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FILOSOFÍA: PROCEDIMIENTO, DESARROLLO, ÁREAS, CONCEPTOS

Este es un rasgo relativamente constante de la filosofía, a saber, el estado


inestable de la disciplina. Las cuestiones estudiadas en filosofía se encaran
mediante métodos dialécticos de argumentación y contraargumentación. Y en
ocasiones el estudiante puede sentir que nada ha quedado establecido tras una
larga y difícil investigación. Esta impresión se debe en parte al hecho de que, en
un momento determinado, la filosofía puede estar tratando con esos problemas
intelectuales que aún no han sido articulados de un modo tal que cualesquiera
teoría y metodología solas puedan encargarse de su solución. Cuando el intelecto
humano se debate en algún problema intelectual complejo y no hay un enfoque
experimental estándar y establecido, se puede esperar que el problema se
encuentre dentro del campo de la filosofía. Una vez que la investigación intelectual
conduce a la articulación de una teoría estándar junto con un método de
investigación experimental aceptado, entonces, con toda seguridad, el problema
ya no será considerado como parte de la filosofía. Por el contrario, dicho problema
se atribuirá a alguna disciplina independiente. Así, la filosofía pierde algunos de
sus temas de estudio a causa de su propio éxito.
Sin embargo, la caracterización anterior no debería hacer pensar que todos
los problemas filosóficos son potencialmente exportables mediante un
procesamiento exitoso. Algunos problemas y cuestiones se resisten a tal
exportación en virtud de su carácter general y fundamental. Por ejemplo, en todos
los campos de investigación la gente busca el conocimiento. Pero es en la filosofía
donde uno se pregunta qué es el conocimiento y si en realidad existe tal cosa.
Semejantes preguntas pertenecen a esa rama de la filosofía denominada
epistemología. En algunos campos, por ejemplo en economía y en política, las
personas estudian las consecuencias causales de diversas acciones y políticas.
En filosofía uno se pregunta qué rasgos generales hacen que las acciones y las
políticas sean correctas o incorrectas. Preguntas de este tipo pertenecen a la
ética. Para poner otro ejemplo, los críticos, la gente del campo literario, los
compositores y los artistas se preguntan si algún objeto es una obra de arte. Los
filósofos se ocupan de la pregunta más general respecto de qué hace que algo
sea una obra de arte. Estos son problemas de la estética. Otras preguntas sobre
el carácter de la libertad, de la mente y de Dios parecen ser objeto de estudio
perenne de la filosofía porque todas son preguntas muy básicas y generales. Por
otra parte, el tratamiento exitoso de un problema dentro de un campo puede
generar muchos problemas nuevos. Por ejemplo, una explicación de los
fenómenos físicos en términos de leyes y teorías hace surgir la pregunta de si el
movimiento de los cuerpos humanos, que forman parte del universo físico, tiene
lugar de una manera puramente mecánica que nos engaña en nuestra impresión
de que somos agentes libres que determinamos nuestro propio destino por
deliberación y decisión. De manera similar, el éxito de la neurofisiología para
explicar nuestra conducta hace surgir la pregunta de si los pensamientos y
sentimientos son algo más que procesos físicos. No contamos con los medios
para contestar estas preguntas recurriendo directamente a experimentos o a una
teoría firmemente establecida. Por el contrario, tenemos que apoyarnos en los
métodos de la investigación filosófica —el examen cuidadoso de los argumentos
ofrecidos en defensa de posiciones divergentes y el análisis de los términos
importantes ahí contenidos” (CORNMAN, PAPPAS, LEHRER, Introducción a
problemas y argumentos filosóficos).

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