y que a largo plazo, se
pueda construir una paz positiva, creciente y duradera. Sin embargo para
lograrlo se requiere de un alto grado de lucidez, disposición, voluntad política,
económica, además de superación paulatina y progresiva de los
resentimientos, que afecta no solo a los líderes, sino a todos los seres
humanos que son parte de dichas realidades. Lo que hace que esta aspiración
esté lamentablemente, aún muy lejana.

Finalmente, sólo cabe señalar, a pesar de su simpleza, que estoy convencida


que el resentimiento colectivo e individual se podrían considerar origen y
consecuencia de un conflicto como este. El recoger información al respecto y
tomar conciencia de lo sucedido en un lugar tan lejano, en distancia física y

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afectiva, hace que inevitablemente proyecte cómo sería la vida de una persona
día a día en un lugar así. Cómo los niños y niñas desde muy pequeños(as) se
alimentan de lo que escuchan, observan y viven. De la barbarie, de la
crueldad, de la frustración, para luego crecer, si es que lo logran y convertirse
en continuadores del conflicto. Sin duda que luego de hacer este sencillo
análisis, mi distancia física continúa, no así la emotiva.

Bibliografía

Krämer, Gudrun (2006): Historia de Palestina. Desde la conquista otomana


hasta la fundación del Estado de Israel. Madrid. ISBN 978-84-323-1274-8

Ricci, C. y López-Calvo, I. Caminos para la paz: literatura israelí y árabe en


castellano. Buenos Aires: Corregidor, 2008. ISBN 978-950-05-1740-9

Webgrafía

http://es.wikipedia.org/, consultada el 16 de enero, año 2011.

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