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Antonio Acosta SJ

NEUROETICA - ADELA CORTINA.

La Neuroética es la teoría que va ha intentar fundamentar Adela Cortina en términos de la filosofía moral. Cortina
trabaja la ética universalista, pero una ética universalista que tiene que ser interrogada, en este sentido, muchos de sus
últimos aportes en ética, abrieron dimensiones que no era universalistas, es decir, ver cómo la neuroética es capaz de
poner dificultades serias a las posturas morales universalistas. Ella parte de una ética universalista, que a lo largo de los
años, ha logrado dar giros, pues se han considerando posiciones en la perspectiva comunitarista, que es lo que abre al
diálogo con la neuroética.

Adela Cortina toma dos filósofos representativos a Sócrates y a Kant, para mirar cómo ellos adoptan posiciones frente
al mundo, pero no para desarrollar la filosofía kantiana, ni la filosofía socrática, sino para mirar como la filosofía era
considerada ciencia de las ciencias, pero que de ella comienzan a desgajarse líneas de conocimiento que permiten el
nacimiento de otras ciencias. El mundo es testigo de la aparición del ingreso de cada una de estas ciencias de la cultura
occidental. A lo largo de los siglos hemos visto aparecer ciencias: La psicología como una ciencia autónoma de la
filosofía, que se va mostrando en la medida que va configurando un campo, es decir, cómo se producen investigaciones
alrededor de ese campo, cómo se generan desarrollos, cómo se generan asociaciones, grupos, clases, cátedras.

Adela Cortina trae a colación el impacto que tiene la ciencia de la psicología en la cultura, para mostrar analógicamente
lo que ha ocurrido con la Neuroética, pues hace referencia a los modos de acoger o de no acoger una nueva ciencia, en
cuanto la perspectiva dominante de la ciencia que entra con gran fuerza, es decir, como una visión imperialista. Cortina
Afirma que una ciencia que se crea autónoma, que en sí misma pueda dar las respuestas e interpretar el mundo, esa
sería una ciencia que empobrecería la cultura, porque solos hacemos muy poco y lo hacemos mal. La segunda actitud
frente a cómo reaccionamos frente a una nueva ciencia es timoratamente, es decir, tiene una forma de proceder paso a
paso, entonces en este sentido también empobrecemos la cultura de una cantidad de posibilidades que desde los
desarrollos de esta ciencia podían procurarse.

La posición intermedia sería la que tiene de referencia a Sócrates y a Kant. Sócrates dice “conócete a ti mismo”
entonces primero cuando entra una ciencia nueva, conozcamos la ciencia y por qué estamos prevenidos o precipitados
por ella. En un camino que no es de precipitación ni de prevención, sino en un ejercicio de continuo conocimiento “dopta
ignorancia” asumiendo que sobre nosotros mismo siempre sabremos poca cosa, que cualquier ciencia que pretenda
ayudarlos a conocer más de nosotros mismo es bienvenida, pero que también en la medida que la vamos conociendo le
podemos hacer varias preguntas, es para lo que nos sitúa en la posición Kantiana. Kant dice que nosotros a la
naturaleza nos aproximamos siempre llevando en una mano la observación en la otra mano los principios y que nada
hay nuevo en el mundo que no haya sido previamente puesto por la razón humana, que las preguntas que le hacemos
a la realidad, son preguntas que nosotros ya llevamos al cercarnos a la realidad.

La Neuroética nace en el 2002, en San Francisco, en un congreso, en una conferencia llamada “Neuroética: esbozando
un mapa del terreno”. Adela Cortina quiere comparar un par de ciencias que va a estar un tanto relacionadas, pero que
también quiere mostrar sus diferencias y que han impactado en los últimos tiempos que es la genética y la neuroética.
La genética tiene la pretensión de completar el mapa genético, entonces, qué actitud tendríamos que tener. Lo que está
señalando Cortina es que allí hubo incluso una decisión, de hacer una moratoria (ir paso a paso), es decir, vamos a ver
hasta donde se completa el mapa genético, pero no vamos a hacer clonaciones en humanos, vamos a hacer muy
cuidados no sólo en la investigación, sino también en la aplicación de los resultados de la investigación.

Lo contrario encuentra Cortina en el caso de la Neuroética, pues fue tan grande el entusiasmo que de alguna manera
se dio libre investigación, entonces, ella encuentra en la idea inicial una diferencia de cómo la genética entiende sus
posibilidades, pues tiene un poco de temor, prefiere ser un poco cautelosa, mientras que la neuroética no, pues tiene
una posición contraria en este punto inicial. Todo lo anterior tiene que ver con la ética de la investigación y la ética de la
aplicación.

Sin embargo, Cortina está diciendo que existe algo mucho más importante, pues le importa el problema de si la
Neuroética podría tocar el ámbito de la libertad en el ser humano, es decir, si podría mostrar que hay un código a
seguir, un código que va por lo pronto a modificar radicalmente la compresión que nosotros tenemos acerca de la
acción humana por libertad. Sobre el tema de la genética, existen límites en la investigación y de la aplicación por el
tema de la ética. La era por el estudio del cerebro se dirige a dos cosas: a la estructura y al funcionamiento del celebro.
También nos pide recordar que se trata de ciencias experimentales, pues las neurociencias tienen que ver con la
observación, pues el método es científico que se basa en la observación, es decir, que propone hipótesis y las verifica.
Antonio Acosta SJ

Para Cortina estos desarrollos e investigaciones tienen una pregunta fundamental acerca del mejoramiento. Esta
pregunta ya se había formulado por Habermas en su escrito Sobre la eugenesia que tenía que ver con esta reflexión
ética con respecto a la genética. Habermas se pregunta para qué intervenimos la estructura genética. La respuesta
tiene que ver con el tema del mejoramiento, pues el mejoramiento es la justificación de la investigación y de la
aplicación genética. El tema del mejoramiento, cuando va más allá de mejorar (sanar, prevenir) posibles
malformaciones, sino que además quiere proyectar a través de la modificación genética se busca potenciar los cuerpos,
los talentos, obtención de capacidades especiales, entonces inmediatamente se hace visible el problema de la justicia.
Quién puede hacerse un mejoramiento genético, pues el que tiene los recursos económicos. Cómo vamos a hablar de
meritocracia, pues al competir a dos personas, una mejorada genéticamente y la otra sin mejoras genéticas, existe una
diferencia cualitativa.

El intervenir el cerebro no sólo para resolver problemas, sino para desarrollar unas capacidades enormes de los seres
humanos es el problema que Adela Cortina quiere tratar. La pregunta es por qué proceder sobre el cerebro sin
restricciones y no como se procede con el cuerpo (genética), es decir, con unos límites en la investigación y la
aplicación. Existe un problema en términos de justicia. El mejoramiento es el punto del problema ¿Hasta dónde y por
qué mejorar la estructura genética? Las preguntas que Cortina le va a proponer a la neuroética y a la neuropolítica son:

1. Pregunta sobre los Derechos Humanos: los DD.HH esta en la perspectiva de una ética que tiene que ser universalista, pues su
justificación permiten la teoría y la defensa de los mismos. La pregunta es si la neuroética haría que tuviéramos que revisar esta
comprensión sobre el valor y la universalidad de los DD.HH.

2. Pregunta sobre la democracia. La Neuroética cómo respondería a la pregunta de si una democracia deliberativa (Habermas)
sigue siendo una mejor opción dentro de una sociedad que se entienda en términos cooperativos o si es mejor funcionar en el
contexto de una sociedad cerrada, pues hay democracias que dicen que si se deja a la gente mucho pensamiento respecto a su
deliberación, esto va a generar conflicto, entonces más vale una sociedad que sea mejos sea cerrada y que no esté abierta como la
democracia deliberativa.

3. Pregunta son la libertad. Los seres humanos somos muy limitados. Creemos que es importante tener libertad y responsabilidad
sobre nuestros actos. Aunque entendemos que existe una serie de elementos limitan nuestra posibilidad de libertad, es decir, que
ningún ser humano está en un posición absoluta y total de libertad, sino que siempre estamos constreñidos por factores genéticos,
sociológicos, culturales, pero aun así, asumimos que existe una libertad y una responsabilidad que tomamos.

4. Pregunta por la educación. ¿Cómo educamos? La neuroética podría decirnos en qué forma podemos educar mejor a
las personas.

La neuropolítica y la neuroética a juicio de Adela Cortina están muy próximas, pero la neuropolítica tiene un problema
especial y es que la hemos relacionado con las pretensiones de los políticos tradicionales, de obtener el favor del
electorado a través de ciertas manipulaciones que pueden hacerse sobre la base de ciertas investigaciones de las
neurociencias. Adela Cortina quiere demostrar cómo la Neuroética está relacionada profundamente con la
Neuropolítica en el sentido de cómo en el cerebro podrían existir o no existir disposiciones para organizarnos de cierta
manera en términos sociales.

Existen dos declaraciones sobre experimentaciones en Humanos: Núremberg 1947 y la declaración de Helsinki 1964 y
sus adiciones. En estas declaraciones nos vamos a encontrar con algunos de los principios fundamentales en términos
de bioética. La bioética desde su nacimiento ha tenido dos formas que son: la primera, dirigida al medio ambiente y la
segunda, una bioética en línea más de la práctica médica. Cuando se van a tomar decisiones en la bioética, se deben
tener encuentra estos dos principios.

El tema del sufrimiento es un tema importante para nuestro desarrollo moral. En las investigaciones existen dos clases
de experimentaciones con humanos, es decir, de alto y de mínimo riesgo. Las experimentaciones con humanos de alto
riesgo prácticamente están eliminadas, ya que cualquier comité de ética lo rechazaría. Las experimentaciones con
humanos de mínimo riesgo son la toma de sangre, medidas, frotis de moco y estas son las que por lo general se hacen
en los grupos de investigación.

El problema con las neurociencias particularmente son las experimentaciones que tienen que pasar por algunas
intervenciones en el cerebro. Intervención que puede ser a nivel de las imágenes en el cerebro con aplicación de un
escaneo para observar cómo funciona el cerebro. En la ética de las investigaciones existe un tema de gran importancia
que es la privacidad. Cuando se participa en un comité de ética de investigación se tiene que firmar una clausula de
Antonio Acosta SJ

confidencialidad, no se puede difundir información de las experimentaciones. A las personas que se someten a este tipo
de experimentación se le tiene que avisar por medio del consentimiento informado, que toda la información obtenida de
la investigación se le comunicará, pero que no se divulgará públicamente, sino que se mantendrá como un paciente
anónimo. Es por esto, que la intimidad de las personas (privacidad) puede estar en peligro en el caso de la intervención
con imágenes.

Adela Cortina quiere hacer una distinción entre mejorar (eugenesia: curar en dimensión terapéutica, diagnostica y
preventiva) y mejoramiento (repotenciar las capacidades del cerebro). La discusión de fondo en término de la aplicación
de la neurociencia está esta diferenciación. Una cosa es que hagamos investigación sobre lo humanos para mejorar a
nivel de diagnostico, de prevención y de terapia para sanar o curar, muy distinto que lo que llamamos mejoramiento
(repotenciar las capacidades cerebrales). Existe una dimensión de la bioética que se denomina “meso bioética”. La
meso bioética está dividida en tres partes: una que sería la macro bioética que son los temas a nivel planetario ¿cómo
afrontamos los problemas de calentamiento global? La meso bioética tiene que ver en ¿cómo hacemos economías
sanitaria, cómo manejamos problemas de investigación el interior de los Estados? La micro bioética tiene que ver con el
consentimiento informados, derechos a la confidencialidad, que están puestos en la dimensión médico-paciente.

Cortina parte de unos orígenes de la neuroética apropósito del artículo famoso de William Safire periodista del New
York Times sobre la conferencia de San Francisco en el año 2002. Adela Cortina toma el punto donde Safire dice que
uno de los antecedentes es 1816 en la publicación que hace Mery Chery sobre la obra de Frankie Stein que muestra
como mejorar las capacidades del cerebro. Cortina lo que hace es dale una vuelta a lo que dice Safire. Adela Cortina
quiere mostrar que tras el propósito de Safire de mostrar que es posible mejorar las capacidades cerebrales, existen
problemas como la soledad, producida por la enorme diferencia con las demás creaturas, por eso deviene monstro.
Potenciar las capacidades del cerebro humano puede llevar a la soledad, porque es cerebralmente superior a los
demás.

Cortina quiere sostener aquí que la felicidad es imposible sin el otro, así sea el ser más grandioso, pues toda la
grandiosidad sin un ser con quien compartirla no tiene lugar. La figura de Frankie Stein tiene toda la capacidad y el
deseo ser feliz, pero en un mundo de seres humanos con una diferencia significativa, tiene una alta posibilidad de
quedar solo, porque los demás seres humanos quedaron superados por sus condiciones mejoradas. Adela Cortina a
partir de este ejemplo nos quiere señalar cuáles son los problemas en neuroética, que la neuroética se podría plantear
en dos líneas muy distintas:

1. Por un lado, la neuroética entendida desde el punto de vista de la investigación y la aplicación (relación con la bioética), en esta
medida existe una relación de la neuroética con la bioética.

2. Por otro lado, está el tema de la neuroética de la ética, que quiere decir el tema de cómo y por qué nos comportamos de cierta
manera, es decir, que desde el cerebro pudiéramos definir cuáles son nuestras obligaciones, responsabilidades, nivel de libertad y
que se entiende por nuestra identidad. Esto es meter en el carácter mismo de la ética. Es volver a la neuroética una ética
fundamental donde cabe la pregunta si ella suplantaría lo que la filosofía moral a hecho hasta ahora o funcionaría como
complemento.

En conclusión Adela Cortina quiere hacer ver cómo las modificaciones cerebrales modifican el comportamiento en la
personas. Si la neurociencia llegaran a comprobar, por medio de las investigaciones y la aplicación sobre la estructura
cerebral, que la libertad, la responsabilidad y la forma de actuar de las personas depende absolutamente de la
estructura y la fisionomía del cerebro, se pondría en duda las distintas fundamentación filosóficas sobre la ética o se
complementarían con ellas.

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